Música de acordeón , frontera y contrabando en la Guajira ...

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Música de acordeón, frontera y contrabando en la Guajira, 1960-1980 73 EDUCACIÓN Y CIENCIA - NÚM 10 . PRIMER SEMESTRE. AÑO 2007 ε Recepción: 12/12/2007 Evaluación: 29/04/2008 Aceptación: 18/06/2008 Resumen Analiza algunos rasgos o manifestaciones del proceso social de frontera enmarcado en el fenómeno del contrabando, y su divulgación a través de creaciones de la música de acordeón, de las zonas vallenata y ríana o bajera de Colombia, entre los años 1960 y 1980. Palabras clave: Contrabando, Fronteras, Vallenato, Marihuana Accordion Music, Border and Smuggling Goods in the Guajira Region, 1960-1980 Música de acordeón, frontera y contrabando en la Guajira, 1960-1980 * Licenciado en Ciencias Sociales. Candidato a Magíster en Historia de la Universidad Pedagógica Tecnológica de Colombia en convenio con la Universidad de Cartagena. Investigador Musical. Colaborador de programas culturales en la radio local y de publicaciones en los diarios El Universal y El Periódico de Cartagena. Actualmente prepara la publicación de un libro de carácter musical sobre la vida y obra del acordeonero guajiro Juancho Rois. [email protected] Héctor Castillo Castro * Universidad de Cartagena Este Artículo es un avance del proyecto de investigación: «Música de Acordeón, política y problemática social en el Caribe Colombiano 1930-1980 Abstract It analyzes some characteristics and manifestations of the frontier social process, framed by the smuggling activity and its diffusión through out the accordion music, from the vallenata and riana o bajera zones of the Colombian Guajira peninsula, between the years 1960 to 1980. Key words: Smuggling, Borders, Vallenato Music, Cannabis. EDUCACIÓN Y CIENCIA - NÚM 10 . PRIMER SEMESTRE. AÑO 2007 • PÁG. 73-88

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Música de acordeón, frontera y contrabando en la Guajira, 1960-1980

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Recepción: 12/12/2007Evaluación: 29/04/2008Aceptación: 18/06/2008

ResumenAnaliza algunos rasgos o manifestacionesdel proceso social de frontera enmarcadoen el fenómeno del contrabando, y sudivulgación a través de creaciones de lamúsica de acordeón, de las zonas vallenatay ríana o bajera de Colombia, entre los años1960 y 1980.

Palabras clave: Contrabando,Fronteras, Vallenato, Marihuana

Accordion Music, Border and SmugglingGoods in the Guajira Region, 1960-1980

Música de acordeón,frontera y contrabando

en la Guajira, 1960-1980

* Licenciado en CienciasSociales. Candidato aMagíster en Historia dela UniversidadPedagógica Tecnológicade Colombia en conveniocon la Universidad deCartagena. InvestigadorMusical. Colaborador deprogramas culturales enla radio local y depublicaciones en losdiarios El Universal yEl Periódico deCartagena. Actualmenteprepara la publicación deun libro de caráctermusical sobre la vida yobra del acordeoneroguajiro Juancho [email protected]

Héctor Castillo Castro*

Universidad de Cartagena

Este Artículo es un avance del proyecto de investigación: «Música deAcordeón, política y problemática social en el Caribe Colombiano1930-1980

AbstractIt analyzes some characteristics andmanifestations of the frontier socialprocess, framed by the smuggling activityand its diffusión through out the accordionmusic, from the vallenata and riana o bajerazones of the Colombian Guajira peninsula,between the years 1960 to 1980.

Key words: Smuggling, Borders,Vallenato Music, Cannabis.

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εLa extendida expresión

en torno a queColombia es «país de

fronteras», a primeravista, en la tradición

del imaginarionacional, puede que remita a los límitesgeopolíticos, a líneas de demarcaciónterritorial entre el país y sus vecinos. En otronivel, tal vez, pueda propiciar ciertasinquietudes como: ¿es posible hablar hoy depaís de fronteras en un mundo cada vez másglobalizado? Pero en el plano histórico, quees el asunto que nos ocupará en el presentetrabajo, la categoría de frontera presenta otraacepción, de reciente posicionamiento, quetiene como precursor al historiadornorteamericano Frederick Jackson Turner,quien la utilizó a finales del siglo XIX en sutrabajo de historiografía norteamericana TheSignificance of the Frontier in American History;acepción que, a su vez, encontró en sumomento partidarios y detractores. Turnerla aplicó para hacer alusión a una amplia zonageográfica norteamericana que fue objeto dedoblamiento de oleadas migratorias deEuropa:

La frontera, entendida ésta como losgrandes espacios libres de las praderas,era la causa de la gran tragedia de finalesde siglo en Estados Unidos. No habíamás tierras míticas del oeste paraasimilar a los inmigrantes. Y el deteriorode la nación era evidente porque lafrontera era, según Turner, el espacioideal que había cumplido dos funcionescentrales para la historianorteamericana, la primera de ellas deválvula de escape. Estados Unidoshabía logrado siempre superar losgrandes problemas sociales, gracias aesa frontera que recibía el excedentehumano, que llegaba por cientos demiles, después de mediados de siglo.

Los inmigrantes europeos, en especiallos procedentes del sur y del este deEuropa, recibían el influjo benéfico delas tierras libres de América y aprendíanel nuevo sentido de la libertad y de laigualdad (Múnera, 2005: 95-96).

Genéricamente, en la historia se utiliza estaconcepción para identificar amplias zonasterritoriales donde se asientan diversosgrupos sociales con autonomías y dinámicaseconómicas, comerciales, étnicas y culturalespropias, al margen del contexto institucional.En un ensayo del libro Fronteras, territorios ymetáforas, compilado por Clara Inés García,el antropólogo Alejandro Grimson indicasobre la palabra en mención: «[…] el objetoes la relación entre las poblaciones o almenos algunas dimensiones de esasrelaciones. Relaciones comerciales, redesétnicas o políticas transfronterizas, alianzasmatrimoniales, vínculos religiosos, tráfico debienes simbólicos. Es decir, todo aquello quecruza la frontera es parte constitutiva delvínculo» (García, 2001: 15-16).

