Pneumatología en general

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Pneumatología es un término que proviene del griego πνε μα ( transliterado al alfabeto románico: pneuma ) que significa " espíritu ", soplo, hálito, viento; y que metafóricamente describe un ser inmaterial o influencia, y -logía, -λογία, tratado, discurso, estudio. Definiéndose como el estudio de seres espirituales y fenómenos , especialmente las interacciones entre los humanos y Dios . En la filosofía se habla de pneumatología, o pneumática, sobre todo en conexión con la filosofía de Gottfried Wilhelm Leibniz , como de la "ciencia" de los espíritus entendida como investigación en torno a Dios, a las almas y a las substancias simples. Retomado por Christian Wolff el término sigue indicando el conjunto de psicología y teología natural pero en el curso de los siglos siempre designa principalmente así la sola esfera psicológica así lo era para D'Alambert o, sucesivamente, para Rosmini la pneumatologia concernió exclusivamente a los "espíritus creados", cómo hombres y ángeles y no Dios. En sus Traité du Pneumátique (Tratados de Pneumática), Blaise Pascal , vierte sus aportaciones al viejo tema del estudio del aire. El mérito de Pascal en este terreno consistió en la aplicación del modelo hidrostático para demostrar las propiedades de la atmósfera como un fluido, resolviendo las viejas especulaciones en torno al horror vacui (horror al vacío, ya propugnado siglos antes por Aristóteles) y explicando los fenómenos barométricos entrevistos por Galileo Galilei y paradigmáticamente investigados por Evangelista Torricelli . En la teología cristiana , pneumatología se refiere al estudio del Espíritu Santo . En la doctrina Cristiana popular, el Espíritu Santo es la tercera persona de Dios en la Trinidad . Algunas variantes de cristianismo niegan que el Espíritu Santo sea personal, aunque asegurando que puede, en algunas ocasiones, influenciar a las personas. en el Evangelio de Juan , pneuma es unido a renacimiento en agua y espíritu que fueran sugeridos para el bautismo [cita requerida ] . Durante el siglo XIX, ha sido considerada principalmente como una fuente de gracia y fe, consignada por la doctrina de la salvación. [1]; mientras que el siglo XX fue de reconocimiento, sobre todo entre los autores protestantes, como por ejemplo en la teología calvinista en la que el Espíritu Santo juega un papel fundamental, aunque mucho más en un proto-conocimiento de la escatología PNEUMATOLOGÍA BÍBLICA [1] Definición La palabra Pneumatología se deriva de dos palabras griegas que sonpneuma y logos. Pneuma significa aliento, viento, aire, o sea que la palabra con que en español designamos de varias maneras, en griego se dice de una sola manera, pneuma, ya sea para el espíritu, o ya sea para mencionar un viento físico, se dice igualmente pneuma. En el idioma hebreo se dice rujá, pero significan exactamente lo mismo. Eso se puede comprobar directamente en la Biblia, en el capítulo 3 del evangelio según San Juan, en aquel pasaje cuando el Señor está hablando con Nicodemo, y en el curso de esa conversación, el Señor le dice a Nicodemo: 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquél que es nacido del Espíritu” (Juan 3:7-8). El viento sopla de donde quiere; ahí está la clave. Allí en nuestra Biblia vemos un numerito que nos manda a la nota que aparece al pie de página que dice que tanto el viento como el espíritu en griego significa la misma palabra, y esa palabra es pneuma; de manera que Pneumatologíaes la materia que trata acerca del Espíritu; pero en este caso no se trata del espíritu humano, sino del Espíritu de Dios, relacionado también con el espíritu humano. Entonces la Pneumatología es , pues, la materia que trata lo relativo al Espíritu de Dios, fundamentalmente. Se ocupa en especial de la tercera Persona de la Trinidad, de Su divinidad, de Su personalidad, de Sus funciones particulares, de Sus frutos, de Sus dones y manifestaciones, de Sus nombres, etcétera; es decir, todo lo relativo al Espíritu Santo cabe dentro de esta materia que estamos tratando, la Pneumatología. En esta forma vemos esta primera parte en la manera más

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Pneumatología es un término que proviene del griego πνεῦμα ( transliterado al alfabeto románico: pneuma ) que significa " espíritu", soplo, hálito, viento; y que metafóricamente describe un ser inmaterial o influencia, y -logía, -λογία, tratado, discurso, estudio.Definiéndose como el estudio de seres espirituales y fenómenos, especialmente las interacciones entre los humanos y Dios.En la filosofía se habla de pneumatología, o pneumática, sobre todo en conexión con la filosofía de Gottfried Wilhelm Leibniz, como de la "ciencia" de los espíritus entendida como investigación en torno a Dios, a las almas y a las substancias simples. Retomado por Christian Wolff el término sigue indicando el conjunto de psicología y teología natural pero en el curso de los siglos siempre designa principalmente así la sola esfera psicológica así lo era para D'Alambert o, sucesivamente, para Rosmini la pneumatologia concernió exclusivamente a los "espíritus creados", cómo hombres y ángeles y no Dios.En sus Traité du Pneumátique (Tratados de Pneumática), Blaise Pascal, vierte sus aportaciones al viejo tema del estudio del aire. El mérito de Pascal en este terreno consistió en la aplicación del modelo hidrostático para demostrar las propiedades de la atmósfera como un fluido, resolviendo las viejas especulaciones en torno al horror vacui (horror al vacío, ya propugnado siglos antes por Aristóteles) y explicando los fenómenos barométricos entrevistos por Galileo Galilei y paradigmáticamente investigados por Evangelista Torricelli.

En la teología cristiana, pneumatología se refiere al estudio del Espíritu Santo. En la doctrina Cristiana popular, el Espíritu Santo es la tercera persona de Dios en la Trinidad. Algunas variantes de cristianismo niegan que el Espíritu Santo sea personal, aunque asegurando que puede, en algunas ocasiones, influenciar a las personas. en el Evangelio de Juan, pneuma es unido a renacimiento en agua y espíritu que fueran sugeridos para el bautismo[cita requerida].

Durante el siglo XIX, ha sido considerada principalmente como una fuente de gracia y fe, consignada por la doctrina de la salvación. [1]; mientras que el siglo XX fue de reconocimiento, sobre todo entre los autores protestantes, como por ejemplo en la teología calvinista en la que el Espíritu Santo juega un papel fundamental, aunque mucho más en un proto-conocimiento de la escatología 

PNEUMATOLOGÍA BÍBLICA[1]

 DefiniciónLa palabra Pneumatología se deriva de dos palabras griegas que

sonpneuma y logos. Pneuma significa aliento, viento, aire, o sea que la palabra con que en español designamos de varias maneras, en griego se dice de una sola manera, pneuma, ya sea para el espíritu, o ya sea para mencionar un viento físico, se dice igualmente pneuma. En el idioma hebreo se dice rujá, pero significan exactamente lo mismo. Eso se puede comprobar directamente en la Biblia, en el capítulo 3 del evangelio según San Juan, en aquel pasaje cuando el Señor está hablando con Nicodemo, y en el curso de esa conversación, el Señor le dice a Nicodemo:

“7No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquél que es nacido del Espíritu” (Juan 3:7-8).

El viento sopla de donde quiere; ahí está la clave. Allí en nuestra Biblia vemos un numerito que nos manda a la nota que aparece al pie de página que dice que tanto el viento como el espíritu en griego significa la misma palabra, y esa palabra es pneuma; de manera que Pneumatologíaes la materia que trata acerca del Espíritu; pero en este caso no se trata del espíritu humano, sino del Espíritu de Dios, relacionado también con el espíritu humano. Entonces la Pneumatología es , pues, la materia que trata lo relativo al Espíritu de Dios, fundamentalmente. Se ocupa en especial de la tercera Persona de la Trinidad, de Su divinidad, de Su personalidad, de Sus funciones particulares, de Sus frutos, de Sus dones y manifestaciones, de Sus nombres, etcétera; es decir, todo lo relativo al Espíritu Santo cabe dentro de esta materia que estamos tratando, la Pneumatología. En esta forma vemos esta primera parte en la manera más global posible, mencionando cada parte, para luego volver sobre esos puntos y desglosarlos.

La Divinidad del Espíritu Santo

En la Biblia encontramos algunos versos que hablan de la divinidad del Espíritu Santo. Por ejemplo el verso en Juan 4:24 dice:

“Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”.Es de notar que la Palabra misma dice que Dios es Espíritu, es decir que la naturaleza divina es

espiritual, y por lo tanto, el Espíritu de Dios es divino, porque Dios mismo es Espíritu. Otro pasaje interesante lo encontramos en el libro de los Hechos de los Apóstoles 5:1-4:

“1Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, 2y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.  3Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y

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sustrajeses del precio de la heredad? 4Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios”.

Noten que el verso 3 dice que la mentira de Ananías fue al Espíritu Santo y que la mentira al Espíritu Santo no es una mentira a los hombres, sino que es una mentira a Dios; por lo tanto, está identificando al Espíritu Santo con Dios, porque al mentirle al Espíritu Santo es mentirle a Dios. Entonces vemos claramente en el contexto del Libro de los Hechos relacionado con el apóstol Pedro, que el Espíritu Santo era Dios mismo. En el famoso contexto bíblico del pasaje de Mateo 28:19, el Señor Jesucristo mismo equipara en un mismo nivel, en una misma jerarquía al Espíritu Santo junto con el Padre y con el Hijo.

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.

Allí el Señor pone al Espíritu Santo en un mismo plano cuando dice, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; es decir, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en un mismo nivel, porque sería un absurdo que nosotros dijéramos: en el nombre de la piedra, en el nombre del ladrillo, en el nombre del cemento y en el nombre del árbol, pues el árbol pertenece a otra categoría. No se pueden tener en un mismo nivel, siendo que el árbol es un elemento de un conjunto distinto; pero en cambio el Señor Jesús se está poniendo en un mismo conjunto (usando ese ejemplo matemático), donde se incluye al Padre y al Espíritu Santo.

Personalidad del Espíritu Santo

Toda persona se caracteriza por tener conciencia de sí mismo, por tener razón y por tener voluntad. Esto es lo que significa un ser; no un ser cualquiera, sino un ser personal, un ser que es persona. El Espíritu Santo aparece en la Biblia con características personales, porque una persona tiene conciencia de sí mismo, habla de sí mismo, utiliza el pronombre en primera persona. De acuerdo a las características encontradas en la Biblia vemos que el Espíritu Santo sí es una persona, sí tiene personalidad; esto lo decimos a propósito de los llamados a sí mismos “Testigos de Jehová”, pues ellos niegan que el Espíritu Santo es una persona divina, y en sus escritos y algunos de sus libros escriben Espíritu Santo con minúscula. Personalmente he encontrado que la palabra diablo aparece con mayúscula, y el Espíritu Santo con minúscula, como si respetaran más el nombre del diablo que el del Espíritu Santo, pero eso se debe a que ellos tienen la noción de que es una fuerza, que no es Dios, pero Dios es Espíritu y el Espíritu de Dios tiene que ser divino. En muchos versos bíblicos se registra que el Espíritu Santo es personal.

“Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”(Hechos 13:2).

Aquellos apóstoles, porque en los primeros tiempos aún no eran apóstoles, eran profetas y maestros y estaban Bernabé, Simón, Niger, Lucio, Manaén y Saulo, estaban ministrando al Señor y reciben un llamado directo del Espíritu Santo, donde el Espíritu Santo está usando el pronombre en primera persona; Él está hablando como una persona, pues una fuerza no hablaría diciendo apartadme, yo los he llamado, y eso significa que el Espíritu Santo es personal, y por lo tanto, no podemos negar la calidad de personalidad que tiene el Espíritu Santo.

“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Efesios 4:30).

Si en la Palabra de Dios dice que no se contriste al Espíritu Santo, quiere decir que El se puede contristar, y si El se contrista, eso significa que tiene emociones personales, que es una persona porque solamente una persona se puede contristar. Si la Palabra de Dios dice: No contristéis al Espíritu Santo, quiere decir que El se puede contristar; la Palabra no iba a decir que no lo contristemos, si El no se contristara, y si El se contrista es porque El tiene emociones personales y solamente una persona se puede contristar.

Cuando estudiamos la Teología Propia, allí se trató de la unidad y la Trinidad de Dios. Se debe tener en cuenta que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno en Su esencia, en Su naturaleza. La naturaleza, la esencia divina es una sola; es la misma esencia la del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; por eso Dios es Espíritu por esencia, pero en persona Dios es Trino, y hay una diferencia entre esencia y persona. La esencia divina es amor, pero en el amor de Cristo Dios se ama, es amado; la esencia es el amor mismo, pero Dios el Padre es el que ama al Hijo; el Hijo es el amado por el Padre, y quién le corresponde el amor del Padre; y el Espíritu Santo es el amor del Padre con el Hijo, pero es Dios mismo; es un solo Dios y tres personas.

En esencia Dios es uno, pero en la esencia divina existen tres personas que participan de la misma esencia: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, pero cada uno usa el pronombre en la primera persona.  El Padre usa la primera persona respecto al Hijo, cuando dice: “Yo te engendré hoy”; y cuando el Padre dice Yo, quiere decir que es una persona, porque sólo una persona puede decir yo, pero esa persona

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que dice yo es el Padre; pero cuando dice: Yo te engendré hoy, ese te es al Hijo, la segunda persona. Dice también: “Tú , oh Padre, en mí”, ese mí es la persona del Hijo, y ese Tú es la persona del Padre. También dice que“os enviaré otro Consolador”, y ahora viene el Espíritu Santo, y El también habla en primera persona. No solamente habla como Padre, porque es que el Padre es una persona y el Espíritu Santo es otra persona y se distingue el Padre del Espíritu Santo, en que el Padre no procede de nadie, en cambio, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. La Biblia dice: “El Espíritu Santo, el cual procede del Padre”; es decir, que hay una característica de la personalidad del Espíritu Santo y es que El subsiste a manera de proceder. Se puede decir con propiedad que el Espíritu Santo procede del Padre; es decir, la procedencia es una característica distintiva de la tercera persona de la Trinidad, pero eso no se puede decir del Padre.

Del Padre no se puede decir que El procede. ¿De quién procede el Padre? No; de El procede el Espíritu Santo y el Hijo. El Padre es ingénito, El no es engendrado, pero el Verbo es unigénito, es engendrado del Padre; así que aunque Dios es uno solo en esencia, en esa esencia hay tres personas: Una que es el Padre, que es ingénito, que engendra al Hijo, que exhala al Espíritu; otra que es el Hijo, que es el unigénito del Padre, y otra que es el Espíritu Santo, que procede del padre y del Hijo. Cada uno subsiste de una manera distinta en la misma esencia; así que la esencia del Ser divino es una sola, pero en esa esencia subsisten tres personas, y cada una tiene su particularidad física que no la puede cambiar con el otro.

El Padre siempre será ingénito, nunca engendrado, siempre es el que engendra, siempre es el que exhala; en cambio la característica propia del Espíritu Santo, es que es procedente del Padre y del Hijo, y el Verbo es unigénito. No se puede decir que el Padre procede; por lo tanto la divinidad existe en el Padre de una manera distinta que lo distingue del Hijo, que sí es engendrado, y del Espíritu Santo que sí procede del uno y del otro. Las tres personas se distinguen, no en esencia, sino en persona. Que el Espíritu Santo es una persona, se comprueba porque El mismo utiliza el primer pronombre personal; el dice: Yo. Cuando dice: “los he llamado”, aquí no aparece yo porque en español en ese caso no usamos los pronombres, porque están tácitos; pero si fuera en inglés habría que ponerlo: I am. No se puede decir am solamente, hay que poner el I; en español sí podemos decir soy. ¿Por qué? Porque la manera como está conjugado el verbo ya tácitamente implica el pronombre, pero ese pronombre tiene que estar ahí.

En el griego el pronombre yo es ego, de ahí la palabra egoísta, porque ego es el pronombre yo, y cuando aquí dice la Biblia apartadme, esa terminación me es una terminación relativa al primer pronombre personal; o sea que el Espíritu Santo tiene conciencia de ser una persona, porque dice, apartadme. Allí el Espíritu Santo habla y dice, a la obra a que los he llamado, es decir, el Espíritu Santo dijo, yo los he llamado; en español no es necesario decir Yo, pero el pronombre allí está tácito y es el pronombre de una persona, de donde los he llamado significa Yo los he llamado; eso significa que el Espíritu Santo está usando un lenguaje que dice: Soy, soy una persona. A veces la Trinidad usa un lenguaje plural, y dice: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; descendamos y confundamos ahora sus lenguas físicamente ante la torre de Babel; quién va por nosotros, pregunta Dios cuando Isaías está orando en el capítulo 6; entonces aparece el plural en el lenguaje de Dios. Dios a veces habla en plural y a veces habla en singular. ¿Por qué? Porque en un sentido, en el sentido de esencia y naturaleza divina es singular, porque la esencia divina es una sola, pero en el sentido de personalidad El es Trino, y por eso es que habla de nosotros, quién irá por nosotros; el Padre y Yo vendremos, dice en plural, vendremos y haremos morada con El, dice el Señor Jesús. No dice vendré, o sea que hay pluralidad de personas en la divinidad.

La pluralidad no es esencia, la esencia es una sola, pero las personas son tres: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es decir que tanto el Padre, como el Hijo y el Espíritu Santo tienen distinta personalidad, pero la misma esencia; entonces este versículo que hemos visto aquí donde el Espíritu Santo habla diciendo: “Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”, muestra que El está absorto en una persona, El es persona, y por eso estamos hablando de la personalidad del Espíritu Santo.

“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Efesios 4:30).

Ese versículo nos enseña que el Espíritu Santo se contrista. Hay otro tercer pasaje que aparece en los evangelios, no sólo en uno, que habla de no blasfemar contra el Espíritu Santo.

“A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado” (Lucas 12:10).

Incluso hay versículos que hablan de si alguno blasfema al Padre, le será perdonado y que si blasfema al Hijo, le será perdonado, pero si blasfema al Espíritu Santo no le será perdonado; entonces, ¿eso qué quiere decir? Que ofender al Espíritu Santo es gravísimo, porque el que trata con nosotros

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directamente no es el Padre, es el Espíritu Santo, porque el Padre se revela a través del Hijo, pero el Padre y el Hijo tratan con el hombre a través del Espíritu Santo, de manera que si una persona ofende al Padre, pero no ha ofendido al Espíritu Santo, el Espíritu Santo puede redargüirlo, darle la gracia, convencerlo de pecado y de juicio, guiarle al arrepentimiento y esa persona se convierte; pero si el Espíritu Santo mismo es ofendido, entonces, ¿ahora quién le va a convencer de pecado? Esto muestra también la personalidad del Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo no puede ser blasfemado; si es blasfemado, no hay perdón.

 Atributos divinos que se le reconocen a la persona del Espíritu SantoEste punto crucial se relaciona con el primero, solamente que no dice de una manera directa que el

Espíritu Santo es Dios, pero los atributos que se le reconocen al Espíritu Santo son propios de la divinidad. Al Espíritu Santo se le reconoce que es omnipresente, omnisciente, omnipotente. Estos atributos se le reconocen porque son propios, únicos, de la divinidad.

Omnipotencia. La esencia de la divinidad se caracteriza porque es omnipotente, porque es omnisciente, que todo lo sabe, y porque es omnipresente, que está en todas partes, y el Espíritu Santo tiene estos atributos. La Biblia se los reconoce. Por ejemplo, dice: “Y si el Espíritu de aquel que levantó a los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:11). ¿Qué está diciendo ahí? Que el Espíritu Santo resucitó a Jesucristo; o sea que eso no lo puede hacer nadie, sino Dios; eso es un atributo de omnipotencia, resucitar a un muerto; por eso se dice que es omnipotente. Resucitó al Señor.

Omnisciencia. Otro atributo es el de omnisciencia, que todo lo sabe. “10Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.  11Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1 Corintios 2:10-11). Aquí se habla de que el Espíritu Santo todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios, es decir, que si lo profundo de Dios lo escudriña el Espíritu Santo, cuánto más lo profundo de nuestro espíritu, pues nosotros somos cartas abiertas para el Espíritu Santo, en donde vemos que este versículo nos habla de la omnisciencia del Espíritu Santo.

Omnipresencia. Es otro atributo divino del Espíritu Santo. “7¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? 8Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. 9Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar,10aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra“ (Salmo 139:7-10). Este Salmo nos habla de la omnipresencia del Espíritu Santo, como otra característica propia de la divinidad en el Espíritu Santo.

Eternidad.  El Espíritu Santo participa también de esta otra característica. La Biblia dice que Cristo se expresó al Padre por medio del Espíritu eterno. “¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (Hebreos 9:14). Aquí se reconoce la eternidad del Espíritu Santo, la cual es otro atributo propio de la divinidad, como son también la omnipotencia, la omnisciencia, la omnipresencia.

La Biblia llama al Espíritu Santo eterno, es decir, que no tuvo principio, ni tendrá fin, sino que siempre ha sido. Dios nunca ha estado sin su Espíritu, al contrario, Dios mismo es Espíritu. Es importantísimo que sepamos que el Espíritu Santo tiene características de la divinidad, y Su personalidad se distingue de la del Padre y del Hijo, pues la persona del Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, a diferencia del Padre, que no es procedente, y del Hijo, que es engendrado pero no procedente; entonces quiere decir que la esencia es la misma, pero la persona es distinta. Debido a eso es que se habla de la tercera persona de la Santísima Trinidad.

 Los nombres del Espíritu SantoLos nombres del Espíritu Santo están muy relacionados con Sus funciones; es decir, que las

funciones que Él tiene, le hacen acreedor a un nombre. Por ejemplo, si el Espíritu Santo consuela, entonces se le llama Consolador; si Él transforma, es el Espíritu transformador, porque dice que somos transformados a la imagen del Hijo por medio del Espíritu Santo; si el Espíritu inspira, entonces Él es Inspirador, y esas son las funciones del Espíritu Santo. Pero en la Biblia hay nombres que se le dan al Espíritu Santo. Por una parte vamos a hablar de los nombres que podríamos llamar comunes, y luego los nombres que podríamos llamarpropios.

Nombres comunes. No se les dice comunes porque sean comunes en ningún sentido, sino porque no

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se refieren como a una personalidad, sino a un aspecto. En la Biblia se habla del Espíritu de verdad, del Espíritu de santidad, del Espíritu de poder, de amor y de dominio propio, del Espíritu de sabiduría y de revelación, del Espíritu de gloria, del Espíritu de gracia; todo esto es propio del Espíritu Santo. Quiere decir que Él tiene gracia, comunica la gracia; Él es verdadero, guía a toda verdad; Él comunica el poder de Dios y el amor de Dios lo derrama El; Él trae revelación, o sea que esto está relacionado. Las funciones de Él se relacionan con Sus nombres. Él es el Espíritu que convence a la gente. La Palabra dice que el Espíritu “convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”[2], y también es el Espíritu que contiende con el hombre hasta cierto punto; por eso dice en Génesis: “No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre”[3]; es decir, que el Espíritu Santo a veces contiende con nosotros, pero hasta cierto punto; Él no va a contender para siempre, y por eso Esteban allá en el capítulo 7 de Hechos, donde aparece haciendo la apología, dice: “Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo”[4], de donde se deduce que el Espíritu Santo contendiendo con ellos, redarguyéndolos, convenciéndolos, pero hasta cierto punto, porque dice: No contenderá mi Espíritu para siempre, sino hasta cierto punto.

Nombres propios. Ahora miremos otros nombres que podríamos llamar propios del Espíritu Santo. En la Biblia se habla simplemente así, elEspíritu, nada más, sin apellido. Por ejemplo, dice en Romanos 8:16: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu”. El primero es con mayúscula, es el de Dios, el Espíritu, y el segundo es con minúscula, es el humano, porque dice que da testimonio a nuestro espíritu. Es diferente; se llama el Espíritu, y también se llama el Espíritu de Dios. “El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”[5]. También se le llama elEspíritu de Jehová. Por ejemplo en Isaías 61:1, la profecía acerca del Señor Jesús, dice: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel”. También se le llama elEspíritu Santo, el Espíritu de Jesús. En esta traducción nuestra (Reina Valera 1960), no aparece ninguna vez en que se llame el Espíritu de Jesús, pero en el griego sí. En aquel pasaje cuando Pablo con sus compañeros, antes de ser llevados a Macedonia, en la visión del varón macedonio, iban a entrar a Bitinia, pero el Espíritu se los prohibió, y querían predicar la Palabra en Asia, pero el Espíritu se los prohibió. Aquí la traducción Reina Valera del 60, que es tan común dentro del pueblo evangélico, por lo menos aquí en Colombia, dice simplemente el Espíritu, pero en el texto griego dice: El Espíritu de Jesús se lo prohibió; es bien interesante. Tenemos entonces que aparece Espíritu de Dios, Espíritu de Jehová, Espíritu Santo, Espíritu de Jesús,Espíritu de Cristo y también Espíritu de Jesucristo; también en otra parte se le llama Espíritu del Padre, y en otra se llama Espíritu del Hijo.

