Mañana de Pascua - Alfa y Omega · determinante de las decisiones de pol ítica econ ómica». Y,...

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SEMANARIO DE INFORMACIÓN RELIGIOSA Nº 18/7-IV-1996 Mañana de Pascua Mañana de Pascua

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SEMANARIO DE INFORMACIÓN RELIGIOSANº 18/7-IV-1996

Mañana de Pascua

Mañana de Pascua

ΩA

20-21

8-9

En este número

Etapa II - Número 18Edita: Fundación «San Agustín». Arzobispado de Madrid

Asesores religiosos: Alfonso Simón Muñoz, Manuel Mª Bru AlonsoRedacción: Casa de la Familia. Pza. del Conde Barajas,1. 28005 Madrid

Télfs: 365 18 13 - 366 78 64 Fax: 365 11 88Director: Miguel Angel Velasco Puente

Redactor Jefe: José Antonio Ullate Fabo- Redactores: Coro Marín Palacios, Jesús Colina (Roma)Producción: Francisco Flores Domínguez, José Antonio de la Fuente - Secretaria de Dirección: Sonsoles de la Vega

Imprime y Distribuye: Prensa Española, S.A. - Depósito legal: M-41.048-1995

SEMANA SANTA

La Resurrección de Jesús,

ante el reto de la Historia

MUNDO

Monseñor Sabbah, Patriarca latino de Jerusalén: «Somos pocos, pero no tenemos miedo»

Sumario

la foto 6

criterios 7

iglesia en madrid

El día a día

Pascuas Juveniles 10-13

testimonio 14

el día del señor 15

raíces

Cristo ha resucitado 16-17

mundo

Cardenal Martínez Somalo:

«La vida consagrada: “huella

de Dios en la historia“».

Niños bosnios hablan

para Alfa y Omega 18-23

la vida 24-25

desde la fe

Luis Suárez:

«Un centenario olvidado»

Juan Velarde: «No hay Pas-

cua sin Cuaresma»

Cine, vídeo, teatro 26-31

contraportada 32

3-5

EN PORTADA

De puntillas, para ver la LUZ

¡Feliz Pascua del Señor!

De las excavaciones en laBasílica del Santo Sepulcro

/3en portadaNº 18/7-IV-1996

Pregónpascual

xulten por finlos coros de los

ángeles, exultenlas jerarquías delcielo, y, por la vic-toria de Rey tanpoderoso, que lastrompetas anun-cien la salvación.

Goce tambiénla tierra, inun-

dada de tantaclaridad y que, radiante con elfulgor del Rey eterno, se sientalibre de la tiniebla que cubría elorbe entero.

Alégrese también nuestra ma-dre la Iglesia, revestida de luztan brillante; resuene este tem-plo con las aclamaciones delpueblo.

Por eso, queridos hermanos,que asistís a la admirable clari-dad de esta luz santa, invocadconmigo la misericordia de Diosomnipotente, para que aquelque, sin mérito mío, me agregóal número de sus diáconos, in-fundiendo el resplandor de suluz, me ayude a cantar las ala-banzas de este cirio.

4/ en portada Nº 18/7-IV-1996

En verdad es justo y necesarioaclamar con nuestras vocesy con todo el afecto del corazón a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.Porque él ha pagado por nosotros al Eterno Padrela deuda de Adán y, derramando su sangre,canceló el recibo del antiguo pecado.Porque éstas son las fiestas de Pascua,en las que se inmola el verdadero Cordero,cuya sangre consagra las puertas de los fieles.Ésta es la noche en que sacaste de Egiptoa los israelitas, nuestros padres,y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.Ésta es la noche en que la columna de fuegoesclareció las tinieblas del pecado.Ésta es la nocheen la que, por toda la tierra,los que confiesan su fe en Cristoson arrancados de los vicios del mundoy de la oscuridad del pecado,son restituidos a la graciay son agregados a los santos.Ésta es la noche en que,rotas las cadenas de la muerte,Cristo asciende victorioso del abismo.¿De qué nos serviría haber nacidosi no hubiéramos sido rescatados?¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!¡Qué incomparable ternura y caridad!¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo.¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!¡Qué noche tan dichosa!Sólo ella conoció el momentoen que Cristo resucitó de entre los muertos.

/5en portadaNº 18/7-IV-1996

Ésta es la nochede la que estaba escrito:

«Será la noche clara como el día,la noche iluminada por mi gozo».

Y así esta noche santaahuyenta los pecados, lava las culpas,

devuelve la inocencia a los caídos,la alegría a los tristes,

expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos.En esta noche de gracia,

acepta, Padre santo,este sacrificio vespertino de alabanza,

que la santa Iglesia te ofrecepor medio de sus ministros

en la solemne ofrenda de este cirio,hecho con cera de abejas.

Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego,ardiendo en llama viva

para gloria de Dios.Y aunque distribuye su luz,

no mengua al repartirla,porque se alimenta

de esta cera fundida,que elaboró la abeja fecunda

para hacer esta lámpara preciosa.¡Qué noche tan dichosa

en que se une el cielo con la tierra,lo humano y lo divino!

Te rogamos, Señor, que este cirio,consagrado a tu nombre,

arda sin apagarsepara destruir la oscuridad

de esta noche,y, como ofrenda agradable,

se asocie a las lumbreras del cielo.Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,

ese lucero que no conoce ocasoy es Cristo, tu Hijo resucitado,

que, al salir del sepulcro,brilla sereno para el linaje humano,

y vive y reina gloriosopor los siglos de los siglos.

Amén.

6/ la foto Nº 18/7-IV-1996

La Cruz gloriosa«No tengáis miedo de hacer lugar a Dios en vuestra vida», ha dicho en Siena Juan Pablo II. En su viaje pastoral número 124

dentro de Italia, habló de solidaridad y justicia: «La solidaridad debe ser el principio constante,determinante de las decisiones de política económica». Y, en vísperas de la Pascua, ha hablado de la Cruz, al entregarla,

de manos filipinas, a manos de jóvenes franceses que preparan en París el encuentro mundial del Papa con los jóvenes en 1997.Les dijo: «Sabed leer en la Cruz. Sed profetas de la vida

y de la alegría. Sabed comunicar vuestra esperanza». Ha alzado, como una bandera de victoria, la Cruz gloriosa que acaba en la Resurrección definitiva.

El dinero, la lujuria y el poder, que con tan-ta fruición adoran los hombres, son losúnicos dioses que, en palabras del poe-

ta Eliot, han quedado en pie en nuestro tiem-po, pero es evidente que tan sólo conducena la muerte. Cuando Juan Pablo II habla delmundo de hoy marcado por una «cultura»de la muerte, puede decirse que está seña-lando certeramente la razón de ser de esa«nueva evangelización» a la que con tanta ur-gencia está llamando a toda la Iglesia. Sepa-rada de Cristo, la vida real de los hombres,en efecto, no puede sino estar dominada porla muerte; sólo encontrándose de nuevo conel Evangelio de la Vida es posible escapar dela prisión mortal en la que realmente vivenlos hombres que sólo conocen «el nacer y elmorir».

Miles de signos ponen en evidencia esta«cultura» de la muerte, o del hastío de vivir:podemos verlos en el drogadicto desesperadocomo en el yuppie que busca el poder a todacosta, en los marginados que, sin esperanza,llegan a desearse la muerte como en los que,pareciendo que desean vivir, en realidad só-lo desean escapar inútilmente de una muertesegura adorando a esos dioses que decía Eliot.

Las palabras de san Agustín indicando quelos hombres antes de Cristo sólo conocían dosinstancias, «el nacer y el morir», son ahoraespecialmente oportunas y expresivas. La si-tuación de la cultura dominante hoy en elmundo nada difiere, en lo esencial, de la exis-tente antes de Cristo: sólo se conoce el nacery el morir. Entre medias, una prisión que aho-ga y destruye. Y en esta cárcel sólo caben dosopciones: o bien no pensar en las cuestionesdecisivas de la vida, lo cual es indigno de lacondición racional del hombre, o de lo con-trario, la desesperación, o la resignación, queno corresponden a las exigencias de vivir, y vi-vir en plenitud que el corazón humano llevagrabadas a fuego.

Es inmenso el avance en nuestro tiempode la ciencia y la técnica, pero «¿de qué le sir-ve al hombre ganar el mundo entero si se pier-de a sí mismo?» Alguien tan poco sospecho-so como el Premio Nobel Severo Ochoa, trasla muerte de su esposa, habiendo perdido to-do gusto por la vida, llegó a manifestar que denada servían los estudios y los avances de laHumanidad, porque hoy el hombre estabaen una situación similar a la del hombre de

las cavernas. No se puede expresar con másclaridad en qué se convierte la vida cuandofalta Cristo.

A veces el mundo parece más una cárcelque un paraíso, lo que a muchos puede darlesla impresión de que, entonces, Cristo no haresucitado. Pero la prueba de que no es así,de que Cristo sí ha resucitado en verdad, es-tá delante de sus ojos: miles de hombres y demujeres llenos de esperanza, que dan testi-monio de que Cristo verdaderamente está vi-vo. Lo que sí es preciso es que los cristianos se-pamos mostrar esa esperanza definitiva conmás gozo y libertad cada día, sin complejos.Eso es sencillamente la «nueva evangeliza-ción».

Con todos los hombres, también los cris-tianos lanzamos el grito de san Pablo, quehoy sigue especialmente vigente: «¿Quién melibrará de este cuerpo de muerte?» La res-puesta del apóstol es la única del mundo ca-paz de responder con verdad al misterio delhombre: «Cristo Jesús, Señor nuestro». A par-tir de la mañana de Pascua, que es la mañanade la nueva creación, los hombres hemos co-nocido una instancia más que el nacer y elmorir: la resurrección, que da cumplida res-puesta a nuestro ser de hombres, y que ha

transformado el mundo de prisión en cielosnuevos y tierra nueva.

Es inútil, y trágicamente grotesco, hablarde vida y prometer felicidad si el horizontees sólo la muerte.

Proclamar de nuevo el Evangelio, la Bue-na Noticia de Cristo resucitado, primicia ygarantía de nuestra propia resurrección, essin duda la necesidad más urgente hoy en elmundo.

/7criteriosNº 18/7-IV-1996

Ω

La mañana de la nueva creaciónA

El acontecimiento central denuestra fe es la resurrecciónde Jesús de entre los muer-

tos. ¿Podemos saber si resucitó ono realmente? En principio, laafirmación de que Jesús resucitóal tercer día, subió a los cielos yestá sentado a la derecha del Pa-dre encuentra su lugar propio enun credo, no en un libro de his-toria. La plenitud de la revelaciónllega al creyente; el historiador sequeda en el umbral. Pero al mis-mo tiempo la resurrección es unaobra de Dios en la historia hu-mana. Una historia cuyas huellasse pueden rastrear. Por eso el his-toriador, en cierto modo, puedeprobar el hecho de la resurrec-ción de Jesús: su análisis de lostestimonios y de los aconteci-mientos le llevará a la conclusiónde que, sin el hecho real de la re-surrección, serían muchas las co-sas inexplicables. Veamos.

TESTIMONIOS NO ESCRITOS

Si Jesús no hubiera resucita-do realmente, lo primero quequedaría sin explicar es la exis-tencia misma de la Iglesia. ¿Quéotra cosa pudo llevar a rompercon el judaísmo a aquellos hom-bres que formaron la primitivaIglesia y que no se distinguían delos judíos en nada..., salvo en queproclamaban la resurrección deJesús?

De la misma forma quedaríasin explicar la celebración del díadel Señor, el Domingo. La pri-mera comunidad cristiana esta-ba formada por judíos, para losque el día santo era el sábado, eldía séptimo de la semana (judía).Sin el hecho de la resurrección deJesús, no se ve ningún motivo pa-ra que estos judíos comenzasena considerar como santo el pri-mer día de la semana.

ESCRITOS APARTEDE LOS EVANGELIOS

Los escritos cristianos consi-derados más primitivos (las car-tas de san Pablo, entre los años50 y 60) aluden a tradiciones oexpresiones que se remontan a

los primerísimos años despuésde la muerte de Jesús. El ejemplomás conocido está en la primeracarta a los Corintios: «Os recuer-do, hermanos, el Evangelio queos anuncié... Porque os transmití,en primer lugar, lo que a mi vezrecibí: que Cristo murió por nues-tros pecados según las Escritu-

ras, y que fue sepultado, y queresucitó al tercer día según las Es-crituras, y que se apareció a Ce-fas, luego a los Doce... y por últi-mo se me apareció también a mí».La palabra usada aquí para decir«recibir» es la que usaban los ju-díos para hablar de la transmi-sión de la ley oral: lo que el dis-

cípulo de un rabino «recibía» eralo que aprendía de su maestro,que a su vez lo había recibido deotro, y éste de otro, y así —pen-saban los judíos— hasta Moisés.En el caso de san Pablo la cadenano es tan larga: a él le había lle-gado de los testigos de los he-chos, o de quienes habían recibi-

8/ semana santa Nº 18/7-IV-1996

LA RESURRECCIÓN DE JESÚS ANTE EL RETO DE LA HISTORIA

Dad razón de vuestra

«El milagro de la resurrección». Fra Angélico. Convento de San Marcos (Florencia)

do la tradición de ellos; y, al mis-mo tiempo, conoció a los testigosy trato con ellos. Es decir, conta-mos con testimonios de primeramano, muy cercanos a los hechosdescritos.

