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  • ngel Villa Fuertes.

    Grado en Filosofa.

    Herclito, el hombre y la .

  • [] En cada palabra de Herclito se expresa el orgullo y la majestad de la Verdad de la verdad captada mediante la intuicin, no de aquella que se alcanza con la

    escala de cuerda de la lgica -; con sibilino embeleso Herclito contempla, pero no escudria; conoce, pero no calcula [].

    Nietzsche, Friederich. Los filsofos preplatnicos. 9.

  • [] De la vida de Herclito apenas sabemos otra cosa que su actitud con respecto a sus conciudadanos [], la de un mutuo desprecio, ms profundo todava por

    parte del filsofo con respecto a sus convecinos. Actitud muy parecida, por cierto, a la que suele reinar en nuestro mundo de hoy, en el que cada cual vive para s y

    desprecia a los otros [].

    Hegel, G.W.H. Lecciones sobre la historia de la Filosofa.

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    Puntos.

    - Introduccinpgina 2.

    - Los muros que cobijaron a Herclito. pgina 5.

    - El hombre y la ...pgina 9.

    - Conclusionespgina 19.

    - Bibliografapgina 23.

    - ndicepgina 25.

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    Introduccin.

    Lo que he entendido es muy bueno, y juzgo lo ser tambin lo que no entiendo; pero necesita un nadador delio1. stas son las palabras que Digenes Laercio puso en boca de Scrates relativas a una figura que, an hoy, sigue sorprendiendo a propios y extraos, desconcertando y, alimentando la aseveracin que supuestamente pronunci Scrates. Sumergiendo a quien ose acercarse a l en un mar de dudas. O en un ro.

    Ortega en su Origen y eplogo de la Filosofa escribi que la Filosofa como tal empieza con Parmnides y con Herclito. Sus predecesores la fisiologa jonia, el pitagorismo, el orfismo y Hecateo constituyen un preludio y nada ms, Vorspiel und Tanz. Pero, el mensaje de Herclito, parece no alejarse mucho de la oscuridad del orfismo y del pitagorismo, gustando, como la Naturaleza, de ocultarse. De este modo, una de las caractersticas principales del legado de Herclito es su oscuridad nombrndosele como - a la hora de aludir, tanto a su figura, como a su pensamiento, hecho ya sealado por Aristteles en su tiempo2. Y es que, como se ha escrito, Herclito no argumenta, pronuncia3. No se pareci en nada a la pica didctica de Parmnides ni a los slloi de Jenfanes, ni, incluso, al estilo de la filosofa didctica en prosa de Anaximandro y de Anaxmenes, hasta el punto que estemos capacitados para trazarlo, afirm Jaeger4.

    Otro punto, cosido a ste, es el de la existencia o no de un libro escrito por l y al que se refiri Digenes Laercio5. La mayora de la crtica coincide en que tan slo el primer fragmento parece indicar un fin sistemtico en su escritura. Por lo dems, de l no se conserva nada ms all de una recopilacin de o aforsimos y unas epstolas que pudo haber escrito el propio Herclito o un discpulo suyo.

    Estas, apenas, veinte pginas, estn focalizadas en la visin que Herclito pudo tejer a partir de la sociedad en la que le toc vivir y cmo reaccion ante ello6. Como seal Russel en su Historia de la Filosofa basndose en la apreciacin realizada por Cornford, Herclito, aunque jonio, no perteneca a la tradicin cientfica de los de Mileto7. Se alejar, pues, tanto de una visin general de su pensamiento que dejara, a nuestro juicio, an ms cabos por atar - y ms en esta figura del pensamiento universal -, como de un anlisis exclusivo del devenir, tomando como fulcro el fuego y la tan manida cita sobre el ro en el que uno no puede baarse dos veces. El hombre como objetivo, pues, ya desde los orgenes de la Filosofa8, a pesar de lo defendido por Ortega referido en lneas anteriores, sus figuras se ocuparon del bien de sus conciudadanos, como demuestra la elaboracin de un almanaque y de la orientacin marina siguiendo a la Osa Menor9 por parte de

    1 Digenes Laercio. Vidas. II, 4. 2 Guthrie, W.K.C. A history of Greek philosophy: the earlier presocratics and the phytagoreans. RBA, Barcelona (2009). pg. 381 3 Kenny, Anthony. Ancient Philosophy. Vol. I. Oxford, Oxford (2006). pg. 13. 4 Jaeger, Werner. Die Theologie der frhen griechischen Denker. Heraklit. S. Robinson, Edward (trad.). Oxford, Oxford (1947). pg.111. 5 Digenes Laercio. Vidas. IX, 1; IX,5 Y IX, 15. 6 En el siguiente apartado se estudiar la situacin de feso en el intervalo que separa el siglo V del VI. 7 Russell, Bertrand. Historia de la Filosofa. Herclito. RBA, Barcelona (2009). pg. 85. 8 Se deja a un lado el debate en torno a si su nacimiento ha de incardinarse en Oriente o en la Grecia antigua, sumado a lo adquirido de egipcios y caldeos, y, si ello, habra de recibir el nombre de Filosofa propiamente dicha o de Saber. 9 Copleston, Frederick. Historia de la Filosofa. Vol. I. Los pioneros: los primeros filsofos jonios. Ariel, Barcelona (2011). pg. 24. El mar fue un elemento fundamental en el mundo griego, sobre todo por la importancia del comercio, sin olvidar que el mundo griego hunde sus races en la isla de Creta; tambin Herclito se refiri al mar cuando afirm el mar es el agua ms pura y ms contaminada: para los peces potable y saludable, para los hombres no potable y mortal.

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    Tales. A pesar de su preocupacin en torno al hombre y a la , el propio Herclito afirm que prefera jugar con nios que placticar con polticos.

    En todo caso, para esbozar un sistema coherente a partir de las ideas del Efesio, como se ha dicho, es necesario aportar conexiones que no aparecen en los fragmentos y, hasta cierto punto, ser deliberativo10. Sea como fuere, las relaciones seguirn las opciones por las que se ha inclinado la crtica especializada y, dado que Herclito vivi en la feso de principios del siglo V, no incurrir en anacronismos a la luz de la democracia ateniense, punta del iceberg de las del mundo antiguo. Las fuentes principales de las que beben las pginas que lo componen son la seccin que le dedic Guthrie en su primer tomo sobre la filosofa griega, la tesis doctoral de Gmez Margulis a propsito de la filosofa, la poltica y la teologa en Herclito, el apartado en el que Nietzsche ofreci su visin sobre l en su escrito sobre los filsofos preplatnicos, el estudio que realiz Garca Quintela de la antropologa y el contexto en el que el Efesio pronunci las palabras que de l se han conservado, y una serie de manuales en los que sus autores se han ocupado de la filosofa de Herclito y las conclusiones en torno al hombre y a la que de sus palabras se ha podido extraer. Huelga sealar que se ha utilizado, aparte del material proporcionado en esta asignatura, el primer volumen dedicado a los filsofos presocrticos de Gredos, traducido y anotado por Conrado Eggers Lan, Victoria E.Juli, Nstor Luis Cordero y por Ernesto La Croce, y que cuenta con una introduccin de Francisco Lisi.

    Qu duda cabe de que cada autor de los que se acaba de referir ha posedo una visin distinta de sus fragmentos y ha sacado una serie de conclusiones que pueden llegar a distar mucho de las de otros. Sirva como ejemplo la visin que le dio el estoicismo. Tambin la del cristianismo, pues Justino Mrtir, le incluy, junto a Scrates, Abraham y otros, entre los que vivieron de acuerdo con el y deben ser considerados como cristianos11, llegndose a verle como un antecesor del apstol Juan12. Hiplito, empero, en su Refutacin de todas las herejas, asever que el patripasianismo resida en la filosofa de Herclito13. En todo caso, la riqueza de interpretaciones a la que ha dado lugar la ambigua filosofa de Herclito es considerable, aunque esto mismo sea lo que dificulte el elaborar una conclusin que sea, como el , comn. Quizs por ello Guthrie dejara escrito que la mayora de los comentarios antiguos han desaparecido, lo cual tal vez no sea del todo lamentable14. El producto de todas ellas, que ha buscado articularlas partiendo de sus puntos de unin, aunque no se han desechando las interpretaciones opuestas, dado que, en la mayora de ocasiones, depende ms del sujeto que est leyendo el fragmento, que de lo que llega a revelar el propio escrito. Por ende, se hace bueno aquello de que toda interpretacin de este pensador paradjico tiene que ser en alguna medida personal15, con los riesgos que ello conlleva y a lo que nos condena, a las idas y a las venidas al elaborar un prrafo en el que, al igual que en el crculo, ya no se distingue cul fue su comienzo.

    Por ello, en las lneas que siguen, se intentar dibujar de forma sucinta la idea que de los fragmentos de Herclito puede llegar a extraerse que tuvo de relativa a los hombres que le rodeaban, dividiendo este breve trabajo en una seccin dedicada a analizar a la del tiempo de Herclito, otra donde se expondr la visin que pudo tener relativa al hombre y, por extensin, a la

    10 Guthrie, W.K.C. A history of Greek philosophy: the earlier presocratics and the phytagoreans. RBA, Barcelona (2009). pg. 402. 11 http://www.mercaba.org/TESORO/427-11.htm . San Justino. Mercab. Web catlica de formacin en informacin. Consultado: 6-XII-2011. 12 Russo Delgado, Jos Antonio. Los presocrticos II: el . El segn Herclito y san Juan. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima (2000). pg. 60. 13 Guthrie, W.K.C. A history of Greek philosophy: the earlier presocratics and the phytagoreans. RBA, Barcelona (2009). pg. 382. 14 Ibidem. pg. 380. 15 Ibdem.

