Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

52
SÓFOCLES LAS TRAQUINIAS Heracles con la familia de Yole. Detalle Τραχινίαι Σοφοκλέους

description

Sófocles - LAS TRAQUINIASDeyanira, mujer de Heracles, está sufriendo desde hace quince meses de la ausencia de su esposo, dolorida por el desamor con que la tiene desamparada e inquieta por sus continuas infidelidades.La acción empieza con la llegada del heraldo Licas, que viene trayendo un grupo de doncellas prisioneras, entre las que se encuentra Yola, que ha provocado en Heracles una ciega pasión, que Deyanira trata de contrarrestar.La muerte de Heracles causada por la túnica ungida con la sangre envenenada del centauro, que le mandó Deyanira, era el término conocido de la leyenda. Lo nuevo que ofrece Sófocles a sus oyentes es la complejísima pintura del alma de Deyanira y de sus intenciones en el hecho que provoca la catástrofe.ESCENARIO En Traquina, ciudad de Tesalia, delante de la casa de Céix. Sale, con una nodriza, la esposa de Heracles, Deyanira, mujer de aspecto y modales hombrunos, como etolia que es, cazadora y guerreadora como una amazona. Prólogo hasta al verso 93, párodo h. el 140, episodio 1.º h. el 224, estásimo 1.º h. el 530, episodio 2º h. el 632, estásimo 2º h. el 662, episodio 3.º h. el 820, estásimo 3.º h. el 862, episodio 4.º h. el 946, estásimo 4º, h. el 970, éxodo h. el final.

Transcript of Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Page 1: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

SÓFOCLES LAS TRAQUINIAS

Heracles con la familia de Yole. Detalle

Τραχινίαι

Σοφοκλέους

Page 2: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Σοφοκλῆς Τραχινίαι

L A S T R A Q U I N I A S Edición en español: Estudio dramático, Traducción y Comentario por

IGNACIO ERRANDONEA, S. I. (B. Litt., Oxford) © 1962, by ESCELICER, S. A.

ESTUDIO PRELIMINAR I

El contenido de este drama es el siguiente: En Traquina, ante el palacio de Céix, donde vive, Deyanira conmemora los sufrimientos de su

vida, ya desde que le pidió la mano Heracles y durante los años de la ausencia de éste. Le sugiere la Nodriza, que la acompaña, que envíe al hijo, Hilo, a averiguar dónde se halla ahora su marido. Llegado el joven les da la noticia de que el padre ha estado un año sirviendo a Onfale, reina bárbara de Lidia, y ahora se halla en Eubea, en guerra con su rey Eurito. La madre declara saber que, si así es, la vida de Heracles está en un trance decisivo, y el muchacho se va a hacer su mandado.

Unas jóvenes traquinias (mejor estaría llamarlas niñas) forman el Coro, y en su primer canto, en el párodo, movidas a compasión para con Deyanira, la animan a acariciar esperanzas de que volverá en paz y feliz su marido ausente.

Ella les cuenta sus preocupaciones: Heracles esta vez, al despedirse, hace ya casi quince meses, la dejó una esquela que tenía visos de testamento, hasta mencionando el reparto de la hacienda, y añadiendo que, si superaba este lance, acabarían para siempre sus males.

Llega de repente, jubiloso y efusivo, un traquinio, quien cuenta que un tal Licas, enviado de Heracles, ha narrado en medio de la plaza de Traquina que Heracles está muy bien, y le envía a él por delante con una comitiva de doncellas cautivas de guerra, porque camina ya hacia su casa, y no tardará en llegar.

El Coro lo celebra con una oda de alegría. No bien ha terminado su corto y alborozado canto, aparece Licas con un grupo numeroso de jóvenes, cautivadas, dice, por Heracles al destruir su ciudad de Ecalia, y narra a Deyanira cómo su marido, después de haber estado un año humillado a las órdenes tiránicas de una tal Onfale, al verse libre atacó al rey Eurito y destruyó por tal injuria su

Page 3: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

ciudad, Ecalia: por orden suya viene él con ese botín de las conquistas de Heracles. Entre las cautivas se fija Deyanira en una de porte principesco. Pregunta por ella. Licas nada

sabe. Ella no contesta. Deyanira manda meterlas a todas en su casa. Se van, pero el traquinio retiene a Licas y le acosa a preguntas ante la esposa de Heracles, cogiéndole en contradicción con lo que en la plaza ha contado a todos, dé que Heracles está enamorado de esa joven, y con tal furia, que por arrebatarla ha destruido su ciudad y patria.

Licas se niega a hablar claro. Interviene la misma Deyanira: hace mal en ocultar la verdad; ¿por qué?, ¿qué mal es ése de enamorarse su marido? También ella ha sido víctima alguna vez de Eros; después de todo, ella está ya acostumbrada y nunca se ha enojado por tantas infidelidades de He-racles...

El mensajero confiesa por fin la verdad: así es, y no lo puede ocultar; Heracles está perdido por el amor de esta mujer, ha mandado traerla a palacio y retenerla allí como esposa, sin rebozo ni consideración alguna atenuante. Entran todos en casa.

Después de breve canto del Coro, reaparece Deyanira, y pensando en alta voz ante las jóvenes traquiniaS, les expone como se da cuenta de la horrible injuria de su marido, del porvenir que a ella la espera viviendo Heracles en los brazos de una joven como Yola...; le parece intolerable tal situación. A pesar de las torturas de sus celos, se reporta ante las niñas y afirma que ella no va a imitar con enojos y alharacas a las mujeres malas, pero en cambio va a tratar de recuperar el amor de su marido. Precisamente tiene para ello un filtro de amor, un unto que hace ya muchos años le dio y recomendó el centauro Neso, cuando moría de un flechazo de Heracles; el veneno mismo de la saeta, el de la hidra de Lerna, mezclado con su sangre es el elixir eficaz; lo tenía en un estuche tantos años guardado; ahora lo ha aplicado a su manto y se lo va a enviar a su marido con el mismo Licas. Las niñas le recomiendan cautela., Licas viene e interrumpe su conversación.

Deyanira le entrega el manto con encargos apremiantes para su uso: llévelo todo muy cerrado y sellado, pero que sobre todo no le dé ni el sol ni rayo alguno de fuego, hasta el momento de ponérselo Heracles. Se va Licas, se retira Deyanira.

Cantando están las jóvenes un himno de esperanza, cuando vuelve angustiada la reina: el me-chón de lana de que se ha servido para embadurnar el manto se ha inflamado al darle el sol; pues, deduce, lo mismo sucederá, sin dudar, al manto enviado al marido, en cuanto se acerque al fuego de los sacrificios. Esto es horrible. Pero por lo demás así tenía que ser: un regalo de Neso no podía ser para bien, el veneno de la hidra lemea siempre ha matado a cuantos lo han tocado y aun «al mismo centauro que me lo dio»; pues, añade, «si Heracles muere, yo no le sobrevivo».

Ellas la animan con flojas esperanzas. En aquel momento llega Hilo, se encara con su madre, le echa la culpa de lo que ha pasado: Heracles, al ponerse el manto y acercarse al fuego para la hecatombe, ha quedado abrasado; enfurecido por los dolores ha matado a Licas, y a él medio muerto lo traen en una camilla, ansioso de hacer trizas a su mujer. El hijo maldice a su madre y ella se retira sin contestar palabra, despertando la inquietud de las niñas, que la sugieren que al callar parece otorgar. Desaparece ya definitivamente Deyanira.

Y con un canto anodino dan tiempo las niñas a los incidentes intermedios. Sale la nodriza, describe la desesperación y suicidio de Deyanira en su tálamo, y el dolor del

muchacho, que por los de casa se ha enterado de las buenas intenciones de su madre en lo del manto. En esto, tras breve oda del Coro, llega la triste comitiva: acompañados de Hilo vienen unos

hombres; traen a Heracles horriblemente desgarrado por el parche del manto, aunque dormido en los primeros momentos.

Luego despierta, y en un larguísimo monólogo, interrumpido a veces por el hijo, va lamentando su suerte, describiendo y luego descubriendo con una morosidad que raya en lo macabro sus llagas y torturas, maldiciendo a su mujer como culpable de sus males, y pidiendo se la traigan para destrozarla. Hilo le refiere la buena intención de ésta y el engaño de Neso, que le

Page 4: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

proporcionó el veneno. Heracles al oírle interpreta que se cumple con esto un antiguo oráculo relativo a su muerte: un muerto, Neso (traduce él), le había de quitar la vida. Da a su hijo órdenes detalladas sobre cómo ha de ser su cremación y le manda incluso tomar por esposa a esa misma Yola, que ha metido toda esta tragedia en casa, y salen todos camino del monte Eta.

II En dos puntos coinciden con singular unanimidad los críticos y comentadores al enjuiciar esta

obra de Sófocles: en los elogios encomiásticos a la belleza moral y virtudes de la protagonista, y en las censuras a la pieza teatral, al drama como tragedia ática de Sófocles.

La simpatía que ha despertado la imagen de Deyanira es tan universal y tan honda, que será mirado como temerario quien ponga mácula en su conducta y correrá grave peligro quien trate de empañarla con reparos impertinentes.

Jebb sintetiza: «La heroína de las Traquinias ha sido reconocida unánimemente por todos como una de las más delicadamente hermosas creaciones de la literatura. Quizá en toda la antigua hay sólo otro personaje que impresione a un alma moderna de una manera parecida: la princesa Nausicaa; Deyanira es el tipo de la feminidad delicada..., todos cuantos se le acercan se sienten ganados por ella» (1).

«Con razón (dice Müller completando su propio estudio y encomio) la llama Rohde la más íntima alma de mujer que ha pisado el teatro de Atenas», con razón U. von Wilamowith observa que junto a Yocasta, que es el carácter femenino más finamente caracterizado por Sófocles, wir in dieser

Frau reine Freude haben koennen» (2). Más recientemente Whitman pondera: «Hay en Deyanira un dejo de grandeza refrenada y heroica que la hace infinitamente más eterna femenina que la graciosa Alcestis de Eurípides. Deyanira es toda amor, es probablemente el único retrato completamente dignificado de una mujer apasionadamente entregada que nos ha dejado el teatro antiguo... Tenemos que remontarnos hasta Homero y a su Andrómaca y Penélope para hallarle pareja» (3).

En cuanto a los defectos del drama, ya SCHLEGEL (4) había significado su deseo de salvar la fama de Sófocles, pidiendo qué algún filólogo probara no ser suya esta tragedia. Sin ir tan lejos, otros autores han afirmado que sólo el esbozo y líneas generales hubieron de salir de la mano de Sófocles (5). BERGK concede más: que la tragedia en su forma original sí fue obra del poeta de Colono, pero obra de la juventud, según son grandes las imperfecciones que en ella se descubren (6). Tampoco MASQUERAY puede cerrar los ojos a tales deficiencias, «la pièce est bien de notre poète, mais elle est un peu indécise, disons le mot, imparfait», pero no son debidas a la juventud inexperta del autor, sino a la materia, al violento y cruel contraste ofrecido por la leyenda misma, entre la delicada, recogida y tierna Deyanira, y el aventurero, casi brutal héroe, azote de los monstruos enemigos de la raza humana, Heracles (7).

«Como quiera que ello sea, dice BLAYDES, es evidente que el drama está interpolado en varios pasajes por mano de algún retocador; véanse sobre todo los versos 523 y siguientes, 875 y siguientes, etcétera. Es el más aguado de todos los dramas de nuestro autor, sobre todo al fin, como el Ayante» (8). Haig comienza su estudio con estas palabras: «Las Traquinias en general han encontrado poca

1 Jebb, Sophocles. The plays and fragments, V. The Trachiniae, pg. XXXII. 2 ADOLF MÜLLER. Aesthetischer Kommentar zu den Tragöedien des Sophocles (1913), 408. 3 Whitmman, Sophocles, (1951), 113. 4 A. GUILL SCHLEGEL, Lecciones de Literatura dramática, Lee. VII. 5 FRED. H. M. BLAYDES. The Thachiniae of Sophocles, pág. 405. 6 BERGK, De Sophoclis arte, pág. 26. 7 Sophocle... texte établi et traduit par PAUL MASQUERAY. (Lss Beiles Lettres). II t. (1924), pág. 4. 8 BLAYDES, ob. cit. pág, 5.

Page 5: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

aceptación entre los críticos; se las ha censurado de débiles y faltas de pasión» (9). Hasta el mismo Jebb, respetuoso conservador y humilde admirador del gran poeta encuentra inconsideradas las alabanzas que alguien ha tributado recientemente a este drama, «quizá por espirita de contradicción» (10).

Así es que la interpretación de la tragedia está erizada de dificultades: «la más difícil de entender de todas las tragedias de Sófocles es la de Las Traquinias (11); «el drama éste es de una dificultad excepcional para ser apreciado justamente (12). «Más que ninguno de los restantes dramas de Sófocles han provocado la crítica Las Traquinias por numerosos defectos en general y en los pormenores, hasta el punto de que no han faltado quienes intentaran negar su paternidad a Sófocles» (13).

Concretando, dos de esos defectos es preciso exponer y, si es posible, subsanar para llegar a una interpretación aceptable de la tragedia. Ante todo no hace falta ser muy experto en guiones de drama o de cine para echar de ver que en el arriba expuesto hay un fallo garrafal, intolerable en estética dramática. Se retira y muere la heroína que ha ocupado nuestra atención y centrado nuestros afectos, y con todo aún continúa el drama, casi un tercio de todo él, exponiéndonos las vicisitudes y las torturas de otro personaje, que no tiene por qué interesamos y del que apenas hemos oído sino vicios y atropellos, y sobre todo ofensas a la dignidad y al amor de nuestra heroína.

Pero el pecado no es sólo estético ni contra la unidad trágica, indispensable en toda obra de esta índole y siempre respetada por Sófocles. Es contra Deyanira, inmerecedora de tal trato, contra quien se peca despiadadamente. En efecto, cuando una persona querida nuestra comete una imprudencia, cuyos efectos han sido graves y lamentables, los que la amamos creemos un deber elemental, exigido por la amistad, por la educación, por la humanidad, por la caridad, disimularlos, quitarles hierro, remediar en lo posible sus daños, y en todo caso velarlos con un compasivo y respetuoso silencio; y miramos como crueldad propia de enemigos o imprudencia propia de insensatos el detallar, exhibir, ponderar, publicar la catástrofe inconsideradamente: es el caso de Creonte y el Coro de lugareños en Edipo en Colono.

Por lo mismo esta sección a la que llaman «la tragedia de Heracles» es también una injuria y molestia para los mismos espectadores del drama: han acompañado con lágrimas a Deyanira en su desgracia, su dolor y suicidio; tienen que encontrar irritante y casi sádico el que se les exhiba tan detallada y crudamente el cuadro de las torturas causadas a su marido, por un descuido, un error involuntario de esposa tan amante e inculpable. Parece que han de pedir al poeta que les deje salir ya del teatro, llevándose esa impresión catártica, y que les ahorre el truculento cuadro de las torturas de Heracles, tan ajenas después de todo al dolor de Deyanira.

Más grave dramáticamente es el otro defecto: la contradicción entre la Deyanira del teatro y la del pueblo de Atenas; la anterior al drama, bravía, guerreadora, de porte e instintos guerreros, y la del drama, sencilla, cándida, delicada, incapaz de violencia y de dolor.

Esta mujer de Heracles llega al siglo de la tragedia con una carga de tradición, historia y arte literario y figurado tal, que sin excepción ni intermitencia alguna aparece siempre culpable, y

9 HAIGH, The tragic drama of the Greeks (1896) chap. III, pág. 188. 10 JEBB, Sophocles, V. The Trachinide, pág. X.

11 CHRISTS-CHMMID, Griech. Litteraturgeschichte. número 176.

12 Jebb, ob. cit. Introd., pág. X.

13 T, von Wilamowitz Moellendorff: Die dramatische Technik des Sophokles, pág. 89.

En el mismo tomo habla Croiset (Oedipe Roi, 31, 32, 204- 206). Por una parte Deyanira «est une femme aimante, mais douce, incapable de violence... La scène ou elle se trouve en présence des captives... est touchante et pleine de gra.'.e, elle fait ressortir bien vivement la bonté naturelle de son coeur». Por otra parte «on ne peut ranger les Trachiniennes parmi les chefs-d-ocuvre de Sophocle». La obra es por lo demás de la madurez «il y a de bonnes raisons pour la rapporter à la dernière periode de sa carrière poétique». Es posterior al Heracles de Eurípides; está emparentada nada menos que con Filoctetes y Edipo en Colono; tiene la misma «finesse d’observation nuancée» que aquéllas.

Page 6: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

muchas veces viene expresamente acompañada de Medea y Clitemestra, las clásicas representativas del asesinato del marido por los celos. Así ha llegado a las manos de Sófocles y así a las de sus espectadores atenienses. Por añadidura, esos mismos espectadores de la tragedia del siglo y están acostumbrados a leer en el recuerdo y nombre de Deyanira la imagen típica de la mujer vengativa, según lo dice Plutarco. Hasta el punto de que tiene para ellos valor proverbial su nombre, pues para insultar a Aspasia, «los cómicos» (así en plural) «la llaman Nueva Onfale, y Deyanira y también Hera» (14). Y tan llamativa y tan innegable es esta su mal intencionada actuación, que un filósofo de aquellos mismos tiempos clamaba contra la justicia de los dioses por dejarla impune después del asesinato de su marido; porque «si existe —escribe—un dios, y por su providencia se rigen las cosas humanas, ¿cómo es que el malvado prospera y el ciudadano honrado lo pasa mal? Pues Agamenón, ‘tan buen soberano como bizarro luchador’, fue muerto a traición, vencido por un adúltero y una adúltera, y su pariente Heracles, que de tantos azotes había libertado a la raza humana, fue muerto traidoramente con venenos por Deyanira» (15).

Un público así convencido y formado, al enfrentarse con tan conocida y tan caracterizada personalidad, no puede dar a su lenguaje ante las niñas traquinias el sentido inocuo que ellas ingenuamente le dan, ni está dispuesto a borrar totalmente su mentalidad respecto a Deyanira, cambiándola por un concepto precisamente contrario, sin más labor que la de las propias y no pocas veces ambiguas palabras de la bravía mujer. Sería un imposible psicológico.

Y aún sería mayor absurdo en el mismo orden el que Sófocles se presentara con una Deyanira tan contraria a la que todos llevan en su alma enfrente de los acérrimos competidores de la talla de Eurípides en el solemne concurso, ni ante los jueces, severos representantes de la mentalidad tradicional ateniense, ni ante los espectadores, para quienes Deyanira es el símbolo de la venganza conyugicida, como se lo han recordado repetidas veces los poetas cómicos de aquellos mismos años.

III La solución de todos estos problemas y de otros más que ahora dejamos a un lado (16), está en

sostener que la Deyanira de Sófocles es la misma de los atenienses y de toda la tradición así literaria y mitológica, y que ella procede en el drama con las mismas intenciones y maldad con que siempre procedieron ella y sus compañeras de tradición, Medea y Clitemestra. Sino que la mano artística de nuestro poeta ha enriquecido su personalidad dramática atribuyéndole una refleja y perfecta inhibición y enfrenamiento de su pasión y celos, para llegar a los mismos efectos sin la crudeza de la heroína de Eurípides ni la jactancia triunfal de la de Esquilo.

Así, al mismo tiempo que el drama se ajusta perfectamente a la tradición, al auditorio, al sen-tido práctico del poeta, la tragedia se reconstruye automáticamente, y se estructura con esto el drama de Heracles, el del último tercio de la tragedia, que cambia de signo repentinamente y se convierte en el castigo que conscientemente ha infligido la mujer ofendida al marido infiel. El espectador, lejos de mirarla como apéndice enojoso a una tragedia ya terminada, lo desea, lo espera y lo contempla atento, como sanción justamente aplicada por la justicia. Exactamente lo mismo que en el último tercio de Antígona contempla a Creonte justamente castigado por su intemperancia y arruinado en su familia. Un muerto, dice Heracles, que según los oráculos, le ha de matar; él lo interpreta del centauro Neso. El espectador ve que la muerta matante es Deyanira. Y se alegra de ello.

Espero que la lectura desapasionada, y en algunos pasajes iluminada por las notas, convencerá

14 Plutarco, Pericles, 24.

15 De placitis Philosophorum (inter opera Plutarchi), cap. VII.

16 Véase un estudio detallado y documentado de todos estos problemas estéticos en ¡mi Sófocles, Investigaciones...;

particularmente en las págs. 173-225.

Page 7: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

al lector de la verdad de estas orientaciones y le hará admirar la grandeza trágica de este drama hasta ahora tan despreciado.

Σοφοκλῆς Τραχινίαι

( Texto griego de la ed. Richard Jebb , Cambridge 1892 )

PERSONAJES DEL DRAMA

Δηιάνειρα DEYANIRA, esposa de Heracles. Ἡρακλῆς HERACLES O HÉRCULES.

Ὕλλος HILO, su hijo.

Λίχας LICAS, heraldo, con un grupo de cautivas de Ecalia; entre ellas Yola.

Ἄγγελος UN MENSAJERO. Τροφός UN ANCIANO.

Πρέσβυς NODRIZA, vieja. Χορός CORO de niñas traquinias.

E S C E N A R I O En Traquina, ciudad de Tesalia, delante de la casa de Céix. Sale, con una nodriza, la esposa de Heracles,

Deyanira, mujer de aspecto y modales hombrunos, como etolia que es, cazadora y guerreadora como una

amazona.

N. B.—Prólogo hasta al verso 93, .párodo il. el 140, episodio 1.° h. el 224, estásimo 1.° h. el 530,

episodio 2° h. el 632, estásimo 2° h. el 662, episodio 3.º h. el 820, estásimo 3.° h. el 862, episodio 4.º h. el 946, estásimo 4° ,h. el 970, éxodo h. el final.

Page 8: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Δηιάνειρα λόγος μέν ἐστ᾽ ἀρχαῖος ἀνθρώπων φανείς, ὡς οὐκ ἂν αἰῶν᾽ ἐκμάθοις βροτῶν, πρὶν ἂν θάνῃ τις, οὔτ᾽ εἰ χρηστὸς οὔτ᾽ εἴ τῳ κακός· ἐγὼ δὲ τὸν ἐμόν, καὶ πρὶν εἰς Ἅιδου μολεῖν, ἔξοιδ᾽ ἔχουσα δυστυχῆ τε καὶ βαρύν, 5 ἥτις πατρὸς μὲν ἐν δόμοισιν Οἰνέως ναίουσ᾽ ἔτ᾽ ἐν Πλευρῶνι νυμφείων ὄκνον ἄλγιστον ἔσχον, εἴ τις Αἰτωλὶς γυνή. μνηστὴρ γὰρ ἦν μοι ποταμός, Ἀχελῷον λέγω, ὅς μ᾽ ἐν τρισὶν μορφαῖσιν ἐξῄτει πατρός, 10 φοιτῶν ἐναργὴς ταῦρος, ἄλλοτ᾽ αἰόλος δράκων ἑλικτός, ἄλλοτ᾽ ἀνδρείῳ κύτει βούπρῳρος· ἐκ δὲ δασκίου γενειάδος κρουνοὶ διεῤῥαίνοντο κρηναίου ποτοῦ. τοιόνδ᾽ ἐγὼ μνηστῆρα προσδεδεγμένη 15 δύστηνος αἰεὶ κατθανεῖν ἐπηυχόμην, πρὶν τῆσδε κοίτης ἐμπελασθῆναί ποτε. χρόνῳ δ᾽ ἐν ὑστέρῳ μέν, ἀσμένῃ δέ μοι, ὁ κλεινὸς ἦλθε Ζηνὸς Ἀλκμήνης τε παῖς· ὃς εἰς ἀγῶνα τῷδε συμπεσὼν μάχης 20 ἐκλύεταί με· καὶ τρόπον μὲν ἂν πόνων οὐκ ἂν διείποιμ᾽· οὐ γὰρ οἶδ᾽· ἀλλ᾽ ὅστις ἦν θακῶν ἀταρβὴς τῆς θέας, ὅδ᾽ ἂν λέγοι· ἐγὼ γὰρ ἥμην ἐκπεπληγμένη φόβῳ μή μοι τὸ κάλλος ἄλγος ἐξεύροι ποτέ. 25 τέλος δ᾽ ἔθηκε Ζεὺς ἀγώνιος καλῶς, εἰ δὴ καλῶς. λέχος γὰρ Ἡρακλεῖ κριτὸν ξυστᾶσ᾽ ἀεί τιν᾽ ἐκ φόβου φόβον τρέφω, κείνου προκηραίνουσα· νὺξ γὰρ εἰσάγει καὶ νὺξ ἀπωθεῖ διαδεδεγμένη πόνον. 30 κἀφύσαμεν δὴ παῖδας, οὓς κεῖνός ποτε, γῄτης ὅπως ἄρουραν ἔκτοπον λαβών, σπείρων μόνον προσεῖδε κἀξαμῶν ἅπαξ. τοιοῦτος αἰὼν εἰς δόμους τε κἀκ δόμων αἰεὶ τὸν ἄνδρ᾽ ἔπεμπε λατρεύοντά τῳ. 35 νῦν δ᾽ ἡνίκ᾽ ἄθλων τῶνδ᾽ ὑπερτελὴς ἔφυ, ἐνταῦθα δὴ μάλιστα ταρβήσασ᾽ ἔχω.

DEYANIRA. — Antiguo es el refrán que anda en boga entre los hombres: «Hasta que uno se haya muerto, nadie sabe si su vida ha resultado buena o ha resultado mala» (3). Yo sí de la mía bien sé, aun antes de bajar al Hades, que la arrastro entre desventuras y pesadumbres. Ya en Pleurón, cuando aún vivía en el palacio de mi padre Eneo, me pasé yo por mis bodas el susto mayor que mujer etolia se ha pasado. Un río, el río Aqueloo, era mi pretendiente (9), y me solicitaba de mi padre en tres distintas cataduras: ora se paseaba con toda la forma de un toro, otras veces cual repintada y sinuosa serpiente, y aún a veces con cuerpo de hombre y testuz de buey; por sus tupidas barbas caían los ahorros de una fuente manantial. Expuesta a caer en manos de tal pretendiente andaba yo, en mi desventura, pidiendo antes morir que acercarme a tales bodas, cuando al cabo del tiempo, con harto consuelo mío, vino el ilustre hijo de Zeus y Alcmena, cerró con él en singular combate, y por fin me libertó. No sabría yo contar los azares de la lucha aquella; yo no lo sé; quien estuvo allí, y no se turbó con su vista, ése podrá decirlo; que yo allí me estaba temblando de encontrar mi ruina en mi propia hermosura. El Zeus de los certámenes dio a todo ello un corte feliz. ¿Feliz? Unida a Heracles como escogida esposa, de susto en susto va mi vida, en perpetua zozobra por su causa. Trae una noche sus penas y la siguiente las quita, cambiándolas por otras. Familia sí tenemos, pues él, como labrador que toma en arriendo una hacienda lejana, sólo la visita para la siembra y la cosecha. Así me lo trae a casa y me lo lleva su triste vida, siempre el capricho de no sé quién. Pero precisamente ahora que ha salido airoso de esos trabajos es cuando yo estoy más angustiada. Pues desde que dio muerte al

3 Este prólogo resulta poco sofocleo; no se cuida el poeta de decimos a qué han salido aquí los dos primeros personajes, y

aun el tercero, Hilo, parece llegar de una manera demasiado fortuita. No es tanto de extrañar que en gracia del espectador se cuenten entre sí noticias que ninguno de ellos podía ignorar; es recurso corriente en toda dramaturgia. 9 Según cantaba Píndaro (v. Schol, in Iliad., 21, 194), Heracles por consejo de Meleagro, fue a pedir la mano de Deyanira y

la encontró prometida a Aqueloo, deidad fluvial con formas de (toro; luchando con él le quebrantó un cuerno, y Aqueloo le ofreció, para recobrarlo, la cornucopia o cuerno de la abundancia, que Heracles recibió y luego dio en arras al padre de Deyanira.

Page 9: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

ἐξ οὗ γὰρ ἔκτα κεῖνος Ἰφίτου βίαν, ἡμεῖς μὲν ἐν Τραχῖνι τῇδ᾽ ἀνάστατοι ξένῳ παρ᾽ ἀνδρὶ ναίομεν, κεῖνος δ᾽ ὅπου 40 βέβηκεν οὐδεὶς οἶδε· πλὴν ἐμοὶ πικρὰς ὠδῖνας αὐτοῦ προσβαλὼν ἀποίχεται. σχεδὸν δ᾽ ἐπίσταμαί τι πῆμ᾽ ἔχοντά νιν· χρόνον γὰρ οὐχὶ βαιόν, ἀλλ᾽ ἤδη δέκα μῆνας πρὸς ἄλλοις πέντ᾽ ἀκήρυκτος μένει. 45 κἀστίν τι δεινὸν πῆμα· τοιαύτην ἐμοὶ δέλτον λιπὼν ἔστειχε, τὴν ἐγὼ θαμὰ θεοῖς ἀρῶμαι πημονῆς ἄτερ λαβεῖν. Θεράπαινα δέσποινα Δῃάνειρα, πολλὰ μέν σ᾽ ἐγὼ κατεῖδον ἤδη πανδάκρυτ᾽ ὀδύρματα 50 τὴν Ἡράκλειον ἔξοδον γοωμένην· νῦν δ᾽, εἰ δίκαιον τοὺς ἐλευθέρους φρενοῦν γνώμαισι δούλαις, κἀμὲ χρὴ φράσαι τὸ σόν· πῶς παισὶ μὲν τοσοῖσδε πληθύεις, ἀτὰρ ἀνδρὸς κατὰ ζήτησιν οὐ πέμπεις τινά, 55 μάλιστα δ᾽ ὅνπερ εἰκὸς Ὕλλον, εἰ πατρὸς νέμοι τιν᾽ ὤραν τοῦ καλῶς πράσσειν δοκεῖν; ἐγγὺς δ᾽ ὅδ᾽ αὐτὸς ἀρτίπους θρῴσκει δόμους, ὥστ᾽ εἴ τί σοι πρὸς καιρὸν ἐννέπειν δοκῶ, πάρεστι χρῆσθαι τἀνδρὶ τοῖς τ᾽ ἐμοῖς λόγοις. 60 Δηιάνειρα ὦ τέκνον, ὦ παῖ, κἀξ ἀγεννήτων ἄρα μῦθοι καλῶς πίπτουσιν· ἥδε γὰρ γυνὴ δούλη μέν, εἴρηκεν δ᾽ ἐλεύθερον λόγον. Ὕλλος ποῖον; δίδαξον, μῆτερ, εἰ διδακτά μοι. Δηιάνειρα σὲ πατρὸς οὕτω δαρὸν ἐξενωμένου 65 τὸ μὴ πυθέσθαι ποῦ ᾽στιν, αἰσχύνην φέρειν.

valeroso Ifito (38), yo vivo aquí en Traquina expatriada, a la sombra de un extranjero, y él nadie sabe adónde se ha ido; sólo que se fue, y con irse me dejó clavada en el corazón una espada.

Pausa. Estoy casi cierta de que algo le ha pasado. Va ya para largo, hasta diez meses sobre otros cinco (44), que no envía una noticia. Y debe de ser terrible su desgracia, según es la tablilla que al partirse me dejó. ¡Cuántas veces pido a los dioses al cogerla que no sea para ruina mía! NODRIZA. — Deyanira, mi señora, mucho tiempo ha te veo dar llorosa lastimeros ayes por la ausencia de Heracles. Ya ahora, si no está mal a los libres mejorarse con consejos de siervos y puedo yo hablar en tu provecho, ¿por qué, pues tantos hijos te rodean, no envías en busca del marido a uno de ellos, y, sobre todo, a Hilo, que es el más indicado, si algo le importa saber que su padre está bien? Cabalmente viene ahí a casa a toda prisa, de modo que si crees cuerdas mis palabras, tan a mano tienes a tu hijo como a mi consejo.

Llega Hilo. DEYANIRA. — Hijo, niño, se ve que también los villanos dejan caer ideas felices. Esclava

es esta mujer, pero son muy nobles las cosas que ha dicho. HILO. — ¿Cuáles? Di, madre, si se puede (64). DEYANIRA. — Que es una vergüenza que llevando el padre tanto tiempo ausente, no averigües tú dónde está.