EL SEPULCRO VACÍO

Los cuatro evangelios hablandel hallazgo del sepulcro vacío yde apariciones del Resucitado.Según Marcos 15,42-47, Jesús fuesepultado por José de Arimatea,«un miembro ilustre del Sanhe-drín». Tuvo una sepultura hon-rosa, individual y conocida. Aho-ra bien, poco después, en la mis-ma Jerusalén, sus discípulosproclaman que ha resucitado, yno hubieran podido hacer tal pro-clamación sin lacerteza de que susepulcro estabavacío. Por otraparte, las autori-dades judías seopusieron a estapredicación, y elmejor modo dedesacreditarla hu-biera sido abrir elsepulcro y mos-trar el cuerpo deJesús. Si no lo hi-cieron, fue senci-llamente porqueno pudieron: el sepulcro estabarealmente vacío. De ahí que lapolémica judía contra los cristia-nos hable de robo del cuerpo porlos discípulos.

Además, si el relato del se-pulcro vacío hubiera sido una pu-ra invención, dos cosas resulta-rían incomprensibles: que se ofre-ciera una prueba que de suyo noera suficiente, y la poca astuciade los «inventores» de la historiaal decir que quienes encontraronel sepulcro vacío fueron las mu-jeres: en el judaísmo de la época,las mujeres no eran admitidas co-mo testigos, y el valor de su tes-timonio era, por tanto, nulo.

LAS APARICIONES DEL RESUCITADO

A pesar de las divergenciasentre los testimonios recogidos

en uno u otro evangelio, todoscoinciden en un dato: unos hom-bres creen haber visto a Jesús re-sucitado. Incluso entre los críti-cos que no admiten la resurrec-ción de Jesús, apenas hay algunoque niegue que estos hombres«creyeron» ver a Jesús; lo que síhacen es reducir las aparicionesa meras alucinaciones provoca-das por el anhelo interior de losdiscípulos, que no podían creerque la obra de Jesús había termi-nado con su muerte. Pero los da-tos históricos que poseemos ha-cen imposible esta interpretación.

En primer lugar, tenemos laduración de las apariciones y ladiversidad de testigos. El NuevoTestamento habla de aparicionesrepetidas durante un largo pe-

ríodo de tiempo yante personas dife-rentes, y hay quetener mucha «fe»para admitir tanta«alucinación». Es-pecialmente engente como Santia-go, que no era delgrupo de los discí-pulos sino de losparientes de Jesús(de los que nos di-cen los evangeliosque no creían enÉl), o el mismo san

Pablo, acérrimo perseguidor delos cristianos.

Y otro dato en contra de estainterpretación racionalista es elde las condiciones necesarias pa-ra que se dé una alucinación. Pa-ra que los discípulos llegasen—sin apariciones— a la creenciade que Jesús había resucitado, erapreciso que contasen con una re-surrección semejante, incluso quela anhelasen. Pero esta predispo-sición no se daba en ellos. Comojudíos, únicamente creían en laresurrección de los muertos al fi-nal de los tiempos; y, por otraparte, ya conocemos por el dis-curso de san Pablo en el Areópa-go de Atenas que el mundo he-lenístico ni siquiera quería oir ha-blar de este tema.

Ignacio Carbajosa

/9semana santaNº 18/7-IV-1996

esperanzaEL ENCUENTRO

Ayako Sasaki: nació el 31 de mayo de 1969. Creció en una fa-milia budista. Estudió filología hispánica en la Universidad

católica de Nanzan, dirigida por los misioneros del Verbo Divino,en Nagoya. A sus 21 años vino a España para mejorar su español enla Universidad Complutense de Madrid, y fue en ese año de 1991cuando conoció el grupo de jóvenes Tiberiades, perteneciente a la Ac-ción Católica. Dos años después recibió los sacramentos del Bau-tismo y la Confirmación, el 15 de junio de 1993, y tomó el nombrede una santa madrileña, «María Micaela». Acaba de regresar a Ja-pón, y en este mismo mes de abril comienza a trabajar como re-cepcionista en un Colegio mayor, de la Institución Teresiana, para es-tudiantes japonesas. Antes de partir, ha dejado su testimonio paraAlfa y Omega. Desde aquí, queremos alentarla a confiar plenamenteen el amor infinito de Cristo, que es más fuerte que las dificultadesque pueda encontrar en su país, y le prometemos nuestra oraciónpara que el Señor la llene de gozo y de fortaleza para vivir su fe cris-tiana y dar siempre testimonio de ella:

Tú me mirabas con cariñodesde que nací. Pero no me daba cuentade tu mirada. Crecí sin conocerte.

Tú viniste a verme con bondaddesde el cielo. En un libro que tenía,estabas clavado. Pero no sabía quiéneras. Fue el primer encuentro.

Tú hablaste con pacienciade la fe cristiana, y yo no tenía oídos paraescuchar. En la Universidad me vi obligadaa estudiar tus milagros.Fue el segundo encuentro.

Tú viniste a verme otra vez con amoren un amigo mío, con quien conocí elmundo cristiano. Me acerqué a Ti un poquito.Y empecé a caminar. Fue el tercer encuentro.

Tú me sigues mirando con alegría.Ahora soy miembro de tu familia.A veces me es difícil seguir la fe cristianaporque vivo en una zona pagana,pero sigo caminando porque me estás mirando.

Y seguirás mirándome hasta que me vayaa tu reino. Estoy segurísima de queviviremos juntos un día.Me alegro mucho de haberte conocido.El encuentro durará siempre.

María Micaela Sasaki

«LA RESURRECCIÓN

ES UNA OBRA DE DIOS

EN LA HISTORIA

HUMANA. UNA HISTORIA CUYAS

HUELLAS SE PUEDEN

RASTREAR»

María Micaela, el día de su bautismo

10/ iglesia en madrid Nº 18/7-IV-1996

El sábado pasado Getafe celebró la II Jornada Dioce-sana de la Juventud. Se encontraron con su obispo

más de 300 jóvenes, provenientes de asociaciones, mo-vimientos y parroquias. Profundizaron en su misión en lavida de la Iglesia diocesana, y tuvieron la ocasión de co-nocerse mejor entre ellos. Compartieron varias experien-cias, como la ayuda a Bosnia prestada por jóvenes deChinchón, la Escuela arciprestal de animadores de ju-ventud de Alcorcón, la Escuela de teología para jóvenes deRozas del Puerto Real, o las juventudes de la Acción Ca-tólica. La Jornada concluyó con un gran festival.

El día a día La Acción Cató-lica General,

después de las úl-timas reunionespor las diferentesdiócesis, dondehan reflexionadosobre la realidadactual y el avancede futuro que per-mita una consoli-dación de la Fe-deración de Ac-ción Católica,destacan, en eldocumento La vo-luntad de Accióncatólica ante ladenuncia de lasinjusticias. En éste, declaran su compromiso para «acentuar lacolaboración e implicación de los diferentes movimientos de Ac-ción Católica en las diócesis para avanzar en la corresponsa-bilidad, fomentando la presencia en los órganos de revisión yplanificación pastoral».

Monseñor Rouco ha constituido en la archidiócesis de Ma-drid una Comisión delegada para el diaconado perma-

nente, formada por don Justo Bermejo, Vicario episcopal delclero, don Mateo González Camarma, Deán de la Catedral, ydon Andrés García de la Cuerda, Rector del Seminario Con-ciliar.

También felicitamos a la Delegación diocesana de PastoralFamiliar por esa espléndida «hoja» que mensualmente

edita, enriqueciendo así, con breves noticias y provecho-sas reflexiones «para crecer», la vida cristiana de las fami-lias de todas las parroquias y grupos de la archidiócesis deMadrid.

A NUESTROS LECTORESSi usted quiere ayudar a la Fundación San Agustín en la pu-blicación de Alfa y Omega, y en otros proyectos de la Pro-vincia Eclesiástica de Madrid en medios de comunicación,puede enviar su donativo al Banco Popular Español (Agen-cia nº 52, Plaza de San Miguel nº7) a la Fundación SanAgustín (cuenta nº 0075-0615-57-06001310-97 ).

Os invitamos a participar de un juicio diverso sobre la reali-dad». Con esta sugerente propuesta, un grupo de univer-

sitarios cristianos del Pabellón B de la Universidad Autónoma deMadrid han comenzado a publicar sus «desayunos». DesdeAlfa y Omega les felicitamos por esta iniciativa periodística,porque «la luz es para que alumbre a todos los de la casa».

El arzobispo de Madrid, monseñor Antonio María Rouco,visitó ayer, Sábado Santo, la Residencia-Hogar Santa

Teresa Jornet, en Carabanchel, de las Hermanitas de losAncianos Desamparados. Fue un encuentro gozoso paratodos. Tanto la comunidad religiosa, como todos los que for-man la gran familia de la Residencia, agradecieron la cer-canía y la palabra del señor arzobispo.

/11iglesia en madridNº 18/7-IV-1996

Con ocasión de la Jornada de la Ju-ventud, celebrada en Roma por JuanPablo II el pasado Domingo de Ra-mos, el arzobispo de Madrid ha escri-to un mensaje a los jóvenes madrile-ños, en el que, entre otras cosas, dice:

Hoy, cuando tantos jóvenes sedebaten con el fantasma del paro,con la crisis de sus familias, conuna sociedad que les tienta po-derosamente con el señuelo delplacer a toda costa y con la ofertadel pasotismo religioso y de la in-creencia, el recurso al sexo fácil eirresponsable, a la droga y a laviolencia se les presenta muchasveces como única salida a un va-cío espiritual que les entristece,deprime y asfixia.

Si nosotros, toda la Iglesia dio-cesana de Madrid, en especial loseducadores, sus compañeros, suspastores... fuésemos capaces dehacerles trasparente, con el testi-monio de la palabra y de la vida,la presencia viva de Jesucristo,Lo encontrarían y, ante la encru-cijada de sus vidas jóvenes y lafrustración de las propuestas deeste mundo, Le responderían conuna apertura de su corazón.

El Papa desea ver a los jó-venes; la Iglesia desea ver a losjóvenes; vuestro arzobispo, que-ridos jóvenes de Madrid, deseaveros también, y muy frecuen-temente en las visitas pastoralesa vuestras Parroquias, en vues-tros grupos y comunidades, enlos centros de estudio y de tra-bajo, en la Universidad... Deseaveros para recordaros que Jesús,el Señor y el Amigo, tiene pala-bras de vida eterna para todosvosotros. Jesucristo es el únicoque tiene palabras de vida y sal-vación, verdaderas, definitivas,para el hombre.

Con motivo del «Día del amor fra-terno», monseñor Rouco se dirigióasí a los madrileños, en su Carta pas-toral del Jueves Santo:

La Eucaristía de este día, ce-lebrada en toda su verdad, exige

el compromiso de la fraternidad,que funda la solidaridad e ilumi-na y alienta las exigencias con-cretas de la justicia entre los hom-bres, como exigencias venidas deDios.

Recordemos las palabras delSeñor: «Os doy un mandamiento

nuevo: Que os améis unos a otroscomo yo os he amado». La nove-dad de este mandamiento estri-ba en que podemos amar con elmismo amor de Dios, derrama-do en nuestros corazones por elEspíritu Santo, y que la mediday la fuerza de nuestro amor mu-

tuo es el mismo amor de Cristo.El amor del que ama a Dios des-de la hondura del amor cristianopasa por el amor al hermano. To-da comunidad eclesial, que aspi-re a celebrar cristianamente la Eu-caristía, habrá de aprender aamar con el amor de Dios, comoCristo, y vivir, en consecuencia,la experiencia de la verdaderafraternidad que lleva a «poner adisposición de los pobres lo queDios ha depositado en nuestrasmanos».

En el día del Amor Fraternola conciencia cristiana percibe loescandaloso que resulta ver a losdiscípulos de Jesús cómo perma-necen anclados en sus mentalida-des individualistas e insolidarias,en lugar de «empeñarse por elbien común, es decir por el biende todos y de cada uno». El Papanos reta a la solidaridad y al «com-promiso concreto de la Caridad».Asumámoslo para hacer partíci-pes del banquete de la vida a to-dos nuestros hermanos que toda-vía no están sentados en él.

El lema de este Jueves San-to —Cuanto más das, más tienes—llama a nuestra conciencia y nosmuestra vías concretas de pro-funda conversión. Por eso: fren-te a la «lógica de la equivalen-cia» (tanto te doy cuanto tú medes), ofrezcamos la lógica de lagratuidad (tanto te doy cuantotú necesitas). Frente a la culturade la competitividad, constru-yamos la cultura de la solidari-dad. Frente al darwinismo socialdel «sálvese quien pueda», rea-licemos acciones y comporta-mientos cívicos y sociales difu-sores de bien, al servicio de to-dos.

