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Historia de la depresión 1

Historia de la depresión

Melancolía, cuadro de Edgar Germain Hilaire Degas.

Inicialmente denominada melancolía(del griego clásico μέλας "negro" yχολή "bilis"), y frecuentementeconfundida con ella, la depresión (dellatín depressus, abatimiento) es uno delos trastornos psiquiátricos másantiguos de los que se tiene constancia.A lo largo de la historia se evidencia supresencia a través de los escritos y delas obras de arte, pero también, muchoantes del nacimiento de la especialidadmédica de la psiquiatría, es conocida ycatalogada por los principales tratadosmédicos de la Antigüedad.

El origen del término 'melancolía' seencuentra, de hecho, en Hipócrates, yse mantiene en el Renacimiento,especialmente en los años dorados de la melancolía en la cultura europea, 1575-1630. Hay que esperar hasta el año1725 para que el británico sir Richard Blackmore rebautice ese mal con el término vigente de depresión.[1] Hasta elnacimiento de la psiquiatría científica, en pleno siglo XIX, su origen y tratamientos, como el del resto de lostrastornos mentales, basculan entre la magia y una terapia ambientalista de carácter empírico (dietas, paseos,música...).

Con el advenimiento de la biopsiquiatría y el despegue de la farmacología pasa a convertirse en una enfermedadmás. De hecho el éxito de los modernos antidepresivos ha reforzado el mito del fármaco de la sociedad occidentaldel siglo XX. La medicina oficial moderna considera cualquier trastorno del humor que disminuya el rendimiento enel trabajo o límite la actividad vital habitual, independientemente de que su causa sea o no conocida, como untrastorno digno de atención médica y susceptible de ser tratado mediante farmacoterapia o psicoterapia.

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Etimologìa

Ilustración de Leonardo da Vinci representando los cuatro humores hipocráticos.La teoría de los cuatro humores achaca un tipo de comportamiento al exceso o

defecto de alguno de ellos. Así, aquellos individuos con mucha sangre seconsideraban sanguíneos (emocionales), aquellos con mucha flema eran

denominados flemáticos (equilibrados), aquellos con mucha bilis eran coléricos(irascibles, violentos), y aquellos con mucha bilis negra se denominaban

melancólicos (apáticos, tristes).

La cultura griega clásica explicaba todas lasenfermedades y los cambios detemperamento o "humor" a partir de lainfluencia de cuatro líquidos corporalesdenominados "humores": la sangre, laflema, la bilis negra y la bilis amarilla.Según esta teoría de los cuatro humorespropuesta por Hipócrates un exceso desangre provocaba comportamientoshiperactivos (maníacos, en la terminologíaactual), mientras que el exceso de bilis negraprovocaba un comportamiento abatido,apático y un manifiesto sentimiento detristeza.[2] El término "bilis negra" oμελαγχολια ("melancolía", μελαγ: melán,negro; χολη: jole, hiel, bilis) pasó aconvertirse en sinónimo de tristeza.[3]

Los romanos antiguos tenían en latín supropia manera de llamar a la bilis negra,atra bilis (bilis oscura), de la cual se derivala palabra española "atrabiliario", quesignifica de triste semblante; pero el términomédico mantuvo el originario griego.

Hipócrates explicaba no sólo elcomportamiento sino las propias salud yenfermedad mediante el equilibrio de estos

humores en el cuerpo. Denominaba crasis al equilibrio entre ellos y llamaba crisis a la expulsión de los humoresmediante procesos fisiológicos como el sudor, los vómitos, la expectoración, la orina, o las heces. El médico debíaaveriguar cuál era el momento "crítico" (aquel en el que se debía producir la expulsión de los malos humores) parafacilitarlo mediante la aplicación de los correspondientes tratamientos.

El origen del vocablo depresión se encuentra en la expresión latina de y premere (empujar u oprimir hacia abajo). Suuso se registra por primera vez en Inglaterra en el siglo XVII. Richard Blackmore, médico de Guillermo III deInglaterra y poeta, habla en 1725 de estar deprimido en profunda tristeza y melancolía. Robert Whytt, 1764,relaciona depresión mental con espíritu bajo, hipocondría y melancolía. En 1808 Hacia el siglo XIX el términodepresión va ganando terreno y se usa junto al de melancolía para designar a la enfermedad, mientras este últimotérmino siguió conservando su uso popular y literario.[4]