El vocablo frontera, desde el discursoinstitucional o legal, ha sido asociado conzonas agrestes, broncas, tierras inhóspitasen donde se asientan grupos salvajes omarginales que desarrollan una culturaparalela, de lo ilegal y, a su vez, del conflicto.Precisamente aducido a la falta de voluntadpolítica del gobierno centralinstitucionalizado, ya que, en la mayoría delos casos, este ha estado a espaldas de dichosterritorios y de sus pobladores. El libro Elrevés de la nación: territorios salvajes, fronteras ytierras de nadie, de la antropóloga MargaritaSerje, recoge del texto «Geografía y destino»,del coronel Bahamón Dussán, algunasconcepciones de nación, donde se haceevidente esta situación. «En nuestro país nose ha ajustado lo político a lo geográfico y

Genéricamente, enla historia se

utiliza estaconcepción para

identificar ampliaszonas territorialesdonde se asientan

diversos grupossociales con

autonomías ydinámicas

económicas,comerciales, étnicas

y culturalespropias, al margen

del contextoinstitucional.

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este comportamiento ha obstaculizado eldesarrollo nacional. El territorio es másgrande que la nación y la nación es másgrande que su gobierno» (Serge, 2004: 105).

Con esos argumentos, la expresión«Colombia, país de fronteras», tal vez dejede causar desconcierto y pueda entoncescomprenderse este fenómenosocioeconómico que tuvo su génesis en laConquista y en la Colonia neogranadina,cuando los aborígenes y africanos serebelaron contra la Corona ibérica,reubicándose en la selva espesa, montañaso desierto, formando nuevos poblados conautonomía. Igualmente, este proceso sepudo evidenciar cuando diversos grupossociales y étnicos, ante la falta derepresentatividad de sus derechos eintereses en el Estado colonial, rompieroncon la institucionalidad administrativa yformaron en la nación, especialmente enla Costa Atlántica, asentamientos condinámicas económicas, sociales, políticas yculturales propias, a los cuales se lesdenominaron despectivamente«arrochelamientos».

Establecido lo anterior, se puede definir elpropósito de este artículo: analizar algunosrasgos o manifestaciones de este procesosocial de frontera enmarcado en elfenómeno del contrabando, y sudivulgación a través de creaciones de lamúsica de acordeón de la zona vallenata yla zona ríana o bajera entre los años 1960-1980.

A manera de introducción, creemosnecesario identificar algunos estudios dehistoria regional que sirven de antecedenteshistóricos de frontera y contrabando,realizados por los historiadores AlfonsoMúnera, José Polo y René de la Pedraja.En la obra Historia económica y social del Caribecolombiano, de ediciones Uninorte-Ecoe,aparece incluido un ensayo del primero,titulado «Ilegalidad y frontera 1700-1800»;en este texto, Múnera analiza el fenómenodel contrabando que se produjo en elCaribe tras la crisis que sufrió España enel siglo XVII, bajo la ineficaz política exteriorde la dinastía de los Habsburgo,caracterizada por la escasa producciónmanufacturera textil y económica, a lo cualse le sumó la proliferación de mercancíasilegales foráneas procedentes de otraspotencias, como la holandesa, que seapropió de Curazao; la inglesa, que instalasu dominio en Jamaica, y la francesa, quese adueña de Haití, islas que entrarían en laórbita de la producción y tecnologíacapitalista y del comercio negrero. Factoresque afectaron ostensiblemente la débileconomía de la Nueva Granada que, anteel fenómeno del contrabando en el Caribe,trata de implementar ingentes esfuerzoseconómicos en obras de seguridad y en laplaza fuerte de Cartagena para combatir elflagelo. El historiador cartagenero sostieneque la preponderancia del contrabando seconvirtió en un elemento destacado de la

A manera deintroducción,creemos necesarioidentificar algunosestudios de historiaregional que sirvende antecedenteshistóricos defrontera ycontrabando,realizados por loshistoriadoresAlfonso Múnera,José Polo y Renéde la Pedraja

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εvida social del Caribe colombiano en elsiglo XVIII.

En las provincias de Santa Marta y laGuajira la cuestión es aún más grave.Aquí todo gira, literalmente, alrededordel contrabando. Piénsese que de 1700a 1763, sólo un barco mercante españolarribó a la ciudad de Santa Marta, niuno a la Guajira, con el agravante deque, en la mayoría de esos años, aCartagena llegó uno que otro registroque difícilmente alcanzó a suplir suspropias necesidades. O sea que laalternativa para los habitantes de SantaMarta y la Guajira era negociar con elextranjero o resignarse a carecer deproductos básicos tales como la ropa,la harina y el vino […]. Todo elcomercio exterior que desarrollan estasprovincias es ilegal, con unacaracterística muy importante: adiferencia de Cartagena en donde el oroy la plata siguen siendo los artículosprincipales de exportación, en SantaMarta y la Guajira, desde muy tempranoadquieren importancia los productos dela tierra; el ganado vacuno, caballar ymular, los cueros, la sal y palo brasileteconstituyen parte esencial delintercambio con holandeses, ingleses yfranceses (Múnera, 1994: 136-137).

En esa misma línea, el historiador José PoloAcuña, en su ensayo «Contrabando ypacificación indígena en la fronteracolombo-venezolana de la Guajira (1750-1820), realiza un estudio ilustrativo sobreel comercio clandestino y la beligeranciade los indígenas, que se convirtieron enelementos desequilibrantes del orden socialy económico implantado por el régimencolonial español en los territorioslatinoamericanos durante el siglo XVIII.Recuerda que el régimen colonial españolno escatimó esfuerzos para combatir eltráfico ilícito, así como para pacificar a los

grupos aborígenes de resistencia ubicadosen territorios fronterizos en los que nohabía presencia del Gobierno, donde losgrupos aborígenes establecieron nexos conextranjeros beneficiándose mutuamentedel negocio. Al final, esta política colonialde control del comercio ilegal en losterritorios del Caribe resultó infructuosa.