Todo esto tiene su razón de ser, y no obedece a ninguna casualidad que Él aparezca con todos estos distintos nombres. Cuando se trata de la obra del Espíritu en la creación, se llama al Dios creador Elohim, por eso se le llama el Espíritu de Dios, Elohim Rujá. ¿Por qué? Porque es Su tratamiento con la creación; Él estaba revelando ese caos; el que reveló ese caos es el Espíritu. Cuando ya el nombre de Dios se cambia de Elohim a Yahveh, es porque ya no está tratando solamente con el aspecto de la creación, sino con el aspecto de la revelación al ser humano. Entonces, como el ser humano es personal, entonces Dios se relaciona con el hombre de persona a persona, y por esa razón Dios toma Su nombre ya no de Dios (Elohim) sino de Yahveh, o sea, YO SOY; Yo Soy quien envié a vosotros, Jehová. Por eso cuando se da la profecía del anunciamiento del Señor Jesús, no dice el Espíritu de Dios, sino el Espíritu de Jehová, porque se basa en el nombre personal de Dios, y que además quiere decir eso, Yo Soy el que Soy, que se revela a Sí mismo; ya es personalizado.

Cuando habla de la tercera persona de la Trinidad, el trabajo específico de cumplir esa misión tan importante que es la del Espíritu Santo, la de aplicar la redención, la de trabajar con los seres humanos, se le llama el Espíritu Santo. Las Escrituras dicen, por ejemplo, que Juan el Bautista en el vientre de su madre fue lleno del Espíritu Santo, y que María, llena del Espíritu Santo en la salutación angélica, y luego Elizabet fue llena del Espíritu Santo[6]; sin embargo, como un ministerio es una cuestión constituida por el Señor, porque la Biblia dice que el Señor mismo constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, entonces la dirección del ministerio es del Espíritu de Jesús, porque Jesús es la Cabeza del Cuerpo. Por eso dice que el Espíritu de Jesús fue el que prohibió predicar la Palabra en Asia, y eso lo dice el texto original del griego.

San Lucas escribió el Espíritu de Jesús; es decir, Jesús con Su propio Espíritu, porque el Espíritu Santo es el Espíritu del Hijo; del Hijo es lo que dice Gálatas, concretamente en el capítulo 4:6: “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!”. También se le llama Espíritu del Padre en Mateo 10:19-20: “19Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. 20Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros”.

Vemos entonces que la Biblia menciona el Espíritu del Hijo y el Espíritu del Padre; por eso se dice que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. ¿Por qué? Porque todo lo que es del Padre se lo ha dado al Hijo y todo lo que es del Hijo lo tiene por el Espíritu Santo, porque cuando el Espíritu Santo

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venga “tomará de lo mío”, por eso se le llama también el Espíritu de Cristo. ¿Por qué se le llama el Espíritu de Cristo? Porque Él toma todo lo que es de Cristo y nos lo participa a nosotros, por eso se le llama también Espíritu de Jesucristo.

Dios a través de Su Hijo, Su Verbo, asume la naturaleza humana, y como hombre es sometido a las condiciones humanas y a las tentaciones humanas, pero Él vence y luego pasa por la cruz y pasa por la resurrección y asciende y se sienta a la diestra del Padre; por eso no solamente Cristo es Dios, sino que además de ser Dios fue hombre y un hombre perfeccionado que aprendió la obediencia a través del sufrimiento.

NTRODUCCION A LA PNEUMATOLOGIA

INTRODUCCION

1.    La “Pneumatología” es el estudio acerca del Espíritu Santo. (del griego pneuma” = aire o espíritu).

2.    Nuestro analisis, sin embargo, no cubrirá todas las áreas de la doctrina sobre el Espíritu Santo, sino aquellas relacionadas con el don profético.

1.  LA NATURALEZA Y PERSONA DEL ESPIRITU SANTO A. Una Persona Divina                                                     Juan 14:16.17

“Necesitanos comprender que el Espíritu Santo, que es una persona así cono Dios es persona, anda en estos terrenos [el Colegio de Avondale en Australia]; que El es nuestro ayudador, que escucha cada palabra que pronunciamos, y conoce cada pensamiento de nuestra mente” Manuscrito 66. 1899.

“El Espíritu Santo es una persona, porque testifica en nuestros espíritus que samos hijos de Dios. Cuando se da este testimonio lleva consigo su propia evidencia. En esas ocasiones creenos y estamos seguros de que samos hijos de Dios

El Espíritu Santo tiene una personalidad, de lo contrario no podría dar testimonio a nuestros espíritus y con nuestros espíritus de que samos hijos de Dios. Debe ser una persona divina, además, porque en caso contrario no podría escudriñar los secretos que están ocultos en la mente de Dios” Manuscrito 20. 1906. Ambas citas enEvangelisno, 447

B.     Un Misterio no revelado                                                Juan 16:7-14

“No es esencial para nosotros ser capaces de definir con precisión qué es el Espíritu Santo. . . La naturaleza del Espíritu Santo es un misterio. Las hombres no poeden explicarla, porque el Señor no se la ha revelado. las hombres de conceptos fantásticos pieden reunir pasajes de las Escrituras y darles interpretación humana; pero la aceptación de estos conceptos no fortalecerá a la iglesia. En cuanto a estos misterios, demasiado profundos para el entendimiento humano, el silencio es oro” Hechos de los apostoles 42,43

II.   EL OFICIO DEL ESPIRITU DENTRO DEL PLAN DE SALVACION

A. Toda la Trinidad Participando en la Salvación 2 Cor. 5:18.19

-  El problema del pecado es un problema muy complejoy Dios lo resuelve en su plenitud.

a)  la Consecuencia Eterna del Pecado: Es resuelta porCristo en la Cruz                                                                Romanos 6:23

b)    La separación entre Dios y el hombre: La respuesta deDios es la reconciliación                                                  2 Cor. 5:1~fl

c)  Los resu1tados del pecado en la naturaleza: Seránresueltos en la segunda venida de Cristo                        Romanos 8:21—23

d)  La naruraleza pecaminosa: Un problema que tieneque ser resuelto cuardo cada individuo toma concienciade su pecaminosidad.                                                     Romanos 7:18-23

Page 7: Pneumatología en general

-   Este es el oficio del Espíritu Santo dentro del plan de salvación.B.     Un Ministerio Absolutamente Esencial                   Romanos8:1-14              - Tres clases de individuos identificados:

a) las que andan en la carne son denominados“sarkikoi”             Romanos 8:1,5.6

b) Cristianos con una mente carnal, sondenominados “psichikoi”                                                       RomanOs 8:71 Corintios 3:1-3

c)      Los que andan en el Espíritu, son denominados “pneuniatikoi”

                                                                                             Romanos 8:1.9                                                                                                                                                                    

—     La transformación de una naturaleza y una mentecarnales, a una naturaleza espiritual, es eloficio del Espíritu Santo

“El Espíritu iba a ser dado coito agente regenerador, y sin esto, el sacrificio de Cristo habría sido inutil. El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona de la Divinidad . . . El Espíritu es el que hace eficaz lo que ha sido realizado por el Redentor del mundo. Por el Espíritu es parificado el corazón. Por el Espíritu llega a ser el creyente partícipe de la naturaleza divina. Cristo ha dado su espíritu coito poder divino para vencer las tendencias hacia el mal, hereditarias y cultivadas, y para grabar su propio carácter en su iglesia” Deseado de Todas las Gentes, 625.

III. COMO REALIZA EL ESPJRVIU SU OBRA DE TRANSFORMACION

A.    Influencia del Espíritu Sobre la Mente                       1 COr. 2:13-16

-    El Espíritu “mora en nosotros” en la medida en que nuestra mente se abre a su influencia:

“El Espíritu obra en nosotros al traer a nuestra mente, en forma vívida y constante, las preciosas verdades del plan de redenciónEl Espíritu ilumina nuestras tinieblas, informa nuestra ignorancia, y nos ayuda en nuestras múltiples necesidades. Pero la mente debe estar constantemente dirigida hacia Dios. Si se da lugar a la mundanalidad; si no tenenos deseos de orar ni de comulgar con Aquel que es la fuente de sabiduría y fortaleza, el Espíritu no morará en nosotros” Review and herald, Mayo 19, 1904.

B.. La Palabra de Dios. hablada y escrita, es el

             instrumento para la transformación.                       Juan     6:53- 63                                                              Juan 15:4-7

“Por medio de las Escrituras el Espíritu Santo habla a la mente y grabe la verdad en el corazón. ~ksí expone el error y lo expalsa del alma. Por el Espíritu de verdad, obrando por la Palabra de Dios, es cano Cristo subyuga a sí misno a sus escogidos” Deseado, 625.

C. El rechazo o indiferencia hacia las Escrituras ylos Testinonios. cierra la puerta a la presenciadel Espíritu Santo                                                                 HebreoS 4:12

“Los testimonios del Espiritu de Dios son dados para dirigir a los hombres a su palabra que ha sido  denculada.Hahora bien ,mensajes no son atendidos, el Espíritu Santo queda excluido del alma.¿Qué otros medios tiene Dios en reserva para enseñar a los que yerran y mostrarles su verdadera condición?Mensajes Se1eçtos, 1, 52

Page 8: Pneumatología en general

CONCLUSION

-       La obra del Espíritu es esencial para nuestra redención.

EL MAGISTERIO DEL ESPIRITU SANTO

INTRODUCCION

1.   De acuerdo a la promesa de Cristo, el Espíritu ejercería el “magisterio”, enseñando y recordando a los creyentes

“todas las cosas

2.  Una comprensión clara de la forma en que el Espíritu Santo ejerce su magisterio, nos permitirá recibir sus beneficios, y evitar involucrarnos con el error.

EL MAGISTERIO DEL FSPIRITlJ A LOS  AFOS’IOLES Y PROFETAS

A.  Un sermon destinado, en orimera instancia, a los futuros profetas. y en segunda instancia a todos los creyentes.

-  Claramente Cristo estaba dando instrucciones específicas al grupo de discípulos acerca de laobra del Espíritu atraves del don de profecía.

- “Os recordará todo lo que yo os he dicho”           Juan 14:26

-    “Os hará saber las cosas que habrán de venir” Juan 16:13

B.    El Espíritu Santo cumplió una labor especial con los apóstoles.

  revelándoles su voluntad y planes .

—En ocasiones, dándoles una visión para corregir sus propios puntos de vista doctrinales.Hechos 10.11

—En otras ocasiones, dándoles informaciones que no podían obtener de otra manera.1 Cor. 2:10—13

C.     La palabra inspirada de los profetas y apóstoles sedistingue claramente

 de otros predicadores o evangelistas.2 Pedro 1:2 ‘3:

EL MAGISTERIO DEL ESPIRITU A LOS CREYENTES EN GENERAL

A.     Sus escritos inspirados_son el vehículo utilizado por elEspiritu para revelar       su voluntad a los creyentes.

Efesios 1:17—19

—    Aun así, la presencia del Espíritu esimprescindible para entender la Palabra

“La circunstancia de haber revelado Dios su voluntad a los hombres por su Palabra, no anuló la necesidad que tienen ellos de la continua presencia y dirección del Espíritu Santo. Por el contrario, el Salvador prometió que el Espíritu facilitaría a sus siervos la inteligencia de su Palabra; que iluminaría y daría aplicacion a sus enseñanzas

Que e]. ministerio del Espíritu divino iluminara el entendimiento y revelara a la mente las cosas profundas de la santa Palabra de Dios, tal era la bendición que San Pablo pedía para la iglesia de Efeso”  Conflicto de los sjgj,os, Introducción.

Page 9: Pneumatología en general

“Deberíamos comprender que a menos que seamos enseñados por el Espíritu, no podrencs comprender correctamente la Biblia, porque es un libro sellado, aun para los entendidos y sabios en su propio concepto”Review and Herald Junio 4, 1889.

B.      La iluminación del Espíritu no es dada aparte de la

Palabra esçrita

“El Espíritu Santo siempre dirige a la Palabra escrita, y llama la atención a su gran norma noral de justicia. . . Algunos que dicen ser creyentes se han separado de la Palabra de Dios. Han descuidado la Biblia, la maravillosa guía examinadora de todas las ideas, y declaran que son enseñados directamente por el Espíritu, con lo cual la investigación de las Escrituras se toma innecesaria. las tales están escuchando los sofismas de Satanás; porque el Espíritu y la Palabra siempre están de acuerdo”Manuscript Releases, XIV, 71.

C. Impreciones e impulsos no son una quía segura.

“Muchos cargos se han levantado contra la obra del Espíritu Santo por los errores de una clase de personas que, pretendiendo ser iluminadas por éste, aseguran no tener más necesidad de ser guiadas por la Palabra de Dios. En realidad están dominadas por impresiones que consideran cono voz de Dios en el alma. Pero el espíritu que las dirige no es el Espíritu de Dios. El principio que induce a abandonarse a impresiones y descuidar las Santas Escrituras, sólo puede conducir a la confusión, el engafr, y la ruina. Sólo sirve para fomentar los designios del maligno” onflicto, Introducción.

D. Tampoco son sequras las enociones y sentimientos.

“la santificación no es el vuelo feliz de un sentimiento, ni el trabajo de un instante, sino la obra de toda la vida . . . Si la bendición recibida por aquellos que dicen haber sido santificados, los lleva a confiar en alguna emoción particular, y declaran que no necesitan investigar las Escrituras para conocer la voluntad de Dios, entonces la bendición se ha tornado en engaño, porque lleva a sus poseedores a dar valor a sus emtuciones y sentimientos no santificados, y a cerrar sus oídos a la voz de Dios en su Palabra” Sings of the times Febrero 28, 1895.

E. El lugar de los sueños y visiones

-  Aunque los sueños y visiones del Espíritu son principalmente usados con los profetas, también otros individuos los han recibido.

Hechos 10:1—5

Sin embargo, todo sueño religioso debe serconfrontado con la revelación escrita. La razón esque el enemigo también puede intentar confundir a través de manifestaciones especiales.

“No es asunto de poca importancia sustituir la voluntad revelada de Dios con opiniones y declaraciones, sueños, símbolos y figuras procedentes de seres humanos finitos . . . Aquellos a quienes Dios ha elegido para que sean ministros suyos deben afirmarse sólidamente en su Palabra, y dejar que su Palabra sea su autoridad” Mensaies Selectos, II, 105,106.

“Aparecerán muchas cosas con la intención de engañarnos, cosas que tendrán apariencia de verdad . . . Habrá mensajes falsificados que tendrán su origen en personas radicadas en diversos lugares. Se levantará una persona tras otra pretendiendo ser inspirada .Andenos, pues, con cuidado, y no abranos de par en par la puerta al enemigo para que entre mediante impresiones, sueños y visiones. Dios nos ayude a mirar con fe a Jesús, y a ser guiados por las palabras que El ha hablado” Mensajes Selectos, III, 461,462.

CONCLUSION

Page 10: Pneumatología en general

-      El magisterio del Espíritu a los creyentes, se produce básicamente a través de la Palabra revelada de Dios, tanto en forma hablada (predicación) como escrita (los escritos inspirados).

EL LIDERAZGO DEL ESPIRITU SANTO

1NTRODUCCION

1.   La promesa de Cristo acerca del Espíritu Santo incluyó el liderazgo del Espíritu para guiar a la Iglesia “a toda verdad”Juan 16:13

2.   Tanto la Iglesia Apostólica cono el Movimiento Adventista, necesitaron el liderazgo del Espíritu para llegar al conocimiento de la verdad, y evitar la introducción del error.

1.   lA IGLESIA APOSTOLICA GUIADA   “A TODA VERDAD”

A.     Ideas teolóqicas preconcebidas. renovidas por la accion del Espíritu.

—    La idea de que la salvación era exclusiva para Israel erauna inportante barrera teológica para la obra misionera.- San Pedro recibe una visión                                              Hechos10.11                - San Pablo recibe una revelación                        Efesios 3:3-6

B.La Palabra profética utilizada por el Espíritu para evitar la introducción

de doctrinas erroneas y heréticas.

-  La Palabra profética es “más segura” 2 Pedro 1:19-2:2

-   La palabra de los profetas y apóstolescono fundamento de la fe                                      Efesios 2:20; 4:11-15

B.  El testinonio del Espíritu para alertar a los creyentes de futuros

  intentos de introducir errores doctrinales .

-   Se predicen apostasías cono resultado delintento satánica de confundir                                           1 Timoteo 4:1

II.    EL MOVIMIENTO ADVENTISTA GUIADA “A TODA VERDAD”

A.    Ideas teológicas preconcebidas. Removida por la acción del Espíritu

  Santo a través del don profético :

-  También los Adventistas tenían una berrera teológicapara la obra misionera, que necesitaba ser removida:la doctrina de “La puerta cerrada”

-  Provenía de los predicadores milleritas:

“Nosotros henos hecho nuestra tarea de anonestar a los pecadores, y tratar de despertar a una Iglesia indiferente. Dios en su providencia ha cerrado la puerta, y nosotros sólo podemos animarnos

Page 11: Pneumatología en general

unos a otros a ser pacientes y diligentes a fin de hacer nuestro llamado y nuestra elección seguras” Guillerno Miller, Toe Advent Herald, Diciembre 11, 1844.

-  El profeta como en el caso de Pedro y Pablo también creía en este concepto teológica:

“Junto con mis hermanos y hermanas, después del tiempo pasado en 1844, yo creía firmemente que no se convertirían más pecadores. Por un tiempo después del chasco de 1844, sostuve junto con el conjunto de adventistas que la puerta de la gracia quedó entonces cerrada para siempre para el mundo” Mensaies Selectos, 1, 71,84.

-  En 1849, una visión aclaró a la mensajera elegida, que la puerta cerrada no tenía que ver con el fin de la gracia, sino con el santuario celestial.Primeros Escritos, p. 42.

-  Los creyentes aceptan finalmente el consejo inspiradoy comienzan a compartir su f e:

“El trabajo no está confinado solamente a aquellos que han tenido una experiencia en el novimiento adventista pasado. Una gran proporción de aquellos que están compartiendo las bendiciones de asistir a las reuniones de la verdad presente, no estuvieron conectados con la causa adventista en 1844” Jaime White, Review and Herald, Mayo 6, 1852.

B.El don profético utilizado por el espiritu para evitar la

introducción de doctrinas erroneas.

“Henos de afirmarnos en la fe, en la luz de la verdad que nos fue dada en nuestra primera experiencia. En aquel tiempo se nos presentabaun error tras otro; ministros y doctores traían nuevas doctrinas.Solíamos escudriñar las Escrituras con mucha oración, y el Espíritu Santo revelaba la verdad a nuestra mente. A veces dedicábanos noches enteras a escudriñar las Escrituras y a solicitar fervorosamente la dirección de Dios” Obreros Evapgelicos, 317.

“En ese tiempo había fanatisno entre algunos de los que habían creído el primer mensaje. Albergaban grandes errores de doctrina y práctica, y algunos estaban dispuestos a condenar a todos los que noaceptasen sus opiniones. Dios me reveló esos errores en visión, y me mandó a sus hijos que erraban para declarárselos; pero al cumplir este deber, encontré acerba oposición y oprobio” Joyas de los Testinonio, II, 271.C.Mensajes inspirados para alertar a los creyentes acerca de los problemas

con la introduccion de doctrinas erroneas.

“Habrá quienes una vez estuvieron unidos con nosotros en la fe,que buscarán nuevas y extrañas doctrinas, algo extraordinario y sensacional que presentar a la gente. Introducirán todos los sofismas imaginables y los presentarán cono provenientes de la Sra. de white”Mensales Selectos, 1, 46,47.

111. EL CREYENTE EN PARTICULAR GUIADO A LA VERDAD

A. Tres formas en las que el Señor nos guia“Hay tres caminos en 1 os que el señor nos revela su voluntad, nos guía, y nos capacita para guiar a otros. . . [1] Dios nos revela su voluntad en su Palabra, las Santas Escrituras. [21 Su voz también se revela a través de sus obras providenciales, a las que podrenos reconocer si no separanos de El nuestras almas, andando en nuestros propios caminos y actuando de acuerdo con nuestra propia voluntad.[3] Otra forma en que se escucha la voz de Dios, es a través de las apelaciones de su Santo Espíritu, que impresiona nuestros corazones y obra en el carácter. Si tenenos dudas sobre cualquier aspecto, primero debenos consultar las Escrituras” Test _____ V, 512.CONCLUSION

Page 12: Pneumatología en general

1.   El Espíritu Santo cumplió su labor de liderazgo y guía, a través del don profético. Profetas y apóstoles fueron muchas veces corregidos primero por el Espíritu, para estar en condiciones de corregir el rumbo de la Iqlesia.HISTORIA DE LA IGLESIA APOSTOLICA DE LA FE EN CRISTO JESUS

La Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús (IAFCJ) tiene sus antecedentes hacia finales del siglo XIX y su

conformación definitiva hacia el principio del siglo XX. El movimiento apostólico, como era conocido entonces y que

fructificaría en otros movimientos, que vino aMéxico fue muy importante para la época ya que era de los primeros

movimientos de característica pentecostal, es decir, un movimiento en dónde se producía derramamiento del Espíritu

Santo a la manera de la iglesia primitiva. A esto le añadimos que este movimiento era netamente unicitario, que cree

que Dios es uno solamente y no más, no separando a Dios en tres personas ni dos. Es por esto las palabras que

expresa el teólogo de este movimiento Manuel J. Gaxiola: "El siglo en que vivimos fue testigo desde su primer día de

un fenómeno que vino a vitalizar a la iglesia cristiana y hacer que brotaran las semillas que habían estado

enterradas, en algunos casos por siglos, y que ahora podían, como en los tiempos primitivos, fructificar y crecer. El

derramamiento del Espíritu Santo en la ciudad de Topeka, Kansas, dio inicio al movimiento pentecostal que se ha

convertido probablemente en la fuerza religiosa más extendida en nuestro tiempo, pues se inició en la dinámica del

Espíritu Santo, que como lluvia tardía comenzó a derramarse en los corazones que ahora veían las señales

primitivas: nuevas lenguas, señales, prodigios, sanidades, etc.”1

El pentecostalismo en todas sus variantes tuvo como centro principal la diáspora de la famosa Misión Apostólica de

la calle de Azusa en Los Ángeles, California en 1906. Aunque ya antes en Kansas, Minnesota, Carolina del Norte y

Texas hubo manifestación del Espíritu Santo.2

Una de las características del movimiento de la calle de Azusa es su multirracialidad, pues se empezaron a

congregar de toda clase de personas y de todas las razas siendo llamados por el florecimiento de un fenómeno sin

precedentes hasta entonces. Entre esta mucha gentes no podían faltar los de origen mexicano que se encontraban

en Estados Unidos:“También es un hecho que ya para el año de 1909 había en la zona de Los Ángeles, California,

grupos que fueron la base del movimiento apostólico actual, principalmente entre los mexicanos y otras personas de

habla española que, entre otras cosas, bautizaban como lo hicieron los apóstoles.”3

De la diáspora de la calle de Azusa se conformaron distintos centros de reunión que profesaban la redescubierta

doctrina pentecostal y de una de ellas salió una mujer mexicana llamada Romana Carbajal de Valenzuela, ama de

casa sin pretensiones de predicadora pero que perseveraba fervientemente en la fe. Habiendo sido bautizada en el

nombre de Jesucristo del mismo modo en que lo hicieron todos los apóstoles y habiendo recibido el bautismo del

Espíritu Santo deseaba que sus familiares en México también recibieran de la bendición que ella había recibido. “Con

permiso de su esposo llegó a su tierra natal, Villa Aldama, Chihuahua, y comenzó a dar testimonio del evangelio a

sus familiares. Al principio ella y el mensaje fueron rechazados, pero el rechazo se transformó en fe y sed de Dios, y

así fue como el 1 de noviembre de 1914 doce familiares de la citada hermana fueron llenos del Espíritu Santo y

hablaron en lenguas, como Dios les daba que hablasen.”4

La señora de Valenzuela, no pudiendo hacerse cargo del discipulado de los nuevos creyentes hizo contacto con el

pastor Rubén ortega de la Iglesia Congregacional que estaba en la ciudad de Chihuahua y logró que este creyera en

el mensaje apostólico y recibiera el bautismo del Espíritu Santo, posteriormente llevó a este pastor a El Paso, Texas,

el lugar más cercano dónde habían hermanos del movimiento apostólico de raza negra, para que fuera bautizado de

la forma bíblica, en el nombre de Jesucristo(Hechos 2:38).

Del grupo original de los doce surgió un ministro llamado Miguel García, quien se trasladó a la región llamada La

Laguna y formó las primeras iglesias apostólicas en Gómez Palacio, Durango, y Torreón, Coahuila. Simultáneamente

se comenzaban a formar iglesias apostólicas en Baja California, Sinaloa, y otros lugares. Desde su conformación

iniciaron con un mensaje que impactaba a la comunidad y lograron crecer no sin contrariedades y dificultades pues

en todo el país estaba concluyendo la revolución mexicana.