38 Eurito fue rey de Ecalia; tenía dos hijos: Ifito y Yola. Heracles mató a aquél y se llevó a ésta. El modo como en realidad

lo hizo se explica en esta tragedia, no en los w. 248-290, donde la narración es fingida, sino en los w. 742-489 donde se cuenta la verdad. 44 Deyanira nos habla en tres pasajes distintos de un oráculo, cuya noticia le dejó, dice, al irse Heracles, hace quince

meses justos: a la nodriza aquí (45) y al Coro después (164 y sigs.), les dice que su marido le anunciaba que a los quince meses exactos se resolvía definitivamente su suerte feliz o desdichada; (el Coro llama después a éste lapso de tiempo vagamente δυοκαιδεκάμηνον (648); en cambio, al hablar al hijo (76) hace hincapié no tanto en el plazo que ya se cumple cuanto en la circunstancia de hallarse en Eubea su marido. Este Oráculo es, sin duda, el mismo que recibió hace doce años Heracles en el bosque de los Selos (1165). Tiene sus dificultades su inteligencia, a no ser que la que habla aquí esté ocultando la verdad. 64 Al principio tenía este prólogo la forma euripidea, de exposición directa y simple de los antecedentes puesta en

boca de uno de los personajes. Pero, ya después, con la venida de Hilo, toma la orientación propia de Sófocles, así en la forma externa, por el diálogo de este personaje con su madre, como en la influencia interna e impulso que imprime a la acción misma del drama. De hecho al terminar el prólogo, ya está en movimiento la tragedia. Hilo, que aquí se ausenta, será el que traiga las noticias y acompañe luego a Heracles en su vuelta a palacio.

Page 10: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Ὕλλος ἀλλ᾽ οἶδα, μύθοις εἴ τι πιστεύειν χρεών. Δηιάνειρα καὶ ποῦ κλύεις νιν, τέκνον, ἱδρῦσθαι χθονός; Ὕλλος τὸν μὲν παρελθόντ᾽ ἄροτον ἐν μήκει χρόνου Λυδῇ γυναικί φασί νιν λάτριν πονεῖν. 70 Δηιάνειρα πᾶν τοίνυν, εἰ καὶ τοῦτ᾽ ἔτλη, κλύοι τις ἄν. Ὕλλος ἀλλ᾽ ἐξαφεῖται τοῦδέ γ᾽, ὡς ἐγὼ κλύω. Δηιάνειρα ποῦ δῆτα νῦν ζῶν ἢ θανὼν ἀγγέλλεται; Ὕλλος Εὐβοΐδα χώραν φασίν, Εὐρύτου πόλιν, ἐπιστρατεύειν αὐτὸν ἢ μέλλειν ἔτι. 75 Δηιάνειρα ἆρ᾽ οἶσθα δῆτ᾽, ὦ τέκνον, ὡς ἔλειπέ μοι μαντεῖα πιστὰ τῆσδε τῆς χώρας πέρι; Ὕλλος τὰ ποῖα, μῆτερ; τὸν λόγον γὰρ ἀγνοῶ. Δηιάνειρα ὡς ἢ τελευτὴν τοῦ βίου μέλλει τελεῖν ἢ τοῦτον ἄρας ἆθλον εἰς τό γ᾽ ὕστερον 80 τὸν λοιπὸν ἤδη βίοτον εὐαίων᾽ ἔχειν. ἐν οὖν ῥοπῇ, τοιᾷδε κειμένῳ, τέκνον, οὐκ εἶ ξυνέρξων, ἡνίκ᾽ ἢ σεσώσμεθα [ἢ πίπτομεν σοῦ πατρὸς ἐξολωλότος] κείνου βίον σώσαντος, ἢ οἰχόμεσθ᾽ ἅμα; 85 Ὕλλος ἀλλ᾽ εἶμι, μῆτερ· εἰ δὲ θεσφάτων ἐγὼ βάξιν κατῄδη τῶνδε, κἂν πάλαι παρῆ· νῦν δ᾽ ὁ ξυνήθης πότμος οὐκ εἴα πατρὸς ἡμᾶς προταρβεῖν οὐδὲ δειμαίνειν ἄγαν. νῦν δ᾽ ὡς ξυνίημ᾽, οὐδὲν ἐλλείψω τὸ μὴ οὐ 90 πᾶσαν πυθέσθαι τῶνδ᾽ ἀλήθειαν πέρι. Δηιάνειρα χώρει νυν, ὦ παῖ· καὶ γὰρ ὑστέρῳ τό γ᾽ εὖ πράσσειν, ἐπεὶ πύθοιτο, κέρδος ἐμπολᾷ. Χορός ὃν αἰόλα νὺξ ἐναριζομένα τίκτει κατευνάζει τε, φλογιζόμενον 95 Ἅλιον Ἅλιον αἰτῶ τοῦτο καρῦξαι, τὸν Ἀλκμήνας πόθι μοι πόθι παῖς ναίει ποτ᾽, ὦ λαμπρᾷ στεροπᾷ φλεγέθων,

HILO. — Como que lo sé ya, si se merecen algún crédito los rumores. DEYANIRA. — ¿Y en qué tierra dicen que se halla, hijo? HILO. — El año pasado, cuan largo él fue, dicen que se estuvo trabajando al servicio de una mujer Lidia. DEYANIRA. — Si hasta eso ha llegado, cualquier noticia puede venir. HILO. — Pero, según entiendo, parece que se ha librado ya de eso. DEYANIRA. — ¿Y dónde dicen que está ahora, vivo o muerto? HILO. — Cuentan que está atacando la Eubea, el reino de Eurito, o preparando el ataque. DEYANIRA. — ¡Ay! ¿Sabes, hijo mío, los oráculos fidedignos que me dejó, relativos a esta tierra? HILO. — ¿Cuáles, madre? No entiendo tu lenguaje. DEYANIRA. — Que o ahora encuentra el fin de sus días (79), o que si da buen término a esta aventura, en adelante vivirá ya feliz todo el resto de su vida. Estando en tan crítico trance, ¿no vas a ir, hijo mío, a ayudarle? Ahora, salvo tu padre, quedamos todos a salvo (84), o perecemos y acabamos todos, arruinado el padre. HILO. — Allá voy, madre; tiempo hace que lo hubiera hecho a haber sabido la profecía de esos oráculos; aunque la buena suerte, su fiel compañera, no me permitía angustiarme por el padre o temer en demasía. Pero, en fin, ya que lo he sabido, nada omitiré en orden a averiguar la verdad de todo esto. DEYANIRA. — Vete, sí, hijo mío, que aun al rezagado le traerán bienes las noticias felices, cuando llegue a saberlas.

Vase HILO; entra cantando el CORO, compuesto

de quince niñas de Traquina (94). CORO.— A ti, ¡oh sol!, a quien engendra, al ser destruida, y de nuevo aduerme entre arreboles la noche estrellada, suplicóte, oh

79 Heracles parece estar del todo ajeno a tal posibilidad, por el contrario, es para él indudable que ahora empieza su vida

feliz (1171). 84 En vez de suprimir este verso, como lo hacen muchos comentadores, creo hace un sentido tolerable con sólo

posponerlo al siguiente. 94 Cree T. von Wüamowitz que, durante casi todo este párodo, Deyanira está en palacio (Dramat. Technik . d. Soph., 125).

No parece exacto. Véase la nota al v. 733.

Page 11: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

ἢ ποντίας αὐλῶνος ἢ δισσαῖσιν ἀπείροις κλιθείς, 100 εἴπ᾽, ὦ κρατιστεύων κατ᾽ ὄμμα. ποθουμένᾳ γὰρ φρενὶ πυνθάνομαι τὰν ἀμφινεικῆ Δηιάνειραν ἀεί, οἷά τιν᾽ ἄθλιον ὄρνιν, 105 οὔποτ᾽ εὐνάζειν ἀδακρύτων βλεφάρων πόθον, ἀλλ᾽ εὔμναστον ἀνδρὸς δεῖμα τρέφουσαν ὁδοῦ ἐνθυμίοις εὐναῖς ἀνανδρώτοισι τρύχεσθαι, κακὰν 110 δύστανον ἐλπίζουσαν αἶσαν. πολλὰ γὰρ ὥστ᾽ ἀκάμαντος ἢ νότου ἢ βορέα τις κύματ᾽ ἂν εὐρέϊ πόντῳ βάντ᾽ ἐπιόντα τ᾽ ἴδοι, οὕτωῥ δὲ τὸν Καδμογενῆ στρέφει, τὸ δ᾽ αὔξει, βιότου πολύπονον ὥσπερ πέλαγος Κρήσιον. ἀλλά τις θεῶν αἰὲν ἀναμπλάκητον Ἅιδα 120 σφε δόμων ἐρύκει. ὧν ἐπιμεμφομένα σ᾽ αἰδοῖα μέν, ἀντία δ᾽ οἴσω. φαμὶ γὰρ οὐκ ἀποτρύειν ἐλπίδα τὰν ἀγαθὰν 125 χρῆναί σ᾽· ἀνάλγητα γὰρ οὐδ᾽ ὁ πάντα κραίνων βασιλεὺς ἐπέβαλε θνατοῖς Κρονίδας· ἀλλ᾽ ἐπὶ πῆμα καὶ χαρὰ πᾶσι κυκλοῦσιν, οἷον ἄρκτου στροφάδες κέλευθοι. 130 μένει γὰρ οὔτ᾽ αἰόλα νὺξ βροτοῖσιν οὔτε κῆρες οὔτε πλοῦτος, ἀλλ᾽ ἄφαρ βέβακε, τῷ δ᾽ ἐπέρχεται χαίρειν τε καὶ στέρεσθαι. 135 ἃ καὶ σὲ τὰν ἄνασσαν ἐλπίσιν λέγω τάδ᾽ αἰὲν ἴσχειν· ἐπεὶ τίς ὧδε τέκνοισι Ζῆν᾽ ἄβουλον εἶδεν; 140

Δηιάνειρα πεπυσμένη μέν, ὡς ἀπεικάσαι, πάρει πάθημα τοὐμόν· ὡς δ᾽ ἐγὼ θυμοφθορῶ,

sol, me descubras dónde, dónde mora el hijo de Alcmena. ¡Oh tú, lumbrera de esplendentes rayos! ¿Acaso en los estrechos de los mares, o descansa en alguno de los dos continentes? Dímelo, soberano del poder sondeador. Pues veo que en angustiosa zozobra vive siempre tía en otro tiempo disputada Deyani-ra, cual pajarillo infortunado, sin adormecer los anhelos de sus ojos arrasados en lágrimas; presa del terror por el recuerdo continuo del esposo ausente, consúmese de tristeza en la soledad del enviudado lecho, presintiendo en su desventura siempre infortunios. Cual olas infinitas movidas del Noto infatigable y del Bóreas, que vienen y vuelven a venir en el ponto anchuroso, así el mar de trabajos de su vida, tempestuoso como el de Creta, ora envuelve, ora levanta al hijo de Cadmo. Aunque no, siempre hay algún dios que le libra de tropezar y caer en las mansiones del Hades. Por esto, respetuosa, sí, pero sin rebozo, osara yo censurarte diciéndote: No debieras así pisotear las esperanzas de ventura; que vida exenta de males, ni el mismo hijo de Cronos, rey que todo lo gobierna, la ha de-cretado para mortal alguno. Cual gira la Osa en su circular sendero, así rondan a los mor-tales la alegría y el dolor. Perpetuas no son para los hombres ni la noche tachonada, ni los sinos, ni las riquezas; se nos van en un momento, y a otro le toca el gozarlas y el perderlas a su vez. Por esto, ¡oh reina!, te aconsejo que acaricies siempre tales esperanzas; porque ¿quién ha visto jamás a Zeus olvidar así a sus hijos? (140). DEYANIRA (al Coro). — Te has enterado de mis pesares (141); ya lo veo, y por eso vienes.

140

El Coro de este drama se compone de jovenzuelas traquinias, ni podía consentir otra cosa la delicadeza artística de Sófocles. Nada más apropiado que ese fondo de candidez e inocencia que prestan a la acción la mirada y reflexiones infantiles de las niñas, para poner de resalto la calculada y alevosa conducta de la heroína; todo ello es una tácita reprensión de lo hecho por Eurípides en su Medea. Más aún, si no son unas niñas cándidas e inconscientes las que forman el Coro, la acción de este drama resulta absurda e imposible ante un Coro consciente, como es siempre el sofocleo.

Quizás para mostrar su importancia quiso el poeta, contra toda su costumbre, dar al drama el nombre del Coro, personaje por otra parte muy secundario en la acción. La causa de esto ciertamente no pudo ser la que señalan algunos de no tener un personaje principal único que le prestara su nombre (más importante es aquí Deyanira que Ayante o Antigona en las tragedias que llevan sus nombres); y mucho menos la que apunta Blaydes de que quizá quería así lisonjear al desprendido y abnegado corego que se había impuesto la penosa labor de costear y ensayar al Coro. 141 Esta es la única indicación sobre los motivos de la venida del Coro; por lo demás estas niñas parecen bastante ajenas a

Deyanira pues ahora sospecha ésta que saben algo de sus males.

Page 12: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

μήτ᾽ ἐκμάθοις παθοῦσα νῦν τ᾽ ἄπειρος εἶ. τὸ γὰρ νεάζον ἐν τοιοῖσδε βόσκεται χώροισιν αὑτοῦ, καί νιν οὐ θάλπος θεοῦ 145 οὐδ᾽ ὄμβρος οὐδὲ πνευμάτων οὐδὲν κλονεῖ, ἀλλ᾽ ἡδοναῖς ἄμοχθον ἐξαίρει βίον ἐς τοῦθ᾽ ἕως τις ἀντὶ παρθένου γυνὴ κληθῇ λάβῃ τ᾽ ἐν νυκτὶ φροντίδων μέρος, ἤτοι πρὸς ἀνδρὸς ἢ τέκνων φοβουμένη. 150 τότ᾽ ἄν τις εἰσίδοιτο, τὴν αὑτοῦ σκοπῶν πρᾶξιν, κακοῖσιν οἷς ἐγὼ βαρύνομαι. πάθη μὲν οὖν δὴ πόλλ᾽ ἔγωγ᾽ ἐκλαυσάμην· ἓν δ᾽, οἷον οὔπω πρόσθεν, αὐτίκ᾽ ἐξερῶ. ὁδὸν γὰρ ἦμος τὴν τελευταίαν ἄναξ 155 ὡρμᾶτ᾽ ἀπ᾽ οἴκων Ἡρακλῆς, τότ᾽ ἐν δόμοις λείπει παλαιὰν δέλτον ἐγγεγραμμένην ξυνθήμαθ᾽, ἁμοὶ πρόσθεν οὐκ ἔτλη ποτέ, πολλοὺς ἀγῶνας ἐξιών, οὔπω φράσαι, ἀλλ᾽ ὥς τι δράσων εἷρπε κοὐ θανούμενος. 160 νῦν δ᾽ ὡς ἔτ᾽ οὐκ ὢν εἶπε μὲν λέχους ὅ τι χρείη μ᾽ ἑλέσθαι κτῆσιν εἶπε δ᾽ ἣν τέκνοις μοῖραν πατρῴας γῆς διαιρετὸν νέμοι, χρόνον προτάξας ὡς τρίμηνον ἡνίκα χώρας ἀπείη κἀνιαύσιον βεβώς, 165 τότ᾽ ἢ θανεῖν χρείη σφε τῷδε τῷ χρόνῳ ἢ τοῦθ᾽ ὑπεκδραμόντα τοῦ χρόνου τέλος τὸ λοιπὸν ἤδη ζῆν ἀλυπήτῳ βίῳ. τοιαῦτ᾽ ἔφραζε πρὸς θεῶν εἱμαρμένα τῶν Ἡρακλείων ἐκτελευτᾶσθαι πόνων, 170 ὡς τὴν παλαιὰν φηγὸν αὐδῆσαί ποτε Δωδῶνι δισσῶν ἐκ Πελειάδων ἔφη. καὶ τῶνδε ναμέρτεια συμβαίνει χρόνου τοῦ νῦν παρόντος, ὡς τελεσθῆναι χρεών· ὥσθ᾽ ἡδέως εὕδουσαν ἐκπηδᾶν ἐμὲ 175 φόβῳ, φίλαι, ταρβοῦσαν, εἴ με χρὴ μένειν πάντων ἀρίστου φωτὸς ἐστερημένην. Χορός εὐφημίαν νῦν ἴσχ᾽· ἐπεὶ καταστεφῆ στείχονθ᾽ ὁρῶ τιν᾽ ἄνδρα πρὸς χαρὰν λόγων.

Lo que a mí me consume el alma, que nunca lo aprendas tú por experiencia, ya que no lo has probado aún. Tales son los jardines, muy propios suyos, en que florece la juventud, y no la ajan ni ardores del sol, ni lluvias, ni vientos algunos; hasta el día en que una recibe el nombre de mujer, ya no de niña, con todo su séquito de pesadillas nocturnas y de espantos, hoy por el marido, mañana por los hijos. Quien así conozca males propios, podrá calcular las penas que a mí me abruman. Y con ser tantas las que llevo yo lamentadas, otras os voy a contar cual ninguna de las anteriores. Cuando salió de casa en su último viaje Heracles, mi marido (155), me dejó en el hogar escrita una antigua tablilla con encargos que hasta entonces, en tantas empresas como había acometido, jamás se había atrevido a hacerme, porque siempre iba como quien va a una conquista, y no a la muerte. Esta vez, no; como dándose por muerto, señalaba el esposo que había de escoger y señalaba la parte de la herencia paterna que a los hijos dejaba taxativamente (163); y fijaba el tiempo: que una vez que estuviese ausente un año y tres meses, o moría él en aquel punto y hora, o vencido felizmente aquel momento, había de vivir el resto de su vida libre de males. Tal decía era el término decretado por los dioses a los trabajos de Heracles, y que así se lo había vaticinado, en Dodona, aquella haya de antiguo famosa, por boca de las dos Peleidas. En este preciso momento en que estamos se cumplen las fechas y tiene que resultar verdad. Tanto, hijas, que de los brazos del dulce sueño he saltado amedrentada, temiendo si habré de quedarme ya privada del hombre más noble entre los hombres. CORIFEO. — Deja tan tristes presagios. Pues ahí veo que viene un hombre, coronado como trayendo albricias. Llega un anciano MENSAJERO traquinio, como lo

155 Hace quince meses justos que ese viaje se emprendió (44), y hace ahora doce años que recibió Heracles el oráculo a

que se refiere la esquela dejada a su esposa (824, 1167). 163 La tablilla, pues, contenía el oráculo recibido por Heracles en Dodona, y estaba escrita por mano de Heracles; un

inventario de la πρόιξ o hacienda paterna quedaba en manos del padre o tutor de la mujer, para el caso de viudez o divorcio.

Page 13: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Ἄγγελος δέσποινα Δῃάνειρα, πρῶτος ἀγγέλων 180 ὄκνου σε λύσω· τὸν γὰρ Ἀλκμήνης τόκον καὶ ζῶντ᾽ ἐπίστω καὶ κρατοῦντα κἀκ μάχης ἄγοντ᾽ ἀπαρχὰς θεοῖσι τοῖς ἐγχωρίοις. Δηιάνειρα τίν᾽ εἶπας, ὦ γεραιέ, τόνδε μοι λόγον; Ἄγγελος τάχ᾽ ἐς δόμους σοὺς τὸν πολύζηλον πόσιν 185 ἥξειν φανέντα σὺν κράτει νικηφόρῳ. Δηιάνειρα καὶ τοῦ τόδ᾽ ἀστῶν ἢ ξένων μαθὼν λέγεις; Ἄγγελος ἐν βουθερεῖ λειμῶνι πρὸς πολλοὺς θροεῖ Λίχας ὁ κῆρυξ ταῦτα· τοῦδ᾽ ἐγὼ κλύων 190 ἀπῇξ᾽, ὅπως τοι πρῶτος ἀγγείλας τάδε πρὸς σοῦ τι κερδάναιμι καὶ κτῴμην χάριν. Δηιάνειρα αὐτὸς δὲ πῶς ἄπεστιν, εἴπερ εὐτυχεῖ; Ἄγγελος οὐκ εὐμαρείᾳ χρώμενος πολλῇ, γύναι. κύκλῳ γὰρ αὐτὸν Μηλιεὺς ἅπας λεὼς 195 κρίνει παραστάς, οὐδ᾽ ἔχει βῆναι πρόσω· τὸ γὰρ ποθοῦν ἕκαστος ἐκμαθεῖν θέλων οὐκ ἂν μεθεῖτο, πρὶν καθ᾽ ἡδονὴν κλύειν. οὕτως ἐκεῖνος οὐχ ἑκών, ἑκοῦσι δὲ ξύνεστιν· ὄψει δ᾽ αὐτὸν αὐτίκ᾽ ἐμφανῆ. Δηιάνειρα ὦ Ζεῦ, τὸν Οἴτης ἄτομον ὃς λειμῶν᾽ ἔχεις, 200 ἔδωκας ἡμῖν ἀλλὰ σὺν χρόνῳ χαράν. φωνήσατ᾽, ὦ γυναῖκες, αἵ τ᾽ εἴσω στέγης αἵ τ᾽ ἐκτὸς αὐλῆς, ὡς ἄελπτον ὄμμ᾽ ἐμοὶ φήμης ἀνασχὸν τῆσδε νῦν καρπούμεθα. Χορός ἀνολολυξάτω δόμοις ἐφεστίοις 205 ἀλαλαγαῖς ἁ μελλόνυμφος, ἐν δὲ κοινὸς ἀρσένων ἴτω κλαγγὰ τὸν εὐφαρέτραν Ἀπόλλω προστάταν· ὁμοῦ δὲ παιᾶνα παιᾶν᾽ ἀνάγετ᾽, ὦ παρθένοι, 210 βοᾶτε τὰν ὁμόσπορον Ἄρτεμιν Ὀρτυγίαν ἐλαφαβόλον ἀμφίπυρον, γείτονάς τε Νύμφας. ἀείρομαι οὐδ᾽ ἀπώσομαι 215

han descrito.

MENSAJERO (180). — Señora Deyanira; soy el primer mensajero que disipa tus cuidados: sábete que el hijo de Alcmena está vivo y triunfante, y viene ya, trayendo las primicias de sus victorias a los dioses de esta tierra (183). DEYANIRA. — ¿Qué nuevas son ésas, viejo? MENSAJERO. — Que pronto llegará a tu casa tu muy suspirado esposo, vuelto a ti en victoriosa majestad. DEYANIRA. — Pero ¿quién, ciudadano o extranjero, te ha contado lo que me dices? MENSAJERO. — En la pradera, dehesa de verano, lo estaba contando a la gente tu criado Licas, el heraldo. Yo se lo oí y eché a correr para ser el primero en decírtelo y sacar algo y ganarme tu gracia. DEYANIRA. — ¿Y por qué no llega él mismo, si trae buenas noticias? MENSAJERO. — Tiene su pequeña dificultad, señora; toda la población de Malis le ha rodeado y le acosa con preguntas y no puede seguir su camino. Empeñado cada cual en preguntar a su talante, no le quieren soltar hasta haberse del todo satisfecho. Y allí está a gusto de ellos y a disgusto suyo. Pero pronto le vas a tener a la vista. DEYANIRA. — ¡Oh Zeus, que moras en los prados del Eta, intactos al hierro! Tarde, pero al fin, nos ha llegado tu alegría. Cantad, mujeres, las de dentro de casa y las de fuera también, que ya disfruto del sol de una buena noticia, salido contra toda esperanza. CORO.— Entone alegres cantares en el ho-gar el púber doncel (206) en honor de esta casa, y júntese a ellos unísono el acorde de los hombres cantando al protector Apolo, el de la bella aljaba. Y vosotras, en coro, oh doncellas, entonad un pean, un peán; cele-brad a su hermana Artemis la Ortigia, la ca-zadora de ciervos, la de las dobles teas, y a sus vecinas las Ninfas. Salto de júbilo y no puedo dejarte, cantora flauta, dueña tiránica de mi corazón. ¡Ay que me saca de mi el hechizo de Da hiedra, ¡evohé!, y me empuja

180 Este personaje es un ciudadano de Traquina; se le ha llamado mensajero., sólo porque trae unas noticias, aunque

nadie le ha mandado traerlas. 183 Se presta a un estudio interesante la manera como Sófocles, aquí como en otros pasajes y dramas, va desenvolviendo

esta noticia que ahora se anuncia en solos dos versos. (Véase la nata del v. 722 y otro ejemplo similar en Antigona, págs. 1091 y sigs., 1192 y sigs., 1278 y sigs., 1294 y sigs.). 206 Parece tolerable, y aún quizá más propia, la lectura de los mss. (ó μελλόνομφος) que no la de los editores (ή

μελλονύαιρη): invita primero a un coro de jóvenes, y luego a uno de niñas. (Cfr. HORACIO, Carmen saeculare).

Page 14: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

τὸν αὐλόν, ὦ τύραννε τᾶς ἐμᾶς φρενός. ἰδού μ᾽ ἀναταράσσει, εὐοῖ μ᾽, ὁ κισσὸς ἄρτι βακχίαν ὑποστρέφων ἅμιλλαν. ἰὼ ἰὼ Παιάν. 220 ἴδ᾽, ὦ φίλα γύναι, τάδ᾽ ἀντίπρῳρα δή σοι βλέπειν πάρεστ᾽ ἐναργῆ. Δηιάνειρα ὁρῶ, φίλαι γυναῖκες, οὐδέ μ᾽ ὄμματος 225 φρουρὰν παρῆλθε, τόνδε μὴ λεύσσειν στόλον· χαίρειν δὲ τὸν κήρυκα προυννέπω, χρόνῳ πολλῷ φανέντα, χαρτὸν εἴ τι καὶ φέρεις. Λίχας ἀλλ᾽ εὖ μὲν ἵγμεθ᾽, εὖ δὲ προσφωνούμεθα, γύναι, κατ᾽ ἔργου κτῆσιν· ἄνδρα γὰρ καλῶς 230 πράσσοντ᾽ ἀνάγκη χρηστὰ κερδαίνειν ἔπη. Δηιάνειρα ὦ φίλτατ᾽ ἀνδρῶν, πρῶθ᾽ ἃ πρῶτα βούλομαι δίδαξον, εἰ ζῶνθ᾽ Ἡρακλῆ προσδέξομαι. Λίχας ἔγωγέ τοι σφ᾽ ἔλειπον ἰσχύοντά τε καὶ ζῶντα καὶ θάλλοντα κοὐ νόσῳ βαρύν. 235 Δηιάνειρα ποῦ γῆς; πατρῴας εἴτε βαρβάρου; λέγε. Λίχας ἀκτή τις ἔστ᾽ Εὐβοιίς, ἔνθ᾽ ὁρίζεται βωμοὺς τέλη τ᾽ ἔγκαρπα Κηναίῳ Διί. Δηιάνειρα εὐκταῖα φαίνων ἢ ἀπὸ μαντείας τινός; Λίχας εὐχαῖς ὅθ᾽ ᾕρει τῶνδ᾽ ἀνάστατον δορὶ 240 χώραν γυναικῶν ὧν ὁρᾷς ἐν ὄμμασιν. Δηιάνειρα αὗται δέ, πρὸς θεῶν, τοῦ ποτ᾽ εἰσὶ καὶ τίνες; οἰκτραὶ γάρ, εἰ μὴ ξυμφοραὶ κλέπτουσί με. Λίχας ταύτας ἐκεῖνος Εὐρύτου πέρσας πόλιν ἐξείλεθ᾽ αὑτῷ κτῆμα καὶ θεοῖς κριτόν. 245 Δηιάνειρα ἦ κἀπὶ ταύτῃ τῇ πόλει τὸν ἄσκοπον χρόνον βεβὼς ἦν ἡμερῶν ἀνήριθμον; Λίχας οὔκ, ἀλλὰ τὸν μὲν πλεῖστον ἐν Λυδοῖς χρόνον κατείχεθ᾽, ὥς φησ᾽ αὐτός, οὐκ ἐλεύθερος,

al vértigo de la báquica danza. Io, Peán, Peán. Mira, querida señora, ahí lo puedes ver todo ante tus ojos, radiante de verdad (224). DEYANIRA. — Lo veo, queridas, no escapa a mis vigilantes ojos el advertir en ese cortejo. Y ante todo, bienvenido sea el heraldo, aunque tanto ha tardado en aparecer, si bienvenida merece lo que nos trae.

Llega LICAS con un numeroso grupo de cautivas

de Ecalia; entre ellas YOLA, de sangre real. LICAS. — Albricias traigo, albricias de ti recibo, señora, eco, al fin, de la realidad; justo es que quien bienes trae, parabienes reciba. DEYANIRA. — ¡Oh hombre él más querido! Dime primero lo que primero demando, ¿recibiré en mis brazos a Heracles vivo? LICAS. — Bien vivo lo he dejado yo, y fornido, y rebosando vida, y sin achaque ninguno. DEYANIRA. — ¿Dónde? ¿En tierra patria, en el extranjero? Di. LICAS. — Hay un promontorio en Eubea...; allí está, consagrando a Zeus Ceneo altares y ofrendas de frutos. DEYANIRA. — ¿Como exvotos o por fuerza de algún oráculo? LICAS. — Por un voto; lo hizo cuando conquistaba y devastaba la tierra de estas mujeres que ves delante de tus ojos. DEYANIRA. — ¿Y éstas, de quién son, por los dioses, o quiénes son? ¡Dignas de compasión...! A no ser que me alucine su desgracia. LICAS. — A éstas, él, al destruir la ciudad de Eurito, se las reservó como porción escogida para él y para los dioses. DEYANIRA. — ¿Y fue el ataque a esa ciudad lo que le retuvo tan largos días que ni contarse pueden? LICAS. — No; la mayor parte del tiempo estuvo detenido en Lidia, así cuenta él, y no

224

Es éste un canto animado con Ja danza, o un hiporquema, tan en consonancia con el carácter de las que forman el Coro, regocijadas por las noticias recién llegadas de la aproximación de Heracles, como oportuno en este pasaje para preparar el contraste con las tristes angustias que esas mismas noticias han de causar en el corazón de la protagonista, sobre todo cuando ya Licas se resueüva a descubrir todos los hechos en su cruda realidad, Dado lo que las niñas saben e ignoran de la vida de Deyanira, el hiporquema, sin perjuicio de sus fines artísticos, está perfectamente motivado, como hemos visto lo está el de Edipo Rey (1086-1109) y el de Antigona (1115-1154), y el de Ayante (693-718).

