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BIBLIOTECA DE MÉX CO ISSN-0188-476X · NÚMERO 113 · SEPTIEMBRE-OCTUBRE DE 2009 · $ 38.00 I I Γ • EDGAR? ALLAI Ρ 0 Ε (1809-2009) • I • 

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BIBLIOTECA DE MÉX CO ISSN­0188­476X  · NÚMERO  113 · SEPTIEMBRE­OCTUBRE  DE 2009 ·  $ 38.00 

I I Γ  • 

E D G A R ? A L L A I

Ρ  0 Ε ( 1 8 0 9 - 2 0 0 9 )

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EL CUERVO •2 99

Versiσn  de  Enrique  Gonzαlez  Martνnez 

Una media noche lσbrega, abismado en la lectura 

de raros libros de oscura y trasnochada cultura, 

por el cansancio  los ojos entornαbanseme ya, 

cuando oν, de pronto, incierta, tenue llamada a mi puerta. 

"Un visitante ­me dije­ que llamando estα a mi puerta; W tur"£ *

esto es sσlo y nada mαs."  P7  *  / 

Alargando  la mirada por la sombra desolada 

de la calle, se hundiσ el alma en confusa marejada 

de fantasmas y de sueρos que jamαs soρσ un mortal. 

Y una voz rasgσ el silencio de la hora: "Leonora", 

y  la sola voz oνda fue aquel nombre: "Leonora", 

aquel nombre y nada mαs. 

Bien lo recuerdo. Diciembre con su cierzo helaba el mundo. 

Su espectro  incrustaba al suelo cada tizσn moribundo. 

Leyendo esperaba el dνa, leyendo por olvidar 

a  la clara y sin par virgen, la que el vuelo tendiσ al cielo, 

hoy llamada Leonora por  los αngeles del cielo, 

ya sin nombre aquν jamαs. 

A/ 4Ύ* El rozar  incierto, l٥gubre, de las sedeρas y rojas 

colgaduras,  llenσ mi alma de pavores y congojas, 

de terrores y fantasmas con que no soρι jamαs. 

Y me dije: "Llama alguno que ha venido a visitarme, 

un amigo  inoportuno que pretende visitarme; 

esto es sσlo y nada mαs." 

Volvν al fondo de mi estancia temeroso y sorprendido; 

pero un sonido mαs fuerte  llegσ s٥bito a mi oνdo. 

Dije: "Hay alguien que rondando junto a la ventana estα; 

aclaremos el enigma que interrumpe mi reposo; 

de seguro que es el viento el que turba mi reposo; 

es el viento y nada mαs. 

De par en par, la ventana abrν, y entrσ con estrιpito 

­de santa ιpoca lejana­ un cuervo grave y decrιpito 

que se puso, sin mirarme, por el cuarto a revolar, 

y con aires seρoriles, al ver un busto de Palas 

sobre mi puerta, las alas tendiσ hacia el busto de Palas 

y posσse en ιl no mαs. 

Refrenando miedo y dudas y con el de fuera hablando, 

dije: "Seρor o seρora, medio dormitaba cuando 

llamasteis; perdσn demando por  lo que os hice esperar; 

apenas oνros pude...  ΅Como tan quedo a la puerta 

tocabais!"... Y en la desierta calle, cuando abrν  la puerta, 

hallι sombra  nada mαs. 

Moviσme el pαjaro a risa con su estrafalario aspecto, 

y al mirarlo de tal guisa, cortesano y circunspecto, 

"aunque feo y calvo ­dνjele­ no eres un cuervo vulgar; 

sepamos cσmo te nombras, vagabundo de las sombras, 

quι noble tνtulo  llevas en las plutσnicas sombras"... 

Dijo el Cuervo: "Nunca mαs". 

EDGAR ALLAN POE

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BIBLIOTECA DE MÉXICO

N Ú M E R O 113

SEPTIEMBRE­OCTUBRE  DE 2009 · $38.00 

PLAZA DE LA CIUDADELA 4, CENTRO HISTΣRICO 

DE LA CIUDAD DE MÉXICO, CP 06040. 