A partir de 1932 la IAFCJ empieza a recibir impulso estableciendo su sistema de trabajo misionero y definiendo su

doctrina. “Gradualmente la iglesia se va extendiendo por todo el país, y actualmente cuenta con iglesias en toda la

Page 13: Pneumatología en general

República Mexicana. En 1949, bajo el impulso de Maclovio Gaxiola López, la iglesia admite que el mandato de ir por

todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura también es para ella, y así se constituye en una de las pocas

iglesias evangélicas mexicanas que tienen un programa misionero en el extranjero. Comenzó entonces a enviar

misioneros que han establecido iglesias pujantes en Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Recientemente se

estableció obra también en Canadá, Estados Unidos, Belice, Colombia, Sudamérica y España. La iglesia hermana en

Estados Unidos, también acudió al auxilio de sus semejantes de habla castellana, y así se logró que en todo Centro

América, en Argentina, Uruguay, Chile, España, Italia y Pakistán se cuente con iglesias como las nuestras.

Creada alrededor de 1900 en la ciudad de Aldama, Chihuahua, con el bautizo de un grupo de 12 personas, que

según su tradición recibierón el "Bautismo del Espíritu Santo", con "señales sobrenaturales", entre ellas, hablar en

"nuevas lenguas"

Posteriormente una de los participantes Romana Carbajal de Valenzuela habló interpretando el evangelio del nuevo

testamento y motivó a los asistentes a orar para buscar la revelación de Dios sobre sus vidas. Romana había

residido en los EE. UU. donde había adoptado el culto cristianismo evangélico en uno de los "Movimientos de la Fe

Apostólica" de corte pentecostal con mayoría de hispanohablantes (llamados latinos).

El culto adoptado por la Sra. Romana en los EE. UU. era el denominado doctrina de la Unicidad de Dios, que

sostiene la unicidad de Dios en contra del tridentino, pero "manifestado a la humanidad" en muchas formas entre las

cuales se destacan las tres principales formas en las que se ha revelado al hombre: Padre en la Creación, Hijo en la

redención del hombre y como Espíritu Santo derramado en los corazones.

Como particularidad de La Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, también conocida por el acrónimo IAFCJ,

considera que su principal fundamento es la palabra de Jesús el Cristo presentada en el Nuevo Testamento y

promulgada por sus pastores, por lo que el bautismo debe hacerse en el nombre de Jesucristo, para perdón y

remisión de pecados, mediante inmersión total en agua, ya sea que se realice en una pila bautismal o cuerpo grande

de agua, como el mar, río o estanque.

La Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús se consideró Unitarista durante mucho tiempo, pero cuando se le

identificó como una denominación del Unitarismo universalista, optó por identificarse claramente como una

organización de los cristianos pentecostales del nombre de Jesucristo haciendo más clara su doctrina a la Unicidad

de Dios y evitando ser confundida con el "unitarismo" de Arrio que fue condenado en el Primer Concilio de Nicea del

año 325.

Considera que Dios se ha manifestado al mundo de muchas formas revelándose como Padre en la Creación del

universo, como Hijo en la redención de la humanidad y como Espíritu Santo derramado en los corazones de los

creyentes. Considera que Dios es el creador de todo lo que existe y que posee una divinidad absoluta e indivisible,

infinito en su inmensidad, inconcebible en su modo de ser e indescriptible en su esencia y sustentan esto con los

pasajes bíblicos sostenidos en Deuteronomios 6:4; Marcos 12:29; 1 Corintios 8:5,6

Creen en el bautismo del Espíritu Santo que fue prometido por Dios en el Antiguo Testamento (Joel 2:28) y derramado después de la glorificación de Jesucristo (Juan 7:37-39; 14:16-26; Hechos 2:1-4).

Creen en la resurrección literal de Jesucristo al tercer día de su muerte como lo relatan los evangelios y que había sido anunciada por los profetas en Isaías 53:12 y que es necesaria para la esperanza y justificación del creyente(Romanos 4:25: 1 Corintios15:20)

Creen en el bautismo en agua, por inmersión y en el nombre de Jesucristo, el cual debe ser administrado por un ministro ordenado. El bautismo debe ser por inmersión porque así se representa la muerte del hombre al pecado, semejante a la muerte de Cristo (Romanos 6:1-5). Y en el nombre de Jesucristo porque esta es la forma en que los apóstoles y ministros bautizaron en la era primitiva de la iglesia (Hechos 2:38; 8:16; 10:48; 19:5; 22:16).

Creen que aún en la actualidad Dios tiene el poder para sanar todas las enfermedades, si así es su voluntad, y que la sanidad divina es el resultado del sacrificio de Cristo (Isaías 53:4; Marcos 16:18)

Creen que todos los miembros del Cuerpo de Cristo deben ser santos, es decir, apartados del pecado y consagrados

al servicio de Dios. Por esta razón los creyentes deben abstenerse de practicar toda clase de diversiones malsanas e

inmundicias de carne y de espíritu (Levítico 19:2; 2 Corintios 7:1; Efesios 5:26, 27; 1 Tesalonicenses 4:3, 4; 2

Timoteo 2:21; Hebreos 12:14; 1 Pedro 1:16).

Sin embargo, en la práctica de la santidad, creen que debe evitarse toda clase de extremismos, ascetismos y

privaciones que tienen “…cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato de la carne;

Page 14: Pneumatología en general

…la cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo" (Colosenses 2:23, 17). En lo que respecta a

alimentos, sabiendo que “todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de

gracias” (1 Timoteo 4:4).

Creen que habrá una resurrección literal de los muertos en el Señor, en la cual serán revestidos con un cuerpo

glorificado y espiritual, con el cual vivirán para siempre en la presencia del Señor (Job 19:25-27; Salmos 17:15; Juan

5:29; Hechos 24:15; 1 Corintios 15:35-54; 1 Tesalonicenses 4:16).

Creen, también, que habrá resurrección de injustos, pero éstos despertarán del sueño de la tumba para ser juzgados

y oír la sentencia que los harán herederos del fuego eterno (Daniel 12:2; Mateo 25:26; Marcos 9:44; Juan 5:29;

Apocalipsis 20:12-15).

Creen que la Iglesia, compuesta de los muertos en el Señor y los fieles que estén sobre la tierra en el momento del rapto, será levantada para ir a encontrar a su Señor en los aires y participar en las bodas del Cordero. Después vendrá con el Señor a la tierra para hacer el juicio de las naciones y reinar con Cristo mil años. Este período será precedido por la Gran Tribulación y la batalla de Armagedón, a la cual dará fin el Señor cuando descienda sobre el monte de los Olivos con todos sus santos (Isaías 65:17-25; Daniel 7:27: Miqueas 4:1-3; Zacarías 14:1-6; Mateo 5:5; Romanos 11:25-27; 1 Corintios 15:51-54; Filipenses 3:20, 21; 1 Tesalonicenses 4:13-17; Apocalipsis 20:1-5).

Creen que hay un juicio preparado en el cual participarán todos los hombres que hayan muerto sin Cristo y los que

estén sobre la tierra en el tiempo de su verificación. Este juicio se efectuará al final del Milenio, y también se conoce

con el nombre de Juicio del Trono Blanco. La Iglesia no será juzgada en esta ocasión, sino que ella misma

intervendrá en el juicio que se haga a todos los hombres de acuerdo con lo que está escrito en los libros que Dios

tiene preparados. Al terminarse este juicio, los cielos y la tierra que hoy existen serán renovados por fuego, y los

fieles habitarán en la Nueva Jerusalén.

La dispensación cristiana habrá terminado y entonces Dios volverá a hacer todas las cosas en todos (Daniel 7:8-10,

14-18; 1 Corintios 6:2, 3; Romanos 2:16; 14:10; Apocalipsis 20:11-15; 21:1-6).

Toda iglesia necesita estar segura de su identidad y del sitio que ocupa en el tiempo y el espacio de la iglesia cristiana como un todo. De allí que no sea simple capricho ni accidente que nos llamemos Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús. Con tal nombre estamos confesando nuestra aspiración a repetir en nuestro tiempo, sin más variantes que las impuestas por la cultura y la distancia cronológica, la realidad de la iglesia primitiva en sus prácticas, creencias y resultados. Todo esto se refleja claramente en lo revelado por el Nuevo Testamento.

Con respecto a la teología , la iglesia primitiva pronto llega a la conclusión más diáfana, que es la misma de la IAFCJ en la actualidad: Jesucristo es Dios manifestado en carne , en él residen todos los atributos de la Divinidad, es creador de todas las cosas, la piedra principal de ese edificio que se llama Iglesia, con un nombre exaltado sobre cualquier otro y que corresponde al de "Jehová" del Antiguo Testamento. Al hacer todas estas afirmaciones, la iglesia primitiva nacida en un ambiente judío, reafirma la exhortación divina que repetía y repiten a diario millones de labios devotos: "Oye Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es".

Con respecto a su dinámica, la iglesia primitiva exhibe desde el principio la presencia del Espíritu Santo como realidad presente, y fuego divino derramado sobre todo creyente y comprobado por las nuevas lenguas. La doctrina del bautismo del Espíritu Santo sigue siendo enseñada por la IAFCJ actual, y la promesa de que los creyentes han de ser revestidos con potencia de lo alto sigue cumpliéndose, aparte de que este Espíritu Santo, que es el mismo Cristo que antes estuvo con los creyentes, y ahora está en ellos (Juan 14:17), sigue dirigiendo a los creyentes a toda verdad y justicia, dándoles poder para testificar en todo el mundo.

La presencia del Espíritu Santo y las promesas hechas por Cristo permitieron que en la iglesia primitiva hubiera sanidades, señales y prodigios que eran prueba irrefutable de la presencia y poder de Cristo resucitado, y le daban a la iglesia un carácter muy especial (Marcos 16:17,18; Hechos 4:29-31; 5:12-16). La IAFCJ de este tiempo ha sido testigo de muchos de estos milagros, sigue alentando a sus miembros para que ejerzan la fe y vean repetidas muchas de aquellas manifestaciones tan benéficas.

En su liturgia, la iglesia primitiva practicó el bautismo en agua, como señal de arrepentimiento, para el perdón de los pecados y como señal de identificación con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección, ceremonia que en todo caso se realizó invocando el nombre de Jesucristo. No existe en los Hechos de los Apóstoles un solo caso en que dicho bautismo haya sido administrado por la iglesia primitiva en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Ésta

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fue una práctica que se introdujo posteriormente, y así como también fue posterior la de bautizar por aspersión y no por inmersión, como fue la práctica original de la Iglesia (Hechos 2:38; 22:16; Romanos 6:1-14). La otra ceremonia que practicó la iglesia primitiva fue la Santa Cena , llamada también comunión o eucaristía, que consistía en participar del pan como símbolo del cuerpo crucificado de Cristo, 1000 y el vino como símbolo de su sangre derramada por los pecadores y como anuncio del regreso de Cristo al mundo (Mateo 26:17-29; Marcos 14:12-25; Lucas 22:7-22; Juan 13:21-30; Hechos 2:42-47; 1 Corintios11:23-26). Estas cosas se siguen practicando en la IAFCJ de nuestro tiempo.

La escatología de la iglesia primitiva se centró en la promesa de que el Señor descendería de nuevo a la tierra, en la misma manera que había ascendido a los cielos. Dicha promesa creó en la iglesia la sensación de la brevedad del tiempo disponible, la necesidad de estar siempre preparados para este evento y la idea de Jesucristo como Señor de la historia quien haría un juicio apocalíptico, establecería la paz en el mundo, lo regiría con vara de hierro y premiaría a los que habían sido fieles. Esta escatología sigue formando parte de las creencias de la Iglesia Apostólica actual.

El Nuevo Testamento también nos enseña que la iglesia primitiva consciente de que sus miembros y los inconversos siguen siendo hombres de carne y hueso, aunque ingresen al mundo del Espíritu Santo y las grandes promesas de regeneración, se preocupó por el bienestar material de ellos. Además entendió muy pronto que la obra debía extenderse a base de trabajo y sacrificio de sus miembros, y que esto requería una mayordomía adecuada, una liberal contribución de todos los miembros y una recta administración de los recursos materiales de la iglesia. La IAFCJ se siente justamente satisfecha de contarse entre las iglesias evangélicas que cuentan con uno de los programas de mayordomía más pujantes en toda la América Latina, y se enorgullece de haber sabido siempre responder a sus necesidades. Además de lo material, nos adherimos a los principios de fraternidad y santidad que se originan en la Biblia, y aspiramos a honrar nuestra posición de "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" (1 Pedro 2:9). También contamos con un ministerio dinámico, adaptado a las circunstancias de la iglesia y aspirando siempre a la superación.

Ser una Iglesia pentecostal, sana y con propósito de Excelencia Misionológica, Personal, Administrativa y de Espacios de Reunión, para glorificar a nuestro gran Dios y Salvador, Jesucristo.

 

1.- Propósito de Dios para la IAFCJ

Que la IAFCJ se concientice que es llamada por su Señor para ir hasta lo último de la tierra. Las iglesias son como las personas, que cuando nacen no tienen idea de cuál es su destino, sino que simplemente existen. Pero cuando pasa el tiempo van tomando conciencia de sus potencialidades y van descubriendo su vocación. Hoy, nuestra Iglesia está llegando a ese momento. Está a punto de dejar su niñez y llegar a su plena madurez. Para esto es importante entender que de una situación de niñez a una de adultez tienen que experimentarse cambios muy significativos. De otro modo, seremos una iglesia eternamente niña. 

Así como una persona al llegar a su madurez puede hacer cosas que antes ni siquiera lo intentaría, así también la Iglesia. Ella tiene que llegar al punto de alcanzar y desarrollar los recursos necesarios y suficientes para que pueda ir tan lejos como su Señor la quiera enviar. En este momento somos muchos los que pensamos que llegó el momento de que nuestra Iglesia traspase la barrera del idioma español e inicie sus trabajos misioneros más allá de las culturas de la tortilla y del frijol. 

Los planes perfectos de Dios, para cumplirse, tienen que darse varias circunstancias; y una de ellas es que las Iglesias se conviertan en instrumentos útiles y apropiados para que puedan servir a los planes eternos de Dios. La Iglesia de Jerusalén, en su momento, fue el instrumento que Dios empleó para llevar su mensaje a otras ciudades (Hch. 8:1-6; 11:19); Antioquía (Hch. 13:1-4) fue otra iglesia que cumplió el rol que Dios le asignó al enviar a Bernabé y a Saulo como misioneros.

2.- La IAFCJ nace como resultado de un avivamiento mundial.

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Siguiendo la figura de una persona, podemos decir que influye determinantemente en su desarrollo el saber quién es, y cómo y de quién nació. Los que han nacido en un palacio crecen teniendo la mentalidad de reyes; los que nacen en el ambiente de una gran empresa, se consideran llamados a darle continuidad a los negocios. De la misma manera, las iglesias que nacen como producto de una división, siempre les será muy difícil cambiar su mentalidad. Nuestra Iglesia ciertamente nos satisface que haya nacido y crecido sin estar dependiendo de alguna Iglesia madre; no obstante, también esto ha tenido un precio, y es que hayamos tardado más en despertar y ver nuestras potencialidades; pues cuando nacimos no contábamos con una visión amplia acerca de lo que Dios se proponía hacer con nuestras vidas. Ciertamente somos una de las muchas 1000 expresiones del avivamiento de Azuza, porque se puede establecer nuestra relación con él; pero otras iglesias que tuvieron esa influencia y que por alguna razón estaban ligadas a movimientos más universalistas, llegaron a tener una mentalidad más amplia primero que nosotros. Los apostólicos tardamos más tiempo en sacudirnos las características sociológicas de una secta. Creo que hoy estamos en condiciones de mirar hacia el futuro con mayor optimismo; porque aparte de tener absoluta confianza en nuestro Señor, que nos ha de seguir guiando fielmente, estamos con una visión mucho más clara de lo que somos y de lo que podemos ser. Estamos plenamente conscientes de que somos una gran Iglesia; que pertenecemos a un gran movimiento mundial que es el pentecostalismo, y que cada vez el mundo cristiano se pentecostalizará más. Sin duda, la Iglesia postmoderna, será pentecostal, en sus diferentes manifestaciones.

3. La IAFCJ se formó en México como un rompecabezas que se armó.

Los apostólicos sabemos que nuestra Iglesia en México nació como resultado de las conversiones que se dieron entre los braceros y demás mexicanos que a finales del siglo IX y a principios del XX emigraron a los Estados Unidos. Sabemos que muchos de ellos al volver a su tierra, trajeron el mensaje de salvación a sus familiares y amigos, y que así nacieron muchas iglesias (Romanita, en Chihuahua; Francisco Ávalos, en Nayarit; Tiburcio Santos, en Sinaloa, etc.). También sabemos que estos diferentes grupos fueron relacionándose, tan admirablemente hasta unirse sin que quedara una cicatriz. No era nuestra Iglesia, entonces, la unión de varias iglesias; era como si un gran rompecabezas se estaba uniendo. Aunque hasta hoy, nuestra Iglesia conserva ciertas particularidades propias de las diferentes regiones, su unidad nunca ha estado en peligro, ni por eso ni por cualquier otra cosa. No somos una “federación” de Iglesias. Somos una sola Iglesia. Lo anterior es reconocido ampliamente por propios y extraños. Sin duda, esta es otra razón para explicar el por qué ahora somos una Iglesia grande y fuerte. No obstante, nuestros pioneros cuando llegaron de los Estados Unidos, sólo deseaban predicar “a los de su casa”; no tenían ni idea de todo lo que llegaríamos a ser.

4.- Los mejores hombres de la IAFCJ miraron hacia fuera para capacitarse.

Desde las décadas de los cuarenta y cincuenta, nuestros mejores hombres han salido al extranjero para capacitarse mejor; y contrario a lo que les ha pasado a otros, han regresado a servir a la Iglesia que los ha enviado. Al conocer otra cultura; otra Iglesia que nos llevaba mucha distancia en su desarrollo; a otras personas que han trabajado como misioneros en otras partes del mundo; otra expresión de la teología, y otras cosas más, les ha dado una idea mejor de lo que debe y puede ser una Iglesia. Les ha ayudado a tener una mejor visión de conjunto. Los ha hecho una especie de “estadistas” eclesiólogos. Y esto, sin duda, se ha reflejado en los planes de trabajo de la Iglesia. Estos hombres han sido como grandes ventanas por donde hemos podido ver hacia el resto del mundo, y por donde nos ha llegado el viento fresco del Espíritu. Y gracias a Dios y a ellos, nuestra Iglesia, desde hace muchos años,  se ha mantenido vigente, siempre al día de lo bueno que está pasando en el mundo.  Por lo que es digno de reconocer que esos hombres, al salir, nos han ayudado a desarrollar nuestra conciencia de lo que somos y podemos ser.

5.- Providencialmente fuimos llamados a misionar al extranjero.

Fue cuando el hermano Isidro Pérez estudiaba en Tulsa, Oklahoma que le llegó una carta que originalmente había sido enviada por el hermano Genaro Gutiérrez desde León, Nicaragua. Este hermano de manera providencial había sabido acerca del Reverendo Coote, de San Antonio, Texas.  La información consistía en que el hermano Coote era un ministro apostólico que podía apoyarlos en Nicaragua, pero debido a que él no entendía el español, envió la carta a Tulsa, Oklahoma, donde a su vez se la entregaron al hermano Isidro Pérez para que él la tradujera al inglés, oportunidad que el hermano Isidro aprovechó para comunicar a México acerca de estos hermanos. El contenido de esa carta causó tan buena impresión al Obispo Presidente y al Vicepresidente de la Iglesia, Felipe Rivas Hernández y Maclovio Gaxiola respectivamente, a tal grado que el 2 de agosto de 1948 el hermano Maclovio salió rumbó a Managua, Nicaragua, a fin de localizar al hermano Genaro Gutiérrez (Pérez, Isidro. EL COMIENZO DE LA FE APOSTÓLICA EN NICARAGUA. Págs. 50, 51. 1991. Edición Personal). Fue así que tuvimos la oportunidad de

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enrolarnos en los trabajos misioneros mundiales. 

El hermano Maclovio, después de haber visitado Nicaragua y El Salvador durante quince días, regresó a México con informes muy motivantes. Por tal razón, en la última semana de octubre del mismo año, 1948, al celebrarse la Convención General en Torreón, Coahuila, se nombró el primer Comité de Misiones, quedando como Secretario de Misiones Extranjeras el mismo hermano Maclovio Gaxiola López. En palabras del hermano Isidro Pérez tenemos un mensaje muy significativo: “El cuerpo ministerial dio su voto aprobatorio unánimemente.  De esta Convención que se celebró en Torreón, Coahuila, regresamos todos con una nueva visión…” (Pérez, Isidro. EL COMIENZO DE LA FE APOSTÓLICA EN NICARAGUA. Pág. 51. 1991. Edición Personal).  Después de esto, el mismo hermano Gaxiola salió en un segundo viaje exploratorio que lo llevó hasta Argentina y Uruguay. En este momento nuestra Iglesia estaba dando un paso verdaderamente importante. Estaba dando sus primeros pasos “hasta lo último de la tierra”.

6.- Nos fuimos hacia los E.E.U.U. por ser estratégico para la expansión mundial.

Por treinta y cinco años nuestra Iglesia se mantuvo con la vista puesta en Centro y Sudamérica. Durante esos años trabajó en Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Colombia, hasta que por el año de 1984 dio inicio a los trabajos misioneros en los Estados Unidos. Fueron varias las razones que nos llevaron a dar inicio a esos trabajos, mismas que no voy a tratar aquí, y sólo me limitaré a decir que desde entonces vimos que eso nos era estratégico para que nuestra Iglesia cumpliera la Gran Comisión. Contábamos con miles de hermanos nuestros, bautizados en México y pastoreados y formados por nosotros. Muchos de ellos bien adaptados a las Iglesias a donde llegaron en los Estados Unidos, pero también muchos de ellos inconformes por el trato y la forma de pastorear que recibían. 

Desde entonces hemos trabajado allí, los primeros diez años, sin una clara definición, y en ocasiones casi a punto de renunciar a ese proyecto; hasta que finalmente se llegó a un pleno acuerdo, y empezamos a fundar iglesias de una manera decidida. Los que hemos estado en la Mesa Directiva General de la Iglesia desde los ochenta, nunca hemos perdido de vista que el extendernos hacia los Estados Unidos era crucial para que nuestra Iglesia se lanzara a mayores empresas. Hoy estamos consolidados en ese país, y ya no somos más la “Iglesia de México”. Ahora somos la Iglesia que ve con optimismo todas las fronteras del mundo, gracias a Dios.  Es decir, estamos llegando a ese estado de adultez que facilitará nuestra misión.

7.- Estamos a punto de llegar a otras culturas más allá del idioma español.

Desde ahora estamos trabajando para cambiar la mentalidad de los pastores en los Estados Unidos, a fin de que trabajen con los de habla inglesa, y que ya no se concreten a servir exclusivamente a los latinos, y esto debe entenderse muy bien, no queremos decir que nos apenamos de servir a los latinos, o que vemos con algún interés no correcto el trabajo entre otras culturas, de ninguna manera. Lo que deseamos, es que además de servir a nuestra raza latina, debemos enfocarnos a cumplir la Gran Comisión, es decir, que nos preparemos para ir a otras partes del mundo. También estamos preparándonos para consolidar la obra en Canadá, y luego ir a Australia, a Rumania y a Francia. No queremos descuidar las diferentes puertas que el Señor nos está abriendo. Estamos fortaleciendo las estacas para ampliar la tienda, en otras palabras, estamos trabajando para que nuestras iglesias locales se desarrollen grandemente, para poder hacer nuestro viaje por el mundo, sembrando iglesias. 

Así como todo individuo debe estar preparado para vivir las diferentes fases de su vida, nuestra Iglesia debe estar preparada para vivir este momento. Y decir que nuestra Iglesia está preparada, equivale a decir que la Mesa Directiva de la Iglesia, los obispos, los presbíteros y todos los pastores estemos con ese entusiasmo; ya que las congregaciones creo que están a punto. Creo que somos una Iglesia mayor de edad, es decir, madura, y tanto en México como en los Estados Unidos, ya contamos con congregaciones que fácilmente pueden patrocinar a un misionero.

1. Buscar al pecador.

Jesús, en la casa de Zaqueo, hizo una gloriosa declaración.  Él dijo que “el Hijo del hombre había venido a buscar…lo que se había perdido” (Lc. 19:10). Y nosotros sabemos que “buscar” al pecador implica un enorme esfuerzo. Para Jesús significó el venir al mundo en forma humana y someterse a un proceso que concluyó con la muerte en la cruz (Fil. 2:9). Y para la Iglesia representa la tarea evangelizadora que tanto enarbolamos y que tan poco hacemos. La razón de esta falta de congruencia entre lo que decimos y lo que hacemos es muy fácil de explicar: Casi siempre no

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tenemos plena conciencia de lo que realmente significa la salvación que nos ha sido regalada. Parece que aquellos que fueron alcanzados en un ambiente escandaloso de pecado, viven más plenamente su experiencia de conversión que aquellos que se han bautizado habiéndose criado en un hogar cristiano. Se observa que en los primeros hay más entrega a favor de buscar a los perdidos. Sin duda que esta hermosa tarea requiere de una verdadera pasión. 

