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EL DRAMA Derivado de los verbos griego δράω y δραμοῦμαι (poner en movimiento, correr), el término “drama” designa al género teatral escrito, originalmente en verso. El término “teatro”, con el que se denomina hoy en día, se toma del lugar donde se llevaban a cabo las representaciones, el θεάτρον. La poesía dramática nace en el siglo V a.C. y consta fundamentalmente de tres géneros: tragedia, comedia y drama satírico. La tragedia trataba episodios concretos de mitos tradicionales donde intervienen el dolor, el sufrimiento y la muerte, para profundizar en la esencia de la naturaleza humana, el destino y las relaciones humanas con los dioses. La comedia hace una crítica mordaz de los acontecimientos, la sociedad, las instituciones y los personajes públicos de su tiempo, empleando como elementos humorísticos la obscenidad o el insulto grosero, la reducción al absurdo y la subversión del status quo social. Paradójicamente, la comedia resistirá más tiempo que la tragedia, renovándose en la denominada Comedia Nueva (finales del s. IV a.C.), que influirá decisivamente en la comedia latina (Plauto y Terencio) así como en las posteriores (Shakespeare, Moliére, Dario Fo, etc…) El drama satírico es una especie de parodia de la tragedia, pero esta comicidad es un elemento secundario, pues su finalidad principal es impartir una lección ética. Este subgénero nos es menos conocido, pues nos ha llegado

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EL DRAMA

Derivado de los verbos griego δράω y δραμοῦμαι (poner en movimiento, correr), el término “drama” designa al género teatral escrito, originalmente en verso. El término “teatro”, con el que se denomina hoy en día, se toma del lugar donde se llevaban a cabo las representaciones, el θεάτρον.

La poesía dramática nace en el siglo V a.C. y consta fundamentalmente de tres géneros: tragedia, comedia y drama satírico.

La tragedia trataba episodios concretos de mitos tradicionales donde intervienen el dolor, el sufrimiento y la muerte, para profundizar en la esencia de la naturaleza humana, el destino y las relaciones humanas con los dioses.

La comedia hace una crítica mordaz de los acontecimientos, la sociedad, las instituciones y los personajes públicos de su tiempo, empleando como elementos humorísticos la obscenidad o el insulto grosero, la reducción al absurdo y la subversión del status quo social. Paradójicamente, la comedia resistirá más tiempo que la tragedia, renovándose en la denominada Comedia Nueva (finales del s. IV a.C.), que influirá decisivamente en la comedia latina (Plauto y Terencio) así como en las posteriores (Shakespeare, Moliére, Dario Fo, etc…)

El drama satírico es una especie de parodia de la tragedia, pero esta comicidad es un elemento secundario, pues su finalidad principal es impartir una lección ética. Este subgénero nos es menos conocido, pues nos ha llegado completo solo un ejemplo de este género, el Cíclope de Eurípides.

Los autores dramáticos no representaban sus obras cuando querían, sino que esto era posible durante la celebración de unas festividades determinadas relacionadas con el culto de Dionisos, divinidad protectora de este género. En Atenas, dichas festividades eran las Dionisias y Leneas.

Durante los festejos se celebraba un concurso dramático, convocado por el arconte epónimo y los candidatos presentaban sus obras para la selección previa. Los comediógrafos competían con una obra, mientras que los trágicos presentaban un drama satírico y una trilogía trágica (es decir, tres tragedias con un mismo hilo conductor).

Los actores y la escenografía:

El término que designaba a los actores era el de ὑποκριτής.

Para los papeles principal y secundario se empleaban los términos πρωταγωνιστής y δευτεραγωνιστής. En comedia aparecían 4 y en tragedia se empleaban hasta 3 actores, siempre hombres. Esta limitación no era un problema pues un mismo actor podía interpretar papeles diferentes gracias al uso de las máscaras, aunque implicaba que nunca hubiese más de tres personajes (cuatro en la comedia) en escena al mismo tiempo.