Frente al ansia de ganar a to-do precio, pasemos a compartircon los que no pueden obtenernada o casi nada. Frente al de-seo de vivir para nosotros mis-mos, vivamos para los demás.Puede ser éste un buen progra-ma para convertirnos y hacer re-alidad el lema de este JuevesSanto, día del Amor Fraterno.

LA VOZ DEL ARZOBISPO DURANTE LA SEMANA SANTA

El compromiso de la fraternidad

Grupo de jóvenes, en la catedral de la Almudena

«EL AMOR DEL QUE AMA A DIOS DESDE

LA HONDURA DEL AMOR CRISTIANO PASA

POR EL AMOR AL HERMANO»

JUEVES SANTO

En la mañana del jueves sepresentan todos, unos a otros, através de diversas dinámicas degrupo y se explica el significado yel programa de la Pascua. Nos di-vidimos en grupos pequeños, pa-ra que todos estén más integra-dos, y cada grupo prepara un as-pecto distinto de la celebraciónde la Última Cena del Señor, quecelebramos al caer de la tarde. Losmonitores, durante la celebración,lavan los pies a los componentesdel grupo como símbolo de ser-vicio, al igual que Jesús hizó consus discípulos. En este momentose empieza a reflejar en nuestrosrostros que la Pascua esta empe-zando. Los cantos están cargadosde emoción y contemplación. Je-sús empieza su agonía.

VIERNES SANTO

Con la invocación «He aquí elleño de la Cruz, del que pende lasalvación del mundo», comien-za el Viernes Santo. Nos reuni-mos y escenificamos un Vía Cru-cis muy especial. Un grupo re-ducido representa a lospersonajes que intervienen en lacondena de Jesús (Pilatos, Hero-des, Caifás...) Los ánimos se exal-tan en gritos de ¡Culpable! ¡Ino-cente!, durante el desarrollo deljuicio.Entre todos juzgamos elcomportamiento de cada perso-naje frente a la figura de Jesús, ycon ello nos dejamos juzgar a no-sotros mismos.

Viernes tarde: Dios ha muer-to. Se palpa el sobrecogimiento.La música acompaña. Se lee elrelato de la Pasión por un sacer-dote y varios jóvenes. Nos que-damos rezando. La capilla está

en penumbra, y tan sólo se pue-de distinguir el madero en me-dio de la sala. Nos unimos a es-ta penumbra y en silencio vela-mos al Santísimo. Miramostambién a María. No queremosdejarla sola. Muchos se quedantoda la noche.

SÁBADO SANTO

El ambiente de silencio, du-rante toda la mañana, invita a laoración y la penitencia. Algunossacerdotes, distribuidos alrede-dor de la capilla, preparan con laConfesión a muchos jóvenes pa-

ra la Vigilia Pascual. Creamos unambiente festivo, ensayamos loscantos, las lecturas, inflando glo-bos y colocando guirnaldas paradecorar la capilla. Llegada la no-che, nos reunimos alrededor dela hoguera en la que se enciendeel Cirio Pascual que transmite a

12/ iglesia en madrid Nº 18/7-IV-1996

PASCUAS JUVENILES

Con vosotros estoyMi nombre es el Señor

Miles de jóvenes madrileños celebran cada año la Semana Santa de muy diversas maneras: Pascuas juveniles (convivencias de cuatro días fuera de sus casas), Pascuas urbanas (convivencias durante el día en las parroquias), y Pascuas de matrimonios

jóvenes. Las Pascuas juveniles están pensadas para jóvenes entre 15 y 19 años, que se distribuyen según la edad y el grado de iniciación cristiana recorrida. Jóvenes que crecen en su grupo de fe con el apoyo de un guía

que les ayuda a caminar hacia la madurez.

todos la luz de Cristo. En las ca-ras se empieza a notar la alegríade la Vigilia Pascual. Se vive afondo cada detalle, cada don dela celebración: la Liturgia de laPalabra que recorre toda la his-

toria de la salvación, la renova-ción de las promesas bautisma-les, la Eucaristía.

Hemos aprendido durante es-tos días que resucitar es nacer auna nueva vida. Nuestros gestos

y nuestras canciones son el ecode una profunda certeza: Jesúsestá con con nosotros, junto a no-sotros, en medio de nosotros. Ycada uno de nosotros, por estapresencia, vuelve a vivir. La fies-ta dura casi toda la noche. Pue-de que venga la tentación de unacierta tristeza, porque la Pascuajuvenil termina, pero en seguidareaccionamos, porque es ahoracuando comienza. Ahora es elmomento de volver cada uno asu casa, a su grupo, a su lugar deorigen, para transmitir a todoslos que nos rodean, especial-mente a los otros jóvenes, queCristo vive, que está con noso-tros, que no le conocen, que sunombre es el Señor.

Susana de Torres y José Carlos Fernández

/13iglesia en madridNº 18/7-IV-1996

Mientras para muchosde sus amigos la Se-

mana Santa no significamás que unos días de va-caciones primaverales, taly como lo han aprendidode muchos de los adultos,estos jóvenes celebran laPascua de una manera en-vidiable para el resto dela comunidad eclesial, ycontagiosa para aquellosotros jóvenes que, a lavuelta de de esas vacacio-nes, reconocen sin prejui-cios que sus amigos, losde la Pascua juvenil, tie-nen que haberlo pasadomejor que ellos. Porquecasi siempre los ven másalegres, resueltos, renova-dos y felices que ellos.

Es este contagio la cau-sa principal de la multi-plicación, año tras año, deestas Pascuas juveniles.Cuando éstas están bienorientadas, cuando no sonuna convivencia más,cuando los promotoresson pedagogos, no tantode grandes ideas y valo-res, sino del Misterio cris-tiano, de la pasión, muer-te y resurrección del Se-ñor, entonces las Pascuasjuveniles se convierten enacertada respuesta de losmismos jóvenes al reto dela nueva evangelización:el reto de una convocato-ria que no ofrece a los jó-venes mero entreteni-miento, ni discusionesmanidas sobre la libertad,la sexualidad o el com-promiso, sino que ofreceuna experiencia diferen-te, vital, y sobre todo pro-fundamente religiosa. Un«venid» que va unido aun «veréis», como el quedirige Jesús a sus prime-ros discípulos.

Manuel Mª Bru

VENID

Y

VERÉIS

«NUESTROS GESTOS

Y NUESTRAS CANCIONES

SON EL ECO

DE UNA PROFUNDA CERTEZA: JESÚS ESTÁ

CON NOSOTROS»

14/ testimonio Nº 18/7-IV-1996

Este fin de semana me he da-do cuenta de una cosa muyimportante, en la que aún

no había caído, y es que Dios meha elegido a mí para hacer algo(que aún no sé pero que me gus-taría saber --soy algo impacien-te--) y que eso es una gran suerte.A raíz de una pregunta que hizoun chico del grupo, de por quéDios le había elegido a él, me en-tró un escalofrío. ¿Por qué me ha-bía elegido a mí? Era posible queyo no hubiera encontrado nada;yo no había hecho nada, no erani mejor ni peor que el resto, sinouna más. ¿Por qué yo? No lo sé.Sólo sé que antes de conocerosestaba realmente mal. Pensabaque era la persona más desgra-ciada de este planeta. ¿Por quéno? No soy guapa, no gusto a loschicos, no tengo dinero, no ten-

go trabajo, no soy muy inteligen-te, no tengo ninguna habilidadespecial... Pero yo no me resig-naba a ser una del montón, que-ría ser especial. Vosotros me ha-béis hecho ver que soy especialpara alguien (para vosotros, perosobre todo para Dios), que le im-porto mucho y no quiere que es-té triste. ¿Cómo se puede estartriste si miras a tu alrededor ycompruebas las otras ofertas quehay para fundamentar la vida?

No puedo demostrar con nin-gún proceso lógico que Dios exis-te, pero te aseguro que la únicagente que he conocido que tengaganas de vivir y que además seafeliz sois vosotros. ¿Cómo iba aabandonar? Estaría loca. Verda-deramente loca.

La única vez que me he sen-tido bien ha sido, sobre todo,

cuando me ayudaste y me dijis-te que darías gracias a Dios porhaberme creado. ¿Por qué? Sieras tú el que me estabas ha-ciendo un favor. Si mi vida im-porta tanto a alguien a quienapenas conozco (nadie lo diría,porque te estoy contando cosasque no he dicho a nadie), estoque estáis haciendo vale la pe-na. Así que le he dicho a Diosque me apunto definitivamente,sin reservas; yo no sé hacer nadabien, así que mejor que lo hagaÉl, ¿no crees?

Yo sólo quiero ser feliz, comovosotros. Ya he tenido tiempo deprobar cómo funciona eso de va-lerse por sí mismo y no se loaconsejo a nadie. Es frustrantever cómo algo te duele y no le en-cuentras explicación, que genteque conozcas se muere ¿y qué?,que no tienes trabajo, que no tie-nes amigos... El dolor también es-tá presente aquí (hasta a Cristo letocó, y de qué manera), peronuestra alegría es más grande.

Carmen Rodríguez

Soy una madre que pasa por la tris-teza de haber perdido recientemen-

te una hija en plena juventud. Durantesu larga enfermedad —un cáncer diag-nosticado hace años— he tenido mo-mentos de angustia, de dolor, de espe-ranza, pero no de abandono por partedel Señor. Alguien me habló de María,sufriendo por su Hijo crucificado, sien-do inocente. Yo también, como ella, teníauna hija crucificada en la cruz de la en-fermedad, y el Señor me permitió unirmea su dolor, como madre, y así encontrarun sentido a todo lo que estaba pasando.Durante aquellos días rogaba y suplica-

ba pidiendo el milagro, un milagro queyo entendía que tenía que ser el de sucuración.

Y el milagro se produjo, no como yoesperaba, sino cumpliéndose la volun-tad del Señor, en unos días muy signifi-cativos. Eran los días que empezába-mos a festejar el nacimiento de Jesús,el tiempo de Navidad. Entonces, el Señorvino para nosotros y se la llevó a la Casadel Padre...

Yo no había tenido muchas ocasionesde hablarle del amor del Padre, pero ella,un mes antes, había pedido recibir la Un-ción de Enfermos en la parroquia, y en

aquella celebración las dos encontramosla Paz. Unos días después, unidas enun abrazo intenso, pude decirle que Diosla amaba en su sufrimiento, que estabacon ella, pues a eso había venido al mun-do: a estar con los más débiles y nece-sitados. Ella era en ese momento quienmás sufría, y las palabras que el Señorme inspiró la consolaron. Unos días des-pués murió, y para mí fue cuando se pro-dujo el milagro. Yo ya no lloraba, porquela Paz del Señor llenó mi vida: vi cómo mihija no se quedaba en la muerte.

Hoy, en la mañana de Pascua, vuelvoa revivir aquellos momentos. La prome-sa del Señor se hizo patente. Ella ya seha ido de nuestro lado, pero vive, ha re-sucitado con Cristo.

Ana María González Arias

Mi vida es importante para Alguien

Después de unos meses de encontrarsecon sus amigos cristianos,

Carmen escribe a uno de ellos:

Y EL MILAGRO SE PRODUJO

No sabemos dónde esta-ban Pedro y Juan. Puedeser que estuvieran aún en

Betania, pero mucho más proba-blemente fuera en la misma ciu-dad, quizá en donde se celebraratres días antes la Última Cena, enel cenáculo, vivienda de la fami-lia de Marcos. O en casa de algu-no de los parientes de Juan, quecontaba con familiares entre losamigos del sumo sacerdote.

La narración que prosigue esuna mezcla de emoción y de se-renidad. No son testigos aluci-nados, enloquecidos. Aun en algoque pone tan en juego sus vidas,mantienen la sangre fría comotestimonian numerosos detalles.

Pedro frisa por este tiempo loscuarenta años; Juan tiene pocosmás de veinte. Y Pedro no tiene laagilidad de Juan.

La descripción es, en este mo-mento, un prodigio literario querecuerda los mejores momentosde Juan: hay en el texto una sa-bia mezcla de pretéritos, presen-tes e imperfectos. Los pretéritosexpresan las causas por las quese apresuran. Los imperfectos ypresentes los motivos del retra-so. Y al mismo tiempo se descri-ben agudamente los dos caracte-res de quienes corren al sepulcro.Juan es el ímpetu; pero el respetodomina su impulso. Pedro es lapura pasión: llega, entra en la cá-

mara precipitadamente, sin pre-ocuparse de si está custodiadapor los soldados que colocarondos días antes. Vuelve a expo-nerse como en el Huerto de losolivos. Juan sabe detenerse atiempo. Su respeto a Pedro no essólo el de la edad; es un honormás profundo, el que se debe aun jefe a quien se reconoce yacepta. Juan sabe que Pedro es elresponsable. Aunque podía ha-berse vanagloriado de valor (élresistió mientras Pedro se hun-día; él estuvo al pie de la cruz,cuando Pedro desapareció), sabeesperar a la puerta del sepulcroy dejar pasar delante al compa-ñero.

El evangelista describe conasombrosa minuciosidad el es-tado de las vendas y el sudario.¿No parece absurdo detenerseen datos tan nimios cuando seencuentra ante un hecho tan ver-tiginoso? Evidentemente, Juanes un testigo notarial; no se dejallevar por el entusiasmo. Des-cribe friamente, no se apresuraa sacar conclusiones. Analiza,detalla.

