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Entrevista con Marysia Szumlakowska Ana Yepes e Ignacio Yepes Entrevista: Gerardo Arriaga Fotografía: Yolanda Dominguez A finales de la década de 1940 surgió en el mundo de la guitarra una voz nueva, llena de fuerza y personalidad: la de Narciso Yepes. A partir de entonces, y durante media centuria, esa voz resonó en los escenarios musicales de todo el mundo, sin perder en ningún momento esa fuerza y personalidad que la convirtieron en una de las protagonistas del panorama de la interpretación musical de la segunda mitad del siglo xx. Si hubiera que sintetizar en una palabra las virtudes musicales de Narciso Yepes, esa palabra sería, sin duda, originalidad. En primer lugar, fue muy original y moderno su enfoque de la técnica guitarrística, gracias al cual, desde los inicios de su carrera, pudo enfrentarse a obras de una gran complejidad mecánica y resolverlas con limpieza y brillantez extremas. En segundo, fue también muy original la investigación en el repertorio que realizó durante toda su vida. En efecto, junto a los grandes clásicos, en sus programas siempre tuvieron cabida los autores antiguos y los contemporáneos; en cuanto a aquellos, no se limitó a interpretar las piezas que eran habituales a mediados del pasado siglo, sino que investigó en las fuentes originales y en su interpretación, tanto en las de instrumentos de cuerda pulsada y mástil como en las de otros instrumentos y formaciones instrumentales y aun vocales, dotando así a la guitarra de un nuevo repertorio de obras poco conocidas o incluso del todo desconocidas. Por lo que se refiere a la música contemporánea es de destacar muy singularmente, por una parte, la búsqueda en lenguajes más actuales que habían sido poco frecuentados por los guitarristas; por otra, el esfuerzo realizado para conseguir que algunos compositores que se movían dentro de esos lenguajes escribieran obras nuevas para guitarra: nuevas, es decir, jóvenes, pero también nuevas en el sentido de la novedad de su estilo. Por último, esa originalidad inseparable del quehacer musical de Yepes lo llevó a adoptar una guitarra de diez cuerdas con la cual buscó la ampliación de los recursos sonoros del instrumento. »iLSÄi'·..... ; 138 ROSETA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, 1, mayo / 2009

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Entrevista con

Marysia Szumlakowska

Ana Yepes e Ignacio

YepesEntrevista: Gerardo Arriaga

Fotografía: Yolanda Dominguez

A finales de la década de 1940 surgió en el mundo de la guitarra unavoz nueva, llena de fuerza y personalidad: la de Narciso Yepes. Apartir de entonces, y durante media centuria, esa voz resonó en losescenarios musicales de todo el mundo, sin perder en ningúnmomento esa fuerza y personalidad que la convirtieron en una de lasprotagonistas del panorama de la interpretación musical de la segundamitad del siglo xx.

Si hubiera que sintetizar en una palabra las virtudes musicales deNarciso Yepes, esa palabra sería, sin duda, originalidad. En primerlugar, fue muy original y moderno su enfoque de la técnicaguitarrística, gracias al cual, desde los inicios de su carrera, pudoenfrentarse a obras de una gran complejidad mecánica y resolverlascon limpieza y brillantez extremas. En segundo, fue también muyoriginal la investigación en el repertorio que realizó durante toda suvida. En efecto, junto a los grandes clásicos, en sus programassiempre tuvieron cabida los autores antiguos y los contemporáneos; encuanto a aquellos, no se limitó a interpretar las piezas que eranhabituales a mediados del pasado siglo, sino que investigó en lasfuentes originales y en su interpretación, tanto en las de instrumentosde cuerda pulsada y mástil como en las de otros instrumentos yformaciones instrumentales y aun vocales, dotando así a la guitarra deun nuevo repertorio de obras poco conocidas o incluso del tododesconocidas. Por lo que se refiere a la música contemporánea es dedestacar muy singularmente, por una parte, la búsqueda en lenguajesmás actuales que habían sido poco frecuentados por los guitarristas;por otra, el esfuerzo realizado para conseguir que algunoscompositores que se movían dentro de esos lenguajes escribieranobras nuevas para guitarra: nuevas, es decir, jóvenes, pero tambiénnuevas en el sentido de la novedad de su estilo. Por último, esaoriginalidad inseparable del quehacer musical de Yepes lo llevó aadoptar una guitarra de diez cuerdas con la cual buscó la ampliaciónde los recursos sonoros del instrumento.

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138 ROSETA / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, n° 1, mayo / 2009

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Pronto se cumplirán doce años dela muerte del gran maestro españolNarciso Yepes (Lorca, Murcia, 14 denoviembre de 1927 - Murcia, 3 demayo de 1997). En la presenteentrevista, Roseto ha queridorecordarlo con su familia: suesposa, Marysia Szumlakowska, ysus hijos, Ana, bailarina ycpreógrafa, e Ignacio, flautista,rnmnncitnr \/ rlirr^rtnr Hp nrm

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Marysia, ¿cómo se inició el maestroNarciso Yepes en la música y en laguitarra? ¿Hubo antecedentesmusicales en su familia?