Wilhem Griesinger empleó por primera vez el término estados de depresión mental como sinónimo de melancolía.Emil Kraepelin la designa como locura depresiva en una de sus clasificaciones, sin abandonar el término melancolíapara nombrar la enfermedad, y manteniendo depresión para referirse a un estado de ánimo; afirmaba que lasmelancolías eran formas de depresión mental, expresión que se le atribuye. Adolf Meyer propuso abandonar eltérmino melancolía y sustituirlo por el de depresión.En esta batalla por la nomenclatura se llegó a la redundancia de llamar melancolía a la depresión con síntomas leves.El término ciclotimia fue usado por Karl Ludwig Kahlbaum en 1863 para designar las variaciones de las fasesdepresiva y maníaca, a modo de ciclos repetitivos y periódicos.

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La Antigüedad clásica

Hipócrates es considerado el primer médico en describirclínicamente la melancolía o depresión.

Pueden encontrarse descripciones de la melancolía y sussíntomas en muchos registros literarios y médicos de lahumanidad, aunque es la cultura griega clásica la primera enabordar explícitamente este trastorno del ánimo, sin recurrir ametáforas o descripciones literarias.El modelo médico griego se fundaba en las variacioneshereditarias cuya influencia determinaba la de la aparición delas diferentes enfermedades. El predominio o desequilibriode un humor sobre los otros podía explicar un temperamento,según la teoría propuesta por Hipócrates, pero también laaparición de diferentes enfermedades; siguiendo ese modelo,los temperamentos posibles eran el sanguíneo, el colérico, elmelancólico y el flemático. El temperamento(temperamentum, medida) es la peculiaridad e intensidadindividual de los afectos psíquicos y de la estructuradominante de humor y motivación; es la manera individualde reaccionar a los estímulos ambientales. El colérico esrápido, muy activo, práctico en sus decisiones, autosuficientey sobre todo independiente. Se considera que es muydeterminado, firme y decidido en sus opiniones, y se enojacon facilidad. El melancólico es sensible, aunque pocoreactivo; tiende al pesimismo y la pasividad.

Si el miedo y la tristeza se prolongan, esmelancolía.Hipócrates de Cos[5]

A pesar de los errores de esta teoría Hipócrates no se equivocaba completamente al relacionar los dos síntomasprincipales propios de los melancólicos: el temor y la tristeza. Es como consecuencia de esta tristeza que losmelancólicos odian, según Hipócrates, todo lo que ven y parecen continuamente apenados y llenos de miedo, comolos niños y los hombres ignorantes que tiemblan en una oscuridad profunda.[6] Si que yerra, en cambio, al identificaro relacionar melancolía y epilepsia, confusión que persistirá mucho tiempo:

Por lo general, los melancólicos se tornan epilépticos y los epilépticos melancólicos; lo que determinauno u otro de ambos estados es la dirección que toma la enfermedad; si acomete al cuerpo, epilepsia, sial espíritu, melancolía..Hipócrates de Cos[7]

Areteo de Capadocia, notable médico romano del siglo I, describe la melancolía como una frialdad del ánimo,obsesionado con un pensamiento, y tendente a la tristeza y a la pesadumbre. Celso, por su parte, aunque de espíritufundamentalmente compilador, desarrolla algunas consideraciones personales sobre el tratamiento que incluyenterapias ambientalistas, de distracción con cuentos y juegos del agrado del paciente o viajes periódicos a otros países,aunque también incluye propuestas de tratamiento farmacológico como la sangría, o purgas estomacales a base deeléboro blanco.[8]

Sorano de Éfeso, principal representante de la escuela metodista, considera la melancolía como un tipo de enfermedad asociada a un estado excesivamente fluido y laxo del organismo. Rechaza la teoría de los humores y, a través de las referencias de su principal traductor, Celio Aureliano, sabemos que creía que su origen estaba en el estómago (stomachus).[9] La escuela neumática (seguidora de la teoría del pneuma: la vida es consecuencia de un

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flujo o «pneuma» permanente de partículas en movimiento), opuesta a la metodista y representada por Rufo deÉfeso, también se opone a la teoría humoral y propone una clasificación visionaria en melancolías congénitas yadquiridas, además de introducir una descripción prosopográfico del perfil del paciente melancólico: ojos saltones,labios finos, piel oscura o exceso de vello corporal. Menciona este autor la existencia de una melancolía de loshipocondrios o hipocondría, y achaca la misma a una excesiva actividad del pensamiento.[10] Persiste la relaciónentre la depresión y el tracto digestivo ya que "la época en la que aparece menos es el invierno, porque la digestiónse hace bien en esa estación".La escuela ecléctica, abanderada por Areteo de Capadocia, mantuvo el origen humoral de la enfermedad y recogiópor primera vez el concepto de melancolía amorosa, además de relacionar la melancolía con su situación clínicacontraria, la manía.[11]

