ISSN0188476X · NÚMERO 113 · SEPTIEMBREOCTUBRE DE 2009 ...
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BIBLIOTECA DE MÉX CO ISSN0188476X · NÚMERO 113 · SEPTIEMBREOCTUBRE DE 2009 · $ 38.00
I I Γ •
E D G A R ? A L L A I
Ρ 0 Ε ( 1 8 0 9 - 2 0 0 9 )
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•
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EL CUERVO •2 99
Versiσn de Enrique Gonzαlez Martνnez
Una media noche lσbrega, abismado en la lectura
de raros libros de oscura y trasnochada cultura,
por el cansancio los ojos entornαbanseme ya,
cuando oν, de pronto, incierta, tenue llamada a mi puerta.
"Un visitante me dije que llamando estα a mi puerta; W tur"£ *
esto es sσlo y nada mαs." P7 * /
Alargando la mirada por la sombra desolada
de la calle, se hundiσ el alma en confusa marejada
de fantasmas y de sueρos que jamαs soρσ un mortal.
Y una voz rasgσ el silencio de la hora: "Leonora",
y la sola voz oνda fue aquel nombre: "Leonora",
aquel nombre y nada mαs.
Bien lo recuerdo. Diciembre con su cierzo helaba el mundo.
Su espectro incrustaba al suelo cada tizσn moribundo.
Leyendo esperaba el dνa, leyendo por olvidar
a la clara y sin par virgen, la que el vuelo tendiσ al cielo,
hoy llamada Leonora por los αngeles del cielo,
ya sin nombre aquν jamαs.
A/ 4Ύ* El rozar incierto, l٥gubre, de las sedeρas y rojas
colgaduras, llenσ mi alma de pavores y congojas,
de terrores y fantasmas con que no soρι jamαs.
Y me dije: "Llama alguno que ha venido a visitarme,
un amigo inoportuno que pretende visitarme;
esto es sσlo y nada mαs."
Volvν al fondo de mi estancia temeroso y sorprendido;
pero un sonido mαs fuerte llegσ s٥bito a mi oνdo.
Dije: "Hay alguien que rondando junto a la ventana estα;
aclaremos el enigma que interrumpe mi reposo;
de seguro que es el viento el que turba mi reposo;
es el viento y nada mαs.
De par en par, la ventana abrν, y entrσ con estrιpito
de santa ιpoca lejana un cuervo grave y decrιpito
que se puso, sin mirarme, por el cuarto a revolar,
y con aires seρoriles, al ver un busto de Palas
sobre mi puerta, las alas tendiσ hacia el busto de Palas
y posσse en ιl no mαs.
Refrenando miedo y dudas y con el de fuera hablando,
dije: "Seρor o seρora, medio dormitaba cuando
llamasteis; perdσn demando por lo que os hice esperar;
apenas oνros pude... ΅Como tan quedo a la puerta
tocabais!"... Y en la desierta calle, cuando abrν la puerta,
hallι sombra nada mαs.
Moviσme el pαjaro a risa con su estrafalario aspecto,
y al mirarlo de tal guisa, cortesano y circunspecto,
"aunque feo y calvo dνjele no eres un cuervo vulgar;
sepamos cσmo te nombras, vagabundo de las sombras,
quι noble tνtulo llevas en las plutσnicas sombras"...
Dijo el Cuervo: "Nunca mαs".
EDGAR ALLAN POE
BIBLIOTECA DE MÉXICO
N Ú M E R O 113
SEPTIEMBREOCTUBRE DE 2009 · $38.00
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DE LA CIUDAD DE MÉXICO, CP 06040.
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2 T. S. ELIOT
DE POE A VALÉRY
C O N S E J O N A C I O N A L P A R A
L A C U L T U R A Y L A S A R T E S
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CONSUELO SAlZAR
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REVISTA B I B L I O T E C A DE M É X I C O
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RAÚL ZENDEJAS DE LA PEÑA
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RUYSDAEL NAVA
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EDIMPRO, S.A. DE C.V.