Marysia. Por lo que Narciso y sushermanos nos han contado, losúnicos instrumentos que conocióde niño eran los pocos que teníaa su alcance en el campo deLorca, en donde nació: alguna

guitarra y alguna bandurria, losinstrumentos con los queacompañaban las parrandas y lasdanzas que bailaban en su tierra.De niño, se sentaba en un rincóny jugaba a tocar el bastón de supadre como si fuese una guitarra,tarareaba las músicas y lascanciones que oía. Entonces, undía su padre le compró en la feriaun guitarrillo de esos pequeños y

malos, con cuerdas de metal.Narciso desde muy pequeño veíamuy mal, lo cual le hacía ser másreservado y, además, unproblema de falta depigmentación en la piel leimpedía estar al sol y jugar conotros niños en el campo. Así, eseguitarrillo y su imaginaciónfueron sus ocupaciones desdeniño. Conducía un invisible

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autobús azul, hablaba con todoslos pasajeros invisibles, y cantabay tocaba su guitarrita. Un día,tendría entonces unos cinco añosde edad, su padre llegó a casacansado de las faenas del campoy se dejó caer sobre la primerasilla, justo donde había dejadoNarciso su guitarrita, y laaplastó. Eso fue un drama paraNarciso, que lloró muchísimo;entonces el padre descolgó de lapared una guitarra, porque sí quehabía una guitarra en la casa, yse la dio al niño, que era máspequeño que la guitarra. A lospocos días, Narciso la habíaafinado por su cuenta e ibatocándola. Su padre se diocuenta de que el niño teníarealmente talento musical yempezó a llevarlo a Lorca, enburro, pues vivían en el campo aunos ocho kilómetros de laciudad, a tomar sus primeraslecciones de música. En Lorcahabía un profesor de música, elmaestro Guevara, una personamayor que lo inició en el solfeo yen la guitarra. Al poco tiempo, talvez un año o dos, el niño yatocaba más que el propiomaestro.

Cuando empezó la Guerra Civil, lafamilia tuvo que salir del campo deLorca y se fueron a Valencia. AllíNarciso asistió a un concierto demúsica clásica por primera vez,después de ahorrar lo suficientepara sacar una entrada degallinero. Conoció aquella noche aBeethoven, a Bach, a Falla. Meconfesó que se había pasado todoel concierto llorando, tal fue laintensidad de su sentimiento.

¿Cómo fueron sus primerosrecitales?

M. Tocó por primera vez enValencia, en el Teatro Serrano,siendo adolescente. Pero lo que élllamaba su primer gran conciertofue en el Teatro Español, deMadrid, el 20 de diciembre de1947, como solista del Conciertode Aranjuez bajo la dirección de

Ataúlfo Argenta. Fue un éxitoenorme. En verdad este fue elreestreno del Concierto deAranjuez, porque la versión quese había dado a conocer porprimera vez era muy diferente.Ahora era el Concierto deAranjuez transformado, hechosuyo por Narciso, realmente unaversión nueva y definitiva, la quedesde aquel día se daría aconocer en el mundo entero yque hizo famoso a JoaquínRodrigo.

Poco después, Argenta llevó aNarciso a Ginebra, donde tocaronel Concierto de Aranjuez con laorquesta de la Suisse Romande;luego a Baden-Baden. Unosmeses más tarde Narcisointerpretó el Aranjuez en Romacon la orquesta Santa Cecilia.Este fue un concierto clave en sucarrera; la RAI lo transmitía endirecto a toda Europa. Narciso seenteró de ello justo antes decomenzar a tocar. En aquelinstante comprendió el alcance yla responsabilidad de suvocación, el significado de tocarpara todo el mundo. Cuando oyóal locutor anunciar el conciertoen varios idiomas, sintió unestremecimiento de emoción y secreció. “Son momentos en losque o te derrumbas o conquistasel mundo”, afirmaba cuandorelataba esta experiencia. Teníaveintiún años y fue unreconocimiento unánime de sutalento por parte del público y dela crítica.

También dio a conocer elConcierto de Aranjuez en París, enel Teatro des Champs Élysées,bajo la batuta de Argenta. Otrohito importante fue el primerrecital en París en la sala Gaveau,donde sólo tocaban los artistasconsagrados. Después del recital,impresionado por el tan jovenguitarrista, René Clément vino apedir a Narciso que compusiese lamúsica para su película JeuxInterdits.

En aquel instante

comprendió el alcance

y la responsabilidad

de su vocación, el

significado de tocar

para todo el mundo.

Cuando oyó al locutor

anunciar el concierto

en varios idiomas,

sintió unestremecimiento de

emoción y se creció."Son momentos en los

que o te derrumbas o

conquistas el mundo"

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En 1947 el maestro tenía 20 años

de edad, y a partir de entonces

empieza su carrera internacional

con el Concierto de Aranjuez. ¿Nos

podríais hablar de algo más de ese

Concierto, de lo que significó para

Narciso Yepes? Hay obras que

parecen tener un intérprete ideal,

y claramente Yepes fue ese

intérprete ideal para esa obra en

aquel momento.

M. Ataúlfo Argenta habíaescuchado a Narciso en Lorca y lehabía dicho: “¿Tú qué haces aquí?Vente a Madrid”. Narciso le hizocaso y se estableció en Madrid conapenas 20 años; entonces Ataúlfole invitó a acompañarlo a visitar aJoaquín Rodrigo. Narciso tocópara Rodrigo, quien, después deescucharlo, se levantó, a tientasbuscó en un cajón una partitura yse la entregó diciéndole: “Este esel Concierto de Aranjuez?’. ElConcierto estaba escrito paraRegino Sainz de la Maza, que lohabía estrenado unos años antes.Narciso se fue con la partitura acasa de su tía, donde vivía, y a lastres semanas volvió a casa deRodrigo y tocó para el maestro suconcierto, de arriba a abajo,introduciendo cambios, matices,sacando mucho partido a lasonoridad de la guitarra. Cuandoterminó, Rodrigo se levantóemocionado, abrazó a Narciso y ledijo: “Gracias a ti, yo seré famosocon este Concierto y tú también”.A partir de ese momento elConcierto de Aranjuez empezó adar la vuelta al mundo.