Claudio Galeno de Pérgamo, principal figura médica de la Roma antigua, mantiene en el siglo II dC los postuladoshipocráticos, subrayando de nuevo la importancia del miedo como síntoma concomitante con la tristeza.[12]

Edad MediaEl período europeo conocido como Edad Media incluye aportaciones en materia de medicina de tres fuentes más omenos diferenciadas: el imperio bizantino, surgido de los restos del Imperio Romano de Oriente; el mundo islámico,en plena expansión medicinal (de componentes psicológicas nuevas), y la Europa Occidental, dominada por unaconcepción cristiana de la ciencia. La medicina de la Edad Media en Europa mantiene, en general, intactos lospostulados clásicos de los cuatro humores pero la influencia del cristianismo como aglutinador cultural en lainterpretación de las "pasiones del alma" abre la vía de una nueva concepción de la enfermedad.

BizancioEn Bizancio, aislada de las campañas militares de los germanos y heredera de la Escuela Alejandrina, el médicoenciclopedista Oribasio de Pérgamo repite la letanía hipocrática de los dos síntomas principales de la melancolía, elmiedo y la tristeza y cita también a Rufo de Éfeso al afirmar que el mejor tratamiento contra la melancolía es elcoito, porque "hace desaparecer las ideas obsesivas del alma y aquietar las pasiones desbocadas". De manera algomás innovadora Alejandro de Tralles incluye la melancolía dentro de un grupo mayor de tipos de locura. Según esteautor puede deberse a un exceso de sangre, que hace que los vapores asciendan al cerebro; a una obstrucción delflujo sanguíneo, lo que ocasionaría una obstrucción en el cerebro; o a un exceso de bilis negra, resultante de latransformación de la sangre y que también produce vapores que ascienden hacia el cerebro.Pero es el gran médico bizantino, Pablo de Egina, el que, en su Epitome, Hypomnema o Memorandum, registrará porprimera vez el error de asimilar melancolía y posesión demoníaca: La melancolía es un trastorno del intelecto sinfiebre... Los síntomas comunes a todos ellos son el miedo, la desesperación y la misantropía. Algunos desean lamuerte y otros tienen miedo a morir; algunos ríen constantemente, y otros sollozan; algunos se creen impelidos poraltas instancias, y predicen el futuro, como si estuvieran bajo la influencia divina; y a estos, por ello se les llamaendemoniados o posesos.[13]

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La medicina árabe medievalA partir de la expansión del islam en el siglo VII se produce una relación sincrética y muy productiva en el campo dela medicina árabe, en contacto con las obras clásicas de los autores griegos y romanos a través de los traductoresnestorianos.Ishaq Ibn Imran, en el siglo X, en Bagdad describe en su Maqâla fî âl-Malîhûliyâ (Tratado de la melancolía, únicaobra árabe dedicada exclusivamente a este trastorno) que en estos pacientes hay sentimientos de angustia y soledaddebidos a una idea irreal. Incluye algunos síntomas somáticos como la pérdida de peso y sueño. La melancolía puedesurgir por motivos como el miedo, el tedio o la ira. Distingue, entonces, entre tristeza, ansiedad, angustia, trastornospsicosomáticos y somatopsíquicos y propone tratamientos ambientales (una incipiente propuesta de psicoterapia) yfarmacéuticos. Aunque mantiene una concepción general basada en la teoría humoral, aporta ideas acerca de suetiopatogenia que se alejan del concepto clásico: las actividades del alma racional (el pensamiento arduo, elrecuerdo, las fantasías o los juicios) pueden arrastrar al alma susceptible a la melancolía, como caen en ella losenamorados o los sibaritas, o los que se exceden en la lectura de libros de medicina o filosofía.[14]

Avicena, en su Canon de medicina, menciona la melancolía, siguiendo los dictados de Rufo de Éfeso y de Galeno, ycon pocas aportaciones novedosas. Al-Razi, médico jefe del hospital de Bagdad, primero en poseer una seccióndedicada a los enfermos mentales, enfatiza en su obra médica la necesidad de valorar los aspectos psicológicos delpaciente a la hora de hacer una valoración global. Sobre la melancolía, anticipa un método de tratamientopsicodinámico consistente en recomendar al paciente trabajos que le liberen de su ociosidad y la conversaciónfrecuente con personas juiciosas que les muestren lo infundado de sus preocupaciones.[15]