TELÉFONO 4155 0830, EXTENSIONES 3851 Y 3858 

CORREO ELECTRΣNICO [email protected] 

CERTIFICADO DE LICITUD DE TITULO NÚM. 6270 

CERTIFICADO DE LICITUD DE CONTENIDO NÚM. 4380 

2  T. S.  ELIOT 

DE POE A VALÉRY

C O N S E J O N A C I O N A L P A R A

L A C U L T U R A Y L A S A R T E S

PRESIDENTA

CONSUELO SAlZAR

DIRECTOR G E N E R A L DE B I B L I O T E C A S

FERNANDO ALVAREZ DEL CASTILLO

REVISTA B I B L I O T E C A DE M É X I C O

DIRECTOR F U N D A D O R

JAIME GARCÍA TERRÉS t

DIRECTOR: EDUARDO LIZALDE

EDITOR: JOSÉ ANTONIO MONTERO

EDITOR A S O C I A D O : MARIO BOJÓRQUEZ

SECRETARIO DE R E D A C C I Ó N :

JOSÉ DE LA COLINA

C O N S E J E R O S F U N D A D O R E S : JUAN ALMELA, FERNANDO

ÁLVAREZ DEL CASTILLO, MIGUEL CAPISTRÁN, ADOLFO

ECHEVERRÍA, VICTOR TOLEDO Y RAFAEL VARGAS

PROMOCIÓN E D I T O R I A L : MIGUEL GARCÍA RUIZ

D ISEÑO: PEDRO A. GARCÍA C.

A S I S T E N C I A E D I T O R I A L : MARINA GRAF

A S I S T E N C I A T É C N I C A Y C O R R E C C I Ó N :

LINA GARAY VAQUERA

RAÚL ZENDEJAS DE LA PEÑA

C O M E R C I A L I Z A C I Ó N Y D I S T R I B U C I Ó N :

RUYSDAEL NAVA

I M P R E S I Ó N : EDITORES Ε IMPRESORES PROFESIONALES.

EDIMPRO, S.A. DE C.V.

2 A . DE FORROS: LITOGRAFÍA DE EDOUARD MANET.

4 A . DE FORROS: GRABADO DE AUBREY BEARDSLEY.

13  JULIO  CORTÁZAR 

21  VICENTE  QUIRARTE 

26  EDGAR  ALLAN  POE 

37  CHARLES  BAUDELAIRE 

40  EDGAR  ALLAN  POE 

47  JORGE  LUIS  BORGES 

48  STEPHANE  MALLARMÉ 

49  HERMANN  HESSE 

50  EDGAR  ALLAN  POE 

55  D.H.LAWRENCE 

55  EDMONDJALOUX 

59  EDGAR  ALLAN  POE 

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T.  S. ELlOT*

, DE POE A VALERY**

No me  propongo ahora  dictami­nar como juez sobre Edgar Allan Poe;  no  pretendo  decidir su  ca­tegorνa  como  poeta  ni  aislar  su originalidad  esencial.  En  reali­dad,  con  Poe  viene  siempre  a tropezar el  crνtico  como  juez. Si examinamos  su  obra  en  detalle nos  parece  no encontrar en  ella mαs  que  frases  desaliρadas, pensamientos  pueriles  que  no tienen  como  base  una  extensa lectura  ni  estudios  profundos, experimentos  al  azar  en  diver­sos  gιneros  literarios,  realiza­dos principalmente  bajo  el  apre­mio de una necesidad de dinero, sin  perfecciσn en  ning٥n detalle. Pero esto no serνa justo. Porque si,  en  lugar de examinar su  obra analνticamente,  nos  alejamos para  contemplarla  en  conjunto, vemos  una  masa  de  forma  sin­gular  y  de  dimensiones  impre­sionantes,  a  la  que  constante­mente  se  vuelve  la  mirada.  La influencia  de  Poe  es  asimismo 

• T. S.  Eliot.  Criticar al critico, Alianza  Edi­torial,  traductor:  Manuel  Rivas  Corral ,  Ma­drid , 1967, 264 pp . •• Conferencia pronunciada en la Biblioteca del

Congreso de los Estados Unidos, en Wash­

ington, el 19 de noviembre de 1948.

desconcertante. En Francia ha

sido inmensa la de su poesía y

de sus teorías poéticas. En In­

glaterra y en Norteamérica pare­

ce casi insignificante. ¿Podemos

señalar a algún poeta cuyo esti­

lo manifieste que se ha formado

en el estudio de Poe? El único

nombre que se insinúa inmedia­

tamente es el de Edward Lear. Y

no obstante, no se puede estar

seguro de que en lo que uno ha

escrito no haya influencia de

Poe. Puedo designar con certe­

za a ciertos poetas cuya obra ha

influido en la mía; puedo nom­

brar a otros de los que estoy

seguro que no han influido; tal

vez haya algunos de cuya in­

fluencia no me doy cuenta y que

alguien, no obstante, podría

señalarme; pero con Poe nunca

estaré seguro. Escribió muy po­

cos poemas, y de ellos sólo una

media docena tuvieron gran

resonancia; pero esos pocos los

conoce un tan gran número de

personas y los recuerdan todos

tan bien como cualquier otro

poema jamás escrito. Y algunos

de sus cuentos han ejercido una

importante influencia en autores

2 Biblioteca de México

y géneros literarios en los que

apenas cabía esperarlo.