2 A . DE FORROS: LITOGRAFÍA DE EDOUARD MANET.
4 A . DE FORROS: GRABADO DE AUBREY BEARDSLEY.
13 JULIO CORTÁZAR
21 VICENTE QUIRARTE
26 EDGAR ALLAN POE
37 CHARLES BAUDELAIRE
40 EDGAR ALLAN POE
47 JORGE LUIS BORGES
48 STEPHANE MALLARMÉ
l
49 HERMANN HESSE
50 EDGAR ALLAN POE
55 D.H.LAWRENCE
55 EDMONDJALOUX
59 EDGAR ALLAN POE
T. S. ELlOT*
, DE POE A VALERY**
No me propongo ahora dictaminar como juez sobre Edgar Allan Poe; no pretendo decidir su categorνa como poeta ni aislar su originalidad esencial. En realidad, con Poe viene siempre a tropezar el crνtico como juez. Si examinamos su obra en detalle nos parece no encontrar en ella mαs que frases desaliρadas, pensamientos pueriles que no tienen como base una extensa lectura ni estudios profundos, experimentos al azar en diversos gιneros literarios, realizados principalmente bajo el apremio de una necesidad de dinero, sin perfecciσn en ning٥n detalle. Pero esto no serνa justo. Porque si, en lugar de examinar su obra analνticamente, nos alejamos para contemplarla en conjunto, vemos una masa de forma singular y de dimensiones impresionantes, a la que constantemente se vuelve la mirada. La influencia de Poe es asimismo
• T. S. Eliot. Criticar al critico, Alianza Editorial, traductor: Manuel Rivas Corral , Madrid , 1967, 264 pp . •• Conferencia pronunciada en la Biblioteca del
Congreso de los Estados Unidos, en Wash
ington, el 19 de noviembre de 1948.
desconcertante. En Francia ha
sido inmensa la de su poesía y
de sus teorías poéticas. En In
glaterra y en Norteamérica pare
ce casi insignificante. ¿Podemos
señalar a algún poeta cuyo esti
lo manifieste que se ha formado
en el estudio de Poe? El único
nombre que se insinúa inmedia
tamente es el de Edward Lear. Y
no obstante, no se puede estar
seguro de que en lo que uno ha
escrito no haya influencia de
Poe. Puedo designar con certe
za a ciertos poetas cuya obra ha
influido en la mía; puedo nom
brar a otros de los que estoy
seguro que no han influido; tal
vez haya algunos de cuya in
fluencia no me doy cuenta y que
alguien, no obstante, podría
señalarme; pero con Poe nunca
estaré seguro. Escribió muy po
cos poemas, y de ellos sólo una
media docena tuvieron gran
resonancia; pero esos pocos los
conoce un tan gran número de
personas y los recuerdan todos
tan bien como cualquier otro
poema jamás escrito. Y algunos
de sus cuentos han ejercido una
importante influencia en autores
2 Biblioteca de México
y géneros literarios en los que
apenas cabía esperarlo.
No voy a intentar resolver
aquí el enigma. En el mejor de
los casos, mi disertación no es
sino una contribución al estudio
de su influencia y una elucida
ción, por parcial que sea, de una
de las causas de la importancia
de Poe a la luz de esa influencia.
Por el momento, me esfuerzo en
verlo, en lo que me resulta posi
ble, con los ojos de tres poetas
franceses: Baudelaire, Mallarmé
y, especialmente, Paul Valéry. El
orden de la enumeración es ya
importante en sí. Esos tres poe
tas franceses representan el
comienzo, el punto medio y el fin
de una determinada tradición en
poesía. Una vez le contó Mallar
mé a un amigo mío que había
ido a París porque deseaba co
nocer a Baudelaire; le vio en una
ocasión en un puesto de libros
en un muelle, pero no tuvo el
valor de dirigirse a él. De Valéry
sabemos, por su primera carta a
Mallarmé, escrita cuando ape
nas no era más que un mucha
cho, que se consideraba su dis
cípulo; y conocemos su devo-
ción por Mallarmé hasta que
éste murió. He aquí tres genera
ciones literarias que representan
casi exactamente un siglo de li
teratura francesa. Son, desde
luego, poetas muy diferentes en
tre sí; y, por supuesto, la proge
nie literaria de Baudelaire fue
numerosa e importante y tiene
otras líneas de descendencia.