Europa medieval[[Archivo:ScuolaMedicaMiniatura.jpg|thumb|250px|Escuela Médica de Salerno.]Constantino el Africano (1020-1087), representante de la Escuela Médica Salernitana, traduce la obra de Ishaq IbnImran en el siglo XI, y asume que la melancolía puede aquejar al espíritu más que otras enfermedades somáticas.Siguiendo este tratado establece diferentes tipos de melancolía: la hipocondríaca, ubicada en la boca del estómago;otra en alguna zona profunda del cerebro. Como Hipócrates, las repercusiones serán el temor y la tristeza. Ladefinición de la tristeza es (anticipando posteriores interpretaciones psicoanalíticas) la pérdida del objeto amado."Cuando los efluvios de la bilis negra, afirma Constantino, suben al cerebro y al lugar de la mente, oscurecen su luz,la perturban y sumergen, impidiéndole que comprenda lo que solía comprender, y que es menester que comprenda.A partir de lo cual la desconfianza se vuelve tan mala que se imagina lo que no debe ser imaginado y hace temer alcorazón cosas temibles. Todo el cuerpo es afectado por estas pasiones, pues necesariamente el cuerpo sigue al alma(El cuerpo sigue al alma en sus acciones y el alma sigue al cuerpo en sus accidentes). Por consiguiente se padecevigilia, malicia, demacración, alteración de las virtudes naturales, que no se comportan según lo que solían, mientrasestaban sanas".[16] En la segunda parte de la traducción de Constantino se enumeran algunas pócimas y jarabes útilesfrente a los diferentes tipos de melancolía.[17]

Desde una perspectiva religiosa, a la melancolía se la categorizó como "demonio", entendido como tentación opecado, pasando a denominarse acedia o apátheia (desidia, apatía).[18] Los ocho pecados capitales eran lagastrimargia, la fornicatio, la philargyria, la tristitia (esta fue eliminada por Tomás de Aquino, quedando para elacervo popular los siete pecados capitales), la cenodoxia, la ira, la superbia y la acedia o taedium cordis (desidia,sutilmente diferente de la tristeza o de la pereza).[19]

Otra figura capital es Hildegarda de Bingen (1098- 1179), abadesa y mística alemana, médica, compositora yescritora, que fue conocida como la Sibila del Rin. Fue una de las personalidades más multifacéticas del Occidenteeuropeo, y de las más influyentes de la Baja Edad Media, que escribió sobre la melancolía en los ocnventos y noolvidó señalar como posible lenitivo las relaciones sexuales.

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Renacimiento y BarrocoLa principal novedad despuntada en los albores del período humanista conocido como Renacimiento es la renovadadescripción aristotélica del temperamento melancólico y su relación con el genio artístico y la locura creativa.El autor capital a la hora de reintroducir esta temática en el siglo XVI fue Marsilio Ficino, médico florentinoneoplatónico de finales del siglo XV que analiza la obra de Aristóteles (Problema XXX) desde esa perspectiva ypropone que las personas con una mayor cantidad de bilis negra poseen unas dotes especiales para la creaciónartística.[20] Esta idea anticipa el ideal de la melancolía creativa, o de la spes thysica (capacidad creativa inducida porla tuberculosis en sus fases finales) desarrollados por el movimiento romántico varios siglos después. Libroinfluyente en todo el siglo XVII y comienzos del XVII es Tres libros sobre la vida, donde habla de la posiblecuración botánica, ambiental y musical, y donde establece ciertas correlaciones astrales. La descripción de algunosenfermos resultó canónica, y pot ello repetida durenstea decenios.[21]