En efecto, Antonio de Arévalo, en lasegunda mitad del siglo XVIII,denunciaba que en toda la costa desotavento y barlovento de Riohachafondeaban las balandras extranjeras yespañolas en los puertos menores de laEnea, Puerto de la Cruz Vieja, El Pajar,Almidones, Manaure y Ticuraca;Uñama, Carrizal, Rincón delCarpintero, Cabo de la Vela e Iriguaní;los puertos mayores de Bahía Honda yPuerto Taroa, Punta Gallinas, Chimarey Cabo de Chichivacoa; Sabana delValle, Tucaras y Cojoro. Es decir, quelos contrabandistas ingleses yholandeses traficaron con libertad todotipo de mercadería en los distintospuertos naturales de la penínsulaGuajira de la misma manera en la quelo habían hecho en otras zonas defrontera como La Guayana, LaMosquita y El Darién, entre otras, endonde lograron ganar la confianza ycontar con la ayuda de los indios aquienes estimulaba la animadversióncontra las autoridades españolas (Polo,2005: 94).

En el siglo XVIII, la frontera de la Guajirafue escenario no solo de la venta clandestinade ganado guajiro para ser llevado a lasplantaciones de Haití y Jamaica, sino quetambién estas inhóspitas tierras seconvirtieron en eje de la circulación ilegalde palo de tinte, lo que llegó a ser un negociofructífero para sus comerciantes; esto hizo

En el siglo XVIII,

la frontera de la

Guajira fue

escenario no solo

de la venta

clandestina de

ganado guajiro

para ser llevado a

las plantaciones

de Haití y

Jamaica

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εque la administración española virara susojos hacia estas olvidadas tierras. Así loregistra el historiador René de la Pedraja.

También vinieron ingleses y losholandeses a buscar palo de tinte a laGuajira donde, en las estribaciones de laSierra Nevada y de otras serraníascercanas, se encontraba en abundancia,además de existir los mejores bosquesen Valledupar. A partir de 1750 losriohacheros comenzaron a cortar el palode tinte para venderlo a los holandeses ya los ingleses en las costas y bahíasdesiertas de la Guajira. Los guajiros noparticipaban directamente en estenegocio, pero su continua independenciaera necesaria para que loscontrabandistas y los extranjerospudieran extraer el palo de tinte sinintervención de los funcionarios reales.El gobierno español, al enterarse de estasituación y descubrir que el negocio delpalo de tinte podría producir ingresosimportantes al fisco, decidió emprenderla conquista definitiva de esa región(1988: 2).

La frontera de la Guajira desde tiemposcoloniales se había convertido en un dolorde cabeza para las autoridades españolas,

al igual que para el centralismo republicanodel siglo XIX. La fluidez del tráfico delcontrabando no se podía controlarexclusivamente con presencia de guardiaspoliciales o la firma de un tratado limítrofe,el problema tenía raíces más profundas decarácter social, político y cultural. Frente alo anterior, De la Pedraja afirma:

En las décadas de 1880-1890, Colombiase vio envuelta en negociaciones sobrelos límites con Venezuela quesupuestamente debieron terminar en1891 con el laudo español bastantefavorable a Colombia. Sin embargo, notodo fue regocijo con el laudo, pues ya,antes de 1889, el administrador deaduana en Riohacha había advertido alMinistro de Hacienda que un fallofavorable dejaría bajo el control deColombia «las poblaciones que seencuentran casi a las goteras deMaracaibo, lo cual abriría las válvulas delcontrabando, si en tiempo no se tomanalgunas precauciones». El administradorde aduanas pensaba en precaucionescomo crear resguardos adicionales, peroel gobierno buscó otras clases deprecauciones: En el tratado Suárez-Undade 1884 (rechazado por el senadovenezolano) y otra vez en el tratado de1896 volvió a insistir el Gobiernonacional en entregar a Venezuela no sólola parte de la Guajira, sino extensionesde los Llanos a cambio de concesionescomerciales y derechos sobre navegaciónfluvial. La opinión pública colombianano permitió la aprobación del tratado,pero ante la insistencia en entregar lamitad de la Guajira a Venezuela,fácilmente se ve el Gobierno nacionalreconociendo implícitamente su fracasoen la Guajira, quería librarse de una vezpor todas de por lo menos la mitad delproblema que en casi un siglo dedominación no había logrado resolver(1988: 30-31).

La frontera de laGuajira desdetiempos colonialesse había convertidoen un dolor decabeza para lasautoridadesespañolas, al igualque para elcentralismorepublicano delsiglo XIX.

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εEs indudable que la frontera guajira fueepicentro de toda una vasta economía delo ilegal, que generó muchos dividendospara comerciantes y propios de esta zona,negocio en el que paradójicamenteparticiparon algunas autoridadesadministrativas del mismo régimen colonialespañol, que supuestamente combatían loilícito. Esto solo era una muestra de lamagnitud de toda una serie de dinámicassociales y económicas tras el comercio delcontrabando en la Colonia.

Música de acordeón, frontera ycontrabando

El contrabando que tuvo como espacio lafrontera guajira retoma atención eninvestigaciones sobre eventos folclóricosen la subregión del nororiente colombiano.

El contrabando se inició con laintroducción de negros sin licencia porla vía de Riohacha y después conmercancías. El camino del comercioclandestino en Colombia ha tocadosiempre las puertas de la Guajira paradespués repartirse por todo el territoriocolombiano… El contrabando hatenido históricamente una triplemodalidad: Como reacción al controlmonopolístico en la colonia, comoreacción al proteccionismointerdepartamental y como reacción alcontrol rentístico del Estado. Encualquiera de las tres formas, recuas demulas cruzaron el Magdalena hasta losterritorios de Bolívar, Antioquia,Santander y Cundinamarca, ytransportes mecanizados lo hicierondespués cruzando ríos, abriendocaminos y ensanchando trochas,siempre a partir de las playas calcinadasde la Guajira (Quiroz, 1983: 155).

Quiroz conjetura que esa amplia zonafronteriza por donde circulaba el tráficoilegal sirvió también de escenario para laintroducción y comercialización delacordeón como elemento integrante de lamúsica popular que se ejecuta en la región,lo cual tuvo su génesis en el año 1847, bajoel gobierno de Tomas Cipriano deMosquera, quien abolió la ilicitud del tráficocomercial:

En la historia legislativa colombiana elcontrabando perdió su ilicitud en 1847,durante la administración de TomasCipriano de Mosquera, cuando hubolibertad absoluta de comercio. Esteinterregno de libre cambio pudo haberpermitido el ingreso masivo delacordeón por las Antillas, si nosatenemos a la fecha de su invención,1829, y a que las islas antillanas hansido desde hace mucho tiempo puentepara el transporte marítimo (Quiroz,1983: 155).