No voy a intentar resolver

aquí el enigma. En el mejor de

los casos, mi disertación no es

sino una contribución al estudio

de su influencia y una elucida­

ción, por parcial que sea, de una

de las causas de la importancia

de Poe a la luz de esa influencia.

Por el momento, me esfuerzo en

verlo, en lo que me resulta posi­

ble, con los ojos de tres poetas

franceses: Baudelaire, Mallarmé

y, especialmente, Paul Valéry. El

orden de la enumeración es ya

importante en sí. Esos tres poe­

tas franceses representan el

comienzo, el punto medio y el fin

de una determinada tradición en

poesía. Una vez le contó Mallar­

mé a un amigo mío que había

ido a París porque deseaba co­

nocer a Baudelaire; le vio en una

ocasión en un puesto de libros

en un muelle, pero no tuvo el

valor de dirigirse a él. De Valéry

sabemos, por su primera carta a

Mallarmé, escrita cuando ape­

nas no era más que un mucha­

cho, que se consideraba su dis­

cípulo; y conocemos su devo-

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ción por Mallarmé hasta que

éste murió. He aquí tres genera­

ciones literarias que representan

casi exactamente un siglo de li­

teratura francesa. Son, desde

luego, poetas muy diferentes en­

tre sí; y, por supuesto, la proge­

nie literaria de Baudelaire fue

numerosa e importante y tiene

otras líneas de descendencia.

Pero podemos seguir las huellas

del desarrollo y posteridad de

tación no es Poe simplemente,

sino el efecto que tuvo Poe en

tres poetas franceses, que re­

presentan tres generaciones su­

cesivas; y me propongo también

abordar el modo de entender

una actitud peculiar ante la poe­

sía de los propios poetas, que

constituye quizás lo más intere­

sante, posiblemente el hecho

más característico y sin duda el

más original de la estética de la

una teoría particular de la natu- versificación registrado en la to­

raleza de la poesía a través de talidad de ese periodo. Y es tan­

esos tres poetas, y esa teoría to más merecedor de examen si

tiene su origen precisamente en

la teoría -más que en la forma

en que la puso en práctica- de

Edgar Poe. Y la impresión que

sacamos de la influencia de Poe

es tanto mayor cuanto que Ma­

lIarmé, ya su vez Valéry, no des­

cienden de Poe por intermedio

de Baudelaire, sino cada uno de

ellos estuvo sometido directa­

mente a esa influencia y ha deja­

do pruebas convincentes del

valor que atribuían a la teoría ya

la práctica del propio Poe. Ahora

bien , a todos nos gusta creer

que comprendemos a nuestros

poetas mejor que cualquier ex­

tranjero; pero creo que debería­

mos mostrarnos dispuestos a

concebir la posibilidad de que

esos franceses vieran en Poe

algo que ha escapado a los lec­

tores de habla inglesa.

As í, pues, el tema de mi diser-

-como me inclino a creer- esa

actitud ante la poesía constituye

una etapa a la que puso fin la

muerte de Valéry. Este estudio

debería ayudarnos a compren­

der lo que nuestra generación y

la que nos sigue puede que en­

cuentren para ocupar ese lugar.

Antes de ocuparme de Poe,

tal como lo vieron esos poetas

franceses , creo que conviene

también que exponga mi impre­

sión sobre la posición relativa

que ocupa entre los lectores y

críticos norteamericanos e ingle­

ses; porque, si estoy equivoca­

do, quizás deban ustedes criticar

lo que digo de su influencia en

Francia teniendo presentes mis

errores. No creo que sea injusto

decir que se ha considerado a

Poe como un seguidor de impor­

tancia menor o secundario del

movimiento romántico ; un suce-

Paul Valéry

3 Biblioteca de México

MENTlilElte

POE,EL

INVOLUNTARIO

GIGANTE

Con textos de eminentes poe­

tas y escritores del siglo XIX y

del xx, y con textos contempo-

ráneos, se conmemora en

este número de nuestra revis-

ta el bicentenario del naci-

miento de Edgar Allan Poe, un

milagroso monstruo de origi­

nalidad y talento, muerto a los

40 años de edad, cuya obra

de narrador, ensayista y poe­

ta, nacida en medio del hura­

cán romántico que permeó la

literatura de todas las len-

guas, conmovió y asombró

desde la segunda mitad de su

siglo a una pléyade de los

mayores líricos franceses

(Baudelaire, Mallarmé, Verlai­

ne, Valéry y otros muchos).