En España se publicaron dos tratados de melancolía, Andrés Velázquez, Libro de la melancolía, 1585, en castellano;y la Sobre la Melancolía de Alonso de Santa Cruz, c. 1569, póstuma, y hubo un gran debate entre los médicos de sutiempo.[22] Así sucede con Pedro Mercado, Luis Mercado, Francisco Valles o el propio Huarte de San Juan que sesumaron a una discusión al respecto en el siglo XVI en la que participaron figuras de talla intelectual, como PhilippMelanchton, Johann Wier, Forestus (Dubois), Jean Fernel, Altomari, Guainieri, Felix Platter o Ercole Sassonia.Por su parte, el inglés Timothy Bright (1550-1615) publica en 1586 una buena descripción del cuadro clínico de lamelancolía, bajo los preceptos de la teoría humoral, en su lengua nativa.Poco después André Du Laurens, el famoso médico de Enrique IV de Francia, publica otro tratado divulgativo demucho éxito (diez ediciones entre 1597 y 1626), titulado De las enfermedades melancólicas (inserto en un Discursosobre la conservación de la vista, las enfermedades melancólicas, los catarros y la vejez), en el que aporta la idea deque la bilis negra puede ser calentada, produciendo un estado espiritual (enthousiasma) que induce al hombre a lafilosofía o la poesía. Relacionados con Laurens, estuvieron Jourdain Guibelet y especialmente Jacques Ferrand ya deinicios del siglo XVII, que escribieron en francés Del humor melancólico y Melancolía erótica, respectivamente.Pero la figura más importante del Renacimiento tardío o el Barroco (cercano al racionalismo del siglo XVII), enrelación con la melancolía, fue Robert Burton (1577-1640), quien dedicó casi toda una vida a redactar su Anatomíade la Melancolía (publicada en 1621); es un largo ensayo médico y filosófico en el que resume todos losconocimientos habidos hasta esa fecha sobre el tema.En sus tres tomos, la Anatomía de la Melancolía ofrece una concepción multifactorial de la depresión, según la cualla enfermedad no tiene una única causa, sino que puede tener varias: desde el amor a la religión, pasando por lapolítica, la influencia de las estrellas o el simple aburrimiento. Puede localizarse, al modo clásico, en la cabeza, elcuerpo o los hipocondrios, y se acompaña en ocasiones de delirios o fantasías, de nuevo subrayando el miedo y latristeza como síntomas principales. Y si varias pueden ser las causas, varios pueden ser los remedios, que van desdela música a la compañía. La obra concluye con un extenso poema, resumen del autor de su concepto demelancolía.[23]

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Entre 1650 y 1789

Melancolía, de Domenico Fetti (1589-1623).

La transformación de la sociedad a partir del sigloXVII (la crisis del modelo mercantilista y elsurgimiento de la concepción mecanicista de laciencia) determinaron una ruptura con las teoríasclásicas sobre la melancolía. Thomas Willis(1621-1675) será el primer médico en rechazaractivamente la teoría de los cuatro humores y, al hilode la corriente imperante en su época, atribuirá aprocesos químicos del cerebro y del corazón lascausas de esta enfermedad. Menciona cuatro tipos demelancolía, de acuerdo a su origen: La debida a unaalteración en el cerebro, la originada por una malafunción del bazo, una tercera que tiene su origen yefecto en todo el cuerpo y una última clase demelancolía "histérica", cuyo origen se encontraría enel útero. Es considerado el pionero de laneuroanatomía, y sus trabajos en el campo de ladepresión le llevan a publicar en 1672 un tratadosobre el tema en el que mantiene la base del miedo yla tristeza en cuanto a la sintomatología, pero en elque introduce por primera vez el concepto deafectación de la conciencia frente a la afectación dela conducta, lo que dará origen a los conceptos delocura parcial y locura general desarrollados pocodespués por John Locke, el más notable de sus discípulos.

A. Pitcairn a comienzos del siglo XVIII escribía que el desequilibrio de los flujos sanguíneos en el organismo podíaafectar al flujo de los espíritus de los nervios (según la teoría de René Descartes) generando los pensamientosconfusos y los delirios propios de la melancolía. Poco después los experimentos con la recién descubiertaelectricidad transformaron el campo de la fisiología abandonando la teoría de Descartes para dar lugar a losconceptos de sensibilidad e irritabilidad, atracción, repulsión y transmisión. Newton en su Principia (1713) decía: ...y los miembros de los cuerpos animales se mueven por orden de la voluntad, es decir, por las vibraciones de estefluido [el éter], propagado a lo largo de los filamentos sólidos de los nervios, desde los órganos exteriores de lossentidos al cerebro, y del cerebro a los músculos. Siguiendo con ese planteamiento William Cullen (1710-1790),estudió los conceptos de carga y descarga en los seres vivos sometidos a electricidad y extrapoló sus hallazgos a lafunción cerebral. De este modo relacionó a la melancolía con un estado de menor energía cerebral: el melancólicosufría una situación de falta de tono nervioso o "anergia".