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    comunidad, a la , conformada por esos hombres sobre los que se ha hablado en pginas precedentes y, una final, destinada a las conclusiones. De este modo, se buscar verter un poco de luz en esa especie de agujero negro que absorbe a quien se acerca a l que es la filosofa de Herclito, huyendo de las sombras que proyecta y de las que se han querido proyectar sobre sus fragmentos pues, siguiendo lo dicho por Nietzsche, los que le consideran sombro, melanclico, llorn, oscuro, bilioso, pesimista y, sin duda alguna, muy digno de ser odiado nicamente por quienes no tienen motivo para estar satisfechos con la descripcin que hace de la naturaleza humana. Mas a stos les seran adjudicadas con indiferencia las palabras, a despecho de sus antipatas o simpatas, de su amor o su odio carentes de importancia para Herclito sentencias como stas: , o esta otra: >16.

    Demcrito y Herclito. Rubens, Peter Paul. Museo Nacional de Escultura. Valladolid, (1603).

    [] Slo Demcrito parte de la realidad del movimiento, y slo por la sencilla razn de que el pensamiento es un movimiento [].

    Nietzsche, Friedrich. Los filsofos pitagricos. 15.

    16 Nietzsche, Friederich. Obras completas. Vol. I. Los filsofos preplatnicos, 7. Gredos, Madrid (2009). pg. 234.

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    Los muros que cobijaron a Herclito.

    La y su construccin se dibujan en el transcurrir de la historia de la Antigedad como uno de los mayores jalones que engalanan su transcurrir y cuyos ecos se prolongan hasta la actualidad, en unos tiempos en los que, las tierras que la vieron crecer, sufren los vaivenes de una poltica y de una economa que las desangran diariamente. Un anlisis de la antigua con cierto detalle sera demasiado prolijo para un trabajo de estas caractersticas, as como el extrapolar, punto por punto, las caractersticas que definen a la griega y que, en su mayora, no tienen en cuenta la idiosincrasia de los territorios jonios, como es el caso de feso, el territorio de Herclito, sino que beben de su coyuntura en los siglos V y IV, pretiriendo, incluso, la importancia de las tiranas en su formacin. De este modo, esta seccin repasar algunas particularidades que definen a estas tierras, en aras de aportar una visin ms completa de los hombres que describi Herclito en los fragmentos que han llegado hasta la actualidad.

    En torno a la siglo XVII las tierras que luego seran bautizadas con el nombre de feso empezaron a ser pobladas por pueblos carios y lleges 17 , favoreciendo, este hecho, la presencia del ro actualmente conocido como Menderes18. Estrabn (64 ca. 24 E.C.) leg la historia de que feso fue fundada por Androclo, hijo del rey ateniense Codro. En poco tiempo, se convirti en el punto central del territorio jonio y, ya en el tiempo de Estrabn, los reyes seguan manteniendo numerosos privilegios, entre los que se encontraban algunos de criz religioso. Herclito perteneca a dicho linaje y posey el derecho de realeza, que cedi por arrogancia19. Por ende, perteneca a la aristocracia, hecho que puede servir para explicar su arrogancia hacia el vulgo. Pero no fue hasta el dcimo siglo cuando a Androclo, el hijo del rey de Atenas Codro , un orculo le revel que, en el lugar que le sealaran un pez y un jabal. Llegado a la colina Pion, se encontraba cocinando con unos pescadores unos peces, cuando, a tenor de la leyenda, uno de ellos salt del fuego, provocando que unas brasas se incendiaran, haciendo, de este modo, huir a un jabal prximo a ellos al que persigui y dio muerte. All fue el lugar preciso en el que se construy el templo de Artemis.

    Lo referido anteriormente no es sino una ms de las leyendas que se narran a propsito de la fundacin de las diversas colonias griegas, bien en la Edad Oscura, bien a partir de la primera mitad de la octava centuria. La de feso, ha de situarse entre las primeras, que fueron llevadas a cabo por Asia Menor y por diversas islas del Egeo, en contraposicin a las segundas, que se orientaron al Mediterrneo y al Mar Negro. Navegaciones que permitieron su fundacin, siendo el mar el punto de unin entre pueblos motivada por distintas causas. Asimismo, Hesodo advierte en sus Trabajos y das a su hermano Perses sobre lo que le espera si se te despierta el deseo de la arriesgada navegacin20. Tambin Herclito le dedic algunas palabras en sus fragmentos, en especial el 6121. Como asever Hegel, [] Los elementos del espritu griego [] Todo se halla dividido en pequeas partes y, a la vez, relacionado y unido facialmente gracias a la mar [] La naturaleza de su pas los llev a esa existencia anfibia e hizo que flotaran libremente sobre las olas del mismo modo que libremente se extendan sobre la tierra; no dej que anduvieran errantes como las tribus nmadas ni que

    17 Vera Aranda, ngel Luis. Breve historia de las ciudades del mundo clsico. feso. Nowtilus, Madrid (2010). pg. 251. 18 Los romanos le denominaron Caistros. 19 Antstenes de Rodas (II aEC), Sucesiones, citado por Digenes Laercio, IX, 6. 20 Hesodo. Los trabajos y los das. Prez Jimnez, A. y Martnez Daz, A. (introd., trad. y notas). Gredos, Barcelona (2007). 21 El mar es el agua ms pura y ms contaminada; para los peces potable y saludable, para los hombre no potable y mortal. DK 22 B 61.

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    enmohecieran como los pueblos de las comarcas fluviales []22. Homme libre, toujours tu chriras la mer!23

    La influencia de las tierras del este es innegable y ha sealarse, aunque sea muy brevemente. De este modo, para explicar cmo afect el Oriente a la Grecia antigua, se puede recurrir a lo que escribi Bengston en su clsica obra sobre la historia de Grecia: La Babilonia antigua proporcion a los griegos, en primer lugar a los jonios, las medidas y los pesos, los conocimientos astronmicos como el Zodaco, el cuadrante solar y el ciclo de los eclipses. De Lidia se tom la acuacin de moneda; la msica griega debe a pueblos de Asia Menor, lidios y frigios, esenciales influencias24.

    Sin embargo, no fue desde mediados del siglo VIII, hasta finales del VI, cuando se fueron creando las propiamente dichas. Su origen puede hundir sus races en la cultura micnica, si se considera que no tuvo lugar una ruptura total con ella, aunque, es en los siglos oscuros, cuando se dibuj ms o menos claramente lo que iba a derivar en las clsicas. El proceso que se llev a cabo ana el sinecismo con el simpoletsmo, contando con otras caractersticas como el principio de territorialidad, la posesin de la tierra por parte de los ciudadanos, un todava dbil uso del trabajo esclavo, el desarrollo del artesanado en los ergasterios, el uso de la moneda, los derechos y deberes de los ciudadanos, la creacin de un ejrcito alentada por el desarrollo de la forja y que se consolid, principalmente, en la a la que dio leyes Licurgo - y la creacin de un conjunto ms o menos definido de instituciones polticas en los distintos territorios. Asimismo, el sistema de la implica, ante todo, una extraordinaria preeminencia de la palabra sobre todos los otros instrumentos, haciendo los griegos de ella una divinidad: , la fuerza de la persuasin25.

    Esto, empero, se trunc en torno al siglo VII, debido a los enfrentamientos que surgieron entre el pujante y los y, desembocando en lo que se conoce como la , caracterizada por las tensiones entre los sectores ms pudientes y los menos y otro incipientes a causa del comercio. Tras ello, surgiran los tiranos26, entre los que se puede destacar a Melas de feso, yerno de Aliates, rey de los lidios. En todo caso, huelga recordar que, a partir del siglo VIII el mando poltico resida en una nobleza griega27, en el caso que ocupa este proyecto, el de feso, la de los Baslidas. Posteriormente fue afianzndose la importancia de la palabra ciudadana en la mayora de las , hecho propiciado, en Atenas, por las medidas adoptadas por los tiranos y arcontes que precedieron a la democracia del siglo V. Como escribi Vernant, la filosofa se encuentra, al nacer, en una posicin ambigua: por su marcha y por su inspiracin est emparentada a la vez con las iniciaciones de los misterios y las controversias del gora; flota entre el espritu de secreto, propio de las sectas, y la publicidad del debate contradictorio que caracteriza la actividad poltica28.

    En este contexto, la vida de Herclito estuvo ligada ntimamente a la de la de feso, dada su probable pertenencia al clan de dicho territorio29, como se

    22 Hegel, G.W. F. Obras completas. Vol. I. Lecciones sobre la historia de la Filosofa. Gredos, Madrid (2010) pp. 549-551. 23 Baudelaire, Charles. L homme et la mer. Les fleurs du mal. Traduccin de Martnez de Merlo, Luis. Ctedra, Madrid (2008). 24 Bengston, Hermann. Historia de Grecia. La poca de la gran colonizacin griega (800-500). RBA, Barcelona (2009). pg. 76. 25 Vernant, Jean-Pierre. Los orgenes del pensamiento griego. El universo espiritual de la . Paids, Barcelona (2011). pg. 62. 26 El trmino aparece por primera vez en Arquloco (frg. 22 Diehl). 27 Bengston, Hermann. Historia de Grecia. La poca de la gran colonizacin griega (800-500). RBA, Barcelona (2009). pg. 106.

    28 Vernant, Jean-Pierre. Los orgenes del pensamiento griego. El universo espiritual de la . Paids, Madrid (2011). pg. 71. 29 Guthrie, W.K.C. A history of Greek philosophy: the earlier presocratics and the phytagoreans. Heraclitus. RBA, Barcelona (2009). pg. 385.