Buscar al pecador incluye también el uso y dominio de estrategias actuales. Ciertamente hay principios universales que nos permiten desarrollar esta tarea en forma similar a los tiempos bíblicos; no obstante, en la actualidad se han desarrollado y probado con éxito nuevas estrategias que le permiten a la iglesia ser más efectiva en estos tiempos en que resulta más complicado ganar a un pecador. Si la iglesia tiene suficiente pasión, pero le falta desarrollar estrategias actuales, su trabajo se va a ver limitado. Son necesarios los dos elementos: La pasión y las estrategias actuales.

En la misma declaración de la casa de Zaqueo, Jesús dijo que había venido además de buscar, a salvar a los perdidos. Entre buscar y salvar hay una gran diferencia. El primer verbo implica solamente el ir a localizar al pecador. El segundo verbo implica una lucha en contra del que tiene cautivo al pecador y de quien se le va a salvar. Por lo tanto, hay una connotación de violencia. Entonces, si buscar al pecador requiere de una pasión y de una estrategia apropiada, con más razón el acto de salvar. Precisamente porque implica una batalla. Esta fase del ministerio requiere valor, consagración, estrategias apropiadas, una tremenda pasión y capacidad para poder soportar todas las luchas que habrá de tener. La lucha será absolutamente real y difícil, en la que los cobardes mejor desistirán. La diferencia está en que unos tendrán hermosas victorias y como si fuesen trofeos, los salvados estarán a s 1000 u lado, y los otros quedarán en el anonimato, por la eternidad.

La Iglesia además de buscar y salvar al pecador, tiene que, al que ya sea salvo, enseñarlo a vivir victorioso. La enseñanza debe ser sumamente clara; porque muchos se han confundido enseñando la santidad como impecabilidad, que no deja de ser un ideal; pero que por lo mismo de ser un ideal, es inalcanzable. Al nuevo converso se le tiene qué enseñar que una manera de mantenerse victorioso a pesar de sus debilidades, es buscando siempre la ayuda de Dios. De ese Dios que rechaza al pecador cuando éste perversamente quiere ofenderle; pero que es amoroso cuando uno le ama entrañablemente y por algún descuido cae en alguna falta. Aquí tenemos que ser muy cuidadosos para no dar a entender que cualquiera puede pecar y, como en el catolicismo, solamente con un acto de confesión, todo está arreglado para volverlo a hacer; pero tampoco debemos ir al otro extremo, en el que por cualquier cosa vamos a excomulgar a cualquiera.  Tenemos que buscar, ganar y conservar para crecer y ser grandes.  Esto es determinante para ir hasta lo último de la tierra.

2. Integrar al nuevo converso.

Pareciera que esta fase de la vida cristiana es donde más tenemos que trabajar. Hasta hoy, tal vez porque nuestras iglesias eran muy pequeñas, y todo el que se bautizaba, de manera automática quedaba integrado a una nueva familia que era esa iglesia pequeña, los nuevos conversos se conservaban mejor que ahora. Nuestras iglesias hasta no hace mucho tiempo, no sólo eran pequeñas, también en gran parte eran rurales o semi urbanas, y lo pequeño de los pueblos permitía que se conocieran muy bien y que las relaciones fueran muy cercanas; pero todo eso ha ido cambiando. Hoy tenemos iglesias más numerosas, en ciudades más grandes, con otro ritmo de vida, y eso, inevitablemente debilita grandemente las relaciones de iglesia. 

Todo lo anterior hace que pensemos detenidamente cómo vamos a organizar nuestras nuevas iglesias grandes, porque muy pronto vamos a tener iglesias grandes; sobre todo, porque tenemos que buscar que los nuevos conversos no vengan sólo a incrementar la población sentada. La gente sentada, además de que no impulsa el reino de Dios, en muchos casos, produce problemas. Por esa razón tenemos que buscar un modelo de iglesia que le dé al nuevo converso, e incluso al que ya tiene mucho tiempo en la iglesia, la oportunidad de integrarse a un equipo de trabajo más dinámico que los lleve a ganar a otros, luego consolidarlos, entrenarlos y enviarlos a repetir el ciclo. Con este propósito la iglesia está elaborando el modelo SENDA, con lo que esperamos se puedan alcanzar mejores y perdurables frutos.  Esto es imperativo si pretendemos avanzar en la conquista del mundo.

3. Integrarlo en iglesias grandes.

No falta quien diga que eso de las iglesias grandes sea una moda que “puede afectar nuestra identidad apostólica”; pero pudiera ser que en el fondo sólo se pretenda desviar la atención sobre un asunto muy delicado: La falta de éxito en el pastorado. Es algo muy triste que tenemos iglesias con más de cincuenta años de fundadas, y no tienen ni cincuenta miembros. En esos casos, si sólo se hubiera hecho una buena pastoral familiar, con el crecimiento biológico se tendría una buena congregación; pero no ha sido así. Tenemos, entonces, qué revolucionar nuestros modelos y

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métodos; pero más que otra cosa, nuestra visión acerca de lo que queremos como pastores del siglo XXI. Las iglesias grandes no son una cuestión moderna, en el libro de Los Hechos de los Apóstoles tenemos, como dicen ahora, varias mega iglesias. Por lo general ponemos la vista en la iglesia de Jerusalén; no obstante, es necesario estudiar más acerca de las iglesias de Samaria, Antioquía, Iconio, etc., que fueron muy grandes, y que sus recursos fueron suficientes para llevar el evangelio a latitudes lejanas, algo que hoy le urge a la Iglesia Apostólica.

Una iglesia grande, no gorda, sin duda que cuenta con más recursos para su auto sostenimiento en todos los ministerios, su auto dirección y para su auto expansión. Al hablar de todo esto, no se nos ha olvidado tratar el cómo; sólo que no lo hemos hecho por ser materia de otro trabajo. Aquí sólo estamos tratando la cuestión de la visión y de la misión. Al modelo de iglesias grandes se contrapone el de muchas iglesias pequeñas, como el modelo que impulsa Shwartz, pero nosotros le vemos varios inconvenientes: El primero es el que ya mencionamos, que carecen de muchos recursos vitales para su auto desarrollo; lo segundo es que no permiten el desarrollo de las capacidades de sus pastores, porque siempre estarán tratando con grupos que no les exigirán mucho; lo tercero es que eso pudiera propiciar que los pastores estén viendo los puestos administrativos como una forma de realización personal, al no tener una iglesia donde se pueda canalizar todo su potencial, y eso es nocivo.  Al principio de la predicación apostólica no se habría logrado mucho si no se hubiesen tenido iglesias grandes en Jerusalén, Samaria, Antioquía, Iconio, Éfeso, etc.  Hoy el modelo se repite.

4. Servir al converso.

Este es otro de los grandes temas a tratar de hoy en adelante. El mundo evangélico ha caminado de una pastoral altamente comprometida con sus congregados hacia una pastoral de púlpito casi en forma exclusiva. Es decir, que los pastores abnegados que daban su vida por el rebaño, ahora, en su mayoría, son cosa de la historia. Hoy conocemos muchos ejemplos de “iglesias” donde se suple la falta de una auténtica pastoral con programas que atraen el interés para asistir a los cultos del domingo, en los que tanto el pastor como todos los que dirigen el culto, bien pudieran competir con cualquier conductor de un programa de televisión. Estos “cultos” satisfacen la “comezón” de oír; pero dejan a todos sus congregantes sin dirección y viviendo una vida con una conducta permisiva, puesto que no hay manera de edificarlos en Cristo por medio de una sana doctrina.

Ante esta situación, se impone el descubrimiento de dones que luego se transformen en auténticos ministerios que contribuyan eficazmente a la sana edificación de los nuevos conversos. Estos ministerios deben ir desde el acompañamiento permanente en los problemas diarios y comunes a toda la gente, con el fin de que puedan ver que están ahora en una iglesia en donde no son anónimos. Que sus problemas son atendidos con solicitud y amabilidad. Y que además de servirles, se procura hacerles crecer para que luego ellos también puedan ayudar a otros. Es, por tanto, necesario, que el pastor, quien dicta las políticas de servicio, sea, precisamente, un auténtico servidor de los demás. Alguien que no esté protegido en un nicho de cristal, que es su oficina, y no estamos en contra de tener una oficina; pero es urgente que los pastores podamos estar entre el pueblo para acompañarlo en sus tristezas y en sus alegrías. Si ganar al pecador es difícil, ás difícil; pero altamente satisfactorio. 

Una iglesia que está bien pastoreada en cuanto a las necesidades humanas, y que además está siendo edificada espiritualmente a través de diversos ministerios, sin duda que será una gran iglesia. Pero lo anterior, nos lleva a considerar una nueva tarea del pastor, y no porque realmente sea una tarea nueva, sino porque de algún tiempo acá ha entrado en desuso: Y es que el pastor deberá convertirse en un entrenador de ministerios. Hoy tenemos fuertes problemas en muchas congregaciones porque sus pastores siguen desarrollando un ministerio unipersonal; y cuando ellos no están, todo se paraliza, o cuando el trabajo excede a las posibilidades de trabajo de un hombre, la iglesia se estanca. Se impone, entonces, que el pastor sea alguien con una visión clara acerca de cómo “producir” servidores bien capacitados, en los que se tenga que invertir además de tiempo, mucho dinero. Otro campo en donde estamos llamados a incursionar rápidamente, es en el ministerio de pastores asociados, bien remunerados con el mismo porcentaje que se destina a sueldos, de los ingresos totales de la iglesia. Compartir el porcentaje destinado a sueldo con otra persona, para muchos va a ser algo perturbador; pero si se entiende que es una especie de inversión, de la que muy pronto se van a ver buenos resultados, esta visión puede ser más optimista. Una iglesia que sirve al converso, es una iglesia que incrementa su potencial para ir a la conquista del mundo.

5. Servir al mundo.

Hasta aquí nos hemos concentrado en las atenciones para una iglesia que pretende ser grande; sólo que la Iglesia está llamada a conquistar el mundo. Y lo va a lograr a través de la evangelización, lógicamente; pero también a través del servicio. Este es un renglón extraño en nuestros planes de trabajo; pero ya es tiempo de que nuestras congregaciones dejen de ser “un quiste santo” en la sociedad secular. La Iglesia no puede olvidar ni un instante que

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está llamada a ser sal y luz del mundo; pero le será muy difícil cumplir con su cometido si sigue siendo un conjunto de grupitos que más bien dan lástima que inspiración; si sus miembros, además de escasos, se mantienen distantes de las grandes tareas humanas (la política, la ecología, la justicia social, etc.). Y debe quedar claro que estamos pensando en los ministerios de servicio y en los hombres y mujeres que tienen alguna vocación propia para estos menesteres; pero que lo deben hacer como una resultante de su llamado divino para reconciliar al mundo con Dios.

Ya sabemos que se cuentan numerosos ejemplos acerca de quienes han intentado incursionar en estos campos y han fracaso porque el ambiente los ha absorbido. Esto es cierto, desgraciadamente; pero la Iglesia no debe desistir de su ineludible tarea por el sólo hecho de que algunos hayan fallado. Los campos de la política, la industria, la banca, el comercio, la educación, la salud, etc., están allí esperando cuándo nos decidimos a entrar en ellos; pero no sólo es cuestión de decisión, es también cuestión de tener las herramientas necesarias para ese trabajo. Sin duda que tenemos una amplia agenda pendiente que nos desafía todos los días, pero no perdamos la visión, que llegará el día cuando veamos la misión cumplida. Todos nuestros programas y actividades deben, por tanto, apuntar a un solo fin: fortalecer a nuestras congregaciones para que envíen sus mejores elementos hasta lo último de la tierra.

LA REFORMA PROTESTANTE

Durante el siglo XVI, varios religiosos, pensadores y políticos intentaron provocar un cambio profundo y generalizado en los usos y costumbres de la Iglesia católica en la Europa Occidental, especialmente con respecto a las pretensiones papales de dominio sobre toda la cristiandad. A este movimiento religioso se le llamará posteriormente Reforma Protestante, por ser un intento de reformar la Iglesia cristiana buscando la revitalización del cristianismo primitivo y que fue apoyado políticamente por un importante grupo de príncipes y monarcas que "protestaron" contra una decisión de su emperador.

Este movimiento hundía sus raíces en elementos de la tradición católica medieval, como el movimiento de laDevoción moderna en Alemania y los Países Bajos, que era una piedad laica antieclesiástica y centrada enCristo. Además, la segunda generación del humanismo la siguió en gran medida. Comenzó con la predicación del sacerdote católico agustino Martín Lutero, que revisó las doctrinas medievales según el criterio de su conformidad a las Sagradas Escrituras. En particular, rechazó el complejo sistema sacramental de la Iglesia católica medieval, que permitía y justificaba exageraciones como la "venta de indulgencias", según Lutero, un verdadero secuestro del Evangelio, el cual debía ser predicado libremente, y no vendido.

La Reforma Protestante dependió del apoyo de algunas autoridades civiles para poder reformar iglesias cristianas de ámbito estatal (posteriormente iglesias nacionales). Los grandes exponentes de la Reforma Protestante fueron Martín Lutero y Juan Calvino.

El protestantismo ha llegado a constituir la tercera gran rama del cristianismo, con un grupo de fieles que actualmente supera los quinientos millones y que se expande rápidamente en América Latina, Asia y África.

En el siglo XV se produjo una gran crisis en la Iglesia Católica en Europa Occidental debido a los numerosos problemas de corrupción eclesiástica y falta de piedad religiosa. La gota que colmó el vaso fue la venta de indulgencias para financiar la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma, que provocó finalmente que la cristiandad occidental se dividiese en dos, una liderada por la Iglesia Católica Romana, que tras el Concilio de Trento se reivindicó a sí misma como la única heredera válida de la cristiandad occidental expulsando cualquier disidencia y sujetándose a la autoridad del Papa, y otra mitad que fundó varias comunidades eclesiales propias, generalmente de carácter nacional para, en su mayoría, rechazar la herencia cristiana medieval y buscar la restauración de un cristianismo primitivo idealizado. Esto dio lugar a que Europa quedara dividida entre una serie de países que reconocían al Papa, como supremo y único jefe de la Iglesia Católica, y los países que rechazaban la autoridad de Roma y que recibieron el nombre de protestantes. Dicha división provocó una serie de guerras religiosas en Europa.

La Reforma Protestante se inició en Alemania y se explica en gran parte por las condiciones económicas y sociales que tenía el Sacro Imperio Romano Germánico. Numerosas ciudades eran muy ricas gracias al comercio, además los burgueses eran partidarios delhumanismo y de reformar la corrupción de la Iglesia Católica. Pero el grupo más importante en Alemania era la alta nobleza; los grandes nobles eran casi independientes y señores de numerosas tierras y vasallos campesinos,

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siempre estaban conspirando contra la autoridad del emperador germánico, que apenas tenía poder sobre ellos. Pero junto a la alta nobleza existía una pequeña noblezaformada por los nobles más pobres y los segundones de las grandes casas nobiliarias. A principios del siglo XV, esta pequeña nobleza estaba completamente arruinada y para recuperar sus ingresos, los pequeños nobles buscaban una oportunidad para apoderarse de los bienes y las improductivas tierras de la Iglesia Católica. La pequeña nobleza aprovechó las ideas de los humanistas, que criticaban las excesivas riquezas, pompas y boatos de la Iglesia Católica, para proclamar que ella no tenía necesidad de propiedades e intentar apropiarse de sus cuantiosas riquezas. Por esta razón, la pequeña nobleza será la primera en apoyar y aprovechar las convulsiones reformadoras.

Además, existía la figura del Emperador del Sacro Imperio, uno de los poderes universales forjados en mutua competencia durante la Edad Media (el otro era el Papa), cuyo poder efectivo dependía de su capacidad de hacerse obedecer en cada uno de los territorios, prácticamente independientes, y antes de eso de ser elegido por los príncipes electores, unos laicos y otros eclesiásticos. También disponía de unas funciones de dimensión religiosa indudable, que le permitía incluso convocar Dietas con contenido organizativo e incluso doctrinal, como Carlos I de España hizo de hecho durante todo el proceso de la Reforma Protestante. Para algunos autores, la postura recelosa de los pueblos germánicos desde la alta Edad Media (Concilio de Frankfurt, 794, frente al Concilio de Nicea II, 787) se había expresado también en esas luchas entre pontificado e imperio,1 de una forma incluso protonacionalista, en la que Roma era vista como

« … el último de los imperios paganos de la profecía y la representación del reino terrenal, en tanto

que la monarquía franca –por ejemplo- poseía la superior dignidad de rector y guía del pueblo de

Dios».2

El fundador de la Reforma Protestante fue el monje católico agustino alemán Martín Lutero, quien ingresa en 1507 en la orden religiosa de los agustinos.

En el convento católico, Lutero prosiguió sus estudios y se convirtió en un experto en la Biblia y en los autores cristianos medievales; llegó a ser un doctor universitario y se le contrató para dar clases en la nueva universidad de Wittenberg, que entonces era la capital del ducado de Sajonia. A partir de la revitalización que vivió el Sacro Imperio Romano Germánico desde que Otón I el Grande se convirtiera en emperador germánico en el 962, los papas y emperadores se vieron involucrados en una continua contienda por la supremacía en los asuntos temporales y terrenales.

Este conflicto concluyó, a grandes rasgos, con la victoria del Papado, pero creó profundos antagonismos entre Roma y el Imperio Germánico, que aumentaron durante los siglos XIV y XV. La animosidad provocada por los impuestos papales y por la sumisión a los delegados pontificios se extendió a otras zonas de Europa. En Inglaterra, el principio del movimiento para lograr una independencia absoluta de la jurisdicción papal empezó con la promulgación de los estatutos de Mortmain (1279), Provisors (1351) y Praemunire (1393), que redujeron, en gran medida, el poder de la Iglesia Católica en el control del gobierno civil sobre las tierras, en el nombramiento de cargos eclesiásticos y en el ejercicio de la autoridad judicial.

Las indulgencias

En este tiempo estalló un gran escándalo en Alemania a causa de la cuestión de las indulgencias (documento que exime al alma del paso por el purgatorio). Muchos consideraron esta práctica como un abuso escandaloso y la culminación de una serie de prácticas anticristianas fomentadas por el clero católico, pero será Lutero el primero que expondrá públicamente su opinión contraria a la venta de indulgencias y a toda la doctrina que la sustentaba.

Para Lutero, la venta de indulgencias era una estafa y un engaño a los creyentes con respecto a la salvación de sus almas. En 1517, Lutero clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg sus 95 tesis, en las que atacaba la venta de indulgencias y esbozaba lo que sería su doctrina sobre la salvación solo por la fe. Este documento es conocido como Las 95 tesis de Wittenberg y se consideró el comienzo de la Reforma Protestante.

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Las 95 tesis se difundieron rápidamente por toda Alemania gracias a la imprenta, y Lutero se convirtió en un héroe para todos los que deseaban una reforma de la Iglesia Católica. En algunos lugares hasta se iniciaron asaltos a edificios y propiedades de la misma Iglesia Católica. Por sus 95 tesis, Lutero se había convertido en el símbolo de la rebelión de Alemania contra lo que ellos consideraban prepotencia de la Iglesia Católica. Lutero arriesgaba además su vida, ya que podía ser declarado hereje por la jerarquía eclesiástica y ser condenado a la hoguera.

La Reforma Luterana

Al principio, la Iglesia Católica no dio demasiada importancia a las ideas de Lutero, ni a sus ataques contra la doctrina de salvación por las obras, pero muy pronto tuvo que reaccionar ante las noticias que llegaban de Alemania, de que gran parte de la gente estaba desafiando el dominio de la Roma papal.

Lutero continuó atacando la venta de indulgencias y la doctrina que sustentaba tal práctica mediante escritos que la imprenta difundía por toda Alemania. Lutero hacía un llamamiento a la nobleza alemana para que negase obediencia al Papa y apoyase una reforma de la Iglesia Católica alemana; afirmaba también, de acuerdo a su interpretación de la Biblia, que todos los cristianos eran sacerdotes sin necesidad de ninguna ordenación especial y negaba la autoridad suprema del Papa sobre la cristiandad universal. Lutero criticaba así mismo los numerosos sacramentos de la Iglesia Católica, reduciéndolos a solo dos, que él pensaba eran bíblicamente fundamentados y afirmaba también que los poderes civiles debían tener plena autoridad política sobre la Iglesia Católica. Esto iba más allá de la doctrina de la salvación por la fe y suponía una auténtica amenaza para la Roma papal. Finalmente, el Papa declaró a Lutero un hereje y lo excomulgó, es decir, lo dejó separado de la comunidad de la Iglesia Católica.

Bula Exsurge Domine de León X, que amenaza a Lutero con la excomunión.

En 1521, el recién elegido emperador Carlos V   de Alemania   (Sacro Imperio Romano)  (rey de España como Carlos I) convocó una Dieta(asamblea de todas las autoridades del imperio) en la ciudad de Worms e invitó a Lutero a que asistiera a la misma para explicar su postura. Muchos advirtieron a Lutero que se trataría de una trampa, pero Lutero estaba decidido a acudir pese a todos los peligros. La Dieta se celebró y Lutero expuso su doctrina ante el mismo Carlos V, pero este no quedó convencido por Lutero y, en cambio, hizo una declaración de lealtad y fidelidad a los principios de la Iglesia Católica. A partir de entonces, la dinastía de los Habsburgo se convertirá en la primera defensora de la Iglesia Católica contra los protestantes. Como los Habsburgo eran también reyes de España, la defensa del catolicismo se convertiría en una de las bases de la identidad española, durante siglos.

La Dieta terminó y Lutero se dispuso a regresar a Wittenberg, pero en el camino de vuelta, fue secuestrado por agentes de Federico III de Sajonia, que quería protegerle y que lo escondió con nombre falso en el castillo de Wartburg. El duque quería salvar a Lutero de posibles maniobras de la Iglesia Católica, por lo que Lutero tuvo que quedarse en el castillo y aprovechó ese tiempo para realizar su primera traducción al alemán de la Biblia. Mientras Lutero estaba escondido, sus partidarios empezaron a interpretar sus doctrinas, en un sentido que Lutero no había previsto, como producto de la doctrina de Lutero de la interpretación libre de las Escrituras.

Varios seguidores de Lutero (pronto serían rechazados por el propio Lutero y denominados "reformadores radicales") comenzaron a decir que se debían destruir todas las pinturas, estatuas e imágenes religiosas, que los sacerdotes tenían el deber de casarse, y no sólo afirmaban que la iglesia cristiana no debía tener propiedades, sino, según sus interpretaciones de la Biblia, que todos los cristianos debían tener las mismas propiedades y que, por lo tanto, se debía abolir la propiedad privada y repartir todos los bienes entre los integrantes de la comunidad cristiana. De esta manera, corrientes radicales que apoyaban todo esto, como el Anabaptismo, fueron criticadas por Lutero y posteriormente combatidas por católicos y protestantes por igual.

La alta nobleza reunió un gran ejército que derrotó brutalmente a estos protestantes sublevados en una sola batalla. La represión fue durísima y miles de protestantes fueron ejecutados con extrema

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crueldad; entre los ejecutados se encontraba el dirigente más importante de esta reforma radical, Thomas Müntzer.

Lutero apoyó desde un primer momento a la nobleza, ya que pensaba que su autoridad era legítima y que su apoyo era indispensable para el triunfo de la reforma de la iglesia cristiana. Durante estos años, Carlos V no pudo intervenir en Alemania, pues prosiguió sus guerras contra Francia y sus campañas contra los turcos, pero en 1529 consiguió un periodo de paz con Francia que le permitió ocuparse de la situación religiosa en Alemania.

En 1529, Carlos V convoca una Dieta en la ciudad de Spira y en ella intenta convencer a los nobles que se han convertido al luteranismo, para que se sometan a la autoridad del Papa, pero los príncipes y señores luteranos se niegan y protestan en la convocatoria de la Dieta, y a causa de esta protesta los católicos comenzarán a llamarlos con el nombre deProtestantes.

En 1530, Carlos V convocó otra Dieta en la ciudad de Augsburgo y en ella intentó conseguir que los luteranos y los católicos se pusieran de acuerdo para aceptar una doctrina cristiana común que superase la división religiosa. Lutero fue invitado de nuevo a asistir, pero se negó y envió en su lugar a su discípulo Philipp Melanchthon. Los esfuerzos de Carlos V en la Dieta fueron inútiles, Melanchthon se negó a cualquier acuerdo y en su lugar los protestantes redactaron la llamada Confesión de Augsburgo, en la que exponían sistemáticamente todos los principios de su doctrina. Los partidarios del Papa seguirían pronto su ejemplo, redactando también su compendio doctrinal, de modo que la cristiandad occidental se había dividido irremediablemente.

El emperador Carlos V en Mühlberg, pintado por Tiziano.

Lutero muere en 1546 mientras Carlos V preparaba en Alemania una campaña contra la liga de Esmalcalda, defensora del protestantismo. Carlos V presentó su campaña no como una guerra contra los protestantes, sino como un castigo contra los nobles que se habían rebelado contra su emperador; en su ejército había sobre todo tropas españolas, pero también nobles protestantes que no se habían unido a la liga y que permanecían fieles a Carlos V. El ejército de Carlos V derrotó a la liga de Esmalcalda en 1547 en la gran batalla de Mühlberg. Parecía que el triunfo de Carlos V era total y toda Sajonia fue ocupada por las tropas del emperador germánico.