William Cullen se dedica durante la segunda mitad del siglo XVIII a clasificar minuciosamente las enfermedades,incluyendo a la melancolía dentro del apartado de neurosis, o "enfermedades nerviosas", según la nuevanomenclatura fundada en los recientes hallazgos neurofisiológicos. Un exceso de torpeza en el desplazamiento de laenergía nerviosa sería la causa principal de la melancolía, dándose con este autor definitavente por abandonada labimilenaria teoría humoral.Richard Blackmore menciona por primera vez en 1725 el término depresión, pero aún pasarán muchos años antes deque sustituya al más clásico de melancolía.

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Los siglos XIX y XX

Fluoxetina, antidepresivo que ha traspasado la barreraacadémica para instalarse en la cultura popular a través

del nombre comercial, Prozac o "la píldora de lafelicidad".

La Revolución francesa, y la revolución industrial que le dioimpulso, cambiarán definitiva y completamente el modo deentender a la persona enferma. Y especialmente, la enfermedadmental. El padre de la psiquiatría moderna, Philippe Pinel, llega ala medicina después de un intenso estudio de las matemáticas, loque le permite disponer de una óptica ligeramente diferente a ladel resto de médicos de su época. Desde su punto de vista elorigen de los trastornos anímicos está en la percepción y lassensaciones, inaugurando una época de causas morales(fanatismos religiosos, desilusiones intensas, amoresapasionados...). Sin atacar a esas causas no se puede tratar lamelancolía, denominada por él como delirio parcial o delirio sobreun objeto.[24]

El principal discípulo de Pinel, Jean-Etienne-Dominique Esquirolacometió la reforma psiquiátrica de espíritu positivista que sentó las bases de la identificación entre loco y enfermomental. Adoptó el término de monomanía para algunos tipos de melancolía, y apuntó por primera vez, de una maneramuy adelantada, a la "enfermedad" (monomanía instintiva) como causa de determinados comportamientosdelictivos.[25] Aquí comenzará el proceso que culmina en pleno siglo XX de identificación (y confusión, en algunoscasos) entre trastorno anímico (tristeza patológica) y enfermedad mental (depresión).

Pero esas descripciones nosológicas de Pinel y Esquirol pronto se demuestran como síndromes, más que comoentidades propias. La monomanía, la manía, la melancolía, son conjuntos de síntomas que difícilmente ayudan atipificar a los pacientes. En este contexto Jean-Pierre Falret describe en 1854 la locura maniaco-depresiva en sutratado "Acerca de la locura circular o forma de enfermedad mental caracterizada por la alternancia regular de lamanía y de melancolía".A medida que avanza el desarrollo de la psiquiatría la terminología empleada para referirse a la melancolía o a ladepresión van adquiriendo mayor especificidad y claridad. En las primeras décadas del siglo XX el concepto dedepresión se desglosa en otros como ansiedad, histeria, hipocondría, obsesión, fobia, distimia o trastornopsicosomático y la OMS acota y define la depresión endógena o mayor como un síndrome orgánico cuyasintomatología nuclear abarca alteraciones del pensamiento y los impulsos, tristeza corporalizada y trastornos de losritmos vitales, además de poder expresarse a través de distintos síntomas somáticos.La biopsiquiatría ha llegado más lejos explicando a través de mecanismos farmacológicos cómo la interacción dedeterminados neurotransmisores influye en el desarrollo de múltiples trastornos mentales entre los que se encuentrala depresión.

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La depresión en la cultura

À la porte de l'éternité, de Vincent Van Gogh, 1890.

Durante el comienzo del siglo XVII, surgió enInglaterra un curioso culto a la melancolía. Se creíaque ésta era causada por la inseguridad religiosa,consecuencia natural de Reforma inglesa, y elprofundo interés de la época por el pecado, laperdición y la salvación.

En la música, el culto a la melancolía está asociadocon John Dowland, cuyo lema era "Semper Dowland,semper dolens" ("Siempre Dowland, siempre enpena"). El hombre melancólico, visto por suscontemporáneos como una molestia y un peligro,tiene su máximo exponente en Hamlet, el “danésmelancólico”. Otro exponente literario de este climacultural son los últimos escritos de John Donne, quegiran constantemente en torno a la muerte. SirThomas Browne, con su Hydriotaphia y Urn Burial,y Jeremy Taylor, autor de Holy Living and HolyDying son otros escritores representativos cuyostrabajos incluyen numerosas cavilaciones acerca dela muerte. Pero es Robert Burton, con su Anatomy ofMelancholy, quien nos brinda el más profundo ycompleto estudio de este fenómeno. El libro trata lamelancolía desde el punto de vista médico y literario. Obras contemporáneas relacionadas son "Duelo y Melancolía"de Sigmund Freud y "La melancolía" de H. Tellenbach.