Y los dos hombres contem-plan en silencio. Juan observa elexamen que Pedro hace de todo.Pero no interviene. No cambiaimpresiones con él. No se abra-zan entusiasmados, celebrandoel triunfo del Maestro amado y,

con ello, su propio triunfo. Ca-llan. Están ante el misterio y sedejan penetrar por él.

Juan confiesa que en este mo-mento creyó. Se adivina tambiénen él una cierta lentitud en creer.Reconoce que hubiera sido másperfecto haber creído por las pa-labras de Jesús, pero subraya queno creyó hasta haber visto. Ni si-quiera Juan había entendido laEscritura antes de verla realiza-da. Sólo ahora descubre que eltriunfo puede venir a través dela muerte y el sufrimiento.

¿Y Pedro? Nada dice Juan deél. Pedro es como el quebrar dela aurora. Va saliendo trabajosa-mente a la luz, perdido aún en el

misterio. No se le ocurre pensar,como a Magdalena, que manosenemigas han robado el cuerpodel Maestro. Su Maestro ha ven-cido a la muerte. Pero su fe es len-ta, no corre a comunicar lo queintuye. Calla. Deja que la fe seabra trabajosamente camino ensu corazón de pescador.

Estamos, como se ve, ante tes-tigos nada entusiastas, nada vi-sionarios. No hay en estas pági-nas un «montaje» fervoroso. Side algo pecan es de una conten-ción sorprendente.

José Luis Martín Descalzode Vida y Misterio de Jesús

de Nazaret (Sígueme)

/15el día del señorNº 18/7-IV-1996

Evangeliode hoy

DOMINGO DE PASCUA

DE RESURRECCIÓN

Juan 20, 1-9

El primer día de la se-mana, María Magda-

lena fue al sepulcro alamanecer, cuando aúnestaba oscuro, y vio la lo-sa quitada del sepulcro.Echó a correr y fue don-de estaba Simón Pedro yel otro discípulo a quienquería Jesús, y les dijo:

—Se han llevado delsepulcro al Señor y no sa-bemos dónde lo hanpuesto.

Salieron Pedro y el otrodiscípulo camino del se-pulcro. Los dos corríanjuntos, pero el otro discí-pulo corría más que Pe-dro; se adelantó y llegóprimero al sepulcro; y,asomándose, vio las ven-das en el suelo; pero noentró. Llegó también Si-món Pedro detrás de él yentró en el sepulcro. Violas vendas en el suelo yel sudario con que le ha-bían cubierto la cabeza,no por el suelo con lasvendas, sino enrollado enun sitio aparte. Entoncesentró también el otro dis-cípulo, el que había lle-gado primero al sepulcro;vio y creyó. Pues hastaentonces no habían en-tendido la Escritura: queél había de resucitar deentre los muertos.

Testigos, no visionarios

«Pedro y Juan corriendo hacia el sepulcro». E. Burnand. Museo d´Orsay (Paris)

Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo.¿De qué nos serviría haber nacidosi no hubiéramos sido rescatados?¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!

¡Qué incomparable ternura y caridad!¡Para rescatar al esclavo,entregaste el Hijo!Ésta es la noche de la que estaba escrito:«Será la noche clara como el día, la noche iluminada por mi gozo».

Y así, esta noche santaahuyenta los pecados, lava las culpas,devuelve la inocencia a los caídos,la alegría a los tristes,expulsa el odio, trae la concordia,doblega a los poderosos.

16/ raíces Nº 18/7-IV-1996

¡Cristo ha resucitado!

¡Aleluya!

«Descenso de Cristo al lugar de los muertos». Mosaico de la Basílica de San Marcos (Venecia)

/17raícesNº 18/7-IV-1996

Ofrezcan los cristianosofrendas de alabanzaa gloria de la Víctimapropicia de la Pascua.

Lucharon vida y muerteen singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

¿Qué has visto de camino,María, en la mañana?—A mi Señor glorioso,la tumba abandonada,los ángeles testigos, sudarios y mortaja.¡Resucitó de verasmi amor y mi esperanza!

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia,que estás resucitado;la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádatede la miseria humanay da a tus fieles parteen tu victoria santa.Amén. Aleluya. Aquí sucedió. Basílica del Santo Sepulcro. Jerusalén

«Aparición a María Magdalena». Pénicaud (siglo XVI)

Miniatura del Salterio de Ingeborg

Urge dar algunos pasosconcretos, comenzandopor abrir “espacios de

participación” a las mujeres endiversos sectores y a todos los ni-veles, incluidos aquellos proce-sos en que se elaboran las deci-siones, especialmente en losasuntos que las conciernen másdirectamente». Ésta es una de lasnovedades de la ExhortaciónApostólica Vita consecrata que pu-blicó Juan Pablo II el 28 de marzo,junto a la creación de «una comi-sión para analizar las cuestionesrelativas a las nuevas formas devida consagrada».

Sorprendentemente este do-cumento de doscientas páginasno sólo afecta a las «tropas dechoque» del mundo católico, losreligiosos, sino que sobrepasa lasfronteras de la Iglesia para re-percutir en todo el ámbito de lasociedad. El cardenal riojanoEduardo Martínez Somalo, «mi-nistro» del Papa para los Institu-tos de vida consagrada y las So-ciedades de vida apostólica, ex-plicó durante la presentación deldocumento la amplitud del men-saje del Papa:

«Se puede constatar que nues-tra sociedad siente, en más de unsector, una triple carencia: caren-cia de espiritualidad, carencia desolidaridad, y carencia de espíri-tu de servicio».

«La Exhortación Apostólica—continúa el cardenal Somalo—, eco fiel del proceso del Sínodo,trata de responder, entre otras co-sas, a esta triple exigencia. Pode-mos presentar de este modo lastres partes del documento queson una respuesta a esta triple”nostalgia” del hombre de hoy yde las diferentes sociedades».

¿Qué quiere decir con eso deque el mundo necesita espiri-tualidad?

Nuestro mundo ha sabidoconstruir cosas maravillosas, co-mo, aumentar la producción delos bienes, pero se siente espiri-tualmente empobrecido, se sien-te interiormente árido, se dacuenta de la necesidad de un

«complemento de alma».La primera parte del docu-

mento, que habla de la naturale-za de la vida consagrada, puedeconsiderarse como una aporta-ción a la hora de dar una res-puesta válida a esta necesidad

irresistible y vital. Se presenta lavida consagrada como una «con-fesión viviente de la Trinidad»,se presenta en contacto con elmisterio del Dios viviente, se con-templa como una «huella deDios» en la historia.

La vida consagrada sólo se ex-plica a través de la entrega total almisterio de Dios, Padre, Hijo yEspíritu Santo… La vida de cas-tidad, de pobreza y de obedienciaes presentada como una imita-ción intensa de Jesús, un deseode semejanza, llevado hasta elpunto de reproducir la formaconcreta de vida que Él escogióy abrazó cuando vino en mediode nosotros (…) Por este motivo,el Sínodo y este documento danmucha importancia a la espiri-tualidad, la responsabilidad pri-maria de las personas consagra-das en relación a esta necesidadfundamental de Dios, necesidadque en ocasiones es removida osepultada por un mar de ocupa-ciones y preocupaciones, pero alfinal siempre emerge.

En segundo lugar, usted ha-blaba de necesidad de solidari-dad, de fraternidad.

La mayor parte de las perso-nas viven en comunidad, dondese cultiva la vida fraterna. Estoles hace expertos en fraternidad.Muchos de ellos se dedican al ser-vicio de los demás, en muchasocasiones con una dedicación ad-mirable.

En la segunda parte de la Ex-hortación Apostólica se afrontanlas cuestiones ligadas a este área,precisamente para que las perso-nas consagradas puedan ser en elmundo de hoy fermento de fra-ternidad. Y esto de una maneraconcreta y muy fácil de entenderal mundo de hoy, que desea uni-dad y fraternidad, pero que se haolvidado de los caminos o delprecio que hay que pagar para re-

18/ mundo Nº 18/7-IV-1996

HABLA EL PREFECTO DE LOS RELIGIOSOS, EL CARDENAL ESPAÑOL EDUARDO MARTÍNEZ SOMALO

La vida consagrada: «huellaEn una ocasión Stalin preguntó cuántos soldados tenía el Papa. Nadie se atrevió a responder al líder comunista que los soldados

del Papa son los religiosos. Del 2 al 29 de octubre de 1994 el Sínodo de los obispos reunió en Roma a 245 hombres y mujeres,provenientes de todos los continentes, la «cúpula» de la Iglesia católica: cardenales, obispos, religiosas, religiosos, laicos

consagrados. Una ocasión privilegiada para «pasar revista» a las «tropas» del Papa, hombres y mujeres que lo han dejado todo:tierra, padres y hermanos, dinero para entregar su vida a Dios en un mundo asfixiado por el materialismo.

correr estos caminos. Las perso-nas consagradas están llamadasante todo a mostrar que la aspi-ración a la fraternidad no es unautopía, a indicar con la vida y conla enseñanza cuáles son los sen-deros que hay que recorrer y lasdificultades que hay que superar.

En tercer lugar mencionabala falta de servicio desinteresadoen nuestra sociedad.

El mundo actual está caracte-rizado por el triunfo de la econo-mía de mercado, que, junto a mu-chas ventajas, trae consigo también el riesgo del «economi-

cismo», el de la «monetización»de todo aspecto de la vida. Todoello contribuye a una desertifica-ción ulterior de la realidad social ya la sequía del espíritu humano.

La tercera parte de la Exhor-tación Apostólica está dedicadaprecisamente a la misión de la vi-da consagrada, misión que in-cluso para los más indiferentesestá caracterizada la mayoría delas veces por la entrega y el com-promiso desinteresado, frecuen-temente en los campos más avan-zados de las necesidades y mise-rias del hombre.

En esta sección se habla de laeducación, del cuidado de los en-fermos, de los medios de comu-nicación, de la predilección porlos pobres y de la promoción dela justicia, de la presencia en elmundo de la cultura, del ecume-nismo, del diálogo interreligioso,de la respuesta de espiritualidada la búsqueda de lo sagrado.

Se evidencian tres áreas de ac-ción: el compromiso «ad gentes»,es decir, servicio a quien todavíano está en contacto con el Evan-gelio; la nueva evangelización, pa-ra quien ha perdido contacto conel Evangelio; y atención pastoralen el ámbito de la vida de la Igle-sia».

¿Qué consejo daría usted al«laico» que se adentre en la lec-tura de este documento?

La Exhortación Apostólica re-quiere una lectura atenta: ahí sepueden encontrar luces que ayu-darán a comprender no sólo elmundo de las personas consa-gradas, sino el hechizo escondidoe irresistible que procede delmundo divino, un mundo que senos ha presentado, en su mani-festación más elevada e insupe-rable, en la persona del Señor Je-sús, imagen del Dios invisible. Elmundo del que procedemos y alque estamos destinados. Precisa-mente porque el documento Vi-ta consecrata toca cuestiones vita-les, está destinado a no dejar anadie en la indiferencia.

Jesús Colina. Roma

/19mundoNº 18/7-IV-1996

de Dios en la historia

— Vida de clausura. La vida de las monjas de clausura, ocupadas principalmente en la oración, enla ascesis y en el progreso ferviente de la vida espiritual, no es otra cosa que un viaje a la Jerusaléncelestial y una anticipación de la Iglesia escatológica, abismada en la posesión y contemplación deDios.

— Predilección por los pobres. Las personas consagradas estarán en condiciones de denunciar,de la manera más adecuada a su propia opción y permaneciendo libres de las ideologías políticas, lasinjusticias cometidas contra tantos hijos e hijas de Dios, y comprometerse en la promoción de lajusticia en el ambiente social en el que actúan.

— Profetas del más allá. En nuestro mundo, en el que parece haberse perdido el rastro de Dios,es urgente un audaz testimonio profético por parte de las personas consagradas. Un testimonio an-te todo de la afirmación de la primacía de Dios y de los bienes futuros, como se desprende del se-guimiento y la imitación de Cristo.

— Martirio. Son miles los consagrados que, obligados a vivir en la clandestinidad por regímenestotalitarios o grupos violentos, obstaculizados en las actividades misioneras en la ayuda a los pobres,en la asistencia a los enfermos y marginados, han vivido y viven su consagración con largos y heroicospadecimientos, llegando frecuentemente a dar su sangre en perfecta conformación con Cristo cru-cificado.

— Amor. Las mujeres consagradas están llamadas a ser, a través de su dedicación vivida con ple-nitud y con alegría, un signo de la ternura de Dios hacia el género humano.

Pasajes importantes de «Vita consecrata»

«LA EXHORTACIÓN

APOSTÓLICA VITA

CONSECRATA RECOGE

LAS CONCLUSIONES

DEL SÍNODO

SOBRE LA VIDA RELIGIOSA»

Realmente quedan pocos. Lafrente de Sabbah, el primerpatriarca palestino de Tie-

rra Santa, nombrado en 1988, seensombrece cuando aborda estetema: «No, aquí no hay conver-siones: el que nace musulmán, ju-dío o cristiano permanece mu-sulmán, judío o cristiano. El pe-queño aumento que experimentala comunidad por la vía naturalde la natalidad se «compensa»inmediatamente por las emigra-ciones, principalmente a EstadosUnidos. No podemos quejarnosde ir quedándonos en minoría:los árabes no tienen culpa por iraumentando en número».