Pero podemos seguir las huellas
del desarrollo y posteridad de
tación no es Poe simplemente,
sino el efecto que tuvo Poe en
tres poetas franceses, que re
presentan tres generaciones su
cesivas; y me propongo también
abordar el modo de entender
una actitud peculiar ante la poe
sía de los propios poetas, que
constituye quizás lo más intere
sante, posiblemente el hecho
más característico y sin duda el
más original de la estética de la
una teoría particular de la natu- versificación registrado en la to
raleza de la poesía a través de talidad de ese periodo. Y es tan
esos tres poetas, y esa teoría to más merecedor de examen si
tiene su origen precisamente en
la teoría -más que en la forma
en que la puso en práctica- de
Edgar Poe. Y la impresión que
sacamos de la influencia de Poe
es tanto mayor cuanto que Ma
lIarmé, ya su vez Valéry, no des
cienden de Poe por intermedio
de Baudelaire, sino cada uno de
ellos estuvo sometido directa
mente a esa influencia y ha deja
do pruebas convincentes del
valor que atribuían a la teoría ya
la práctica del propio Poe. Ahora
bien , a todos nos gusta creer
que comprendemos a nuestros
poetas mejor que cualquier ex
tranjero; pero creo que debería
mos mostrarnos dispuestos a
concebir la posibilidad de que
esos franceses vieran en Poe
algo que ha escapado a los lec
tores de habla inglesa.
As í, pues, el tema de mi diser-
-como me inclino a creer- esa
actitud ante la poesía constituye
una etapa a la que puso fin la
muerte de Valéry. Este estudio
debería ayudarnos a compren
der lo que nuestra generación y
la que nos sigue puede que en
cuentren para ocupar ese lugar.
Antes de ocuparme de Poe,
tal como lo vieron esos poetas
franceses , creo que conviene
también que exponga mi impre
sión sobre la posición relativa
que ocupa entre los lectores y
críticos norteamericanos e ingle
ses; porque, si estoy equivoca
do, quizás deban ustedes criticar
lo que digo de su influencia en
Francia teniendo presentes mis
errores. No creo que sea injusto
decir que se ha considerado a
Poe como un seguidor de impor
tancia menor o secundario del
movimiento romántico ; un suce-
Paul Valéry
3 Biblioteca de México
MENTlilElte
POE,EL
INVOLUNTARIO
GIGANTE
Con textos de eminentes poe
tas y escritores del siglo XIX y
del xx, y con textos contempo-
ráneos, se conmemora en
este número de nuestra revis-
ta el bicentenario del naci-
miento de Edgar Allan Poe, un
milagroso monstruo de origi
nalidad y talento, muerto a los
40 años de edad, cuya obra
de narrador, ensayista y poe
ta, nacida en medio del hura
cán romántico que permeó la
literatura de todas las len-
guas, conmovió y asombró
desde la segunda mitad de su
siglo a una pléyade de los
mayores líricos franceses
(Baudelaire, Mallarmé, Verlai
ne, Valéry y otros muchos).
Bien anota T.S. Eliot, en esa
luminosa conferencia de 1948,
que hemos tomado de su
famoso libro Criticar al crítico,
que" ... con Poe viene siempre
a tropezar el critico como juez.
Si examinamos su obra en de-
talle, nos parece no encontrar
en ella más que frases desali
ñadas, pensamientos pueriles
que no tienen como base una
extensa lectura .. . experimen-
"'1.1 : ( 1.-' .. ¡q .. , u, SjYIUS ',,"HU' , ii ,I.IAnu .
Pd.'U! J" i ~l .