El departamento de la Guajira ha sidoescenario del contrabando en diversasépocas, comercio ilícito que, en tiemposcoloniales, iba desde el tráfico de esclavos,ganados, productos agrícolas y perlas, hastala reciente comercialización ilegal delicores, cigarrillos y drogas alucinógenas,entre otros productos, de los cuales muchasfamilias, caciques y gamonales se lucrarony enriquecieron en las décadas de los añossesenta a ochenta; basta recordar la épocade la llamada «bonanza marimbera», quedejó secuelas negativas de violencia en laregión, guerras fraticidas entre traficantesque se disputaban el dominio y control deltráfico ilegal de marihuana. Los versos dela música de acordeón son ilustrativos delcomercio ilegal. Como antecedente de este

El departamento

de la Guajira ha

sido escenario del

contrabando en

diversas épocas,

comercio ilícito

que, en tiempos

coloniales, iba

desde el tráfico de

esclavos, ganados,

productos

agrícolas y perlas.

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εfenómeno social, se registran apartes deuna vieja canción popular en género de son,de autor desconocido, en la que se describela época en la que el contrabando seperseguía con agentes del resguardodepartamental.

Ayer tarde fui denunciadopor unos delatadores,al momento fueron divisa’oslos guardias y los inspectores,cuando llegaron los desgracia’osyo ya mi rancho lo había prendío

(En Quiroz: 156).

Quiroz revela que autoridades eclesiásticasse vieron implicadas en el tráfico ilegal: «[…]en 1912 hubo un escándalo cuando seencontró en una casa cural bajo un alerón,cierto alambique propiedad de un párrocode apellido Serrano donde se fabricaba ron,ya entonces denominado chirrinchi o ‘gordolobo’». Chico Bolaños, en un merengue dela época describió la poca importancia queel párroco dio al incidente. La infracciónsólo tenía como sanción la destrucción delobjeto material del delito:

… lo dice el padre Serrano,ministro que dice misa,en el monte hay mucho palopara reponer las pipas (En Quiroz: 156).

Dentro de la discografía de la músicaacordeonera, Rafael Escalona es tal vez elcompositor que más registra el comercioilícito en la Guajira. Evidencian estoalgunas canciones: «El almirante Padilla»,«El chevrolito» y «El medallón», que hansido grabadas por diversas agrupaciones,entre otras la de Julio Bovea y susvallenatos. En «El Almirante Padilla»,conocida también como «El Tite Socarrás»,con lenguaje sencillo, picaresco y fondonarrativo, a manera de crónica, relata lasvicisitudes y penurias de Socarrás, quienen sus aventuras de contrabandista por lapenínsula quedó en ruinas al serdecomisado su matute por la fragataalmirante Padilla de la ArmadaColombiana. Esta obra ha tenido muchasversiones musicales, tal vez las másreconocidas han sido la interpretada porBovea y sus Vallenatos en el sello DiscosFuentes, a mediados de la década de lossesenta, y la realizada por el cantante JuanPiña al lado del acordeonero Ismael Rudasen el año 1977, bajo el sello discográficoCodiscos.

Allá en la Guajira arriba, donde nace elcontrabando,El almirante Padilla barrió a Puerto López y lodejó arruinado,Pobre Tite, pobre Tite, pobre Tite Socarrás,hombe que ahora está muy triste,lo ha perdido todo por contrabandear.Barco pirata bandido, que Santo Tomás lo vea…Prometió hacerle una fiesta, cuando un submarinolo voltee en Corea.

Los comentarios de sus contemporáneossostenían que Tite Socarrás, reconocido enla región, gozaba de buenas relacionespersonales con grandes barones de lapolítica de la región; solicitó la ayuda de

Quiroz revela queautoridadeseclesiásticas sevieron implicadasen el tráfico ilegal:«[…] en 1912hubo un escándalocuando se encontróen una casa curalbajo un alerón,cierto alambiquepropiedad de unpárroco de apellidoSerrano donde sefabricaba ron, yaentoncesdenominadochirrinchi o ‘gordolobo’»

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εEnrique Orozco, un líder políticoconservador de Villanueva (Guajira), paraque ejerciera sus buenas influencias con elpresidente Laureano Gómez para tratar derecuperar sus mercancías, pero el intentoresultó infructuoso.

Enriquito se creía que su papá Laureanomuchas cosas conseguía.Se fue pa’ Bogotá, pero todo fue en vanoCoro:¿Y ahora pa’ dónde irá (bis)a ganarse la vida el Tite Socarrás?¿Y ahora pa’ dónde irá (bis)a ganarse la vida sin contrabandear?

En «El chevrolito», Escalona recoge algunasvivencias personales que metaforiza con eltráfico ilegal de bienes foráneos. Elchevrolito era un pequeño auto de su amigoTatica, con el cual se transportaba en suscorrerías en los años sesenta por las arenosascarreteras del desierto de la Guajira, rumboa tierras venezolanas. Ese vehículo tambiénera aprovechado para acarrearsubrepticiamente licor extranjero. La versiónmusical más reconocida de esta obra ha sidola interpretada en guitarras por Bovea y susVallenatos, con la voz de Alberto Fernández,la cual fue hecha en la casa disquera Fuentesdurante la década de los sesenta.

Tengo un chevrolito que comprépara ir a Maracaibo a negociar;un puestecito adelante te apartéy el que pida un cupo va pa’trás.Soy el contrabandista que lleguéde los mares de Aruba por aquí,traigo collar de perlas para tiy mucho contrabando pa’ vender.

«El medallón» narra, de alguna manera, laconquista de una mujer llamada RosaMaría, historia recreada con imágenesfantásticas en la que le manifiesta a su

enamorada que, a pesar del dinero queposee su otro pretendiente, nunca podrádarle lo que él puede darle: viajes a las tierrasdonde nace el contrabando. En esta obrase hacen presentes escenas delcontrabando de perlas que se realizaba enla alta Guajira y en la Cartagena de la épocacolonial. Esta obra igualmente fue grabadapor la agrupación musical de Bovea y susvallenatos, y posteriormente fue regrabadapor Diomedes Díaz y el acordeoneroNicolás Colacho Mendoza, en el año 1984,en la casa disquera CBS, hoy Sony Music.