A Sabbah las emigraciones lequitan el sueño. La falta de opor-tunidades y, especialmente, elproblema de la convivencia, im-pulsan a muchos árabes cristia-nos a abandonar Israel o los te-rritorios ocupados. A la salida delPatriarcado, uno de sus asistentesnos muestra orgulloso los nue-vos bloques de viviendas patro-cinados por las autoridades ca-tólicas: todo esfuerzo es poco pa-ra evitar la sangría.

La situación de los cristianosen Tierra Santa es variopinta.Quienes disfrutan del pasaporteisraelí o del nuevo documentopalestino son privilegiados encomparación con aquellos «atra-pados» en el avance israelí de laGuerra de los Seis Días, en 1967,que dependen, hoy por hoy, delos permisos militares para des-plazarse, porque rechazan el pa-saporte judío y reclaman justa-mente su condición de palesti-nos. Mientras esté pendiente esteproblema, cualquier viaje del Pa-pa a Tierra Santa seguirá hipote-cado, porque los cristianos ten-drían dificultades para seguirloen su periplo.

Para el futuro de la ciudad tresveces santa, Israel —que rechazacualquier internacionalización de

Jerusalén— propone ahora unmodelo «a la francesa», con unaalcaldía judía dividida en sub-municipios árabes, cristianos yjudíos; pero, entretanto, el climasigue envenenado.

Un tercer asunto pendiente enTierra Santa es el status oficial dela Iglesia, que tiene un reconoci-miento de hecho, pero ningunadefinición institucional clara. Poreste derecho se pelean tambiénlos 360 franciscanos que tienen asu cargo la Custodia de los SantosLugares, entre ellos, el Santo Se-pulcro. «Llevamos aquí desde1219 —explica el Padre ClaudioBaratto—, por deseo expreso desan Francisco, y seguimos su re-gla: “Si no se puede evangelizar,se da testimonio”. Realmente nopodemos quejarnos, nuestros de-rechos se respetan de hecho. Pero

20/ mundo Nº 18/7-IV-1996

MICHEL SABBAH, PATRIARCA LATINO DE JERUSALÉN:

«No tenemos miedo»Son apenas un puñado. Trescientos mil cristianos —70.000 de ellos, católicos— quedan en Tierra Santa (Israel, Palestina,

Jordania y Chipre) dirigidos por el Patriarca latino, Michel Sabbah, y ayudados por trescientos sesenta franciscanos que tienena su cargo la custodia de Tierra Santa desde el siglo XIV y por expreso deseo de san Francisco. En medio de las turbulencias

de Oriente Medio, flanqueados por judíos y musulmanes, este «resto de Israel» encarna a Jesucristo en Tierra Santa dos mil añosdespués. Su mejor lema son las elocuentes palabras del Patriarca: «No tenemos miedo. Hablaremos con quien sea

para defender nuestros derechos.Sus derechos son los nuestros».

Arriba, Puerta de Damasco(Jerusalén).Abajo,El patriarca latino de Jerusalén, Michel Sabbah

negociamos ahora un reconoci-miento de derecho con Israel».

En 1333 el Rey de Nápolescompró santuarios al sultán y, yaen 1342, los franciscanos obtie-nen la custodia del Santo Sepul-cro, del Cenáculo y de los prin-cipales lugares visitados desdeentonces por millones de pere-

grinos cristianos. El resto de lascomunidades cristianas presen-tes en Tierra Santa, a excepciónde los ortodoxos, se incorpora-ron mucho más tarde. «Sólo en1830, con la discordia entre Al Pa-chá y los turcos otomanos —ex-plica Baratto— se generó un cli-ma de apertura a Occidente que

propició la llegada de numerosasinstituciones cristianas». La rela-ción de los franciscanos con elGobierno israelí es impecable y,en cualquier caso, los argumen-tos de los frailes son irrefutables:«En último extremo —afirma Ba-ratto— podemos demostrar lapropiedad privada de los SantosLugares».

Treinta y un españoles hayhoy entre los franciscanos de Tie-rra Santa, entre ellos el vicario,Cástor García. Su celo habrá co-laborado sin duda al aumento re-ciente de las peregrinaciones,auspiciado sobre todo por el cli-ma de paz que empieza a respi-rarse en Oriente Medio. Italianos,españoles e iberoamericanos sonlos peregrinos más frecuentes aTierra Santa. También es abun-dante la presencia de peregrinosasiáticos, en especial de Corea,como pudimos comprobar du-rante nuestro viaje.

FUNDAMENTALISMO

Árabes, cristianos y musul-manes tienen una larga tradi-ción de convivencia pacífica enesta zona del mundo, y el augedel fundamentalismo no puedemenos que preocupar. AntonieShaheen, responsable de Turis-mo de la zona norte de Israel,árabe cristiano, es un decididodefensor del Estado de Israel:«Acorrala un gato contra unapared y estás perdido. Los judí-os no tienen adónde ir y handemostrado que van a dar la vi-da por su país». Shaheen afirmaque la mayoría de los árabes es-tán contentos de poder vivir enIsrael, pero mira con recelo a laminoría que asume las nuevaspautas integristas de comporta-miento: «Públicamente —dicesu esposa— sólo afirman quedesean un Estado propio paralos palestinos, pero no sé qué di-rán de puertas para adentro; talvez sean también partidarios deechar a los judíos al mar». Cua-tro de los 16 concejales de Na-zaret son hoy fundamentalistas,pero Sabbah relativiza su im-portancia: «El fundamentalismoen Israel es más político que re-ligioso». En cualquier caso, elPatriarca es más que contun-dente: «No tenemos miedo a na-da ni a nadie —afirma— y esta-mos dispuestos a hablar conquien sea para defender nues-tros derechos».

Cristina López Schlichting

/21mundoNº 18/7-IV-1996

HABLA EL PAPA

EN BUSCADEL AMOR

Por mi experiencia de sa-cerdote sé bien que vo-

sotros esencialmente buscáisel amor. Incluso cuando enel amor humano se cede an-te la debilidad, todavía se si-gue buscando un amor be-llo y puro. En definitiva, vo-sotros sabéis bien que talamor no puede concedéros-lo ninguno excepto Dios.

Muchos jóvenes buscantodo esto siguiendo falsosmaestros de vida. Pienso enel dinero, en el éxito, en lacarrera, en el sexo desenfre-nado y a cualquier coste, enla droga, en el creer que to-do en la vida se juega aquíy ahora y que la vida va di-rigida a menudo por la sa-tisfacción inmediata deaquello que se desea hoy, sintener en cuenta que existeun futuro eterno.

Anunciad a vuestros co-etáneos el Evangelio de Je-sús, palabra siempre nuevay joven que continuamenterenueva y rejuvenece a laHumanidad. Sabed ser crí-ticos, cuando sea necesario,frente a la cultura en la cualcrecéis y que no siempre es-tá atenta a los valores evan-gélicos y al respeto del hom-bre.

(31-3-96)

«ARAFAT QUIERE

QUE EL PAPA VENGA»

Habla el Patriarca latino de Jerusalén, Michel Sabbah:— ¿Para cuándo el viaje del Papa?— Creemos y esperamos que el viaje se produzca en torno al

año 2000. Lo que pase con anterioridad a esa fecha depende deldesarrollo de los acontecimientos: el Vaticano ha dejado claroque el Papa no quiere que su viaje agrave la dramática situaciónde esta tierra.

— ¿Cuáles son las principales dificultades?— La mayor, la libre circulación de los fieles: la población

palestina depende de los permisos militares, lo que significaque no podría moverse libremente para asistir a los actos. Ade-más, carecemos de grandes espacios palestinos para dar cabida alos actos multitudinarios del Papa: sería necesario utilizar losestadios de Jerusalén. La tercera gran cuestión es la referente a lasituación de Jerusalén, a su futuro «status», que está por definir.

— ¿Qué soluciones tiene el problema de Jerusalén?— Jerusalén debe ser una ciudad de paz y reconciliación en-

tre las tres religiones. Hasta hoy, de hecho, la ciudad está psico-lógicamente dividida. Es necesario unificarla espiritualmente, nosólo en lo político. La Santa Sede apoya las negociaciones entreambos y se limita a exigir garantías para la libertad religiosa y elacceso a los Lugares santos.

— ¿Cómo se manifiestan las otras confesiones con respecto aun eventual viaje papal?

— Ortodoxos y musulmanes son favorables y Arafat se haexpresado muy positivamente al respecto. Los ortodoxos se pre-paran para invitar con este motivo a los Patriarcas de todo elmundo; será la ocasión de un encuentro muy importante.

— Jerusalén ofrece un doloroso espectáculo de división entrelos cristianos.

— Es verdad, es doloroso. Juan Pablo II ha dicho al respectoque el tercer milenio ha de ser el de la reconciliación. Si el se-gundo ha sido el de las divisiones, el Tercero ha de ser el de launidad. Pero, aunque existe esta voluntad en todas las Iglesias,las dificultades son muchas.

C.L.S.

Mirko Maglica gesticulasin parar. Quizás su me-ritorio, pero escaso, in-

glés le obliga a expresar con lasmanos lo que no puede decir conpalabras. Tienen once años y mu-cha vitalidad. «Ahora somos fe-lices —dice— porque ha termi-nado la guerra. Ya podemos ju-gar al fútbol, aunque estamosmuy tristes, porque muchos ami-gos han muerto».

Iván Cubela tiene 12 años. Esel líder de nuestros tres interlo-cutores. Rubio, habla en perfec-to inglés. Se expresa con contun-dencia. Cuando se refiere a losserbios, se levanta de la silla. Nopuede contener su rabia: «Es quehan matado a muchos de losnuestros», dice. «Los odio; bue-no —reflexiona tras hacer una

pausa—; no los odio, pero tam-poco los perdono». Vuelve a in-tervenir el pequeño Mirko: «Losserbios han matado a mucha gen-te. El mayor asesino de Serbia sellama Arkan; no respetaba a na-

die, ni a mujeres ni a niños. A to-dos los mataba. Es una bestia».

Toma la palabra Bernard Bri-novic. Es el mayor de los tres. Tie-nen catorce años. Es alto y fuerte.Tienen una mirada madura; ha-

bla con seguridad: «Antes de laguerra mis mejores amigos eranserbios; ahora, ya finalizada lacontienda, los odio. Han matadoa mucha gente. Cuando regreso acasa y veo en las noticias de tele-visión a los serbios matando ymatando… me dan ganas de ma-tarlos». Le pregunto si es cristia-no, si cree en el perdón y el amora los enemigos del que habla Je-sús en el Evangelio: «Los serbiosmataron a mis amigos —respon-de— y jamás podré amarlos. Esoestá por encima de la religión. Noolvidaremos lo que han hecho anuestra gente. Son muchos añosde pelea, de muerte. No pode-mos amarlos».

Los tres pequeños bosnios sedespiden. Tienen que volver a lascanchas de juego. Les espera un

22/ mundo Nº 18/7-IV-1996

NIÑOS BOSNIOS HABLAN PARA ALFA Y OMEGA

El terrible odio de los niños,fruto de la guerra

Urge que comprendan que el único remedio es el perdónSon cuarenta niños que han vivido muy de cerca el drama de la guerra en la antigua Yugoslavia. En sus ojos hay todavía temor.

No quieren oir hablar ni de perdón ni de reconciliación con sus «enemigos», los serbios. Desean la justicia, de la que hablan sus mayores. Han nacido en Livno (Bosnia), aunque tienen nacionalidad croata. Han estado en Torrelodones (Madrid),

para participar en el II Torneo Internacional de la Amistad de fútbol sala. Alfa y Omega habló con ellos.

«GRACIAS AL PLAN DE DAYTON

HAN CALLADO LAS ARMAS, PERO NO SE PUEDE DECIR

QUE HAYA COMENZADO LA PAZ. TODAVÍA HAY MUCHO ODIO

Y NO SE PUEDE PRETENDER

CURAR EL ODIO CON MÁS ODIO»

Kozarak, hace cuatro años

partido de fútbol sala que les en-frentará a un equipo de catala-nes. Mirko sigue gesticulando yme dice: «Cuando recuerdo a losserbios matando con sus cuchi-llos a nuestra gente se me ponela piel de gallina».