Portada diseñada por Edgar Poe
sor de los llamados novelistas
"góticos" en sus obras de ficción
y un seguidor de Byron y Shelley
en sus versos. Ahora bien, esto
implica encuadrarlo en la tradi
ción inglesa, y lo cierto es que
no pertenece a ella. Los lectores
ingleses explican, a veces, que
Poe está al margen de toda tra
dición inglesa porque es nortea
mericano; pero tampoco esto me
parece que sea del todo cierto,
especialmente si tenemos en
cuenta a los demás norteameri
canos de su generación y de la
generación precedente. Hay un
cierto aroma provinciano en su
obra, en un sentido que no cabe
atribuir en absoluto a Whitman;
es la calidad de provinciano de
la persona que no se siente en
casa en el lugar a que pertene
ce, pero que no puede ir a nin
gún otro sitio. Poe es una espe
cie de europeo desplazado; se
siente atraído por París, Italia y
España, lugares a los que podía
atribuir melancolía y grandiosi
dad románticas. Aunque el espa
cio en que se movía apenas re
basaba los límites de Richmond
y Bastan en sentido longitudinal ,
y no fue más al este o al oeste
de esos centros, parece un va
gabundo sin residencia fija . Po
cos autores tan destacados pue-
de haber que hayan sentido tan
poco el tirón de sus propias raí
ces ni que hayan estado tan ais
lados de todo lo que les rodeaba
como Poe.
Creo que la opinión que tiene
de Poe el lector culto corriente
Murders- in the Rue Margue.
Sherlock Holmes engañaba a
Watson cuando le decía que ha
bía comprado su violín Stradi
varius por unos cuantos chelines
en una tienda de compraventa
de la Tottenham Court Road. El
inglés o norteamericano es, po- violín lo había encontrado en las
ca más o menos, la siguiente: ruinas de la casa de Usher. Hay
Poe . es autor de unos pocos una estrecha analogía entre los
-muy pocos- poemas cortos ejercicios musicales de Holmes
que le fascinaron durante cierto y los de Roderick Usher: esas
tiempo cuando era muchacho y arrebatadas y arbitrarias impro
que, de una u otra forma, han visaciones que, aunque en una
quedado clavados en su memo- ocasión hicieran dormir a Wat-
ria. No creo que relea esos poe
mas, a menos que tropiece con
ellos en las páginas de una anto
logía: lo que le hace disfrutar es
más bien el recuerdo de un go
ce, que tal vez vuelva a sentir
por un momento. Le parece que
pertenecer a un periodo peculiar,
precisamente aquél en que su
interés por la poesía acaba de
despertarse. Ciertas imágenes,
y sobre todo, ciertos ritmos, se le
han quedado grabados. Ese lec
tor recuerda también algunos
cuentos -no muchos- y susten
ta la opinión de que The Gold
Bug era bastante bueno para su
época, si bien la novela policíaca
ha progresado mucho desde en
tonces. Y tal vez le compare, a
veces, con Whitman, aunque ha
brá releído con frecuencia a
Whitman y no a Poe.
En cuanto a la prosa, está ad
mitido que los cuentos de Poe
han ejercido gran influencia en
algunos tipos de relatos popula
res de ficción . Por lo que toca a
la novela policíaca, la huella del
origen de casi todo puede des
cubrirse en dos autores: Poe y
Wilkie Collins. A veces concu
rren ambas influencias; pero, en
cualquier caso, a ellos se deben
dos tipos diferentes de detecti
ves. El eficiente policía profesio
nal tiene su origen en Collins; el
brillante y excéntrico detective
aficionado, en Poe. Conan Doyle
debe mucho a Poe, y no sola
mente al monsieur Dupin de The
4 Biblioteca de Mexico
son, tenían que ser una tortura
para cualquier oído habituado a
la música. Tengo la impresión de
que las novelas de aventuras in
verosímiles e increíbles de Rider
Haggard se inspiraron en Poe;
luego, el propio Haggard tuvo
bastantes imitadores. Creo igual
mente probable que H. G. Wells,
en sus primeras novelas de ex
ploración e invención científicas,
le debe mucho al estímulo de
algunas de las narraciones de
Poe: Gordon Pym, A Descent in-
to the Maelstrom, por ejemplo, o
The Facts in the Case of mon-
sieur Valdemar. La acumulación
de pruebas es algo que dejo a
quienes se hallen interesados en
proseguir la indagación. Pero
me temo que hoy son demasia
do pocos los lectores que abren
She o The War of the Worlds o
The Time Machine. Y menos to
davía los que son capaces aún
de estremecerse con sus prede
cesores.