Page 15: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

ἀλλ᾽ ἐμποληθείς· τοῦ λόγου δ᾽ οὐ χρὴ φθόνον, 250 γύναι, προσεῖναι, Ζεὺς ὅτου πράκτωρ φανῇ. κεῖνος δὲ πραθεὶς Ὀμφάλῃ τῇ βαρβάρῳ ἐνιαυτὸν ἐξέπλησεν, ὡς αὐτὸς λέγει. χοὔτως ἐδήχθη τοῦτο τοὔνειδος λαβὼν ὥσθ᾽ ὅρκον αὑτῷ προσβαλὼν διώμοσεν, 255 ἦ μὴν τὸν ἀγχιστῆρα τοῦδε τοῦ πάθους ξὺν παιδὶ καὶ γυναικὶ δουλώσειν ἔτι. κοὐχ ἡλίωσε τοὔπος, ἀλλ᾽ ὅθ᾽ ἁγνὸς ἦν, στρατὸν λαβὼν ἐπακτὸν ἔρχεται πόλιν τὴν Εὐρυτείαν. τόνδε γὰρ μεταίτιον 260 μόνον βροτῶν ἔφασκε τοῦδ᾽ εἶναι πάθους· ὃς αὐτὸν ἐλθόντ᾽ ἐς δόμους ἐφέστιον, ξένον παλαιὸν ὄντα, πολλὰ μὲν λόγοις ἐπεῤῥόθησε, πολλὰ δ᾽ ἀτηρᾷ φρενί, λέγων χεροῖν μὲν ὡς ἄφυκτ᾽ ἔχων βέλη 265 τῶν ὧν τέκνων λείποιτο πρὸς τόξου κρίσιν, φωνεῖ δὲ δοῦλος ἀνδρὸς ὡς ἐλευθέρου ῥαίοιτο· δείπνοις δ᾽ ἡνίκ᾽ ἦν ᾠνωμένος, ἔῤῥιψεν ἐκτὸς αὐτόν. ὧν ἔχων χόλον, ὡς ἵκετ᾽ αὖθις Ἴφιτος Τιρυνθίαν 270 πρὸς κλιτύν, ἵππους νομάδας ἐξιχνοσκοπῶν, τότ᾽ ἄλλοσ᾽ αὐτὸν ὄμμα, θατέρᾳ δὲ νοῦν ἔχοντ᾽, ἀπ᾽ ἄκρας ἧκε πυργώδους πλακός. ἔργου δ᾽ ἕκατι τοῦδε μηνίσας ἄναξ ὁ τῶν ἁπάντων Ζεὺς πατὴρ Ὀλύμπιος 275 πρατόν νιν ἐξέπεμψεν οὐδ᾽ ἠνέσχετο, ὁθούνεκ᾽ αὐτὸν μοῦνον ἀνθρώπων δόλῳ ἔκτεινεν· εἰ γὰρ ἐμφανῶς ἠμύνατο, Ζεύς τἂν συνέγνω ξὺν δίκῃ χειρουμένῳ· ὕβριν γὰρ οὐ στέργουσιν οὐδὲ δαίμονες. 280 κεῖνοι δ᾽ ὑπερχλίοντες ἐκ γλώσσης κακῆς αὐτοὶ μὲν Ἅιδου πάντες εἴσ᾽ οἰκήτορες, πόλις δὲ δούλη· τάσδε δ᾽ ἅσπερ εἰσορᾷς ἐξ ὀλβίων ἄζηλον εὑροῦσαι βίον χωροῦσι πρὸς σέ· ταῦτα γὰρ πόσις τε σὸς 285 ἐφεῖτ᾽, ἐγὼ δὲ πιστὸς ὢν κείνῳ τελῶ. αὐτὸν δ᾽ ἐκεῖνον, εὖτ᾽ ἂν ἁγνὰ θύματα ῥέξῃ πατρῴῳ Ζηνὶ τῆς ἁλώσεως, φρόνει νιν ὡς ἥξοντα· τοῦτο γὰρ λόγου πολλοῦ καλῶς λεχθέντος ἥδιστον κλύειν. 290

como libre, sino vendido como esclavo, señora, no provoque tus enojos mi lenguaje; fue Zeus quien lo hizo todo. Un año entero, dice él, se pasó vendido a Onfale la bárbara. Y tanto le escandeció esa humillación, que se obligó con solemne juramento, y juró que al causante de tal afrenta lo había de hacer esclavo con su mujer y sus hijos (253). Lo dijo y lo cumplió: apenas quedó purificado, recluta un ejército extranjero, va contra la ciudad de Eurito, pues le tenía por el único mortal culpable de tamaño ultraje, como que él, a Heracles, que como antiguo huésped suyo había venido a su casa a hospedarse, le insultó de mil modos de palabra y más aún con su malvado corazón. Decíale: «Tú tienes, sí, dardos que no yerran, pero mis hijos te dejan atrás en el manejo del arco»; «a ti insultos —añadía—, esclavo de un hombre libre». Y en un banquete, viéndole ya bo-rracho, le echó una vez de casa. Irritado con todo esto, Heracles, una vez que fue Ifito al cerro de Tirinto siguiendo la pista a unos caballos extraviados, en un momento en que estaba con los ojos en un lado y la atención en otro, le despeñó de una roca alta como una torre. Ofendióse de este hecho el dios Zeus, padre olímpico de todas las cosas, y lo envió a ser vendido, y no le perdonó, porque a él solo entre los mortales le dio la muerte con alevosía; que si en franca lucha se la hubiera dado, Zeus le hubiera perdonado su legítima venganza; porque la insolencia no la toleran ni los mismos dioses. Así que aquéllos, en premio a su altanería y deslenguada boca, están ya todos aposentados en los infiernos, su ciudad esclavizada, y éstas que aquí ves, trocada su dicha en desventura, vienen ahora a ti. Tales son las órdenes dadas por tu esposo; yo, su siervo fiel, se las cumplo. El, así que haya ofrecido a Zeus los santos sacrificios por su victoria, no lo dudes, vendrá en persona; ésta es, acabada tan larga y pulida narración, la noticia más grata a tu

253 Licas hace aquí por temor a su señora, una exposición del todo falsificada. Reales son todos los hechos, pero las

motivaciones son del todo falsas, A juzgar por lo que aquí cuenta, Heracles estando hospedado en el palacio de Eurito es insultado por él, y borracho en cierta ocasión es hasta echado, de casa; para vengarse da muerte a traición al hijo de Eurito, a Ifito, en Tilinto; en castigo es condenado por Zeus a ser vendido; comprado por Onfale, pasa en su servicio un año entero; una vez libertado, se venga del que supone causante de todos estos males, de Eurito, matando a la familia real, destruyéndole su capital Ecalia y llevándose cautivas a un grupo de sus moradoras, entre las que está la princesa Yola. (Véase la nota siguiente).

Page 16: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Χορός ἄνασσα, νῦν σοι τέρψις ἐμφανὴς κυρεῖ, τῶν μὲν παρόντων, τὰ δὲ πεπυσμένῃ λόγῳ. Δηιάνειρα πῶς δ᾽ οὐκ ἐγὼ χαίροιμ᾽ ἄν, ἀνδρὸς εὐτυχῆ κλύουσα πρᾶξιν τήνδε, πανδίκῳ φρενί; πολλή ᾽στ᾽ ἀνάγκη τῇδε τοῦτο συντρέχειν. 295 ὅμως δ᾽ ἔνεστι τοῖσιν εὖ σκοπουμένοις ταρβεῖν τὸν εὖ πράσσοντα, μὴ σφαλῇ ποτε. ἐμοὶ γὰρ οἶκτος δεινὸς εἰσέβη, φίλαι, ταύτας ὁρώσῃ δυσπότμους ἐπὶ ξένης χώρας ἀοίκους ἀπάτοράς τ᾽ ἀλωμένας, 300 αἳ πρὶν μὲν ἦσαν ἐξ ἐλευθέρων ἴσως ἀνδρῶν, τανῦν δὲ δοῦλον ἴσχουσιν βίον. ὦ Ζεῦ τροπαῖε, μή ποτ᾽ εἰσίδοιμί σε πρὸς τοὐμὸν οὕτω σπέρμα χωρήσαντά ποι, μηδ᾽, εἴ τι δράσεις, τῆσδέ γε ζώσης ἔτι. 305 οὕτως ἐγὼ δέδοικα τάσδ᾽ ὁρωμένη. ὦ δυστάλαινα, τίς ποτ᾽ εἶ νεανίδων; ἄνανδρος ἢ τεκνοῦσσα; πρὸς μὲν γὰρ φύσιν πάντων ἄπειρος τῶνδε, γενναία δέ τις. Λίχα, τίνος ποτ᾽ ἐστὶν ἡ ξένη βροτῶν; 310 τίς ἡ τεκοῦσα, τίς δ᾽ ὁ φιτύσας πατήρ; ἔξειπ᾽· ἐπεί νιν τῶνδε πλεῖστον ᾤκτισα βλέπουσ᾽, ὅσῳπερ καὶ φρονεῖν οἶδεν μόνη. Λίχας τί δ᾽ οἶδ᾽ ἐγώ, τί δ᾽ ἄν με καὶ κρίνοις; ἴσως γέννημα τῶν ἐκεῖθεν οὐκ ἐν ὑστάτοις. 315 Δηιάνειρα μὴ τῶν τυράννων; Εὐρύτου σπορά τις ἦν; Λίχας οὐκ οἶδα· καὶ γὰρ οὐδ᾽ ἀνιστόρουν μακράν. Δηιάνειρα οὐδ᾽ ὄνομα πρός του τῶν ξυνεμπόρων ἔχεις; Λίχας ἥκιστα· σιγῇ τοὐμὸν ἔργον ἤνυτον. Δηιάνειρα εἴπ᾽, ὦ τάλαιν᾽, ἀλλ᾽ ἡμὶν ἐκ σαυτῆς, ἐπεὶ 320 καὶ ξυμφορά τοι μὴ εἰδέναι σέ γ᾽ ἥτις εἶ.

oído (290). CORIFEO. — Ahora tienes, señora, motivos de franca alegría, ya por lo que estás viendo, ya por lo que te han contado. DEYANIRA. — ¿Cómo no he de alegrarme con justísima razón al saber tan próspera ventura de mi esposo? Preciso es que mi gozo corra parejas con ella.

Pausa. Con todo, quien quiera ser prudente, siempre tiene por qué temer cuando está en pie, no sea que caiga. A mí al menos me ha entrado una grande compasión, queridas, al ver a estas desdichadas ahí en tierra extraña, sin casa, sin padres, errantes, hijas antes quizá de padres libres, y ahora condenadas a vida de esclavas. ¡Oh Zeus, el que decides las victorias! Jamás te vea yo visitar a hijos míos en tal forma, y si lo has de hacer no sea ello viviendo aún Deyanira. Tal miedo me da la vista de estas mujeres.

DEYANIRA se fija en YOLA. ¡Ah, desgraciada! (307) ¿Quién eres tú, niña? ¿Niña aún? ¿O madre ya? A juzgar por el talle, ajena a todo eso todavía, pero, sin duda, de noble familia.

YOLA no contesta. Licas, ¿quién es esta extranjera? ¿Quién su madre? ¿Quién el padre que la engendró, di? Ella me da más lástima que las demás, cómo que es la única que comprende su situación. LICAS. — ¿Qué sabré yo, señora? ¿A mí me lo preguntas? Hija de uno de allí, y quizá no de un cualquiera. DEYANIRA. — ¿De los reyes? ¿Tenía hijos Eurito? LICAS. — Yo no lo sé; yo hice pocas preguntas allí. DEYANIRA. — ¿Y no has oído su nombre a alguna de sus compañeras? LICAS. — A ninguna. Todo mi mandado lo he hecho en silencio.

A YOLA. DEYANIRA. — Vamos, desdichada, a mí dímelo tú misma, que es cosa triste no saber

290 Otra es la realidad de los hechos, y muy distinto lo que más tarde dirá Licas mismo a Deyanira: No hubo en todo ello

sino una loca pasión de Heracles, que despechado porque Eurito se negaba a entregarle su hija Yola, atacó furiosamente a su ciudad Ecalia, la arrasó, dió muerte a su rey y se llevó cautiva a la codiciada princesa acompañada de otras prisioneras; en esta misma forma estaba la leyenda en el poema épico La toma de Ecalia, del siglo VIII (307). 307 Psicológicamente es muy verdadera esta advertencia de Deyanira, lo mismo que los recelos que inmediatamente se

suscitan en su corazón. Con solo esto se traba ya perfectamente la accióm y el drama adquiere un interés que conservará vivo hasta el fin.

Page 17: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Λίχας οὔ τἄρα τῷ γε πρόσθεν οὐδὲν ἐξ ἴσου χρόνῳ διήσει γλῶσσαν, ἥτις οὐδαμὰ προύφηνεν οὔτε μείζον᾽ οὔτ᾽ ἐλάσσονα, ἀλλ᾽ αἰὲν ὠδίνουσα συμφορᾶς βάρος 325 δακρυῤῥοεῖ δύστηνος, ἐξ ὅτου πάτραν διήνεμον λέλοιπεν· ἡ δέ τοι τύχη κακὴ μὲν αὐτῇ γ᾽, ἀλλὰ συγγνώμην ἔχει. Δηιάνειρα ἡ δ᾽ οὖν ἐάσθω, καὶ πορευέσθω στέγας οὕτως ὅπως ἥδιστα, μηδὲ πρὸς κακοῖς 330 τοῖς οὖσιν ἄλλην πρός γ᾽ ἐμοῦ λύπην λάβῃ· ἅλις γὰρ ἡ παροῦσα. πρὸς δὲ δώματα χωρῶμεν ἤδη πάντες, ὡς σύ θ᾽ οἷ θέλεις σπεύδῃς, ἐγώ τε τἄνδον ἐξαρκῆ τιθῶ. Ἄγγελος αὐτοῦ γε πρῶτον βαιὸν ἀμμείνασ᾽, ὅπως 335 μάθῃς ἄνευ τῶνδ᾽, οὕστινάς τ᾽ ἄγεις ἔσω, ὧν τ᾽ οὐδὲν εἰσήκουσας ἐκμάθῃς ἃ δεῖ· τούτων ἔχω γὰρ πάντ᾽ ἐπιστήμην ἐγώ. Δηιάνειρα τί δ᾽ ἐστί; τοῦ με τήνδ᾽ ἐφίστασαι βάσιν; Ἄγγελος σταθεῖσ᾽ ἄκουσον· καὶ γὰρ οὐδὲ τὸν πάρος 340 μῦθον μάτην ἤκουσας, οὐδὲ νῦν δοκῶ. Δηιάνειρα πότερον ἐκείνους δῆτα δεῦρ᾽ αὖθις πάλιν καλῶμεν, ἢ ᾽μοὶ ταῖσδέ τ᾽ ἐξειπεῖν θέλεις; Ἄγγελος σοὶ ταῖσδέ τ᾽ οὐδὲν εἴργεται, τούτους δ᾽ ἔα. Δηιάνειρα καὶ δὴ βεβᾶσι, χὠ λόγος σημαινέτω. 345 Ἄγγελος ἁνὴρ ὅδ᾽ οὐδὲν ὧν ἔλεξεν ἀρτίως φωνεῖ δίκης ἐς ὀρθόν, ἀλλ᾽ ἢ νῦν κακὸς ἢ πρόσθεν οὐ δίκαιος ἄγγελος παρῆν. Δηιάνειρα τί φής; σαφῶς μοι φράζε πᾶν ὅσον νοεῖς. ἃ μὲν γὰρ ἐξείρηκας ἀγνοία μ᾽ ἔχει. 350 Ἄγγελος τούτου λέγοντος τἀνδρὸς εἰσήκουσ᾽ ἐγώ, πολλῶν παρόντων μαρτύρων, ὡς τῆς κόρης

quién eres (321). LICAS. — A fe que no ha de ser la misma que hasta ahora ha sido, si abre la boca, pues no ha pronunciado una sola palabra, ni buena ni mala; oprimida bajo el peso de su desgracia no ha hecho sino llorar su desventura desde que ha dejado su oreada patria; miserable suerte la suya, pero se merece compasión. DEYANIRA. — Quede, pues, tranquila, y entre en casa como mejor guste, y no sea yo quien a sus presentes males añada otros mayores. Bástenle lcjs que sufre. Y entremos todos en palacio, tú para apresurar tu regreso, yo para dejar arreglado lo de casa. Vanse LICAS y las cautivas. El MENSAJERO se in-

terpone entre DEYANIRA y la puerta, por donde

han entrado ellas siguiendo a LICAS. MENSAJERO. — No sin esperar un momento para que yo te explique, idos ya aquéllos, qué gente has metido en casa, y oigas tú algo que te importa y aún no sabes; yo estoy perfectamente informado. DEYANIRA. — ¿Qué es ello? ¿Por qué me impides el paso? MENSAJERO.— Detente y escucha; no fueron vanas noticias las de antes, y creo que tampoco éstas. DEYANIRA. — ¿Qué? ¿Llamamos de nuevo acá a todos aquellos o nos lo quieres contar sólo a mí y a éstas (del Coro)? MENSAJERO. — A ti y a ellas no hay inconveniente; a aquéllos déjalos. DEYANIRA. — Ya están todos dentro, y vengan tus noticias. MENSAJERO. — Ni una palabra de cuantas ha dicho ahora ese hombre es verdad; o ahora es un falso, o antes fue un mensajero de mentiras. DEYANIRA. — ¿Qué dices? Cuenta sin rebozo cuanto sepas, que nada entiendo de cuanto me dices. MENSAJERO. — A ese hombre le he oído yo contar, y en presencia de muchísimos

321 Sin quererlo uno, ante este silencio de Yola, le viene a la memoria el de Casandra, cautiva de Agamenón y sacerdotisa

de Apolo, puesta en circunstancias análogas en uno de los más trágicos pasajes del teatro griego, en el Agamenón de Esquilo; también ella es princesa real, y viene cautiva, y entra en un hogar donde su presencia no ha de hacer sino levantar tempestades de celos, que no se ahogarán sino anegados en sangre. El modo corto los dos autores manejan este recurso del silencio trágico es típico y basta para caracterizar las dramaturgias de ambos autores.

Page 18: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

ταύτης ἕκατι κεῖνος Εὔρυτόν θ᾽ ἕλοι τήν θ᾽ ὑψίπυργον Οἰχαλίαν, Ἔρως δέ νιν μόνος θεῶν θέλξειεν αἰχμάσαι τάδε, 355 οὐ τἀπὶ Λυδοῖς οὐδ᾽ ὑπ᾽ Ὀμφάλῃ πόνων λατρεύματ᾽ οὐδ᾽ ὁ ῥιπτὸς Ἰφίτου μόρος· ὃν νῦν παρώσας οὗτος ἔμπαλιν λέγει. ἀλλ᾽ ἡνίκ᾽ οὐκ ἔπειθε τὸν φυτοσπόρον τὴν παῖδα δοῦναι, κρύφιον ὡς ἔχοι λέχος, 360 ἔγκλημα μικρὸν αἰτίαν θ᾽ ἑτοιμάσας ἐπιστρατεύει πατρίδα τὴν ταύτης, ἐν ᾗ τὸν Εὔρυτον τόνδ᾽ εἶπε δεσπόζειν θρόνων, κτείνει τ᾽ ἄνακτα πατέρα τῆσδε καὶ πόλιν ἔπερσε. καὶ νῦν, ὡς ὁρᾷς, ἥκει δόμους 365 ὡς τούσδε πέμπων οὐκ ἀφροντίστως, γύναι, οὐδ᾽ ὥστε δούλην· μηδὲ προσδόκα τόδε· οὐδ᾽ εἰκός, εἴπερ ἐντεθέρμανται πόθῳ. ἔδοξεν οὖν μοι πρὸς σὲ δηλῶσαι τὸ πᾶν, δέσποιν᾽, ὃ τοῦδε τυγχάνω μαθὼν πάρα. 370 καὶ ταῦτα πολλοὶ πρὸς μέσῃ Τραχινίων ἀγορᾷ συνεξήκουον ὡσαύτως ἐμοί, ὥστ᾽ ἐξελέγχειν· εἰ δὲ μὴ λέγω φίλα, οὐχ ἥδομαι, τὸ δ᾽ ὀρθὸν ἐξείρηχ᾽ ὅμως. Δηιάνειρα οἴμοι τάλαινα, ποῦ ποτ᾽ εἰμὶ πράγματος; 375 τίν᾽ εἰσδέδεγμαι πημονὴν ὑπόστεγον λαθραῖον; ὦ δύστηνος· ἆρ᾽ ἀνώνυμος πέφυκεν, ὥσπερ οὑπάγων διώμνυτο; Ἄγγελος ἦ κάρτα λαμπρὰ καὶ κατ᾽ ὄνομα καὶ φύσιν, πατρὸς μὲν οὖσα γένεσιν Εὐρύτου ποτὲ 380 Ἰόλη ᾽καλεῖτο, τῆς ἐκεῖνος οὐδαμὰ βλάστας ἐφώνει, δῆθεν οὐδὲν ἱστορῶν. Χορός ὄλοιντο--μή τι πάντες οἱ κακοί, τὰ δὲ λαθραῖ᾽ ὃς ἀσκεῖ μὴ πρέποντ᾽ αὐτῷ κακά. Δηιάνειρα τί χρὴ ποεῖν, γυναῖκες; ὡς ἐγὼ λόγοις 385 τοῖς νῦν παροῦσιν ἐκπεπληγμένη κυρῶ. Χορός πεύθου μολοῦσα τἀνδρός, ὡς τάχ᾽ ἂν σαφῆ λέξειεν, εἴ νιν πρὸς βίαν κρίνειν θέλοις. Δηιάνειρα ἀλλ᾽ εἶμι· καὶ γὰρ οὐκ ἀπὸ γνώμης λέγεις.

testigos, que por amor a esa chica es por lo que ha acabado Heracles con Eurito y con Ecalia la de las altas torres; que el amor fue el único dios que le empujó a tales hechos de armas (no hay tales Lidios, ni trabajosos servicios de Onfale, ni Ifitos precipitados y muertos), el amor, que ése ha dejado a un lado para contarlo todo al revés. Sino que como no lograba persuadir a su padre que le entregase a su hija para oculta combleza, forjó un pretexto de una nonada y atacó la patria de esta joven, donde dice él que era rey Eurito; mató al rey, padre de ésta, y destruyó su ciudad. Y ahora, como lo estás viendo, viene él..., y trayéndola a palacio..., no así como quiera, ni tampoco como esclava, ¡ca!, no lo creas, señora, no puede ser así. ¡Si está derretido en amor! He creído un deber, soberana mía, contártelo todo tal como yo lo he sabido de ese hombre. Lo mismo que yo se lo han oído muchos en la plaza de Traquina y es fácil comprobarlo. Si lo que digo no es agradable, yo lo siento, pero al fin yo he dicho la verdad (374). DEYANIRA (pensativa y preocupada). — ¡Ay, desdichada de mí! ¡Qué trance es éste en que me veo! ¡Qué calamidad se me ha metido solapadamente dentro de casa! ¿Conque no tenía nombre? Así lo juraba el que la traía. MENSAJERO. — Tan grande es su beldad como su nobleza. Su padre es nada menos que Eurito, su nombre es Yola. ¡Y cómo callaba su linaje el ladino! ¡Claro! No lo había averiguado. CORIFEO. — ¡Malditos los malvados! Digo, no todos; los que a traición tramen lo que no deben. DEYANIRA. — ¿Qué convendrá hacer, amigas? Me ha dejado perpleja lo que acabo de oír. CORIFEO. — Entra y pregúntaselo al hombre mismo; es fácil que te lo confiese todo, si quieres apretarle con preguntas. DEYANIRA. — Bien, voy; no te falta tu razón.

374

Ya se puede suponer el efecto que una exposición tan cruda y brutal ha tenido que hacer en el corazón de Deyanira. La encontramos ya en este momento del drama, poseída de la pasión propia de tales casos, corriente en el teatro de Atenas y conocida de todo griego en el historial de Deyanira. Pero pronto veremos que ésta, a diferencia de Medea, reprime y disimula su furor, con el doble objeto de descubrir la verdad y de ocultar la venganza.

Page 19: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Ἄγγελος ἡμεῖς δὲ προσμένωμεν; ἢ τί χρὴ ποεῖν; 390 Δηιάνειρα μίμν᾽, ὡς ὅδ᾽ ἀνὴρ οὐκ ἐμῶν ὑπ᾽ ἀγγέλων, ἀλλ᾽ αὐτόκλητος ἐκ δόμων πορεύεται. Λίχας τί χρή, γύναι, μολόντα μ᾽ Ἡρακλεῖ λέγειν; δίδαξον, ὡς ἕρποντος, ὡς ὁρᾷς, ἐμοῦ. Δηιάνειρα ὡς ἐκ ταχείας σὺν χρόνῳ βραδεῖ μολὼν 395 ᾄσσεις, πρὶν ἡμᾶς κἀννεώσασθαι λόγους. Λίχας ἀλλ᾽ εἴ τι χρῄζεις ἱστορεῖν, πάρειμ᾽ ἐγώ. Δηιάνειρα ἦ καὶ τὸ πιστὸν τῆς ἀληθείας νέμεις; Λίχας ἴστω μέγας Ζεύς, ὧν γ᾽ ἂν ἐξειδὼς κυρῶ. Δηιάνειρα τίς ἡ γυνὴ δῆτ᾽ ἐστὶν ἣν ἥκεις ἄγων; 400 Λίχας Εὐβοιίς· ὧν δ᾽ ἔβλαστεν οὐκ ἔχω λέγειν. Ἄγγελος οὗτος, βλέφ᾽ ὧδε· πρὸς τίν᾽ ἐννέπειν δοκεῖς; Λίχας σὺ δ᾽ εἰς τί δή με τοῦτ᾽ ἐρωτήσας ἔχεις; Ἄγγελος τόλμησον εἰπεῖν, εἰ φρονεῖς, ὅ σ᾽ ἱστορῶ. Λίχας πρὸς τὴν κρατοῦσαν Δῃάνειραν, Οἰνέως 405 κόρην δάμαρτά θ᾽ Ἡρακλέους, εἰ μὴ κυρῶ λεύσσων μάταια, δεσπότιν τε τὴν ἐμήν. Ἄγγελος τοῦτ᾽ αὔτ᾽ ἔχρῃζον, τοῦτό σου μαθεῖν· λέγεις δέσποιναν εἶναι τήνδε σήν; Λίχας --δίκαια γάρ. Ἄγγελος τί δῆτα; ποίαν ἀξιοῖς δοῦναι δίκην, 410 ἢν εὑρεθῇς ἐς τήνδε μὴ δίκαιος ὤν; Λίχας πῶς μὴ δίκαιος; τί ποτε ποικίλας ἔχεις; Ἄγγελος οὐδέν· σὺ μέντοι κάρτα τοῦτο δρῶν κυρεῖς. Λίχας ἄπειμι· μῶρος δ᾽ ἦ πάλαι κλύων σέθεν. Ἄγγελος οὔ, πρίν γ᾽ ἂν εἴπῃς ἱστορούμενος βραχύ. 415 Λίχας λέγ᾽, εἴ τι χρῄζεις· καὶ γὰρ οὐ σιγηλὸς εἶ.

MENSAJERO. — ¿Y yo? ¿Me quedo aquí o qué hago? DEYANIRA. — Quédate, sí, porque él vuelve de palacio por sí mismo y sin aviso alguno mío.

Entra LICAS, solo. LICAS. — Me voy, señora. ¿Qué quieres que diga a Heracles? Dímelo, pues ya lo ves: estoy de marcha. DEYANIRA. — ¿Tan de prisa te vas, tú que tan despacio viniste, y sin reanudar nuestra charla? LICAS. — Bien, si algo deseas saber, a tus órdenes estoy. DEYANIRA. — ¿Me confesarás fielmente la verdad? LICAS. — En todo lo que sepa, ¡séame testigo Zeus! DEYANIRA. — Di, ¿quién es esa mujer que nos has traído acá? LICAS. — De la Eubea. Su familia, eso no lo sé.

El MENSAJERO se interpone entre la reina y

LICAS. MENSAJERO. — Vamos, mírame acá. ¿A quién crees tú que estás hablando? LICAS. — ¿Y a qué me vienes tú con esa pre-gunta? MENSAJERO. — Atrévete, contesta a mi pregunta, si la has entendido. LICAS. — Pues a Deyanira la reina, si no estoy viendo visiones, a la hija de Eneo, esposa de Heracles y señora mía.

MENSAJERO. — Esta, ésta misma es la respuesta que deseaba. Dices que ella es tu señora, ¿no? LICAS. — ¡Natural! MENSAJERO. — Pues bien; ¿a qué castigo te sujetas si te probamos que le eres desleal? LICAS. — ¿Cómo desleal? ¿Qué intrigas estás urdiendo? MENSAJERO. — Yo, ninguna; tú eres el de las intrigas aquí. LICAS. — Me voy; yo he sido el necio, que te he escuchado tanto tiempo. MENSAJERO. — No; contesta antes brevemente a una pregunta. LICAS. — Pregunta lo que quieras; no has de restañar tu charla.

Page 20: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Ἄγγελος τὴν αἰχμάλωτον, ἣν ἔπεμψας ἐς δόμους, κάτοισθα δήπου; Λίχας --φημί· πρὸς τί δ᾽ ἱστορεῖς; Ἄγγελος οὔκουν σὺ ταύτην, ἣν ὑπ᾽ ἀγνοίας ὁρᾷς, Ἰόλην ἔφασκες Εὐρύτου σπορὰν ἄγειν; 420 Λίχας ποίοις ἐν ἀνθρώποισι; τίς πόθεν μολὼν σοὶ μαρτυρήσει ταῦτ᾽ ἐμοῦ κλύειν πάρα; Ἄγγελος πολλοῖσιν ἀστῶν· ἐν μέσῃ Τραχινίων ἀγορᾷ πολύς σου ταῦτά γ᾽ εἰσήκουσ᾽ ὄχλος. Λίχας κλύειν γ᾽ ἔφασκον· ταὐτὸ δ᾽ οὐχὶ γίγνεται 425 δόκησιν εἰπεῖν κἀξακριβῶσαι λόγον. Ἄγγελος ποίαν δόκησιν; οὐκ ἐπώμοτος λέγων δάμαρτ᾽ ἔφασκες Ἡρακλεῖ ταύτην ἄγειν; Λίχας ἐγὼ δάμαρτα; πρὸς θεῶν, φράσον, φίλη δέσποινα, τόνδε τίς ποτ᾽ ἐστὶν ὁ ξένος. 430 Ἄγγελος ὃς σοῦ παρὼν ἤκουσεν, ὡς ταύτης πόθῳ πόλις δαμείη πᾶσα, κοὐχ ἡ Λυδία πέρσειεν αὐτήν, ἀλλ᾽ ὁ τῆσδ᾽ ἔρως φανείς. Λίχας ἅνθρωπος, ὦ δέσποιν᾽, ἀποστήτω· τὸ γὰρ νοσοῦντι ληρεῖν ἀνδρὸς οὐχὶ σώφρονος. 435 Δηιάνειρα μή, πρός σε τοῦ κατ᾽ ἄκρον Οἰταῖον νάπος Διὸς καταστράπτοντος, ἐκκλέψῃς λόγον. οὐ γὰρ γυναικὶ τοὺς λόγους ἐρεῖς κακῇ οὐδ᾽ ἥτις οὐ κάτοιδε τἀνθρώπων, ὅτι χαίρειν πέφυκεν οὐχὶ τοῖς αὐτοῖς ἀεί. 440 Ἔρωτι μέν νυν ὅστις ἀντανίσταται πύκτης ὅπως ἐς χεῖρας, οὐ καλῶς φρονεῖ· οὗτος γὰρ ἄρχει καὶ θεῶν ὅπως θέλει, κἀμοῦ γε· πῶς δ᾽ οὐ χἀτέρας οἵας γ᾽ ἐμοῦ; ὥστ᾽ εἴ τι τὠμῷ τ᾽ ἀνδρὶ τῇδε τῇ νόσῳ 445 ληφθέντι μεμπτός εἰμι, κάρτα μαίνομαι, ἢ τῇδε τῇ γυναικὶ τῇ μεταιτίᾳ τοῦ μηδὲν αἰσχροῦ μηδ᾽ ἐμοὶ κακοῦ τινος. οὐκ ἔστι ταῦτ᾽· ἀλλ᾽ εἰ μὲν ἐκ κείνου μαθὼν ψεύδει, μάθησιν οὐ καλὴν ἐκμανθάνεις. 450 εἰ δ᾽ αὐτὸς αὑτὸν ὧδε παιδεύεις, ὅταν θέλῃς γενέσθαι χρηστός, ὀφθήσει κακός. ἀλλ᾽ εἰπὲ πᾶν τἀληθές· ὡς ἐλευθέρῳ ψευδεῖ καλεῖσθαι κὴρ πρόσεστιν οὐ καλή. ὅπως δὲ λήσεις, οὐδὲ τοῦτο γίγνεται· 455 πολλοὶ γὰρ οἷς εἴρηκας, οἳ φράσουσ᾽ ἐμοί.