Un famoso grabado alegórico de Albrecht Durero se titula Melancolía I; la obra incluye un cuadrado mágico y uncubo truncado, entre otros objetos simbólicos estudiados por Erwin Panofsky.[26]

En el Cuento del clérigo, de Chaucer, se hace una descripción muy precisa de este «catastrófico vicio del espíritu».La acedia, nos dice, hace al hombre aletargado, pensativo y grave. Paraliza la voluntad humana, retarda y poneinerte al hombre cuando intenta actuar. De la acedia proceden el horror a comenzar cualquier acción de utilidad, yfinalmente el desaliento o la desesperación. En su ruta hacia la desesperanza extrema, la acedia genera toda unacosecha de pecados menores, como la ociosidad, la morosidad, la lâchesse, la frialdad, la falta de devoción y «elpecado de la aflicción mundana, llamado tristitia, que mata al hombre, como dice San Pablo». Los que han pecadopor acedia encuentran su morada eterna en el quinto círculo del infierno. Allí se los sumerge en la misma ciénaganegra con los coléricos, y sus lamentos y voces burbujean en la superficie.

Durante el romanticismo se dio un fenómeno similar, aunque no con el mismo nombre, desde Las cuitas del jovenWerther, de Goethe. Las desventuras amorosas, debidos s diferentes obstáculos, dan lugar a todo tipo de peripecias ymelancolías, desde Heinrich von Kleist, Heinrich Heine hasta Camilo Castelo Branco.

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Referencias[1] S. W. Jackson, Historia de la melancolía y la depresión.[2] Sigerist, H. History of Medicine, Oxford University Press, N.Y., 1961, Vol.2, pag. 323[3] V. Domínguez García, "Sobre la melancolía en Hipócrates", Psicothema, 1991, vol.3, nº1, pag.259-267[4][4] Jackson, Stanley W., op. cit.[5] Aforismos, 6, 23[6][6] Enfermedades, II[7] Epidemias VIII, 31[8] J. Starobinski, Historia del tratamiento de la melancolía desde los orígenes hasta 1900, Geigy, Basilea, 1962, pag. 21[9] Celio Aureliano, Enfermedades Crónicas, I, 180[10] multa cogitatio et tristitia faciunt accidere melancoliam. De Cogitatione melancolica. Rufo, Obras, pag. 455.[11] De los signos y de las causas de las enfermedades agudas y crónicas, I, 5. Areteo de Capadocia[12] Normalmente se ven acosados por el miedo aunque no siempre se presentan el mismo tipo de imágenes sensoriales anormales. Aunque cada

paciente melancólico actúa bastante diferente que los demás, todos ellos muestran miedo o desesperación. Creen que la vida es mala y odiana los demás, aunque no todos quieren morirse. Para algunos, el miedo a la muerte es la preocupación fundamental durante la melancolía.Otros, bastante extrañamente, temen la muerte a la vez que la desean. También Plutarco, en el siglo II d. C., describe pormenorizadamente laenfermedad, poniendo énfasis en el aspecto de un hombre al que parece que persigan los dioses."...soy un impío, maldito, odiado por losdioses, sufro el castigo que me corresponde." Se sienta solo, aparte, envielto en saco o harapos. De vez en cuando se agita, medio desnudo, enel suelo, confesando un crimen u otro. Ha comido o bebido algo que no debía. Ha hecho algo que el Ser Divino desaprueba. Los festivales enhonor de los dioses no le producen ningún placer sino mas bien temor". G Zilborg, Asklepiades of Rome, Chest 1972;61;182.