Bien anota T.S. Eliot, en esa

luminosa conferencia de 1948,

que hemos tomado de su

famoso libro Criticar al crítico,

que" ... con Poe viene siempre

a tropezar el critico como juez.

Si examinamos su obra en de-

talle, nos parece no encontrar

en ella más que frases desali­

ñadas, pensamientos pueriles

que no tienen como base una

extensa lectura .. . experimen-

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"'1.1 : ( 1.-' .. ¡q .. , u, SjYIUS ',,"HU' , ii ,I.IAnu .

Pd.'U! J" i ~l .

Portada diseñada por Edgar Poe

sor de los llamados novelistas

"góticos" en sus obras de ficción

y un seguidor de Byron y Shelley

en sus versos. Ahora bien, esto

implica encuadrarlo en la tradi­

ción inglesa, y lo cierto es que

no pertenece a ella. Los lectores

ingleses explican, a veces, que

Poe está al margen de toda tra­

dición inglesa porque es nortea­

mericano; pero tampoco esto me

parece que sea del todo cierto,

especialmente si tenemos en

cuenta a los demás norteameri­

canos de su generación y de la

generación precedente. Hay un

cierto aroma provinciano en su

obra, en un sentido que no cabe

atribuir en absoluto a Whitman;

es la calidad de provinciano de

la persona que no se siente en

casa en el lugar a que pertene­

ce, pero que no puede ir a nin­

gún otro sitio. Poe es una espe­

cie de europeo desplazado; se

siente atraído por París, Italia y

España, lugares a los que podía

atribuir melancolía y grandiosi­

dad románticas. Aunque el espa­

cio en que se movía apenas re­

basaba los límites de Richmond

y Bastan en sentido longitudinal ,

y no fue más al este o al oeste

de esos centros, parece un va­

gabundo sin residencia fija . Po­

cos autores tan destacados pue-

de haber que hayan sentido tan

poco el tirón de sus propias raí­

ces ni que hayan estado tan ais­

lados de todo lo que les rodeaba

como Poe.

Creo que la opinión que tiene

de Poe el lector culto corriente

Murders- in the Rue Margue.

Sherlock Holmes engañaba a

Watson cuando le decía que ha­

bía comprado su violín Stradi­

varius por unos cuantos chelines

en una tienda de compraventa

de la Tottenham Court Road. El

inglés o norteamericano es, po- violín lo había encontrado en las

ca más o menos, la siguiente: ruinas de la casa de Usher. Hay

Poe . es autor de unos pocos una estrecha analogía entre los

-muy pocos- poemas cortos ejercicios musicales de Holmes

que le fascinaron durante cierto y los de Roderick Usher: esas

tiempo cuando era muchacho y arrebatadas y arbitrarias impro­

que, de una u otra forma, han visaciones que, aunque en una

quedado clavados en su memo- ocasión hicieran dormir a Wat-

ria. No creo que relea esos poe­

mas, a menos que tropiece con

ellos en las páginas de una anto­

logía: lo que le hace disfrutar es

más bien el recuerdo de un go­

ce, que tal vez vuelva a sentir

por un momento. Le parece que

pertenecer a un periodo peculiar,

precisamente aquél en que su

interés por la poesía acaba de

despertarse. Ciertas imágenes,

y sobre todo, ciertos ritmos, se le

han quedado grabados. Ese lec­

tor recuerda también algunos

cuentos -no muchos- y susten­

ta la opinión de que The Gold

Bug era bastante bueno para su

época, si bien la novela policíaca

ha progresado mucho desde en­

tonces. Y tal vez le compare, a

veces, con Whitman, aunque ha­

brá releído con frecuencia a

Whitman y no a Poe.

En cuanto a la prosa, está ad­

mitido que los cuentos de Poe

han ejercido gran influencia en

algunos tipos de relatos popula­

res de ficción . Por lo que toca a

la novela policíaca, la huella del

origen de casi todo puede des­

cubrirse en dos autores: Poe y

Wilkie Collins. A veces concu­

rren ambas influencias; pero, en

cualquier caso, a ellos se deben

dos tipos diferentes de detecti­

ves. El eficiente policía profesio­

nal tiene su origen en Collins; el

brillante y excéntrico detective

aficionado, en Poe. Conan Doyle

debe mucho a Poe, y no sola­

mente al monsieur Dupin de The

4 Biblioteca de Mexico

son, tenían que ser una tortura

para cualquier oído habituado a

la música. Tengo la impresión de

que las novelas de aventuras in­

verosímiles e increíbles de Rider

Haggard se inspiraron en Poe;