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    seal anteriormente. La poca en la que se suele situar su vida abarcara del 540 al 480, dado que su florecimiento fue en torno al 500; esto casara con sus referencias a Pitgoras, Hecateo y Jenfanes del que le separaran tres dcadas30 -, as como a que Parmnides pudiera haber conocido su obra y haberla plasmado en su hexmetros31. Por consiguiente, su actividad filosfica dara su canto de cisne el mismo ao en el que, atendiendo a la cronologa de Herdoto, llegaron a su trmino las guerras mdicas (499 - 479). Especial relevancia cobran las ciudades de Asia Menor, entre las que se sita la propia feso, dado que all fue donde estall la revuelta jonia en el 49932, cuando Aristgoras proclam la isonoma y alent a los territorios de Asia Menor a revelarse, adems de partir hacia Atenas en busca de ayuda, recibiendo el apoyo de una veintena de naves atenienses y de cinco de la de Eretria33, que desembarcaron, precisamente, en feso34. La ciudad de Herclito proporcion una serie de guas para la expedicin que incendi Sardes en 498, pero feso, que en teora era neutral, aunque exista un sector que se inclinaba por los persas, liderados quizs por Hermodoro35. As pues, no sera de extraar que en el seno de la ciudad se diera una serie de tensiones que amenazaran con destruir el orden y la concordia de sus habitantes. Por ltimo, se ha de destacar, a nuestro juicio, que la revuelta jonia toc a su fin tras la batalla naval de Lade en 494, tras la que la poblacin de Mileto fue hecha esclava.

    Tras este repaso general, cabe destacar, entre los hechos ms importantes de su vida, la renuncia al cargo de 36 a favor de su hermano; su gestin exitosa ante el tirano Melanconnas, con el objetivo de que ste dejase el poder; su triunfo a la hora de convencer a los persas en aras de que levantaran el sitio que mantenan a feso; su negativa a la hora de dictar leyes para su pueblo, la invitacin de Daro a su corte; la mediacin para impedir una guerra civil entre los efesios; el rechazo de la invitacin de los atenienses a residir en dicha 37 y el destierro de Hermodoro38. Una personalidad, que, aunque se cuente con escasos datos pese a que algunos son sumamente indicativos - para trazar una descripcin medianamente exacta, se levanta sobre el panorama griego como el Coloso en la isla de Rodas, entrando en conflicto con sus conciudadanos y, como ya haba hecho Jenfanes, con su forma de comportarse y de interpretar el mundo. Como asever Burnet, es sobre todo en el trato con Herclito cuando sentimos la importancia de la personalidad en la formacin de sistemas de Filosofa39.

    30 Kenny, Anthony. Ancient Philosophy. Vol. I. Oxford, Oxford (2006). pg. 12. 31 Ibidem. pg. 12. 32 Huelga resear que, en 545, Ciro II obtuvo la victoria sobre Creso, rey de los lidios, dependiendo las de dicha zona de Sardes, mediante el pago de tributos y, siendo dominadas por un conjunto de grupos oligrquicos. Pese a ello, no se dio una represin por parte de los persas en lo relativo al aspecto religioso de la ciudad. Fuente: Garca Quintela, Marco V. El rey melanclico: antropologa de los fragmentos de Herclito. Taurus, (1992).pg. 41. 33 Esparta neg su ayuda a Asia Menor. 34 Herdoto V, 100-101. 35 Margulis. Juan Pablo. Filosofa, poltica y teologa en Herclito. Universidad de Salmanca, Salamanca (1994). pg. 853.pg. 875. 36 Burnet, John. Greek philosophy: Thales to Plato. Vol. I. Herakleitos. Macmillan, Londres (1928). pg. 58 37 Huelga recordar que feso fue fundada por los atenienses, como se seal antes. 38 Margulis. Juan Pablo. Filosofa, poltica y teologa en Herclito. Universidad de Salmanca, Salamanca (1994). pg.873 39 Burnet, John. Greek philosophy: Thales to Plato. Vol. I. Herakleitos. Macmillan, Londres (1928).pg. 57.

  • Herclito, ter Brugghen, Hendrick Jansz.

    [] Mientras la imaginacin de Herclito meda con

    , las innumerables parejas de contrarios enredados en amoroso combate bajo la mirada severa de los rbitros de la

    se le ocurri otra intuicin an ms elev

    mismos jueces le parecan luchar, y los luchadores le parecan juzgarse a s mismos

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    ter Brugghen, Hendrick Jansz. 1628. Rijsmuseum, msterdam.

    [] Mientras la imaginacin de Herclito meda con ojos gozosos de espectador feliz el universo en perpetuo movimiento, es decir, la

    , las innumerables parejas de contrarios enredados en amoroso combate bajo la mirada severa de los rbitros de la

    se le ocurri otra intuicin an ms elevada: se sinti incapaz de contemplar por separado ni a los luchadores ni a los jueces. Los

    mismos jueces le parecan luchar, y los luchadores le parecan juzgarse a s mismos []. Nietzsche, Friedrich.

    preplatnicos. 6.

    ojos gozosos de espectador feliz el universo en perpetuo movimiento, es decir, la

    , las innumerables parejas de contrarios enredados en amoroso combate bajo la mirada severa de los rbitros de la lucha,

    ada: se sinti incapaz de contemplar por separado ni a los luchadores ni a los jueces. Los

    . Nietzsche, Friedrich. Los filsofos

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    El hombre y la .

    Herclito, como se ha comentado en lneas anteriores, dedic una parte importante de los fragmentos que se han conservado hasta el da de hoy al hombre, a los seres humanos que le rodeaban. Como seal Jaeger, en los fragmentos que se conservan, se observa una repeticin continua de los trminos y de la conexin entre las palabras y los hechos de los hombres, por lo que se puede concluir que el carcter del es tico y poltico 40 . Asimismo, el gramtico Diodoto41, escribi que el escrito no es acerca de la naturaleza, sino sobre la constitucin [ ], pues lo que se dice acerca de la naturaleza est expuesto a modo de paradigma.

    Para Herclito las distintas instituciones y formas de organizaciones sociales habran de basarse en una ley comn, nica y divina: el . Este tipo de , se dice en el primer fragmento, existe siempre, aunque los hombres se tornan incapaces de comprenderla, tanto antes de orla como una vez que la han odo. Por consiguiente, se hace necesario el conocer este tipo de ley para llevarla a la , dado que todo ha de estar de acuerdo con el , que ninguno de los dioses ni de los hombres ha hecho 42.

    Sin embargo, sin abandonar este primer fragmento, Herclito ya afirma que a los dems hombres les pasan inadvertidas cuantas cosas hacen despiertos, del mismo modo que les pasan inadvertidas cuantas hacen mientras duermen. Con estas palabras, el filsofo de feso ya perfila su distincin inicial entre dos tipos de hombres: los que estn despiertos y los que permanecen dormidos, aun no estndolo, pues lo que realizan les pasa inadvertido. Slo los primeros son capaces de comprender el , ver que hay un mundo nico y comn43, mientras que cada uno de los que duermen se vuelve hacia uno particular44. De este modo, partiendo de los que no se encuentran en su mundo particular, en su propio mundo, se puede llegar a entrever, el espritu global que muestra la filosofa de Herclito, alejndose de un microcosmos individual que surgira en los seres que permanecen dormidos, no queriendo escuchar la verdad comn a todos.

    Asimismo, y como ya se ha referido cmo, Herclito, mostr cierto desprecio hacia el conjunto de seres humanos que le rodeaban, y que ha alimentado su imagen durante siglos. Guthrie, en su Historia de la filosofa, seal varios de sus fragmentos en los que vio una crtica hacia el comn de la humanidad45. Estos seran, aparte del ya citado primer fragmento: el 17, en el que se lee que Muchos no comprenden tales cosas, a pesar de que den con ellas, ni las indican aunque las han aprendido, pero se creen que lo hacen as; el 19, donde escribe, censurando a algunos por su incapacidad, que no saben ni cmo escuchar ni cmo hablar; el 29, en el que se refiere a los mejores, que renuncian a todo por una cosa Pero la mayora de los hombres se hartan a s mismos como el ganado; el 34 Estpidos, aunque escuchan son como los sordos. El proverbio los describe: aunque estn presentes, estn ausentes.; el 70, Herclito consideraba las opiniones de la humanidad como juegos de nios.

    40 Jaeger, Werner. Die Theologie der frhen griechischen Denker. Heraklit. S. Robinson, Edward (trad.). Oxford, Oxford (1947). pg. 115. 41 A 1, 15. 42 DK 22 B 30. 43 DK 22 B 89. 44 [] El vulgo cree, sin embargo, reconocer algo inmvil, acabado, permanente; en realidad lo que ocurre es que en cada instante residen simultneamente y emparejados tanto la luz como la tiniebla, lo amargo y lo dulce, semejantes a dos luchadores de los cuales, veces uno obtiene la ventaja []. Nietzsche, Friederich. Obras completas. Vol. I. Los filsofos preplatnicos, 5. Gredos, Madrid (2009). pg. 227. 45 Guthrie, W.K.C. A history of Greek philosophy: the earlier presocratics and the phytagoreans. Heraclitus. RBA, Barcelona (2009). pg. 388.

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    Tambin Russell esgrimi que el carcter del efesio no fue amable, sino despreciativo y todo lo contrario a un demcrata. Para ello se bas en el fragmento en el que hizo una defensa de Hermodoro: A los efesios les convendra ahorcarse, al menos todos los hombres adultos, y dejar la ciudad a los imberbes, porque han desterrado a Hermodoro, el mejor diciendo: no queremos un hombre que se destaque entre nosotros. Si hay un hombre excelente, hay que echarle, para que viva entre otros46.

    Quizs uno de los fragmentos ms significativos de esta crtica hacia el resto de hombres sea el 104, en el que se lee, Qu es lo que comprenden o se proponen? Ellos depositan su confianza en los aedos del pueblo y toman como maestro a la muchedumbre, sin darse cuenta de que la mayora de los hombres son malos y los buenos son pocos. En l, Herclito distingue de dnde nacen lo que comprenden, introduciendo el interesante elemento de la confianza, y lo que se proponen, situndolo en los aedos, y a quin toman como maestros. Asimismo, distingue cualitativa y cuantitativamente a los hombres, concluyendo que la mayora son malos.

    Pero Herclito, en su fragmento 114 dio un paso ms, virando la nave del conjunto de hombres al anlisis de la que stos constituyen. Partiendo de esta colectividad, afirm que "Se debe hablar con inteligencia y confiar en lo que es comn a todos, del mismo modo que una ciudad confa en su ley, pero con mayor firmeza an; porque todas las leyes humanas se nutren de una, la divina, que extiende su dominio hasta donde quiere y es suficiente para todos y ms que suficiente". La , por ende, tiene su razn de ser en las caractersticas de la naturaleza divina y en la propia estructura del 47, regulado por el que se refiri al inici de esta seccin y que se tratar a continuacin.