DEMASIADO ODIO

El plan de paz de Dayton yaestá en vigor. Ha sido firmadopor sus mayores. Gracias a eseacuerdo han callado las armas,pero no se puede decir que hayacomenzado la paz. Todavía haymucho odio para que sea posibleque se instaure una auténtica paz.Mirko, Iván y Bernard son el fielreflejo de un país roto, cuyas he-ridas tardarán muchos años encicatrizar. Son el futuro de Bos-nia, y todavía tienen mucho odioen su corazón. No olvidan a losmuertos y exigen la sangre de losvivos. Sus palabras son el resul-tado de una guerra atroz que cla-ma justicia, una justicia que, pordesgracia, aún en este caso es si-nónimo de más violencia. Es uncírculo vicioso que sólo tiene unasalida: el perdón. Es más fácil de-cirlo que vivirlo, pero es el únicocamino para acceder a la paz.Hay que dejar de vengar a losmuertos y asumir la cruz de amara los enemigos. El poeta croata,Ivan Golup, lo expresa así:

«¡Enjuga las lágrimasa los que duermeny envuelve en la risa los ojos de los niños!¡Conduce los caballos de cargay devuelve los pájaros a las ramas!¡Aligera el peso a las espaldas

y devuelve los pasos a los senderos!¡Absuelve los pecados de todosy enlaza mano a mano a los enemigos!»

No se puede desterrar la os-curidad con la oscuridad, o pre-tender curar el odio con más

odio. Los dirigentes de Bosnia,Croacia y Serbia, los políticos eu-ropeos, las Iglesias, las Organi-zaciones internacionales, todos,en definitiva, tenemos la obliga-ción de trabajar por asentar unapaz duradera, no la paz ficticia yfrágil que estamos viviendo es-

tos días. Tenemos que construirun futuro sin odio, porque si no,como dice el poeta: «No habrá paz entre los olivoshasta que no haya paz entre las palomas…»

Alex Rosal

/23mundoNº 18/7-IV-1996

Así está Kozarac hoy

Comedor de campaña, en Mika

24/ la vida Nº 18/7-IV-1996

Cuando, en 1978, Italia aprobó la ley que permitía el aborto,uno de los argumentos esgrimidos fue el elevado núme-

ro de abortos clandestinos. Se decía que, liberalizando el abor-to, las «clínicas de la muerte ilegales» perderían su razón deser.

Los últimos 18 años han venido a contrade-cir los sofismas. Según los últimos datos delInstituto Superior de la Sanidad italiano, en Ita-lia se realizan 52.000 abortos clandestinos y151.000 abortos legales. En 1983 el númerode abortos legales era de 234.000 y el de losclandestinos unos 100.000.

En Francia, una Fundación que se proponecontinuar con la obra del famoso médico, nom-brado por Juan Pablo II presidente de la Aca-demia Pontificia para la Vida, el profesor Jero-me Lejeune, ha sido reconocida como de «uti-lidad pública» en un decreto publicado por elBoletín Oficial del Estado. El profesor JeromeLejeune, fallecido en 1994, además de ser ungenetista de fama internacional (uno de losdescubridores de la causa del mongolismo) fuetambién consejero científico de la asociaciónque se opone al aborto,«Dejadles vivir».

El grupo Voltaire por la libertad de expre-

sión (asociaciones laicas y feministas) ha publicado un co-municado en el que declara su perplejidad ante este recono-cimiento, el primero que se ofrece a una asociación contra elaborto. Por lo visto sólo existe libertad de expresión para quie-nes piensan como ellos.

Aborto clandestino, cae el mito

La asignatura pendiente de Maastricht

Finlandia 1,1% 65,5%

Dinamarca 1,2% 71,6%

Irlanda 2,2% 78,1%

Holanda 2,5% 76,3%

Alemania 2,9% 59,7%

Gran Bretaña 3,0% 53,8%

Bélgica 3,2% 127,9%

Francia 3,4% 55,8%

Suiza 3,9% 82,2%

Austria 3,9% 69,5%

Portugal 4,1% 70,7%

España 4,1% 67,1%

Italia 5,4% 121,1%

Grecia 8,0% 111,8%

Como se ve en el gráfico, la Europa a dos velocidades parece inevitable. Solo 5 de los 15 cumplen las exigencias mínimas.

1997: déficit presupuestario, en % 1997: total de la deuda nacional, en %

Límite deMaastricht

60 % o menor

Límite deMaastricht

3 % o menor

/25la vidaNº 18/7-IV-1996

Todos los miembros de laIglesia que pecaron du-

rante el genocidio han detener la valentía de aceptarlas consecuencias de loshechos que cometieroncontra Dios y contra el pró-jimo». En una carta dirigidaal presidente de la Confe-rencia Episcopal de Ruan-da, el Santo Padre indica laúnica senda que ha de re-correr el pueblo ruandés pa-ra alcanzar la reconciliación:«El Estado debe hacer jus-ticia a todos. La justicia y laverdad deben ir juntas,cuando se trata de clarificarlas responsabilidades en eldrama que conoció este pa-ís», ha dicho el Papa.

El 6 de marzo pasado, unTribunal de San Fran-

cisco pronunció una deci-sión a favor de la eutana-sia. Los jueces declararonanticonstitucional una leydel Estado de Washingtonen la que se prohibía la«muerte dulce» y declara-ron el derecho de los indi-viduos a interrumpir la vidaen el momento que quieran.

El 19 de marzo la Con-ferencia episcopal esta-dounidense publicó un do-cumento en el que critica-ba duramente esta decisión.Según la Conferencia epis-copal, la sentencia va con-tra «importantes distincio-nes éticas, precedentes le-gales y la opinión de laAmerican Medical Associa-tion». Según los obispos se

corre el riesgo de que «losmédicos inyecten sustan-cias letales a pacientes quenunca quisieron ser asesi-nados», como por ejemploa enfermos en coma, o losque no se encuentran enposesión de sus facultadesmentales.

Asimismo los obispos es-tadounidenses han anun-ciado que todos los católi-cos se movilizarán en lasescuelas, en las iglesias, enel campo médico y en el le-gal. Los obispos se unirána otras fuerzas decididasque apelarán a la Corte Su-prema contra la sentenciade San Francisco y trataránde hacer de la eutanasiauno de los temas de laselecciones presidencialesde noviembre.

Alos fieles laicos, según lareiterada doctrina de la

Iglesia —comprobada, de he-cho, por nuestra propia ex-periencia histórica— nos co-rresponde directamente cris-tianizar el orden temporal,misión cuya importanciasiempre y muy especialmen-te en las actuales circuns-tancias que vivimos en Es-paña, es evidente. Recorde-mos las palabras de JuanPablo II: «Hay que unirse, yluchar abiertamente por losvalores cristianos amenaza-dos», frase reiteradamentedirigida a los españolescuando nos anima «a quesalgamos a la calle», «a queno tengamos miedo» esto es,a que demos testimonio pú-blico de nuestra fé, a que ha-gamos uso recto de nuestrosderechos democráticos.

Los millones de católicos

españoles, o incluso sólo, loscatólicos practicantes, tene-mos en nuestras manos, através de las formas de de-mocracia directa aprobadaspor nuestra Constitución -Arts. 29, 87 y 92-, los instru-mentos necesarios para aca-bar con el abominable crimendel aborto, los ataques a lavida familiar, a la enseñanzareligiosa...esto es a la anti-cultura que quiere paganizara España desde el BOE ydesde la televisión.

Hacemos este llamamien-to a los laicos para que lo-gremos la organización sufi-ciente.

Esperamos vuestras su-gerencias, adhesiones indi-viduales y colectivas en la«Hermandad para promoverla moral pública y social». c/Santa Teresa nº6 -bajo-28004-MADRID

Más de 6.000anglicanosadmitidos en la Iglesiacatólica en 1995

El año pasado se incor-poraron a la Iglesia ca-

tólica 6.205 anglicanos deInglaterra y Gales, el núme-ro más alto de conversionesen los últimos 25 años. Estetotal representa también unincremento del 20% res-pecto a 1994. En 1992 seconvirtieron cinco obispos y300 sacerdotes. Se esperaque en esta Pascua 700 an-glicanos ingresen en la Igle-sia católica, en la catedralde Westminster. Estas con-versiones se han desenca-denado, en buena parte, araíz de la decisión del Síno-do anglicano de 1992, quepermitió la ordenación demujeres.

El Papaindica el caminoparareconciliarRuanda

Campaña de los obisposestadounidenses contra la eutanasia

Urge promover la moral pública y social

No creo que ningún cristiano, entre no-sotros, haya caído en la cuenta de queel pasado 13 marzo, se cumplieron

exactamente dos milenios desde la muertede Herodes, que fue llamado el Grande, por-que tuvo majestad al modo como la tienenlos poderosos de la tierra:grande su ambición, gran-de su soberbia y mayestá-tico aquel Templo que re-construyó y del que ni si-quiera queda «piedrasobre piedra». Está el ba-samento donde los judíosse reúnen a orar, emocio-nante también para los ca-tólicos porque contienepoderosas lecciones comoesa de que los grandes dela tierra pueden alterar to-do lo que tocan, pero con-tinúan firmes las piedrassillares. El pero de los pe-cados de Herodes fue pre-cisamente ése: haberse co-locado a sí mismo en lu-gar de Dios. Pues aqueltemplo espléndido, quesobrecogía a visitantes yperegrinos, no estaba pen-sado por el inquilino deMasada o Mequeronte,como algo debido al ho-nor de Dios sino para supropia vanagloria. Octa-vio César, que también secomplacía en llamarse oser llamado Augusto, di-jo una vez de él que «espreferible ser cerdo en laCasa de Herodes que nohijo»; porque en su formaladhesión a la religión deMoisés el Idumeo, se abs-tenía de comer carne decerdo, pero no de matar asus propios hijos.

Sin embargo, se tratade una fecha crucial paralas dos religiones, judaís-mo y cristianismo: se ini-ciaba un declive en el po-der político de Israel ybastarían setenta años pa-ra que ese declive se con-virtiera en rebelión abier-ta y en despeñadero pordonde habría de precipi-tarse, para casi veinte si-glos, el Pueblo de la elec-ción. Y esta vez no hubo ramas donde colgarlas cítaras y llorar por Jerusalén, pero Jeru-salén había dejado de existir y no tardaríanlos hombres en pretender incluso cambiar su

nombre para llamarla Aelia Capitolina. Unanueva y profunda lección: renació Jerusalény volvió a ser ciudad de oro; renació el Pue-blo que, al final, volvió a la Tierra. Porquelos caminos de Dios son insondables y nadiepuede interceptarlos.

Un niño vivía entonces en algún lugar deEgipto. Un lugar que desconocemos, peroque no tiene por qué ser Alejandría, ya queotras comunidades hebreas había allí y has-

ta un pequeño templo que evitaba el llantonostálgico por Sion. Y aquel niño, que ibacreciendo en gracia y sabiduría a los ojos deDios y de los hombres (nos lo dice san Lu-cas que, entre otras cosas, era médico), era elque indicaba el cambio decisivo, la plenitud

de los tiempos, el inicio dela Salvación. Ningúnacontecimiento históricoreviste importancia seme-jante. Es, sin duda, unasuerte para los cristianossaber que la efemérides seencuentra precedida deese pequeño prólogo: aúnno computamos el año2000 y lo estamos ya vi-viendo en un crecer haciadentro, en silencio. El silencio importa mu-cho. En este tiempo deruidos, chillidos y es-truendos, se ha converti-do en bien escaso, que he-mos de buscar recorrien-do caminos, alejándonosde los lugares habituales.Y sin embargo es en el si-lencio donde el hombredescubre las cosas impor-tantes. Descubre espe-cialmente qué cosa es elamor, a Dios y el prójimo,porque no hay segundosin primero. Todo el pen-samiento cristiano, cuan-do se hace cultura, se tor-na cultura del Amor, así,con mayúscula: creemosque Dios ha creado y sos-tiene el universo en un ac-to de amor; creemos tam-bién, como nos lo recor-daba san Juan de la Cruz,que «a la tarde» nos vana examinar especialmenteen el amor. ¡Qué tremen-da responsabilidad nosinvade al sentirnos enmedio de un mundo quese ha «desmoronado» yque ha confiscado la pa-labra más sublime paraarrojarla al cubo de losdesperdicios hedonistashumanos!Estos días he recordadomucho a Herodes: es tris-te el destino de los gran-des de este mundo. Creen

tenerlo todo, pero al final se vuelven pajasagitadas por el viento.

Luis Suárez Fernández

26/ desde la fe Nº 18/7-IV-1996

Un centenario olvidado

«ESTOS DÍAS HE RECORDADO MUCHO A HERODES:

ES TRISTE EL DESTINO DE LOS GRANDES DE ESTE MUNDO.CREEN TENERLO TODO,

PERO AL FINAL SE VUELVEN PAJAS AGITADAS POR EL VIENTO»

«Herodes preside la matanza de los inocentes».Vidriera de la iglesia de San Pedro en Norwich (siglo XV)

Desde que alcanzó su pon-tificado, Juan Pablo II hainsistido en los males de

la cultura del despilfarro, en lastremendas consecuencias de unhiperconsumo. Causa escalo-fríos observar que existen comu-nidades, como la norteamerica-na, que tienen como lema, «con-sumo, luego existo». Pero nomenores son los que se derivande otro lema igualmente peli-grosísimo, que proviene del mo-delo socialkeynesiano que sub-yace en el Estado del Bienestarque ha impuesto su reinado enEuropa: «siempre más, nuncabastante».