luego, el propio Haggard tuvo

bastantes imitadores. Creo igual­

mente probable que H. G. Wells,

en sus primeras novelas de ex­

ploración e invención científicas,

le debe mucho al estímulo de

algunas de las narraciones de

Poe: Gordon Pym, A Descent in-

to the Maelstrom, por ejemplo, o

The Facts in the Case of mon-

sieur Valdemar. La acumulación

de pruebas es algo que dejo a

quienes se hallen interesados en

proseguir la indagación. Pero

me temo que hoy son demasia­

do pocos los lectores que abren

She o The War of the Worlds o

The Time Machine. Y menos to­

davía los que son capaces aún

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de estremecerse con sus prede­

cesores.

Lo primero que me llama la

atención, como diferencia gene­

ral entre la manera de conside­

rar a Poe de los poetas france­

ses que he citado y la de los crí­

ticos norteamericanos e ingleses

de autoridad equivalente, es la

actitud de los primeros ante la

oeuvre de Poe, es decir, su obra

en conjunto. Creo que los críti­

cos anglosajones se inclinan

más a emitir juicios por separado

respecto de las diferentes partes

de la obra de un autor. Consi­

deramos a Poe como a alguien

que ha hecho tanteos en verso y

en ciertos tipos de prosa, sin

pararse a realizar una labor en­

teramente buena en ningún gé­

nero. A esos lectores franceses

les causó impresión la variedad

de forma y expresión, porque

descubrieron, o creyeron descu­

brir, una unidad esencial; aun­

que reconocían, si era necesa­

rio, que gran parte de su obra

era fragmentaria u ocasional ,

debido a circunstancias de po­

breza y fragilidad y a ciertas vici­

situdes, lo aceptaban, no obs­

tante, como autor de entidad

suficiente para que su obra se

considerase en su totalidad .

Esto, en parte, representa una

diferencia entre dos clases de

mentalidad crítica; pero hemos

de alegar en apoyo de nuestra

opinión que su base es que nos

damos cuenta de los defectos e

imperfecciones de lo que escri­

bió realmente Poe. Vale la pena

poner ejemplos de esos defec­

tos, que hieren a un lector de ha­

bla inglesa.

Poe poseía, en grado excep­

cional, el sentido del elemento

cadencioso de la poesía, de eso

que podríamos llamar, en su

acepción más estrictamente lite­

ral, "la magia dei verso". Su ver­

sificación no es, como la de los

máximos maestros de prosodia,

de la clase que, por medio del

estudio y un prolongado hábito,

va proporcionando una mayor ri­

queza melódica a la sensibilidad

cada vez más sazonada del lec­

tor cuando éste vuelve a ella a

veces en el transcurso de su

vida. El efecto de la versificación

de Poe es inmediato y elemen­

tal; probablemente casi es el

mismo para un escolar con sen­

sibilidad que para una mente

madura y un oído cultivado. En

esa inmediatez invariable, parti­

cipa quizás más del carácter de

la versificación muy buena que

de la poesía; pero esto es soltar

una liebre que no me propongo

perseguir ahora, porque lo de

Poe es, estoy seguro, "poesía" y

no "versificación". Produce el

efecto de una melopea caden­

ciosa precisamente por su ca­

rácter rudimentario, que despier­

ta sentimientos a un nivel pro­

fundo y casi primitivo. Pero al

elegir la palabra que suene bien,

Poe no pone cuidado alguno en

que tenga además el sentido

adecuado. Voy a establecer una

comparación entre el empleo de

una misma palabra por Poe y

por Tennyson. Tennyson, entre

todos los poetas ingleses desde

Milton, es probablemente el que

poseía una apreciación más

exacta y meticulosa del sonido

de las sílabas. En Ulalume, de

Poe -uno de sus poemas más

logrados y más típicos, a mi en­

tender-, encontramos los versos

siguientes:

It was night, in the lonesome

October * of my most immemorial year

Immemorial, según el Diccionario

de Oxford, significa "lo que está

fuera del alcance de la memoria o

de la mente; lo que es tan antiguo

que no se recuerda ni consta en

parte alguna; sumamente anti­

guo". Ninguna de esas acepcio-

• Era de noche. en el solitario octubre I de mi

año más inmemorial.