…¡Ay! te llevo a Riohacha que es muy bonitala tierra del almirante Padilla,pa’ que veas los contrabandistasque vienen de Aruba y de la Guajira.

Escalona reconoce que participó en elcontrabando de cerdos y whisky, lo cualera normal en estas tierras olvidadas degente humilde llena de necesidades. Elnegocio generaba buenos dividendos, peropara «coronar» los viajes había queromperse el cuero en medio de los avataresy las contingencias que encerraba cruzarlas trochas colombo-venezolanas.

… Irrumpí en la Guajira inmensa. Crucéla frontera e inicié una nueva actividadal lado de hombres rudos, de costumbresfuertes y sentimientos nobles, que seganaban la vida en un oficio mercantilllamado contrabando, pero en esa épocaestaba protegido y «legalizado» por algomás poderoso que la ley, que es la fuerzade la costumbre. Tatica me introdujo entodos los secretos del negocio y con élfui la primera vez y muchas más.Comencé con unos veinte cochinos quecompramos en compañía; meentusiasmaba la idea de ganar dineroviajando, que ha sido una de misaficiones, pero también me atraía la

Escalona

reconoce que

participó en el

contrabando de

cerdos y whisky

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εaventura en sí misma. Ir en esos tiemposa Venezuela llevando contrabando no erasólo soplar y hacer botellas. Había quetener los riñones en su sitio y lospantalones bien amarrados. Los caminosno eran sino trochas que, en verano, seconvertían en un desierto de polvo, y, eninvierno, en unos tremedales; no habíatérmino medio. Uno sabía a qué horassalía de Valledupar o de La Paz o de SanJuan, pero nunca podía adivinar qué díani en qué momento podía llegar a lafrontera (Araujo, 2002: 206).

Por su parte, a Sergio Moya Molina,destacado compositor de la música deacordeón de la zona vallenata, le tocópresenciar y vivenciar el fenómeno ilegaldesde su juventud en tierras guajiras. Sucanción «El contrabandista», compuesta enel año 1971 y grabada por Jorge Oñate y laagrupación de los hermanos López en elsello discográfico CBS, refleja escenas enlas que narra con gran ingenio algunasperipecias que le tocó realizar para burlara las autoridades locales para «coronar» uncontrabando de amor. En ella,supuestamente canta a las pérdidas dedinero que ha padecido por los avataresque encierra el negocio de un amor furtivo.

El contrabando es una actividad muyarraigada desde hace mucho tiempoaquí en la región, la gente, en vista deque no tiene más nada que hacer, semete a contrabandear, entonces yome ingenié la forma de traer de laGuajira un contrabando de amor,porque tenía unos amores secretos enesa época. El contrabando se dabapor Nazareth, Uribia, Puerto Bolívar,Maicao. El contrabando másfrecuente era el de licores. De aquí sellevaba café, ganado vacuno y otrasmercancías como electrodomésticos,ropa. Nuestra región ha estado tan

1 Entrevista

concedida por

Sergio Moya

Molina al autor de

este artículo, 2007.

pobre en el aspectoeconómico, pero hoy con la llegadade las minas de carbón y otrosyacimientos que tenemos, eso hadesplazado un poco el contrabandoy ya la gente se ocupa de actividadesnormales, pero la verdad ese era unoficio muy arraigado en nuestraregión, aunque todavía existe. Yoqueriendo expresar una cuestión detipo social me agarré de allí y compuseesta canción donde no estoycontrabandeando licores ymercancías, sino amores. Este temapenetró en el corazón de la gente, nopodemos decir que lo aceptaron deforma muy normal, otros loaceptaron, y otros lo vieron comoalgo antisocial, pero lo que interesaen las canciones es que el mensajepenetre en la gente1.

Vengo de la alta Guajiraburlando guardas hasta aquíporque te traigo, negra linda,un contrabando para ti.Sé que te están aconsejandopara que olvides mi querer,pero aunque sea de contrabandosiempre te quiero a ti mujer.Mucho dinero yo he perdidodesde que comencé a viajar,pero si pierdo tu cariñono volveré a contrabandeá.

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εRafael Escalona y otros compositores,como Sergio Moya Molina, Juancho PoloValencia, Romualdo Brito y Máximo Móvil,entre varios, fueron actores sociales de lamúsica de acordeón —zonas vallenata ybajera—, quienes registraron en sus obrasmusicales el fenómeno del contrabandodesarrollado en la frontera colombo-venezolana, entre las décadas de los sesentay ochenta del siglo XX. Sus canciones seconstituyen en documentos y fuenteshistóricas para seguirle las pisadas a larealidad política, social y económica de estaregión, donde se han hecho más evidenteslos procesos de fronterización en el país.

Bonanza marimbera y violencia

En la década de los setenta irrumpió elllamado fenómeno de la bonanza marimbera.El tráfico ilegal de la hoja alucinógena fuegenerando un negocio supremamentelucrativo, con lo que muchos seresempobrecidos lograron amasar grandesfortunas. Este negocio era monopolio depocas familias, que se peleaban el controlde las zonas de producción, tránsito ycomercialización, lo que generó conflictosresueltos con violencia y muerte. «En laCosta Atlántica también hubo explosiónde dinero: en 1972 empezó a trascender ala prensa la historia de unos señorescosteños, medio exóticos, que hacíanpública ostentación de grandes capitalesque, según explicaban ellos mismos,provenían de la venta de una yerba que,para la idiosincrasia colombiana, sólo sefumaba en el festival de Woodstock: lamarihuana» (Castillo, 1987: 19).