MENSAJERO. — La cautiva esa que has metido en casa, sabes de cual hablo, ¿no? LICAS. — Sí; pero ¿a qué viene esa pregunta? MENSAJERO. — Esta que tú miras ahora como desconocida, ¿no decías tú que es Yola, la hija de Eurito? LICAS. — ¿Yo? ¿A quiénes? ¿Quién, dónde hay nadie que pueda decir haberme oído tal? MENSAJERO. — El pueblo en masa; en mitad de la plaza de Traquina te lo han oído todos. LICAS. — Sí, dirían que lo oyeron; pero una cosa es figurarse y otra probarlo con 'los hechos. MENSAJERO. — ¿Que figurarse? ¿No dijiste tú con juramento que ésa que traías es esposa de Heracles? LICAS. — ¿Yo esposa? Por los dioses, señora, dime qué tipo de hombre es este forastero. MENSAJERO. — Es uno que estaba allí, y te oyó decir que fue la pasión por ésta la que destruyó la ciudad, y no la mujer lidia; no, sino un amor descarado hacia ésta. LICAS. — ¡Señora!, que se retire ese hombre; hablar con quien desvaría es de gente sin juicio. DEYANIRA. — No, ¡por ese Zeus que relampaguea sobre el elevado bosque del Eta!, no me ocultes la verdad. A mujer hablas que nada tiene de ruin ni ig-nora lo que son los hombres, que no saben ser constantes en sus aficiones. No anda cuerdo el que al amor le resiste y como un atleta le ofrece batalla. Este maneja aun a los dioses a su capricho; y a mí no menos; ¿cómo no a otras lo mismo que a mí? Así que sería yo una loca si algo me enojara o contra mi marido viéndole presa de esta pasión, o contra esa mujer por ser partícipe de lo que ni es vergonzoso en sí, ni para mí es perjudicial. No, imposible. Si por consejos de aquél estás faltando a la verdad, consejos son esos muy desaconsejados. Ahora, si de ti mismo ha nacido esa idea, pretendes hacer un favor y vas a resultar un traidor. Di, pues, francamente, la verdad. Infamia mortal es para un hombre libre verse llamado

Page 21: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

κεἰ μὲν δέδοικας, οὐ καλῶς ταρβεῖς, ἐπεὶ τὸ μὴ πυθέσθαι, τοῦτό μ᾽ ἀλγύνειεν ἄν· τὸ δ᾽ εἰδέναι τί δεινόν; οὐχὶ χἀτέρας πλείστας ἀνὴρ εἷς Ἡρακλῆς ἔγημε δή; 460 κοὔπω τις αὐτῶν ἔκ γ᾽ ἐμοῦ λόγον κακὸν ἠνέγκατ᾽ οὐδ᾽ ὄνειδος· ἥδε τ᾽ οὐδ᾽ ἂν εἰ κάρτ᾽ ἐντακείη τῷ φιλεῖν, ἐπεί σφ᾽ ἐγὼ ᾤκτιρα δὴ μάλιστα προσβλέψασ᾽, ὅτι τὸ κάλλος αὐτῆς τὸν βίον διώλεσεν, 465 καὶ γῆν πατρῴαν οὐχ ἑκοῦσα δύσμορος ἔπερσε κἀδούλωσεν. ἀλλὰ ταῦτα μὲν ῥείτω κατ᾽ οὖρον· σοὶ δ᾽ ἐγὼ φράζω κακὸν πρὸς ἄλλον εἶναι, πρὸς δ᾽ ἔμ᾽ ἀψευδεῖν ἀεί. Χορός πείθου λεγούσῃ χρηστά, κοὐ μέμψει χρόνῳ 470 γυναικὶ τῇδε κἀπ᾽ ἐμοῦ κτήσει χάριν. Λίχας ἀλλ᾽, ὦ φίλη δέσποιν᾽, ἐπεί σε μανθάνω θνητὴν φρονοῦσαν θνητὰ κοὐκ ἀγνώμονα, πᾶν σοι φράσω τἀληθὲς οὐδὲ κρύψομαι. ἔστιν γὰρ οὕτως ὥσπερ οὗτος ἐννέπει. 475 ταύτης ὁ δεινὸς ἵμερός ποθ᾽ Ἡρακλῆ διῆλθε, καὶ τῆσδ᾽ εἵνεχ᾽ ἡ πολύφθορος καθῃρέθη πατρῷος Οἰχαλία δόρει. καὶ ταῦτα, δεῖ γὰρ καὶ τὸ πρὸς κείνου λέγειν, οὔτ᾽ εἶπε κρύπτειν οὔτ᾽ ἀπηρνήθη ποτέ, 480 ἀλλ᾽ αὐτός, ὦ δέσποινα, δειμαίνων τὸ σὸν μὴ στέρνον ἀλγύνοιμι τοῖσδε τοῖς λόγοις, ἥμαρτον, εἴ τι τήνδ᾽ ἁμαρτίαν νέμεις. ἐπεί γε μὲν δὴ πάντ᾽ ἐπίστασαι λόγον, κείνου τε καὶ σὴν ἐξ ἴσου κοινὴν χάριν 485 καὶ στέργε τὴν γυναῖκα καὶ βούλου λόγους, οὓς εἶπας ἐς τήνδ᾽, ἐμπέδως εἰρηκέναι· ὡς τἄλλ᾽ ἐκεῖνος πάντ᾽ ἀριστεύων χεροῖν

mentiroso. Ni pienses tampoco que lo has de ocultar; que son muchos los que te lo han oído y lo pueden atestiguar. Si miedo es lo que tienes, no es justo ese mie-do; el saberlo, ¿qué tiene de particular? ¿No se ha juntado ya Heracles con tantas y tantas otras él solo? Y ni una de ellas ha oído una palabra de reproche de mis labios. Ni la oirá ésta; por más derretida que esté en amor; compasión es más bien lo que me inspira, porque su propia hermosura la ha perdido, y, sin quererlo, la desdichada ha arruinado y esclavizado a su patria. Pero, en fin, eso déjalo rodar a su gusto; a ti yo sólo te digo: «infiel sólo con otros, conmigo has de ser siempre sincero» (469). CORIFEO. — Obedece a quien tan cuerdamente habla, y nunca te quejarás de esta mujer, y contarás además con mi gratitud. LICAS. — Bien, señora querida; veo que eres humana y discurres a lo humano y atiendes a razones; te lo diré todo llanamente y nada ocultaré. Todo es así como lo cuenta éste. Una fiera pa-sión por esta joven ha hecho presa en Heracles; sólo por ella ha sucumbido a las armas su desolada patria, la Ecalia. Y esto él, digamos algo en descargo suyo, él ni lo mandó ocultar ni lo negó jamás; he sido yo, señora, quien temiendo lastimar tu real corazón con tales noticias, ha cometido la falta, si falta la llamas tú. Pero ya que lo sabes todo, en atención a él y no menos a ti misma, sufre a esa pobre (487), y ten a bien cumplir la palabra que sobre ella nos has dado. El es el que, victorioso siempre

469 En el estado de exaltación reprimida en que la ha (puesto, Sófocles la hace actuar con un ante admirable; acoge con

blandas palabras a Licas, Je exige palabra de veracidad y le hace de frente la pregunta; viendo que no contesta sino con evasivas, le encara con el mensajero que todo lo sabe, deja que éste le apremie, le amenace, le coja en flagrante mentira y contradicción; como nada consigue más aún por ese camino, interviene, por fin, ella misma, y fingiendo una impasibilidad que no tiene, aminorando vergonzosamente el crimen de Heracles, mostrando casi hasta contento de ello y usando un lenguaje verdaderamente indigno, logra que Licas, al fin, diga llanamente la verdad, como el Mensajero la relataba, como él mismo 'la había contado en medio de la plaza de Traquina. 487

Con el empeño que Sófocles tiene en cargar las tintas de la repugnante figura de Heracles (v. nota al 997) contrasta el que pone en dejar a salvo a la inocente y cautiva Yola, censurando así tácitamente el desenlace de Agamenón con la muerte de Casandra, y aún quizá el de Medea, si bien en éste la hija de Creonte es tan merecedora de castigo como el marido infiel. A este fin rodea a la joven de un ambiente de inocencia que excita el deseo de verla salva al terminarse el drama; al mismo intento obedecen la compasión que antes de conocerla le muestra Deyanira y la moderación con que, en virtud de la palabra dada a Licas, la trata aun después de conocidas sus relaciones con su marido. El final del drama nos está diciendo lo mismo.

Page 22: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

τοῦ τῆσδ᾽ ἔρωτος εἰς ἅπανθ᾽ ἥσσων ἔφυ. Δηιάνειρα ἀλλ᾽ ὧδε καὶ φρονοῦμεν ὥστε ταῦτα δρᾶν, 490 κοὔτοι νόσον γ᾽ ἐπακτὸν ἐξαρούμεθα, θεοῖσι δυσμαχοῦντες. ἀλλ᾽ εἴσω στέγης χωρῶμεν, ὡς λόγων τ᾽ ἐπιστολὰς φέρῃς, ἅ τ᾽ ἀντὶ δώρων δῶρα χρὴ προσαρμόσαι, καὶ ταῦτ᾽ ἄγῃς· κενὸν γὰρ οὐ δίκαιά σε 495 χωρεῖν προσελθόνθ᾽ ὧδε σὺν πολλῷ στόλῳ. Χορός μέγα τι σθένος ἁ Κύπρις ἐκφέρεται νίκας ἀεί. καὶ τὰ μὲν θεῶν παρέβαν, καὶ ὅπως Κρονίδαν ἀπάτασεν οὐ λέγω, 500 οὐδὲ τὸν ἔννυχον Ἅιδαν ἢ Ποσειδάωνα τινάκτορα γαίας· ἀλλ᾽ ἐπὶ τάνδ᾽ ἄρ᾽ ἄκοιτιν τίνες ἀμφίγυοι κατέβαν πρὸ γάμων, τίνες πάμπληκτα παγκόνιτά τ᾽ ἐξῆλθον ἄεθλ᾽ ἀγώνων; 505 ὁ μὲν ἦν ποταμοῦ σθένος, ὑψίκερω τετραόρου φάσμα ταύρου, Ἀχελῷος ἀπ᾽ Οἰνιαδᾶν, ὁ δὲ Βακχίας ἀπὸ 510 ἦλθε παλίντονα Θήβας τόξα καὶ λόγχας ῥόπαλόν τε τινάσσων, παῖς Διός· οἳ τότ᾽ ἀολλεῖς ἴσαν ἐς μέσον ἱέμενοι λεχέων· μόνα δ᾽ εὔλεκτρος ἐν μέσῳ Κύπρις ῥαβδονόμει ξυνοῦσα. 515 τότ᾽ ἦν χερός, ἦν δὲ τόξων πάταγος, ταυρείων τ᾽ ἀνάμιγδα κεράτων· ἦν δ᾽ ἀμφίπλεκτοι κλίμακες, 520 ἦν δὲ μετώπων ὀλόεντα πλήγματα, καὶ στόνος ἀμφοῖν. ἁ δ᾽ εὐῶπις ἁβρὰ τηλαυγεῖ παρ᾽ ὄχθῳ ἧστο, τὸν ὃν προσμένουσ᾽ ἀκοίταν. 525 ἀγὼν δὲ μαργᾷ μὲν οἷα φράζω· τὸ δ᾽ ἀμφινείκητον ὄμμα νύμφας ἐλεινὸν ἀμμένει· κἀπὸ ματρὸς ἄφαρ βέβακεν, ὥστε πόρτις ἐρήμα. 530

en todas sus campañas, ha quedado miserablemente vencido por el amor de esta joven. DEYANIRA. — Eso tenía precisamente resuelto hacer. Así que no voy a echar Sobre mí nuevos disgustos peleando vanamente con los dioses. Pero vamos a palacio; tengo que darte mis mensajes, y también los regalos que a tales regalos suyos corresponden (494), para que se los lleves. No está bien que vayas con las manos vacías habiendo venido con tanto acompañamiento.

Vanse todos, menos el CORO. CORO.— Con su arrollador poder siempre sale

victoriosa Afrodita. Y no hablaré ahora de los

dioses, ni diré cómo engañó al mismo Zeus, ni al

Hades tenebroso, ni a Posidón, el que conmueve at

mundo. Pero, cuando a ésta la pretendían por

esposa, ¿quiénes fueron los fornidos rivales que

bajaron a la arena por sus bodas? ¿Quienes los

que salieron al certamen, a los golpes y al polvo

del combate? El uno era el potente río, encarnado en un toro de

cuatro pies y altos cuernos: el Aqueloo de los

Eníadas; el otro, Heracles, le sale de la báquica

Tebas; maneja el corvado arco y la lanza y la

pesada clava, es hijo de Zeus. Impetuosos vinieron

a las manos en la arena, ansiosos de llevarse la

joven. Solo la Cipria diosa, la de las nupciales

conquistas, estaba con ellos, árbitra del certamen

(516). Allí el estruendo de los puños, allí el del arco y del

confuso chocar de los cuernos del toro; allí del

montarse y apretarse, y de los golpes horrendos en

el testuz, y el jadear de los dos. Y en tanto la

delicada y tierna doncella, sentada en la ladera de

un apartado otero, esperando quién iría a ser su

marido. Lo estoy contando (como si fuera su

madre). Con angustias de muerte lo contempla la

angustiada doncella, y de pronto es arrancada de

su madre cual abandonada ternerilla.

Sale DEYANIRA, con una doncella.

494 Con ironía llama aquí Deyanira «regalo» (v. también el verso 543) el envío de esa joven por el que llaman «el fiel y el

bueno de Heracles» (541); pues con la misma ironía dice ella que va a corresponder con otro regajo ἀντὶ δώρων δῶρα) usando exactamente el mismo lenguaje que Medea (V. Sófocles, Investig., páginas 199-200). 516 A diferencia del espectador, que conoce bien a Deyanira y da a sus palabras el sentido que se merecen, el Coro de

niñas nada ha entendido de la amarga ironía y mal disimulado encono de Deyanira, y fijándose únicamente en lo que Licas ha contado de que el mismo Heracles ha sido (miserablemente vencido por el amor, se detiene en un canto muy conforme con su carácter y su edad, celebrando el inaudito poder de esta pasión, y admirándolo particularmente en el certamen a que se hubieron de sujetar antaño los que aspiraban a la mano de Deyanira. Su oda resulta del todo anodina y no influye para nada en la marcha de la acción.

Page 23: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Δηιάνειρα ἦμος, φίλαι, κατ᾽ οἶκον ὁ ξένος θροεῖ ταῖς αἰχμαλώτοις παισὶν ὡς ἐπ᾽ ἐξόδῳ, τῆμος θυραῖος ἦλθον ὡς ὑμᾶς λάθρᾳ, τὰ μὲν φράσουσα χερσὶν ἁτεχνησάμην, τὰ δ᾽ οἷα πάσχω συγκατοικτιουμένη. 535 κόρην γάρ, οἶμαι δ᾽ οὐκέτ᾽, ἀλλ᾽ ἐζευγμένην, παρεισδέδεγμαι φόρτον ὥστε ναυτίλος, λωβητὸν ἐμπόλημα τῆς ἐμῆς φρενός. καὶ νῦν δύ᾽ οὖσαι μίμνομεν μιᾶς ὑπὸ χλαίνης ὑπαγκάλισμα. τοιάδ᾽ Ἡρακλῆς, 540 ὁ πιστὸς ἡμῖν κἀγαθὸς καλούμενος, οἰκούρι᾽ ἀντέπεμψε τοῦ μακροῦ χρόνου. ἐγὼ δὲ θυμοῦσθαι μὲν οὐκ ἐπίσταμαι νοσοῦντι κείνῳ πολλὰ τῇδε τῇ νόσῳ· τὸ δ᾽ αὖ ξυνοικεῖν τῇδ᾽ ὁμοῦ τίς ἂν γυνὴ 545 δύναιτο, κοινωνοῦσα τῶν αὐτῶν γάμων; ὁρῶ γὰρ ἥβην τὴν μὲν ἕρπουσαν πρόσω, τὴν δὲ φθίνουσαν· ὧν ἀφαρπάζειν φιλεῖ ὀφθαλμὸς ἄνθος, τῶν δ᾽ ὑπεκτρέπει πόδα. ταῦτ᾽ οὖν φοβοῦμαι μὴ πόσις μὲν Ἡρακλῆς 550 ἐμὸς καλῆται, τῆς νεωτέρας δ᾽ ἀνήρ. ἀλλ᾽ οὐ γάρ, ὥσπερ εἶπον, ὀργαίνειν καλὸν γυναῖκα νοῦν ἔχουσαν· ᾗ δ᾽ ἔχω, φίλαι, λυτήριον λώφημα, τῇδ᾽ ὑμῖν φράσω. ἦν μοι παλαιὸν δῶρον ἀρχαίου ποτὲ 555 θηρός, λέβητι χαλκέῳ κεκρυμμένον, ὃ παῖς ἔτ᾽ οὖσα τοῦ δασυστέρνου παρὰ Νέσσου φθίνοντος ἐκ φονῶν ἀνειλόμην, ὃς τὸν βαθύῤῥουν ποταμὸν Εὔηνον βροτοὺς μισθοῦ ᾽πόρευε χερσίν, οὔτε πομπίμοις 560 κώπαις ἐρέσσων οὔτε λαίφεσιν νεώς. ὃς κἀμέ, τὸν πατρῷον ἡνίκα στόλον ξὺν Ἡρακλεῖ τὸ πρῶτον εὖνις ἑσπόμην, φέρων ἐπ᾽ ὤμοις, ἡνίκ᾽ ἦ μέσῳ πόρῳ, ψαύει ματαίαις χερσίν· ἐκ δ᾽ ἤυσ᾽ ἐγώ, 565 χὠ Ζηνὸς εὐθὺς παῖς ἐπιστρέψας χεροῖν ἧκεν κομήτην ἰόν· ἐς δὲ πλεύμονας στέρνων διεῤῥοίζησεν. ἐκθνῄσκων δ᾽ ὁ θὴρ τοσοῦτον εἶπε· παῖ γέροντος Οἰνέως, τοσόνδ᾽ ὀνήσει τῶν ἐμῶν, ἐὰν πίθῃ, 570 πορθμῶν, ὁθούνεχ᾽ ὑστάτην σ᾽ ἔπεμψ᾽ ἐγώ· ἐὰν γὰρ ἀμφίθρεπτον αἷμα τῶν ἐμῶν

DEYANIRA. — Mientras el recién llegado está hablando a las jóvenes cautivas y despidiéndose, me he venido acá afuera a vosotras sigilosamente, ¡oh queridas!; lo primero para explicaros la trama que han urdido mis manos, y luego para pediros compasión por lo que sufro. No es ya una niña, es una nueva esposa la que he metido en casa, funesto cargamento de mi nave, funesta mercancía que dé al través con mi cabeza. ¡Dos para un mismo lecho, para unos mismos abrazos! (540). Este es el regalo que después de tanto tiempo me envía en premio de mis desvelos el que llaman el bueno, el fiel Heracles. Claro, yo enojarme no puedo enojarme contra él, víctima tantas veces de esta enfermedad. Pero eso de vivir con ésta, ¿qué mujer lo podría tolerar? ¡Casadas con un mismo marido! El frescor de la una subiendo más y más, la otra ya marchitándose. A la flor es a lo que tira el corazón, a lo demás lo va dejando. Así que, lo estoy viendo, para mí Heracles va a tener nombre de esposo, para la jovenzuela hechos de tal. Pero ya lo he dicho, no está bien a una mujer que tiene juicio enojarse, y os voy a declarar por dónde se me ofrece un golpe que me salve. Escondido en urna de bronce, guardo yo hace mucho tiempo un regalo de un antiguo monstruo; lo recibí del pechihirsuto Neso, de sus heridas, cuando yo era aún niña y él estaba muriéndose. Solía él pasar por un tanto a los viajeros a través de la profunda corriente del río Eveno en brazos, y sin batirlo con impulsores remos ni Valerse de velas. Estaba, pues, llevándome a mí a cuestas cuando enviada por mi padre iba yo por primera vez con Heracles de esposa; y he aquí que en medio del pasaje tienta a tocarme con temeraria mano; yo di un grito, y se vuelve al punto el hijo de Zeus, dispara un volador dardo; silbando se le mete en el pecho hasta los pulmones, y estando ya moribunda me dice la fiera: «Hija del viejo Eneo, si me escuchas, para algo te ha de valer

540

La protagonista se ha dado perfecta cuenta de la horrible situación que le espera, una vez admitida la rival en casa, y la describe con realismo lleno de pasión. Dos veces está a punto de estallar su enojo aquí, a la vista de todos, pero otras tantas se reporta y disimula para envolver por fin, como lo hace en todo el resto de su narración, su estratagema (άτεχνησαμην, μεμηχάνηνται) en el velo de un lenguaje doblado, tan distante del cinismo brutal de Clitemestra como del desembozado ensañamiento de Medea.

Page 24: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

σφαγῶν ἐνέγκῃ χερσίν, ᾗ μελαγχόλους ἔβαψεν ἰοὺς θρέμμα Λερναίας ὕδρας, ἔσται φρενός σοι τοῦτο κηλητήριον 575 τῆς Ἡρακλείας, ὥστε μήτιν᾽ εἰσιδὼν στέρξει γυναῖκα κεῖνος ἀντὶ σοῦ πλέον. τοῦτ᾽ ἐννοήσασ᾽, ὦ φίλαι, δόμοις γὰρ ἦν κείνου θανόντος ἐγκεκλῃμένον καλῶς, χιτῶνα τόνδ᾽ ἔβαψα, προσβαλοῦσ᾽ ὅσα 580 ζῶν κεῖνος εἶπε· καὶ πεπείρανται τάδε. κακὰς δὲ τόλμας μήτ᾽ ἐπισταίμην ἐγὼ μήτ᾽ ἐκμάθοιμι, τάς τε τολμώσας στυγῶ· φίλτροις δ᾽ ἐάν πως τήνδ᾽ ὑπερβαλώμεθα τὴν παῖδα καὶ θέλκτροισι τοῖς ἐφ᾽ Ἡρακλεῖ, 585 μεμηχάνηται τοὔργον, εἴ τι μὴ δοκῶ πράσσειν μάταιον· εἰ δὲ μή, πεπαύσομαι. Χορός ἀλλ᾽ εἴ τις ἐστὶ πίστις ἐν τοῖς δρωμένοις, δοκεῖς παρ᾽ ἡμῖν οὐ βεβουλεῦσθαι κακῶς. Δηιάνειρα οὕτως ἔχει γ᾽ ἡ πίστις, ὡς τὸ μὲν δοκεῖν 590 ἔνεστι, πείρᾳ δ᾽ οὐ προσωμίλησά πω· Χορός ἀλλ᾽ εἰδέναι χρὴ δρῶσαν, ὡς οὐδ᾽ εἰ δοκεῖς ἔχειν, ἔχοις ἂν γνῶμα, μὴ πειρωμένη. Δηιάνειρα ἀλλ᾽ αὐτίκ᾽ εἰσόμεσθα, τόνδε γὰρ βλέπω θυραῖον ἤδη· διὰ τάχους δ᾽ ἐλεύσεται. 595 μόνον παρ᾽ ὑμῶν εὖ στεγοίμεθ᾽· ὡς σκότῳ κἂν αἰσχρὰ πράσσῃς, οὔποτ᾽ αἰσχύνῃ πεσεῖ. Λίχας τί χρὴ ποεῖν; σήμαινε, τέκνον Οἰνέως, ὡς ἐσμὲν ἤδη τῷ μακρῷ χρόνῳ βραδεῖς. Δηιάνειρα ἀλλ᾽ αὐτὰ δή σοι ταῦτα καὶ πράσσω, Λίχα, 600 ἕως σὺ ταῖς ἔσωθεν ἠγορῶ ξέναις,

mi peaje, por haber sido tú la última a quien yo he pasado. Si con tus manos coges sangre coagulada en derredor de mi herida, por donde está el veneno de la hidra Lernea, que ha emponzoñado con negra hiel los dardos, eso te servirá de filtro para ganarte el corazón de Heracles, de manera que ya no mirará a mujer alguna para amarla, sino solo a ti.» Esto me ha venido al pensamiento, hijas, y pues lo tenía muy bien encerrado todo desde que él murió, he empapado este manto, cumpliendo fielmente cuanto aquél me recomendó al morir. Ya está la cosa hecha. Audacias criminales no las sé yo y que jamás las aprenda; abomino de cuantos las practican. Ahora, lo que es tentar a vencer a esa joven con filtros y con mágicos conjuros sobre Heracles, para eso sí queda todo bien armado. A menos que os parezca que esto no va bien...; si no, lo dejo todo (587). CORIFEO. — Si esas tus trazas ofrecen alguna garantía, parece que no vas descaminada en tus consejos. DEYANIRA. — Garantía sólo ésta: parecer, parece que ello es así; prueba, no; no he hecho ninguna. CORIFEO. — Pues convendría hacer alguna y averiguarlo; pues por bien que parezca, no estarás segura sin hacer alguna experiencia. DEYANIRA. — Pronto se verá. Ahí sale él de palacio; muy pronto se irá ya. Vosotras, ¡ojo!, no me descubráis; con tal que se hagan a la sombra, ni las vilezas la envilecen a una.

Entra LICAS. LICAS. — ¿Mandas algo? Dame tus encargos, hija de Eneo, que ando ya mucho tiempo remolón. DEYANIRA. — Eso mismo te he estado preparando, Licas, mientras charlabas tú con esas extranjeras ahí dentro.

587 Había de provocar la sonrisa de los espectadores, que conocían perfectamente la bravía índole de Deyanira y su

historial amazónico, el oiría acumular ante aquellas niñas tanta antimonia: el encuentro con Neso, dice, tuvo lugar siendo ella aún casi niña y recién casada (contra toda la tradición; pero era preciso ese dato para justificar la actitud que se atribuye, tímida e indefensa); Heracles dispara el arco, no ataca con la clava (se necesitaba la intervención de la flecha y su veneno), hiere a Neso, cuando la llevaba a lomo, en la mitad del río (donde matarle era ahogar a su mujer), el centauro moribundo tiene el inevitable gesto de proporcionar a la ultrajada mujer un elixir con que recuperar el amor de ese feroz gañán que le ha dado la muerte; y ella mantiene diálogo con el violento centauro, y lo hace en la presencia de su marido furioso de celos, y en presencia de éste recoge ese mismo veneno cuyo contacto, ella lo dice, es mortal; ¿y dónde lo recoge en tal trance? Séneca no encuentra otro recurso que ofrecerle él centauro mismo su propia pata cercenada, y servirle la sangre envenenada en la oquedad de su pezuña; y en todo caso, con ese regalo en la mano hace Deyanira todo e] resto del largo viaje de bracete con su ultrajado marido. (V. Sófocles, Investig., Apéndice a Las Traquinias, págs. 227-232).

Page 25: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

ὅπως φέρῃς μοι τόνδε ταναϋφῆ πέπλον, δώρημ᾽ ἐκείνῳ τἀνδρὶ τῆς ἐμῆς χερός. διδοὺς δὲ τόνδε φράζ᾽ ὅπως μηδεὶς βροτῶν κείνου πάροιθεν ἀμφιδύσεται χροΐ, 605 μηδ᾽ ὄψεταί νιν μήτε φέγγος ἡλίου μήθ᾽ ἕρκος ἱερὸν μήτ᾽ ἐφέστιον σέλας, πρὶν κεῖνος αὐτὸν φανερὸς ἐμφανῶς σταθεὶς δείξῃ θεοῖσιν ἡμέρᾳ ταυροσφάγῳ. οὕτω γὰρ ηὔγμην, εἴ ποτ᾽ αὐτὸν ἐς δόμους 610 ἴδοιμι σωθέντ᾽ ἢ κλύοιμι πανδίκως, στελεῖν χιτῶνι τῷδε καὶ φανεῖν θεοῖς θυτῆρα καινῷ καινὸν ἐν πεπλώματι. καὶ τῶνδ᾽ ἀποίσεις σῆμ᾽, ὃ κεῖνος εὐμαθὲς σφραγῖδος ἕρκει τῷδ᾽ ἐπὸν μαθήσεται. 615 ἀλλ᾽ ἕρπε, καὶ φύλασσε πρῶτα μὲν νόμον, τὸ μὴ ᾽πιθυμεῖν πομπὸς ὢν περισσὰ δρᾶν· ἔπειθ᾽ ὅπως ἂν ἡ χάρις κείνου τέ σοι κἀμοῦ ξυνελθοῦσ᾽ ἐξ ἁπλῆς διπλῆ φανῇ. Λίχας ἀλλ᾽ εἴπερ Ἑρμοῦ τήνδε πομπεύω τέχνην 620 βέβαιον, οὔ τι μὴ σφαλῶ γ᾽ ἐν σοί ποτε, τὸ μὴ οὐ τόδ᾽ ἄγγος ὡς ἔχει δεῖξαι φέρων, λόγων τε πίστιν ὧν λέγεις ἐφαρμόσαι. Δηιάνειρα στείχοις ἂν ἤδη· καὶ γὰρ ἐξεπίστασαι τά γ᾽ ἐν δόμοισιν ὡς ἔχοντα τυγχάνει. 625 Λίχας ἐπίσταμαί τε καὶ φράσω σεσωσμένα. Δηιάνειρα ἀλλ᾽ οἶσθα μὲν δὴ καὶ τὰ τῆς ξένης ὁρῶν προσδέγματ᾽, αὐτὴν ὡς ἐδεξάμην φίλως. Λίχας ὥστ᾽ ἐκπλαγῆναι τοὐμὸν ἡδονῇ κέαρ. Δηιάνειρα τί δῆτ᾽ ἂν ἄλλο γ᾽ ἐννέποις; δέδοικα γὰρ 630 μὴ πρῲ λέγοις ἂν τὸν πόθον τὸν ἐξ ἐμοῦ, πρὶν εἰδέναι τἀκεῖθεν εἰ ποθούμεθα. Χορός ὦ ναύλοχα καὶ πετραῖα θερμὰ λουτρὰ καὶ πάγους Οἴτας παραναιετάοντες, οἵ τε μέσσαν Μηλίδα πὰρ λίμναν 635

Este rozagante vestido le has de llevar como regalo de mis propias manos a aquel hombre. Pero al llevarlo ten cuenta con que ningún mortal se lo aplique al cuerpo antes que mi marido, y que no le dé luz alguna ni de sol, ni de sagrado recinto, ni de fuego del hogar, hasta que él, engalanado, solemne y esplendoroso se lo muestre a los dioses en un día de sacrificios de toros. Así lo tenía prometido; que si lo veía un día salvo en casa u oía que lo estaba, le había de revestir cual se merece con este manto, y había de presentarle ante los dioses como sacrificador nunca visto con nunca vista indumentaria. Y ahí llevas una señal que el reconocerá al punto en el cerco de este sello. Ve, pues, y ante todo cumple tu deber: el mensajero no ha de ser entrometido, y haz de manera que, juntas mi gratitud y la de él, doblen tu galardón (619). LICAS. — Sí, tan verdad como tengo en esto el mismo oficio que Hermes, que por mí no fallará tu encargo; este estuche, tal como está, lo llevaré y pondré en sus manos y añadiré la garantía de las palabras que me has dicho. DEYANIRA. — Andando, pues, y ya sabes cómo quedan las cosas por casa. LICAS. — Sí que lo sé, y le diré que todo anda bien. DEYANIRA. — Bueno, y sabes también, pues lo has visto, el recibimiento de la forastera y con qué afabilidad la he acogido. LICAS. — Cómo que el corazón me saltaba de alegría (629). DEYANIRA. — ¿Y qué más puedes decirle? Bien; me recelo que convenga le expreses mi afecto, antes de ver si es igual el que él me tiene.

Vanse: DEYANIRA a palacio; LICAS, por la

izquierda, camino de la Eubea. CORO.— ¡Oh vosotros los que moráis junto a los ardientes manantiales entre el puerto y los peñones y en los oteros del Eta; o cabe las aguas que el Malis metió en tierra, y cerca de

619 Tan sospechosa como por la narración del encuentro con Neso se nos hace ahora Deyanira por la lección de cordura y

prudencia que pone Sófocles en boca del Coro ¡unas niñas! y por el silencio que exige repentinamente dando de él una razón bien poco noble, y sobre todo por las cautelas que impone a Licas al entregarle el manto: si lo que lo ha empapado era el veneno de la hidra lernea que se recogió de la herida del flechazo, huelgan todas esas precauciones contra el sol, el fuego y el calor, pues en la aljaba y expuesto a todas las vicisitudes atmosféricas lo llevaba siempre Heracles; antes había dicho que era un filtro de amor, ahora dice que es un exvoto. 629 No esperaba Licas tanta sangre fría como aparenta tener Deyanira. De lo contrario no hubiese faltado artes a la

verdad (481, sigs.).