Considerar que el consumo esun bien y que todo lo relacionadocon el ascetismo –y el ahorro loes– es un mal, nos ha llegado poruna vía que ha construido, no yasin ningún rebozo, sino con en-tusiasmo, Keynes, en su obra fa-mosa, la Teoría General de laocupación, el interés, y el dine-ro. El antecedente se encuentraen la obra de Mandeville, Fábulade las abejas o de cómo los viciosprivados producen bienestar pú-blico.

Ahora, como Juan Pablo II hasostenido siempre, observamosde qué manera los vicios priva-dos provocan perturbaciones pú-blicas sin cuento. Es evidenteque, en estos momentos, a nadiese le ocurrirá romper una lanzaen favor de la corrupción. Los

economistas nos hemos vistoobligados a estudiar este fenó-meno, porque se ha colocado enun puesto nada despreciable co-mo señal identificativa de la con-ducta de multitud de agenteseconómicos en el mundo. Comoes natural, en el Foro de Davosse ha vinculado abundancia desituaciones corrompidas con dis-minución de la competitividad,pero es que, al observar las per-turbaciones financieras que se de-rivan de estos excesos del consu-mo en los países occidentales, to-dos, comenzando por EstadosUnidos, percibimos de qué mo-do conviene frenar, no ya lascompras, sino una demandaexorbitante de bienes y serviciospor parte de los hombres. De pa-so, este seudoprogreso materialse convierte, de modo adicional,en perturbador de más de una si-tuación medioambiental.

Cuaresma no se entiende sinascesis, sin penitencia. Pero tam-bién hay que decir que no es po-sible llegar a la alegría de la Pas-cua sin pasar por ello. Tambiéntoda colectividad tiene que tenerclaro que los sacrificios son obli-gados en lo individual y en lo co-lectivo. Hacer lo contrario es se-ñal de decadencia, de aceptaciónde aquello de «animula, vagula,blandula» esto es, renunciar a laresurrección.

Juan Velarde Fuertes

/27desde la feNº 18/7-IV-1996

No hay Pascuasin Cuaresma

PALABRAS VIVAS

EN EL TIEMPO

Jesucristo, hija mía, no vino a nosotros para contarnos frivolidades.Ya comprendes que no hizo el viaje a la tierra, Un gran viaje, entre nosotros.(Y estaba tan bien donde estaba).(Antes de venir. No tenía todas nuestras preocupaciones). El no bajó a la tierraPara contarnos chistesPara venir a darnos, para darnos luego adivinanzas que adivinar.No, no, hija mía, y Jesús tampoco nos ha dado unas palabras muertasQue tengamos que guardar en pequeñas cajas (O en grandes),Y que tengamos que conservar en aceite rancio.Jesucristo, hija mía, no nos entregó palabras en conservaPara guardar,Sino que nos entregó palabras vivas. Para alimentar.Yo soy el camino, la verdad y la vida.Las palabras de (la) vida, las palabras vivas no puedenconservarse sino vivas, alimentadas vivas,Alimentadas, cargadas, caldeadas, cálidas en un corazón viviente.De ningún modo almacenadas en cajitas de madera o de cartón.Como Jesús tomó, se vio forzado a tomar cuerpo, a revestirse de carne

Para pronunciar estas palabras (carnales) y para hacerlas oír, Para poderlas pronunciar,Así nosotros, de modo similar, a imitación de Jesús, Así nosotros debemos aprovechar que somos carnales Para conservarlas, para calentarlas en nosotros vivas y carnales,(Esto ni los mismos ángeles lo conocen, hija mía).Como una madre carnal alimenta, y calienta sobre su pecho, A su recién nacido,Porque pronunció temporal y carnalmente las palabras eternas,Se nos ha dado a nosotros, débiles,Depende de nosotros, débiles y carnales,El hacer vivir y alimentar y conservar vivas en el tiempoEsas palabras pronunciadas vivas en el tiempo.

Charles Pèguy

Maastrich, ¿capital del bienestar?

Como todos los años —y van 68— lle-garon los Oscar. Con la primavera. Do-minando las numerosas listas de pre-

mios que en el mundo se dan periódicamen-te al cine. Son los más universales, los máseficaces. Hollywood, su bolsa mercantil, sunotario y su pauta. La universalidad brotapor encima o a consecuencia de su naciona-lismo, aunque queden fuera de competiciónotros países. En resumen, tal vez no sean losmás rigurosos, pero son los más importan-tes, sintomáticos y completos. Decía NicholasCage al recoger el suyo por «Leaving Las Ve-gas»: «Gracias a la Academia por ayudarme aborrar la frontera entre arte y comercio». Esoes el cine, y le convendría no olvidarse, porejemplo, de que también es un hecho socialy una clave de deseable perfeccionamientohumano.

Si eso son los Oscar, ¿en qué medida y has-ta qué punto los de este año han respondidoa lo que el cine y sus espectadores esperabande ellos? De otra manera, ¿qué pueden pare-cer a un espectador crítico que sigue los es-trenos de películas y la amplia fenomenologíadel cine, y a esos cientos de millones de per-sonas que han seguido en el televisor la con-cesión y la entrega?

Este año no se esperaban ni con pasión nicon certidumbre. Apenas había favoritos. ¿Es«Braveheart» la mejor película y no lo son suscompañeras finalistas? Gusta por su aire épi-co de aventuras, con héroe ejemplar, patriotadefensor de oprimidos, con paisaje dispuestopara la guerra y la libertad. Es el clasicismotradicional y rentable —40 años atrás—, hechocine espléndido por Mel Gibson (Oscar porla dirección, pero también intérprete y pro-ductor), hasta conseguir cinco estatuillas entotal. Gusta, pero ni el mismo Mel Gibson laveía mejor que las otras, «Apolo XIII», su máscercana competidora, algo más que buenamecánica de la nueva odisea del sueño espe-cial de la Nasa; «Babe, el cerdito valiente», lafábula encantadora del cochinillo parlante, alque teñían en el rodaje las pestañas pero quequería ser perro pastor; «El cartero» (sólo me-jor banda sonora dramática), conmovedormelodrama sentimental y poético de un Troi-si que murió en cine bañado de italiano porluz mediterránea, «Sentido y Sensibilidad»,en la que Jane Austen esperaba a EmmaThompson para que la adaptara con derechoa Oscar y en beneficio de su propia imagenmovida por el chino Ang Dee.

Todas habrían podido valer el mismo Os-car equiescente, títulos de una producciónanual no mucho más que provechosa y apro-vechable, pero sin campanas, gracias en bue-na parte a la gran cosecha de efectos especia-les y del auxilio de los ordenadores, que hanintroducido «Toy» en los cuentos de la ju-guetelandia disneyana.

Los Oscar-96, sin grandes obras maestrasni apasionamiento, sin americanismos, sinacusadas rivalidades. En el apartado de pe-lículas extranjeras, este año ha sido para laholandesa «Antonio», aún desconocida enEspaña. Los llamados menores se han reci-bido con un gramo de indiferencia pues, endefinitiva, lo que importa es la película co-mo obra total.

Y ¿qué queda de estos Oscar? ¿En qué yen qué medida influyen en el cine, y por con-secuencia, en los espectadores? Aparte el de-cisivo relanzamiento comercial de las pelícu-las, se puede desprender de ellos que Holly-wood, ahora en un estado de producciónmanifiestamente mejorable, propugna un ci-ne sin crispaciones, apto y adaptado para dis-tintas edades de espectadores normalizados,tomando como meta más o menos trazada laconstancia de valores que se propugnan deuna sociedad política y éticamente conserva-dora. ¿Cómo puede aprovechar esta exposi-ción el cine mundial? Si se piensa en el espa-ñol, lo que en el norteamericano tiende a ser

excepción —el desbordamiento de los lími-tes aceptados de la moral y del buen gus-to—, en él es hábito corregido o aumentado.

Son posibles apuntes, apreciables tambiénen el propio espectáculo de su concesión: ca-si cuatro horas de actuación correcta, sin pa-leterías ni exabruptos —ya que imitan, queimiten bien nuestros Goyas—, con frecuen-cia elegantes, asumiendo la alergia de las lá-grimas, pisando las ascuas del racismo. Y, lue-go, la corona de los homenajes y las aparicio-nes especiales, entre la historia, la nostalgiay los buenos sentimientos: «La fuerza creati-va y moral» de Kirk Douglas, gran olvidadohasta hoy; la elegante caballerosidad de Sid-ney Poitt, la patética y esperanzadora silla deruedas del que fue supermán ChristopherReeve… bajo la sonrisa, ironía roja y negra,de la maestra de ceremonias Woopi Golberg.No sé si llegan a lecciones para examen. Así ytodo, ¿se notará en el cine de estos nuevosdoce meses?

Pascual Cebollada

28/ desde la fe Nº 18/7-IV-1996

Lo que queda de los Oscar

Mel Gibson, ganador de 5 Oscar este año

/29desde la feNº 18/7-IV-1996

Los jóvenes reaccionanpositivamente cuando

se les habla de grandestemas de la vida de mo-do aquilatado y coheren-te. Si se explica a fondouna cuestión que les ata-ñe, muestran sumo inte-rés. Y lo agradecen por-que les abre los ojos y lespermite liberarse de en-gaños y espejismos.Lo que hoy desean antetodo los jóvenes es recibirclaves de orientación. Con-viene no dar demasiadosconsejos, sino mostrarlesqué es la vida y cuáles sonsus leyes. Si se les ofre-cen ideas que les indiquenel camino, es suficiente.Tales ideas son semillasque, a su hora, dan fruto.Puede parecer que los jó-venes no aceptan cuantose les dice, porque lesrompe sus esquemas. Noimporta. Si ellos adviertenen su vida diaria que cuan-to se les dice explica lo queacontece, acabarán co-brando fe en sus maestrosy aplicarán a su vida lasclaves recibidas.En cuanto al amor conyu-gal, las enseñanzas quereciben actualmente losjóvenes son de una po-breza lamentable. Seacreyente o no, de un par-tido político o de otro, unjoven necesita enriquecersu vida y las de quienesen algún modo la com-parten. El gran empeñode los educadores no de-be ser ofrecerles un rime-ro de prohibiciones, sinoayudarles a descubrir lagrandeza del amor bienentendido y la pobrezadel mero erotismo.Losadultos tenemos una granresponsabilidad: no em-pobrecer la idea del amor,no confundir amor conerotismo, mostrar de for-ma lúcida y persuasiva lagrandeza del amor con-yugal.

Alfonso López Quintás

Punto de Vista

EL AMOR BIEN

ENTENDIDO

Los textos, de Carlo Pietran-geli, el director de los Mu-seos Vaticanos reciente-

mente fallecido, son una mezcla,mejor dicho, una fusión de espi-ritualidad y de rigor artístico ycientífico. No en vano han traba-jado en ellos las monjas trapen-ses, de estricta clausura; aunqueen medio del silencio no acústi-co se oye, a veces, divinamentesuave, el más hermoso gregoria-no, junto a la música original, es-crita a propósito por Stelvio Ci-priani, célebre por su «Anónimoveneciano».

Se trata de una visita guiada,minuciosa y global a un tiempo,a los Museos Vaticanos que son,además de una joya y de un he-cho artístico visible, tangible y vi-sitable en el que están represen-tados y como resumidos siglosde la mejor historia del arte, unhecho fundamentalmente espiri-tual, profundamente religioso enmuchos momentos.

Están en las espléndidasimágenes en color Miguel Angely Rafael, Leonardo, Lippi y Pierode la Francesca; está Fra Angéli-co, pero también Goya y Picassoy Dalí; están el arte romano, grie-go, etrusco, egipcio, griego, perotambién el museo misionológicoy el de arte religioso contempo-ráneo; está la Sixtina, y la Pietá,y Bramante, Fontana, Bernini yCanova, pero también Gauguiny Rouault, y Kandinsky y VanGogh y Guttuso; cada imagen,subrayada con el ajustado co-mentario, exacto, preciso, pro-fundo, revelador. Escultura y pin-tura, tapices y orfebrería, folklo-re, donaciones y arqueología quelos Papas, a través de los siglos,han ido coleccionando, guardan-do, cuidando y transmitiendocon mimo. Es una imponente eimpagable iniciativa de las Edi-ciones «Musei Vaticani», ofreci-da al gran público en cuidada tra-ducción castellana del texto ori-ginal italiano.

Quien ya ha tenido el privi-legio de vistar los Museos Vatica-nos tiene la oportunidad de re-novar emociones artísticas; quienaún no ha tenido ese gozo puedepreparase inmejorablemente coneste video, imprescindible, en to-do caso, para quien piense que ja-más tendrá la posibilidad de apre-ciar personalmente tan maravi-

lloso patrimonio artístico, culturaly espiritual. Además de los Mu-seos, hay un video para la Basíli-ca Vaticana, para los palacios, lasestatuas, los pórticos...; así, hasta16 casettes para un recorrido defe y cultura, preparatorio del granJubileo del 2000.

M.A.V.

VIDEOS

Los MuseosVaticanos

30/ desde la fe Nº 18/7-IV-1996

Llevar a Valle-Inclán a escena siempre supo-ne un reto y, para el espectador, una incóg-

nita. La identificación que se produjo entre su vi-da y la literatura es, en el teatro, donde adquiereun mayor alcance, porque Valle teatralizó supropia existencia y, de esta dependencia, nacióla innovación, la ironía, el sarcasmo a vecesviolento, en una palabra: la ruptura.