    Llegados a este punto, a nuestro juicio, es conveniente hacer un breve comentario sobre el que todo regula y que se viene refiriendo continuamente en estas pginas. La ley es el 48, que se nutre de la divina, y surge por el conflicto. Siguiendo la tesis Filosofa, poltica y teologa en Herclito, el trmino vendra a hacer referencia a , que significa repartir, distribuir, asignar, etc. y con el trmino , relacionado con el pastor. El trmino se suele relacionar con un fundamento sobrenatural, natural o como convencin entre los seres humanos49. El ciclo del csmico estara emparentado con el de los pares saciedad-hambre50 y saciedad-necesidad51. El , en todo caso, sera el , no habra ninguna separacin entre ambos; como asever el loco de Turn, [] neg la existencia dual de dos mundos completamente distintos, idea que Anaximandro se vio obligado a aceptar; Herclito desiste de separar un mundo fsico de otro metafsico, un reino de cualidades determinadas de un reino de indeterminacin indefinible []52.

    En torno al , como se ha referido, orbita la filosofa de Herclito, ya desde el primer fragmento. Como afirm Guthrie, Herclito crey primero y ante todo en un 53. Numerosas han sido las explicaciones que se han esgrimido relativas a este trmino en la filosofa del Efesio. Por otra parte, dicho trmino es comn procedente del verbo - entre los griegos, pudiendo emplearse en

    46 Russell, Bertrand. Historia de la filosofa. RBA, Barcelona (2010). pg. 85. 47 Margulis, Juan Pablo. Filosofa, poltica y teologa en Herclito. Universidad de Salmanca, Salamanca (1994). pg. 853. 48 , que afirm Pndaro. 49 http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiagriega/Presocraticos/Nomos.htm . Consultado: 15-XI - 2011. 50 Como se observa en los fragmentos DK 22 B 67 y DK 22 B 111. 51 Nombrados en los fragmentos DK 22 B 65, DK 22 B 29 y DK 22 B 80. 52 Nietzsche, Friederich. Obras completas I. Los filsofos preplatnicos. Gredos, Madrid (2009). pg. 224. 53 Guthrie, W.K.C. A history of Greek philosophy: the earlier presocratics and the phytagoreans. Heraclitus. RBA, Barcelona (2009). pg. 395.

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    diversos contextos. De este modo, en sus fragmentos se puede encontrar en diversos sentidos, como el de palabras frg. 108 -, como rumor o informacin frg.87 -, como vala o consideracin frg. 39 o como proporcin frg. 31 -54. A este ha de escuchrsele, como ha hecho el mismo Herclito quizs Hermodoro llegase o alcanzase eso mismo -, y como no hacen la mayora de los hombres que prefieren refugiarse en su sabidura particular, separndose ellos mismos de aquello con lo que la mayora est en contacto continuo55. Huelga sealar cmo, mientras en el primer fragmento afirma que al ha de escuchrsele, en el 101a, esgrime que los ojos son testigos ms preciosos que los odos, aunque ambos son malos testigo para los hombres que tienen un alma brbara56. En cualquier caso, se observa cmo en el Oscuro no aparece la crtica a los sentidos que pone Parmnides en boca de la diosa en su Va de la Verdad, aunque Reale y Antiseri s le atribuyeron esta crtica 57 , pues los hombres se equivocan respecto al conocimiento de cosas manifiestas58.

    Asimismo, el fuego puede considerarse como su aspecto material 59 aunque Kirk rechaz esta hiptesis -, siendo su naturaleza caliente y seca, sometido a diversas transformaciones60; en el fragmento 118 leg que el alma seca es la ms sabia y la mejor61. En suma, el fue lo ms cerca que Herclito se situ respecto a un como el de sus predecesores62, pero, a pesar de estar relacionado con la divinidad, no sera identificable a ningn dios del Olimpo63 . Herclito tambin afirm, siguiendo la inscripcin de Delfos, que se haba conocido a s mismo ( ), indicando, quizs, el medio por el que se haba de acceder al , que armoniza de forma invisible64, mediante la reflexin personal con uno mismo, aparte de la escucha ya referida en lneas anteriores.

    Ese , por otra parte, equivaldra a la Justicia y a la guerra, padre de todos, rey de todos: a unos muestra como dioses, a otros como hombres, a unos hechos esclavos y a otros libres65. Siguiendo este fragmento, Nietzsche not que [] Slo un griego habra sido capaza de apropirsela para cimentar una cosmodicea. Se trata de la buena ride de Hesdo declarada como principio universal; del pensamiento agnico del griego singular y del Estado griego transferido desde los gimnasios y desde la palestras, desde los certmenes polticos y de las luchas de los partidos polticos con el Estado a la esfera de lo universal , en tanto que forma de explicar el mecanismo que logra el movimiento singular del csmos []66. Un combate que tambin se puede extrapolar al dilogo, como se observa al inicio del Gorgias67.

    Otro punto en el que Herclito hizo especial nfasis fue el de la distincin entre vivos-muertos, despiertos-dormidos, opuestos, en suma, relativos al hombre.

    54 En este trabajo, debido a su extensin, no se realizar una arqueologa de dicho trmino a la manera foucaultiana, remitindose simplemente a las acepciones citadas que expone Guthrie de la pgina 396 a la 399 de su Historia de la filosofa griega y a las vistas en esta asignatura en torno a los fragmentos de Herclito. 55 DK 22 B 72. 56 DK 22 B 107. 57 [] En Herclito emerge ya una serie de elementos concernientes a la verdad y al conocimiento. Es preciso estar en guardia con respecto a los sentidos, porque stos se detienen ante la simple apariencia de las cosas [] La Verdad consiste en captar ms all de los sentidos aquella inteligencia que gobierna las cosas []. Reale, Giovanni y Antiseri, Dario. Historia del pensamiento filosfico y cientfico. Herder, Barcelona (2010). pg. 44. 58 DK 22 B 56. 59 Guthrie, W.K.C. A history of Greek philosophy: the earlier presocratics and the phytagoreans. Heraclitus. RBA, Barcelona (2009). pg. 407 60 DK 22 B 31. 61 Filpone, comentando a Aristteles, De anima 405 a 25: Por fuego l no pretende indicar la llama: fuego es el nombre que da a la exhaltacin seca, de la que tambin se compone el alma 62 Guthrie, W.K.C. A history of Greek philosophy: the earlier presocratics and the phytagoreans. Heraclitus. RBA, Barcelona (2009). pg. 404. 63 Kenny, Anthony. Ancient Philosophy. Vol. I. Oxford, Oxford (2006). pg. 14. 64 DK 22 B 54. 65 DK 22 B 53. 66 Nietzshce, Friederich. Obras completas. Vol. I. Los filsofos preplatnicos, 5. Gredos, Madrid (2009). pag. 227. 67 Gorgias 447a.

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    Burnet afirm que una parte de los fragmentos mostrarn que el pensamiento de Herclito estaba dominado por la oposicin del dormir y del despertar, vida y muerte y que esto le mostr la clave del problema milesio tradicional de los opuestos, caliente y fro, hmedo y seco68. As, se encuentran el fragmento 21, Muerte es cuanto vemos despiertos, sueo cuanto vemos dormidos; el 26, El hombre en la noche enciende para s una luz, cuando, al morir, se han apagado sus ojos, viviendo toca al muerto, al dormir, cuando se han apagado sus ojos; despierto toca al que duerme; el 34, oyen sin comprender, parecidos a los sordos. A ellos se aplica el proverbio: estando presentes est ausentes; el 62, Inmortales mortales; mortales inmortales. Nuestra vida es su muerte, su vida es nuestra muerte; el 88, Lo que est en nosotros es siempre uno y lo mismo: vida y muerte, vigilia y sueo, juventud y vejez, ya que por el cambio esto es aquello y, de nuevo, por el cambio aquello es esto; y el 89, Para los despiertos hay un mundo nico y comn, mientras que los que duermen se vuelven a su mundo particular.

    As pues, se puede observar cmo, Herclito, traz una lnea que unira muerte y sueo, sueo que tambin se puede dar en vida, aunque sta no sera una verdadera vida. Todo ello, se puede llegar a relacionar con los fragmentos de los pitagricos, como el mentado por Cicern en el que se dice cuando el alma est separada por el sueo del comercio y del contacto con el cuerpo, ella se acuerda del pasado, ve con claridad el presente, prev el porvenir. Porque el cuerpo del que duerme se encuentra como el del muerto, pero su alma es vigorosa y viva.

    Conche apunt, tras contradecir a Delatte cuando ste esgrimi que para Herclito la muerte es el inicio de la verdadera vida espiritual, que, el hombre, debe dormir y soar lo menos posible. Los sueos, individuales y colectivos, nos mantienen encerrados dentro de mundos particulares, efectos del sueo en la ignorancia del verdadero mundo, 69 . Respecto al fragmento 88, es destacable la inclusin del nosotros, que dispone una condicin particular, regional, lo que es una verdad en s misma, universal, csmica: la muerte y la vida son una y la misma con o sin nosotros [] El pensamiento de la vida slo es posible mediante el pensamiento de la muerte y viceversa -70.

    Pero, ante todo, en estas palabras se puede observar cmo Herclito se refiri a una pluralidad de hombres, no slo a un grupo reducido que cumpliera una serie de caractersticas, con formas de ser similares a las de Hermodoro o Bas. No. Herclito abarca a todos, aun a pesar de sus diferencias, pues el es comn y a todos los hombres es concedido conocerse a s mismos y pensar sabiamente71, aunque algunos no sepan ni escuchar ni hablar, viviendo como si tuvieran una inteligencia particular; incluso los diferentes son parte de ese , aunque no participen de l. En la epstola IX se puede leer Hermodoro recuerda a los efesios que todos son hombres 72 . Herclito, pues, como afirm Jaeger, es el primer pensador que no slo desea conocer la verdad, sino tambin espera que su conocimiento renueve la vida de los hombres73. Pues todos son hombres, aunque la mayora son malos y buenos slo unos pocos74.