Page 26: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

χρυσαλακάτου τ᾽ ἀκτὰν κόρας, ἔνθ᾽ Ἑλλάνων ἀγοραὶ Πυλάτιδες κλέονται· ὁ καλλιβόας τάχ᾽ ὑμῖν 640 αὐλὸς οὐκ ἀναρσίαν ἀχῶν καναχὰν ἐπάνεισιν, ἀλλὰ θείας ἀντίλυρον μούσας. ὁ γὰρ Διὸς Ἀλκμήνας κόρος σοῦται πάσας ἀρετᾶς 645 λάφυρ᾽ ἔχων ἐπ᾽ οἴκους· ὃν ἀπόπτολιν εἴχομεν παντᾷ, δυοκαιδεκάμηνον ἀμμένουσαι χρόνον, πελάγιον, ἴδριες οὐδέν· ἁ δέ οἱ φίλα δάμαρ 650 τάλαιναν δυστάλαινα καρδίαν πάγκλαυτος αἰὲν ὤλλυτο· νῦν δ᾽ Ἄρης οἰστρηθεὶς ἐξέλυσ᾽ ἐπίπονον ἁμέραν. ἀφίκοιτ᾽ ἀφίκοιτο· μὴ σταίη 655 πολύκωπον ὄχημα ναὸς αὐτῷ, πρὶν τάνδε πρὸς πόλιν ἀνύσειε, νασιῶτιν ἑστίαν ἀμείψας, ἔνθα κλῄζεται θυτήρ· ὅθεν μόλοι πανίμερος, 660 τᾶς πειθοῦς παγχρίστῳ συγκραθεὶς ἐπὶ προφάσει φάρους. Δηιάνειρα γυναῖκες, ὡς δέδοικα μὴ περαιτέρω πεπραγμέν᾽ ᾖ μοι πάνθ᾽ ὅσ᾽ ἀρτίως ἔδρων. Χορός τί δ᾽ ἔστι, Δῃάνειρα, τέκνον Οἰνέως; 665 Δηιάνειρα οὐκ οἶδ᾽· ἀθυμῶ δ᾽, εἰ φανήσομαι τάχα κακὸν μέγ᾽ ἐκπράξασ᾽ ἀπ᾽ ἐλπίδος καλῆς. Χορός οὐ δή τι τῶν σῶν Ἡρακλεῖ δωρημάτων; Δηιάνειρα μάλιστά γ᾽, ὥστε μήποτ᾽ ἂν προθυμίαν ἄδηλον ἔργου τῳ παραινέσαι λαβεῖν. 670 Χορός δίδαξον, εἰ διδακτόν, ἐξ ὅτου φοβεῖ. Δηιάνειρα τοιοῦτον ἐκβέβηκεν οἷον, ἢν φράσω, γυναῖκες, ὑμᾶς θαῦμ᾽ ἀνέλπιστον μαθεῖν. ᾧ γὰρ τὸν ἐνδυτῆρα πέπλον ἀρτίως

las playas de Da virginal diosa de áureas saetas, teatro de las renombradas asambleas de los griegos en las Termopilas (638). La dulcísona flauta entre vosotros lanzará muy pronto, no estridentes ecos lastimeros, sino acentos cual de tiras de musas divinales; pues cubierto con los laureles de su invicto valor, viene ya para su casa el hijo de Zeus y de Alcmena. Perdido para nuestra tierra, perdido por tos mares, le hemos tenido largo tiempo sin saber de él, y esperándote hasta doce meses. Y aquí ha estado entre lágrimas ésta su querida esposa, consumiéndose con las amarguras de su amargado corazón. Ahora, por fin, Ares, enfurecido, ha puesto fin a tan trabajosa vida. ¡Que llegue, que llegue ya!; no se le detenga la multirremera nave hasta arribar a esta ciudad, dejando el isleño altar donde cuenta la fama está sacrificando. Vuelva de allí encendido en amor, derretido al empaparse en el hechicero conjuro, a nombre todo del centauro (662).

Vuelve DEYANIRA. DEYANIRA. — ¡Ay, hijas, cómo me temo que se me ha ido la mano en todo lo que he hecho hace un momento. CORIFEO. — ¿Qué pasa, Deyanira, hija de Eneo? DEYANIRA. — No lo sé; pero me aterra, pensar que se me va a tener muy pronto por culpable de un crimen nefando, con la mejor intención (665). CORIFEO. — ¿No será lo de los regalos enviados a Heracles? DEYANIRA. — Precisamente; tanto, que a nadie aconsejaré jamás que se arroje a aventuras de resultado incierto. CORIFEO. — Dinos, si decir se puede, qué es lo que así te turba. DEYANIRA. — Tal es lo que ¡ha pasado, que si os lo cuento, niñas, os pasmará escuchar cosa tan inesperada. Aquel blanco mechón de

638 «Las aguas Termales en las Termópilas se hallan situadas entre el golfo de Malia, al N. (Ναύλοχοι), y las cuestas del

Eta, al Sur (πετρσία) junto a ellas había un altar de Heracles para cuyo uso se dice que Atenea las había hecho brotar» (Jebb). 662 Las niñas del Coro nada adivinan de lo que aquí está pasando, y piden jubilosas en su inocuo canto que llegue

enhorabuena el ausente esposo. El llegará, y con él la tremenda catástrofe, que el contraste con este mismo cántico contribuirá a poner más de relieve ante el espectador. El último párrafo está empapado en una inconsciente y cruel ironía. 665 Si ello es verdad, ¿cómo no envía a alguien que lleve la contraorden a Licas y le detenga en su camino?; o, si es ya

tarde, ¿cómo no lamentarlo, mencionando siquiera tal pensamiento?

Page 27: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

ἔχριον, ἀργὴς οἰὸς εὐέρου πόκος, 675 τοῦτ᾽ ἠφάνισται διάβορον πρὸς οὐδενὸς τῶν ἔνδον, ἀλλ᾽ ἐδεστὸν ἐξ αὑτοῦ φθίνει, καὶ ψῇ κατ᾽ ἄκρας σπιλάδος· ὡς δ᾽ εἰδῇς ἅπαν, ᾗ τοῦτ᾽ ἐπράχθη, μείζον᾽ ἐκτενῶ λόγον. ἐγὼ γὰρ ὧν ὁ θήρ με Κένταυρος, πονῶν 680 πλευρὰν πικρᾷ γλωχῖνι, προυδιδάξατο παρῆκα θεσμῶν οὐδέν, ἀλλ᾽ ἐσῳζόμην χαλκῆς ὅπως δύσνιπτον ἐκ δέλτου γραφήν. καί μοι τάδ᾽ ἦν πρόῤῥητα καὶ τοιαῦτ᾽ ἔδρων· τὸ φάρμακον τοῦτ᾽ ἄπυρον ἀκτῖνός τ᾽ ἀεὶ 685 θερμῆς ἄθικτον ἐν μυχοῖς σῴζειν ἐμέ, ἕως νιν ἀρτίχριστον ἁρμόσαιμί που. κἄδρων τοιαῦτα. νῦν δ᾽, ὅτ᾽ ἦν ἐργαστέον, ἔχρισα μὲν κατ᾽ οἶκον ἐν δόμοις κρυφῇ μαλλῷ, σπάσασα κτησίου βοτοῦ λάχνην, 690 κἄθηκα συμπτύξασ᾽ ἀλαμπὲς ἡλίου κοίλῳ ζυγάστρῳ δῶρον, ὥσπερ εἴδετε. εἴσω δ᾽ ἀποστείχουσα δέρκομαι φάτιν ἄφραστον, ἀξύμβλητον ἀνθρώπῳ μαθεῖν. τὸ γὰρ κάταγμα τυγχάνω ῥίψασά πως 695 τῆς οἰός, ᾧ προύχριον, ἐς μέσην φλόγα, ἀκτῖν᾽ ἐς ἡλιῶτιν· ὡς δ᾽ ἐθάλπετο, ῥεῖ πᾶν ἄδηλον καὶ κατέψηκται χθονί, μορφῇ μάλιστ᾽ εἰκαστὸν ὥστε πρίονος ἐκβρώματ᾽ ἂν βλέψειας ἐν τομῇ ξύλου. 700 τοιόνδε κεῖται προπετές· ἐκ δὲ γῆς, ὅθεν προύκειτ᾽, ἀναζέουσι θρομβώδεις ἀφροί, γλαυκῆς ὀπώρας ὥστε πίονος ποτοῦ χυθέντος εἰς γῆν Βακχίας ἀπ᾽ ἀμπέλου. ὥστ᾽ οὐκ ἔχω τάλαινα ποῖ γνώμης πέσω· 705 ὁρῶ δέ μ᾽ ἔργον δεινὸν ἐξειργασμένην. πόθεν γὰρ ἄν ποτ᾽, ἀντὶ τοῦ θνῄσκων ὁ θὴρ ἐμοὶ παρέσχ᾽ εὔνοιαν, ἧς ἔθνῃσχ᾽ ὕπερ; οὐκ ἔστιν, ἀλλὰ τὸν βαλόντ᾽ ἀποφθίσαι χρῄζων ἔθελγέ μ᾽· ὧν ἐγὼ μεθύστερον, 710 ὅτ᾽ οὐκέτ᾽ ἀρκεῖ, τὴν μάθησιν ἄρνυμαι. μόνη γὰρ αὐτόν, εἴ τι μὴ ψευσθήσομαι

velluda oveja con que he teñido hace poco el suntuoso manto, aquél, digo, ha desaparecido, y no consumido por cosa alguna de casa, sino devorado y disipado por sí mismo, y desmenuzado sobre una losa; y para que lo entiendas todo como ello sucedió, voy a alargar un tanto mi relato (679). Yo, de cuantas prescripciones me dio la fiera aquella, el centauro, cuando le estaba matando la acerba flecha clavada en el costado, no olvidé ni una sola, todas las guardé en mi memoria, como inscripción imborrable grabada en placa de bronce. Esto es lo que me mandó y esto es lo que he hecho, guardar aquel veneno lejos de todo fuego, y apartado de toda luz y de todo calor, en lugar secreto hasta el momento de aplicárselo recién ungido a alguno. Exactamente lo que yo acabo de hacer. Pues bien, cuando ha llegado la hora de hacerlo, hoy en palacio, en mi aposento, a escondidas, tomando una vedija de una res de nuestro rebaño, he empapado mi regalo y lo he doblado, y sin darle un momento el sol, lo he colocado en cóncavo estuche, como lo habéis visto. Vuelvo luego a entrar y... veo un prodigio inexplicable, incomprensible para todo mortal: había yo por casualidad echado el copo de lana que para la unción me había servido al sol, adonde reverberaban sus rayos. Vase calentando y vase esfumando y desapareciendo, y en el suelo se hace polvo, muy semejante en un todo al serrín que se ve formarse al aserrar madera. Así está allí, como quedó; y en el suelo donde cayó hierven burbujas de espuma, como cuando cae en tierra jugoso mosto de negro zumo sacado de la báquica vid. Así es que no sé adónde volverme, triste y desconcertada. Ahora veo que es horrible lo que he hecho. Porque, ¿por dónde y por gracia de· qué había aquella fiera de mostradme su amor, estando muriendo, a mí, de quien le venía la muerte? No hay tal, no; era un embeleco y pretendía acabar con el que le había herido. Y yo lo vengo a entender (710) a estas horas, cuando ya no tiene

679 ¿En los dramas sofocleos es típica esta morosidad de las narraciones mentirosas; así en este mismo drama la de Licas

(248-290), y en Electra la del Pedagogo (Electra 680-763). 710 Continúan las antinomias: en tantas infidelidades de tantos años, jamás se le ha ocurrido usar ese filtro de amor que

tan a mano tenía, para ganarse d corazón del marido infiel; y al ir a usarlo por fin, ni siquiera le ha venido a las mientes el

Page 28: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

γνώμης, ἐγὼ δύστηνος ἐξαποφθερῶ· τὸν γὰρ βαλόντ᾽ ἄτρακτον οἶδα καὶ θεὸν Χείρωνα πημήναντα, χὦνπερ ἂν θίγῃ, 715 φθείρει τὰ πάντα κνώδαλ᾽· ἐκ δὲ τοῦδ᾽ ὅδε σφαγῶν διελθὼν ἰὸς αἵματος μέλας πῶς οὐκ ὀλεῖ καὶ τόνδε; δόξῃ γοῦν ἐμῇ. καίτοι δέδοκται, κεῖνος εἰ σφαλήσεται, ταύτῃ σὺν ὁρμῇ κἀμὲ συνθανεῖν ἅμα· 720 ζῆν γὰρ κακῶς κλύουσαν οὐκ ἀνασχετόν, ἥτις προτιμᾷ μὴ κακὴ πεφυκέναι. Χορός ταρβεῖν μὲν ἔργα δείν᾽ ἀναγκαίως ἔχει, τὴν δ᾽ ἐλπίδ᾽ οὐ χρὴ τῆς τύχης κρίνειν πάρος. Δηιάνειρα οὐκ ἔστιν ἐν τοῖς μὴ καλοῖς βουλεύμασιν 725 οὐδ᾽ ἐλπίς, ἥτις καὶ θράσος τι προξενεῖ. Χορός ἀλλ᾽ ἀμφὶ τοῖς σφαλεῖσι μὴ ᾽ξ ἑκουσίας ὀργὴ πέπειρα, τῆς σε τυγχάνειν πρέπει. Δηιάνειρα τοιαῦτα δ᾽ ἂν λέξειεν οὐχ ὁ τοῦ κακοῦ κοινωνός, ἀλλ᾽ ᾧ μηδέν ἐστ᾽ οἴκοι βαρύ. 730 Χορός σιγᾶν ἂν ἁρμόζοι σε τὸν πλείω λόγον, εἰ μή τι λέξεις παιδὶ τῷ σαυτῆς· ἐπεὶ πάρεστι, μαστὴρ πατρὸς ὃς πρὶν ᾤχετο. Ὕλλος ὦ μῆτερ, ὡς ἂν ἐκ τριῶν σ᾽ ἓν εἱλόμην, ἢ μηκέτ᾽ εἶναι ζῶσαν, ἢ σεσωσμένην 735 ἄλλου κεκλῆσθαι μητέρ᾽, ἢ λῴους φρένας τῶν νῦν παρουσῶν τῶνδ᾽ ἀμείψασθαί ποθεν. Δηιάνειρα τί δ᾽ ἐστίν, ὦ παῖ, πρός γ᾽ ἐμοῦ στυγούμενον; Ὕλλος τὸν ἄνδρα τὸν σὸν ἴσθι, τὸν δ᾽ ἐμὸν λέγω

remedio. Yo, yo misma, malhadada, si no es que mis cálculos fallan, voy a ser quien le mate. Pues yo sé que aquel dardo que le hizo la herida dejó maltrecho a Quirón, aun siendo un dios, y mata a cuantos vivientes llega a tocar, y ¿no va a matar también a aquél esa misma negra sangre envenenada, recogida de la herida de éste? No puedo dudarlo. Pues lo tengo resuelto si éste falla (720), yo también muero juntamente y del mismo golpe. A mujer que se precia de no ser del todo mala, le es imposible la vida quedando difamada (722). CORIFEO. — Ciertamente, son para temer tan espantables cosas; pero no es justo renunciar a la esperanza hasta que hablen los hechos. DEYANIRA. — Cuando los consejos han sido criminales, no hay tal esperanza que consienta un punto de consuelo. CORIFEO. — Pero contra quienes faltan involuntariamente, los enojos son blandos; tales te mereces tú. DEYANIRA. — Lenguaje es ése, no de quien tiene el mal encima, sino del que en su casa está libre de pesadumbres. CORIFEO. — Convendrá no decir más palabras, si no es para hablar a tu propio hijo; ahí está él, que fue a preguntar por el padre (733).

Llega HILO apresuradamente.

HILO (734). — ¡Ah, madre! ¡Cuánto diera por una de estas tres cosas: o que estuvieras ya muerta; o que, viva, no te llamases madre mía; o que cambiases por otro mejor ese corazón que tienes. DEYANIRA. — ¿Qué ha habido, hijo, al menos de mi parte, para tanto enojo? HILO. — A tu marido, sábelo de una vez, a

que podría actuar como veneno, eso que a sus mismos ojos causó la muerte a Neso, y antaño mató al centauro Quirón y mata a cuantos toca, según ella misma lo reconoce. 720 No es sólo inconsciente y de ironía teatral sofoclea la verdad que contiene todo este pasaje; lo que aquí dice lo tiene

planeado y lo ejecutará, en efecto, Deyanira. 722 El poeta nos va dando la impresión de la terrible catástrofe por círculos concéntricos cada vez más amplios: ahora la

columbra Deyanira, luego nos la relata Hilo, después y cuando aún dura esta impresión conservada por un canto del Coro nos la describe el mismo Heracles, y, por fin, la contemplamos con nuestros propios ojos cuando éste se descubre ante todos en el teatro. 733 ¿Por dónde sabe el Coro que Hilo había ido en busca de su padre? ¿Se había hallado presente durante el prólogo ó al

fin de él? Parece excluirlo el lenguaje de Deyanira (141-477). 734 Desde el verso 93, Hilo ha ido hasta Eubea, ha asistido allí al sacrificio de su padre y ha vuelto ya a Traquina; se ve

que Sófocles no se preocupa tanto como los neoclasicistas suponían, de la llamada unidad de tiempo, de las veinticuatro horas.

Page 29: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

πατέρα, κατακτείνασα τῇδ᾽ ἐν ἡμέρᾳ. 740 Δηιάνειρα οἴμοι, τιν᾽ ἐξήνεγκας, ὦ τέκνον, λόγον; Ὕλλος ὃν οὐχ οἷόν τε μὴ οὐ τελεσθῆναι· τὸ γὰρ φανθὲν τίς ἂν δύναιτ᾽ ἂν ἀγένητον ποεῖν; Δηιάνειρα πῶς εἶπας, ὦ παῖ; τοῦ παρ᾽ ἀνθρώπων μαθὼν ἄζηλον οὕτως ἔργον εἰργάσθαι με φής; 745 Ὕλλος αὐτὸς βαρεῖαν ξυμφορὰν ἐν ὄμμασιν πατρὸς δεδορκὼς κοὐ κατὰ γλῶσσαν κλύων. Δηιάνειρα ποῦ δ᾽ ἐμπελάζεις τἀνδρὶ καὶ παρίστασαι; Ὕλλος εἰ χρὴ μαθεῖν σε, πάντα δὴ φωνεῖν χρεών. ὅθ᾽ εἷρπε κλεινὴν Εὐρύτου πέρσας πόλιν, 750 νίκης ἄγων τροπαῖα κἀκροθίνια, ἀκτή τις ἀμφίκλυστος Εὐβοίας ἄκρον Κήναιόν ἐστιν, ἔνθα πατρῴῳ Διὶ βωμοὺς ὁρίζει τεμενίαν τε φυλλάδα· οὗ νιν τὰ πρῶτ᾽ ἐσεῖδον ἄσμενος πόθῳ. 755 μέλλοντι δ᾽ αὐτῷ πολυθύτους τεύχειν σφαγὰς κῆρυξ ἀπ᾽ οἴκων ἵκετ᾽ οἰκεῖος Λίχας, τὸ σὸν φέρων δώρημα, θανάσιμον πέπλον· ὃν κεῖνος ἐνδύς, ὡς σὺ προυξεφίεσο, ταυροκτονεῖ μὲν δώδεκ᾽ ἐντελεῖς ἔχων 760 λείας ἀπαρχὴν βοῦς· ἀτὰρ τὰ πάνθ᾽ ὁμοῦ ἑκατὸν προσῆγε συμμιγῆ βοσκήματα. καὶ πρῶτα μὲν δείλαιος ἵλεῳ φρενί, κόσμῳ τε χαίρων καὶ στολῇ, κατηύχετο· ὅπως δὲ σεμνῶν ὀργίων ἐδαίετο 765 φλὸξ αἱματηρὰ κἀπὸ πιείρας δρυός, ἱδρὼς ἀνῄει χρωτί, καὶ προσπτύσσεται πλευραῖσιν ἀρτίκολλος, ὥστε τέκτονος, χιτὼν ἅπαν κατ᾽ ἄρθρον· ἦλθε δ᾽ ὀστέων ἀδαγμὸς ἀντίσπαστος· εἶτα φοινίας 770 ἐχθρᾶς ἐχίδνης ἰὸς ὣς ἐδαίνυτο. ἐνταῦθα δὴ ᾽βόησε τὸν δυσδαίμονα Λίχαν, τὸν οὐδὲν αἴτιον τοῦ σοῦ κακοῦ, ποίαις ἐνέγκοι τόνδε μηχαναῖς πέπλον· ὁ δ᾽ οὐδὲν εἰδὼς δύσμορος τὸ σὸν μόνης 775 δώρημ᾽ ἔλεξεν, ὥσπερ ἦν ἐσταλμένον.

mi padre, digo, lo has matado en este día. DEYANIRA. — ¡Ay de mí! ¿Qué noticias me traes, hijo? HILO. — Noticia que no puede ser ya sino triste realidad; lo que es un hecho, ¿quién podrá ya hacer que no lo sea? DEYANIRA. — ¿Qué has dicho, hijo? ¿Quién te ha informado para que me imputes crimen tan horrendo? HILO. — Yo mismo he visto la triste realidad de mi padre con mis propios ojos; no es que haya oído contarla. DEYANIRA. — ¿Adonde le has ido a buscar y le has encontrado? HILO. — Si tú tienes que saberlo, ¡habrá que contarlo todo. Cuando saqueada la famosa ciudad de Eurito se venía, trayendo los trofeos de la victoria y las primicias de los despojos... Bien, bañado por el mar hay un escarpado peñón en Eubea, el promontorio Ceneo; allí estaba, consagrando un altar y un tupido bosque al Zeus de sus padres, y allí fue donde, jubiloso, tuve la satisfacción de encontrarle. Iba ya él a sacrificar una gran cantidad de víctimas, cuando llega de casa tu propio mensajero, Licas, llevándole tu regalo, el funesto manto. Vísteselo él, como tú se lo pedías, e inmola como primicias de su botín doce toros, inmejorables; ciento eran en conjunto las reses que llevó al altar, de todas clases. Y al principio el desventurado, sí, fue haciendo su ceremonia con placidez de espíritu, orgulloso con su esplendente orna-mento. Pero así que la llama roja en sangre prendió en toda la sagrada ofrenda y en la resinosa leña, rompe a sudar en todo el cuerpo, y el manto todo se le va ajustando bien pegado a los costados y miembro tras miembro como por mano de un artífice; sobreviénele entonces un dolor de huesos que se los descoyunta, y comienza a devorarle aquel veneno, cual si fuera de una víbora cruel, mortal. Dio bramidos contra el desdichado Licas, que nada tenía que ver con tu crimen, por la alevosía con que le había traído aquella vestidura (774). Este, que nada sabía, infeliz, dice que no era sino un regalo tuyo, tal como se lo habías

774 Ya Deyanira ha presentado ante los dioses a su marido «como sacrificador nunca visto con nunca vista

indumentaria», según lo tenía decidido hacer (v. 613).

Page 30: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

κἀκεῖνος ὡς ἤκουσε καὶ διώδυνος σπαραγμὸς αὐτοῦ πλευμόνων ἀνθήψατο, μάρψας ποδός νιν, ἄρθρον ᾗ λυγίζεται, ῥιπτεῖ πρὸς ἀμφίκλυστον ἐκ πόντου πέτραν· 780 κόμης δὲ λευκὸν μυελὸν ἐκραίνει, μέσου κρατὸς διασπαρέντος αἵματός θ᾽ ὁμοῦ. ἅπας δ᾽ ἀνηυφήμησεν οἰμωγῇ λεώς, τοῦ μὲν νοσοῦντος, τοῦ δὲ διαπεπραγμένου· κοὐδεὶς ἐτόλμα τἀνδρὸς ἀντίον μολεῖν. 785 ἐσπᾶτο γὰρ πέδονδε καὶ μετάρσιος, βοῶν, ἰύζων· ἀμφὶ δ᾽ ἐκτύπουν πέτραι, Λοκρῶν τ᾽ ὄρειοι πρῶνες Εὐβοίας τ᾽ ἄκραι. ἐπεὶ δ᾽ ἀπεῖπε, πολλὰ μὲν τάλας χθονὶ ῥίπτων ἑαυτόν, πολλὰ δ᾽ οἰμωγῇ βοῶν, 790 τὸ δυσπάρευνον λέκτρον ἐνδατούμενος σοῦ τῆς ταλαίνης, καὶ τὸν Οἰνέως γάμον οἷον κατακτήσαιτο λυμαντὴν βίου, τότ᾽ ἐκ προσέδρου λιγνύος διάστροφον ὀφθαλμὸν ἄρας εἶδέ μ᾽ ἐν πολλῷ στρατῷ 795 δακρυῤῥοοῦντα, καί με προσβλέψας καλεῖ· ὦ παῖ, πρόσελθε, μὴ φύγῃς τοὐμὸν κακόν, μηδ᾽ εἴ σε χρὴ θανόντι συνθανεῖν ἐμοί· ἀλλ᾽ ἆρον ἔξω, καὶ μάλιστα μέν με θὲς ἐνταῦθ᾽ ὅπου με μή τις ὄψεται βροτῶν· 800 εἰ δ᾽ οἶκτον ἴσχεις, ἀλλά μ᾽ ἔκ γε τῆσδε γῆς πόρθμευσον ὡς τάχιστα, μηδ᾽ αὐτοῦ θάνω. τοσαῦτ᾽ ἐπισκήψαντος, ἐν μέσῳ σκάφει θέντες σφε πρὸς γῆν τήνδ᾽ ἐκέλσαμεν μόλις βρυχώμενον σπασμοῖσι· καί νιν αὐτίκα 805 ἢ ζῶντ᾽ ἐσόψεσθ᾽ ἢ τεθνηκότ᾽ ἀρτίως. τοιαῦτα, μῆτερ, πατρὶ βουλεύσασ᾽ ἐμῷ καὶ δρῶσ᾽ ἐλήφθης, ὧν σε ποίνιμος Δίκη τίσαιτ᾽ Ἐρινύς τ᾽. εἰ θέμις δ᾽, ἐπεύχομαι· θέμις δ᾽, ἐπεί μοι τὴν θέμιν σὺ προύβαλες, 810 πάντων ἄριστον ἄνδρα τῶν ἐπὶ χθονὶ κτείνασ᾽, ὁποῖον ἄλλον οὐκ ὄψει ποτέ.

dado tú. El padre así que lo oyó y sintió una convulsión desgarradora en todo su pecho, le coge por el pie, por donde juega el tobillo, y le arroja contra un peñón que, cercado del agua, se alza en el mar (780); hace saltar blancos los sesos entre la cabellera, esparcido el cráneo en pedazos y bañado en sangre. El pueblo en masa dio un grito de espanto, viendo al uno furioso y al otro destrozado. Y nadie se atrevía a acercarse al hombre, porque ya se tiraba a tierra, ya saltaba a lo alto, dando gritos, dando bramidos. Y repetían sus ecos los peñones, y las altas crestas de la Lócrida, y aun los cabos de la Eubea. Y cuando ya paró de tanto tirarse a tierra y tanto dar alaridos y maldecir sus funestas bodas contigo, malhadada, contratadas con tu padre Eneo, con las que comprara la ruina de su vida, entonces, alzando sus revueltos ojos por encima de la humareda que le envolvía, me vio a mí en medio de la muchedumbre llorando, y clavándome los ojos me grita: «Hijo, acércate, no me abandones en mi desgracia, aun cuando hayas de morir con tu padre, que muere; levántame y sácame, y, sobre todo, ponme donde no me vea mortal alguno; o si me tienes compasión, a lo menos sácame cuanto antes de esta tierra para que no muera en ella» (802). Esto pidió, y nosotros, tendido en medio de una lancha, le hemos traído a esta tierra à duras penas, y entre alaridos y convulsiones, y pronto le vais a ver aquí, o vivo o acabado de morir. Convicta quedas, madre, de haber urdido y ejecutado tamaño crimen contra mi padre. ¡La vengadora justicia y las furias todas te lo cobren! Sí, si es lícito, lo pido; sí que es lícito, pues tú has saltado por encima de todo lo lícito, matando al hombre más noble de la tierra, y cual no lo has de ver en tu vida (812).

780 «Allí están también las tres islas llamadas Lícadas, tomado este nombre de Licas» ESTRABÓN 9, página 426.

802 (802) Con toda intención pone el poeta como últimas palabras de Heracles el deseo de que le lleven vivo aún a

Traquina; esto era capital para las deliberaciones de Deyanira. De la misma manera, en el v. 901, contará la Nodriza que resolvió perderse Deyanira, cuando vio al hijo que iba a

recibir a su padre como a vivo, con una camilla blanda y mullida. 812

Hilo atribuye toda la desgracia de su padre a la malintencionada perfidia de Deyanira. Sófocles se lo ha hecho decir explícitamente al llegar (734-739), y se lo hace repetir con mayor énfasis, según es su costumbre (v. Edipo en Colono 13404345), al final de su furioso discurso. La protagonista, acabando de oírte, se retira de la escena con un silencio preñado de misterio, para no volver jamás.

Page 31: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Χορός τί σῖγ᾽ ἀφέρπεις; οὐ κάτοισθ᾽ ὁθούνεκα ξυνηγορεῖς σιγῶσα τῷ κατηγόρῳ; Ὕλλος ἐᾶτ᾽ ἀφέρπειν· οὖρος ὀφθαλμῶν ἐμῶν 815 αὐτῇ γένοιτ᾽ ἄπωθεν ἑρπούσῃ καλός. ὄγκον γὰρ ἄλλως ὀνόματος τί δεῖ τρέφειν μητρῷον, ἥτις μηδὲν ὡς τεκοῦσα δρᾷ; ἀλλ᾽ ἑρπέτω χαίρουσα· τὴν δὲ τέρψιν ἣν τὠμῷ δίδωσι πατρί, τήνδ᾽ αὐτὴ λάβοι. 820 Χορός ἴδ᾽ οἷον, ὦ παῖδες, προσέμιξεν ἄφαρ τοὔπος τὸ θεοπρόπον ἡμῖν τᾶς παλαιφάτου προνοίας, ὅ τ᾽ ἔλακεν, ὁπότε τελεόμηνος ἐκφέροι δωδέκατος ἄροτος, ἀναδοχὰν τελεῖν πόνων 825 τῷ Διὸς αὐτόπαιδι· καὶ τάδ᾽ ὀρθῶς ἔμπεδα κατουρίζει. πῶς γὰρ ἂν ὁ μὴ λεύσσων ἔτι ποτ᾽ ἔτ᾽ ἐπίπονον πόνων ἔχοι θανὼν λατρείαν; 830 εἰ γάρ σφε Κενταύρου φονίᾳ νεφέλᾳ χρίει δολοποιὸς ἀνάγκα πλευρά, προστακέντος ἰοῦ, ὃν τέκετο θάνατος, ἔτρεφε δ᾽ αἰόλος δράκων, πῶς ὅδ᾽ ἂν ἀέλιον ἕτερον ἢ τανῦν ἴδοι, 835 δεινοτάτῳ μὲν ὕδρας προστετακὼς φάσματι; μελαγχαίτα δ᾽ ἄμμιγά νιν αἰκίζει Νέσσου ὑποφόνια δολιόμυθα κέντρ᾽ ἐπιζέσαντα. 840 ὧν ἅδ᾽ ἁ τλάμων ἄοκνος μεγάλαν προορῶσα δόμοισι βλάβαν νέων ἀΐσσουσαν γάμων τὰ μὲν αὐτὰ προσέβαλε, τὰ δ᾽ ἀπ᾽ ἀλλόθρου γνώμας μολόντ᾽ ὀλεθρίαισι συναλλαγαῖς 845 ἦ που ὀλοὰ στένει, ἦ που ἀδινῶν χλωρὰν τέγγει δακρύων ἄχναν. ἁ δ᾽ ἐρχομένα μοῖρα προφαίνει δολίαν 850 καὶ μεγάλαν ἄταν. ἔῤῥωγεν παγὰ δακρύων· κέχυται νόσος, ὦ πόποι, οἷον ἀναρσίων οὔπω Ἡρακλέους ἀγακλειτὸν ἐπέμολε πάθος οἰκτίσαι. ἰὼ κελαινὰ λόγχα προμάχου δορός, 855

Vase DEYANIRA a palacio en un silencio

misterioso.

CORIFEO. — ¿Por qué te vas sin contestar palabra? ¿No ves que callar ahora es confirmar las acusaciones? (814). HILO. — Dejadla que se vaya. ¡Mil vientos la lleven en su viaje muy lejos de mi presencia! ¿Por qué ha de gozar sin derecho del respeto y nombre de madre, la que nada tiene de madre en su conducta? Váyase noramala, y que a ella le vengan las delicias que a mi padre ha proporcionado.