Carlos V se proponía ahora encontrar una solución a la división religiosa de Alemania, pero su triunfo había asustado a todos los nobles de Alemania, tanto a los católicos como a los protestantes, que temían que el emperador se volviera demasiado poderoso. Todos estos nobles van a formar posteriormente en secreto una alianza contra Carlos V anulando las ventajas conseguidas por la victoria de Mühlberg.

En un momento en que Carlos V se encontraba en Alemania sin tropas españolas, los nobles alemanes se rebelan contra él y el emperador tuvo que escapar hacia Italia, mientras su poder y autoridad se derrumbaban en Alemania.

Carlos V se vio obligado a aceptar las condiciones de los nobles rebeldes y en 1555 firmó la paz de Augsburgo. Según esa paz, cada príncipe alemán podía profesar la religión que quisiera sin que el emperador lo pudiese impedir (eius regio cuius religio), sin embargo, todos los vasallos de un noble tenían que tener la misma religión. Finalizaba así el sueño de Carlos V de mantener la unidad religiosa en sus dominios.

La Contrarreforma Católica

Durante casi 20 años, la Iglesia Católica había visto cómo gran parte de los católicos se peleaban entre ellos en Europa y sus obispos, dejaban de reconocer al Papa como Primus inter pares o como máxima autoridad de la Iglesia Católica, y se separaban de Roma incluso algunos cardenales, en consecuencia, hubo muchos partidarios de Roma que requerían una reacción de su Iglesia Católica, que mejorase sus costumbres y corrigiera los errores que habían alimentado la Reforma Protestante. A esta reacción de la Iglesia Católica contra el protestantismo se le conoce generalmente con el nombre de Contrarreforma Católica (aunque escritores católicos prefieren el término "Reforma Católica").

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Aunque muchos creían que era necesario reformarse, no sabían el modo de hacerlo. Pronto, se llegó a la idea de que la mejor solución era convocar a un Concilio donde se pudiesen discutir las posibles reformas. Carlos V presionaba también a los Papas para que se convocase ese concilio con la esperanza de que la Iglesia Católica volviese a existir unificada, pero los Papas desconfiaban de las pretensiones políticas de Carlos V en Italia y no convocaron este concilio sino hasta 1545, reunión que sería conocida como Concilio de Trento.

Las sesiones del Concilio de Trento duraron casi 17 años, ya que fueron interrumpidas muchas veces. Varios Papas se sucedieron en Roma en ese lapso y cuando dicho concilio finalizó, en 1562, ya había muerto Carlos V.

El Concilio de Trento se desarrolló sin la participación de los católicos adherentes al emergente protestantismo (aunque fue Lutero quien primero propuso la necesidad de un concilio, en 1518), en muchos casos ellos mismos se negaron a participar, creando así una nueva Iglesia Católica, e intentándose librar de los errores anteriores: se cuidó la formación de los obispos, se establecieron medidas de disciplina para los sacerdotes y se crearon seminarios para que los nuevos sacerdotes tuvieran una preparación religiosa adecuada para poder enseñar una fe católica.

Se reafirmaron todos los puntos de la doctrina milenaria católica frente a las protestantes:

Rechazo a la idea de la Biblia como fuente única de doctrina (son de igual importancia la Sagrada Tradición Apostólica y el Magisterio de la Iglesia Católica que junto con la Biblia hacen parte del único depósito de la fe).

La salvación es por gracia de Dios mediante la fe y las obras juntas (Decreto de la Justificación). La Eucaristía se definió dogmáticamente como la consagración del pan en el cuerpo de Cristo y

del vino en su sangre, que renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en la cruz.

La veneración a las imágenes iconográficas y a las Reliquias, muchas de ellas vinculadas al culto cristiano de María (madre de Jesús) como virgen y a los Santos fueron confirmadas como práctica cristiana, junto a la existencia del Purgatorio. Esto tendría una enorme importancia en el desarrollo del arte en las iglesias católicas europeas, el llamado arte barrocoserá las expresión artística de la Contrarreforma Católica, con gran abundancia de imágenes para atraer al hombre común a la fe católica.

Se unificaron los ritos de la Iglesia Católica Occidental en uno solo, la Misa tridentina.

La Contrarreforma Católica alimentó un renacer en la Roma papal, impulso que se manifestó en el reavivamieto de antiguas órdenes religiosas, como la Orden de los carmelitas descalzos, reformada en España por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, los dos grandes escritores místicos de la Península Ibérica.

Pero la orden religiosa que más ayuda prestó a la Contrarreforma Católica fue la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, de la que se distinguieron varios teólogosparticipantes en el Concilio de Trento.

La Reforma Protestante en Inglaterra

Comenzó con la difusión en la isla de los primeros escritos de Martín Lutero, Ulrico Zwinglio y otros reformadores continentales. Además, la tradición de John Wyclif, reformador medieval, probablemente aún ejercía influjo en ciertos sectores de la Iglesia de Inglaterra.

Enrique VIII ascendió al trono de Inglaterra siendo muy joven y al principio no se interesó por los problemas de gobierno, que dejó en manos de su favorito, el cardenal Thomas Wolsey, a quién nombró canciller de Inglaterra. Enrique VIII siempre fue un católico convencido, y un ardiente partidario de la primacía de Roma sobre la cristiandad, por ello fue declarado "Defensor de la Fe" (Fidei Defensor) por el Papa León X tras publicar "La Defensa de los Siete Sacramentos" (1521), donde argumentaba con vehemencia a favor de las prerrogativas del papado. Por ello resulta curioso el hecho de que la Iglesia de Inglaterra se haya separado de la Iglesia Católica a mediados del siglo XVI, no por aceptar o

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compartir las ideas reformadoras de Lutero u otros protestantes, sino que por iniciativa del rey Enrique VIII.

Enrique VIII se opuso sin embargo a la reforma de la Iglesia de Inglaterra tras decretar el Acta de supremacía en 1534, por la que el mismo rey se convertía en jefe de la Iglesia de Inglaterra, no se realizó ninguna modificación doctrinal o litúrgica sustantiva bajo su gobierno, solo se prohibió a obispos y sacerdotes ingleses tener relación con la Curia Romana y se expropiaron los bienes excedentes de la Iglesia Católica en beneficio de la Corona Real.

Al sucederle su hijo Eduardo con el nombre de Eduardo VI, con apenas 9 años de edad, se produjeron los primeros avances efectivos de la reforma de la Iglesia de Inglaterra, pues se redactó el primer Libro de Oración Común, que introdujo, gracias al trabajo del Arzobispo de Canterbury Thomas Cranmer, ciertos cambios menores en la doctrina y sobre todo en la forma de celebrar la misa. Este libro fue la primera expresión concreta de la reforma de la Iglesia de Inglaterra.

En 1553, Eduardo VI muere a la edad de 15 años, dejando como sucesora a Jane Grey (coronada el 10 de julio de 1553), quien gobernó solo unos días. Se produjo una breve guerra de sucesión hasta que se impuso como reina (con el apoyo de la mayoría) María I de Inglaterra, quien rápidamente abrogó las reformas religiosas introducidas durante el reinado de Eduardo VI y sometió nuevamente a obediencia papal a la Iglesia de Inglaterra, en noviembre de 1554.

Restablecido el catolicismo, el Acta de Supremacía y el Libro de Oración Común fueron suprimidos y se nombraron nuevos obispos, se persiguió a los partidarios de la independencia de la Iglesia de Inglaterra (ya conocidos como anglicanos) y algunos de ellos acabaron en la hoguera (no todos eran favorables a la reforma religiosa).

María murió en 1558 a los 42 años de edad y sin hijos, por lo que su media hermana, Isabel I de Inglaterra fue proclamada reina. Isabel asumió el trono de Inglaterra tratando de mantener la unidad nacional por sobre las diferencias religiosas, por lo que no mostró inicial apoyo a ninguno de los bandos en disputa (protestantes y católicos), sin embargo, la política internacional y especialmente las conspiraciones y rebeliones, la hicieron dar cada vez más apoyo al bando protestante.

Isabel restauró el Acta de Supremacía, por lo que los obispos partidarios de la supremacía católica fueron depuestos y sustituidos, proclamó luego el Acta de Uniformidad que obligaba a todas las parroquias de la Iglesia de Inglaterra a utilizar el Libro de Oración Común (con aquellos pequeños cambios introducidos por Cranmer) con su texto en inglés y no en latín. Todo ello dio espacio para la difusión de las ideas de la Reforma Protestante en Inglaterra, no obstante la moderación que en general siguió teniendo la Iglesia de Inglaterra al conservar casi intacta su tradición medieval.

Isabel I persiguió cruelmente a los católicos durante su reinado

La Reforma Protestante en Suiza

En Suiza también se van a separar algunos territorios de la Iglesia Católica; las ideas de Lutero llegaron muy pronto a Suiza y aparecieron una serie de predicadores que criticaban la corrupción de la Iglesia Católica y defendían la creación de una "iglesia" distinta. Uno de los primeros fue Zwinglio. Aunque compartía muchas de las ideas de Lutero, Zwinglio quería dar una mayor libertad a su nueva "iglesia" cristiana y rechazaba el sometimiento de los cristianos a la nobleza como defendía Lutero. Al final el mismo Lutero criticó a Zwinglio y se alegró públicamente de su muerte cuando Zwinglio muere en un combate contra los suizos católicos.

Pero el principal foco de la Reforma Protestante en Suiza va a ser la ciudad de Ginebra, gracias a la actuación de Juan Calvino que con Lutero es la mayor figura de la Reforma Protestante.

En Ginebra una serie de reformadores habían asaltado las iglesias y conventos expulsando a los sacerdotes católicos, pero estos reformadores no sabían cómo organizar la nueva "iglesia" que pretendían crear ni tampoco tenían claro qué nueva doctrina querían establecer, por lo que llamaron a una figura de prestigio dentro del campo protestante, que supiera cómo organizar la nueva iglesia y diera un contenido religioso claro, y llamaron a la ciudad a Juan Calvino.

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Este era un francés que había estudiado teología en varias universidades, entre ellas la de París; aunque al principio acepta algunas de las ideas luteranas, muy pronto piensa que Lutero ha conservado demasiadas cosas de la Iglesia Católica que debían ser suprimidas. Calvino también opina que el hombre debe acceder a la fe por medio de la lectura de la Biblia, pero considera que se debían de eliminar todos los sacramentos de la Iglesia Católica, incluyendo los tres que había conservado Lutero. Para él todas las imágenes debían ser eliminadas de los templos religiosos.

Calvino también pensaba que no debían existir ni sacerdotes ni obispos y que los jefes religiosos debían ser pastores elegidos por la congregación; pero la teoría religiosa más importante que Calvino predicó como producto de su libre interpretación de la Biblia es la Predestinación: según esta teoría el hombre por sí mismo no puede hacer nada para alcanzar la salvación, ni por la fe ni por las obras, sino que antes de nacer Dios ya ha elegido a un hombre para la condenación o la salvación y el hombre no puede hacer nada para cambiar el designio divino. En la sociedad humana se puede distinguir a los hombres elegidos para su salvación en los que llevan una vida virtuosa y sin pecado y en los que tienen riquezas y éxito material en la vida, pues eso es signo de la protección de Dios.

Calvino empezó a exponer sus ideas en París, pero como Francia era católica tuvo que huir del Reino y refugiarse en el extranjero. Ya empezaba a ser conocido entre los protestantes europeos como un hombre firme y enérgico, un gran teólogo y un buen organizador que sabía dirigir a los hombres, y por esta razón fue llamado por los protestantes de Ginebra.

Cuando Calvino llega a Ginebra, toma la decisión de que si quiere imponer una nueva "iglesia" que adopte sus puntos de vista religiosos tiene que controlar el gobierno de la ciudad; intenta dar órdenes al consejo municipal, que termina por expulsarle de Ginebra.

Sin embargo, la situación en Ginebra continuaba sin aclararse, las autoridades de la ciudad eran incapaces de organizar una "iglesia" nueva y Calvino seguía teniendo partidarios en la ciudad; estos partidarios convencen a las autoridades de Ginebra para que permitan el regreso de Calvino a Ginebra con la promesa de que no se entrometerá en el gobierno político de la ciudad. Y las autoridades autorizan el regreso de Calvino a Ginebra en 1541.

Calvino ha aprendido la lección y ha comprendido que no puede manifestar abiertamente su deseo de controlar políticamente la ciudad; sin embargo, no renuncia a hacerse con el poder de Ginebra, que para él era indispensable para fundar su nueva iglesia. Durante doce años Calvino va a llevar a cabo una paciente labor para ganarse partidarios en el gobierno de la ciudad, aumentar su influencia en Ginebra hasta que llegase el día en que el gobierno y todas sus instituciones estuvieran bajo su control. Cuando ya Calvino está a punto de controlar el gobierno se produce la ejecución en la hoguera del español Miguel Servet.

Miguel Servet era un humanista español típico de la época del Renacimiento, tenía curiosidad por todas las materias desde la ciencia a la medicina pasando por la filosofía y la religión. Como muchos hombres de su tiempo estaba descontento con la Iglesia Católica y rechazaba la doctrina católica milenaria. Servet desarrolló sus propias ideas religiosas y llegó a creer que Jesucristo no había sido hijo de Dios, que sólo tenía naturaleza humana y no divina; esto era adoptar una corriente de los primeros siglos del cristianismo, que la Iglesia Católica había condenado por herética en el siglo IV y que todos los protestantes rechazaban con escándalo. Servet fue a estudiar a las universidades francesas y también en la de París, donde conoció a Calvino. Allí Calvino comenzó a tener un profundo odio hacia aquel español al que consideraba un peligroso hereje.

A causa de sus opiniones, Servet tuvo que escapar de París, cambió de nombre y se instaló como médico en una localidad cerca de la frontera con Suiza; tuvo éxito como médico y llegó a adquirir una respetable situación económica y fue en esos años cuando descubrió la circulación de la sangre.

Pero Servet seguía con sus inquietudes religiosas y escribió un libro sobre sus doctrinas acerca de Jesucristo, que hizo imprimir clandestinamente en una imprenta secreta.

Pero Servet cometió el error de escribir a Calvino en Ginebra enviándole ejemplares de su libro, y Calvino en una carta lo denuncia a la Inquisición francesa católica. Sin embargo, Servet tenía amigos que le protegieron y ayudaron a ocultar su imprenta, y la Inquisición católica renunció a investigar.

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Pero Calvino envió las cartas que el propio Servet había escrito; las cartas eran una prueba irrefutable de que aquel médico era el español Miguel Servet.

La Inquisición católica condena a Servet a la hoguera pero la noche antes de la ejecución sus amigos ayudan a Servet a escapar. Servet no sabe la influencia política que Calvino tiene en Ginebra y comete el tremendo error de intentar refugiarse en esa ciudad, creyendo que allí estaría seguro. En Ginebra, Calvino lo reconoce y consigue que las autoridades de la ciudad lo detengan como hereje. Calvino quiere que se juzgue a Servet y se le queme en la hoguera, pero todavía no controla del todo el gobierno de la ciudad y el juicio de Servet se va a convertir en un pulso entre Calvino y los gobernantes de la ciudad que se oponen a él, pero finalmente Calvino se impone y Servet es condenado a la muerte en la hoguera, un ejemplo claro de la "inquisición protestante", que perseguía y ejecutaba a los que consideraba "herejes".

La muerte de Servet, alejó de Calvino a una serie de protestantes europeos que se habían refugiado en Ginebra. Estos protestantes también tenían sus propias ideas religiosas, sintieron sus vidas amenazadas y escaparon de la ciudad; el más famoso de estos refugiados fue Sebastián Castellion que desde el extranjero denunció a Calvino por la muerte de Servet defendiendo la tolerancia religiosa y el derecho del hombre a tener sus propias opiniones; Castellion es considerado el padre de la libertad de pensamiento en Europa.

Pero la muerte y el juicio de Servet le sirvieron a Calvino para hacerse definitivamente con el gobierno de la ciudad, los adversarios de Calvino fueron expulsados del gobierno municipal y algunos de ellos ejecutados. Ahora toda Ginebra obedecía las órdenes de Calvino.

Calvino quiso hacer de Ginebra la capital religiosa de un nuevo cristianismo y quiso obligar a sus habitantes a la fuerza a llevar una vida virtuosa y cristiana: se suprimieron todos los bailes, se prohibieron todas las canciones, se prohibieron todos los espectáculos y representaciones teatrales, se cerraron las tabernas y se prohibieron las bebidas y las borracheras, todos debían ser buenos cristianos a la fuerza.

Toda Ginebra se convirtió en una ciudad calvinista dedicada sólo al trabajo y a la oración. Pero Calvino quería extender toda su comunidad cristiana por toda Europa y en Ginebra se fundaron escuelas calvinistas para todos los protestantes extranjeros que visitaban la ciudad; estos extranjeros debían regresar a sus países de origen y enseñar allí la doctrina calvinista. El más importante de estos extranjeros fue el escocés John Knox, que consiguió que toda Escocia se convirtiera al calvinismo; en Escocia los calvinistas recibieron el nombre de presbiterianos. Escocia fue el único país donde el calvinismo se convirtió en religión oficial, pero también llegó a ser mayoritario en Holanda y hubo importantes minorías calvinistas en Alemania, Inglaterra y en Francia; en Inglaterra los calvinistas recibieron el nombre de puritanos y en Francia se les dio el nombre de hugonotes.

La Reforma Protestante en Hungría

La reforma se extendió rápidamente por toda Europa, y en particular en el reino de Hungría, donde adquirió connotaciones políticas muy serias. Los húngaros enfrentaron a los turcos otomanos durante varios siglos, hasta que finalmente en la Batalla de Mohács en 1526, los musulmanes derrotaron a los húngaros y murió el rey Luis II de Hungría (ya para la época del rey Luis II, el poder real se había enfrentado a protestantes húngaros que pretendían contraponer al catolicismo).

Pronto el Reino de Hungría tras la derrota se dividió en tres partes: una al Oeste controlada por los germánicos, donde Fernando I de Habsburgo, hermano del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico fue coronado como rey húngaro; una región central controlada por los otomanos, y una región oriental independiente en la forma del Principado de Transilvania, donde el conde húngaro Juan Segismundo Szapolyai fungió de Príncipe. Szapolyai y toda Transilvania, si bien eran independientes, el Estado era vasallo del Imperio otomano y el sultán decidía qué noble húngaro ocuparía el trono del Principado y cuáles serían sus movimientos políticos principales.3

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De esta forma el nuevo mapa húngaro tomó forma, y Transilvania y sus Príncipes se convirtieron en las figuras representantes de Hungría, contraponiendo a la dinastía de los Habsburgo que por otra parte portaba la corona del reino. Juan Segismundo Szapolyai se convirtió al protestantismo y comenzó a albergar a todos los filósofos y religiosos checos y germánicos que huían del imperio germánico y de los Habsburgo. La estrategia de Szapolyai y de los posteriores Príncipes de Transilvania fue utilizar al protestantismo como instrumento contra los Habsburgo fielmente católicos, de los cuales querían deshacerse para así poder reunificar el reino húngaro dividido bajo la figura húngara de mayor relevancia, el líder transilvano.

En el año de 1541 se publicó la primera traducción al húngaro del Nuevo Testamento, obra del monje Juan Sylvester y luego en 1590 el pastor protestanteGáspár Károli publicó la primera Biblia completa en húngaro, conocida como la Biblia de Károli. Los Príncipes Transilvanos promovieron las escuelas protestantes, las cuales eran cada vez más populares en ciudades como Bratislava, Sopron, Szárlőrinc, Sárvár, de igual forma como los asentamientos sajones en el Principado húngaro independiente. Al mismo tiempo, el nuevo movimiento religioso protestante de Juan Calvino, conocido como Calvinismo continuó con la misión del luteranismo y pronto la región Nor-Este del Reino húngaro se sumergió a tal punto en la nueva confesión religiosa, que la ciudad de Debrecen era denominada en aquella época "La Roma Calvinista".

Uno de los pensadores protestantes más significativos fue el pastor húngaro Ferenc Dávid (1510 - 1579), quien primero profesó el luteranismo y luego el calvinismo, posteriormente se volvió un gran defensor del anti-trinitarismo, es decir, no aceptaba la existencia de la Santísima Trinidad, y de esta manera, pronto se convirtió en el fundador del Unitarismo en Transilvania, agregando aún una confesión religiosa más al gran mosaico existente en aquel tiempo. La diversidad religiosa en el Principado alcanzó tales niveles, que el Príncipe Juan Segismundo Szapolyai, de confesión protestante, aconsejado por sus religiosos, convocó a la Gran Asamblea transilvana en la cual se sancionó el Edicto de Turda en 1568. Este documento rezaba que todas las confesiones religiosas cristianas eran aceptadas por igual en el Principado húngaro. Así, éste sería el primer Estado en en mundo reconocer la diversidad de culto cristiano: catolicismo, luteranismo, calvinismo y unitarismo.4

Posteriores príncipes como el barón húngaro Esteban Bocskai (1605 - 1606) y el conde húngaro Gabriel Bethlen(1613 - 1629) fueron fuertes defensores del protestantismo en Transilvania y Hungría, catapultando a los húngaros a un nivel cultural, socio-político y económico de desarrollo a la par con Francia, el Imperio Germánico e Inglaterra. Ellos condujeron guerras de independencia contra los Habsburgo, e inglusive Gabriel Bethlen participó en la Guerra de los Treinta Años (1618 - 1648) apoyando la confederación protestante.5

La situación religiosa en la región central del reino húngaro se inclinaba igualmente hacia el protestantismo, pues ahí eran raramente vistos los sacerdotes católicos. Los predicadores protestantes contaban con la protección de los otomanos, quienes en realidad no se entrometían en los conflicitos religiosos de los cristianos, sino que lo único que les importaba era que estos pagasen los impuestos a los turcos. Como era de suponerse, en la región del reino húngaro bajo control germánico, el catolicismo se mantuvo con gran fortaleza, y si bien los predicadores protestantes eran comunes, la influencia del rey Habsburgo no permitía su predominancia.

Posteriormente los Habsburgo introdujeron en Hungría la contrarreforma católica, y la ardua labor de los jesuitas como el cardenal Pedro Pázmány lograron la paulatina conversión de gran parte de la población al catolicismo (sin embargo, Transilvania permanecerá a grandes rasgos protestante hasta la época actual).

Reforma Protestante EnciCato

El término usual para el movimiento religioso que hizo su aparición en la Europa Occidental en el siglo XVI, y el cual, mientras clamaba ostensiblemente por una renovación interna de la Iglesia, condujo realmente a una gran revuelta contra ella y a un abandono de las principales

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creencias religiosas. Debemos rever las características generales de este movimiento desde las siguientes perspectivas:

Causas de la Reforma; Ideas y Propósitos Originales de los Reformistas; Métodos de difusión de la Reforma; Difusión de la Reforma en los Varios Países; Diferentes Formas de la Reforma; Resultados y consecuencias de la Reforma 

I. CAUSAS DE LA REFORMA

Las causas de la gran revuelta religiosa del siglo XVI, deben ser buscadas desde tan atrás como el siglo XIV. La doctrina de la Iglesia, es verdad, había permanecido pura; vidas santas eran todavía frecuentes en todas partes de Europa, y las numerosas instituciones medievales de beneficio de la Iglesia continuaron su curso ininterrumpidamente. Cualesquiera condiciones desafortunadas que existieran fueron en gran parte debido a influencias civiles y profanas o al ejercicio de la autoridad por eclesiásticos en esferas civiles; estas no tuvieron la misma intensidad en todos lugares, tampoco ocurrieron siempre de manera simultánea en el mismo país. La vida eclesiástica y religiosa mostró en varios lugares vigor y variedad; abundaron obras de educación y caridad; el arte religioso en todas sus formas tenía una fuerza viva; misioneros domésticos eran muchos e influyentes; la literatura piadosa y edificante era común y apreciada. Sin embargo, gradualmente y en gran parte debido al espíritu variadamente hostil de los poderes civiles, nutridos e intensificados por muchos elementos del nuevo orden, crecieron en muchas partes de Europa condiciones políticas y sociales que pusieron trabas a las sinceras actividades de reformación en la Iglesia, y que favorecieron a los arrojados e inescrupulosos, que encontraron una oportunidad única para liberar todas las fuerzas de la herejía y del cisma por tanto tiempo refrenadas por la armoniosa acción de las autoridades eclesiásticas y civiles. 

A. Desde las invasiones bárbaras la Iglesia había efectuado una completa transformación y revitalización de las razas de la Europa Occidental y un glorioso desarrollo de la vida intelectual y religiosa. El papado había llegado a ser el poderoso centro de la familia Cristiana de las naciones, y como lo había hecho por los siglos, en unión con el episcopado y el clero, realizó una actividad de las más benéficas. Con la organización eclesiástica completamente desarrollada, llego a darse el que las actividades de gobierno de los cuerpos eclesiásticos no estuvieran más confinadas al ámbito eclesiástico, sino que afectaban casi toda esfera de la vida popular. Gradualmente, una lamentable actitud mundana fue manifestándose en muchos altos eclesiásticos. Su objeto principal –conducir a los hombres a su meta eterna– tomaba muy poco de su atención, y las actividades mundanas se volvieron en muchos casos su principal interés. Poder político, posesiones materiales, privilegiada posición en la vida pública, la defensa de derechos históricos antiguos, intereses terrenales de diversos tipos eran muy frecuentemente el principal propósito de muchos del alto clero. La solicitud pastoral, el propósito específicamente religioso y eclesiástico, fue bastante relegada a un segundo plano, sin dejar de considerar diversos intentos vivos y exitosos de rectificar los males existentes.