La frontera de la Guajira, sus extensaszonas baldías, otras desiertas, las vastascostas y playas, con escasa presencia del

Estado, posibilitaron condicionesfavorables para la libre circulación de lamarihuana y todo tipo de contrabando.Esta actividad se constituyó en unaempresa que, a pesar de su ilegalidad, fuegeneradora de grandes dividendos yempleos que el mismo Estado nogarantizaba a una población marginada.Las primeras redes de este particular tráficose gestaron a partir de la llegada en ladécada de los sesenta de los llamados«Cuerpos de Paz», que en esencia no eranmás que la presencia de comisiones denorteamericanos con claras intencionespolíticas para contrarrestar el «virus» de lapropagación de ideas izquierdistas en elpaís, pero que al degustar su acciónpsicotrópica se convirtieron en asiduosconsumidores, productores y traficantes dela hierba.

Es a partir de la década del setentacuando los cuer pos de paz que seadentraron en nuestro territorio conclaras orientaciones ideológicas dedesviar a nuestra juventud de los efectosde la revolución cubana, se encontraroncon las delicias de la marihuanacolombiana, a la que bautizaron con lossugestivos nombres de ColombianGold y Santa Marta Gold. Al volverseadictos se fueron convirtiendo entraficantes al por menor, difundiéndolaentre sus parientes y conocidos alregresar a Estados Unidos, iniciándoseasí las primeras redes de distribuciónmanejadas por núcleos norteamericanos(Betancur y García, 1994: 47).

El bienestar económico, la holgura delcontrabando y la bonanza marimberalograron penetrar en las altas esferas de lapolítica colombiana. Algunos dirigentes delpaís, como el ex presidente LópezMichelsen, fueron cuestionados por

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El bienestareconómico, la

holgura delcontrabando y la

bonanzamarimbera

lograron penetraren las altas esferas

de la políticacolombiana.

Algunos dirigentesdel país, como el

ex presidenteLópez Michelsen,

fueron cuestionadospor supuestos

vínculos con lallamada mafia del

núcleo costeño.

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εsupuestos vínculos con la llamada mafia delnúcleo costeño. «Mientras se consolidabala producción de marihuana (foco costeño)y la prensa empezaba a registrar estasnoticias, durante la administración Lópezla llamada ‘ventanilla siniestra’ del Bancode la República proporcionóindirectamente un gran respaldo a lasmafias, las cuales pudieron de esta manera‘lavar’ y legalizar sus fortunas» (49).

El Caribe colombiano vivió durante lallamada bonanza marimbera uno de losperiodos más sangrientos de guerras entrefamilias poderosas que controlaban elcomercio de cannabis; violencia quetambién afectó a trabajadores vinculadoscon tales familias y a muchas personas ajenasal negocio. Romualdo Brito, compositorguajiro, en una de sus obras, titulada «Miproclama», grabada por la agrupación deAdaníes Díaz y Héctor Zuleta, en la casadisquera Phillips a mediados de la décadade los ochenta, refleja las huellas de lasdrogas en toda la Guajira y la región.

Pueblo mío, ¿por qué te quieres acabaro es que eres ciego, no te das cuentas,por qué no tratas de recapacitar?

Te está acabando tanta violencia,te suplico por esas madres que lloran,que en su pena y en su dolor parten el alma,por esos niños que viven en zozobra,porque ya no existe quien los ayude.

Ismael Darío Fernández Gámez, en sulibro Romualdo Brito, vivencias de un compositorvallenato, explica los motivos que llevaron aeste autor a componer esta canción depropuesta social:

«Pueblo mío, ¿por qué te quieres acabaro es que eres ciego, no te das cuenta?»,así inicia Romualdo su proclama por laGuajira en los años 79-80, cuando seprofundizó la bonanza marimbera, quedejó entre los mismos guajiros una seriede personas muertas que logródesencadenar otras tragedias en losdepartamentos vecinos, especialmenteel Magdalena, Cesar y Atlántico […] Poreso, entre los años 77 al 79,desgraciadamente, la región presentó unalto índice de criminalidad entre laspersonas que contrataban para laslabores del cultivo, cuido y transportede la marihuana; exponiendo sutranquilidad ante las autoridades queperseguían a quienes tenían nexos conla maldita hierba y cuyo pago era trestiros en su humilde cuerpo. Tambiénse presentaron hechos extravagantes deindígenas que jamás habían salido dela ranchería y, de pronto, se encontrabanen los grandes centros comerciales deMiami. Igualmente, de aquella humildefamilia, que tradicionalmente trabajabapara encontrar el pan nuestro de cadadía, se veía de un momento a otro conlos baúles de dólares o debajo de lacama (1999: 41-42).

Al final, la bonanza marimbera solorepresentó un espejismo, una simple ilusióneconómica para mejorar las condiciones

El Caribecolombiano viviódurante la llamadabonanzamarimbera uno delos periodos mássangrientos deguerras entrefamilias poderosasque controlaban elcomercio decannabis

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ε

de vida de la gente humilde que se vinculóal negocio como recolector o peón de loscapos de la hierba, ya que las grandesfortunas y bienes pasaron a manos de otrasfamilias poderosas de la época. Diversasmanifestaciones de la violencia seregistraron en las principales ciudades delCaribe colombiano tras losenfrentamientos armados de los gruposmafiosos, aunque en distintos sectores dela periferia de estas ciudades aparecieronlas vendettas no solo de delincuentes, genteinocente cayó bajo las balas.

El tráfico de marihuana trajo consigo lainsurgencia con formas de violenciahasta ese momento desconocidas en lasciudades de la Costa Norte: la violenciacallejera de los matones a sueldo de loscapos y marimberos. Barranquilla, SantaMarta, Valledupar, Maicao y Riohachacomienzan a ser escenarios de vendettas,tiroteos y matanzas, mientras en ciertascarreteras, en las afueras de Barraquillay Santa Marta, aparecían a diario dos otres personas muertas […]. No obstantelos anteriores planteamientos, en laGuajira surgían brotes de violenciainterclánica y rencillas entrecontrabandistas, indígenas y guajiros«civilizados»; el porte de armas, lavenganza, la justicia por mano propia y

la «ley del talión» eran comunes(Betancur y García: 63-64).

Este trágico pasado de guerras interclánicasde marimberos dejó huellas funestas en laregión. En el imaginario colectivo delCaribe colombiano quedaron las tristesleyendas del imperio económico depoderosos capos que también fueronvíctimas de un arma de doble filo.