Vase HILO. CORO.— Mirad, compañeras, por dónde se nos ha venido a cumplir la voz dictada por tos dioses en la profecía de antaño, que anun-ciaba que cuando resbalasen los meses hasta llenar los doce años, entonces le llegaría él término de los trabajos al hijo de Zeus. Ya va ello en línea recta bogando hacia su -fin. Pues et que ya no vive, ¿cómo va a estar ya bajo la servidumbre trabajosa de tanto trabajo? Y si en nube de muerte le ha envuelto y empapado sus costados el inevitable ardid del traidor centauro, si se le ha inyectado el veneno, veneno que engendró la muerte, y crió centelleante dragón, ¿cómo va a lograr ver un día más que el presente, estando aprisionado por el espantable monstruo de la hidra, y si le desgarran ardiendo en sus carnes los aguijones de fuego candentes, preparados por los dolos de Neso el de la negra crin? Nada de esto preveía la infortunada, y al ver entrar en su casa la funesta calamidad de las nuevas bodas, ella no lo entendía, pero tos efectos de un funesto consejo dado en una malhadada entrevista, ésos son los que llora desesperada, ésos los que riega con el tierno rocío de incesantes lágrimas. El golpe del hado que se avecina prenuncia espantosa calamidad hija del doto. Rompieron las fuentes de las lágrimas; una calamidad le ha caído, ¡ay de mí!, cual nin-

814

En este trágico momento del drama viene a violar el pavoroso silencio la voz de las niñas traquinias (la voz de] dramaturgo, más bien) para acentuar que tal silencio es una plana confesión de los crímenes que le imputa el hijo, y así se lo dice a Deyanira: «por qué te vas sin pronunciar palabra? ¿No ves que callar ahora es confirmar las acusaciones?» Frase que sería un intempestivo despropósito, en ante no menos que en educación, si Sófocles tuviera de la protagonista el alto concepto que los intérpretes le quieren atribuir. No podría encontrarse frase más adecuada para rebajar a la esposa de Heracles y ofender al público tan amante de esa señora. Recuérdese cómo en Edipo Rey (1072), y dos veces en Antigona (al irse Hemón, 1060 y al retirarse la reina Eurídice, 1244), usa esa misma táctica de poner en boca del Coro la verdadera interpretación de los hechos. V. Sófocles, Invest. 194-195.

Page 32: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

ἃ τότε θοὰν νύμφαν ἄγαγες ἀπ᾽ αἰπεινᾶς τάνδ᾽ Οἰχαλίας αἰχμᾷ· ἁ δ᾽ ἀμφίπολος Κύπρις ἄναυδος φανερὰ 860 τῶνδ᾽ ἐφάνη πράκτωρ. Ἡμιχόριον 1 πότερον ἐγὼ μάταιος, ἢ κλύω τινὸς οἴκτου δι᾽ οἴκων ἀρτίως ὁρμωμένου; τί φημι; 865 Ἡμιχόριον 2 ἠχεῖ τις οὐκ ἄσημον, ἀλλὰ δυστυχῆ κωκυτὸν εἴσω, καί τι καινίζει στέγη. Ἡμιχόριον ξύνες δὲ τήνδ᾽ ὡς κατηφὴς καὶ συνωφρυωμένη χωρεῖ πρὸς ἡμᾶς γραῖα σημανοῦσά τι. 870 Τροφός ὦ παῖδες, ὡς ἄρ᾽ ἡμὶν οὐ σμικρῶν κακῶν ἦρξεν τὸ δῶρον Ἡρακλεῖ τὸ πόμπιμον. Χορός τί δ᾽, ὦ γεραιά, καινοποιηθὲν λέγεις; Τροφός βέβηκε Δῃάνειρα τὴν πανυστάτην ὁδῶν ἁπασῶν ἐξ ἀκινήτου ποδός. 875 Χορός οὐ δή ποθ᾽ ὡς θανοῦσα; Τροφός --πάντ᾽ ἀκήκοας. Χορός τέθνηκεν ἡ τάλαινα; Τροφός --δεύτερον κλύεις. Χορός τάλαιν᾽ ὀλεθρία· τίνι τρόπῳ θανεῖν σφε φής; Τροφός σχετλιώτατά γε πρὸς πρᾶξιν. Χορός --εἰπὲ τῷ μόρῳ, γύναι, ξυντρέχει. 880 Τροφός αὑτὴν διηΐστωσε. Χορός --τίς θυμὸς ἢ τίνες νόσοι τάνδ᾽ αἰχμᾷ βέλεος κακοῦ ξυνεῖλε; πως ἐμήσατο

guno de los famosos trabajos que los enemi-gos echaron sobre Heracles. ¡Oh negro acero de conquistadora lanza! Tú con tu punta nos has traído a esta doncella desde la escarpada Ecalia. Pero es claro que quien lo ha manejado todo es la Cipria (Afrodita) silenciosa ejecutora de sus trazas (861). SEMICORO PRIMERO. — ¿Es ilusión, mía, o estoy oyendo extenderse por la casa la voz de un lamento? ¿Qué será esto? SEMICORO SEGUNDO. — Bien claros son los sonidos, alaridos de tristeza llenan la casa; alguna novedad hay dentro. CORIFEO. — Mira, allí viene, triste y ceñudo el rostro, a contarnos algo esa anciana.

Llega la vieja NODRIZA. NODRIZA. — ¡Ay, hijas! ¡Qué males y cuán atroces los que nos ha traído el regalo enviado a Heracles! CORIFEO. — ¡Qué novedad es, mujer, la que nos anuncias? NODRIZA. — Ya se ha ido Deyanira por el último de todos los caminos y sin mover los pies. CORIFEO. — No será que ha muerto. NODRIZA. — Ya lo has oído todo. CORIFEO. — ¿Ha muerto la desventurada? NODRIZA. — Segunda vez que lo oyes. CORO. — Desdichada, se acabó... ¿De qué manera murió, di? NODRIZA. — De la más triste que se puede. CORO. — Di, mujer, ¿qué es lo que le ha dado? NODRIZA. — A sus propias manos ha muerto. CORO. — ¿Qué furia, qué desesperación ha movido el arma que la ha arrebatado? ¿Cómo lo ha hecho para añadir por sí misma esta

861

Mucho es sin duda lo que, para la estructura del drama, contaba Sófocles con la inconsciencia y candidez de este Coro de jóvenes de Traquina. A pesar de cuanto acaba de ver y oír, nada adivina de las malas artes de Deyanira; no celebra sino la sorpresa de ver cumplidos dos oráculos de una manera tan inesperada y curiosa como la muerte próxima de Heracles, que describe en sus augurios con vivas pinceladas, aunque, eso sí, atribuyéndolo todo, aquí como en los demás pasajes, a la mano de la diosa que más les preocupa a aquellas muchachas, a Afrodita. Llama la atención el que Sófocles haya supuesto en el verso 824 al Coro enterado de este antiguo vaticinio con datos que no ha podido deducir del drama (δωδέκατος ἄροτος).

Page 33: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

πρὸς θανάτῳ θάνατον ἀνύσασα μόνα; 885 Τροφός στονόεντος ἐν τομᾷ σιδάρου. Χορός ἐπεῖδες, ὦ ματαία, τάνδε τὴν ὕβριν; Τροφός ἐπεῖδον, ὡς δὴ πλησία παραστάτις. Χορός τίς ἦν; πῶς; φέρ᾽ εἰπέ. 890 Τροφός αὐτὴ πρὸς αὑτῆς χειροποιεῖται τάδε. Χορός τί φωνεῖς; Τροφός --σαφηνῆ. Χορός ἔτεκεν ἔτεκε δὴ μεγάλαν ἁ νέορτος ἅδε νύμφα δόμοισι τοῖσδ᾽ ἐρινύν. 895 Τροφός ἄγαν γε· μᾶλλον δ᾽, εἰ παροῦσα πλησία ἔλευσσες οἷ᾽ ἔδρασε, κάρτ᾽ ἂν ᾤκτισας. Χορός καὶ ταῦτ᾽ ἔτλη τις χεὶρ γυναικεία κτίσαι; Τροφός δεινῶς γε· πεύσει δ᾽, ὥστε μαρτυρεῖν ἐμοί. ἐπεὶ γὰρ ἦλθε δωμάτων εἴσω μόνη 900 καὶ παῖδ᾽ ἐν αὐλαῖς εἶδε κοῖλα δέμνια στορνύνθ᾽, ὅπως ἄψοῤῥον ἀντῴη πατρί, κρύψασ᾽ ἑαυτὴν ἔνθα μή τις εἰσίδοι, βρυχᾶτο μὲν βωμοῖσι προσπίπτουσ᾽ ὅτι γένοιντ᾽ ἔρημοι, ᾽κλαιε δ᾽ ὀργάνων ὅτου 905 ψαύσειεν οἷς ἐχρῆτο δειλαία πάρος· ἄλλῃ δὲ κἄλλῃ δωμάτων στρωφωμένη, εἴ του φίλων βλέψειεν οἰκετῶν δέμας, ἔκλαιεν ἡ δύστηνος εἰσορωμένη, αὐτὴ τὸν αὑτῆς δαίμον᾽ ἀνακαλουμένη 910 καὶ τὰς ἄπαιδας ἐς τὸ λοιπὸν οὐσίας. ἐπεὶ δὲ τῶνδ᾽ ἔληξεν, ἐξαίφνης σφ᾽ ὁρῶ τὸν Ἡράκλειον θάλαμον εἰσορμωμένην. κἀγὼ λαθραῖον ὄμμ᾽ ἐπεσκιασμένη φρούρουν· ὁρῶ δὲ τὴν γυναῖκα δεμνίοις 915 τοῖς Ἡρακλείοις στρωτὰ βάλλουσαν φάρη. ὅπως δ᾽ ἐτέλεσε τοῦτ᾽, ἐπενθοροῦσ᾽ ἄνω

muerte a la otra muerte? NODRIZA. — Al filo del acero asesino. CORO. — ¿Has visto tú misma ¡oh desdichada!, la triste escena? NODRIZA. — La he visto, sí; como que estaba muy cerca junto a ella. CORO. — ¿Quién fue? ¿Cómo? Vamos, di. NODRIZA. — Por sus propias manos lo ha hecho todo ella misma. CORO. — ¿Qué dices? NODRIZA. — La verdad sin rebozos. CORO. — ¡Ay!, ha dado a luz, ha dado a luz esa recién llegada doncella en este palacio a una espantosa furia. NODRIZA. — Y tanto. Pero más te doliera aún si, acercándote allí, hubieras visto lo que hizo. CORO.— ¿Y pudo mano de mujer atreverse a tanto? NODRIZA. — Y con fiereza (899). Tú vas a verlo y a darme la razón. Apenas ha entrado sola en casa, y ha visto en el interior al hijo alcolchar el fondo de una camilla para salir al encuentro del padre, se ha encerrado oculta donde nadie la vea, se arroja ante el altar, lamentando a gritos cómo ha quedado sin defensa, y llorando a cada objeto que toca de los que había usado antes la desventurada; y rodando de acá para allá por la casa, apenas veía a alguno de sus fieles servidores, rompía a llorar la desdichada al contemplarle, lamentando ella misma su propia suerte y cómo quedaba sin hijos para siempre. Y así que cesó en esto, veo que se lanza hacia la cámara de Heracles, y yo, recatada en la sombra para verla, me quedé espiándola. Veo, pues, que la mujer extiende los cobertores sobre el tálamo de Heracles; apenas lo hace, salta y se sienta en medio del lecho, y derramando arroyos de ardientes

899 El suicidio de Deyanira, lejos de ser una prueba de su inocencia, es un efecto obligado de su acción vengativa. Si

puede llegar a un extremo tan desesperado como ése Ja señora cándida y honesta, que lamentó solamente una equivocación sufrida en sus planes de reconquista del amor de su esposo, más fácilmente puede arrojarse a tan fatal desenlace una mujer bravía, que, despechada por tantos ultrajes recibidos, da conscientemente muerte al marido intemperante y cínico, aun dejando intacta a la joven que le ha robado el amor de su marido. Y más viendo que él va a llegar de un momento a otro, desesperado de dolor y torturas, ansioso de hacer trizas, antes de morir, a la mujer que le ha causado esa muerte, cuya presencia ya siente en su destrozado cuerpo.

Page 34: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

καθέζετ᾽ ἐν μέσοισιν εὐνατηρίοις, καὶ δακρύων ῥήξασα θερμὰ νάματα ἔλεξεν· ὦ λέχη τε καὶ νυμφεῖ᾽ ἐμά, 920 τὸ λοιπὸν ἤδη χαίρεθ᾽, ὡς ἔμ᾽ οὔποτε δέξεσθ᾽ ἔτ᾽ ἐν κοίταισι ταῖσδ᾽ εὐνάτριαν. τοσαῦτα φωνήσασα συντόνῳ χερὶ λύει τὸν αὑτῆς πέπλον, ᾗ χρυσήλατος προύκειτο μαστῶν περονίς, ἐκ δ᾽ ἐλώπισεν 925 πλευρὰν ἅπασαν ὠλένην τ᾽ εὐώνυμον. κἀγὼ δρομαία βᾶς᾽, ὅσονπερ ἔσθενον, τῷ παιδὶ φράζω τῆς τεχνωμένης τάδε. κἀν ᾧ τὸ κεῖσε δεῦρό τ᾽ ἐξορμώμεθα, ὁρῶμεν αὐτὴν ἀμφιπλῆγι φασγάνῳ 930 πλευρὰν ὑφ᾽ ἧπαρ καὶ φρένας πεπληγμένην. ἰδὼν δ᾽ ὁ παῖς ᾤμωξεν· ἔγνω γὰρ τάλας τοὔργον κατ᾽ ὀργὴν ὡς ἐφάψειεν τόδε, ὄψ᾽ ἐκδιδαχθεὶς τῶν κατ᾽ οἶκον οὕνεκα ἄκουσα πρὸς τοῦ θηρὸς ἔρξειεν τάδε. 935 κἀνταῦθ᾽ ὁ παῖς δύστηνος οὔτ᾽ ὀδυρμάτων ἐλείπετ᾽ οὐδέν, ἀμφί νιν γοώμενος, οὔτ᾽ ἀμφιπίπτων στόμασιν, ἀλλὰ πλευρόθεν πλευρὰν παρεὶς ἔκειτο πόλλ᾽ ἀναστένων, ὥς νιν ματαίως αἰτίᾳ βάλοι κακῇ, 940 κλαίων ὁθούνεκ᾽ ἐκ δυοῖν ἔσοιθ᾽ ἅμα, πατρός τ᾽ ἐκείνης τ᾽, ὠρφανισμένος βίον. τοιαῦτα τἀνθάδ᾽ ἐστίν· ὥστ᾽ εἴ τις δύο ἢ καί τι πλείους ἡμέρας λογίζεται, μάταιός ἐστιν· οὐ γὰρ ἔσθ᾽ ἥ γ᾽ αὔριον, 945 πρὶν εὖ πάθῃ τις τὴν παροῦσαν ἡμέραν. Χορός πότερα πρότερον ἐπιστένω, πότερα μέλεα περαιτέρω, δύσκριτ᾽ ἔμοιγε δυστάνῳ. τάδε μὲν ἔχομεν ὁρᾶν δόμοις, 950 τάδε δὲ μένομεν ἐπ᾽ ἐλπίσιν· κοινὰ δ᾽ ἔχειν τε καὶ μέλλειν. εἴθ᾽ ἀνεμόεσσά τις γένοιτ᾽ ἔπουρος ἑστιῶτις αὔρα, 955 ἥτις μ᾽ ἀποικίσειεν ἐκ τόπων, ὅπως

lágrimas, grita: «¡Oh lecho y cámara nupcial mía, adiós, adiós para siempre, que a mí no me recibiréis ya más para descansar en este tálamo» (922). Y clamando así, con un tirón violento se suelta ella misma el vestido, por el broche de oro que lo sujetaba ante el pecho, y dejó descubierto todo el costado y el brazo izquierdo. Yo entonces, corriendo cuanto más podía, voy y le cuento al hijo lo que estaba haciendo; voy, volvemos, y entretanto ya ella se había clavado aquella espada de dos filos por el costado hasta el corazón. Prorrumpió en lamentos el hijo al ver- la, pues conoció el desdichado que él con su enojo la había impulsado a tal desesperación, enterado, aunque tarde, por alguien en casa (934) de que, sin saberlo y por instigación del centauro, lo había hecho todo. Y estábase allí el joven desdichado sin cesar un punto de lamentarla, y de llorar sobre ella y de cubrirla de besos postrado; y se echó en tierra lado con lado de la madre, deplorando mil veces la temeridad con que la había acusado de tan infando crimen, y clamando que iba a quedar privado para toda la vida de los dos, del padre y de la madre. Así ha quedado el palacio; ¡mentecato el que echa cuentas para dos días, o para más; no hay mañana para el que no acaba bien el día de hoy.

Vuelvese a palacio la NODRIZA. CORO.— ¿Cuál de los dos males lamentaré yo primero? ¿Cuál es et más pesado? Infeliz de mí, no sé decirlo. Lo uno lo tenemos ante los ojos en palacio; lo otro presentimos que ya llega; tan triste es el presentimiento como la realidad. ¡Oh! ¡Venga ya a esta casa un vienta hu-racanado salvador, que me arranque de estas tierras, para que no muera de espanto con sólo ver un momento, al potente hijo de Zeus! Pues dicen que viene a su casa entre

922 Resulta verdaderamente inexplicable para los que creen en la Deyanira inocente y bien intencionada el que Sófocles

ni con una palabra la haga insinuar en su descargo, en medio de tan atroces acusaciones, que fue un descuido lo que hizo, que es calumnioso cuanto ha dicho Hilo, que es inocente en la muerte de su marido. ¿De qué otra manera hubiese procedido si fuera criminal? 934 La convicción en Hilo de que su madre es inculpable, convicción que, como se dirá en la nota al v. 1114, le es

necesaria, siquiera sea momentáneamente, al dramaturgo, no va a tener más sólido fundamento que los rumores de palacio (τῶν κατ᾽ οἶκον). Ni la misma nodriza que ha estado con él ha sido para confirmárselo. Por otra parte este cruzarse de brazos de la nodriza durante todos los hechos aquí narrados, sugiere sospechas fundadas de complicidad en el envío del manto a Heracles, y en todo lo demás.

Page 35: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

τὸν Δῖον ἄλκιμον γόνον μὴ ταρβαλέα θάνοιμι 960 μοῦνον εἰσιδοῦσ᾽ ἄφαρ· ἐπεὶ ἐν δυσαπαλλάκτοις ὀδύναις χωρεῖν πρὸ δόμων λέγουσιν ἄσπετόν τι θαῦμα. ἀγχοῦ δ᾽ ἄρα κοὐ μακρὰν 965 προύκλαιον, ὀξύφωνος ὡς ἀηδών. ξένων γὰρ ἐξόμιλος ἥδε τις βάσις. πᾷ δ᾽ αὖ φορεῖ νιν; ὡς φίλου προκηδομένα βαρεῖαν ἄψοφον φέρει βάσιν. αἰαῖ, ὅδ᾽ ἀναύδατος φέρεται. τί χρὴ θανόντα νιν ἢ καθ᾽ 970 ὕπνον ὄντα κρῖναι; Ὕλλος οἴμοι ἐγὼ σοῦ, πάτερ, οἴμοι ἐγὼ σοῦ μέλεος. τί πάθω; τί δὲ μήσομαι; οἴμοι. Πρέσβυς σίγα, τέκνον, μὴ κινήσῃς ἀγρίαν ὀδύνην πατρὸς ὠμόφρονος· 975 ζῇ γὰρ προπετής· ἀλλ᾽ ἴσχε δακὼν στόμα σόν. Ὕλλος --πῶς φής, γέρον; ἦ ζῇ; Πρέσβυς οὐ μὴ ᾽ξεγερεῖς τὸν ὕπνῳ κάτοχον κἀκκινήσεις κἀναστήσεις φοιτάδα δεινὴν 980 νόσον, ὦ τέκνον. Ὕλλος

tormentos que no puede sacudir de sí. ¡Oh aterradora visión! Cerca estaba, y no tejos, lo que yo, canoro ruiseñor, lamentaba tanto. En este momento se ve llegar con paso cauteloso y

en silencio a un VIEJO acompañado de varios

hombres que traen una parihuela, y en ella a

HERACLES, dormido. Ahí está esa extraña comitiva de gente ex-tranjera. ¿Y en qué estado lo trae? Como solícita por un amigo, lenta avanza y cautelo-samente para acá. ¡Ay! ¡Ay! Y él viene en silencio. ¿Qué decir de esto? ¿Estará muerto? ¿Estará dormido? (970).

Entra HILO y varios más, trayendo una camilla. HILO. — ¡Ay de mí por tu causa! ¡Ay de mí, desventurado! ¡Padre mío! ¿Qué es de mí? ¿Qué hacer ya? ¡Ay! ¡Ay! ANCIANO (a media voz). — Calla, hijo, no despiertes la salvaje furia que tiene a tu padre fuera de sí. Vive todavía, aunque desfallecido. HILO. — ¿Qué dices, viejo? ¿Está aún vivo? ANCIANO (a media voz). — No lo despiertes, que está dormido. No provoques, no irrites su enfermedad de tan horrendos accesos, hijo. HILO. — Un infinito pesar se me ha echado encima; he perdido el juicio (983).

970 Gran candidez la de estas muchachas: ni ponderan ni prevén la furia y enojo que trae Heracles, sino sólo sus

tormentos. Algo más presintió Deyanira. Sólo un coro de niñas así irreflexivas y desconocedoras del pasado, han podido cooperar a la acción del drama. Sófocles tiene por práctica constante escoger Coros de gente de edad cuando desea que los hechos presentes se proyecten sobre el fondo de la historia, evocada por la memoria y reflexiones de los ancianos. Así en Edipo Rey, Edipo en Colono, Antigona y Electra. 983

Hace ya tiempo que se ha retirado del escenario del teatro —y luego se nos ha dicho que también del de la vida— la que hasta ahora ha sido protagonista y se ha llevado toda nuestra atención. El resto de la tragedia (946-1267), una cuarta parte de ella, el llamado «drama de Heracles», tiene otro protagonista, está desligado de todo lo anterior y no han faltado quienes lo hayan calificado de drama distinto, mal pegado a la tragedia, ya completa, de Deyanira. A los que tienen a ésta por inocente, y están por lo mismo compadecidos de ella y apenados por su equivocación, su dolor y su desgracia final, esta parte del drama tiene que resultarles repugnante, pues no hace sino irritar al auditorio con una exhibición morbosa y macabra de los males causados con la mejor intención por un alma que les es querida y merece serlo. Lo natural, lo humano, lo caritativo hubiese sido velar todo lo posible los efectos malos de una acción tan buena y tan afectuosa.

Sólo si se mira el hecho de la esposa de Heracles como un castigo que ella conscientemente inflige, en venganza por su infidelidad y cinismo, a aquel hombre brutal, tienen sentido dramático estos lamentos y exhibiciones, que el auditorio ve con regocijo y encuentra ser artísticos en el drama. Con una Deyanira inocente, la tragedia terminó al morir ella. Con una Deyanira vengadora de su honor ultrajado, el

Page 36: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

--ἀλλ᾽ ἐπί μοι μελέῳ βάρος ἄπλετον· ἐμμέμονεν φρήν. Ἡρακλῆς ὦ Ζεῦ, ποῖ γᾶς ἥκω; παρὰ τοῖσι βροτῶν κεῖμαι πεπονημένος ἀλλήκτοις 985 ὀδύναις; οἴμοι μοι ἐγὼ τλάμων· ἡ δ᾽ αὖ μιαρὰ βρύκει. φεῦ. Πρέσβυς ἆρ᾽ ἐξῄδη σ᾽ ὅσον ἦν κέρδος σιγῇ κεύθειν καὶ μὴ σκεδάσαι τῷδ᾽ ἀπὸ κρατὸς 990 βλεφάρων θ᾽ ὕπνον; Ὕλλος --οὐ γὰρ ἔχω πῶς ἂν στέρξαιμι κακὸν τόδε λεύσσων. Ἡρακλῆς ὦ Κηναία κρηπὶς βωμῶν, ἱερῶν οἵαν οἵων ἐπί μοι μελέῳ χάριν ἠνύσω· ὦ Ζεῦ. 995 οἵαν μ᾽ ἄρ᾽ ἔθου λώβαν, οἵαν· ἣν μή ποτ᾽ ἐγὼ προσιδεῖν ὁ τάλας ὤφελον ὄσσοις, τόδ᾽ ἀκήλητον μανίας ἄνθος καταδερχθῆναι. τίς γὰρ ἀοιδός, τίς ὁ χειροτέχνης 1000 ἰατορίας, ὃς τήνδ᾽ ἄτην χωρὶς Ζηνὸς κατακηλήσει; θαῦμ᾽ ἂν πόῤῥωθεν ἰδοίμην. ἒ ἔ, ἐᾶτέ μ᾽, ἐᾶτέ με δύσμορον ὕστατον, 1005 ἐᾶθ᾽ ὕστατον εὐνᾶσθαι. πᾷ πᾷ μου ψαύεις; ποῖ κλίνεις; ἀπολεῖς μ᾽, ἀπολεῖς. ἀνατέτροφας ὅ τι καὶ μύσῃ. ἧπταί μου, τοτοτοῖ, ἥδ᾽ αὖθ᾽ ἕρπει. πόθεν ἔστ᾽, ὦ 1010 πάντων Ἑλλάνων ἀδικώτατοι ἀνέρες, οὓς δὴ πολλὰ μὲν ἐν πόντῳ κατά τε δρία πάντα καθαίρων ὠλεκόμαν ὁ τάλας, καὶ νῦν ἐπὶ τῷδε νοσοῦντι οὐ πῦρ, οὐκ ἔγχος τις ὀνήσιμον οὐκ ἐπιτρέψει; ἒ ἔ, οὐδ᾽ ἀπαράξαι κρᾶτα βίᾳ θέλει 1015 μολὼν τοῦ στυγεροῦ; φεῦ φεῦ.

HERACLES despierta y se va incorporando. HERACLES. — ¡Oh Zeus! ¿A qué tierras he venido? ¿Entre qué mortales estoy aquí tendido, torturado con estos continuos dolores? ¡Ay, ay, miserable de mí! ¡Ya está royendo la maldita peste! ¡Ay! ANCIANO (a HILO). — ¿Ves? Cuánto mejor era estarte callado y no descorrer el sueño de sobre sus párpados y su cabeza. HILO. — Es que ¿cómo poder contenerme a la vista de tal desgracia? HERACLES. — ¡Oh peñón de mis altares en el Ceneo! ¡Vaya pago éste, oh Zeus, a mis ricos sacrificios, miserable de mí! (997). ¡Oh qué ruina me has acarreado! ¡Qué ruina! Ojalá jamás te hubiesen visto mis ojos, triste de mí, para haber de contemplar esta erupción de frenesí, rebelde a todo conjuro. Porque ¿quién es el encantador, quién el mágico hechicero que pueda conjurar esta peste fuera de Zeus? A distancia le mirara yo como a un prodigio.

Pónense los de la comitiva a trasladarle a la

camilla traída de casa por HILO. ¡Ah! Dejadme, dejadme, triste de mí, descan-sar para siempre. Dejadme en mi desventura. ¿Qué me tocas ahí, dónde me recuestas? Que me matas, que me matas; que estás escandeciendo aún lo que ya estaba calmado. Ya me ha agarrado, ¡ototoy!, lo va royendo otra vez. (Al viejo y sus compañeros.) ¿De dónde sois, los más crueles de todos los griegos? Para libertarlos he ido yo consumiéndome con tantos trabajos por el ponto y por los bosques todos, y ahora para mí, en estos mis dolores, ¿nadie habrá que me alcance una espada o el fuego salvador? ¡Eh! ¡Eh! ¿Y nadie, nadie querrá acercarse y cortar a cercén esta cabeza de este cuerpo

«drama de Heracles» se ajusta orgánica y artísticamente a cuanto le ha precedido en el drama de Deyanira. 997

Parece natural que Sófocles, si tratara de dar al hecho de Deyanira al sentido de inocente estratagema fallida, había de poner empeño en atenuar la conducta de su marido e idealizarlo en lo posible. Y no lo hace: aunque sin toda la crudeza de la comedia ateniense, nos lo ha descrito con los rasgos que afean su fisonomía en el teatro griego, casi sin excepción; embriaguez (268), incontinencia (36), brutalidad (276). El mismo criado y mensajero Licas es de más delicados sentimientos que el marido de Deyanira, como que por pura delicadeza se ha puesto a vedar ante esta reina (481) el infame proceder de Heracles, siendo así que éste, lejos de sentir vergüenza de su hecho, ni siquiera ha pretendido disimularlo o atenuarlo.

Page 37: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Πρέσβυς ὦ παῖ τοῦδ᾽ ἀνδρός, τοὔργον τόδε μεῖζον ἀνήκει ἢ κατ᾽ ἐμὰν ῥώμαν· σὺ δὲ σύλλαβε. σοὶ γὰρ ἑτοίμα ἐς πλέον ἢ δι᾽ ἐμοῦ σῴζειν. Ὕλλος ψαύω μὲν ἔγωγε, 1020 λαθίπονον δ᾽ ὀδυνᾶν οὔτ᾽ ἔνδοθεν οὔτε θύραθεν ἔστι μοι ἐξανύσαι βίοτον· τοιαῦτα νέμει Ζεύς. Ἡρακλῆς ὦ παῖ, ποῦ ποτ᾽ εἶ; τᾷδέ με τᾷδέ με πρόσλαβε κουφίσας. ἒ ἔ, ἰὼ δαῖμον. 1025 θρῴσκει δ᾽ αὖ, θρῴσκει δειλαία διολοῦσ᾽ ἡμᾶς ἀποτίβατος ἀγρία νόσος. 1030 ὦ Παλλὰς Παλλάς, τόδε μ᾽ αὖ λωβᾶται. ἰὼ παῖ, τὸν φύτορ᾽ οἰκτίρας, ἀνεπίφθονον εἴρυσον ἔγχος, παῖσον ἐμᾶς ὑπὸ κλῇδος· ἀκοῦ δ᾽ ἄχος, ᾧ μ᾽ ἐχόλωσεν 1035 σὰ μάτηρ ἄθεος, τὰν ὧδ᾽ ἐπίδοιμι πεσοῦσαν αὔτως, ὧδ᾽ αὔτως ὥς μ᾽ ὤλεσεν. ὦ γλυκὺς Ἅιδας, 1040 ὦ Διὸς αὐθαίμων, εὔνασον εὔνασον μ᾽ ὠκυπέτᾳ μόρῳ τὸν μέλεον φθίσας. Χορός κλύουσ᾽ ἔφριξα τάσδε συμφοράς, φίλαι, ἄνακτος, οἵαις οἷος ὢν ἐλαύνεται. 1045 Ἡρακλῆς ὦ πολλὰ δὴ καὶ θερμὰ κοὐ λόγῳ κακὰ καὶ χερσὶ καὶ νώτοισι μοχθήσας ἐγώ· κοὔπω τοιοῦτον οὔτ᾽ ἄκοιτις ἡ Διὸς προύθηκεν οὔθ᾽ ὁ στυγνὸς Εὐρυσθεὺς ἐμοί, οἷον τόδ᾽ ἡ δολῶπις Οἰνέως κόρη 1050 καθῆψεν ὤμοις τοῖς ἐμοῖς Ἐρινύων ὑφαντὸν ἀμφίβληστρον, ᾧ διόλλυμαι. πλευραῖσι γὰρ προσμαχθὲν ἐκ μὲν ἐσχάτας βέβρωκε σάρκας, πλεύμονός τ᾽ ἀρτηρίας ῥοφεῖ ξυνοικοῦν, ἐκ δὲ χλωρὸν αἷμά μου 1055 πέπωκεν ἤδη, καὶ διέφθαρμαι δέμας τὸ πᾶν, ἀφράστῳ τῇδε χειρωθεὶς πέδῃ. κοὐ ταῦτα λόγχη πεδιάς, οὔθ᾽ ὁ γηγενὴς στρατὸς Γιγάντων οὔτε θήρειος βία, οὔθ᾽ Ἑλλὰς οὔτ᾽ ἄγλωσσος οὔθ᾽ ὅσην ἐγὼ 1060

maldito? ¡Ay de mí! ¡Ay? (1016). ANCIANO. — Hijo de Heracles, esta carga va siendo mayor que la que sufren mis años; coge de ahí; fuerzas tienes para que no sea yo quien le atienda. HILO. — Bien, ya agarro; pero ni dentro ni fuera hallo yo con qué librar su vida de dolores. ¡Tales son los destinos de Zeus!