Lo primero que me llama la
atención, como diferencia gene
ral entre la manera de conside
rar a Poe de los poetas france
ses que he citado y la de los crí
ticos norteamericanos e ingleses
de autoridad equivalente, es la
actitud de los primeros ante la
oeuvre de Poe, es decir, su obra
en conjunto. Creo que los críti
cos anglosajones se inclinan
más a emitir juicios por separado
respecto de las diferentes partes
de la obra de un autor. Consi
deramos a Poe como a alguien
que ha hecho tanteos en verso y
en ciertos tipos de prosa, sin
pararse a realizar una labor en
teramente buena en ningún gé
nero. A esos lectores franceses
les causó impresión la variedad
de forma y expresión, porque
descubrieron, o creyeron descu
brir, una unidad esencial; aun
que reconocían, si era necesa
rio, que gran parte de su obra
era fragmentaria u ocasional ,
debido a circunstancias de po
breza y fragilidad y a ciertas vici
situdes, lo aceptaban, no obs
tante, como autor de entidad
suficiente para que su obra se
considerase en su totalidad .
Esto, en parte, representa una
diferencia entre dos clases de
mentalidad crítica; pero hemos
de alegar en apoyo de nuestra
opinión que su base es que nos
damos cuenta de los defectos e
imperfecciones de lo que escri
bió realmente Poe. Vale la pena
poner ejemplos de esos defec
tos, que hieren a un lector de ha
bla inglesa.
Poe poseía, en grado excep
cional, el sentido del elemento
cadencioso de la poesía, de eso
que podríamos llamar, en su
acepción más estrictamente lite
ral, "la magia dei verso". Su ver
sificación no es, como la de los
máximos maestros de prosodia,
de la clase que, por medio del
estudio y un prolongado hábito,
va proporcionando una mayor ri
queza melódica a la sensibilidad
cada vez más sazonada del lec
tor cuando éste vuelve a ella a
veces en el transcurso de su
vida. El efecto de la versificación
de Poe es inmediato y elemen
tal; probablemente casi es el
mismo para un escolar con sen
sibilidad que para una mente
madura y un oído cultivado. En
esa inmediatez invariable, parti
cipa quizás más del carácter de
la versificación muy buena que
de la poesía; pero esto es soltar
una liebre que no me propongo
perseguir ahora, porque lo de
Poe es, estoy seguro, "poesía" y
no "versificación". Produce el
efecto de una melopea caden
ciosa precisamente por su ca
rácter rudimentario, que despier
ta sentimientos a un nivel pro
fundo y casi primitivo. Pero al
elegir la palabra que suene bien,
Poe no pone cuidado alguno en
que tenga además el sentido
adecuado. Voy a establecer una
comparación entre el empleo de
una misma palabra por Poe y
por Tennyson. Tennyson, entre
todos los poetas ingleses desde
Milton, es probablemente el que
poseía una apreciación más
exacta y meticulosa del sonido
de las sílabas. En Ulalume, de
Poe -uno de sus poemas más
logrados y más típicos, a mi en
tender-, encontramos los versos
siguientes:
It was night, in the lonesome
October * of my most immemorial year
Immemorial, según el Diccionario
de Oxford, significa "lo que está
fuera del alcance de la memoria o
de la mente; lo que es tan antiguo
que no se recuerda ni consta en
parte alguna; sumamente anti
guo". Ninguna de esas acepcio-
• Era de noche. en el solitario octubre I de mi
año más inmemorial.