    En este punto ha surgido la figura de Hermodoro, que parece elevarse como un Scrates respecto a Platn en su relacin con Herclito. En Filosofa, teologa y poltica en Herclito se recoge que el recuerdo de lo acontecido a la ciudad de Sibaris en la Magna Grecia, la cual sucumbi a causa de su renuencia a abandonar

    68 Burnet, John. Greek philosophy: Thales to Plato. Vol. I. Herakleitos. Macmillan, Londres (1928). pg. 60. 69 Conche, Marcel. Fragments. Presses universitaires de France, Paris (1991). pg. 365. 70 Ibidem. pp. 372-376. 71 DK 22 B 116. 72 Bywater: 78. I 15-6. , . 73 Jaeger, Werner. Die Theologie der frhen griechischen Denker. Heraklit. S. Robinson, Edward (trad.). Oxford, Oxford (1947). pg. 113. 74 DK 22 B 104.

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    un estilo de vida blando y dispendioso es un fantasma que debe haber rondado a Herclito y a Hermodoro75. Herclito se refiri, en el fragmento 121, a Hermodoro como el ms til () de los ciudadanos. Asimismo, reserv a los mejores () el buscar la gloria imperecedera, como se tratar ms adelante, y le distingui como el mejor ciudadano que se eriga por encima de los .

    Otro mbito reseable, sin entrar en un punto de vista teolgico propiamente dicho que multiplicara las pginas que conforman este trabajo, es el de la relacin entre el hombre y la divinidad, que ocupa un espacio no desdeable en el pensar heracliteano. Ya Porfirio recogi que Para dios todas las cosas son bellas y justas, pero los hombres han credo que unas son injustas y justas. Este fragmento se puede apreciar la unidad de la Verdad, en contraste con la duplicidad que establecen las opiniones de los mortales. Asimismo, podra llevar a pensar que, para Herclito, la distincin entre bueno y malo no existira, que seran idnticos, como le atribuy Aristteles ms adelante. Guthrie, empero, no acept esto, dado que [] argir que, por este motivo, l no tena derecho a criticar a los ni a decirles que siguieran el , dado que si lo bueno y lo malo son lo mismo, ningn tipo de comportamiento podra ser mejor que otro, sera como Kirk dice con razn: > []76. A su vez, huelga resear, respecto a la Justicia siguiendo lo expuesto por el neoplatnico Porfirio (232-304) en sus Quaestiones homericae ad Iliadem, que Herclito habra reconocido aos antes las tres ideas platnicas de Bien, Justicia y Belleza, pues .

    Por ltimo, conviene resear que, los dioses, al igual que los hombres no son los artfices de este mundo, sino algo que lo ha regulado, lo regula y lo regular: , el fuego siempre vivo77. En la quinta carta, supuestamente escrita por Herclito o por un seguidor suyo, estudiada por Bywater, se afirma que dios iguala las desmesuras del cosmos mandando por medio del Sol que respeta sus medidas -78, lo que se relacionara con el fragmento 94, en el que se lee que el Sol no traspasar sus medidas; si no las Erinias, ayudantes de Dike, lo descubrirn. La divinidad sera noche da, verano invierno, guerra paz, saciedad hambre. Pero se transforma como que, cuando se mezcla con perfumes, recibe el nombre segn el aroma de cada uno, apunt en el fragmento 67; ste se puede relacionar con Jenfanes, con los fragmentos DK 21 B 14, DK 21 B15 y DK 21 B16, recogidos por Clemente en su Stromateis que hacen referencia a las cualidades que les atribuyen los seres vivos a los dioses, adems de los atributos que les dieron Homero y Hesodo79.

    Asimismo, tambin afirm que el hombre merece ser llamado nio en relacin con la divinidad, tal como el nio respecto al hombre y que el ms sabio de los hombres, comparado con dios, parece un mono, tanto en sabidura como en belleza y todo lo dems; este hombre sabio habra de tener el alma seca. Conche, en el anlisis que realiza de los fragmentos del Efesio, circunscribe la comparacin de este ltimo fragmento al mbito de la ciencia: la ciencia del ms sabio de los hombres, comparada con la divina, equivaldra a comparar al simio con el

    75 Margulis, Juan Pablo. Filosofa, poltica y teologa en Herclito. Universidad de Salmanca, Salamanca (1994). pg. 876. 76 Guthrie, W.K.C. A history of Greek philosophy: the earlier presocratics and the phytagoreans. Heraclitus. RBA, Barcelona (2009). pg. 417. La relacin de contrarios la detalla en 419 y 420, donde se puede leer: [] La doctrina heracliteana de la identidad y simultaneidad de los contrarios y sus consecuencias paradjicas es el resultado de una concentracin intensa sobre un fenmeno mental comn en el mundo griego arcaico, al que se ha dado el nombre de [] 77 DK 22 B 30. 78 Bywater 72. 1.33-4. 79 DK 21 B 11 y DK 21 B 12.

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    hombre80. En esta lnea, no puede sino venir a la mente aquellas lneas donde Zaratustra afirma: [] Hasta hoy todos los seres han creado algo que va ms all de ellos mismos: y ahora queris vosotros ser el reflujo de este gran flujo y prefers retornar al animal antes que superar al hombre? Qu es el mono para el superhombre? Un hazmerrer o una dolorosa vergenza. Y eso precisamente ha de ser el hombre para el Superhombre: un hazmerrer o una dolorosa vergenza. Habis recorrido el camino que va del gusano al hombre, y en vosotros hay todava mucho de gusano. En otros tiempos fuisteis monos, y todava hoy es el hombre ms mono que cualquier mono. Pero el ms sabio de entre vosotros no es ms que una discordancia y un hbrido de planta y fantasma. Pero, os digo que os convirtis en fantasmas o plantas? Mirad, yo os enseo al Superhombre! []81. Parece que el loco de Turn fue capaz de escuchar el eco de estos fragmentos.

    En las palabras que nos ha legado el transcurrir del tiempo, se pueden observar numerosas referencias al mundo de los nios (), que le sirve para dibujar numerosos smiles. De este modo, en el fragmento 56 los cita como los que fueron capaces de engaar a Homero, que pas por ser el ms sabio de todos los griegos; en el 70, donde se comparan las opiniones humanas con juegos de nios; el 79, en el que se establece una gradacin que va desde el mono hasta la divinidad, situndose el hombre a medio camino y mereciendo ser llamado nio respecto a aqulla, al igual que el mono si es comparado con el hombre y en el 117, en el que se afirma que el hombre de alma hmeda82 es conducido por un nio imberbe. A su vez, se acerca a una antropomofizacin del Tiempo, al que iguala, en el marco de una costumbre cotidiana, con un nio que juega a las damas: reinado del nio. Resulta curioso, nuevamente, observar cmo Nietzsche, como Nietzsche tambin les encumbr, como ltima metamorfosis: [] Pero decidme, hermanos mo, qu puede hacer el nio que no pueda precisamente hacer el len? Por qu el len depredador ha de convertirse todava en nio? Inocencia es el nio y olvido, un nuevo comenzar, un juego, una rueda motriz, un primer movimiento, un santo decir-s. S, hermanos mos, para el juego del crear se necesita un santo S: el espritu quiere ahora su voluntad, su mundo conquista el que est apartado de l. Tres metamorfosis del espritu os he sealado: cmo el espritu se convirti en camello, y en len el camello, y el len finalmente en nio[]. Tanto Herclito como Nietzsche83, asociaron al nio al jugar, por el que se dara su reinado. Para concluir esta sucinta resea a la niez en Herclito, se hace necesario recordar, empero, las palabras que aparecen en el fragmento 88 en el que se dice que la juventud y la vejez es siempre uno y lo mismo [] pues por el cambio esto es aquello y, de nuevo, por el cambio aquello es esto. Sin embargo l s los distingui, al afirmar que A los efesios les convendra ahorcarse, al menos todos los hombres adultos, y dejar la ciudad a los imberbes, porque han desterrado a Hermodoro. Tal vez podra llegar a interpretarse como una confianza en el que las generaciones del futuro lo haran mejor que las que ya estaban en edad adulta.

    Por otra parte, Herclito menta a algunas de las figuras ms relevantes de la cultura antigua en sus fragmentos. De este modo, podemos encontrar referencias a Hesodo, a Pitgoras, a Jenfanes y a Hecateo en el fragmento 40, as como a Homero en el 42 y en el 56. Asimismo, se puede llegar a poner en relacin con el fragmento 108, en el que puede leerse que de todos cuantos he odo hablar, ninguno ha llegado a saber que lo sabio es distinto de todas las cosas, que parece

    80 Conche delimita la cita a , traducindola por Le plus savant des hommes, par rapport au dieu: un singe pour la science. Conche, Marcel. Fragments. Presses universitaires de France, Paris (1991). pg. 87. 81 Nietzsche, Friedrich. Also sprach Zarathustra. Prlogo de Zaratustra, 3. Ctedra, Madrid (2008). pg. 140 82 DK 22 B 118: El alma seca es la ms sabia y la mejor. 83 Cabe destacar que, pese al clebre fragmento que se acaba de resear, Nietzsche tambin se sirvi de ellos para criticar la compasin: [] Mrese a los nios que lloran y gritan a fin de ser objeto de compasin y para ello acechan el momento ms propicio [] Observemos si las quejas y las frases de lamentacin, la exhibicin de su infortunio, no persiguen, en el fondo, otro fin que hacer mal a los espectadores []. Nietzsche, Friederich. Menschliches, Allzumenschliches. Ein buch fr freie Geister. I, 50. Edaf, Madrid (1979). pg. 69.