Colocada la camilla en primer término, HILO

ayuda a HERACLES a incorporarse. HERACLES. — ¡Hijo! ¿Dónde estás? Por aquí, cógeme por aquí al levantarme. ¡Ay dolor, mala suerte! Ya se echa, ya se echa encima otra vez el ata-que feroz, irresistible, salvaje, que me destroza. ¡Oh Palas, Palas! Ya me está torturando otra vez. Hijo, compadece a tu padre, saca la espada sin temor a críticas y clávamela bajo la clavícula, y cúrame este dolor con que me ha sacado de mí tu impía madre. ¡Así la vea yo caer, así, así como yo estoy! ¡Así como me ha matado! ¡Oh dulcísimo Hades! ¡Dulce Plutón, hermano de Zeus, dame el descanso, dame el descanso matando con instantánea muerte a este desdichado! CORIFEO. — Me horroriza, amigas, ver en tal desventura al rey. ¡Lo que es él y lo que sufre! HERACLES. — Yo, que tantos, y tan arriscados, y tan verdaderos trabajos he aguantado, sin cejar, con mis puños y con mis hombros. Y ni la mujer de Zeus (1048), ni el abominable Euristeo me los impuso tales como- el que me ha pegado a los hombros esa traidora hija de Eneo, parche tejido por las Furias, que me está matando. Pues metido ya en mis costados me está corroyendo las carnes hasta sus raíces, y clavado en mí me sorbe el aliento de mis pulmones, me ha bebido ya mi robusta sangre, y todo el cuerpo lo tengo ya podrido, domeñado por estas inextricables ataduras. No habían logrado tal, ni las lanzas en lucha campal, ni la tropa de los gigantes, hijos de la

1016 Jamás permite Sófocles gritos y alaridos como éstos por dolores físicos en personajes cuya grandeza moral quiere

dejar a salvo. Cuando desea inspirar verdadera compasión, o no permite esas lamentaciones o las refiere únicamente a males morales. Por ejemplo en el Creonte de Antigona. En Edipo Rey, al fin del drama, apenas exhala el rey un solo suspiro por el dolor corporal de sus ojos arrancados, y llena, en cambio, el teatro con sus lamentos ¡por las abominaciones en que se ve envuelta su alma al resultar hijo verdadero de Layo. 1048

Este el concepto en que se tiene a Hera implacable perseguidora de Heracles; y éste es el que se merece de los cómicos, coetáneos de Sófocles, Deyanira según se expuso en la Introducción a este drama, pág. 701.

Page 38: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

γαῖαν καθαίρων ἱκόμην, ἔδρασέ πω· γυνὴ δέ, θῆλυς φῦσα κοὐκ ἀνδρὸς φύσιν, μόνη με δὴ καθεῖλε φασγάνου δίχα. ὦ παῖ, γενοῦ μοι παῖς ἐτήτυμος γεγώς, καὶ μὴ τὸ μητρὸς ὄνομα πρεσβεύσῃς πλέον. 1065 δός μοι χεροῖν σαῖν αὐτὸς ἐξ οἴκου λαβὼν ἐς χεῖρα τὴν τεκοῦσαν, ὡς εἰδῶ σάφα εἰ τοὐμὸν ἀλγεῖς μᾶλλον ἢ κείνης ὁρῶν λωβητὸν εἶδος ἐν δίκῃ κακούμενον. ἴθ᾽, ὦ τέκνον, τόλμησον· οἴκτιρόν τέ με 1070 πολλοῖσιν οἰκτρόν, ὅστις ὥστε παρθένος βέβρυχα κλαίων, καὶ τόδ᾽ οὐδ᾽ ἂν εἷς ποτε τόνδ᾽ ἄνδρα φαίη πρόσθ᾽ ἰδεῖν δεδρακότα, ἀλλ᾽ ἀστένακτος αἰὲν εἱπόμην κακοῖς. νῦν δ᾽ ἐκ τοιούτου θῆλυς ηὕρημαι τάλας. 1075 καὶ νῦν προσελθὼν στῆθι πλησίον πατρός, σκέψαι θ᾽ ὁποίας ταῦτα συμφορᾶς ὕπο πέπονθα· δείξω γὰρ τάδ᾽ ἐκ καλυμμάτων. ἰδού, θεᾶσθε πάντες ἄθλιον δέμας, ὁρᾶτε τὸν δύστηνον, ὡς οἰκτρῶς ἔχω. 1080 αἰαῖ, ἆ τάλας, ἔθαλψεν ἄτης σπασμὸς ἀρτίως ὅδ᾽ αὖ, διῇξε πλευρῶν, οὐδ᾽ ἀγύμναστόν μ᾽ ἐᾶν ἔοικεν ἡ τάλαινα διάβορος νόσος. ὦναξ Ἀίδη, δέξαι μ᾽, 1085 ὦ Διὸς ἀκτίς, παῖσον, ἔνσεισον, ὦναξ, ἐγκατάσκηψον βέλος, πάτερ, κεραυνοῦ· δαίνυται γὰρ αὖ πάλιν, ἤνθηκεν, ἐξωρμήκεν. ὦ χέρες χέρες, ὦ νῶτα καὶ στέρν᾽, ὦ φίλοι βραχίονες, 1090 ὑμεῖς δὲ κεῖνοι δὴ καθέσταθ᾽, οἵ ποτε Νεμέας ἔνοικον, βουκόλων ἀλάστορα λέοντ᾽, ἄπλατον θρέμμα κἀπροσήγορον, βίᾳ κατειργάσασθε, Λερναίαν θ᾽ ὕδραν, διφυῆ τ᾽ ἄμικτον ἱπποβάμονα στρατὸν 1095

tierra; ni la ferocidad de las fieras, ni la Grecia, ni los países extranjeros, ni la tierra entera que yo recorrí en mi campaña purificadora (1061). Una mujer, hembra y nada más que hembra, sólo ella me ha matado, y sin tocar un puñal. Hijo, muéstrate de verdad hijo mío, y no te venza el respeto a tu madre; cógela en tus manos, y pon en las mías a tu madre, y veamos si te duele más este torturado cuerpo que no el de tu madre, cuando lo veas maltratado y destrozado como se merece. Vamos, hijo, atrévete. Ten compasión de mí, que a tantos se la inspiro; como una chiquilla estoy aquí gimoteando y llorando; ¿qué mortal podrá decir habérmelo visto hacer jamás? Sin jadear siquiera fui despachando todos mis trabajos. ¡Y ahora vengo a parar en mujer, infeliz! Ven ahora acá, ponte junto a tu padre y observa de cerca cómo es la enfermedad que así me tortura. Yo te lo mostraré descubriéndome.

HERACLES va descubriéndose poco a poco y

mostrando las llagas. Mira, mirad todos (a los espectadores) a este cuerpo miserable, contemplad a este desdichado y cuán triste es mi suerte. ¡Ay, ay, desventurado, ay, ay! Ya está, ya está abrasándome de nuevo el acceso, ya me ha penetrado en las entrañas; no me va a dejar un punto de reposo esta maldita roedora peste. ¡Oh rey Hades, recíbeme allá! ¡Rayo de Zeus, descarga! ¡Fulmina, dispara, rey, el golpe de tu rayo, padre! Ya está mordiendo otra vez, ya arde, ya estoy en brasas. ¡Oh manos, manos mías! ¡Oh hombros! ¡Oh pecho! ¡Brazos míos queridos! ¿Sois vosotros los que antaño hicisteis trizas a aquel león de la tierra nemea, espanto de boyeros, inaccesible, intratable monstruo y no menos a la hidra Lernea, y aquella irrefrenable raza de

1061

«Los doce trabajos de Heracles tienen un fondo común: .Heracles viene a ser el destructor de toda peste en tierra y mar, el salvador de Argólida primero y luego el campeón de la humanidad, el hombre forzudo que proporciona paz al labriego, y paso al navegante; con su clava y su arco, sale contra guerreros armados y monstruos de sobrehumana malignidad, confiado en su innato poder y consciente del divino vigor de su sangre» (Jebb).

Este era el Heracles anterior al drama; pero tuvo la fatalidad de haberle escogido los poetas como personaje favorito para la comedia y el drama satírico, como en el Heracles en Ténaro de Sófocles, y el Onfale de Ión, donde aparece con su triple serie de dientes devorando, no solo lo que se quemaba para el sacrificio, sino hasta la leña y carbón en que se estaba (tostando. Tal lo heredó la tragedia, y no le fue fácil desbastarlo de todo este elemento grotesco, y restituirle la dignidad a que su origen y sus obras le daban derecho.

Page 39: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

θηρῶν, ὑβριστὴν ἄνομον, ὑπέροχον βίαν, Ἐρυμάνθιόν τε θῆρα, τόν θ᾽ ὑπὸ χθονὸς Ἅιδου τρίκρανον σκύλακ᾽, ἀπρόσμαχον τέρας, δεινῆς Ἐχίδνης θρέμμα, τόν τε χρυσέων δράκοντα μήλων φύλακ᾽ ἐπ᾽ ἐσχάτοις τόποις. 1100 ἄλλων τε μόχθων μυρίων ἐγευσάμην, κοὐδεὶς τροπαῖ᾽ ἔστησε τῶν ἐμῶν χερῶν. νῦν δ᾽ ὧδ᾽ ἄναρθρος καὶ κατεῤῥακωμένος τυφλῆς ὑπ᾽ ἄτης ἐκπεπόρθημαι τάλας, ὁ τῆς ἀρίστης μητρὸς ὠνομασμένος, 1105 ὁ τοῦ κατ᾽ ἄστρα Ζηνὸς αὐδηθεὶς γόνος. ἀλλ᾽ εὖ γέ τοι τόδ᾽ ἴστε, κἂν τὸ μηδὲν ὦ κἂν μηδὲν ἕρπω, τήν γε δράσασαν τάδε χειρώσομαι κἀκ τῶνδε· προσμόλοι μόνον, ἵν᾽ ἐκδιδαχθῇ πᾶσιν ἀγγέλλειν ὅτι 1110 καὶ ζῶν κακούς γε καὶ θανὼν ἐτισάμην. Χορός ὦ τλῆμον Ἑλλάς, πένθος οἷον εἰσορῶ ἕξουσαν, ἀνδρὸς τοῦδέ γ᾽ εἰ σφαλήσεται. Ὕλλος ἐπεὶ παρέσχες ἀντιφωνῆσαι, πάτερ, σιγὴν παρασχὼν κλῦθί μου, νοσῶν ὅμως· 1115 αἰτήσομαι γάρ σ᾽ ὧν δίκαια τυγχάνειν. δός μοι σεαυτόν, μὴ τοσοῦτον ὡς δάκνει θυμῷ δύσοργος· οὐ γὰρ ἂν γνοίης ἐν οἷς χαίρειν προθυμεῖ κἀν ὅτοις ἀλγεῖς μάτην. Ἡρακλῆς εἰπὼν ὃ χρῄζεις λῆξον· ὡς ἐγὼ νοσῶν 1120 οὐδὲν ξυνίημ᾽ ὧν σὺ ποικίλλεις πάλαι. Ὕλλος τῆς μητρὸς ἥκω τῆς ἐμῆς φράσων ἐν οἷς νῦν ἐστιν ὥς θ᾽ ἥμαρτεν οὐχ ἑκουσία. Ἡρακλῆς ὦ παγκάκιστε, καὶ παρεμνήσω γὰρ αὖ τῆς πατροφόντου μητρός, ὡς κλύειν ἐμέ; 1125 Ὕλλος ἔχει γὰρ οὕτως ὥστε μὴ σιγᾶν πρέπειν. Ἡρακλῆς οὐ δῆτα τοῖς γε πρόσθεν ἡμαρτημένοις.

biformes fieras en caballar catadura, insolentes, indómitas, brutalmente feroces, y a la bestia del Erimanto, y aquel monstruo incoercible, el perro de tres cabezas del infierno, cachorro de la espantosa Equidna, y al dragón guardián de las manzanas de oro en los confines de la tierra? Mil aventuras más acometí en la vida, y nadie pudo cantar nunca victoria contra estas manos. ¡Y ahora así, descoyuntado, hecho jirones, aquí, destrozado, ¡miserable!, me muero por este misterioso enemigo, yo el hijo afamado de la más noble madre, el renombrado hijo de Zeus, rey del cielo estrellado! Pues entendedlo bien; nada soy, no puedo arrastrarme siquiera; pero a la causante de esto la tengo que hacer pedazos, aún así como estoy. Que venga no más y va a pregonar al mundo entero que lo mismo al morir que en vida sé yo dar su merecido a los malvados (1111). CORIFEO. — ¡Oh triste Hélada! ¡Grandes desdichas la esperan, lo estoy viendo, si queda privada de este hombre! HILO. — Padre (1114), ya que das lugar a hablarte, quedando en silencio, a pesar de tus tormentos, escúchame, que no puede ser más razonable mi súplica. Dáteme un momento para que se te mitigue ese furor que te arrebata. De lo contrario, no entenderás cuán infundadamente te forjas esos deseos y guardas esos resentimientos. HERACLES. — Di lo que quieras y calla; entre tantos dolores no entiendo nada de esas prolijas sutilezas. HILO. — De mi madre vengo a decirte cómo está, y el error que ha cometido contra su voluntad. HERACLES. — ¡Ah malvado! ¿Te atreves a mentar siquiera a esa madre parricida donde yo lo pueda oír? HILO. — Sí, porque la cosa es tal que no debo callar. HERACLES. — Cierto que no; de los crímenes que ha cometido, no.

1111 Véase este fragmento traducido al latín, con alguna libertad, por Cicerón en las Tusculanas (2, 8 sgs.)

1114 En los planes estéticos de Sófocles, ya que no iba a encarar a los dos protagonistas, pues la mujer muere antes de que

llegue el marido, Hilo tenía que desempeñar dos papeles sucesivos: primero, persuadido de la culpabilidad de su madre, había de representar ante ella la causa de su padre; esto provocará la retirada y suicidio de aquélla; después, aceptando que Deyanira fue inocente y bienintencionada, la representará para enfrentarse con Heracles enfurecido, lo que llevará a éste a entender que se cumplen los oráculos relativos a su muerte, el centauro Neso se la da. Véase todo este punto desarrollado en Sófocles, Investig., 216-219.

Page 40: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Ὕλλος ἀλλ᾽ οὐδὲ μὲν δὴ τοῖς γ᾽ ἐφ᾽ ἡμέραν ἐρεῖς. Ἡρακλῆς λέγ᾽, εὐλαβοῦ δὲ μὴ φανῇς κακὸς γεγώς. Ὕλλος λέγω· τέθνηκεν ἀρτίως νεοσφαγής. 1130 Ἡρακλῆς πρὸς τοῦ; τέρας τοι διὰ κακῶν ἐθέσπισας. Ὕλλος αὐτὴ πρὸς αὑτῆς, οὐδενὸς πρὸς ἐκτόπου. Ἡρακλῆς οἴμοι· πρὶν ὡς χρῆν σφ᾽ ἐξ ἐμῆς θανεῖν χερός; Ὕλλος κἂν σοῦ στραφείη θυμός, εἰ τὸ πᾶν μάθοις. Ἡρακλῆς δεινοῦ λόγου κατῆρξας· εἰπὲ δ᾽ ᾗ νοεῖς. 1135 Ὕλλος ἅπαν τὸ χρῆμ᾽, ἥμαρτε χρηστὰ μωμένη. Ἡρακλῆς χρήστ᾽, ὦ κάκιστε, πατέρα σὸν κτείνασα δρᾷ; Ὕλλος στέργημα γὰρ δοκοῦσα προσβαλεῖν σέθεν ἀπήμπλαχ᾽, ὡς προσεῖδε τοὺς ἔνδον γάμους. Ἡρακλῆς καὶ τίς τοσοῦτος φαρμακεὺς Τραχινίων; 1140 Ὕλλος Νέσσος πάλαι Κένταυρος ἐξέπεισέ νιν τοιῷδε φίλτρῳ τὸν σὸν ἐκμῆναι πόθον. Ἡρακλῆς ἰοὺ ἰοὺ δύστηνος, οἴχομαι τάλας· ὄλωλ᾽ ὄλωλα, φέγγος οὐκέτ᾽ ἔστι μοι. οἴμοι, φρονῶ δὴ ξυμφορᾶς ἵν᾽ ἕσταμεν. 1145 ἴθ᾽, ὦ τέκνον, πατὴρ γὰρ οὐκέτ᾽ ἔστι σοι· κάλει τὸ πᾶν μοι σπέρμα σῶν ὁμαιμόνων, κάλει δὲ τὴν τάλαιναν Ἀλκμήνην, Διὸς μάτην ἄκοιτιν, ὡς τελευταίαν ἐμοῦ φήμην πύθησθε θεσφάτων ὅσ᾽ οἶδ᾽ ἐγώ. 1150 Ὕλλος ἀλλ᾽ οὔτε μήτηρ ἐνθάδ᾽, ἀλλ᾽ ἐπακτίᾳ Τίρυνθι συμβέβηκεν ὥστ᾽ ἔχειν ἕδραν. παίδων δὲ τοὺς μὲν ξυλλαβοῦσ᾽ αὐτὴ τρέφει, τοὺς δ᾽ ἂν τὸ Θήβης ἄστυ ναίοντας μάθοις· ἡμεῖς δ᾽ ὅσοι πάρεσμεν, εἴ τι χρή, πάτερ, 1155 πράσσειν, κλύοντες ἐξυπηρετήσομεν. Ἡρακλῆς σὺ δ᾽ οὖν ἄκουε τοὔργον· ἐξήκεις δ᾽ ἵνα φανεῖς ὁποῖος ὢν ἀνὴρ ἐμὸς καλεῖ. ἐμοὶ γὰρ ἦν πρόφαντον ἐκ πατρὸς πάλαι, τῶν ἐμπνεόντων μηδενὸς θανεῖν ὕπο, 1160 ἀλλ᾽ ὅστις Ἅιδου φθίμενος οἰκήτωρ πέλοι.

HILO. — Tú vas a reconocer que tampoco de lo que ahora pasa. HERACLES. — Habla. Pero guárdate de mostrarte pérfido de corazón. HILO. — Digo, pues: es ya cadáver; ha muerto atravesada, y hace un momento. HERACLES. — ¿Por quién? Peregrina noticia la que me traes entre tantos males. HILO. — Ella por sí misma, y no hubo mano ajena. HERACLES. — ¡Lástima! ¡Antes de destrozarla en mis manos como lo merecía! HILO. — Tú calmaras tu enojo si lo supieras todo. HERACLES. — Exordio notable el tuyo; explica tu pensamiento. HILO. — Esto es todo: llevaba buena intención y le salió mal. HERACLES. — ¡Ah malvado! ¿Buena intención y ha matado a tu padre? HILO. — Es que creyó conquistarse tu amor con ese conjuro, cuando vio en casa a la nueva esposa, ¡y le ha fallado! HERACLES. — ¿Y quién en Traquina fue el mágico ese tan prodigioso? HILO. — Allá, hace tiempo, la persuadió el Centauro Neso que con ese filtro reencendería en ti el amor hacia ella. HERACLES. — ¡Adiós, adiós!, desdichado. Soy perdido ya de esta vez. Se acabó, se acabó ya Heracles, ya no brilla el día para mí. ¡Ay de mí! Ahora comprendo la situación de mi desgracia. Vete ya, tu padre ya no existe. Ve y llámame acá a toda la familia, a tus hermanos, y llámame a la desdichada Alcmena, a la que nada ha servido el ser esposa de Zeus; para qué todos oigáis de mis labios moribundos los oráculos que yo sé. HILO. — Pero la madre tampoco está aquí; precisamente mora de asiento en Tirinto la marítima. De los niños, a unos se los ha llevado consigo para criarlos; los otros sábete que están en la ciudad de Tebas. A los demás, que aquí estamos, manda, padre, lo que gustes; obedientes lo cumpliremos. HERACLES. — Pues bien, escucha mi encargo; a punto has llegado en que muestres qué eres en la realidad, siendo en el nombre hijo. Teníame dictado mi padre hace tiempo un oráculo (1159), que no había yo de morir a

1159 El oráculo se cumple, realmente, pero no tanto en Neso, como lo interpreta el protagonista, cuanto en Deyanira;

Page 41: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

ὅδ᾽ οὖν ὁ θὴρ Κένταυρος, ὡς τὸ θεῖον ἦν πρόφαντον, οὕτω ζῶντά μ᾽ ἔκτεινεν θανών. φανῶ δ᾽ ἐγὼ τούτοισι συμβαίνοντ᾽ ἴσα μαντεῖα καινά, τοῖς πάλαι ξυνήγορα, 1165 ἃ τῶν ὀρείων καὶ χαμαικοιτῶν ἐγὼ Σελλῶν ἐσελθὼν ἄλσος εἰσεγραψάμην πρὸς τῆς πατρῴας καὶ πολυγλώσσου δρυός, ἥ μοι χρόνῳ τῷ ζῶντι καὶ παρόντι νῦν ἔφασκε μόχθων τῶν ἐφεστώτων ἐμοὶ 1170 λύσιν τελεῖσθαι· κἀδόκουν πράξειν καλῶς. τὸ δ᾽ ἦν ἄρ᾽ οὐδὲν ἄλλο πλὴν θανεῖν ἐμέ. τοῖς γὰρ θανοῦσι μόχθος οὐ προσγίγνεται. ταῦτ᾽ οὖν ἐπειδὴ λαμπρὰ συμβαίνει, τέκνον, δεῖ σ᾽ αὖ γενέσθαι τῷδε τἀνδρὶ σύμμαχον 1175 καὶ μὴ ᾽πιμεῖναι τοὐμὸν ὀξῦναι στόμα, ἀλλ᾽ αὐτὸν εἰκαθόντα συμπράσσειν, νόμον κάλλιστον ἐξευρόντα, πειθαρχεῖν πατρί. Ὕλλος ἀλλ᾽, ὦ πάτερ, ταρβῶ μὲν εἰς λόγου στάσιν τοιάνδ᾽ ἐπελθών, πείσομαι δ᾽ ἅ σοι δοκεῖ. 1180 Ἡρακλῆς ἔμβαλλε χεῖρα δεξιὰν πρώτιστά μοι· Ὕλλος ὡς πρὸς τί πίστιν τήνδ᾽ ἄγαν ἐπιστρέφεις; Ἡρακλῆς οὐ θᾶσσον οἴσεις μηδ᾽ ἀπιστήσεις ἐμοί; Ὕλλος ἰδοὺ προτείνω, κοὐδὲν ἀντειρήσεται. Ἡρακλῆς ὄμνυ Διός νυν τοῦ με φύσαντος κάρα, 1185 Ὕλλος ἦ μὴν τί δράσειν; καὶ τόδ᾽ ἐξειρήσεται; Ἡρακλῆς ἦ μὴν ἐμοὶ τὸ λεχθὲν ἔργον ἐκτελεῖν. Ὕλλος ὄμνυμ᾽ ἔγωγε, Ζῆν᾽ ἔχων ἐπώμοτον. Ἡρακλῆς εἰ δ᾽ ἐκτὸς ἔλθοις, πημονὰς εὔχου λαβεῖν. Ὕλλος οὐ μὴ λάβω· δράσω γάρ· εὔχομαι δ᾽ ὅμως· 1190 Ἡρακλῆς οἶσθ᾽ οὖν τὸν Οἴτης Ζηνὸς ὕψιστον πάγον;

manos de ningún vivo, sino a las de quien habitara en el Hades, ya muerto. Ese monstruo, el Centauro, me está matando, un muerto al que está vivo, exactamente como lo decía el vaticinio. Y mira cómo con aquellos antiguos oráculos ajustan perfectamente otros más recientes (1165). Cuando entré en el bosque de los Selos, los montaraces que se acuestan en tierra, puse por escrito tales oráculos al dotarlos la encina de muchas lenguas de mi padre. Decían que yo en este tiempo y momento presente había por fin de quedar libre de los trabajos que cargan sobre mí; pensé que me pronosticaban felicidad, y no era por lo visto sino que iba a morir, pues los muertos ya no pasan trabajos. Y pues, esto se va cumpliendo tan visiblemente, fuerza es, hijo, que me prestes tu ayuda, y no te muestres remiso ni provoques mi indignación, sino que cedas, y lo ejecutes persuadiéndote que el más santo de los mandamientos es obedecer a los padres. HILO. — Me aterra, padre, meterme en tal aprieto con nuestra conversación, pero cumpliré lo que me mandas. HERACLES. — Ante todo, junta tu diestra con mi diestra, hijo. HILO. — Pero, ¿para qué me exiges promesas tan solemnes? HERACLES. — ¿Me la vas a dar? ¿Vas a obedecer, por fin? HILO. — Bien, ahí la tienes, en nada te replico. HERACLES. — Jura por la cabeza de Zeus que me engendró... HILO. — ¿Qué es lo que he de hacer? ¿Me lo explicas ya? HERACLES. — Jura que me vas a cumplir lo que te encargue. HILO. — Lo juro poniendo por testigo a Zeus. HERACLES. — Y que si faltas a tu palabra te imprecas el castigo de los dioses. HILO.—No lo vea yo. Porque yo la cumpliré. Con todo, lo impreco, sí. HERACLES. — ¿Conoces tú aquella

según hemos visto, ella es la que, muerta, quita la vida a Heracles. 1165

Oráculo evidentemente distinto del dictado por Zeus como prenuncio del género de muerte de Heracles (a manos de un muerto) y mencionado por éste poco ha (v. la nota anterior), pero idéntico al citado por Deyanira en los versos 45, 76 y 164.

Page 42: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Ὕλλος οἶδ᾽, ὡς θυτήρ γε πολλὰ δὴ σταθεὶς ἄνω. Ἡρακλῆς ἐνταῦθά νυν χρὴ τοὐμὸν ἐξάραντά σε σῶμ᾽ αὐτόχειρα καὶ ξὺν οἷς χρῄζεις φίλων. πολλὴν μὲν ὕλην τῆς βαθυῤῥίζου δρυὸς 1195 κείραντα, πολλὸν δ᾽ ἄρσεν᾽ ἐκτεμόνθ᾽ ὁμοῦ ἄγριον ἔλαιον, σῶμα τοὐμὸν ἐμβαλεῖν, καὶ πευκίνης λαβόντα λαμπάδος σέλας πρῆσαι. γόου δὲ μηδὲν εἰσίτω δάκρυ, ἀλλ᾽ ἀστένακτος κἀδάκρυτος, εἴπερ εἶ 1200 τοῦδ᾽ ἀνδρός, ἔρξον· εἰ δὲ μή, μενῶ σ᾽ ἐγὼ καὶ νέρθεν ὢν ἀραῖος εἰσαεὶ βαρύς. Ὕλλος οἴμοι, πάτερ, τί δ᾽ εἶπας; οἷά μ᾽ εἴργασαι. Ἡρακλῆς ὁποῖα δραστέ᾽ ἐστίν· εἰ δὲ μή, πατρὸς ἄλλου γενοῦ του μηδ᾽ ἐμὸς κληθῇς ἔτι. 1205 Ὕλλος οἴμοι μάλ᾽ αὖθις, οἷά μ᾽ ἐκκαλεῖ, πάτερ, φονέα γενέσθαι καὶ παλαμναῖον σέθεν. Ἡρακλῆς οὐ δῆτ᾽ ἔγωγ᾽, ἀλλ᾽ ὧν ἔχω παιώνιον καὶ μοῦνον ἰατῆρα τῶν ἐμῶν κακῶν. Ὕλλος καὶ πῶς ὑπαίθων σῶμ᾽ ἂν ἰῴμην τὸ σόν; 1210 Ἡρακλῆς ἀλλ᾽ εἰ φοβεῖ πρὸς τοῦτο, τἄλλα γ᾽ ἔργασαι. Ὕλλος φορᾶς γέ τοι φθόνησις οὐ γενήσεται. Ἡρακλῆς ἦ καὶ πυρᾶς πλήρωμα τῆς εἰρημένης; Ὕλλος ὅσον γ᾽ ἂν αὐτὸς μὴ ποτιψαύων χεροῖν· τὰ δ᾽ ἄλλα πράξω κοὐ καμεῖ τοὐμὸν μέρος. 1215 Ἡρακλῆς ἀλλ᾽ ἀρκέσει καὶ ταῦτα· πρόσνειμαι δέ μοι χάριν βραχεῖαν πρὸς μακροῖς ἄλλοις διδούς. Ὕλλος εἰ καὶ μακρὰ κάρτ᾽ ἐστίν, ἐργασθήσεται. Ἡρακλῆς τὴν Εὐρυτείαν οἶσθα δῆτα παρθένον; Ὕλλος Ἰόλην ἔλεξας, ὥς γ᾽ ἐπεικάζειν ἐμέ. 1220

empinada cresta del Eta consagrada a Zeus? HILO. — Sí la conozco; como que muchas veces he estado en ella sacrificando. HERACLES. — Pues bien, es preciso que a ese monte me lleves tú en peso, tú mismo, con los amigos que tú escojas, y cortes abundante maleza en aquella selva de seculares raíces, y derribando fornidos troncos de olivos silvestres eches sobre todo ello mi cuerpo, y tomando una tea de pino en llamas, le prendas fuego (1199). Y no haya allí ni gemidos ni lamentos; sin un suspiro, sin una lágrima, tienes que hacerlo, si eres hijo de este padre. Si no lo cumples, aun desde el otro mundo pesaré sobre ti perpetuamente como una maldición. HILO. — ¡Ay padre! ¿Qué dices? ¿Qué me has impuesto? HERACLES. — Lo que tiene que cumplirse; y si no, hazte hijo de otro padre y jamás te llames mío. HILO. — ¡Ay de mí una y otra vez! ¿Adónde me empujas, padre, a hacerme asesino tuyo y parricida? ¡Oh padre! HERACLES. — No, sino remediador de mis dolores, médico único de los males que me aquejan. HILO. — ¿Qué es eso de curarte abrasando tu cuerpo? HERACLES. — Bueno, si a esto no te atreves, haz por lo menos lo demás. HILO. — En lo de llevarte no hay inconveniente ninguno. HERACLES. — ¿Tampoco en lo de amontonar la pira como he dicho? HILO. — Todo menos tocarla con mi mano, todo lo demás lo haré; se te dará gusto de mi parte. HERACLES. — Sólo con eso me basta. Pero añade un pequeño favor a los grandes que ya me has prometido. HILO. — Por más grande que sea, concedido desde luego. HERACLES. — ¿Sabes esa joven hija de Eurito? HILO. — Yola, dices, si lío te entiendo mal.

1199 Según la saga Heracles fue de hecho llevado al Monte Eta, junto a Traquina, y allí recibió su final apoteosis

consumido por el fuego. Como ni Hilo ni nadie se atrevía a aplicar la llama a la pira, se decidió a hacerlo, a cambio da arco y flechas de Horades, Filoctetes, a quien hemos visto con esas armas en el drama de Sófocles que lleva su nombre.

Page 43: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Ἡρακλῆς ἔγνως. τοσοῦτον δή σ᾽ ἐπισκήπτω, τέκνον· ταύτην ἐμοῦ θανόντος, εἴπερ εὐσεβεῖν βούλει, πατρῴων ὁρκίων μεμνημένος, προσθοῦ δάμαρτα, μηδ᾽ ἀπιστήσῃς πατρί· μηδ᾽ ἄλλος ἀνδρῶν τοῖς ἐμοῖς πλευροῖς ὁμοῦ 1225 κλιθεῖσαν αὐτὴν ἀντὶ σοῦ λάβῃ ποτέ, ἀλλ᾽ αὐτός, ὦ παῖ, τοῦτο κήδευσον λέχος. πείθου· τὸ γάρ τοι μεγάλα πιστεύσαντ᾽ ἐμοὶ σμικροῖς ἀπιστεῖν τὴν πάρος συγχεῖ χάριν. Ὕλλος οἴμοι· τὸ μὲν νοσοῦντι θυμοῦσθαι κακόν, 1230 τὸ δ᾽ ὧδ᾽ ὁρᾶν φρονοῦντα τίς ποτ᾽ ἂν φέροι; Ἡρακλῆς ὡς ἐργασείων οὐδὲν ὧν λέγω θροεῖς. Ὕλλος τίς γάρ ποθ᾽, ἥ μοι μητρὶ μὲν θανεῖν μόνη μεταίτιος σοί τ᾽ αὖθις ὡς ἔχεις ἔχειν, τίς ταῦτ᾽ ἄν, ὅστις μὴ ᾽ξ ἀλαστόρων νοσοῖ, 1235 ἕλοιτο; κρεῖσσον κἀμέ γ᾽, ὦ πάτερ, θανεῖν ἢ τοῖσιν ἐχθίστοισι συνναίειν ὁμοῦ. Ἡρακλῆς ἁνὴρ ὅδ᾽, ὡς ἔοικεν, οὐ νεμεῖν ἐμοὶ φθίνοντι μοῖραν· ἀλλά τοι θεῶν ἀρὰ μενεῖ σ᾽ ἀπιστήσαντα τοῖς ἐμοῖς λόγοις. 1240 Ὕλλος ὤμοι, τάχ᾽, ὡς ἔοικας, ὡς νοσεῖς φράσεις. Ἡρακλῆς σὺ γάρ μ᾽ ἀπ᾽ εὐνασθέντος ἐκκινεῖς κακοῦ. Ὕλλος δείλαιος, ὡς ἐς πολλὰ τἀπορεῖν ἔχω. Ἡρακλῆς οὐ γὰρ δικαιοῖς τοῦ φυτεύσαντος κλύειν. Ὕλλος ἀλλ᾽ ἐκδιδαχθῶ δῆτα δυσσεβεῖν, πάτερ; 1245 Ἡρακλῆς οὐ δυσσέβεια, τοὐμὸν εἰ τέρψεις κέαρ. Ὕλλος πράσσειν ἄνωγας οὖν με πανδίκως τάδε; Ἡρακλῆς ἔγωγε· τούτων μάρτυρας καλῶ θεούς. Ὕλλος τοιγὰρ ποήσω κοὐκ ἀπώσομαι, τὸ σὸν θεοῖσι δεικνὺς ἔργον· οὐ γὰρ ἄν ποτε 1250 κακὸς φανείην σοί γε πιστεύσας, πάτερ.