B. Conectados de cerca con lo anterior, existían diversos abusos en la vida del clero y del pueblo. En la Curia Papal los intereses políticos y una vida mundana eran con frecuencia prominentes. Muchos obispos y abades (especialmente en los países en los cuales también eran príncipes del territorio) se mostraban a sí mismos más como soberanos seculares que como siervos de la Iglesia. Muchos miembros de los capítulos de la catedral y otros eclesiásticos beneficiados estaban principalmente preocupados con su renta y en cómo hacer para aumentarla, especialmente a través de la unión de prebendas (incluso sedes episcopales) en las manos de una persona, que luego gozaba de una gran renta y mayor poder. La lujuria prevaleció abiertamente entre el alto clero, mientras el bajo clero era frecuentemente oprimido. La formación científica y ascética del clero dejaba mucho que desear, siendo el estándar de muchos muy bajo y la práctica del celibato no observada en todos lados. No menos seria era la condición de muchos monasterios masculinos e, incluso, femeninos (que eran frecuentemente hogares para las hijas solteras de la nobleza). El prestigio formal del clero había sufrido así enormemente, y sus miembros eran en muchos lugares considerados con desprecio. Para el pueblo Cristiano, en muchos distritos la ignorancia, la superstición, la indiferencia religiosa y la inmoralidad eran corrientes. Sin embargo, esfuerzos vigorosos para restaurar la vida fueron hechos en la mayoría de las tierras, y lado por lado con este decaimiento moral aparecen numerosos ejemplos de sincera y recta vida cristiana. Tales esfuerzos, no obstante, eran muy frecuentemente confinados a

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círculos limitados. Desde el siglo catorce, la demanda por una "reforma de la cabeza y de los miembros" (reformatio in capite et in membris) había sido voceada con una cada vez mayor energía por hombres serios y sensatos, pero el mismo reclamo fue sostenido también por hombres que no tenían un deseo sincero de una renovación religiosa, aspirando meramente a reformas para los demás pero no para sí mismos y buscando solamente sus propios intereses. Este llamado por la reforma de la cabeza y de los miembros, discutido en muchos escritos y en conversaciones con insistencia acerca de los abusos existentes y con frecuencia exagerados, tendía necesariamente a rebajar aún más al clero a los ojos de las personas, especialmente porque los concilios del siglo XV, aunque bastante ocupados en tentativas de reforma, no tuvieron éxito en cumplirlas extensiva o permanentemente.

C. La autoridad de la Santa Sede también había sido seriamente dañada, en parte por culpa de algunos de sus ocupantes y en parte por acción de los príncipes seculares. La transferencia del Papa a Aviñón, en el siglo XIV, fue un grave error. Desde entonces el carácter universal del Papado quedó obscurecido en las mentes de los Cristianos. Ciertas fases del pleito con Luis el Bavaro y con los Espirituales Franciscanos claramente indicaban un declinar del poder papal. La explosión más severa ocurrió con el desastroso cisma papal (1378-1418) que familiarizó a los Cristianos de Occidente con la idea de que la guerra debía ser hecha, con todas las armas materiales y espirituales, contra uno a quien que muchos otros Cristianos consideraban como único Papa legítimo. Después de la restauración de la unidad, los intentos de reforma de la Curia Papal no fueron consistentes. El Humanismo y los Ideales del Renacimiento fueron celosamente cultivados en Roma y, desafortunadamente, las tendencias paganas de ese movimiento, tan opuestas a la ley moral Cristiana, afectaron muy profundamente la vida de muchos altos eclesiásticos, hasta el punto que esas ideas mundanas, la lujuria, y la inmoralidad rápidamente ganaron terreno en el centro de la vida eclesiástica. Cuando la autoridad eclesiástica se debilitó en la cabeza-fontal, necesariamente decayó en todos los demás lugares. También había serios abusos administrativos en la Curia Papal. La cada vez mayor centralización de la administración eclesiástica había originado que muchos beneficios eclesiásticos en todas las partes de la Cristiandad fuesen conferidos a Roma, mientras que en la concesión de los mismos los intereses personales del peticionario, eran con mucha frecuencia considerados antes que las necesidades espirituales de los fieles. Los diversos tipos de restricción también se habían convertido en un grave abuso. La insatisfacción se sintió ampliamente entre el clero con las muchas tazas impuestas por la Curia en referencia a los beneficios eclesiásticos. En el siglo XIV esas tazas provocaron grandes quejas. Proporcionalmente a la pérdida de respecto de muchos por la autoridad papal, el resentimiento creció tanto contra la Curia como contra el Papado. Los concilios de reforma del siglo XV, envés de mejorar la situación, debilitaron más todavía a las más altas autoridades eclesiásticas por razón de sus tendencias y medidas anti-papales.

D. Mientras tanto, se había desarrollado en los príncipes y gobernadores una conciencia nacional, puramente temporal y en gran parte hostil a la Iglesia; las fuerzas del mal interfirieron más frecuentemente en cuestiones eclesiásticas y la influencia directa ejercida por laicos en la administración doméstica de la Iglesia aumentó rápidamente. En el transcurso de los siglos XIV y XV, surgió el moderno concepto de Estado. Durante el periodo precedente muchas cuestiones de una naturaleza secular o mixta habían sido reguladas o gobernadas por la Iglesia, en contacto con el desarrollo histórico de la sociedad Europea. Con la creciente auto-conciencia del Estado, los gobiernos seculares buscaron controlar todo lo que cabía dentro de su competencia, lo cual, aunque en gran parte justificable, era nuevo y ofensivo, y condujo luego a frecuentes colisiones entre Iglesia y Estado. El Estado, además, debido a la cercana conexión histórica entre los órdenes secular y eclesiástico, invadió el ámbito eclesial. Durante el curso del Cisma de Occidente (1378-1418) los papas adversarios buscaban el apoyo de los poderes seculares, y entonces dieron a los últimos ocasión abundante para interferir en asuntos puramente eclesiásticos. Nuevamente, para fortalecer su autoridad en la de cara a tendencias anti-papales, los papas del siglo XV hicieron en varias ocasiones ciertas concesiones a las autoridades civiles, tanto que éstas vinieron a considerar los asuntos eclesiásticos como dentro de su dominio. En lo futuro, la Iglesia habría de estar no sobre, sino subordinada al poder civil, y crecientemente amenazada con una total sujeción. De acuerdo a la autoconciencia nacional desarrollada en los varios países de Europa, el sentido de la unidad e interdependencia de la familia Cristiana de naciones se hizo más débil. La envidia entre las naciones aumentó, el egoísmo ganó terreno, se hizo más ancha la brecha entre la política y la moral y religión Cristianas, y peligrosas y descontentas tendencias revolucionarias se esparcieron rápidamente entre la gente. Mientras tanto, el amor por la riqueza recibió un gran incentivo con el descubrimiento del Nuevo Mundo, el rápido desarrollo del comercio y la nueva prosperidad de las ciudades. En la vida pública, se manifestó una polifacética e intensa actividad, presagiando una nueva era e inclinando la mentalidad popular a cambios en la hasta ahora indivisa provincia de la religión.

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E. El Renacimiento y el Humanismo introdujeron parcialmente y nutrieron grandemente esas condiciones. El amor al lujo fue pronto asociado con el renacimiento del arte y de la literatura del paganismo Greco-Romano. El ideal religioso del Cristianismo estaba perdido de vista para una gran extensión de gente; la más alta cultura intelectual, anteriormente confinada en gran medida al clero, pero ahora común entre el laicado, asumió un carácter secular y fue en muchos casos nutrida activa y prácticamente por un espíritu, moralidad y perspectivas paganas. Un crudo materialismo apareció entre las clases más altas de la sociedad y en el mundo educado, caracterizado por un gran amor al placer, un deseo de adquisición, y una voluptuosidad de vida diametralmente opuesta a la moralidad Cristiana. Apenas un tímido interés en la vida sobrenatural sobrevivió. El nuevo arte de imprimir hizo que fuera posible diseminar abiertamente las obras de autores paganos y de sus imitadores humanistas. Poemas y romances inmorales, picantes sátiras sobre personalidades e instituciones eclesiásticas, trabajos y canciones revolucionarias, circularon en todas las direcciones y causaron inmenso daño. A medida que creció el humanismo, trabó una violenta guerra contra el Escolasticismo de aquel tiempo. El método teológico tradicional se había degenerado bastante debido al meticuloso, quisquilloso modo de tratar las cuestiones teológicas, y un sólido y fuerte tratamiento de la teología había infelizmente desaparecido de muchas escuelas y escritos. Los Humanistas cultivaron nuevos métodos y basaron la Teología en la Biblia y en el estudio de los Padres de la Iglesia, un movimiento esencialmente bueno que correctamente desarrollado debería haber renovado el estudio de la Teología. Pero la violencia de los Humanistas, su exagerado ataque al Escolasticismo y la frecuente obscuridad de su enseñanza suscitaron una fuerte oposición de parte de los Escolásticos más representativos. El nuevo movimiento, sin embargo, había ganado la simpatía del mundo laico y de la sección del clero devota al Humanismo. Se hizo demasiado inminente el peligro de que la Reforma no se quedara confinada a los métodos teológicos sino que se extendiera al contenido del dogma, y de que encontrara apoyo de difusión en los círculos humanistas.

El suelo estaba entonces listo para el crecimiento de movimientos revolucionarios en la esfera religiosa. Muchas graves advertencias fueron de hecho proclamadas, indicando el inminente peligro y urgiendo una fundamental reforma de las malas condiciones de entonces. Mucho había sido hecho en esa dirección por el movimiento de reforma en varias órdenes religiosas y por los esfuerzos apostólicos de individuos celosos. Pero una renovación general de la vida eclesiástica y un mejoramiento uniforme de las malas condiciones, empezando por Roma misma, el centro de la Iglesia, no fue prontamente asumido, y pronto fue necesario tan sólo un impulso externo para precipitar una revolución, que habría separar de la unidad de la Iglesia grandes territorios de Europa Central y a casi todo el Norte de Europa.

II. PROPÓSITOS E IDEAS ORIGINALES DE LOS REFORMISTAS

El primer impulso para la secesión fue proporcionado por la oposición de Lutero en Alemania y de Zuinglio en la Suiza Alemana a la promulgación por parte de León X de una indulgencia por contribuciones para la construcción de la nueva Basílica de San Pedro en Roma. Desde tiempo atrás había sido costumbre que los Papas confiriesen indulgencias por construcciones de servicio público (p. ej. Puentes). En tales casos, la verdadera doctrina de las indulgencias como una remisión de las penas del pecado (no de la culpa del pecado) había sido siempre sostenida, y las condiciones necesarias (especialmente la obligación de una contrita confesión para obtener la absolución del pecado) eran siempre inculcadas. Pero el donativo para un buen fin, prescrito apenas como una buena obra suplementaria a las condiciones principales para el lucro de la indulgencia, era con frecuencia prominentemente enfatizado. Los comisarios de la indulgencia buscaron colectar la mayor cantidad de dinero posible en conexión con la indulgencia. De hecho, muchas veces desde el Cisma de Occidente, las necesidades espirituales de las personas no recibieron tanta consideración como motivo para la promulgación de una indulgencia, como la necesidad de un buen fin por la promoción del cual podía ser lucrada la indulgencia, y la consecuente necesidad de obtener limosnas para ese fin. La guerra contra los Turcos y otras crisis, la erección de iglesias y monasterios y numerosas otras causas llevaron a la concesión de indulgencias en el siglo XV. Los consecuentes abusos eran intensificados por el hecho de que los mandatarios seculares frecuentemente prohibían la promulgación de las indulgencias dentro de sus territorios, consintiendo apenas con la condición de que una porción de los recibimientos les fuese dada a ellos. Sin embargo, en la práctica y, por consiguiente, en la mente del público la promulgación de indulgencias tomó un cariz económico y, como era frecuente, muchos vinieran a considerarlas como un impuesto opresivo. Vanamente levantaron sus voces hombres rectos contra ese abuso, lo que suscitó no poca amargura contra el orden eclesiástico y, particularmente, contra la Curia Papal. La promulgación de indulgencias para la nueva Basílica de San Pedro proporcionó a Lutero una oportunidad para atacar a las

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indulgencias en general, y ese ataque fue la causa inmediata de la Reforma en Alemania. Poco después, la misma razón condujo a Zuinglio a aplicar sus equivocadas enseñanzas, inaugurando con eso la Reforma en la Suiza Germana. Ambos declararon que estaban atacando tan solo a los abusos de las indulgencias; sin embargo, pronto enseñaron una doctrina en muchas formas contraria a la enseñanza de la Iglesia.

La gran aceptación que recibió Lutero en su primera aparición, tanto en círculos humanísticos como entre algunos teólogos y algunos de los laicos de buena línea, fue debida a una insatisfacción con los abusos existentes. Sus propias visiones erradas y la influencia de una porción de sus seguidores lo condujeron bien pronto a rebelarse contra la autoridad eclesiástica como tal, y consecuentemente a la abierta apostasía y al cisma. Sus principales partidarios en el origen estaban entre los Humanistas, el clero inmoral, y los más bajos grados de la nobleza terrateniente imbuida de tendencias revolucionarias. Pronto fue evidente que planeaba subvertir todas las instituciones fundamentales de la Iglesia. Empezando por proclamar la falsa doctrina de la "justificación por la sola fe", rechazo después todas las medicinas sobrenaturales (especialmente los sacramentos y la Misa), negó el mérito de las buenas obras (condenando así los votos monásticos y al ascetismo cristiano en general), y finalmente rechazó la institución de un genuino sacerdocio jerárquico (especialmente el papado) en la Iglesia. Su doctrina de la Biblia como la única regla de la fe, con el rechazo de toda autoridad eclesiástica, estableció el subjetivismo en cuestiones de fe. Por este asalto revolucionario, Lutero perdió el apoyo de muchas personas serias indispuestas a romper con la Iglesia, pero, por otro lado, conquistó a todos los elementos anti-eclesiásticos, incluyendo a numerosos monjes y monjas que dejaron los monasterios para romper sus votos y muchos sacerdotes que abrazaron su causa con la intención de casarse. El apoyo de su soberano, Federico de Sajonia, fue de gran importancia. Pronto después, príncipes seculares y magistrados municipales hicieron de la Reforma un pretexto para interferencias arbitrarias en asuntos puramente religiosos y eclesiásticos, para apropiarse de la propiedad eclesiástica y disponer de la misma a su voluntad, y para decidir qué fe deberían aceptar sus súbditos. Algunos seguidores de Lutero llegaron incluso a mayores extremos. Los Anabaptistas y los "Iconoclastas" revelaron las más extremas posibilidades de los principios defendidos por Lutero, mientras en la Guerra de los Campesinos, los elementos más oprimidos de la sociedad alemana pusieron en práctica la doctrina del reformista. Los asuntos eclesiásticos eran ahora reorganizados sobre la base de las nuevas enseñanzas; de aquí en adelante el poder secular es aún más claramente el juez supremo en cuestiones puramente religiosas y desconoce completamente cualquier autoridad eclesiástica independiente.

Un segundo centro de la Reforma fue establecido por Zuinglio en Zurich. Aunque se distinguió en muchos detalles de Lutero, y era mucho más radical que el último en su transformación del ceremonial de la Misa, los propósitos de sus seguidores eran idénticos a los de los luteranos. Consideraciones políticas jugaron un gran papel en el desarrollo del Zuinglianismo, y la magistratura de Zurich, después que una mayoría de sus miembros se hubo declarado a favor de Zuinglio, se convirtió en una celosa protectora de la Reforma. Decretos arbitrarios fueron promulgados por los magistrados con relación a la organización eclesiástica; los consejeros que permanecieron fieles a la Fe Católica fueron expulsados del consejo, y los servicios católicos fueron prohibidos en la ciudad. La ciudad y el cantón de Zurich fueron reformados por las autoridades civiles de acuerdo a las ideas de Zuinglio. Otras partes de la Suiza Alemana experimentaron un destino similar. La Suiza Francesa desarrolló más tarde su propia Reforma peculiar; esta fue organizada en Ginebra por Calvino. El Calvinismo es distinto del Luteranismo y del Zuinglianismo por una forma más rígida y consistente de doctrina y por el rigor de sus preceptos morales, que regulan la entera vida doméstica y pública de los ciudadanos. La organización eclesiástica de Calvino fue declarada ley fundamental de la República de Ginebra y las autoridades dieron su total apoyo al reformista en el establecimiento de su nuevo tribunal de ética. La palabra de Calvino era la autoridad suprema y él no toleró contradicción alguna a sus visiones y normas. El Calvinismo fue introducido en Ginebra y en el campo circundante a través de la violencia. Los sacerdotes Católicos fueron desterrados y las personas oprimidas y compelidas a asistir a los sermones Calvinistas.

El origen de la Reforma en Inglaterra fue completamente distinto. Aquí, el sensual y tiránico Enrique VIII, con el apoyo de Tomás Cranmer, a quien el rey nombró Arzobispo de Canterbury, apartó a su país de la unidad eclesial porque el papa, como el verdadero guardián de la ley Divina, se negó a reconocer el inválido matrimonio del rey con Ana Bolena estando viva su legítima esposa. Dejando la obediencia al papa, el despótico monarca se constituyó a sí mismo como el juez supremo incluso en asuntos eclesiásticos; la oposición de algunos hombres buenos como Tomás Moro y Juan Fisher termino en sangre. El rey, no obstante, deseaba mantener intocadas tanto las doctrinas de la Iglesia como la jerarquía eclesiástica, y originó una serie de doctrinas e instituciones rechazadas por Lutero y sus seguidores para que

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fuesen estrictamente prescritas por un Acta del Parlamento (Seis Artículos) bajo pena de muerte. En Inglaterra, el poder civil también se constituyó a sí mismo como el juez supremo en cuestiones de fe, y puso la base para ulteriores innovaciones religiosas arbitrarias. Bajo el siguiente soberano, Eduardo VI (1547-1553), el partido Protestante conquistó la supremacía y, de aquí en adelante, empezó a promover la Reforma en Inglaterra de acuerdo a los principios de Lutero, Zuinglio y Calvino. Aquí también la fuerza fue empleada para difundir las nuevas doctrinas. Este último esfuerzo del movimiento de Reforma fue prácticamente confinado a Inglaterra (ver ANGLICANISMO).

III. EL MÉTODO DE DIFUSIÓN DE LA REFORMA

Los fundadores y colaboradores de la Reforma no fueron escrupulosos al elegir los medios para la extensión de la misma, valiéndose de cualquier factor que pudiese contribuir con su movimiento.

A. La denuncia de abusos reales y supuestos en la vida eclesial fue –especialmente al comienzo– uno de los principales métodos empleados por los reformistas para promocionar sus designios. Por esos medios ellos conquistaron a muchos que estaban insatisfechos con las condiciones existentes y estaban listos a apoyar a cualquier movimiento que prometía un cambio. Pero fue especialmente el explícito odio a Roma y a los miembros de la jerarquía, nutrido por las incesantemente repetidas y apenas pocas veces justificables quejas sobre los abusos, que más eficientemente apoyaron a los reformistas, quienes muy pronto atacaron violentamente la autoridad papal, reconociendo en ella la suprema defensora de la Fe Católica. De aquí, multitud de pasquines, muchas veces de lo más vulgares, contra el papa, los obispos y, en general, en contra de todos los representantes de la autoridad eclesiástica. Esos panfletos eran circulados por todos sitios entre el pueblo y, con eso, el respecto por la autoridad fue todavía más violentamente debilitado. Pintores prepararon caricaturas insolentes y degradantes del papa, del clero y de los monjes para ilustrar el texto de los hostiles panfletos. Trabada con todas las armas posibles –incluso las más reprensibles–, esa guerra contra los representantes de la Iglesia, como los supuestos causantes de todos los abusos eclesiales, preparó el camino para la recepción de la Reforma. No se mantuvo ya la distinción entre los abusos temporales y enmendables y las verdades cristianas sobrenaturales fundamentales; junto con los abusos, importantes instituciones eclesiásticas, que se descansaban sobre una fundación Divina fueron simultáneamente abolidas.

B. También se tomo ventaja de las divisiones existentes en muchos lugares entre las autoridades civiles y eclesiásticas. El desarrollo del Estado –en su forma moderna– entre los pueblos Cristianos de Occidente, dio cabida a muchas disputas entre el clero y el laicado, entre los obispos y las ciudades, entre los monasterios y los señores territoriales. Cuando los reformistas le quitaron al clero toda autoridad, especialmente toda influencia en asuntos públicos, permitieron a los príncipes y a las autoridades municipales finalizar esa larga contienda pendiente para su propia ventaja, atribuyéndose arbitrariamente todos los derechos en disputa, aboliendo la jerarquía cuyos derechos ellos usurparon, y estableciendo después por su propia autoridad una organización eclesial completamente nueva. El clero Reformado poseyó entonces, desde el comienzo, apenas aquellos derechos que las autoridades civiles estuviesen complacidas en asignarle. Consecuentemente, las Iglesias nacionales Reformadas fueron completamente subordinadas a la autoridad civil y los Reformistas, que habían encargado al poder civil la actual ejecución de sus principios, no tenían ahora medio alguno para librarse de esa servidumbre.

C. En el transcurso de los siglos un inmenso número de fundaciones habían sido hechas con fines religiosos, caritativos y educacionales, y habían sido provistas con ricos recursos materiales. Iglesias, monasterios, hospitales y escuelas tenían con frecuencia grandes rentas y extensivas posesiones, que suscitaban la envidia de los gobernadores seculares. La Reforma permitió a estos secularizar esa vasta riqueza eclesial, dado que los líderes de la Reforma constantemente vituperaron la centralización de tales riquezas en las manos del clero. Los príncipes y autoridades municipales fueron entonces invitadas a dividir la propiedad eclesiástica, y a emplearla para sus propios propósitos. Los principados eclesiásticos, que eran encargados a los inquilinos solamente como personas eclesiásticas para la administración y usufructo, fueron, a despecho de la ley en vigencia, por la exclusión de los inquilinos, transformados en principados seculares. De esa manera los Reformistas tuvieron éxito en privar a la Iglesia de la riqueza temporal provista para sus muchas necesidades y desviando la misma para su propio beneficio.

D. Las emociones humanas, a las cuales los Reformistas apelaron de las más diversas maneras, fueron otro medio de expansión de la Reforma. Las mismas ideas que estos

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innovadores defendían --libertad Cristiana, licencia de pensamiento, el derecho y capacidad de cada individuo de encontrar su propia fe en la Biblia y otros principios similares-- eran muy seductores para muchos. La abolición de instituciones religiosas que actuaron como un freno a la pecadora naturaleza (confesión, penitencia, ayuno, abstinencia, promesas) atrajo a los lujuriosos y frívolos. La guerra contra las órdenes religiosas, contra la virginidad y el celibato, contra las prácticas de una vida Cristiana más elevada, conquistó para la Reforma a un gran número de aquellos que, sin una vocación real, habían asumido la vida religiosa por motivos puramente humanos y mundanos, y que deseaban verse libres de obligaciones con relación a Dios, que se habían vuelto costosas, y para ser libres para satisfacer sus apetitos sensuales. Podían hacerlo de la manera más fácil, una vez que la confiscación de la propiedad de las Iglesias y monasterios posibilitó proveer el avance material de aquellos que antes eran monjes y monjas y de los sacerdotes que apostataron. En los innumerables escritos y panfletos dirigidos al pueblo, los Reformistas hicieron de eso su frecuente empeño para excitar los instintos humanos más bajos. Contra el papa, la Curia Romana y los obispos, sacerdotes, monjes y monjas que habían permanecido fieles a sus convicciones Católicas, los más increíbles pasquines y escritos difamatorios eran diseminados. En lenguaje de suma vulgaridad, doctrinas Católicas e instituciones eran deformadas y ridiculizadas. Entre los más pobres, la mayoría analfabeta, y los elementos abandonados de la población, las pasiones e instintos más bajos fueron estimulados y presionados para el servicio de la Reforma.