El maestro trató con muchos

compositores contemporáneos

suyos; como es lógico, debió de

tener preferencias, debió de tocar

con mayor agrado una música que

otra. ¿Qué nos podéis decir acerca

de estas preferencias musicales, en

cuanto a la música de su tiempo?

Ignacio. No tenía una preferenciapor un compositor u otro, tocabatoda la música que él considerababuena y que le gustaba. Cuando

encontraba algo atractivo en unaobra era capaz de darle la vueltacomo un calcetín a la propiapartitura para conseguir de ellacosas inimaginables. En cuanto ala relación que tenía con loscompositores, podría decir que amenudo era de creación conjuntade la obra, es decir, cuando elcompositor iba a componer unaobra para un instrumento que noconocía, como era en este caso laguitarra, mi padre le suplicabaque por favor no hiciera nada porconocerla, porque terminaríalimitándose en sus ideas yacabaría escribiendo únicamenteaquello que él considerara posibletocar; le pedía, pues, quecompusiera para piano, para loque fuese, que ya lo trascribiría élpara guitarra. Esa capacidad lellevó a profundizar en algunasobras hasta el punto de quemuchas veces el propiocompositor se asombraba de loque él mismo había imaginado. Enrelación con esto, Narciso Yepestrató con dos tipos decompositores: los que estabandispuestos a aceptar los consejosdel intérprete, a rehacer las obraslas veces que fuera necesario eincluso a volver a publicarlas contodas las correcciones y cambios;y los que se negaban a cambiaruna nota. Y en general, de todo elgran repertorio para guitarra demúsica contemporánea al queahora mismo acceden la mayoríade los guitarristas y que mi padreestrenó, las obras que hansobrevivido de verdad son las delos compositores dispuestos aaceptar esas sugerencias y esoscambios. Por poner un ejemplo, tediré que una de las obras paraguitarra más conocidas y que másgusta de las compuestas en elsiglo XX es la Canción y danza n° 1de Antonio Ruiz-Pipó; esa obra,que suena maravillosamente bienen la guitarra y que todo el mundoconsidera muy bien escrita paraguitarra, sonó por primera vez enel piano del salón de nuestra casa,tocada por Antonio, que era un

magnífico pianista, y a quien mipadre le dijo después deescucharla: “Ya la escribo yo paraque suene bien en la guitarra, note preocupes”. Y así fue, y desdeentonces se convirtió en una obrafamosa para guitarra de Ruiz-Pipó,y está muy bien que haya sido así,porque fue escrita para quesonara en la guitarra por unexcelente compositor que, además,tuvo la humildad de escuchar yacoger las sugerencias delintérprete, y eso engrandece a losdos, ¿no crees?

Esa necesidad de pedir alcompositor que no intentaraconocer mecánicamente elinstrumento puede que provengade la propia formación de NarcisoYepes en Valencia con VicenteAsencio, el maestro másimportante que tuvo. Asencio eracompositor y pianista, y por ello leexigía a mi padre todo undesarrollo en la búsqueda de latécnica del instrumento partiendode las posibilidades del piano. Undía, el maestro iba al piano ytocaba una escala a todavelocidad, y le decía al alumno: “Aver, toca eso en la guitarra”. Mipadre respondía: “Es que en laguitarra eso no se puede tocarasí”, a lo cual replicaba elmaestro: “pues cambia deinstrumento”. Entonces mi padrese iba a su casa y en dos semanasvolvía con esa escala resuelta enla guitarra. Así, al tener queencontrar una nueva técnica queno era la tradicional de laguitarra, tuvo que desarrollar todauna serie de recursos técnicossimplemente porque era unpianista quien le exigía sacarsonido y posibilidadesvirtuosísticas a su instrumento, yesto hizo que su técnica fueraverdaderamente innovadora.

M. Una obra que puede ilustraresto que dice Ignacio es elConcertino que Salvador Bacarisseescribió para guitarra. Yoestudiaba entonces en la Sorbona,

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y le acompañaba muchas veces acasa de Bacarisse quien, confrecuencia, se sentaba al piano ytocaba algún fragmento de lo quehabía estado componiendo.Siempre preguntaba: “¿Eso sepuede tocar en la guitarra?”.Narciso le respondía: “Tú escribelo que te salga del alma, que yo lotocaré.” Así nació el Concertinocon ese segundo tiempo tanprofundo. El mismo autor no seimaginaba que podría sonar así enla guitarra.

Una de las cosas que decíasiempre Narciso a sus alumnosera: “La guitarra es para hacermúsica.” Cuando alguien le decíaque un pasaje no era guitarrístico,él solía responder: “¿Qué significaguitarrístico?, ¿que no se puedecon estos dedos y de esta manera?Pues busquemos otra manera”.Siempre, siempre, le oí decir quela guitarra estaba al servicio de lamúsica. Para ello, claro, había queestar atento, buscarincansablemente e inventar todolo que hiciera falta.

Ese acercamiento a la músicacontemporánea, aun cuando fueracomo intérprete, sin duda erasiempre un acercamiento muycreativo. En cuanto a susconciertos, ¿tenía algunapreferencia por algún público opaís? ¿Iba con más gusto a algúnsitio que otro? ¿En qué tipo deconciertos disfrutaba más?