El Teatro Lara nos ofrece El embrujado, obraescrita en 1913, pero que el autor decidió incluiren El retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte,de 1927, porque comparten sobre un mismo te-ma: la Galicia mítica de leyendas y presagios,milagrera, primitiva y trágica, creadora de un am-biente que envuelve una realidad amarga, cruel,

incapaz de preservar los sentimientos desinte-resados, pues el auténtico germen de esta tra-gedia es un inocente, un niño recién nacido dedudosa paternidad que, sin culpa de nada, seconvierte en el motivo de lucha entre unos per-sonajes dominados por sus instintos más ele-mentales, por las extrañas fuerzas que emanandel personaje que encarna la ira y la soberbia, elyo por encima de todo: Rosa la Galana, una mu-jer capaz de convertir en negativa cualquier co-sa con tal de satisfacer sus propios impulsos.De esta forma, ese niño, motivo y desencade-nante de la tensión trágica, se convierte tambiénen víctima, «las viejas almas infantiles respiran unaroma de vida eterna», rezaba el sacristán en Di-

TEATRO

El embrujadoDE RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN

GentesMONSEÑOR ANTONIO MONTERO, arzobispo de Mérida: «No hay que dar porsupuesta la fe, sin sembrarla y cultivarla en todas partes. Es un desafíopastoral de enorme envergadura. No bastan, por separado, para evangeli-zar ni el testimonio de la palabra ni el de las buenas obras; han de ir siem-pre juntos. Tampoco hay que esperar a ser santos para proclamar el Evan-gelio. Sirve un pecador cualquiera, como yo o como tú, si es humilde y creelo que proclama».

MARÍA TERESA MESTRE, duquesa de Luxemburgo: «La fe cristiana esmi equilibrio. Intento hacer comprender a mis hijos que gracias a los acon-tecimientos felices y, sobre todo, a los desgraciados, desarrollarán un cora-zón y una mente fuertes. Intentamos rezar en familia lo más a menudo po-sible por la noche mi marido, yo misma y los niños. Como dijo el PadrePeyton: “Familia que reza unida, permanece unida”».

SIGOURNEY WEAVER, actriz protagonista de Copycat: «No entiendo por quélos americanos se interesan tanto por el mal; tal vez para creerse que ellos síson buenos».

APUESTA POR

LA LIBERTAD

En el próximo otoño, losobispos europeos van a

celebrar un symposium enRoma, con el siguiente títu-lo: «La religión, entre lo pú-blico y lo privado».

Uno de los puntos de re-flexión previa parte de laconstatación de que hoy sonmuchas las personas deci-didas a determinar libre-mente sus vidas. Esta acti-tud se relaciona con el he-cho de que las gentes sonlibres para elegir, pero nopueden menos de elegir, nopueden vivir sin elegir. Estademanda de libertad no re-sulta fácil ni confortable y asícrece en mucha gente el de-seo de ser liberados del pe-so oneroso de la libertad.

La Iglesia ofrece una ayu-da inestimable para vivirmás libremente una vida queresulta muy compleja. Estaayuda se concreta:

Cuando la Iglesia ani-ma a cada uno en su esfuer-zo por dirigir personalmentesu vida, aceptando la sabiaguía de sus orientaciones.

Cuando la Iglesia creacomunidades comprometi-das, en el seno de las cualesla persona se encuentra se-gura y protegida y en ellasfortalece su espíritu.

Cuando la Iglesia des-cubre el sentido de la vidapersonal y colectiva, no sólocon palabras que tienen sen-tido, sino también con los ri-tos y símbolos creadores desentido.

La libertad es demasiadogrande para alcanzarla unosolo: no hay libertad sinalianza. «Donde está el es-píritu del Señor, allí está lalibertad». «Si, pues, el Hijoos libra, seréis verdadera-mente libres… Si permane-céis en mi palabra, seréis enverdad discípulos míos y co-noceréis la verdad y la ver-dad os hará libres».

José Antonio Marcellán

CONTRAPUNTO

/31desde la feNº 18/7-IV-1996

vinas palabras; de ahí la desespe-ranza y la amargura, y esa actitudde estar siempre tratando de huirde una realidad , verdaderamentedura, que marca la obra de Valle.Es un continuo refugiarse en la nie-bla —tan galaica— de la fantasía.Pero nunca se mejora la realidadhuyendo de ella, ni personal ni so-cialmente. Es pena que el teatrode Valle no esté abierto a la espe-ranza que nace de la revelacióndel Misterio. Cuando se ha encon-trado la razón de vivir, no hace fal-ta acudir a la ficción de la fantasía,porque la realidad, por dura que sea, haquedado iluminada.

El montaje de Francisco Vidal recoge latensión y el ambiente de la obra y apues-ta por acentuar la fuerza trágica de lospersonajes y de las situaciones, no tantode las acciones dramáticas; lo que mani-fiesta un interés por hacer creíbles los con-

flictos, por no despegarse del texto. Valleconcebía el teatro como un espectáculototal, sin convencionalismos ni restriccio-nes normativas. En 1926 afirmaba: «Yoescribo en forma escénica, dialogada, ca-si siempre. Pero no me preocupa que lasobras puedan ser o no representadas másadelante. Escribo de esta manera porque

me gusta mucho, porque me pa-rece la forma literaria mejor».El teatro de Valle permite abarcarmuchas posibilidades escénicasa la vez. Es mejor no ceñirse a unasola interpretación; su grandezaestá en que planteó su obra de for-ma abierta, y esto es lo que seecha de menos en esta produc-ción, demasiado apoyada en ha-cer creíble el texto. Por esto, lapuesta en escena sigue una líneasimbólica y permite lucirse a bue-nos actores —Francisco Hernán-dez, Gerardo Giacinti y Pilar Ba-

yona, magistrales— que construyen co-herentemente sus personajes desde unasespléndidas voces que ayudan a carac-terizar ese mundo impactante de Valle,uno de nuestros creadores más impor-tantes, el artífice de una «nueva tragedia».

María Jesús Ramírez

Hace más de un mes, con ocasión del fallecimiento del GranMaestre de la Gran Logia Masónica de España, Señor Salat, y araíz de la celebración de un funeral por el eterno descanso de su al-ma celebrado en la Basílica de Santa María del Mar ,de Barcelo-na, diversos medios intentaron ya aprovechar tal circunstanciapara colar de matute ante la opinión pública española la tesis de quela Iglesia católica ya no condena, sino que prácticamente bendicela masonería.

El hecho de que el diario «El País» del domingo pasado dedica-rá su portada y cinco de sus páginas nada menos a este asunto, es su-ficientemente elocuente por sí sólo sobre el interés de que eso pasepor verdadero.

No es verdad; no es de recibo confundir la misericordia de laIglesia hacia una familia que solicita exequias cristianas, con la ben-dición de la organización masónica en la que el fallecido desempe-ñaba cargos de alta responsabilidad.Por si a alguien le queda dudaalguna que abone la confusión creada en torno a este tema, he aquíel texto de la nota publicada en el Boletín del Arzobispado de Bar-celona, el pasado mes de febrero:

«Hace unas semanas, en la basílica de Santa María del Mar deBarcelona, se celebraron las exequias en sufragio de un difunto, des-tacado miembro de la masonería. La celebración fue anunciada en laprensa del día anterior, por parte de la familia, y también por partede la Gran Logia de España, a la cual pertenecía el difunto.

Diversos comentarios periodísticos posteriores, y algunos ele-mentos de la celebración misma, pueden haber inducido a confusióna algunas personas, como si este hecho significara una aceptación,por parte de la Iglesia, de la pertenencia de los católicos a la maso-nería, incluso un gesto simbólico de aprobación.

Para evitar las ambigüedades que se hayan producido en estetema, evitar las confusiones y clarificar la conciencia de los fieles, es-te Arzobispado considera conveniente hacer las siguientes preci-siones:

— Las exequias se celebraron a petición de la familia del difun-to, tal y como se hizo constar en el mismo momento de la celebración.Las exequias son, para la Iglesia, una oración confiada al Padre mi-

sericordioso para que el difunto,liberado de todos sus pecados,sea acogido en el lugar de repo-so, de luz y de la paz de Dios.Son, por lo tanto, un acto de feen el amor y la resurrección deCristo, y también una formacristiana de compartir la aflic-ción de una familia.

Por lo que concierne al juiciode la Iglesia sobre las asociacio-nes masónicas, debe decirse quecontinua siendo negativo, aun-que el actual Código de Dere-cho Canónico no lo explícita no-minalmente. En efecto, los prin-cipios masónicos siempre se hanconsiderado como inconciliablescon la doctrina de la Iglesia. La inscripción en estas asociaciones,por tanto, continua siendo gravemente prohibida para los católicos(Ver Declaraciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe,del 26 de noviembre de 1983). Además, “las autoridades eclesiásti-cas locales no tienen competencia para pronunciarse sobre la natu-raleza de las asociaciones masónicas con un juicio que pudiera im-plicar una derogación de la Declaración citada”».

El actual Código de Derecho Canónico ya no cita expresamentela «masonería», pero ésta queda incluída en la denominación ge-nérica de asociaciones incompatibles con la Iglesia (canon 1374); yotra novedad con respecto al antiguo Código está en que los miem-bros de estas asociaciones ya no son penados con la «excomunión»,pero sí con el «entredicho» que, aun sin excluir totalmente de laIglesia, acarrea los mismos efectos que la excomunión respecto aparticipar en el culto divino, así como a recibir o administrar los sa-cramentos o sacramentales (cánones 1331-2).

Gonzalo de Berceo

No es verdad

Una escena de la obra

Vencido ha el León de la tribu de Ju-dá. Uno de los misterios que el án-gel reveló al bienaventurado sanJuan, desterrado en la isla de Pat-

mos porque predicaba a Nuestro Señor Je-sucristo, fue esta admirable victoria, que elSeñor nos había ganado, muriendo por nues-tra salud en la cruz. Estaba afligido este ama-do de Jesús, no de estar desterrado por ser-vir a tan alto Rey y por predicar las grande-zas del Hijo de Dios, que de este trabajo grangozo tenía. Por lo que lloraba san Juan erapor ver que no se hallaba quien abriese un li-bro cerrado con siete sellos. Entonces le dijoun ángel: No llores: mira que ya venció el Leónde la tribu de Judá y él remediará esa falta que teda tanta pena.

Era tan fuerte y espantoso gigante lamuerte, que nadie, por muy santo que fuese,ni todos juntos, bastaban a vencerla.

Mas cuando el León fortísimo, Hijo deDios y virtud del eterno Padre, tomó la de-

manda y se armó con las armas de nuestrahumanidad, aunque al parecer flacas, to-móse a brazos con la muerte muriendo, yella quedó muerta.

¡Oh, soberano Señor Cristo Jesús, Leónfortísimo!, ¿quién nos dio vencida la muer-te, sino vos? A gran costa vuestra fue, queos costó vuestra sangre y vuestra vida; mas,al fin, resucitando vos al tercero día, la muer-te quedó derribada.

Da la razón nuestro padre san Agustínpor qué la muerte no murió sino muriendonuestro Redentor. No muere la amargura si-no con la dulzura; ni muere el frío sino enel calor; así no es muerta la muerte sino en lavida. ¿Quién es esta vida? Cristo nuestrobien y nuestro Salvador. Él mismo lo dijo asanta Marta: Yo soy resurrección y vida. Nin-gún santo pudo ganar esta victoria, pues noera vida alguno de ellos.

A todos admiró, y con razón, aquella vic-toria que ganó David de aquel soberbio bas-

tardo Goliat. Espantaba a todos la estaturadel gigante, y también verle tan armado. Sa-le David, y con una honda diole una pedra-da en la frente y cayó luego en tierra; saltapresto sobre él, y sácale la espada, con que leacabó de quitar la vida.

¿Quién es este gigante que a todos desa-fiaba, tan espantoso, sino la muerte? Con ca-yado y honda venció David, y con cruz y susagrada carne padeció el Señor para dejarnosganada esta victoria a los cristianos.

Pues que así el León poderoso, Cristo Je-sús, Señor nuestro, ha vencido a nuestro con-trario, muriendo por nuestra salvación, la ra-zón demanda que nos gocemos, y con alegríasirvamos a quien tanto por nosotros padeció.No haya alguno que sea ingrato a tan exce-lente merced, si quiere gozar de la victoriaque nuestro Rey y Señor con su preciosa san-gre nos ganó con tanta costa y trabajo.

Beato Alonso de Orozco

La muerte, derrotadaComo los rayos del sol traspasan, destruyéndolas, las tinieblas que encuentran a su paso, así Aquel que es la Vida,

penetrando el Viernes Santo en la misma muerte, la vence y la destruye. Este texto que ofrecemos, del beato madrileño del siglo XVI Alonso de Orozco, nos ayuda a saborear nuestro triunfo, que nuestro es el triunfo de Cristo:

Cristo aplasta las puertas de la muerte y rescata a Adán y Eva de sus tumbas. Detalle de la «Anástasis» (resurrección) del ábside de San Salvador de Cora. Constantinopla (siglo XIV)