En cuanto al attrezzo, solían llenarse el cuerpo de postizos, y para aumentar su estatura usaban coturnos, calzado con suelas elevadas de madera. Además podían llevar máscaras, cuya función era la de amplificar la voz. La vestidura normal era el χιτῶν de colores vivos para los personajes magníficos, colores más sobrios para los humildes, y negro para las figuras luctuosas o afligidas.

Las funciones del actor en el escenario eran diversas. La principal era la recitación, pero podían también cantar junto al coro.

coturnos

El Coro:

Los coreutas representan a menudo a colectivos interesados en la acción dramática, pero no pueden participar directamente, sino que son simples observadores y comentaristas de lo que se representa en escena. Participan en la obra con intervenciones musicales que separan los episodios dialogados de los actores; acompañan con el baile la música, o bien dialogan con los personajes. Cuando se quieren dirigir a los personajes recitando toma la palabra solo uno, el Corifeo.

El coro de la tragedia, que al principio era de doce miembros, aumentó a quince con Sófocles. El de la comedia era de 24.

El público:

Era el teatro una institución popular dirigida a todos los ciudadanos. El derecho de admisión al auditorio, en principio, era ilimitado, incluso podían acceder las mujeres, y su precio solía ser de dos óbolos. La asistencia al teatro era fomentada por el estado, el cual, en época de Pericles, tenía establecido un presupuesto para sufragar el asiento a los ciudadanos más pobres. Eso sí, los asientos delanteros estaban reservados a las grandes personalidades.

Edificios y escenografía:

La palabra griega θέατρον deriva del verbo θεάομαι “ver, presenciar”. En origen designaba la masa de espectadores, pero después pasó a indicar el lugar mismo donde la gente presenciaba las representaciones. En Atenas tenían lugar en el teatro de Dionisos.

El teatro consta de cuatro partes principales: el θέατρον (o graderío) que constaba de κοῖλον (asientos) y διαζῶμα (pasillo), la ὀρχήστρα (espacio circular donde danzaba el coro), el προσκήνιον (escenario) y, detrás, se encontraba la σκηνή (construcción de fondo de dos o tres pisos). El coro entraba en escena por el πάροδος, un pasillo lateral y, a menudo, sobre todo en la comedia, entre el público.

En la construcción del teatro solía aprovecharse la pendiente natural de alguna colina lo que abarataba el coste de construcción y favorecía la acústica.

Entre los recursos escénicos usados deben mencionarse: la ἐγκύκλημα pequeña plataforma sobre ruedas, que servía para llevar a escena personajes y objetos del interior y la μηχανή, especie de grúa por medio de la que las deidades u otros personajes eran levantados sobre el escenario.

La Tragedia:

Aristóteles decía que la finalidad de la tragedia era la catarsis, es decir, la purificación emocional, corporal, mental y religiosa. El filósofo la define como la capacidad de la tragedia para redimir (o "purificar") al espectador de sus propias pasiones, al verlas proyectadas en los personajes de la obra, y al permitirle ver el castigo merecido e inevitable de éstas sin experimentar dicho castigo él mismo. Al involucrarse en la trama, la audiencia puede experimentar dichas pasiones junto con los personajes, pero sin temor a sufrir sus verdaderos efectos. De modo que, después de presenciar la obra teatral, se entenderá mejor a sí mismo, y no repetirá la cadena de decisiones que llevaron a los personajes a su fatídico final.

En las tragedias clásicas, el motivo principal del infortunio es casi siempre la ὕβρις , a menudo traducida en el intento del héroe trágico de escapar a su destino (ἀνάγκη). El momento central de la tragedia, el ἄκμη, es la ἀναγνόισις, el instante en que éste es puesto al corriente de algún hecho que desconocía sobre sí mismo, sobre su destino o sobre su familia y decide aceptar o combatir la fatalidad que se avecina.

Cuando hablamos de tragedia griega nos basamos casi exclusivamente en las obras conservadas de los tres grandes trágicos: siete obras de Esquilo, siete de Sófocles y diecisiete, más un Drama Satírico, de Eurípides.