I. Él solía comentar que el públicode Japón era uno de suspredilectos y de hecho, fue 19veces a Japón, siempre de gira portodo el país. Pero lo cierto es él sedebía a todos los públicos delmundo, dio conciertos en todos lospaíses del mundo donde se danconciertos, tocó en los cincocontinentes, y siempre su respetoal público me ha parecido tambiénun ejemplo, porque aunquesurgieran dificultades o inclusoofertas más atractivas en unmomento dado, jamás suspendió

Narciso tocó para

Rodrigo, quien,

después de

escucharlo, se levantó,

a tientas buscó en un

cajón una partitura y

se la entregó

diciéndole: "Este es el

Concierto de

Aranjuez"

Cuando alguien le

decía que un pasaje

no era guitarrístico, él

solía responder:

"¿Qué significa

guitarrístico?, ¿que no

se puede con estos

dedos y de esta

manera? Pues

busquemos otra

manera"

un concierto, nunca en su vida, nisiquiera estando enfermo; aun enlos últimos años de su vida salía atocar con su propia enfermedad acuestas; siempre dijo que se debíaa su público y así fue hasta elúltimo momento.

M. Conseguía una comunicacióncon el público muy especial, sobretodo con el público joven. Leencantaba dar propinas, para éllos bises después de los conciertoseran una fiesta, y a veces seprolongaban mucho tiempo, hastaque cerraba su taburete yanunciaba: “Voy a tocar... laúltima”, y se iba.

Ana. También en Argentina teníamucho éxito. Recuerdo, cuandome fui a vivir allí de joven, llegué aun hotel con mi maleta en la quehabía una etiqueta con minombre, y la persona que limpiabala habitación, al verla, me dijo:“¡Anda, Yepes, como NarcisoYepes!”. Al contestarle que era suhija, se emocionó. Tú fíjate cómosu arte había tocado en el corazóna muchas personas de toda clasey condición.

Sí, indudablemente la fama delmaestro en todo el mundo fue muygrande, por sus discos y por la grancantidad de conciertos que dio,infatigablemente. Esta vida delconcertista es sumamente ajetreaday trabajosa. ¿Cómo se compaginabaeso con la vida familiar? ¿Cómo lohabéis vivido? ¿Cómo lo vivía él?

M. Narciso disfrutaba mucho conla vida familiar, y las ausenciaslargas representaban para él unesfuerzo. Siempre llamaba porteléfono cuando podía, pero hacíallamadas cortas, sólo para oírnuestras voces. Cuando regresabaa casa, su presencia era viva ydensa. Aseguraba que no era lacantidad de días lo que contaba,sino la calidad y la intensidad, yera cierto. Se interesaba por lasactividades de los hijos, lesenseñaba música, jugaba con

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ellos, hablábamos de todo. Sabíaescuchar y le interesaba laopinión de los demás. Junto a él,la vida era serena, alegre, feliz.

Efectivamente, la vida de unconcertista es dura y llena desacrificios que él sobrellevaba conilusión y paciencia. Es una vida desoledad. Siempre que he podido lehe acompañado, pero estaban loshijos, y yo era la presencianecesaria en el hogar. El contactocon el público, el calor de losaplausos, es maravilloso; peroluego hay que regresar al hotel,solo, y quedarse sin cenar, porqueya es demasiado tarde y hancerrado todos los restaurantes. Nosiempre hay amigos en todas lasciudades. No le importaba lasoledad porque no se sentía solo.Su vocación, su amor, le conferíanuna fuerza muy peculiar. Era muyorganizado y metódico. Sabíaadaptarse, hacer las maletas, irseal aeropuerto, unas vecesacompañado y otras no, estudiaren los hoteles, hacer de lahabitación del hotel su casa.Quiero decir que para eso hay quetener una vida espiritual, una vidainterior profunda, y tener unasraíces como tenía él en su fe, en lafamilia, en las personas que élquería, que eran muchas. Asumíala soledad y se alegraba con laamistad; por donde iba creabaamigos que aguardaban suretorno de año en año.

¿Qué nos podríais decir sobre laspreferencias literarias y artísticasdel maestro?

M. Le gustaba muchísimo laliteratura, la pintura, laastronomía, la arquitectura... eraun arquitecto por vocación, dehecho, las casas que nos hizo JoséMaría García de Paredes lasdiseñó recogiendo las ideas queNarciso le sugería. Era tambiénun excelente ajedrecista. De muyjoven hubo un momento en que seplanteó el dilema de seguir por elcamino de la música o por el del

ajedrez. Jugó con ajedrecistas dela talla de Viktor Korchnoi, deGariy Kasparov, de Ricardo Calvo,que fue su gran amigo. El ajedrezera su punto de escape puesNarciso era poco deportista, porsu vista y por sus manos. Cuandotenía un poco de tiempo, secolocaba ante su tablero gigante yreproducía partidas de los grandes

maestros o resolvía problemasajedrecísticos. Enseñó ajedrez alos hijos, especialmente a Ignacio,que jugó mucho con él. En cuantoa sus preferencias literarias,además de la poesía, le interesabala filosofía, la teología, lasdistintas religiones, todo lo quetocara la espiritualidad. Su autorpredilecto era Miguel Delibes. Se

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extasiaba con la riqueza de suprosa, con su sensibilidad. Migueles además, como lo fue su esposa,un amigo muy querido nuestro.Narciso tenía mucha dificultadpara leer por su mala visión.Usaba una lupa muy potente;ahorraba el desgaste de sus ojosfrágiles para la música. Yo leí paraél, con él, muchos libros en vozalta. Luego fueron leyendo para éllos hijos conforme se hicieronmayores. Era un gozo porque a lavez comentábamos. Narciso era unhombre de espíritu abierto yamplio; se interesaba por todo conuna capacidad de discernimientomuy especial. Tenía unacuriosidad muy grande pormuchas cosas. ¡Se interesaba porla Vida!