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    ser escrito a modo de conclusin de los otros fragmentos. En ellos se puede apreciar un desprecio profundo hacia la erudicin como tal, alejada del verdadero saber, similar al que Cadalso mostr en sus Eruditos a la violeta en 1772. Ms que la erudicin, parece sealar que lo ms importante es atender a la experiencia que se adquiere, a lo que ha quedado en uno tras escuchar al , pues los hombres parecen inexpertos (), adems les pasan inadvertidas cuantas cosas hacen despiertos, olvidndose de ellas, como de lo que suean. De este modo, lo ms importante seran las cosas que se aprenden, 84. Pero, en todo caso, en el fragmento 80 se afirma que lo que es necesario saber es que la guerra es comn y la justicia discordia, y que todo sucede segn discordia y necesidad.

    Huelga rescatar de nuevo, a nuestro juicio, el fragmento 114, en el que se dice que los que hablan con inteligencia85 se apoyen en lo comn a todos, por lo que no limita el verdadero saber a un grupo reducido, estableciendo una divisin a priori. Al contrario, es la propia persona, independientemente de su condicin, pues est dotada para ello, quien puede llegar o no a conocerlo, escuchando la voz de la naturaleza 86 . Por ende, parte de las grandes figuras de la Antigedad, tampoco sabran ni escuchar ni hablar87. Como afirm el profesor Nstor Cordero, En tanto ordenador de la realidad, el es inteligible y por ello, en definitiva, la actividad racional del hombre se agota en la captacin del . Precisamente porque este es divino, es inagotable88. El hombre absurdo no puede sino agotarlo todo y agotarse, afirm Camus veinticinco siglos despus de Herclito89. En todo caso, conviene recordar el fragmento 83 nuevamente, en el que afirma que el ms sabio de los hombres, comparado con dios, parece un mono en sabidura. El hombre individual contina por debajo de una realidad superior a l. De este modo, en una de las epstolas rescatadas por Bywater se puede leer [] , yo imitar al cmos, cuya inteligencia es el Sol90.

    Se puede llegar a entender que, Herclito, entiende el llegar a este saber, a pesar de haber dibujado los presupuestos fundamentales para llegar al , no como algo sistemtico, ordenado, que surge como consecuencia de un proceso, sino con cierta dosis de aparicin fortuita, no esperada por el hombre. De este modo, se puede observar que, en el fragmento 18, se asevera que si no se espera lo inesperado, no se hallar, puesto que su hallazgo y descubrimiento es difcil y el 22, referido con anterioridad por Nietzsche, en el que se lee Los buscadores de oro excavan mucha tierra y encuentran poco. Herclito propone, muestra, un saber comn a todos, pero que, incluso los que lo buscan pueden no encontrarlo, aunque tambin puede interpretarse ese oro que excavan los buscadores como 84 Garca Quintela, Marco V. El rey melanclico: antropologa de los fragmentos de Herclito. Taurus, (1992). pg. 76. 85 La erudicin no ensea a tener inteligencia. DK 22 B 40. 86 DK 22 B 112. 87 DK 22 B 19. 88 Cordero, Nstor. La dinmica de la en Herclito. Universidad de Buenos Aires. http://www.altillo.com/examenes/uba/derecho/teorestado/teorestado2010heraclito.asp Consultado: 3-XI-2011. 89 Camus, Albert. El mito de Ssifo. Un razonamiento absurdo. Alianza Editorial. Madrid (2010). pg. 74. 90 Margulis, Juan Pablo. Filosofa, poltica y teologa en Herclito. Universidad de Salmanca, Salamanca (1994). pg. 863.

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    otro fin que no ha de ser el . En esta lnea, el fragmento 90 puede servir como ayuda, pues tambin hace mencin al trmino oro, Todas las cosas se cambian por fuego y el fuego por todas, como las mercancas por oro y el oro por mercancas. Se puede observar dos construcciones idnticas en las que se puede llegar a establecer una relacin de igualdad entre todas las cosas y mercancas y entre fuego y oro. A nuestro juicio, empero, si en el fragmento 22 oro ha de equivaler a fuego, seguira sin estar claro, pues, en suma, las opiniones humanas no son sino juegos de nios, pudiendo tener para los hombres un significado particular, alejado del de Herclito, compartiendo tan slo el significante. Adems, los hombres se toparan con lo inesperado, no con el fin exacto premeditado que ellos esperaran.

    En esta lnea, siguiendo la finalidad que buscaran los hombres, Herclito apunt que los mejores escogen una cosa por encima de las dems: gloria imperecedera [ ]91 en lugar de cosas mortales. Se puede observar cmo se niega lo limitado y ceido a un tiempo determinado y que, con el pasar de los das, quedar hundido en la laguna Estigia, preponderando lo imperecedero, en este caso la gloria, como la que eligi Aquiles al partir a la guerra de Troya. La gloria como tema fundamental en el pensar griego desde los hexmetros homricos, una contienda que no acab con la toma de Ilin ni con la vuelta de Helena. Su finalidad no era esa. Su finalidad, como se ha dicho, era que Homero la narrara, en aras de perdurar en la memoria de los hombres. Llegados a este punto, se pueden traer las palabras que escribi Aristteles en el libro IV de su tica a Nicmaco acerca de la magnanimidad [] As pues, si un hombre es y se cree digno de grandes cosas, sobre todo de las ms excelentes, tendr relacin, especialmente, con una cosa. El mrito se dice con relacin a los bienes exteriores y podemos considerar como el mayor aquel que asignamos a los dioses, y al que aspiran en grado sumo los de ms alta posicin, y es el premio que se otorga a las acciones gloriosas: tal es el honor; ste es, en verdad, el mayor de los bienes exteriores [] Aparecera completamente ridculo que un hombre magnnimo no fuera bueno. Y si fuera mal, tampoco sera digno de honor, porque el honor es el premio de la virtud y se otorga a los buenos. Parece, pues, que la magnanimidad es como un ornato de las virtudes; pues las realza y no puede existir sin ellas. Por esta razn, es difcil ser de verdad magnnimo, porque no es posible sin ser distinguido []92.

    Difcilmente separable de los ciudadanos del mundo en el que se movi Herclito es la , como se expuso en pginas anteriores. Sobre esta, puede decirse que surge cuando nace la idea de polites o ciudadano; cuando un conjunto de individuos se consideran relacionados entre s por un vnculo comn, poltico y, en cierta manera, religioso y cultural, que les define como miembros de un mismo crculo93. Salta a la vista que, Herclito, no escribi una obra poltica al estilo de lo que hicieron en dcadas posteriores Platn y Aristteles en sus , pero, como ya se ha referido, hay quien ha visto que sus palabras giran en torno a la constitucin94. Para Garca Quintela resulta innegable su preocupacin poltica, por lo que [] tena [sic. Herclito] mltiples obligaciones derivadas de su condicin de ciudadano y las ejerca de hecho [] decir o sugerir que para ese miembro de una comunidad poltica su pensamiento era ms importante que el resto de su actividad, es una aventurada extrapolacin derivada de la imagen que de s mismos tienen los intelectuales contemporneos []95.

    91 Idnticas palabras que las que se leen en el epitafio de Simnides a los muertos en las Termpilas 92 Aristteles. tica a Nicmaco, 1123b 15 1124 a. Martnez Manzano, T. y Calvo Martnez T. (introd.) y Pall Bonet, Julio y Calvo Martnez, T. (traducc.). Gredos, Barcelona (2007). 93 Domnguez Monedero, Adolfo J. La y la expansin colonial griega (siglos VIII-VI). Sntesis, Madrid (1991). 94 pg. 9. 95 Garca Quintela, Marco V. El rey melanclico: antropologa de los fragmentos de Herclito. Taurus, (1992). pg 14.

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    En cuanto a la , uno de los fragmentos ms significativos de Herclito puede que sea el 44, donde se dice El pueblo de luchar ms por la ley, por la que hace l, que por los muros de la ciudad. Las murallas como conjunto defensivo inicial ante la llegada del enemigo o de alguien ajeno; ya en la Odisea 96 su protagonista lo hace notar al aproximarse al palacio de Alcnoo. Pero, ms all, del anillo protector que significaban las murallas y la importancia que tuvieron ya desde la poca antigua 97 , radica, a nuestro juicio en este fragmento la clave para entender cmo vea la . No se bas en algo de suma relevancia pero que no dejaba de ser algo eminentemente material como el de las murallas, sino que el peso recae sobre la ley, sobre el . Retomando lo dicho con anterioridad, el no deja de ser sino el , que ha de regir todo en su conjunto.

    Pero Herclito escribi las palabras , la que hace l. Siguiendo a Conche, a diferencia de Esparta que no tuvo murallas en la guerra del Peloponeso, para las colonias, el problema es diferente. Las colonias griegas estaban instaladas en un pas hostil, la primera preocupacin de los inmigrantes deba ser fortificar el territorio conquistado. Esto es lo que debi pasar en Jonia98. Asimismo, se ha de sealar la cita de Herdoto en la que se dice que los jonios, elevaron, cada uno en su ciudad, recintos fortificados99, destruidos al inicio de la guerra del Peloponeso100. El pueblo, pues luchaba por la ley que es su ley, no por una mejor o por una ideal, por el que expresa la sustancia del pueblo como es, con su poso de tradiciones y de hbitos colectivos [] si el pueblo debe batirse por su ley, es tambin para sobrevivir en tanto que pueblo101. Por ende, a nuestro juicio, Herclito super un mero materialismo, centrado exclusivamente en las edificaciones que engalanan la 102, haciendo recaer el peso de ella en sus propios ciudadanos, cuya voluntad recoge el , expresin del , que ella misma se ha dado, ejerciendo su libertad y su autodeterminacin, primer artculo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos, que no sera firmado hasta el 16-XII-1966. Nstor Cordero en su escrito sobre Herclito y la afirm que Herclito es partidario de una slida, unida, que disuelve las contradicciones armonizndolas, a imagen y semejanza de lo que ocurre en el universo. Herclito reivindica el cambio para conservar intacta la estructura de la 103.