Esquilo (525-455 a.C.):

El mensaje básico de su teatro se encuentra en el terreno religioso y moral. La concepción religiosa de Esquilo gira alrededor de la siguiente idea: la abundancia y prosperidad de los hombres a menudo crea ambición y falta ὕβρις, lo que provoca la fatal desgracia en forma de castigo divino.

Un ejemplo es el Prometeo encadenado. Por haber robado el fuego a Zeus, que se lo había quitado a los hombres, Prometeo es condenado a ser clavado en una roca del Cáucaso, donde cada día un águila le comía el hígado. Prometeo representa el rebelde que se opone al tirano, pero que emplea el engaño y debe sufrir por sus actos.

Sófocles (496-406):

Como Esquilo, Sófocles es también un hombre religioso. También la impiedad provoca castigo divino, pero ahora la intervención de los dioses será menos incisiva. En Sófocles tienen más importancia los asuntos humanos. La caracterización de los personajes, la introspección psicológica que de ellos hace, tratando su obstinación, sus crisis, etc. Constituye una nueva dimensión que Sófocles aporta en el teatro.

Su teatro es un teatro de la soledad del héroe. Un ejemplo es el Edipo Rey. En esta tragedia, el personaje principal va descubriendo poco a poco que es el asesino de su padre y quien ha cometido incesto con su madre, convirtiéndose en víctima de sus propias investigaciones. Por eso se saca los ojos, después de que su madre se suicide. Su ceguera es representativa de la ceguera del género humano. Todos desconocemos en parte quién somos y nos sentimos de repente inseguros con los más próximos.

Eurípides (485-406):

El proceso de humanización iniciado con Sófocles culminará con Eurípides. La diferencia radica en que ahora Eurípides ya no presenta en escena héroes legendarios que encarnan las virtudes y cualidades modélicas. Sus héroes son presa de todas las debilidades humanas, obedeciendo a sus pasiones e interés personal, como el resto de mortales.

Su obra constituye el más claro exponente del sufrimiento humano, tanto físico como moral. Le interesa el complejo mundo de los sentimientos y las pasiones, especialmente las del amor y el odio. En este sentido son innovadoras sus caracterizaciones de mujeres que se mueven no por grandes ideales, sino por irrefrenables e instintivas pasiones. Un ejemplo es el de Medea, que deja todo por amor a Jasón, el cual finalmente la abandona por otra que le proporciona mayores perspectivas económicas. Los cielos acaban por transformar a la amante esposa en vengadora cruel y a la madre de solícito instinto maternal en monstruosa asesina de sus hijos.

Abierto a todas las influencias que coinciden más o menos con las de los primeros sofistas, su teatro es un reflejo de ideas y problemas nuevos. En sus obras se exponen problemas muy próximos a la realidad, como la guerra. En obras como Troyanas o Andrómaca encontramos al Eurípides pacifista, rechazando los horrores de la guerra fratricida entre griegos.

La Comedia:

Los comediógrafos mejor conocidos son Aristófanes (c.445-c.338 a.C.) representante de la renombrada Comedia Antigua, y Menandro(342-293 a.C.), que representa la Comedia Nueva.

La comedia aristofánica tiene carácter político. Sus obras tratan temas cotidianos y de actualidad, como la guerra, la educación, la crítica literaria, las reformas políticas y sociales, etc., pero todo eso visto desde una óptica satírica y burlesca. En Lisístrata, por ejemplo, se plantea un mundo al revés donde las mujeres, por acabar con la guerra se unen en una huelga sexual y toman el poder.

Poco a poco los comediógrafos se irán centrando más en los problemas cotidianos de los individuos. Por eso en la comedia de la segundo etapa predominan los temas de amor, aventuras e intrigas. Los temas más frecuentes serán la comida, el sexo y la parodia de las doctrinas filosóficas de la época.

El momento central de la comedia es la παράβασις, donde el coro deja de comentar la acción dramática para dirigirse al público, bien para amenazarlo (como en Las Nubes), bien para aleccionarlo (como en Caballeros) o simplemente hacerlo objeto de escarnio (como en Lisístrata), rompiendo lo que en teatro contemporáneo es conocido como la cuarta pared (la separación imaginaria entre el actor y el espectador).