Hay un aspecto menos recordado deNarciso Yepes, el de compositor.¿Qué podéis decir al respecto?

A. Fue una actividad a la quededicó algunos esfuerzos, aunqueno ocupó la prioridad en suquehacer musical. Han quedadoalgunas obras suyas, como lamúsica de la película Juegosprohibidos (Jeux Interdits), de RenéClément; la de otro film, Lamuchacha de los ojos de oro (Lafille aux yeux d’or), de Jean-Gabriel Albicocco; y piezas comola Danza inca, o las dos piezasbasadas en canciones popularescatalanas, Montany es del Canigouy Catarína d’Alió.

Has mencionado la música de lapelícula Juegos prohibidos, de laque se recuerda sobre todo elpopularísimo Romance anónimo,una obrita que todos losguitarristas, e incluso muchos queno lo son, han tocado -hemostocado- alguna vez. La autoría deesa obra es materia de debate; ¿quénos podéis decir al respecto?

M. Cuando Narciso tenía unossiete años compuso para sumadre una pieza que luego sellamaría Romance, y la tocó en un

concierto benéfico que se organizóen el teatro de Lorca. Ya viviendoen Valencia, a sus 13 ó 14 años,se la oyó tocar a alguien ytambién descubrió que alguien yalo había editado como obra suya.Quizá ahí empezó el problema dela autoría; cuando Narciso lagrabó para Juegos prohibidos,probablemente por humildad oporque consideraba que no erauna gran obra musical la declaróanónima. Y desde entonces le hanllovido un montón de padres alRomance, pero la verdad es queNarciso la compuso con siete añospara su madre.

En el concierto de 1947, en elTeatro Español, con el Concierto deAranjuez, el maestro tocó aún conuna guitarra de seis cuerdas.¿Cuándo fue el cambio a la de diezy qué le hizo decidirse por esecambio tan grande?

I. Sin duda fue fruto de esacontinua búsqueda, de eseinconformismo con lo que puedeser mejorado, de esa necesidad deexigirse siempre metas más altas.En la guitarra tradicional de seiscuerdas sólo cuatro notas, de lasdoce de la escala cromática,vibran por simpatía. Mi padreconsideraba que eso producía undesequilibrio sonoro, y entoncessimplemente añadió cuatrocuerdas graves al instrumentoafinadas de modo que todas lasnotas de la escala resonaran porsimpatía a través de los armónicosde octava o de quinta, con lo cualdotó de homogeneidad al sonidodel instrumento. Variosconstructores le ayudaron en eldiseño del instrumento y en suexperimentación. Ignacio Fleta, enBarcelona, le hizo las primerasguitarras de diez cuerdas; tambiénPepe Ramírez en Madrid; perosobre todo fue Paulino Bernabéquien le fue construyendoguitarras cada vez mejores; mipadre le estuvo siempre muyagradecido a Paulino. Dio aconocer el instrumento de diez

Ignacio Fleta, en

Barcelona, le hizo las

primeras guitarras de

diez cuerdas; también

Pepe Ramírez en

Madrid; pero sobre

todo fue Paulino

Bernabé

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cuerdas en Berlín, en 1964, peroantes, según contaba, reunió a ungrupo de amigos, todos ellosmúsicos pero ninguno guitarrista,para que escucharan el recital queiba a ofrecer en Berlín. Lo oyeronprimero con la guitarra de seiscuerdas y después con la de diez;al acabar les pidió su opinión, ytodos, por unanimidad, prefirieronla guitarra de diez cuerdas. Con laguitarra de diez cuerdas sesuman, además, otras ventajas: latesitura crece y permite leer lamúsica escrita para algunosinstrumentos antiguos sinnecesidad de mutilar algunosbajos que aparecen en el laúdbarroco o en la tiorba; por otraparte, esta nueva guitarra haabierto muchas posibilidades en lamúsica contemporánea.

Vicente Asencio fue el maestro quemás influyó musicalmente enNarciso Yepes. ¿Tuvo otrosmaestros?

M. Narciso se fue a París despuésde dar el mencionado conciertocon Ataúlfo Argenta y allí se quedóuna temporada para estudiar conGeorge Enescu; cuando ahorrabaalgún dinero iba también a recibirlecciones del gran pianista WalterGieseking; no estudió conguitarristas, sino con pianistas ocompositores como NadiaBoulanger, de quien aprendiómuchísimo.

Ana e Ignacio, tengo entendido queentre otras cosas también habéisheredado el estudio con NadiaBoulanger, lo cual es una buenamuestra de lo esmerado de vuestraeducación musical. ¿Cuánto influyóo incluso participó en ella vuestropadre?