    A su vez, es, a nuestro juicio, reseable que Calino de feso, a inicios del siglo VII ca., ya haba llamado a la juventud a luchar por su ciudad y elogi a los hombres valerosos en la batalla. Por ltimo, se puede rescatar lo que apunto Garca Quintela a propsito de la y de su posible relacin con el clebre fragmento 12 Aguas distintas fluyen sobre los que entran en los mismos ros -. Para l el ro podra ser una metfora de la permanencia de la ciudad por encima de las acciones humanas que se entretejen en ella -. A nuestro juicio estas ltimas palabras, no del todo argumentadas por Garca Quintela en su obra, pueden interpretarse, bien como que la ciudad como tal ana las diferentes voluntades, pasando por encima de desavenencias temporales al consagrar los conciudadanos

    96 VI, 261-6. 97 Baste recordar la cada de los grandes muros al son de las flautas narrado por Jenofonte en Helnicas II, 2, 23. La configuracin del sistema de amurallamiento variara radicalmente a partir de la Edad Moderna, tras el invento de la plvora y el uso de la artillera en la batalla, que alcanzara su culmen con Napolon, verbigracia en el sitio de Toulon. 98 Conche, Marcel. Fragments. Presses universitaires de France, Paris (1991). pg. 221. 99 I, 41. 100 Tucdides. III, 43. 101 Conche indica que asocia peuple a populus, no a plebs. Conche, Marcel. Fragments. Presses universitaires de France, Paris (1991). pg 222. 102 Contrasta, en cierto sentido, con las palabras de Tcidides: Si fuera desolada la ciudad de los lacedemonios, y slo quedaran los templos y los cimientos de los edificios, pienso que al cabo de mucho tiempo, los hombres del maana tendran muchas dudas respecto a que la fuerza de los lacedemonios correspondiera a su fama [] la ciudad no tiene templos ni edificios suntuosos y no est construida de forma conjunta, sino que est formada por aldeas dispersas a la manera antigua de Grecia [] Por el contrario, si les ocurriera esto mismo a los atenienses, conjeturaran que la fuerza de Atenas era doble de la real. No hay razn, pues, para plantear dudas ni para prestar ms atencin a las apariencias de las ciudades que a su fuerza real . Las guerras del Peloponeso, I, 10. 103 Cordero, Nstor. La dinmica de la en Herclito. Universidad de Buenos Aires. http://www.altillo.com/examenes/uba/derecho/teorestado/teorestado2010heraclito.asp Consultado: 3-XI-2011.

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    su voluntad a un objetivo acordado, bien que recaiga ms importancia en el concepto de ciudad que en la de todas las acciones que en ella realicen sus habitantes, por lo que los ciudadanos quedaran relegados a un segundo plano con respecto a una supraestructura o a una idea, bien abstracta, bien meramente material, de la , alejada de ellos, los que la dan nombre, en la que no se sienten extranjeros. En todo caso, el fluir de los ros puede aplicarse a prcticamente todos los mbitos de la vida humana, no han de sealar directamente a la .

    , , ,

    , ,

    104.

    104 Este mundo, el mismo para todos, ningn dios ni hombre lo ha hecho, sino que ha sido, es y ser fuego siempre vivo, que se enciende segn medida y segn medida se apaga. DK 22 B 30.

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    Conclusiones.

    De Herclito tan slo se han conservado en torno a unas 15000 palabras105, pero los signos que mostr han alimentado numerosas luces, que trataban de encontrar el verdadero mensaje de esa naturaleza que trataba de ocultarse. As pues, siguiendo la clebre cita de Hegel, [] podemos decir de Herclito algo parecido a lo que se cuenta que dijo Scrates: lo que de l se ha conservado es magnfico; en cuanto a lo que no ha llegado a nosotros, hay que suponer que nos parecera igualmente magnfico si lo conociramos. O bien, si queremos considerar al destino tan justiciero que hace pasar a la posteridad solamente lo mejor, debemos decir, por lo menos, que lo de que Herclito conocemos es realmente digno de que el destino nos lo haya conservado []106. La permanencia y la prdida, nacimiento y muerte: opuestos en opinin de los mortales.

    Sus reflexiones sobre el han gozado de una influencia innegable, sirviendo como ingrediente a diversos sistemas filosficos posteriores. Pues, cmo podra alguien ocultarse del que nunca se pone?107. Del , del que parte el que se ha de ver reflejado en la se ha llegado a esgrimir que es como la Inteligencia o de la filosofa griega posterior: un algo antropomorfizado, medio para explicar el aparente orden del mundo 108. Lorite Mena defendi que [] Jenfanes detecta un aspecto que apoya su crtica al conocimiento humano: slo la ausencia de condicionamiento como en el ethos divino hara posible el conocimiento de la totalidad; ste es el espacio de la verdad; fuera de l, la opinin se extiende sobre todas las cosas. Una perspectiva que se prolonga como un eco en las lneas fundamentales del pensamiento de Herclito. En el fragmento 108: La sabidura [calificada en el fr. 32 como lo Uno] est separada de todo []109. Qu duda cabe de la importancia en Platn a travs de Crtilo110. Asimismo, con su insistencia en la ley universal y en la participacin del hombre en la Razn, Herclito contribuy a allanar el camino hacia los ideales universalistas del estoicismo111. Nietzsche, empero, no pudo sino oponerse al modo de beber que tuvieron los estoicos de su pensamiento, afirmando que [] Herclito no se salv de los >: ya los estoicos lo interpretaron muy torpemente al reducir su concepcin esttica fundamental del juego del mundo a otra mucho ms banal en la que crean ver representado el finalismo del mundo y, adems, otorgando una gran ventaja al ser humano, de ah que la fsica estoica se convirtiera en un craso optimismo que constantemente exige de unos y de otros el plaudite amici []112. Por ltimo cabe rescatar la afirmacin de Agustn de Hipona en la que dice: Dios rige el fuego tan intenso y violento de este mundo113 y los ecos de Herclito que pueden orse cuando Arendt escribi: [] Vivimos en un mundo cuyo rasgo principal es el cambio; un mundo en el que el cambio mismo ha llegado a ser cosa tan normal que corremos el peligro de olvidar eso que ha cambiado por entero []114.

    105 Kenny, Anthony. Ancient Philosophy. Vol. I. Oxford, Oxford (2006). pg. 16. 106 Hegel, G.W.F. Lecciones sobre la historia de la Filosofa. Roces, Wenceslao (trad.). Fondo de Cultura Econmica, Mjico (1981). 107 DK 22 B 16. 108 Waterfield, Robin. The first philosophers. The Presocratics and Sophists. Oxford, Oxford (2000). pg. 37. 109 Lorite Mena, Jos. Jenfanes y la crisis de la objetividad griega. Universidad de Murcia. Murcia (2003). pg. 32. 110 Crtilo, 440a. 111 Copleston, Frederick. Historia de la Filosofa. Vol. I. El mensaje de Herclito. Ariel, Barcelona (2011). pg. 41 112 Nietzsche, Friederich. Obras completas. Vol. I. Los filsofos preplatnicos, 8. Gredos, Madrid (2009). pg. 235. 113 De Ciuitate Dei contra paganos, VII, 30. 114 Arendt, Hannah. Karl Marx and the tradition of Western political thought.

  • 20

    Por otro lado, un aspecto interesante a destacar en este ltimo apartado puede ser el del tiempo, el nio cuyo pie tendr la anchura del Sol115, nuevo cada da116, y su destino que residen en su 117, como se refiri con anterioridad, donde no dejan de sucederse las acciones humanas, el devenir de la y el que otorga la gloria o no a las acciones de los hombres. Nietzsche traz un paralelismo entre la manera de entender el tiempo de Herclito y la de Schopenhauer, pues [] ste manifiesta, repitiendo a Herclito, que cada instante temporal existe en la medida en que destruye el instante que le precede, su engendrador, y que a su vez, ser destruido con la misma celeridad por el instante que habr de sucederle; dice asimismo que pasado y futuro son tan vanos como puede serlo cualquier sueo, y que el presente es slo la lnea divisoria inexistente que los separa [].118

    De este modo, se ha visto cmo Herclito, en los fragmentos que de l se conservan y las epstolas que algunos le atribuyen, fij su atencin en el hacer de los hombres, en sus costumbres, en sus comportamientos y en lo que les rodeaba, verbigracia el mar, ms all de reducciones de su filosofa a su creencia en el continuo devenir de la totalidad. Al igual que los atomistas, que los sofistas, que Scrates y Platn, que Aristteles y que la filosofa helenista, estudi al hombre y su agrupacin en el rico universo de las , cuya cada se cataliz a partir del 333-323. As, [] desde su posicin social privilegiada, Herclito es un atento observador de su entrono y se sita de tal forma que pueda intervenir sobre l de la manera ms eficaz posible, integrndose en la configuracin de la ciudad definida desde la poca de Creso y de la que su familia haba quedado al margen []119.

    l fue quien hizo recaer el fin que anhelaban los mejores en la gloria, que preservara su nombre cuando de ellos ya slo quede eso, unido a una serie de hazaas dignas de ser recordadas. Y el Efesio logr para s eso, permanecer en el recuerdo de los hombres. Como afirm Kenny, Se vio a s mismo, como Descartes y Kant en tiempos posteriores, provocando un comienzo totalmente nuevo de la Filosofa 120 . A su vez, las generaciones posteriores, como se ha visto con anterioridad, fueron asumiendo su pensamiento, interpretndolo en aquellos campos que ms les convenan y replantendolo, lo que llevo a Heidegger a concluir que [] Herclito es aquel que, por un lado, fue ms rigurosamente reinterpretado en un sentido ajeno al griego a lo largo de la historia occidental, y el que, por otro lado, ofreci los estmulos ms fuertes en tiempos recientes para la elaboracin de un nuevo acceso a lo autnticamente griego []121.