5 Biblioteca de México

MENTI8Elte

tos. . realIZados principalmen­

te bajo el apremio de una ne­

ceildad de dinero". y, tras esa

aflrmación, Eliot declara: ·Pero

eso no serfa justo; porque si,

en lugar de examinar su obra

analrtlcamente, nos alejamos

para contemplarla en conjunto,

vemos una masa de forma sin-

guiar y de dimensiones Impre­

sionantes, a la que constante­

mente se vuelve la mirada ... "

"Involuntario gigante", fue

Poe, decfamos en el tftulo de

esta columna, porque además

de literato impresionantemen­

te precoz, y muerto tan joven,

nunca pareció preocuparse

por la promoción de su vasta

obra de narrador y, como tam­

bién anotan Eliot y otros co­

mentaristas, Poe es un verda­

dero provinciano, que si bien

se confesaba atrardo por los

grandes centros de la cultura

europea (Francia, España,

Ita"a) y fue consistente lector

de grandes autores de lengua

Inglesa, el espacio en que vi­

vió "apenas rebasaba los Ifmi­

tes de Richmond y Boston en

sentido longitudinal, y no fue

nunca más al este o al oeste

de esos centros~ (Eliot).

Publicamos, inevitablemen-

te en este número, parte de los

Page 8: ISSN0188476X · NÚMERO 113 · SEPTIEMBREOCTUBRE DE 2009 ...

nes parece aplicable al empleo

que hace Poe de esa palabra. El

año no estaba fuera del alcance

de la memoria: el que habla re­

cuerda muy bien un incidente

ocurrido ese año, y al final recuer­

da incluso un entierro en el mismo

lugar, exactamente un año antes.

El verso de Tennyson, igualmente

conocido y admirado precisamen­

te porque su sonoridad corres­

ponde perfectamente a lo que el

poeta desea evocar, tal vez haya

acudido ya a su memoria:

The moan of doves in immemo-** rial elms .

Aquí, immemorial, además de

tener el valor fonético más acer­

tado, es exactamente la palabra

que conviene a árboles tan anti-

•• El zureo de las palomas en olmos inme­

moriales.

guos que nadie sabe exacta­

mente cuántos años tienen.

Podría decirse que la poesía,

en sus diferentes clases, va des­

de la que centra primordialmen­

te la atención del lector en el

sonido a la que se encauza pri­

mordialmente hacia el significa­

do. En la poesía del primer tipo,

tal vez el sentido se perciba in­

consciente; en la citada en se­

gundo lugar -en esos dos extre­

mos- de lo que no nos damos

cuenta que actúa en nosotros es

del sonido. Pero tanto en uno

como en otro tipo de poesía han

de cooperar sonido y significado;

incluso en el poema más pura­

mente cadencioso no puede

prescindirse impunemente de la

aceptación que da el diccionario

a las palabras.

No es infrecuente en Poe una

cierta irresponsabilidad respecto

6 Biblioteca de México

del significado de las palabras.

The Raven, a mi entender, no es

con mucho el mejor poema de

Poe; pero es el más conocido,

en parte, por el análisis que ha­

ce de él su autor en The Philo-

sophy of Composition:

In there stepped a stately Raven

of the saintly * [days of yore,

ya que en el cuervo no hay nada

especialmente santo (si es que

en realidad el ominoso pájaro no

es precisamente todo lo contra­

rio) no puede tener ningún signi­

ficado referir su origen a un pe­

riodo de santidad, aun en el su­

puesto de que haya existido ese

periodo. Acabamos de oír que se

describe al cuervo como stately

(majestuoso, augusto), pero en

seguida se nos dice que es un-

gainly (desgarbado, tosco), atri­

buto difícil de conciliar, sin una

buena dosis de explicaciones,

con la majestuosidad. En el poe­

ma se han insertado, al parecer,

varias palabras para simplemen­

te rellenar un verso hasta com­

pletar la medida requerida o

para que rimaran con otras. Se

llama al pájaro no craven (impá­

vido) sin más necesidad que la

apremiante exigencia de algo

que rime con craven (cuervo);

sometimiento a las imposiciones

de la rima que Malherbe no hu­

biera tolerado con paciencia. Y

ni siquiera hay siempre una jus­

tificación tan pueril como esa:

decir que la luz de la lámpara

g/oated o'er (se regodeaba) en

los cojines del sofá es una pura

extravagancia, pues aunque vi­

niera a cuento cierto "regodeo"

en alguna parte siempre apare­

cería como forzado.

Semejantes imperfecciones

en The Raven -y se podrían

citar otras- tal vez contribuyan a

explicar por qué The Philosophy

of Composition, ensayo en el

• Surgió un majestuoso cuervo de los santos

días de antaño.