A. Influyó y participó muchísimo;yo por ejemplo, no recuerdocuándo aprendí a leer las notas,creo que antes que a leer lasletras del alfabeto. Jugábamos conmi padre a caminar en ritmosdiferentes: él andaba en blancas,

yo en negras e Ignacio encorcheas, y así aprendíamos elvalor de las figuras. Más adelante,cuando estudiábamosinstrumentos como el piano o laflauta, algunas veces se sentaba anuestro lado y escuchaba, y aveces decía cosas como: “¿sabes?Eso de repetir así, tantas veces, esinútil, porque lo que de verdadinteresa es que te salga bien a laprimera. En un concierto no vas ahacerlo a la tercera; así que tienesque coger sólo unas notas antesdel pasaje difícil y unas notasdespués y esperarte antes derepetirlo, y hacerlo una vez más ypararte, para que cada vez seacomo la primera vez”. Nosenseñaba realmente unametodología básica que, porsupuesto, luego yo aplico a ladanza y a otras cosas de la vida.Nos inculcó también lo que élllamaba “la búsqueda de los 100céntimos”. Me explico. Una vez lepreguntaron en una entrevista:“¿Qué aconsejaría usted a unguitarrista joven para llegar a laexcelencia que tiene usted?”, ycontestó: “Le aconsejaría quebuscara siempre los 100 céntimosde la peseta”, como queriendodecir que si uno es muy buenotécnicamente, pero no tiene nadaque expresar, entonces le faltancéntimos; o incluso si es muybueno técnicamente y ademástiene mucho que expresar perollega tarde a los conciertos, opierde el avión y por tanto nollega, le siguen faltando céntimos.Es decir, la persona es un todo, lohumano, lo técnico y lo musical, ytiene que buscar la perfección aun nivel muy amplio. Aunque laperfección no es humana, no es deeste mundo, sí lo es el tender aperfeccionarse siempre más. Todoeso lo aprendí de mi padre y tratode aplicarlo cada día en mitrabajo. Yo hago danza, que paramí es hacer música con micuerpo, es decir, mi cuerpo es unaextensión de la música, así quesiempre me acuerdo de mi padre yde sus enseñanzas.

I. A mí me inculcó sobre todo elrigor a la hora de enfrentarse auna partitura, rigor y exigenciaque yo aplico en la dirección deorquesta. Recuerdo cómoprocuraba que no hubiera pasajesque decayeran, que desmerecieranrespecto a lo anterior o a lo queviene después. Muchas veces unoya decide que un pasaje es másanodino; pues bien, se tratajustamente de convertir ese pasajeanodino en el más interesante; esaes una de sus enseñanzas másimportantes, que intento aplicar,por supuesto, a base de muchapaciencia, las horas que senecesiten, de investigación, detrabajo: ningún estudioso deberíaconformarse con solucionesfáciles; debería intentar siempremejorar lo que hace. En lainterpretación muchas veces sepiensa que la fidelidad a lapartitura consiste en tocarexactamente las notas que figuranen ella; de mi padre hemosaprendido que esa fidelidadconsiste en hacer lo más musicalposible el mensaje que esa músicanos quiere transmitir, y si paraeso hay que modificar algunacosa, pues se modifica, con tal deque la música salga ganando. Enlas interpretaciones de mi padre,esa búsqueda, esos cambios,fueron criticados a veces, porconsiderarse demasiado libres oque se alejaban mucho del textooriginal, pero yo creo que era alcontrario, gracias a ellos sepercibía mejor el espíritu de unaobra, en lugar de su literalidad.

M. Yo añadiría una cosa: suinterpretación estaba siempre enevolución, sus versiones de lasobras nunca fueron estáticas.Cuando yo lo conocí estabaempezando a estudiar la Chaconade Bach, obra que grabó y tocó alo largo de toda su vida, hasta enuno de sus últimos conciertos. Ysiempre había algo nuevo, algomás hondo, algo que sorprendía;lo que él interiormente sentía, loquería expresar, y lo lograba. La

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2009 / Revista de la Sociedad Española de la Guitarra, n° 2, mayo / ROSETA 147

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Chacona de Bach a mí en cadaconcierto me producía escalofrío.Era una puerta abierta al infinito.Narciso hacía que las obras noaburrieran nunca. Eran siempresus versiones pero cada vezsonaban con un frescor renovado.

familia para escuchar música,leer, compartir. Muy pocatelevisión. No tuvimos televisiónen casa hasta que los hijos fueronmayores. Era ya casi unanecesidad. No podíamos vivirdesfasados de la realidad.

¿Cómo era un día de trabajo en lavida del maestro?

M. Depende de si era un día encasa o un día de viaje. En casa, selevantaba temprano, desayunaba,y luego organizaba el día enfunción de lo que tenía que hacer.Nunca estaba más de hora ymedia seguida con la guitarra,salía de su estudio a dar un paseocorto, a tomar un café, yregresaba a su estudio. Susistema de trabajo era inteligentey profundo. Antes de poner lasmanos en la guitarra, analizaba lapartitura, la llenaba de signos consus lápices rojo y azul; acorralabalos problemas para resolverlos yatacarlos de lleno. A veces measomaba yo y le veía ensimismadocon una partitura, en totalsilencio. Cuando la guitarracomenzaba a sonar era ya en unaobra nueva, Narciso ya habíatrabado amistad con ella y seproponía sacar lo que élinteriormente oía, lo que a él leparecía que tenía que sonar.Muchas veces los propioscompositores se admiraban decómo brillaban sus composicionesentre sus dedos. Narcisomodestamente contestaba que eseera el papel del intérprete.

Narciso durante el día sereservaba un rato para meditar,quedarse en silencio. Cuando eraposible rezábamos juntos,cantábamos juntos.

Sorprende la escasez de noticiasbiográficas o estudios musicalesdedicados a la figura de NarcisoYepes, escasez totalmentedesproporcionada con relación a laenorme importancia de su trabajomusical. ¿A qué atribuís esto?