[13] Pablo de Egina en Corpus medicorum Graecorum, IX, 1, 2. Ed. Heiberg.[14] Medicina Islámica, 74. Ed. Ullmann[15] Razés, Liber Continens, 1. I, c. VI[16] Constantino el Africano, “De melancolía”, Pagés Larraya, F. Acta, suplemento 1, Buenos Aires, 1992.[17] "...tomar cinco dracmas de comino, de calamento, 20 dracmas de flor de tomillo, 3 dracmas de anís, de apio, de eneldo hembra, 5 dracmas

de ruibarbo. Cocinar en 7 libras de agua hasta reducir a un tercio todas estas cosas; colar y suministrar 4 onzas con una medida de verbenaacibarada, con una medida de extracto de almendras amargas y con dos onzas de jarabe de rosas." De Melancolía, II, Constantinus Africanus

[18] Los cenobitas de la Tebaida se hallaban sometidos a los asaltos de muchos demonios. La mayor parte de esos espíritus malignos aparecíafurtivamente a la llegada de la noche. Pero había uno, un enemigo de mortal sutileza, que se paseaba sin temor a la luz del día. Los santosdel desierto lo llamaban daemon meridianus, pues su hora favorita de visita era bajo el sol ardiente. Yacía a la espera de que aquellos monjesque se hastiaran de trabajar bajo el calor opresivo, aprovechando un momento de flaqueza para forzar la entrada a sus corazones. Y una vezinstalado dentro, ¡qué estragos cometía!, pues de repente a la pobre víctima el día le resultaba intolerablemente largo y la vidadesoladoramente vacía. Iba a la puerta de su celda, miraba el sol en lo alto y se preguntaba si un nuevo Josué había detenido el astro a lamitad de su curso celeste. Regresaba entonces a la sombra y se preguntaba por qué razón él estaba metido en una celda y si la existenciatenía algún sentido. Volvía entonces a mirar el sol, hallándolo indiscutiblemente estacionario, mientras que la hora de la merienda común sele antojaba más remota que nunca. Volvía entonces a sus meditaciones para hundirse, entre el disgusto y la fatiga, en las negrasprofundidades de la desesperación y el consternado descreimiento. Cuando tal cosa ocurría el demonio sonreía y podía marcharse ya, asabiendas de que había logrado una buena faena mañanera. Al margen (On the Margin: Notes and Essays). Aldous Huxley (1923)

[19] La acedia o acedía. Recopilación de textos. (http:/ / www. herreros. com. ar/ melanco/ acedia. htm)[20] ¿Por qué todos aquellos que han sido eminentes en la filosofía, la política, la poesía y las artes son claramente temperamentos melancólicos,

y algunos de ellos hasta tal punto que llegaron a padecer enfermedades producidas por la bilis negra? Aristóteles. Problemas, XXX.[21] Ficino, De la vida sobria, Madrid, Asociación Española de Neuropsiquiatría, 2005 ISBN 9788495287281[22] F. Gambin, El debate sobre la melancolía en ls España de los siglos de oro, B. Nueva, 2008; J. L. Peset, Las melancolías de SAncho, AEN

2010[23] Cambiaría mi situación por la de cualquier infeliz

Que puedas traer de la cárcel o de las mazmorras;Mis cuitas ya no tienen cura, es el infierno.No puedo seguir viviendo con esta tortura,Ahora, desesperado, odio la vida,Dadme una cuerda o un cuchillo.Todas mis penas son, ante esto, alegrías,No hay maldición como la melancolía.Anatomía de la Melancolía, Resumen de la Melancolía, por el Autor. Últimos versos. Robert Burton

[24] Philippe Pinel, Tratado Médico-Filosófico de la Enajenación Mental o Manía, 1801[25] El término "monomanía" se introdujo por primera vez en el Diccionario de la Academia Francesa, en 1835[26] R. Klibansky, E. Panofsky, F. Saxl, Saturno y la melancolía

Historia de la depresión 11

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Moderna, Madrid, Turner, 1989 ISBN 84-7506-257-1• Michel Foucault, Historia de la locura en la época clásica, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 2000. Tomos I

y II• Norberto Aldo Conti, Historia de la Depresión. La Melancolía desde la Antigüedad hasta el siglo XIX, Buenos

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enlace al Seminario sobre Depresión

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Fuentes y contribuyentes del artículo 12

Fuentes y contribuyentes del artículoHistoria de la depresión  Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?oldid=66872577  Contribuyentes: A ver, Aleator, Amadís, Andreasmperu, Angelito7, Apuwoods, Bati Cavic, D1v4, DJNietzsche, Delphidius, Diogeneselcinico42, Divan, Doctorayvonne, Dodo, Domaniom, FAR, Ferdinandopo, Frei sein, Gaeddal, Gerwoman, Gorigori, Humberto, Jonelejabeitia, Khiari,Landmarke, Matdrodes, Nixón, Oblongo, Oscar ., Pablo323, Pólux, Rafaelkelvin, Retval, Rjgalindo, Rosarino, Sabbut, Tano4595, Tecno-mago, Varano, Ánforas, 42 ediciones anónimas

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