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que Poe pretende revelar el mé­

todo que siguió para componer

The Raven, no se ha tomado tan

en serio en Inglaterra o Nortea­

mérica como en Francia. Es difí­

cil que leamos el ensayo sin ha­

cernos la reflexión de que si Poe

preparó su poema con tanto cál­

culo, podía haberse tomado un

poco más de trabajo en su eje­

cución; el resultado no acredita

demasiado al método. Así , lo

probable es que saquemos la

conclusión de que Poe, al anali­

zar su poema, o gastaba una

broma o se engañaba a sí mis­

mo, pues exponía la manera en

que le gustaba pensar que lo ha­

bía escrito. De aquí que el ensa­

yo no se haya tomado tan en

serio como merece.

Hay otros ensayos de Poe

sobre estética poética que tam­

bién vale la pena considerar.

Ningún poeta, al escribir sobre

su art poétique, debe esperar

conseguir mucho más que expli­

car, racionalizar, defender o pre­

parar el camino para lo que hace

en la práctica . Tal vez piense

que está promulgando leyes

para toda la poesía; pero lo que

tiene que decir y merece que se

diga, guarda una relación inme­

diata con la manera en que es-

cribe o quiere escribir; aunque

ello conserve también validez

para los poetas que les siguen

inmediatamente en el tiempo y

les resulte sumamente útil. Sólo

nos sentimos seguros de encon­

trar, entre lo que escribió sobre

poesía, principios válidos para

toda poesía, en tanto podamos

corroborar lo que dice con la cIa­

se de versos que escribe. Es de

señalar un pasaje de Poe que

habla de la imposibilidad de es­

cribir un poema largo, porque un

poema largo -aduce- es, en el

mejor de los casos , una serie de

poemas cortos hilvanados. Lo

que hemos de tener presente es

que él era incapaz de escribir un

poema largo. Sólo podía conce­

bir un poema con un simple

efecto único: para él , la totalidad

de un poema debe responder a

un estado anímico. Sin embar­

go, lo cierto es que en un poema

de cierta extensión caben diver­

sas modalidades emotivas, por­

que una diversidad de ellas exi­

ge un cierto número de temas o

asuntos distintos , los cuales

pueden estar relacionados entre

sí o pueden guardar relación en

la imaginación del poeta . Esas

partes pueden formar un todo,

que es algo más que la suma de

7

Biblioteca de México

MEN'rlilERe

magistrales escritos ya clási­

cos que sobre el autor escri­

bieron el mismo Baudelaire,

Stephane Mallarmé, Paul Va­

léry, Herman Hesse, D. H.

Lawrence, etc., como los de

Julio Cortázar (que tradujo su

obra narrativa entera) o el ho­

menaje poético de Jorge Luis

Borges, lo mismo que la no

menos maestra versión caste-

llana de El cuervo, que por se-

gunda vez consumó nuestro

grande Enrique González Mar-

tínez.

Acaso nos quedamos cor-

tos en esta ocasión, porque

debimos incluir aquí lo que

Salvador Elizondo escribió so-

bre Poe en su estupenda edi-

ción de El cuervo (El Colegio

Nacional y Tucán de Virginia,

1998), en la que rendía asi-

mismo pleitesía a las versio-

nes magníficas de su tío

abuelo el Hombre del Búho, y

además se ocupó de traducir

íntegramente el texto de la Fi-

losofía de la composición.

Repararemos esta falla,

acontecida por falta de espa-

cio, en números posteriores,

para rendir también a Elizondo

otro homenaje.

E.L.

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las partes; de manera que el de­

leite que nos produce leer una

cu~lquiera de las partes se in­

tensifica al abarcar la totalidad.

Se sigue también de ello que en

un poema largo tal vez se haya

proyectado deliberadamente que

unas partes sean menos "poéti­

cas" que otras: esos pasajes tal

vez no resplandezcan al extraer­

los de su contexto, pero pueden

tener como fin poner de relieve,

por contraste, la significación de

otras partes y amalgamarlas en

un conjunto con mayor significa­

do que cualquiera de las partes.

Un poema largo puede ganar

mediante las más amplias varia­

ciones posibles de intensidad.