Bonanza marimbera,contrabando y acordeón

En este periodo de bonanza marimbera, 1972-1978, era normal que algunos jefes pagarangrandes sumas de dinero o «regalaran»automóviles, semovientes y otros bienes alas agrupaciones musicales que lesamenizaban sus fiestas y parrandas. En otroscasos, los presentes eran para que ciertosartistas de primera línea les enviaran saludosen las producciones prensadas. Del mismomodo, pagaban a compositores de moda paraque les montaran canciones en su honor.Artistas de la música de acordeónmantuvieron lazos con marimberos famososdel llamado núcleo costeño; estos lazos seevidenciaban en la inveterada tradición deenviar saludos o nombrar a los amigos en lasgrabaciones del canto de acordeón, que eransignos de prestigio social o de poder, a cambiode los cuales el emisor recibía halagüeñassumas de dinero o regalos especiales.

Cuando vino la era de la bonanzamarimbera los saludos recobran mayortrascendencia y valor, porque marimberoque se respetara debía ser nombrado endisco vallenato, ahí están los tristementecélebres «Gavilán Mayor», KikoValdeblánquez, Encho Pitre, quienesseguramente dieron mucha plata. Unsaludo de Poncho Zuleta, de Beto

El fenómeno del

narcotráfico jugó

en cierta medida

un papel de

mecenazgo en el

proceso de difusión

de la música de

acordeón, zona

vallenata.

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εZabaleta, de Diomedes Díaz o de JorgeOñate podía significar una fortuna (unacamioneta o una camionada de ganado).Era muy común que después de salir almercado un disco donde se mencionabaalguno «duro», se viera al intérpreteestrenando camioneta «Ranger», loscarros de moda de la bonanza marimbera(Ruiz, 2001: 83-84).

El fenómeno del narcotráfico jugó en ciertamedida un papel de mecenazgo en el procesode difusión de la música de acordeón, zonavallenata. Los grandes capos de las drogasde la Costa y del interior del país se daban elgusto de llevar a sus grandes propiedades alos más connotados intérpretes de la músicaen la década de los setenta:

Un elemento menos fácil de evaluar es lainfluencia del narcotráfico en la difusióndel vallenato: Durante la década del 70tuvo lugar el auge de la marihuana en lasmontañas de la Sierra Nevada entre SantaMarta y Valledupar; los emergentestraficantes de drogas costeñospatrocinaron músicos vallenatos que losnombraban en sus discos. En los añossiguientes, cuando el tráfico de drogascambió a cocaína y se centró en Medellín,algunos de los grandes traficantes llevaríanconjuntos vallenatos, entre otros músicos,para las fiestas de fin de semana en susgrandes fincas. No es claro hasta dóndeesto logró cosa distinta a empujar unproceso que ya venía, pero sí es probableque con todo esto el vallenato se hizo auna imagen que iba más allá de lo rural yfolclórico (Wade, 2000: 232-233).

Es innegable que el flagelo del contrabandofue un medio que posibilitó no sóloposicionar la música de acordeón en elcomercio nacional por encima de otrasexpresiones musicales, sino que tambiénsirvió para que destacados artistas y

compositores se lucraran de suspresentaciones musicales en fiestas de«capos», ya que estos les ayudaban aproyectarse en el mundo de la farándula.

Campesinos y marimba

La falta de presencia del Estado en estaregión, evidenciada en escasasoportunidades sociales, era causal para queel campesino y el desempleado buscaranemigrar hacia Venezuela o dedicarse asembrar marihuana como opción deempleo y subsistencia. Juancho PoloCervantes, legendario acordeonero ycantautor del Magdalena, grabó una canciónen la década de los setenta titulada«Campesino desamparado», de coautoríaAraque-Machuca, en la casa disqueraFuentes, la cual evidencia esta problemática.

Los agricultores tres veces prepararonlas polvorientas llanuras de la Costa (bis)mientras esperaban la llegada del agua,pero todo en vano, las lluvias no llegaron (bis)Coro: Y llega entonces la tentaciónque los invita sembrar marihuana (bis) (…)¿Quién le ofrece préstamo a la agricultura?¿Quién ayuda al campesino en sus problemas?(bis)¿Quién le presta asistencia tecnológica?¿Quién le entrega pa’ la siembra insecticida? (bis)

Dentro de igual contexto, el compositorRomualdo Brito creó otra canción, titulada«El marimbero», con su vocalización, encompañía de la agrupación de los hermanosMeriño, la cual justifica de alguna manera elcultivo y el comercio ilegal de la hierba en lossectores populares o marginados, que vieronen ella un modo de emplearse o generarempresa, por falta de oportunidades y laescasa presencia del Estado para generareducación, empleo y condiciones de vidadigna. Para el autor de esta pieza musical, lasituación era difícil. «Apareció la bonanza

El fenómeno delnarcotráfico jugó encierta medida unpapel de mecenazgoen el proceso dedifusión de lamúsica de acordeón,zona vallenata.

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εmarimbera y uno se iba pa’l monte a sembrarmarihuana y a distribuí marihuana buscandouna solución de vida. El Gobierno comenzóa mirar el problema, pero a combatir a losnarcotraficantes, pero nunca miraron quedetrás de ese narcotraficante hubo de estarun jefe de Estado, un ministro, si se le hubiesedado la oportunidad de estudiar. Losgobernantes no miran la labor social, quierencombatir todo con violencia, con represión,pero no dando oportunidades al ser humanopara que sea una persona digna»2.

El marimberoHoy me llaman marimbero, por cambiar desituación.Olvidan que yo primero fui gamín o pordioseroSin ninguna educaciónHoy porque tengo dineroHoy me persigue el gobiernoHoy quieren saber quién soyMucho trabajo pasé, pá, poderme superarYa no recuerdo el ayer, hoy vivo para triunfar.Y si con eso hago males, a otros que por ser cobardesNo aman la superación, de nada he deavergonzarmePueden con gusto llamarme, marimbero de minación.