A. Creo que la técnica de Narcisosuperó con mucho la que había enese momento en la guitarra, y, portanto, como toda novedad, fue y esuna técnica difícil de aceptar. Miopinión es que a la mayor parte delos guitarristas les da miedoaprehenderla, o sea, no aprenderlasino simplemente abarcarla,enfocar las posibilidades quesugería mi padre, porque esoquiere decir volver a empezar decero. Por eso quizá haya tenidomenos alumnos de los que sepodía esperar y su pedagogía nose difundió como merecía; no todoel mundo quiso o pudo ponerse aese nivel de exigencia, era muchomás fácil seguir la rutina yrechazar lo que se salía de lanorma y de lo académico.

La técnica de Narciso

superó con mucho la

que había en ese

momento en la

guitarra, y, por tanto,

como toda novedad,

fue y es una técnica

difícil de aceptar

Cuando inventaba una solucióntécnica o un hallazgo sonoro, mellamaba para hacerme partícipe desu descubrimiento. Estudiar paraél era crear. Las horas de lacomida y de la cena eransagradas, y la sobremesa quesolíamos compartir con los hijos,con algún amigo. No solía trabajarde noche, salvo en casosextremos. Procuraba utilizar la luzdel día para sus ojos. Después decenar eran ratos deliciosos en

I. Por esa razón yo creo que hasido mucho más admirado pormúsicos no guitarristas que, aveces, por los propios guitarristas.

A. Desgraciadamente no quedóningún método en donde seexplicara su técnica, él no lo hizo,no le dio tiempo porque se dedicóa dar conciertos, a estudiar einvestigar sobre las nuevas obrasque estaba trabajando. No pudotrasladar al papel esa enseñanza

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que sólo llegó de forma oral a susalumnos.

M. Pero era un pedagogo nato, leencantaba enseñar y de hechoenseñó toda su vida; impartiógran número de clases magistralesen muchas ciudades, y numerososalumnos venían a Madrid aestudiar con él, y como no eraprofesor en ningún centro oficial,acudían a casa; él les daba clasesgratuitamente. Muchos alumnosheredaron su técnica, y sé quealguno está recopilando susenseñanzas; confio en que algúndía salgan a la luz.

Ojalá que sí, y que sea pronto. ¿Aqué alumnos suyos recordáis?

A. Entre otros muchos te puedomencionar a los españoles IsmaelBarambio, José Luis Lopátegui,María Ángeles Sánchez-Benimeli,a los argentinos Jorge Fresno eIrma Costanzo; a GodlieveMonden, de Bélgica, a losjaponeses Tokuji Miyamoto,Kiyoshi Shomura, HirotsuguKakinuma; a Fritz Buss, deSudàfrica; a Timothy Walker, deGran Bretaña, al chileno JaimeValenzuela; al polaco KrzysztofKossakowski; al italiano SalvoPirello, y a tantos otros..., nopuedo enumerar a todos. Hoy,también, vemos a alumnos de susalumnos que siguen su escuela.

Quizá una de las razones deldesinterés actual sobre la obra deNarciso Yepes sea la peculiarguitarra que tocaba el maestro, dediez cuerdas, un instrumentodiferente que, a pesar de que tuvoantecedentes, no ha tenido unatradición continuada. ¿Cómo veis elfuturo de esa guitarra?

A. Tengo la impresión de que esteinstrumento no recibe ningúnapoyo por parte de las autoridadesacadémicas, es decir, que en loscentros oficiales de enseñanzamusical no interesa conocerlo; esoexplica en gran parte la escasez de

su difusión y no hace presagiarnada bueno en cuanto a sufuturo.

I. Yo creo que el cultivo y el futurode la guitarra de diez cuerdas estámuy relacionado con la imagen deNarciso Yepes como intérprete. Elrecuerdo o el olvido de un granintérprete depende mucho delnivel de la educación musical deun país; ahora mismo en Españano sé yo cuántos jóvenes sabenquién era Pablo Casals, porejemplo; es decir, si el nivel deeducación musical es bajo, llegaun momento en el que la memoriasocial que permanece de unintérprete depende sólo delmarketing, de los discos que sevenden en virtud de unapublicidad. En el caso de mipadre, ahí están los más decincuenta discos que grabó, perola propia Deutsche Grammophonha descatalogado la mayoría deellos, de manera que ahora mismono sé si es sólo una veintena losque se pueden conseguir en lastiendas.

Desde luego, una de las manerasmejores y más prácticas, yademás intelectualmente másacertadas, de dar a conocer sufigura y su enseñanza sería elcrear una Fundación que, alamparo de su nombre, acogieratodo el tesoro que él fue creando alo largo de su vida: sus partituras,sus transcripciones, las obras quele han dedicado, sus propiosinstrumentos, sus investigaciones,la enorme cantidad de tablaturasde música antigua, toda subiblioteca, todo el fruto de sutrabajo. Los miembros de lafamilia llevamos años luchandopor ello, elaborando proyectos,hablando con todo tipo deinstituciones públicas y privadas,en las que siempre hay unaprimera promesa llena de ilusión,pero luego, a la hora de la verdad,en el momento de poner el dineroque se necesita para que algofuncione adecuadamente y pueda

dar el servicio que le correspondese necesita conjugar toda unaserie de circunstancias, políticasen la mayoría de los casos, quenunca acaban de aflorardefinitivamente. Y ese servicio noes más que el facilitar a cualquierpersona del mundo el poderacceder a ese material, a esaenseñanza, que cualquierguitarrista pueda aprovechar eltrabajo que Narciso Yepes realizócon y por la guitarra. De todosmodos, aunque se nos hanprometido numerosas vecesproyectos en esta línea, sin dudacon la mejor voluntad, que luegonunca se han llevado a lapráctica, no perdemos laesperanza.