Pero Poe quería que un poema

tuviera la máxima intensidad del

principio al fin; es dudoso que

pudiera apreciar las partes más

filosóficas del Purgatorio del Dan­

te. Lo que Poe dijo sirvió de gran

consuelo en el pasado para

una opinión que me gustaría la n- realización de un sueño: signifi­

zar para ver qué suerte corre. Mi cativamente, las mujeres de sus

tesis puede incluso explicar por poemas y sus cuentos son siem­

qué la obra de Poe ha atraído a pre damas extraviadas o que se

muchos lectores en una fase con- desvanecen antes de que se las

creta de su desarrollo: en la eta- pueda abrazar. Incluso en The

pa de su vida en que acababan Haunted Palace, donde el tema

de salir de la niñez. Que Poe po- parece ser su propia debilidad del

seía un poderoso intelecto es in- alcoholismo, el desastre no tiene

negable; pero, a mi juicio, era el significación moral; lo trata imper­

intelecto de un muchacho super- sonalmente, como fenómeno ais­

dotado antes de llegar a la puber- lado; no tiene como fondo esa

tad. Las formas que adoptaba su fuerza aterradora de aquellos

vívida curiosidad son precisamen- versos de Fran~ois Villon cuando

te aquellas en que se recrea una habla de su propia caída.

mentalidad pre-adolescente: las

ma'ravillas de la naturaleza y de Dicho todo lo que precede sobre

la mecánica, lo sobrenatural, crip- Poe, tengo que ponerme a ana­

togramas y claves, rompecabe- lizar lo que los tres grandes poe­

zas y laberintos, jugadores mecá- tas franceses citados descubrie­

nicos de ajedrez y vuelos espe- ron de admirable en su obra, y

culativos desenfrenados. La que nosotros no hemos encon­

variedad y ardor de su curiosidad trado. Hemos de tener en cuen­

complace y deslumbra; pero, a la ta primeramente que ninguno de

postre, cansa esa excentricidad yesos poetas conocía muy bien el

falta de coherencia de sus cen- idioma inglés. Baudelaire debió

otros poetas igualmente incapa- tros de interés. Precisamente lo leer una cierta cantidad de poe­

ces de escribir un poema largo; que le falta es aquello que da dig- sía inglesa y norteamericana; sin

y hemos de reconocer que la nidad al hombre maduro: una opi- duda, algo se apropia de Gray y

cuestión de la posibilidad de es- nión consistente de la vida. Una también de Emerson. Pero nun-

cribir un largo poema no es sim- actitud puede ser madura y con­

plemente cuestión de vigor y sistente, y a pesar de ello suma-

perseverancia de cada poeta,

sino que tiene algo que ver tam­

bién con las condiciones de la

edad en que se encuentra. Y lo

que Poe hubo de decir sobre

este aspecto es esclarecedor,

porque nos ayuda a comprender

el punto de vista de los poetas a

quienes resulta imposible escri­

bir un poema largo.

El hecho de que para Poe un

poema haya de ser la expresión

de un estado anímico único -sig­

nificaría una larga digresión in­

tentar demostrar ahora que The

Bel/s, a pesar de ser un ejercicio

deliberado de diferentes estados

anímicos es un poema de un solo

estado anímico, tanto como cual­

quiera otro de Poe -puede enten­

derse como manifestación de

una debilidad más fundamental.

Lo que voy a decir a este respec­

to es sólo una conjetura, pero es

mente escéptica; pero Poe no era

escéptico. Parece entregarse por

completo a la idea del momento;

el efecto que produce es que to­

das sus ideas las sustenta, pero

que no cree en ellas. Lo que le

falta no es vigor cerebral, sino

esa madurez de intelecto que

sólo se alcanza cuando el hom­

bre madura en su totalidad, con

el desarrollo y coordinación de

sus diversas emociones. No me

interesa ahora ninguna posible

explicación psicológica o patoló­

gica; para el fin que persigo es

suficiente hacer constar que la

obra de Poe es la obra que uno

esperaría de un hombre con inte­

ligencia y sensibilidad muy ex­

cepcionales, pero cuyo desarrollo

emotivo, en algún aspecto, ha

quedado detenido a una edad

temprana; sus más vívidas e ima­

ginativas realizaciones son la

8 Biblioteca de México

ca llegó a estar familiarizado con

el inglés, y no hay razón alguna

para creer que lo hablara bien.

Por lo que a Mallarmé se refiere,

ciertamente enseñó inglés, pero

hay pruebas convincentes de que

lo conocía imperfectamente por­

que se dedicó a escribir una es­

pecia de guía para el uso del

idioma. El mero examen de ese

curioso tratado -donde se rese­

ñan extrañas frases como si se

tratara de dichos corrientes en

inglés- debería disipar cualquier

rumor sobre la erudición de Ma­

lIarmé en lengua inglesa. En

cuanto a Valéry, nunca le oí ha­

blar una sola palabra en inglés,

ni siquiera en Inglaterra. No sé lo

que habría leído en nuestro idio­

ma; el segundo idioma de Valé­

ry, cuya influencia es perceptible

en algunos de sus versos, era el

italiano.

Resulta ciertamente posible

que, al leer algo en un idioma que