E. Al principio, muchos obispos demostraron gran apatía con relación a los Reformistas, no dando ninguna importancia al nuevo movimiento; les fue dado así un tiempo más largo a las cabezas del movimiento para expandir sus doctrinas. Incluso más tarde, muchos obispos inclinados-mundanamente, aunque permaneciendo fieles a la Iglesia, eran muy laxos en el combate contra la herejía y en el empleo de medios adecuados para prevenir su posterior avance. Lo mismo debe decirse del clero parroquial, que era en gran parte ignorante e indiferente, y contemplaba inútilmente el abandono de las personas. Los Reformistas, por otro lado, demostraron un mayor celo por su causa. No dejando medio alguno sin utilizar, por palabra o la pluma, por la constante interacción con personas de mentalidad similar, por la elocuencia popular, en el empleo de la cual los líderes de la Reforma eran especialmente hábiles, a través de sermones y escritos populares que apelaban a las debilidades del carácter popular, a través de la incitación del fanatismo de las masas, en suma, a través de una inteligente y celosa utilización de toda oportunidad y apertura que se les presento, ellos probaron su ardor por la expansión de sus doctrinas. Mientras tanto, procedieron con gran astucia, aparentando adherirse estrictamente a las verdades esenciales de la Fe Católica, retuvieron al principio muchas de las ceremonias externas del culto Católico, y declararon su intención de abolir sólo las cosas respaldadas por invención humana, buscando así engañar al pueblo con relación a los verdaderos fines de su actividad. Hallaron de hecho muchos opositores piadosos y celosos entre lo mejor del clero regular y secular, pero la gran necesidad, especialmente al comienzo, era una resistencia universalmente organizada y conducida sistemáticamente contra esta falsa reforma.

F. Muchas nuevas instituciones introducidas por los Reformistas favorecieron a la muchedumbre --p. ej. la recepción del cáliz por todas las personas, el uso de la lengua vernácula en el servicio divino, los himnos religiosos populares usados durante los servicios, la lectura de la Biblia, la negación de las diferencias esenciales entre el clero y el laicado--. En esa categoría deben ser incluidas doctrinas que tenían gran atracción para muchos --por ejemplo, la justificación por la sola fe sin referencia a las buenas obras; el rechazo de la libertad de voluntad, que ofreció una excusa para lapsos morales; la certeza personal de la salvación en la fe (confianza subjetiva en los méritos de Cristo), el sacerdocio universal, que parecía dar a todos una parte directa en las funciones sacerdotales y en la administración eclesiástica.

G. Finalmente, uno de los principales medios empleados para promover la expansión de la Reforma fue el uso de la violencia por parte de los príncipes y de las autoridades municipales. Los príncipes que permanecían Católicos eran expulsados y reemplazados por adherentes de la nueva doctrina, y las personas eran compelidas a asistir a los nuevos servicios. Los fieles adheridos a la Iglesia eran perseguidos de diversas maneras y las autoridades civiles se encargaron de que la fe de los descendientes de aquellos que se habían opuesto fuertemente a la Reforma fuese gradualmente destruida. En muchos lugares las personas eran apartadas de la Iglesia con una violencia brutal; en cualquier lugar, para engañar a las personas, el artificio empleado era el de retener el rito Católico fuera de circulación por un largo tiempo, prescribiendo para el clero reformado las vestimentas eclesiásticas del culto Católico. La Historia de la Reforma muestra incontestablemente que el poder civil fue el principal factor de su expansión en todas las tierras y, que en última instancia, no fueron intereses religiosos sino dinásticos, políticos y sociales los que resultaron decisivos. Añádase a esto el hecho de que

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los príncipes y los magistrados municipales que se habían unido a los Reformistas tiranizaron groseramente las conciencias de sus súbditos y ciudadanos. Todos deben aceptar la religión prescrita por el regulador civil. El principio "Cuius regio, illius et religio" (Los súbditos deben someterse a la elección de religión del jefe del territorio) es un fruto de la Reforma y fue puesto en práctica por ella y por sus adherentes en cualquier lugar en donde poseyeron la fuerza necesaria.

IV. LA DIFUSIÓN DE LA REFORMA EN LOS DIVERSOS PAÍSES

Alemania y la Suiza Alemana

La Reforma fue inaugurada en Alemania cuando Lutero fijó sus celebradas tesis en la puerta de la iglesia en Wittemberg, el 31 de Octubre de 1517. Lutero fue protegido de las consecuencias de la excomunión papal y de la proscripción imperial por el Elector Federico de Sajonia, su soberano territorial. Mientras adoptaba exteriormente una actitud neutral, fomentó posteriormente la formación de comunidades luteranas dentro de sus dominios, después de que Lutero hubo retornado a Wittemberg y reasumió allí el liderazgo del movimiento de reforma, en oposición a los Anabaptistas. Fue Lutero quien introdujo las regulaciones arbitrarias para el culto Divino y las funciones religiosas; de acuerdo a estas, fueron establecidas comunidades luteranas, en donde un organizado cuerpo herético se opuso a la Iglesia Católica. Entre los otros príncipes Alemanes que prontamente se asociaron a Lutero y secundaron sus esfuerzos estuvieron:Juan de Sajonia (el hermano de Federico); El Gran-Maestro Albet de Prusia, que convirtió las tierras de su orden en un ducado secular, tornándose su señor hereditario al aceptar el Luteranismo; Los Duques Enrique y Alberto de Mecklenburg; El Conde Alberto de Mansfield; El Conde Edzard, de Friesland del este; Landgrave Felipe de Hesse, quien se declaró definitivamente a favor de la Reforma después de 1524. Mientras tanto en varias ciudades imperiales de Alemania el movimiento de reforma fue iniciado por seguidores de Lutero –especialmente en Ulm, Augsburgo, Nuremberg, Nördlingen, Estrasburgo, Constanza, Mainz, Erfurt, Zwickau, Magdeburg, Frankfort-on-the-Main y Bremen. Los príncipes Luteranos formaron la Alianza de Torgau el 4 de mayo de 1526, para su defensa común. A través de su aparición en la Dieta de Séller en 1526, aseguraron la adopción de la resolución de que, con relación al Edicto de Worms, contra Lutero y sus doctrinas erradas, cada uno debería adoptar una actitud tal que pudiese responder ante Dios y el emperador. La libertad para introducir la Reforma en sus territorios fue conferida entonces a los mandatarios territoriales. Los estados Católicos eran desalentados, mientras los príncipes Luteranos, se volvieron más extravagantes aún con sus demandas. Incluso los decretos enteramente moderados de la Dieta de Speyer (1529) delinearon una protesta de los Luteranos y de los estados Reformados. 

Las negociaciones en la Dieta de Augsburgo (1530), en la cual los estados que rechazaban la fe Católica elaboraron su credo (la Confesión de Augsburgo), mostraron que la restauración de la unidad religiosa no sería efectuada. La Reforma se difundió más y más, siendo tanto el Luteranismo como el Zuinglianismo introducidos en otros territorios alemanes. Junto con los principados y ciudades mencionados arriba, para 1530 había hecho su camino hasta los principados de Bayreuth, Ansbach, Anhalt y Brunswick-Lunenburg y en los pocos años siguientes hasta Pomerania, Jülich-Cleve y Wurtemberg. En Silesia y en el ducado de Liegnitz la Reforma también hizo grandes avances. En 1531, la Liga de Esmalcalda, una alianza ofensiva y defensiva fue consolidada entre los príncipes Protestantes y las ciudades. Especialmente después de su renovación (1535), a esta Liga se sumaron otras ciudades y príncipes que se habían unido a la Reforma, por ejemplo, el Conde Palatino Ruperto de Zweibrücken, el Conde Guillermo de Nassau, las ciudades de Augsburgo, Kempten, Hamburgo y otras. Nuevas negociaciones y discusiones entre los partidos religiosos fueron instituidas en vistas al término del cisma, pero sin éxito. Entre los métodos adoptados por los Protestantes en la expansión de la Reforma, la fuerza era cada vez más libremente empleada. Habiendo quedado vacante la Diócesis de Namburg-Zeitz, el Elector Federico de Sajonia instaló por la fuerza en la sede al predicador Luterano Nicolás Amsdorf (envés del preboste de la catedral, Julius von Pflug, escogido por el capítulo) y él mismo asumió el gobierno secular. El Duque Enrique de Brunswick-Wolfenbuttel fue exilado en 1542, y la Reforma se introdujo en sus dominios por la fuerza. En Colonia incluso, la Reforma fue casi establecida por la fuerza. Algunos príncipes eclesiásticos fueron probados como delincuentes, sin tomar medidas contra las innovaciones que se esparcían diariamente en los círculos en ampliación. En Pfalz-Neuburg y en los estados de Halberstadt, Halle, etc., la Reforma halló entrada. El colapso de la Liga de

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Esmalcalda (1547) estancó de alguna manera el progreso de la Reforma: Julius von Pflug se instalo en la diócesis de Naumburg, el Duque Enrique de Brunswick-Wolfenbuttel recobró sus tierras y Hermann von Wied tuvo que abdicar de la Diócesis de Colonia, en donde la fe Católica fue entonces mantenida.

La fórmula de unión establecida por la Dieta de Augsburgo en 1547-48 (el Interim de Augsburgo) no tuvo éxito en sus propósitos, a pesar de haber sido introducida en muchos territorios protestantes. Mientras tanto, la traición del Príncipe Mauricio de Sajonia, quien hizo un tratado secreto con Enrique II de Francia, enemigo de Alemania, y formó una Confederación con los príncipes Protestantes Guillermo de Hesse, Juan Alberto de Mecklenburg y Alberto de Brandeburgo, para hacer guerra al emperador y a su imperio, quebró el poder del emperador. Por sugerencia de Carlos, el Rey Fernando convocó la Dieta de Augsburgo en 1555, en la cual, después de largas negociaciones, fue concluido el pacto conocido como la Paz Religiosa de Augsburgo. Este pacto contenía las siguientes provisiones en sus veintidós párrafos:

entre los estados imperiales Católicos y aquellos de la Confesión de Augsburgo (los Zuinglianos no estaban considerados en el tratado) deberían ser observadas la paz y la armonía; ningún estado del imperio debería compeler a otro estado de sus dominios a cambiar de religión, tampoco debería hacer guerra contra los mismos en nombre de la religión; si un dignatario eclesiástico asume la Confesión de Augsburgo, perdería toda su dignidad eclesial con todos oficios y emolumentos ligados a ella, sin pérdida, sin embargo, de su honor y posesiones privadas. Los estados Luteranos protestaron contra esta provisión eclesiástica; a los que sostenían la Confesión de Augsburgo debería dejarse en posesión de toda propiedad eclesiástica que hubieran tenido desde el comienzo de la Reforma; después de 1555 ningún partido debería tomar cosa alguna de los demás; hasta la conclusión de la paz entre los cuerpos religiosos en contienda –a ser efectuada en la próxima Dieta de Ratisbona– la jurisdicción eclesiástica de la jerarquía Católica estaba suspendida en los territorios de la Confesión de Augsburgo; si se levanta cualquier conflicto entre los partidos con relación a derechos o tierras, debe hacerse primero un intento de solucionar las disputas por arbitración; ningún estado imperial podía proteger a los súbditos de otro estado de las autoridades; todo ciudadano del Imperio tenía el derecho de elegir cualquiera de las dos religiones reconocidas y de practicarla en otro territorio sin la pérdida de derechos, honor y propiedad (sin perjuicio, sin embargo, de los derechos del señor territorial sobre su campesinado); esta paz debería incluir a los caballeros libres y a las ciudades libres del Imperio y las cortes imperiales tenían que guiarse exactamente por sus provisiones; los votos podían ser administrados tanto en el nombre de Dios o de Su Santo Evangelio. Por medio de esta paz, el cisma religioso en el Imperio Alemán fue definitivamente establecido; de aquí en adelante los estados Católicos y Protestantes son campos opuestos. Casi toda la Alemania, desde la frontera con Holanda en el Oeste hasta la frontera con Polonia en el Este, el territorio de la Orden Teutónica en Prusia, Alemania Central con excepción de la mayor parte de la porción occidental, y (en Alemania del Sur) Wurtemburg, Ansbach, Pfalz-Zwebrucken, y otros pequeños dominios, con numerosas ciudades libres, habían abrazado la Reforma Luterana. Por otra parte, en el sur y sureste, que permanecieron predominantemente Católicos, encontró seguidores más o menos numerosos. El Calvinismo también se expandió bastante ampliamente. 

Pero la Paz de Augsburgo, falló en asegurar la armonía que se esperaba. Contrariamente a sus provisiones expresas, una serie de principados eclesiásticos (2 arzobispados, 12 obispados y numerosas abadías) fueron reformados y secularizados antes del comienzo del siglo XVII. La Liga Católica fue formada para la protección de los intereses Católicos y para contrabalancear la Unión Protestante. Pronto sobrevino la Guerra de las Treinta Años, una lucha de las más nefastas para Alemania, dado que dejo el país a sus enemigos del oeste y del norte, y destruyo el poder, la riqueza e influencia del Imperio Alemán. La Paz de Westfalia, concluida en 1648 con Francia en Munster y con Suecia en Osnabruck, confirmó definitivamente el status del cisma religioso en Alemania, ubicó a los Calvinistas y a los Reformados en la misma condición de los Luteranos y concedió inmediatamente a los estados subordinados al emperador, el derecho de introducir la Reforma. De aquí en adelante, los soberanos territoriales podían compeler a sus súbditos a adoptar una religión determinada, sometidos al reconocimiento de la independencia de aquellos quienes, en 1624, gozaron el derecho de sostener sus propios servicios religiosos. El Absolutismo del Estado en cuestiones religiosas había alcanzado ahora su más grande desarrollo en Alemania.

En la Suiza Alemana, fue trazado un curso similar. Después que Zurich había aceptado y de

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manera forzada introdujo la Reforma, Basilea siguió su ejemplo. En Basilea, Juan Ecolampadio y Wolfgand Capito se asociaron a Zuinglio, difundieron sus enseñanzas y obtuvieron una victoria para la nueva fe. Los miembros Católicos del Gran Concilio fueron expulsados. Siguieron resultados similares en Appenzell, cerca de Rhodes, Schaffhausen y Glarus. Después de una larga hesitación, la Reforma fue aceptada también en Berna, en donde un apóstata Cartujo, Frank Kolb, con Johann y Berthold Haller, predicaron el Zuinglianismo; todos los monasterios fueron suprimidos, y una gran violencia fue ejercida para forzar la penetración del Zuinglianismo en la gente del territorio. St. Gall, en donde Joachim Valdianus predicó, y una gran porción de Graubunden también adoptaron las innovaciones. En todo el imperio, el Zuinglianismo era un gran rival del Luteranismo, hasta el punto de que se inició un violento conflicto entre las dos confesiones, no obstante las constantes negociaciones por la unión. Los intentos no tendían a querer terminar la desafortunada división religiosa en Suiza. En Mayo de 1526, una gran disputa religiosa fue sostenida en Baden, estando los Católicos representados por Eck, Johann Faber y Murner y los Reformados por Ecolampadio y Berthold Haller. El resultado fue favorable a los Católicos; la mayoría de los representantes de los estados presentes se declararon en contra de la Reforma, y los escritos de Lutero y Zuinglio fueron prohibidos. Eso despertó la oposición de los estados Reformados. En 1527, Zurich formó una alianza con Constanza; Basilea, Berna; y otros estados Reformados se unieron a la Confederación en 1528. En defensa propia, los estados Católicos formaron una alianza en 1529, para la protección de la verdadera fe dentro de sus territorios. En la guerra resultante, los estados Católicos obtuvieron una victoria en Kappel, siendo Zuinglio herido mortalmente en el campo de batalla. Les fue concedida la paz a Zurich y a Berna, con la condición de que ningún lugar debería molestar a otro en nombre de la religión y de que los servicios Católicos deberían ser libremente mantenidos en los territorios comunes. La Fe Católica fue restablecida en ciertos distritos de Glarus y Appenzell; la Abadía de St. Gall fue restaurada para el abad, a pesar de que la ciudad permanecía Reformada. Sin embargo, en Zurich, Basilea, Berna y Schaffhausen, los Católicos fueron incapaces de asegurar sus derechos. Los Reformistas Suizos pronto compusieron afirmaciones formales de sus creencias; especialmente vale la pena mencionar la Primera Confesión Helvética (Confessio Helvetica I), compuesta por Bullinger, Myconius, Grynaeus y otros (1536), y la Segunda confesión compuesta por Bullinger en 1564 (Confessio Helvetica II): la última fue adoptada en la mayoría de los territorios Reformados de modelo Zuingliano. 

Los Reinos del Norte: Dinamarca, Noruega y Suecia

La Reforma Luterana halló pronto una entrada a Dinamarca, Noruega (entonces unida a Dinamarca) y Suecia. Su introducción fue debida primeramente a la influencia real. El Rey Cristian II de Dinamarca (1513-1514) dio las bienvenidas a la Reforma como un medio para debilitar a la nobleza y especialmente al clero (que poseía extensas propiedades) extendiendo, consiguientemente, el poder del trono. Su primer intento para difundir las enseñanzas del Maestro Martín Lutero en 1520 tuvo poco éxito: los barones y prelados lo depusieron pronto por tiranía y eligieron en su lugar a su tío, el Duque Federico de Schleswig y Holstein. Éste, que era un seguidor secreto del Luteranismo, engañó a los obispos y a la nobleza y en su coronación, juró mantener la Religión Católica. Sentado en el trono, sin embargo, favoreció a los Reformistas, especialmente al predicador Hans Tausen. En la Dieta de Odensée, en 1527, concedió libertad religiosa a los Reformistas, permitió que el clero se casase y reservó para el rey la confirmación de todas los nombramientos episcopales. El Luteranismo se expandió por medios violentos y los fieles adherentes a la Iglesia Católica fueron oprimidos. Su hijo, Cristian III a quien ya había "reformado" Holstein, envió a prisión a los obispos daneses que protestaron contra su sucesión y cortó el apoyo a los barones. A excepción del obispo Ronow de Roskilde, que murió en la prisión (1544), todos los obispos aceptaron renunciar y refrenarse de hacer oposición a la nueva doctrina, después de lo cual fueron puestos en libertad y su propiedad restaurada. Todos los sacerdotes que se oponían a la Reforma fueron expulsados, los monasterios suprimidos y la Reforma introducida en todos lados por la fuerza. En 1537, el compañero de Lutero, Johann Bugenhagen (Pomeranus) fue llamado de Wittemberg a Dinamarca para establecer la Reforma de acuerdo a las ideas de Lutero. En la Dieta de Copenhague en 1546, fueron eliminados los últimos derechos de los Católicos; les fue negado el derecho de herencia y elegibilidad a cualquier oficio, y a los sacerdotes Católicos se les prohibió residir en el país bajo pena de muerte.

En Noruega, el obispo Olaus de Trondhjem apostató al Luteranismo pero fue compelido a dejar el país, como colaborador del rey depuesto, Cristian II. Con la protección de la nobleza danesa, Cristian III introdujo a la fuerza la Reforma en Noruega. Islandia resistió más al absolutismo real y a las innovaciones religiosas. El intrépido obispo de Holum, Jon Arason, fue decapitado y la Reforma se expandió rápidamente después de 1551. Algunos aspectos externos del periodo católico fueron mantenidos –el título del obispo y para algunos lugares

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las vestimentas litúrgicas y las formas de culto.

También en Suecia la Reforma fue introducida por motivos políticos por el gobernador secular. Gustavo Vasa, quien había sido dado a Cristiano III de Dinamarca en 1520 como rehén y que había escapado a Lubeck, allí se familiarizó con la enseñanza Luterana y reconoció los servicios que podría rendirle. Retornando a Suecia, se convirtió en el primer canciller imperial y, tras haber sido elegido Rey en la deposición de Cristiano II de Dinamarca, intentó convertir a Suecia en una monarquía hereditaria, pero tuvo que rendirse ante la oposición del clero y de la nobleza. La Reforma lo ayudó a llevar a cabo su deseo, a pesar de que la introducción de la misma fue difícil debido a la gran fidelidad del pueblo a la Fe Católica. Nombró a dos suecos para altos puestos, los hermanos Olaf y Lorenzo Peterson, que habían estudiado en Wittemberg y habían aceptado la enseñanza de Lutero; uno fue nombrado capellán de la corte en Estocolmo y el otro profesor en Upsala. Ambos trabajaron en secreto por la expansión del Luteranismo y conquistaron a muchos adherentes, incluyendo al archidiácono Lorenzo Anderson, quien luego fue nombrado canciller por el rey. En sus relaciones con el Papa Adriano VI y sus legados, el rey simuló la más grande fidelidad a la Iglesia, mientras daba un apoyo cada vez mayor a las innovaciones religiosas. Los dominicos, que ofrecieron una gran oposición a sus designios, fueron desterrados del reino, y los obispos que ofrecieron resistencia fueron sometidos a todo tipo de opresión. Después de una disputa religiosa en la Universidad de Upsala, el rey otorgó la victoria a Olaf Peterson y procedió a Luteranizar la Universidad, a confiscar la propiedad eclesiástica y a emplear todos los medios para compeler al clero a aceptar la nueva doctrina. Una rebelión popular le dio la oportunidad de acusar a los obispos Católicos de alta traición y, en 1527, el Arzobispo de Upsala y el Obispo de Westraes fueron ejecutados. Muchos eclesiásticos cedieron a los deseos del rey; otros resistieron y tuvieron que aguantar una violenta persecución, siendo ofrecida una heroica resistencia por las monjas de Wadstena. Después de la Dieta de Westraes, en 1527, grandes concesiones fueron hechas al rey ante el miedo de un posible sometimiento a Dinamarca, especialmente el derecho de confiscación de la propiedad eclesiástica, de los nombramientos y deposiciones eclesiásticos, etc. Algunos de los nobles fueron luego conquistados para el lado del rey, cuando fue establecido que era opcional retomar todos los bienes donados a la Iglesia por algún ancestral desde 1453. El celibato clerical fue abolido y el idioma vernáculo introducido en el servicio Divino. El rey se constituyó a sí mismo como la suprema autoridad en asuntos religiosos y apartó al país de la unidad Católica. El Sínodo de Orebro (1529) completó la Reforma, aunque la mayoría de los ritos externos, las imágenes en las Iglesias, las vestimentas litúrgicas y los títulos de arzobispo y obispo fueron mantenidos. Más tarde (1544), Gustavo Vasa convirtió el título del trono hereditario para su familia. Los numerosos levantamientos dirigidos contra él y sus innovaciones fueron aplacados con sangrienta violencia. En un periodo posterior, surgieron otras grandes contiendas religiosas, de igual carácter político.

El Calvinismo también se expandió a algunos lugares y Eric XIV (1560-68) se esforzó en promover esa expansión. Sin embargo, fue destronado por la nobleza debido a su tiranía y su hermano Juan III (1568-1592) fue nombrado rey. Juan III restauró la Fe Católica e intentó restaurar la tierra a la unidad de la Iglesia. Pero con la muerte de su primera esposa, la celosa Princesa Católica Catalina, su ardor declinó de cara a las numerosas dificultades, y su segunda esposa favoreció al Luteranismo. Con la muerte de Juan, su hijo Segismundo, entonces rey de Polonia y fuertemente Católico de sentimiento, se convirtió en rey de Suecia. Sin embargo, su tío, el Duque Carlos, el canciller del reino, dio un enérgico apoyo a la Reforma, y la Confesión de Augsburgo fue introducida en el Sínodo Nacional de Upsala, en 1593. Segismundo se descubrió impotente contra el canciller y la nobleza sueca; finalmente (1600) fue depuesto por la "verdadera doctrina" como un apóstata y Carlos fue nombrado rey. Gustavo Adolfo (1611-1632), hijo de Carlos, se valió de la Reforma para aumentar el poder de Suecia en sus campañas. La Reforma fue entonces exitosamente fortalecida en toda Suecia.

Francia y la Suiza Francesa

En ciertos círculos humanistas de Francia se originó en una temprana fecha un movimiento favorable a la Reforma. El centro de ese movimiento era Meaux, en donde el obispo Guillaume Briconnet favoreció las ideas humanistas y místicas, y donde enseñaban el Profesor Lefèvre de Etaples, G. Farel y J. de Clerc, que eran humanistas con tendencias Luteranas. No obstante, la Corte, la universidad y el Parlamento se opusieron a las innovaciones religiosas y la comunidad Luterana de Meaux fue disuelta. Centros más importantes de la Reforma fueron encontrados al Sur, en donde los Valdenses habían preparado el terreno. Aquí se dieron alborotos públicos en los cuales fueron destruidas imágenes de Cristo y de los santos. Los parlamentos en la mayoría de los casos tomaron medidas enérgicas contra los innovadores, aunque en ciertos lugares estos últimos hallaron protectores --especialmente Margarita de

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Valois, hermana del Rey Francisco I y esposa de Enrique de Albret, Rey de Navarra--. Los líderes de la Reforma en Alemania buscaron triunfar sobre el rey Francisco I, que por razones políticas era un aliado de los Príncipes Protestantes Alemanes; el rey, sin embargo, permaneció fiel a la Iglesia y suprimió a los movimientos de reforma en todas sus tierras. En los distritos del sudeste, especialmente en Provence y Dauphine, aumentaron los colaboradores de las nuevas doctrinas a través de los esfuerzos de Reformistas de Suecia y Estrasburgo, hasta que finalmente la profanación y el pillaje de iglesias llevaron al rey a tomar medidas enérgicas contra ellos. Después de que el Calvinismo se había establecido en Ginebra, su influencia creció rápidamente en los círculos franceses reformados. Calvino apareció en París como defensor del nuevo movimiento religioso en 1533, dedicó al rey francés en 1536 sus "Institutiones Christianae Religionis" y se fue a Ginebra en el mismo año. Expulsado de Ginebra, retornó en 1541 y comenzó allí el establecimiento final de su organización religiosa. Ginebra, con su academia inaugurada por Calvino fue un centro líder de la Reforma y afectó principalmente a Francia. Pierre le Clerc estableció la primera comunidad Calvinista en París; otras comunidades fueron establecidas en Lyón, Orléans, Angers y Rousen, las medidas represivas mostraron tener poco apoyo. El Obispo Jacques Spifamius de Nevers se convirtió al Calvinismo y, en 1559, París fue testigo de la asamblea de un sínodo general de Reformistas Franceses, los cuales adoptaron un credo Calvinista e introdujeron la constitución presbiteriana Suiza para las comunidades Reformadas. Debido al apoyo de los Valdenses, a la diseminación de literatura de la reforma desde Ginebra, Basilea y Estrasburgo, y al constante influjo de predicadores desde esas ciudades, los adherentes a la Reforma aumentaron en Francia. Con la muerte del rey Enrique II (1559), los Hugonotes Calvinistas aspiraron a tomar ventaja de la debilidad del gobierno para aumentar su poder. La Reina-Viuda, Catalina de Médicis, era una ambiciosa estratega, y siguió una política de servicio temporal. Las aspiraciones políticas pronto llegaron a estar entrelazadas con el movimiento religioso, que con eso asumió mayores proporciones y una mayor importancia. En oposición a la línea gobernante y a los poderosos y celosos duques Católicos de Guisa, los príncipes de la dinastía de los Borbones se convirtieron en los protectores de los Calvinistas; estos eran Antonio de Vendôme, Rey de Navarra, y sus hermanos, especialmente Luis de Condé. A ellos se unieron el Condestable Montmorency, el Almirante Coligny y su hermano Andelot, y el Cardenal Odet de Châtillon, obispo de Beauvais.