Una de las maneras

mejores y más

prácticas, y además

intelectualmente más

acertadas, de dar a

conocer su figura y

su enseñanza sería

el crear una

Fundación que, al

amparo de su

nombre, acogiera

todo el tesoro que él

fue creando a lo

largo de su vida

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Creo entender que si encontraraisun apoyo oficial pondríais adisposición de todos los estudiososese enorme archivo del maestro,archivo de partituras, muchas deellas con anotaciones personales,digitaciones, cambios autógrafos,obras inéditas, algunas decompositores importantes, por nohablar de sus grabaciones,instrumentos y libros. ¿Es así? Siencontrarais ese apoyo, digitalizartodo ese fondo, por ejemplo, seríamaravilloso.

I. Claro, pero se tiene que hacerbien, como se merece una figuracomo la de Narciso Yepes. Para esose necesita crear la infraestructuraadecuada, no se puede hacer comouna aventura casera. Es muyimportante crear una Fundación oun Centro de estudio, o lo que másconviniera, pero con unos buenoscimientos, con rango de EscuelaSuperior, para que no se conviertaen un pequeño museo de suspartituras y sus objetospersonales, sino que sea un centrode trabajo, de investigación seriasobre la música, sobre la guitarray sobre el hombre.

Sería un extraordinarioacontecimiento contar con esaFundación, y ojalá que algún lectorde esta entrevista pudiera colaboraren eso que todos deseamos tanto.Ana e Ignacio, habéis constituido unTrío con vuestro padre, el TríoNarciso Yepes, ¿qué podéis contarde esa experiencia?

A. Es la experiencia másmaravillosa que he tenido jamásen un escenario, lo guardo comoun recuerdo privilegiado. Fue muyimportante que nuestro padrequisiera actuar con nosotros; enrealidad fue el resultado de unacolaboración profesional que yateníamos. Cuando yo comencé ainteresarme por la danza antigua,me di cuenta de que mi padre yatenía libros y tratados de danza ensu biblioteca; a él le atrajo el queyo empezara a saber cómo se

bailaban aquellas músicas, y apartir de entonces hubo unintercambio constante; el siguientepaso fue crear un programa juntosy realizarlo. Lo enfocamos como undivertimento sobre la música y ladanza antigua española. Él eIgnacio realizaron todas lastranscripciones musicales y yo lascoreografías.

Contadnos algunos de vuestrosproyectos profesionales.

A. Vivo en París, tengo unacompañía que se llama CompagnieAna Yepes, hacemos espectáculosde danza barroca e histórica engeneral, pero también de danzacontemporánea. Compongocoreografías para óperas; este añohe realizado bastantes proyectos,entre ellos una ópera, Orlando, deHandel, en el Palau de las Arts deValencia; también una zarzuela, Lacorte del faraón. Espero hacerAlceste de Gluck en la Ópera deSanta Fe el año que viene.También imparto muchos cursosde danza barroca, especialmentede danza barroca española.

I. Yo soy Director Titular de laOrquesta Clásica Santa Cecilia quetiene su temporada de conciertosen el Auditorio Nacional;justamente tengo próximamenteun homenaje al maestro Rodrigo,con motivo del centenario de sunacimiento. Trabajo también envarios proyectos de composición,estoy acabando ahora una obrapara órgano de cristal Baschet,coro y orquesta que estrenaré a lamemoria de las víctimas delterrorismo, y también bandassonoras para produccionescinematográficas. Ahora mismoestoy preparando una edición demi obra completa de músicareligiosa.

Os deseo mucha fortuna con todosvuestros proyectos, que parecenmuy interesantes. Y ya paraterminar, me gustaría preguntarossobre los últimos años del maestro,

que estuvieron marcados por laenfermedad. Aparte de los cambiosfísicos obvios, muy dolorosos, ¿cómovivió él esa desgraciadaexperiencia? ¿Qué cambios hubo ensu carácter y en su actividad? ¿Cómolo habéis vivido vosotros?

M. Esos últimos años estuvieronmarcados por una luchaconstante. Desde la muerte denuestro hijo Juan de la Cruz, y pormucho que Narciso lo aceptara, laofreciera y se dedicara más aún atransmitir belleza con su guitarra,se rompió algo en su organismoque desencadenó la atenazadoraenfermedad con la que conviviódurante largos años. Esaenfermedad fue una experienciadolorosa, pero enriquecedora, quele fue conduciendo a la entregatotal de su vida a Dios, unaentrega valiente, consciente, eincluso yo me atrevería a afirmarque gozosa, llena de esa alegríainvisible que proviene de la graciarecibida y que transforma elsufrimiento. En mi libro Amanecióde noche1 recojo este sentimientoque subyace en tu pregunta.

Sí, es un libro estremecedor que leíde un tirón. Y por cierto, al leerlome preguntaba si no caerías en latentación, como esperamos, deescribir una biografía del maestro.

M. No sólo me lo he planteado sinoque ya he comenzado a escribirla.Y aunque la tarea es inmensa, lahe emprendido con mucha ilusióny responsabilidad. Espero recibirayuda de lo alto y del propioNarciso, al que siento vivo yprotegiéndonos a toda la familia.Es un trabajo apasionante perodifícil, porque la personalidad deNarciso sobrepasa los límites deuna biografía.

' Amaneció de noche. Despedida de Narciso

Yepes, Madrid: Edibesa, 2006.

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