Indocumentados y canto deacordeón

En las décadas de los sesenta y setenta,algunos colombianos, especialmentehabitantes del Caribe colombiano, ante la faltade oportunidades laborales en el país vieronen las promisorias tierras venezolanas unaopción de trabajo que les permitiera sostenersus familias; la bonanza petrolera y el granpoder adquisitivo del bolívar les atraían. Lagran mayoría de los que lograban ingresar atierras venezolanas lo hacían de maneraclandestina por la llamada «trocha»,arriesgando hasta la propia vida. Muchos deellos eran personas iletradas e

indocumentadas que se constituían en manode obra barata y se empleaban en oficios dealbañilería, jornaleros y servicios domésticos,entre tantos. Otros no contaban con la mismasuerte: eran capturados en sus intentos deburlar la Guardia Nacional venezolana, luegoencarcelados y más tarde deportados. Muchasde estas personas indocumentadas, que erandeportadas al país o que no lograban cruzarla frontera hacia Venezuela, hallaban en lasiembra y recolección de la marihuana unaopción para ganarse la vida.

En la década del setenta con el auge delos indocumentados en Venezuela, entrela población que buscaba las trochas ylos guías para pasar al vecino país y losque eran deportados se generó una masade población flotante que por sucondición de aventureros y desempleadossiempre estaba dispuesta a «cualquiercosa». Todo esto originó la denominaciónde «Sicilia colombiana» a esta región, unazona de contrastes: una población nativaen la pobreza extrema, e inmigrantesárabes, sirios, turcos, libaneses y cachacos,junto con núcleos de familias guajirastradicionales, ricas y opulentas gracias alcontrabando (Betancur y García: 53).

Estos acontecimientos no fueron indiferentesa la sensibilidad social de varios compositores,que definieron en versos y melodías toda estaserie de dificultades sociales y económicas desus coterráneos. El cantautor de origencampesino Juan Polo Cervantes creó, para ladécada de los años setenta, una canción titulada«Problemas de fronteras», prensada en DiscosFuentes, en la que describe la problemáticasocial que les tocaba padecer a muchoscolombianos que ante la crisis económicacruzaban las tortuosas trochas colombo-venezolanas, en búsqueda del sueño doradopara ganarse unos cuantos «bolívares» que lespermitieran mejorar sus condiciones de vida.La suerte no siempre les sonreía a estos

2 Entrevistaconcedida por el

compositor RomualdoBrito al autor de este

articulo, 2006.

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εcolombianos: al ser capturados por la GuardiaNacional venezolana eran sometidos a todotipo de vejámenes.

A mí me estuvieron contandolo que pasa en Venezuela, (bis)que a los pobres colombianoslo’ están echando pa’ afuera.Si acaso fueres viajandosiempre pregunta en Maicao, (bis)que a los pobres colombianoslos jarrean como gana’o. (bis)Pero eso a mí sí me duele,lo que pasa en Venezuela, (bis)que a los hombres y mujereslo’ echan pa’ la frontera.

En 1977, el compositor guajiro MáximoMóvil Mendoza compuso una cancióntitulada «Penas de mi tierra», que fuegrabada por el conjunto musical de JorgeOñate y Nicolás «Colacho» Mendoza en1978, en el sello discográfico CBS. En ella,este compositor de origen indígena narrala forma como se produce el éxodo demujeres colombianas, y las dificultades

sociales que le toca afrontara gente humilde de su

región que intentabuscar mejores

horizontes de vidaen el extranjero,

especialmenteVenezuela.

Me despedí de una joven por allá (…)lloraba porque iba a tierras extranjeras,sabía que a su hijo menor allí dejaba,tal vez por su situación que la obligabade ir a buscar el salario en otras tierras.Sabía que tenía que cruzar la fronterapara poder conseguir lo que buscaba. (bis)Pueda ser que ahora en los tiempos veniderosse acuerden de tantas cosas olvidadas,entre ellas esas mujeres extraviadasque van a buscar el salario al extranjero,que emigran lo mismo que emigra la faunacuando no hay pasto, ni agua en su comedero. (bis)

Como se ha podido constatar, los versos,testimonios y eventos en torno a la músicade acordeón son fuentes históricas válidaspara el estudio del proceso de fronterizacióny contrabando en la Guajira entre lasdécadas 1960-1980. Si bien es cierto que enla frontera guajira el fenómeno delcontrabando y el tráfico ilegal de cannabisno se expresa de manera abierta y campantecon la resonancia acordeonera del pasado,efecto de las presiones de la autoridades,hoy todavía constituye un fenómeno deevidentes e invisibles repercusiones en suentorno socio-cultural, que se diversifica ycrece bajo el influjo, entre otros, demovimientos armados que han aparecidoen su árido suelo.

Sin duda, existe una gran diversidad deestudios sobre el fenómeno de frontera ycontrabando en el Caribe colombianoenmarcado desde la Colonia y la Conquista,los cuales están fundados desde archivosoficiales. Lo mismo no puede afirmarse frentea los estudios abordados desde la musicologíay las fuentes orales. Existe un gran vacío enla región frente a las investigaciones históricasdesde la música de acordeón. La existente sehalla fragmentada y dispersa, algunascompiladas en publicaciones de caráctersociológico, folclórico y literario o biográfico.

En 1977, elcompositor guajiroMáximo MóvilMendoza compusouna cancióntitulada «Penas demi tierra», que fuegrabada por elconjunto musical deJorge Oñate yNicolás «Colacho»Mendoza en 1978,

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εToda huella o rastro humano se constituyeen fuente para la investigación histórica; deallí que sea necesario adelantar estudios quepermitan revalidar testimonios orales yfuentes discográficas que posibiliten asomarnuevos actores (populares y anónimos) paraque de alguna forma se pueda saldar la deudacon la historia que está por develar.

Este estudio se inscribe de alguna forma enla línea de investigaciones desde lassimbologías y discursos ideológicos de actorespopulares (músicos) frente a ciertasproblemáticas sociales generadas por la faltade presencia del Estado en este contextogeográfico. Tiene la intención de que las

huellas y voces de estos sectores ignoradospor la historia institucional sean escuchadasy que permita nuevas lecturas y estudios parala construcción de una historia total de lasociedad.

La aparición de estas investigacionesmusicales en el Caribe colombiano podríacontribuir a ir superando el ancestral prejuiciode hacer historia exclusivamente desde elcaudillismo, las élites y los archivos oficiales.Así mismo posibilitaría resignificar la música,el folclor, el arte y la oralidad como fuenteslegítimas para reconstruir las accioneshumanas y el aporte social de los sectorespopulares en la historia.

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