No obstante las leyes anti-clericales, el Calvinismo estaba logrando un constante progreso en el Sur de Francia, cuando en el 7 de enero de 1562, la reina-viuda, regente en nombre del pequeño Carlos IX, promulgó un edicto de tolerancia, permitiendo a los hugonotes la libre práctica de su religión fuera de los estados y sin armas, pero prohibiendo toda interferencia y actos de violencia contra instituciones Católicas, y ordenando la restitución de todas las Iglesias y de toda propiedad eclesiástica tomada de los Católicos. Volviéndose con eso sólo más audaces, los Calvinistas cometieron, especialmente en el Sur, revueltas y actos de violencia contra los Católicos, llevando a la muerte a sacerdotes católicos incluso en los suburbios de París. El incidente de Vassy, en Champagne, el 1 de Marzo de 1562, en el que el séquito del Duque de Guisa entró en conflicto con los Hugonotes, inauguró la primera guerra civil y religiosa en Francia. A pesar de que esta terminó con la derrota de los Hugonotes, ocasionó grandes pérdidas para los Católicos en Francia. Reliquias de santos fueron quemadas y saqueadas, magníficas iglesias reducidas a escombros, y numerosos sacerdotes asesinados. El Edicto de Amboise concedió nuevos favores a los nobles Calvinistas, aunque el anterior edicto de tolerancia fue retirado. Siguieron otras cinco guerras civiles, durante las cuales ocurrió la masacre del Día San Bartolomé (24 de agosto de 1572). No fue hasta la extinción de la dinastía de los Valois con Enrique III (1589) y con la accesión al trono de Enrique de Navarra (que abrazó el Catolicismo en 1593) de la dinastía de los Borbón, que las guerras religiosas alcanzaron su final con el Edicto de Nantes (13 de Abril de 1598); este confirió a los Calvinistas no solamente total libertad religiosa y admisión a todos oficios públicos, sino incluso una posición privilegiada en el Estado. Crecientes dificultades de naturaleza política surgieron y el Cardenal Richelieu proyecto a acabar con la influyente posición de los Hugonotes. La captura de su principal fortaleza, La Rochelle (28 de Octubre de 1628), finalmente quebró el poder de los Calvinistas Franceses como una entidad política. Más tarde, muchos de sus miembros regresaron al Catolicismo, quedando aún, sin embargo, numerosos adherentes al Calvinismo en Francia.

Italia y España

Aunque en ambas tierras aparecieron seguidores aislados de la Reforma, ninguna organización sólida o extensiva apareció. Aquí y allí en Italia individuos influyentes (p. ej. Vitoria Colonna y su círculo) favorecieron el movimiento de la Reforma, pero deseaban que el mismo ocurriera dentro de la Iglesia y no como una rebelión a la misma. Pocos italianos abrazaron el Luteranismo o el Calvinismo (por ejemplo, Juan Valdez, secretario del Virrey de

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Nápoles). En las ciudades de Turín, Pavía, Venecia, Ferrara (en donde la Duquesa Renata favoreció a la Reforma) y Florencia podían encontrarse adherentes a los Reformistas Alemanes y Suizos, aunque no tan extremados como sus prototipos. El más prominente tuvo que dejar el país --Pietro Paolo Vergerio, que luego huyó a Suecia y luego a Wittemberg; Bernardino Ochino, quien huyó a Ginebra y fue más tarde profesor en Oxford; Petrus Martyr Vermigli, quien huyó a Zurich y estuvo subsecuentemente activo en Oxford, Estrasburgo y nuevamente en Zurich. Por la vigorosa inauguración de la verdadera reforma eclesiástica en el espíritu del Concilio de Trento, a través de la actividad de numerosos hombres santos (tales como San Carlos Borromeo y Felipe Neri), a través de la vigilancia de los obispos y de la diligencia de la Inquisición, la Reforma fue excluida de Italia. En algunos círculos fueron reveladas tendencias racionalistas y anti-trinitarias e Italia fue el lugar de nacimiento de 2 herejes: Lelio Sozzini y su sobrino Fausto Sozzini, los fundadores del Socinianismo.

El curso de los eventos fue en España el mismo que en Italia. A pesar de algunas tentativas de diseminar escritos anti-eclesiales en el país, la Reforma no obtuvo éxito alguno, gracias al celo tenido por las autoridades públicas y eclesiásticas en contraatacar sus esfuerzos. Los pocos Españoles que aceptaron las nuevas doctrinas eran incapaces de desarrollar cualquier actividad reformadora en su tierra, y vivieron en el extranjero --p. ej. Francisco Enzinas (Dryander), que hizo una traducción de la Biblia para Españoles; Juan Diaz, Gonsalvo Montano, Miguel Servet, quien fue condenado por Calvino en Ginebra por su doctrina contra la Trinidad y quemado en la estaca.

Hungría y TransilvaniaLa Reforma fue difundida en Hungría por Húngaros que habían estudiado en Wittemberg y que habían abrazado el Luteranismo allí. En 1525, fueron decretadas rígidas leyes contra los adherentes de doctrinas heréticas, pero sus miembros continuaron creciendo, especialmente entre la nobleza, que deseaba confiscar la propiedad eclesial, y en las ciudades libres del reino. Las conquistas y victorias Turcas y la guerra entre Fernando de Austria y Juan Zapolya favorecieron a los Reformistas. Sumándose a los Luteranos estaban luego los seguidores de Zuinglio y Calvino en el país. Cinco estados Luteranos en la Alta Hungría aceptaron la Confesión de Augsburgo. Sin embargo, el Calvinismo gradualmente ganó el predominio, aunque las disputas domésticas entre las sectas reformadoras no cesaron de manera alguna. En Transilvania, comerciantes de Hermannstadt, que se habían familiarizado con la herejía de Lutero en Peipzig, expandieron la Reforma después de 1521. No obstante la persecución a los Reformistas, una escuela Luterana fue iniciada en Hermannstadt y la nobleza se empeñó en utilizar la Reforma como un medio de confiscación de las propiedades del clero. En 1529, las órdenes regulares y los más vigorosos luchadores de la Iglesia fueron sacados del estado. En Kronstadt, el predicador Luterano Johann Honter obtuvo el dominio en 1534, siendo abolida la Misa y el servicio Divino organizado según el modelo Luterano. En un sínodo ocurrido en 1544, la nación Sajona en Transilvania se decidió en favor de la Confesión de Augsburgo, mientras los rurales Magyars aceptaron el Calvinismo. En la dieta de Klausenburg, en 1556, la libertad religiosa general fue conferida y la propiedad eclesiástica confiscada para la defensa del país y para la erección de escuelas Luteranas. Entre los colaboradores de la Reforma prevalecieron divisiones de largo alcance. Además de los Luteranos, había Unitaristas (Socinianos) y Anabaptistas, y cada una de esas sectas trabó guerra contra las otras. Una minoría Católica sobrevivió entre los Walaquianos Griegos.

Polonia, Livonia y CourlandLos Polacos supieron de la Reforma a través de algunos estudiantes de Wittemberg y a través de la Fraternidad Bohemia y Moravia. El Arzobispo Laski de Gnesen y el Rey Segismundo I (1501-1548), enérgicamente se opusieron a la expansión de las doctrinas heréticas. Con todo, los colaboradores de la Reforma tuvieron éxito en ganar reclutas en la Universidad de Cracovia, en Posen y en Dantzig. De Dantzig la Reforma se expandió a Thorn y Elbing y ciertos nobles apoyaron las nuevas doctrinas. Bajo el gobierno del débil Segismundo II (1548-1572) había en Polonia, además de Luteranos y de Fraternidades Bohemias, Zuinglianos, Calvinistas y Socinianos. El Príncipe Radziwill y Juan Laski apoyaron el Calvinismo y la Biblia fue traducida al Polaco de acuerdo a la visión de ese partido en 1563. A pesar de los esfuerzos del Nuncio Papal, Aloisio Lipomano (1556-1568) la libre práctica de la religión fue secretamente conferida en las mencionadas tres ciudades y le era permitido a la nobleza tener servicios religiosos secretos en sus casas. Las diferentes sectas de la Reforma lucharon unas contra otras, la fórmula de fe introducida en el Sínodo General de Sandomir en 1570 por los Reformados, los Luteranos, y la Fraternidad Bohemia no produjeron unidad alguna. En 1573, los partidos heréticos aseguraron la paz religiosa de Varsovia, que confirió iguales derechos a los Católicos y a los "Disidentes", y estableció una paz permanente entre las dos partes. Por la celosa inauguración de la verdadera reforma eclesiástica, la diligente actividad de los legados papales y obispos capaces, y la labor de los jesuitas, fue evitado cualquier progreso de la

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reforma.

En Livonia y Courland, territorios de la Orden Teutónica, el curso de la Reforma fue el mismo que en el otro territorio de la Orden, Prusia. El Comandante Gothard Kettler de Courland se adhirió a la Confesión de Augsburgo y convirtió su tierra en un ducado secular hereditario, tributario de Polonia. En Livonia, el Comandante Walter de Plettenberg se esforzó en fortalecer el Luteranismo, que había sido aceptado en Riga, Dorpat y Reval desde 1523, esperando así hacerse independiente del Arzobispo de Riga. Cuando el Margrave Guillermo de Brandeburgo llego a ser el Arzobispo de Riga en 1539, el Luteranismo rápidamente alcanzó una posición exclusiva en Livonia.

HolandaDurante el reinado de Carlos V, las diecisiete provincias de Holanda permanecieron totalmente inmunes a la contaminación de la nueva doctrina. Varios seguidores de Lutero habían de hecho aparecido allí, y se empeñaron en diseminar los escritos y doctrinas Luteranas. Sin embargo, Carlos V promulgó edictos estrictos contra los Luteranos y contra la impresión y divulgación de los escritos del Reformador. Los excesos de los Anabaptistas evocaron la supresión de su movimiento por la fuerza y, hasta 1555, la Reforma encontró pocas raíces en el país. En ese año, Carlos V concedió Holanda a su hijo, Felipe II, quien residió en el país hasta 1559. Durante ese periodo el Calvinismo hizo rápidos avances, especialmente en las provincias del norte. Muchos de los grandes nobles y la muy empobrecida baja nobleza, utilizaron la Reforma para incitar al pueblo amante de libertad contra la administración del rey, los oficiales y tropas españolas y la severidad del gobierno. El descontento continuó creciendo, debido principalmente a las severas órdenes del Duque de Alva y a la sangrienta persecución conducida por él. Guillermo de Orange-Nassau, gobernador de la Provincia de Holanda, tenía como propósito, por razones políticas, asegurar la victoria para el Calvinismo, y triunfó en muchos de los distritos del Norte. Luego se puso a sí mismo a la cabeza de la rebelión contra el dominio Español. En la resultante guerra, las provincias del norte (Niederlande) consiguieron su independencia, después de lo cual el Calvinismo gano el predominio en ellas. En 1581, todo ejercicio público de la Fe Católica fue prohibido. La "Confesión Belga" de 1562, tenía ya una fundación Calvinista; por los sínodos de Dodrecht en 1574 y 1618, el Calvinismo recibió una forma fija. Los Católicos del país (alrededor de dos quintos de la población) fueron sometidos a una violenta supresión. Entre los Calvinistas de Holanda surgieron violentos conflictos concernientes a la doctrina de la predestinación.

Inglaterra y EscociaLa Reforma recibió su forma final en Inglaterra durante el reinado de la Reina Isabel (1558-1603). Teniendo como base la liturgia establecida por el "Libro de la Oración Común" bajo Eduardo VI (1547-1543) y la confesión de los Cuarenta y dos Artículos compuestos por el Arzobispo Cranmer y por el Obispo Ridley en 1552, y después de que la Reina María (1553-1558) había fallado en restaurar a su país a la unión con Roma y a la Fe Católica, el predominio del Anglicanismo fue establecido en Inglaterra por Isabel. Los Cuarenta y dos Artículos fueron revisados y, como los Treinta y nueve Artículos de la Iglesia Anglicana, se convirtieron en 1562 en la norma de su credo religioso. La supremacía eclesiástica de la reina fue reconocida, un juramento para ese efecto (Juramento de Supremacía) era requerido bajo la pena de la pérdida de oficio y de la propiedad. Varios prelados y las universidades ofrecieron resistencia, la cual fue suprimida por la fuerza. La mayoría del bajo clero tomó el juramento, que era requerido con una severidad cada vez mayor a todos los miembros de la Cámara de los Comunes, a todos los eclesiásticos, abogados y profesores. En el aspecto externo, mucho de la antigua forma del culto católico fue mantenido. Después del fracaso del movimiento en favor de María Estuardo de Escocia, que se había escapado a Inglaterra en 1568, la opresión de los católicos ingleses continuo con una creciente violencia. Además de la Establecida Iglesia Anglicana estaban en Inglaterra los calvinistas noconformistas, quienes opusieron una organización presbiteriana popular a la jerarquía episcopal; al igual que los Católicos, ellos fueron muy oprimidos por los mandatarios de Inglaterra.

En Escocia la situación social y política dio un gran ímpetu a la Reforma, ayudada por la ignorancia y rudeza del clero (en gran medida resultado de los constantes feudos). La nobleza utilizó la Reforma como un arma en su guerra contra la casa real, la cual era apoyada por el alto clero. Ya bajo Jacobo V (1524-1542) los colaboradores de las doctrinas Luteranas (por ejemplo, Patricio Hamilton, Enrique Forest y Alejandro Seton, el confesor del rey, se volvieron Reformistas. Los dos primeros fueron ejecutados, mientras el último huyó al Continente). Sin embargo, las doctrinas heréticas continuaron encontrando nuevos adherentes. Con la muerte de Jacobo V, su hija y heredera tenía apenas 8 años. El oficio de regente cayó sobre Jacobo Hamilton, quien, a pesar de tener previamente sentimientos Protestantes, retornó a la Iglesia Católica y apoyó al Arzobispo David Beaton en sus enérgicas medidas contra los innovadores.

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Después de la ejecución del Reformista Jorge Wishart, los Protestantes formaron una conspiración contra el arzobispo, lo atacaron en su castillo en 1545 y lo llevaron a la muerte. Los rebeldes (entre ellos Juan Knox), acompañados por 140 nobles, entonces fortalecidos en el castillo. Knox se fue a Ginebra en 1546, abrazando allá el Calvinismo, y desde 1555 era el líder de la reforma en Escocia, en donde conquistó el dominio en la forma del Calvinismo. La confusión política prevaleciente en Escocia con la muerte de Jacobo V facilitó la introducción de la Reforma.

V. DIFERENTES FORMAS DE LA REFORMALas formas fundamentales de la Reforma fueron el Luteranismo, el Zuinglianismo, el Calvinismo y el Anglicanismo. Dentro de cada una de esas ramas, sin embargo, surgieron conflictos como consecuencia de los diversos puntos de vista de representantes individuales. Por negociaciones, compromisos y fórmulas de unión, fue buscado el establecimiento de la unidad, pero casi siempre sin un éxito duradero. Toda la Reforma, respaldada en la autoridad humana, presentó desde el comienzo, de cara a la unión Católica de fe, un aspecto de infeliz disensión. Además de esas principales ramas aparecieron otras numerosas formas que se desviaron de los puntos esenciales y gradualmente condujeron a las incontables divisiones del Protestantismo. Las principales de esas formas serán brevemente revisadas (para cualquier tratamiento ver los artículos separados).

Los Anabaptistas, que aparecieron en Alemania y en la Suiza Alemana pronto después del aparecimiento de Lutero y Zuinglio, aspiraban a volver a su concepción de la Iglesia de los tiempos Apostólicos. Ellos negaban la validez del Bautismo de los chiquillos, veían en la Sagrada Eucaristía meramente a una ceremonia recordativa y deseaban restaurar el Reino de Dios de acuerdo a sus propias perspectivas heréticas y místicas. Aunque atacados por los otros Reformistas, ellos ganaron colaboradores en muchas tierras. De ellos también salieron los Menonitas, fundados por Menno Simonis (+ 1561). Los Schwenkfeldians fueron fundados por Kaspar de Schwenkfeld, canciller cortesano del Duque Federico de Liegnitz. Primeramente se asoció a Lutero, pero en 1525 se opuso al último en su Cristología, así como en su concepción de la Eucaristía y en su doctrina de la justificación. Atacado por los reformistas Alemanes, sus seguidores no estaban aptos a formar sino pocas comunidades. Los Schwenkfeldians todavía existen en la América del Norte. Sebastián Franck (1499-1542), un espiritualista puro, rechazó toda forma externa de la organización eclesiástica y favoreció a una Iglesia espiritual e invisible. Se abstuvo de fundar una comunidad separada y buscó apenas la difusión de sus ideas. Los Socinianos y otros Anti-Trinitarios. Algunos miembros individuales de los Reformistas iniciales atacaron la doctrina fundamental de la Santísima Trinidad, especialmente el Español Miguel Servet, cuyo escrito: "De Trinitatis erroribus", impreso en 1531, fue quemado por Calvino en Ginebra en 1553. Los principales fundadores de anti-Trinitarianismo fueron Lelio Sozzini, profesor de Jurisprudencia en Siena y su sobrino, Fausto Sozzini. Compelido a abandonar su tierra, ellos se mantuvieron en diversas partes y fundaron comunidades especiales Socinianas. Fausto diseminó su doctrina especialmente en Polonia y Transilvania. Valentine Weigel (1533-1588) y Jacob Böhme (+ 1624), un zapatero de Gorlitz, representaban un panteísmo místico, enseñando que la revelación externa de Dios en la Biblia podría ser reconocida apenas a través de una luz interna. Ambos encontraron numerosos discípulos. Los seguidores de Böhme recibieron más tarde su nombre de Rosenkreuzer, porque era abiertamente supuesto que ellos estuvieran bajo la dirección de un guía escondido llamado Rozenkreuz. Los Pietistas en Alemania tenían como su líder a Felipe Jacob Spener (1635-1705). El Pietismo fue primariamente una reacción contra la infructuosa ortodoxia Luterana y consideró a la religión principalmente como una cosa del corazón. Las Comunidades de Inspiración originadas en Alemania durante los siglos diecisiete y dieciocho por diversos visionarios apocalípticos. Ellos consideraban que el Reino del Espíritu Santo ya había llegado, y creían en un don universal de profecía y en el millenium. Entre los fundadores de tales sociedades visionarias estaban Johann Wilhelm Petersen (+ 1727), superintendente en Luneberg, y Johann Konrad Duppel (n. 1734), un físico en Leiden. Las Herrnhuter fueron fundadas por el Conde Nicolás de Zinzendorf (n. 1700; + 1760). En el Hutberg, como era conocido, él estableció la comunidad de Herrnhut, que consistía en una Hermandad bohemia y Protestantes, con una especial constitución. La atención estuvo sobre la doctrina de la Redención y una estricta moral fue inculcada. Esa comunidad de los Hermanos se difundió en muchas tierras. Los cuáqueros fueron fundados por Juan Jorge Fox de Drayton en Leicestershire (1624-1691). Él apoyó a un espiritualismo visionario, y encontró en el alma de cada hombre una porción de la inteligencia Divina. Todos eran aptos a predicar, de acuerdo a lo que les era incitado por el espíritu. Los preceptos morales de esa secta eran muy estrictos. Los Metodistas fueron fundados por Juan Wesley. En 1729, Wesley instituyó, con su hermano

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Carlos y sus amigos Morgan y Kirkham, una asociación en Oxford de cultivo de la vida ascética y religiosa, y de esa sociedad se desarrolló el Metodismo. Los Bautistas se originaron en Inglaterra en 1608. Ellos sostuvieron que el Bautismo era necesario sólo para adultos, asumieron el Calvinismo en sus puntos esenciales y aplicaron el Sabbath a los sábados y no a los Domingos. Los Swedenborgians son llamados así por su fundador Emmanuel Swedenborg (+ 1772), hijo de un obispo Protestante Sueco. Creyendo en su poder de comunicarse con el mundo de los espíritus y que tenía revelaciones Divinas, él procedió fundado en el último a fundar una comunidad con una especial liturgia, la "Nueva Jerusalén". Conquistó a numerosos seguidores y su comunidad se expandió a muchas tierras. Los Irvingitas son llamados así por su fundador, Eduardo Irving, un nativo de Escocia y desde 1822 predicador en una capilla Protestante el Londres. Los Mormones fueron fundados por José Smith, quien hizo su aparición con supuestas revelaciones en 1822. Además de esas ramas secundarias más conocidas del movimiento de la Reforma, hay muchas diferentes denominaciones; la evolución de nuevas formas desde la Reforma siempre prosiguió, y deberá proseguir siempre, desde que la subjetiva arbitrariedad fue hecha principio por la enseñanza herética del siglo dieciséis.

VI. RESULTADOS Y CONSECUENCIAS DE LA REFORMALa Reforma destruyó la unidad de la fe y de la organización eclesiástica de los pueblos Cristianos de Europa, separó a muchos millones de la verdadera Iglesia Católica y los sacó de la más grande porción de los medios saludables de cultivo y mantenimiento de la vida sobrenatural. Incalculable daño fue forjado así desde el punto de vista religioso. La falsa doctrina fundamental de la justificación por la sola fe enseñada por los Reformistas, produjo una lamentable superficialidad en la vida religiosa. El celo por las buenas obras desapareció, el ascetismo que la Iglesia había practicado desde su fundación fue eliminado, los fines caritativos y eclesiásticos ya no fueron propiamente cultivados, los intereses sobrenaturales fueron relegados a un segundo plano, y aspiraciones naturalistas a lo puramente mundano, se difundieron por todas partes. La negación de la institución Divina de la autoridad de la Iglesia, en lo que se refiere tanto a la doctrina como al gobierno eclesial, abrió bastante la puerta a toda excentricidad, dio aparición a la división sin fin en sectas y a las nunca terminadas disputas características del Protestantismo, y no pudo sino conducir a la completa falta de fe que necesariamente se desprende de los principios Protestantes; de la real libertad de creencia entre los Reformistas del siglo dieciséis no había siquiera un rasgo, todo lo contrario, la mayor tiranía en asuntos de consciencia fue mostrada por los representantes de la Reforma. El Cesaropapismo más fatal era entonces alimentado, desde que la Reforma reconoció a las autoridades seculares como suprema también en cuestiones religiosas. Así surgieron desde el comienzo mismo diversas "Iglesias nacionales" Protestantes, que son enteramente discordantes del universalismo Cristiano de la Iglesia Católica y dependen –su fe lo mismo que su organización– de la voluntad del mandatario secular. De esa manera, la Reforma fue un factor principal en la evolución del absolutismo real. En todas las tierras que encontraba ingreso, la Reforma fue la causa de sufrimientos indescriptibles entre el pueblo; ocasionó guerras civiles que duraron décadas con todos sus horrores y devastaciones; las personas fueron oprimidas y esclavizadas; incontables tesoros de arte y inestimables manuscritos fueron destruidos; entre los miembros de la misma tierra y raza fue sembrada la semilla de la discordia. Alemania en particular, la casa original de la Reforma, fue reducida a un estado de patética calamidad por la Guerra de los Treinta Años, y el Imperio Germánico fue con eso desalojado de la posición de liderazgo que había ocupado por años en Europa. Sólo gradualmente y debido a fuerzas que no se derivaron esencialmente de la Reforma, sino que fueron condicionadas por otros factores históricos, se fueron sanando las heridas sociales, pero la corrosión religiosa aun continúa a pesar de los sinceros sentimientos religiosos que caracterizaron en todos los tiempos a muchos individuos seguidores de la Reforma.

J.P.KIRSHCTranscrito por Marie JutrasTraducido por Bartolomé Santos