    Dibuj un al que cada hombre puede llegar, mediante la escucha y la el conocerse a s mismo, siendo stas las nicas condiciones para llegar a l, ms all de cualquier aspecto tnico, social o econmico. Fue l quien anim a los hombres a hablar y obrar segn la naturaleza, a secar su alma, a una especie de rectitud de la capacidad de escuchar - si se permite el trmino -, a despertar de su sueo, a investigarse a s mismos y a escuchar al en su soledad122. A, como afirmara Kant posteriormente, salir de su minora de edad, a atreverse a saber123. A captar lo que ensea el , que muestra los contrarios como Uno, hilvanando lo individual y lo universal en lo comn. Pues, como seal Popper, Herclito se presenta como un temprano wittgenstiano que visualiza el mundo no como una suma total de todas las cosas, sino como la totalidad de eventos, cambios, o hechos.

    115 DK 22 B 3. 116 DK 22 B 6. 117 DK 22 B 119. 118 Nietzsche, Friederich. Obras completas. Vol. I. Los filsofos preplatnicos. Gredos, Madrid (2009). pg. 225. 119 Garca Quintela, Marco V. El rey melanclico: antropologa de los fragmentos de Herclito. Taurus, (1992). pg. 62. 120 Kenny, Anthony. Ancient Philosophy. Vol. I. Oxford, Oxford (2006). pg.13

    121 Heidegger, Martin. Introduccin a la Metafsica. Gedisa, Barcelona (1993). pg. 118. 122 Cabe recordar el ultimo solitudo de Duns Escoto. 123 Kant, Immanuel. Qu es la Ilustracin?.

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    Le llegaron a considerar un mstico, esgrimiendo que, su tica, es una especie de ascetismo orgulloso, muy parecido al de Nietzsche 124 . A l. A Herclito. A aqul que se investig a s mismo, que observ las leyes de la naturaleza, el sueo de sus conciudadanos con la melancola que le atribuy Teofrasto. Quizs mientras agitaba el 125 , evitando que ste se descompusiera al darse una interrupcin en la reciprocidad de opuestos126, y se asombraba de la conjuncin de lo contrario en ese simple brebaje al que Circe aadi miel y en el que verti su pocin mgica. Un asombro melanclico, tratando de encontrar los lmites del alma andando127, igual al del que contempl el vino de oro y el agrio zumo, que rebosaban la copa cristalina y el puro vaso128. Sumido en un mar del que, como el perro de Goya, no se sabe si se logra escapar llegando a la costa, se adentra en la peligrosa mar de la que Hesodo alertaba a Perses, o se hunde como los hombres a los que enfrenta la guerra, padre de todo, y la discordia, verdadera justicia, a garrotazos en la tierra.

    As, el pensamiento auto-emancipado del filsofo, que parece al principio ser simplemente un ejemplo ms de la decadencia intelectual de una sociedad ya individualizada profundamente, es para Herclito el medio por el que estos mismos individuos pueden ser vinculados en una comunidad nueva129, ya que, el , sera no slo comn (das Allgemeine), sino universal (das Gemeinsame)130. Unos hombres unidos en la , cuya constitucin defienden ms all de las murallas que se elevan en torno a ella. La que se nombraba por el nombre de sus habitantes, conformada por ellos y no por sus casas, como afirm Alceo; cuyo curso revitalizaron los sofistas; que no se reduca a un mero nombre o a sus edificios, como sealaba Tucdides; que no se camuflaba en una red de complejos intereses particulares en la que lo ltimo que importaba era la suerte de sus habitantes. No, era el lugar en el que el hombre se haca hombre, donde el se vea reflejado, donde se poda hablar con franqueza, haciendo uso de la 131. Todas ellas, ubicadas en un mundo que era el mismo para todos, ningn dios ni hombre lo ha hecho, sino que ha sido, es y ser fuego siempre vivo, que se enciende segn medida y segn medida se apaga.

    En suma, como bien seal Burckhardt en su magna obra en torno a la cultura griega [] en l hallamos tambin la primera repugnancia del filsofo frente a la concreta; tiene que ver ya con los grandes problemas y no con el Estado en particular, y es ya ciudadano del mundo []132. Por ende, a tenor de lo que se ha expuesto a lo largo de las pginas que han conformado este proyecto, no sera pertinente ver a Herclito como a un hombre distanciado de su 133, de sus conciudadanos, al igual que el que dibuj Sanzio, estando sin estar en el marco de los hombres que le rodeaban, recluido, cual Gregor Samsa en su habitacin. En efecto, Herclito, anim a escuchar al , escuchar a la , escuchar a lo comn que late, a lo que une y no a lo que los mortales tildan de distinto. En todo caso, escuchar, porque, si no, en qu hubiera devenido la cultura occidental de no percibir el canto de la Musa sobre el pelida Aquiles? Sin embargo, con Herclito,

    124 Russell, Bertrand. Historia de la Filosofa. Herclito. RBA, Barcelona (2009). pp. 84 - 86. 125 Se trata de una antigua bebida griega compuesta principalmente por agua, hierbas y cebada. Se la nombre en Ilada XI, 638-641, en Odisea X, 234 y en el fragmento 125 de Herclito: El brebaje compuesto se descompone si no se le agita. 126 Kirk, recogido por Guthrie en el primer volumen de su History of Greek philosophy. 127 DK 22 B 45. Respecto a lo insondable del alma y la forma de expresin mediante signos, se puede rescatar las palabras de Platn en el Banquete 192c [] Es evidente que el alma de cada uno desea otra cosa que no puede expresar, si bien advina lo que quiere y lo insina enigmticamente []. 128 Machado, Antonio. Soledades, galeras y otros poemas, LXX. 129 Jaeger, Werner. Die Theologie der frhen griechischen Denker. Heraklit. S. Robinson, Edward (trad.). Oxford, Oxford (1947). pg. 115. 130 Ibidem. pg. 115. 131 Foucault, Michel. Discurso y verdad en la antigua Grecia. Paids, Barcelona (2004). 132 Burckhardt, Jacob. Historia de la cultura griega. Sobre la Filosofa, la ciencia y la oratoria. II. RBA, Barcelona (2010). pp. 287-288. 133 La Filosofa como ruptura con el mundo, apoyada en la ancdota de la cada de Tales en un pozo, se puede ver esgrimida en Teeteto 173c 174b.

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    siempre surgirn ms preguntas que respuestas, en un ciclo en el que cada interpretacin de un fragmento colabora a alimentar el nacimiento de nuevas cuestiones en torno a este pensador. De este modo, se seguir escuchando a la aunque muchos se nieguen -, al que une a la humanidad en una hermandad, y a Herclito. Aqul que observ cmo se comportaban los hombres que vivan junto a l. Aqul que jug con fuego y no se quem, provocando un incendio en la historia del pensamiento que no languidece y an abrasa a los sordos que no quieren or su crepitar.

    Detalle de la Scuola di Atene. Sanzio, Raffaello. Stanza della Signatura, Estado de la ciudad del Vaticano. 1509-1510.

    , . Juegos de nios, opiniones humanas.

    Duelo a garrotazos. Goya y Lucientes, Francisco de. Museo del Prado, Madrid. 1820-1823.

  • 23

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  • 24

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    - http://www.mercaba.org/TESORO/427-11.htm

  • 25

    ndice.

    -A-

    Alceo. 21.

    Alcnoo. 17.

    Anaximandro. 2, 10.

    Anaxmenes. 2.

    Aprendido. 10.

    Arendt, Hannah. 19.

    Aristgoras. 7.

    Aristteles. 3, 13, 16, 20.

    Ausentes. 10.

    -B-

    Basiladas. 6.

    Baudelaire, Charles. 6.

    Bas. 13.

    Burckhardt, Jacob. 21.

    -C-

    Cadalso, Jos. 15.

    Camus, Albert. 15.

    Codro. 5.

    -D-

    De Alejandra, Clemente. 13.

    de feso, Melas. 6.

    Descartes, Ren. 21.

    Despiertos. 7, 12.

    Diodoro. 7.

    Duns Escoto. 20.

    -E-

    Edad Oscura. 5.

    ride. 11.

  • 26

    Estrabn. 5.

    -F-

    Foucault, Michel. 11, 21.

    Fuego. 11. 19.

    -G-

    Gloria. 13, 16, 20, 22.

    Gorgias. 11.

    Goya, Francisco de y Lucientes. 21, 22.

    -H-

    Hecateo. 2, 7, 15.

    Hegel, Georg Wilhelm Friedrich. 6, 19.

    Helena. 16.

    Hermodoro, 7, 10, 11, 12, 14.

    Herdoto. 7, 17.

    Hesodo. 5, 12, 14, 15, 22.

    Homero. 13., 14. 16.

    -I-

    Inmortales. 12.

    -J-

    Jenfanes. 2, 7, 13, 14, 19.

    Justicia. 14.

    Justino Mrtir. 3.

    -K-

    Kant, Immanuel. 20.

    -L-

    Laercio, Digenes. 2.

    Lgos, significados. 11.

    -M-

    Machado, Antonio. 21.

    Mar. 5, 6, 14, 20.

    Menderes, ro. 5.

    Mileto. 2, 7.

  • 27

    Murallas. 16, 17, 21.

    -N-

    Nietzsche, Friedrich. 3, 4, 8, 11, 14, 15, 19, 20, 21.

    Nios. 14.

    -O-

    Oro. 15.

    Ortega y Gasset, Jos. 2.

    -P-

    Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos. 18.

    Parmnides. 2, 7, 11.

    Perses. 5, 21.

    Pndaro. 10.

    Pion, colina. 5.

    Pitgoras. 14.

    Platn. 12, 16, 19, 20.

    Popper, Karl. 20.

    Porfirio. 13, 14.

    -R-

    Rubens, Peter Paul. 4, 15.

    -S-

    Sabidura particular. 11.

    Samsa, Gregor. 21, 22.

    Sanzio, Raffaello. 22, 24.

    Sibaris. 12.

    Simnides. 17.

    Scrates. 2, 3, 12, 19, 20.

    -T-

    Tales. 3, 21.

    ter Brugghen, Hendrick Jansz. 8.

    Tiempo. 15.

    Tucdides. 21.

  • 28

    Salamanca, a 10 de enero de 2012.