HERACLES. — Tienes razón. Una cosita te quiero encargar, hijo; a ésta cuando yo muera, si quieres serme buen hijo, fiel al juramento que has hecho a tu padre, la tomas por esposa (1224), y no desobedezcas a tu padre y que nadie sino tú se 'lleve a la que ha participado de mi lecho. Tú, hijo, tú arregla esa boda. Obedéceme; resistir en las cosas pequeñas habiendo cedido en las grandes es anular los anteriores obsequios. HILO. — ¡Ay de mí! Cruel es enojarse con un enfermo; pero ¿quién puede sufrir verle discurrir de esa manera? HERACLES. — ¿Hablas de que no quieres hacer nada de lo que digo? HILO. — ¿Quién lo va a querer si es ella la única culpable de que haya muerto mi madre, y de que tú estés como estás? ¿Quién va a hacer tal cosa, si no está frenético-por algún dios vengador? Padre, antes he de morir yo también que convivir con mis mayores enemigos. HERACLES. — Ya se ve; este hombre no quiere obsequiar a su padre moribundo. (Irritado.) ¡Pues la maldición de los dioses pese sobre ti si desobedeces a mi voz! HILO. — ¡Ay, que a lo que veo vas a descubrir pronto que te ataca tu furia! HERACLES.— Tú me la has irritado, cuando ya ella estaba adormecida. HILO. — ¡Triste de mí! ¡Qué de perplejidades me envuelven! HERACLES. — Es que no te dignas escuchar a tu padre. HILO. — Pero, padre, ¿voy a aprender de ti a ser impío? HERACLES. — No hay tal impiedad si así cumples un gusto mío. HILO. — Pero ¿con toda tu autoridad me mandas hacer tal cosa? HERACLES. — Sí, te lo mando, y séanme testigo de ello los dioses. HILO. — Bien, pues lo haré y no me resistiré ya, excusándome ante esos dioses con tu mandato, pues nadie me condenará por haberte obedecido, padre.

1224 Podría parecer peregrina esta salida de tomar Hilo por esposa a la que ha sido ocasión, ya que no causa, de la ruina

de su familia; medida que no queda del todo justificada ni con la leyenda que en Esparta y Mesenia hacía a Yola esposa del hijo de Heracles. Ha influido sin duda, en esta determinación el deseo de Sófocles, a diferencia de lo que hace Eurípides en su Medea, ya visto antes (v. 487), limitando el castigo a solo al culpable.

Page 44: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

Ἡρακλῆς καλῶς τελευτᾷς, κἀπὶ τοῖσδε τὴν χάριν ταχεῖαν, ὦ παῖ, πρόσθες, ὡς πρὶν ἐμπεσεῖν σπαραγμὸν ἤ τιν᾽ οἶστρον, ἐς πυράν με θῇς. ἄγ᾽ ἐγκονεῖτ᾽, αἴρεσθε· παῦλά τοι κακῶν 1255 αὕτη, τελευτὴ τοῦδε τἀνδρὸς ὑστάτη. Ὕλλος ἀλλ᾽ οὐδὲν εἴργει σοὶ τελειοῦσθαι τάδε, ἐπεὶ κελεύεις κἀξαναγκάζεις, πάτερ. Ἡρακλῆς ἄγε νυν, πρὶν τήνδ᾽ ἀνακινῆσαι νόσον, ὦ ψυχὴ σκληρά, χάλυβος 1260 λιθοκόλλητον στόμιον παρέχουσ᾽, ἀνάπαυε βοήν, ὡς ἐπίχαρτον τελέουσ᾽ ἀεκούσιον ἔργον. Ὕλλος αἴρετ᾽, ὀπαδοί, μεγάλην μὲν ἐμοὶ τούτων θέμενοι συγγνωμοσύνην, 1265 μεγάλην δὲ θεῶν ἀγνωμοσύνην εἰδότες ἔργων τῶν πρασσομένων, οἳ φύσαντες καὶ κλῃζόμενοι πατέρες τοιαῦτ᾽ ἐφορῶσι πάθη. τὰ μὲν οὖν μέλλοντ᾽ οὐδεὶς ἐφορᾷ, 1270 τὰ δὲ νῦν ἑστῶτ᾽ οἰκτρὰ μὲν ἡμῖν, αἰσχρὰ δ᾽ ἐκείνοις, χαλεπώτατα δ᾽ οὖν ἀνδρῶν πάντων τῷ τήνδ᾽ ἄτην ὑπέχοντι. λείπου μηδὲ σύ, παρθέν᾽, ἀπ᾽ οἴκων, 1275 μεγάλους μὲν ἰδοῦσα νέους θανάτους, πολλὰ δὲ πήματα καὶ καινοπαθῆ, κοὐδὲν τούτων ὅ τι μὴ Ζεύς.

HERACLES. — Bien acabas, y a todas tus atenciones añade la de la prisa, y antes que me venga otro ataque o arrebato, ponme sobre la pira. Vaya, daos prisa, levantadme. Aquí está el fin de mis males, aquí el término de la vida de este hombre. HILO. — Nada nos impide ya darte este gusto, padre, puesto que tú lo mandas y nos lo exiges.

Se ponen ya a coger la litera para levantar a

HERACLES. HERACLES. — Vamos, antes de provocar otro ataque. ¡Oh alma invencible! Pega con freno de hierro mis labios como sillar contra sillar, déjate ya de lamentos. Aunque a disgusto, estás cumpliendo tu mayor gusto. HILO. — Levantad, compañeros, y otorgadme generoso perdón, reconociendo en cuanto aquí está pasando la gran injusticia de los dioses, que ven impasibles todo esto ellos que le engendraron y se llaman sus padres. El porvenir nadie lo sabe; pero, al menos lo presente, triste es para nosotros, vergonzoso para ellos y doloroso, como para nadie, para éste que lo sufre. Tampoco tú, niña (¿a Yola?), quedes ya fuera de casa; tú, que tan terribles e inesperadas muertes y tormentos tantos y tan peregrinos has presenciado (1277). Y en todo esto nadie anda sino Zeus.

1277

Refieren a Yola este verso 1275 muchos intérpretes, y oreen que en este punto, se abren las puertas de palacio y se deja ver Yola con las cautivas. Dudo mucho de que esta palabra παρ0έν= se aplique mejor a ella que al Coro. NOTA FINAL. — Para pormenores que, en atención a la brevedad, no se han podido tocar en este comentario, y para justificativos de sus principales afirmaciones, véase el estudio sobre Las Traquinias en el capítulo V de Sófocles, Investig., págs. 165-232.

Page 45: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

EL CORO EN EL TEATRO DE SOFOCLES

I

EL CORO DE LAS TRAQUINIAS

LAS TRAQUINIAS. —No se hallan presentes las jóvenes traquinias, que constituyen el Coro de

este drama, en el prólogo, cuando dialoga Deyanira con la nodriza, pues aquélla parece mostrarse extrañada de que al hablarle se exhiban enteradas de sus cuitas. Y por otra parte no se ha cuidado Sófocles de decirnos por dónde les ha venido a ellas tal información y cómo desde el primer momento, en el párodo, entran de lleno en las preocupaciones de la señora y la animan a no perder la esperanza de recuperar a su ausente marido, tema del que venía hablando con la nodriza.

A ellas, pues, viéndolas tan afectas, hace de nuevo la descripción de su desventura. Ellas le indican la llegada del mensajero, y al anunciar éste la próxima venida de Heracles y prorrumpir Deyanira en voces de júbilo, invitando a celebrar la gran noticia, las niñas del Coro entonan su primer estásimo, amplificando ese mismo pensamiento: «los jóvenes que canten y celebren e invoquen a Apolo, y las jóvenes hagan lo mismo con Artemis la Ortigia; peán» (205-224).

Tan súbita y exaltada alegría viene a aguarse repentinamente con las escenas en que Licas trae a casa a la que ha de ocasionar su ruina. Despistadas están las pobres muchachas durante todo el lío que ante sus ojos se arma entre las primeras noticias del mensajero, las contrarias de Licas mismo, las protestas de aquél, el careo de ambos con Deyanira, las confesiones de Licas. Pero no entienden la terrible realidad: lo que significa que Heracles con estas esclavas haya metido a su concubina en el propio palacio de Deyanira.

Esta sí ha entendido todo su alcance, tan bien como Medea o Clitemestra, y como ellas ha decidido la venganza, pero por el momento lo disimula y se retira al interior.

Con una inconsecuencia, tan solo explicable por su edad y su sexo en ella, las muchachas se de-dican a entonar un himno al poder irresistible del Amor, ejemplarizándolo todo en el caso de la lucha entre Heracles y el monstruo Aqueloo, por la mano de Deyanira, el que ésta ha descrito en el prólogo de la tragedia. Totalmente despistadas.

La esposa de Heracles vuelve, y con apariencia de un candor inefable les expone lo que ha ideado para reconquistar el amor de su marido, pues por perdido lo da en el hecho de traerse a palacio a Yola: ha bañado, dice, el manto que le envía con.la sangre envenenada del Centauro Neso, al que mató su marido hace muchos, años de un flechazo; Neso se lo regaló como un elixir para reconquistar el amor de su esposo. Deyanira lo hace en términos tan inconsiderados, que hasta las mismas niñas del Coro lo creen temerario y le aconsejan cautela...; pero ya llega Licas y ella les ruega le guarden secreto.

Se va Licas con el misterioso manto. Para el espectador el momento está preñado de sobresalto y angustia. A las niñas de Traquina se les pasa todo inadvertido, y no se les ocurre otra cosa que cantar un himno de esperanza, de que viene ya y llega muy pronto, sembrando la ventura por donde pasa, el buen Heracles, derretido en amor por el conjuro del manto.

La catástrofe se avecina, su conocimiento se extiende por círculos concéntricos, como de costumbre en Sófocles; primero la conjetura: Deyanira dice que se teme que el tal manto más que filtro de amor va a ser fatal envoltura de muerte para su marido; las niñas, ante tal temor, la animan: «ten seguridad de que no sucederá tal, y en último caso, los daños involuntarios obtienen perdón».

Después viene el hijo y cuenta la horrible escena en que Heracles arde en llamas, y furioso contra su criminal esposa está para llegar de un momento a otro. Deyanira se va, en trágico silencio: las niñas del Coro la preguntan: «¿por qué te vas sin decir palabra?, ¿cómo no te defiendes? ¿No ves

Page 46: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

que callar ahora es confesarte culpable?» Todos ven que va al suicidio. Ellas ni lo sospechan. ¡Qué distintas son de aquellos ancianos de Tebas, que en pasajes análogos de Edipo Rey y de Antigona presentían y pronunciaban los suicidios de Yocasta, Hemón y Eurídice! Estas nuestras muchachuelas, no; tan tranquilas quedan cuanto a este punto, que su canto se limita a admirar lo curioso del oráculo, que tan veladamente anunciaba la muerte de Heracles al dictar que acabarían sus males; dan por indudable la buena intención de Deyanira en su trama, lamentan la desgracia, y todo lo atribuyen, como es natural en ellas, a manejos de la diosa del amor, «la silenciosa ejecutora de sus trazas».

El tercer círculo es la noticia del suicidio de la ¡heroína; lo cuenta detalladamente la nodriza. Aterradas con lo que oyen, y más aún con lo que ven que se avecina con la llegada de Heracles moribundo y desesperado, terminan aquellas delicadas jóvenes su actuación dramática como tenían que terminarla, suspirando por que un viento huracanado las arranque de aquellas tierras y las aleje de tan horrendas escenas, para no morir de espanto con solo ver al «hercúleo» hijo de Zeus. No tienen valor ni para pronunciar un epifonema, de los que son de rúbrica en las tragedias sofocleas.

Page 47: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

II

ACTUACIÓN DRAMÁTICA DEL CORO EN LA TRAGEDIA SOFOCLEA

Ahora que ya tenemos en el Coro de Sófocles a un auténtico personaje del drama, es el

momento propicio para estudiarlo en los múltiples aspectos de su .personalidad y para observar su naturaleza, sus actitudes y las manifestaciones todas de su intervención en la tragedia (1).

Ante todo, su elección. ¿Por qué eligió Sófocles para miembros del Coro, unas veces a ancianos, otras a mujeres, a niñas, a soldados, a marinos? No hemos de recoger las numerosas cábalas que se han hecho a cuenta de esto. Pues que le miraba ya como a un actor, la única norma que le guió fue su conveniencia para cumplir la misión que, como a tal, le confiaba en la tragedia: habiendo de aconsejar y ayudar a Edipo en el asunto de vida o muerte de la ciudad de Tebas, no cabían otros consejeros que los ancianos nobles de la ciudad, coetáneos de Layo; lo mismo que se precisaban ancianos nobles para poner de relieve la injusticia de Creonte y lamentar la fatal ruina de la familia real en Antígona. Viejos aldeanos de Colono eran los únicos que habían de decidir al anciano mendigo y ciego a que, gracias a Colono, se dejase morir en aquella aldehuela, para bien de Atenas. Los dolos en que va envuelta toda la acción de Las Traquinias no podían lograr un relieve mejor que proyectados sobre las cándidas reacciones de unas jovenzuelas, a las que se les pasa de vuelo todo lo que el espectador está leyendo en el lenguaje y acciones de Deyanira. Para estimular a Electra a poner fin a sus males con la muerte de quien se los está causando, sólo señoras de posición y de la edad de Clitemestra, y no niñas, ni jóvenes, ni hombres de edad, podrían hacer un decoroso papel.

En la isla solitaria y despoblada de Lemnos no había lugar a elección: habían de ser los soldados que acompañaban a Neoptólemo los que formasen el Coro, lo mismo que para reflejar las vicisitudes del peligro de un conflicto armado en Ayante, nadie podría ser tan apto como los mismos marinos que formaban su escolta.

A estos Coros diversos no los lanzó Sófocles a la lucha dramática sin distinción de matices ni caracterización personal. Todos están perfilados con rasgos del todo personales: las damas nobles micénicas son eso, señoras, nobles, amantes de la patria, enérgicas, decididas, constantes. Las niñas de Traquina se muestran desde el primer momento de su aparición, niñas, incautas, irreflexivas, ingenuas hasta el extremo. Los marinos de Ayante son marinos de verdad en todo su lenguaje, medrosos, egoístas, amantes de su jefe y bastante romos en sus apreciaciones. Los de Filoctetes son más duchos, cooperan en los dolos de su jefe, muestran una flexibilidad que no siempre muestran los actores individuales.

Con ser todos ancianos, muy distintos son los Coros de Edipo en Colono, lugareños, egoístas, supersticiosos, de los de Edipo Rey y de los de Antigona, y aun éstos mismos se diferencian entre sí, como se distinguen los incondicionales adictos a su rey en prosperidad y ruina, en vida y en muerte, de los que, viendo los excesos de su soberano, acentúan sus faltas, prenuncian su ruina y le presentan como ejemplo de castigo de los dioses a los mortales presuntuosos.

Los Coros, pues, de Sófocles están perfectamente distinguidos y caracterizados: los dos femeninos lo son en todas sus acciones, y distintos entre sí en edad, en posición social, en sus relaciones con la protagonista, a quien las de Tarquina miran como huésped y las de Micenas como hija muy querida de su querido padre. Los masculinos se destacan visiblemente como magnates o como aldeanos, como marinos o como consejeros regios, como incondicionales del rey o como críticos y censuradores. La profundidad de sus pensamientos y la generalización de sus consideraciones

1 Toda esta sección es una breve síntesis de lo que ampliamente está tratado en el último capítulo de Sófocles,

Investigaciones, 351-403.

Page 48: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

reflejan siempre su categoría y calidad social. Y esta caracterización no la exhiben los Coros solamente al principio de la acción, ni es

verdadera la afirmación de W. Kranz y de otros de que los Coros de Sófocles sólo al principio del

drama muestran algunos rasgos típicos, que luego se esfuman, para no ser en el cuerpo de la tragedia sino «un mero testigo de la acción, un ser sin carácter alguno de personalidad». El estudio hasta aquí hecho nos está demostrando todo lo contrario: no sólo son constantes los personajes del Coro sofocleo en conservar sus rasgos personales en todo el drama, sino que los van acentuando continuamente a medida que avanza la acción.

Más angustiosamente inmergidos en las ansiedades de la búsqueda del culpable asesino de Layo que al principio del drama están los ancianos de Tebas, cuando suplican a los dioses les descifren el pavoroso conflicto, y más cuando sueñan en un milagro que se lo resuelva, y más aún cuando sienten todo el peso de la desgracia, hundidos con su querido soberano. Bravías como se presentan las damas micénicas al iniciar la acción («así muera quien tal hizo»), lo están mucho más al ir arbitrando los nuevos recursos y combinaciones entre los hermanos para la venganza; más aún al dirigir a Electra, desesperadas, la severísima reprensión, y más todavía cuando asisten al severo castigo de los culpables. Y si ingeniosos e interesados se muestran los viejos aldeanos colonenses en cantar las glorias de .Colono, más lo son en augurarle una victoria fantástica de las huestes de Teseo, y cuando en su canto al pesimismo le inmunizan contra la próxima tentadora sugestión de su hijo.

Tanto es ello así, que el epifonema final que en todas las tragedias, menos en tas. Traquinias,

pronuncia el Coro, no es sino la lección deducida de los hechos contemplados y vividos, el desahogo de una inquietud, el reposo logrado a través de largos y accidentados afanes: el lector mismo lo puede leer en el suspiro de las señoras de Electra, al exclamar: «ya las cosas de esta familia quedan reparadas para siempre», o en las enseñanzas sacadas por los viejos tebanos: «a nadie llames feliz mientras está aún en vida» y «los dioses tardan, pero al fin llegan para castigo de los criminales», o la afirmación de los colonenses: «ya todo esto queda asentado», o la confesión de los compañeros de Ayante: «sorpresas que nos reserva la vida». Y aunque parezca paradójico, esto mismo nos demuestran las espantadas niñas de Traquina con su silencio absoluto al final del drama.

Claro está que esta caracterización del Coro no puede ni debe ser tan fija y definida como la de los personajes individuales, pues el Coro debe reservarse para sus elevaciones de tipo lírico, del todo necesarias en el drama griego.

Se ha intentado reducir a una fórmula concreta la postura que el Coro adopta con respecto al héroe de la tragedia. Conato inútil. Varía con plena libertad: en tres tragedias el Coro se esfuerza por determinar la voluntad del héroe, Edipo en Colono, Electra y Filoctetes; en otra, sólo en parte de la tragedia (Ayante ); en Edipo Rey participa de sus angustias en las averiguaciones sobre el culpable; en Antigona está frío para con esa joven y más para con Creonte.

Los Coros que más activamente influyen en el héroe trágico son los de los últimos años, Electra

y Edipo en Colono; lo que muestra que no hubo influjo alguno de Eurípides, ni a su imitación fue dando menos importancia a sus Coros, sino que fue espíritu de escuela, que él cultivó hasta el fin, como sistema teatral auténticamente suyo. No pocas veces interviene el Coro para corregir la marcha de la acción y encauzar a los actores que corrían peligro de desviarse (Electra (369- 371) (464-465), Antígona (681-682) (724-725), Edipo Rey (404-407), Edipo en Colono (1014-1015).

Adentrándonos más en la técnica que el Coro aplica para influir en las mentes y voluntades de los actores y en los sentimientos de los espectadores, lo primero y más general son las consideraciones

elevadas de justicia, sabiduría, moral, sentido práctico de la vida que en muchos de sus estásimos formula y canta, punto éste en el que cabe observar niveles muy variados, desde las consideraciones de los soldados de Ayante, egoístas y pragmáticos, o los inocentes y despistados suspiros de las niñas traquinias hasta los profundos pensamientos de los Coros de Edipo Rey o Antigona.

Muy frecuente es también el recurso a las plegarias a los dioses, en forma de canto, para expresar

Page 49: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

sentimientos que desea el poeta evocar en el público asistente a la representación. El más llamativo caso es el de Edipo Rey, en el que domina la plegaria más que en ningún otro drama; menos rezadores son los de Edipo en Colono y aún menos las damas de Electra, que parecen excluir los ruegos a los dioses desde un principio y querer hacerlo todo por medios humanos, y los compañeros de Ayante que no se muestran nada píos, y los de Filoctetes, donde hasta se hace una parodia del recurso a la divinidad (391 sgs.).

Es muy típico, y casi podríamos decir entre los griegos exclusivo de la dramaturgia de nuestro poeta, el recurso por el que se atribuye a los cantos del Coro una verdadera eficacia persuasiva; y para influir en el héroe de la tragedia se los dirigen a él personalmente, en forma muy parecida a la de la ópera moderna.

El caso más claro y destacado es de Edipo en Colono, donde sus tres estásimos no tienen otro objeto que sostener el ánimo del ciego que tienen delante, y reafirmarle en su plan de quedarse en Colono, primero cantándole las bellezas de aquel rincón del mundo tan preferido por los dioses, después exagerándole las peripecias de una batalla lejana que habría de terminar con la restitución de sus hijas robadas y, por fin, desilusionándole, con una oda pesimista, contra las peligrosas ofertas, que el mal hijo le va a hacer proponiéndole la ida a Tebas para reinar en el seno de una familia feliz. Parecido alcance viene a tener la terrible soflama del estásimo segundo, en que las mujeres de Micenas reprenden la incomprensible inacción y apatía de Electra. Idéntica fe en la vis oratoria del canto refleja el que entonan los del Coro de Filoctetes (676-729), aun reconociendo que es fingido y está fundado en una falsa compasión. Como se ve, también aquí esta tendencia predomina en los dramas de la ancianidad: es algo que pertenece a la escuela dramática de Sófocles y con el tiempo se va acentuando y perfeccionando.

Entre los estimables valores que al drama griego proporciona el Coro, es sin duda el mayor, la

vena de lirismo, en ocasiones muy densa y jugosa, con que enriquece el diálogo y el desarrollo de las pasiones que entran en juego en la acción dramática. El Edipo Rey, qué sin el Coro no pasaría de ser una novelita demasiado lentamente desarrollada para nuestro gusto, es, gracias al Coro, elevado a un tono sobrenatural, que nos hace sentir hondamente los afectos y angustias del drama en sus momentos cruciales. El Coro ruega lo que el mismo espectador rogaría ante la peste de su pueblo; duda, como él, entre lo que Tiresias ha dicho misteriosamente y lo que ellos saben del inocente y bienhechor soberano, y orienta al espectador diciéndole que es imposible condenar a Edipo; en el estásimo segundo le sugiere lo que no puede menos de pensar el conocedor de la leyenda de Layo; en el tercero va aún más lejos que el espectador, y en los Comos del final y en sus exclamaciones de desengaño de la vida y demás pensamientos aleccionadores, al unísono vibran los corazones de los tebanos de antaño y los de los atenienses que los contemplan en el teatro de Dioniso.

No siempre obra así el Coro, por eso no siempre es un espectador ideal, ni siempre se dedica a educar con su ejemplo y sugerencias los sentimientos humanos del público.

No menos influye el Coro en la marcha de la acción con sus presentimientos, tristes o alegres, siempre bellos y siempre conformes a su carácter personal y a la situación dramática del momento. La interpretación optimista del sueño de Clitemestra en Electra, la visión de lo que por fin van a ejecutar, al entrar en el palacio de Mi- cenas, armados con el hacha vengadora, los encargados por los dioses de expiar crímenes antiguos en ese mismo drama, los ensueños de los coloneses al imaginar la lucha de los soldados de Teseo y los de Creonte, no menos que sus augurios al ver a Edipo marchar a recibir su eterno descanso, son rasgos que la lírica, añade a la dramática, haciéndola más ricas en y espanto y compasión, que es la misión de la tragedia. En algún caso, en el estásimo de Antígona

relativo a Dánae, Licurgo y Cleopatra, la previsión y presentimientos alcanzan distancias más amplias, siempre por virtud de la previsión humana y no por la fuerza preternatural de una Casandra o un Tiresias.

También utiliza Sófocles el Coro para anunciar la llegada de los personajes, y, suponiéndolos

Page 50: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

conocidos, describirlos, como a Antigona, Ismene y Hemón en su drama, y aún se adelanta a sugerir los sentimientos que los animan y las intenciones que parecen traer, con lo que aligera mucho la labor de estructura y confiere gran rapidez y objetividad al drama.

La comunicación de los actores con el Coro es a veces tal, que le hacen confidente secreto de sus planes, y colaborador, unas veces con el silencio, otras con la actividad. En Edipo Rey se pide permiso para confiar a los del Coro los secretos traídos por Creonte; igualmente Orestes, antes de comunicar a su hermana sus ocultos planes, la consulta sobre la fidelidad de las del Coro; a esas mismas pide Crisótemis el silencio de lo que han hablado, como se lo pide Deyanira a las niñas del Coro en tas

Traquinias. En Electra (1437-1441) es el Coro el que aconseja hablar al oído al tirano, y en Filoctetes es también él quien recomienda se hable en voz baja para no despertar al héroe dormido.

Digamos de paso que la presencia del Coro no fue la causa de que hubiera pocos monólogos y que menos aún fue ella la que impidió el uso de los apartes, que sólo mucho más tarde entraron en el teatro latino de Terencio.

Pero es particularmente interesante e instructivo el uso que del Coro hace Sófocles para el juego de contrastes en los sentimientos de tristeza y alegría, de esperanza y desaliento, de pasión y calma de los personajes y de rechazo en el ánimo del espectador.

Porque es visible su predilección por este recurso dramático. Así, por citar un ejemplo concreto, el Edipo Rey está todo él construido con continuos contrastes entre los personajes, sus sentimientos, sus acciones: contraste entre la triste comitiva del prólogo y la confianza de Edipo; entre el afán curioso de investigación en el rey y la reserva del Coro en sus respuestas; entre las apremiantes preguntas y angustias de aquél y la resistencia de Tiresias a declarar lo que sabe; entre la ignorancia del soberano y la ciencia de éste. Nuevos contrastes entre las suspicacias de Edipo y la sinceridad de Creonte; entre el alboroto de ambos y la intervención serenadora de la reina; entre el diálogo con ésta y el habido con Creonte en su presencia. Mayor contraste aún entre la angustiosa situación de ambos cónyuges y las noticias que trae el mensajero corintio y entre éstas y el júbilo del Coro al oírlas, y lo que al punto narra el pastor de Layo, careado con el corintio; entre el regocijo del hiporquema y la fatal catástrofe; entre la lúgubre escena del epílogo y la tierna despedida de las niñas (2).

(Podríase creer que, destinado de ordinario el Coro a comentar las acciones que va presencian-do, no se le ofrecerían fácilmente ocasiones de crear esos contrastes y exaltar sentimientos que no están en los actores y en los espectadores. Pero los ha hallado el ingenioso poeta. Cierto es que a veces los contrastes los causan los hechos mismos, que igualmente sorprenden al Coro que a los demás actores y al espectador; así a las alegres estrofas provocadas por la interpretación optimista del sueño de Clitemestra siguen el desabrido diálogo de madre e hija, la triste narración del pedagogo y la traída de las presuntas cenizas de Orestes con la escena lúgubre que las acompaña. La encantadora sensación de paz en el canto a Colono viene a esfumarse con la repentina aparición de Creonte que hasta se atreve a robar al ciego anciano sus dos hijas.

Pero hay otros casos en que el contraste lo trae y causa el Coro mismo, como sucede en los llamados hiporquemas, cantos jubilosos acompañados de danza agitada, y colocados de ordinario poco antes de la catástrofe final. El de Antigona (1115-1154) es tal, que el espectador mismo puede aceptarlo y alegrarse con la esperanza de salvar de la muerte a Hemón y Antigona, pues de hecho, a no haberse distraído Creonte en las ceremonias fúnebres de Polinices, hubiera llegado a tiempo para salvarlos.

En otras ocasiones se vale de un recurso muy original suyo: hace caer en error al Coro, al que llaman el espectador ideal, mientras el espectador real ve lo equivocado que está y se impresiona con el sentimiento trágico producido al verle al Coro danzar inconsciente y agitado al borde de un abismo y condenado a caer en él. El hiporquema de Ayante (693-718) está justificado: aquellos lobos

2 V. G. Perotta, Sofocle, pág. 242.

Page 51: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

del mar han entendido que su jefe ha desistido de provocar el choque con los jefes del ejército y esto les ha movido a danzar de júbilo; pero no han entendido que sigue en plan de darse la muerte; ésta viene a continuación, con sorpresa de ellos, pero no del espectador.

Cuando cantan su alborozado hiporquema, las Traquinias se imaginan que Heracles viene glorioso y trayendo la felicidad a casa; no es eso lo que prevé el oyente. En el famoso hiporquema de Edipo Rey se engañan ciertamente al soñar que el origen de Edipo es sobrenatural y debido a alguna ninfa del Citerón: su canto exaltado se estrella contra la realidad, que inmediatamente se descubre: Edipo es hijo de Layo. Les ha cegado su amor al soberano.

Con todo, es preciso dejarlo bien asentado: Sófocles ciertamente con esto sirve a fines estéticos interesantísimos; pero lo hace sin violación alguna de la personalidad del Coro. Ahí está su arte en combinar las reacciones del Coro espontáneas, naturales y propias del momento dramático, con los fines estéticos del contraste de sentimientos e impresiones.

Que las niñas Traquinias se equivoquen en sus presentimientos es del todo natural; que los ancianos del Coro de Antígona se prometan la liberación de los novios está muy justificada, pues podría haber llegado a tiempo Creonte para lograrla. A los marinos de Ayante los ha pintado Sófocles notablemente cortos y obtusos, y ellos mismos se motejan de tales (810 sgs.). A los ancianos consejeros de Edipo Rey los ha descrito el poeta tan pavorosamente inquietados por la suerte de la nación, tan fervorosamente adictos a su soberano, a quien dos veces le han jurado en el mismo drama un amor y una adhesión inquebrantables, que (se comprende) a trueque de no admitir la espantosa realidad, que para el espectador ya es innegable y evidente, apelan a cualquier cosa, al milagro si es menester, para salvarle (3).

* * *

Es hora de recoger velas. En definitiva, ¿qué viene a ser el Coro sofocleo como elemento

dramático? Nunca es un ser inconsciente, despegado de la acción y libre para decir y hacer cosa que no esté

en consonancia con lo que ve y oye. Tampoco es un instrumento al servicio del poeta: ni para predicar moderación o enfrentar, la

una con la otra, a las personas que disputan en la acción (cuando lo hace es porque ése. es su fin concreto en el drama), ni para hacer alusiones, para básicamente, a hechos contemporáneos, ni familiares del poeta, ni públicos de la nación (no hay una sola parábasis en todo el repertorio sofocleo), ni para producir efectos algunos estéticos a ultranza y con merma de su libre actuación y personalidad (sus hiporquemas están todos justificados como artística combinación de la belleza estética con la justeza de la acción trágica).

Todavía es más claro que el Coro de Sófocles no es un mero espectador, sino que siempre tiene mucho de actor, ni menos es el espectador ideal: los soldados de Filoctetes y Ayante, las niñas de Traquina, los viejos coloneses están a un nivel muy por lo bajo de lo corriente, y el mismo Edipo Rey, que podría aspirar a ese título, tiene un hiporquema en que un espectador un poco sereno está viendo al Coro víctima de una equivocación fatal.

* * *

Digamos, pues, que el Coro en las tragedias de Sófocles es lo que de él dijo acertadamente

Aristóteles: «un actor verdadero, igual que los demás actores, un miembro del organismo del drama,

3 Hagamos siquiera una 'breve mención del caso en que, como creo haberlo probado en mi libro, el Coro es no engañado

sino engañador, cooperando con su jefe Neoptólemo, y cantando a Filoctetes un estásimo del todo fingido, prometiéndole la ida a su Hierra cuando todos están preparados para llevárselo a Troya (676-729).

Page 52: Sófocles - Las Traquinias [Bilingüe]

un activo colaborador que lucha con los demás actores en el conflicto que entraña la acción de la tragedia».