5 Biblioteca de México
MENTI8Elte
tos. . realIZados principalmen
te bajo el apremio de una ne
ceildad de dinero". y, tras esa
aflrmación, Eliot declara: ·Pero
eso no serfa justo; porque si,
en lugar de examinar su obra
analrtlcamente, nos alejamos
para contemplarla en conjunto,
vemos una masa de forma sin-
guiar y de dimensiones Impre
sionantes, a la que constante
mente se vuelve la mirada ... "
"Involuntario gigante", fue
Poe, decfamos en el tftulo de
esta columna, porque además
de literato impresionantemen
te precoz, y muerto tan joven,
nunca pareció preocuparse
por la promoción de su vasta
obra de narrador y, como tam
bién anotan Eliot y otros co
mentaristas, Poe es un verda
dero provinciano, que si bien
se confesaba atrardo por los
grandes centros de la cultura
europea (Francia, España,
Ita"a) y fue consistente lector
de grandes autores de lengua
Inglesa, el espacio en que vi
vió "apenas rebasaba los Ifmi
tes de Richmond y Boston en
sentido longitudinal, y no fue
nunca más al este o al oeste
de esos centros~ (Eliot).
Publicamos, inevitablemen-
te en este número, parte de los
nes parece aplicable al empleo
que hace Poe de esa palabra. El
año no estaba fuera del alcance
de la memoria: el que habla re
cuerda muy bien un incidente
ocurrido ese año, y al final recuer
da incluso un entierro en el mismo
lugar, exactamente un año antes.
El verso de Tennyson, igualmente
conocido y admirado precisamen
te porque su sonoridad corres
ponde perfectamente a lo que el
poeta desea evocar, tal vez haya
acudido ya a su memoria:
The moan of doves in immemo-** rial elms .
Aquí, immemorial, además de
tener el valor fonético más acer
tado, es exactamente la palabra
que conviene a árboles tan anti-
•• El zureo de las palomas en olmos inme
moriales.
guos que nadie sabe exacta
mente cuántos años tienen.
Podría decirse que la poesía,
en sus diferentes clases, va des
de la que centra primordialmen
te la atención del lector en el
sonido a la que se encauza pri
mordialmente hacia el significa
do. En la poesía del primer tipo,
tal vez el sentido se perciba in
consciente; en la citada en se
gundo lugar -en esos dos extre
mos- de lo que no nos damos
cuenta que actúa en nosotros es
del sonido. Pero tanto en uno
como en otro tipo de poesía han
de cooperar sonido y significado;
incluso en el poema más pura
mente cadencioso no puede
prescindirse impunemente de la
aceptación que da el diccionario
a las palabras.
No es infrecuente en Poe una
cierta irresponsabilidad respecto
6 Biblioteca de México
del significado de las palabras.
The Raven, a mi entender, no es
con mucho el mejor poema de
Poe; pero es el más conocido,
en parte, por el análisis que ha
ce de él su autor en The Philo-
sophy of Composition:
In there stepped a stately Raven
of the saintly * [days of yore,
ya que en el cuervo no hay nada
especialmente santo (si es que
en realidad el ominoso pájaro no
es precisamente todo lo contra
rio) no puede tener ningún signi
ficado referir su origen a un pe
riodo de santidad, aun en el su
puesto de que haya existido ese
periodo. Acabamos de oír que se
describe al cuervo como stately
(majestuoso, augusto), pero en
seguida se nos dice que es un-
gainly (desgarbado, tosco), atri
buto difícil de conciliar, sin una
buena dosis de explicaciones,
con la majestuosidad. En el poe
ma se han insertado, al parecer,
varias palabras para simplemen
te rellenar un verso hasta com
pletar la medida requerida o
para que rimaran con otras. Se
llama al pájaro no craven (impá
vido) sin más necesidad que la
apremiante exigencia de algo
que rime con craven (cuervo);
sometimiento a las imposiciones
de la rima que Malherbe no hu
biera tolerado con paciencia. Y
ni siquiera hay siempre una jus
tificación tan pueril como esa:
decir que la luz de la lámpara
g/oated o'er (se regodeaba) en
los cojines del sofá es una pura
extravagancia, pues aunque vi
niera a cuento cierto "regodeo"
en alguna parte siempre apare
cería como forzado.
Semejantes imperfecciones
en The Raven -y se podrían
citar otras- tal vez contribuyan a
explicar por qué The Philosophy
of Composition, ensayo en el
• Surgió un majestuoso cuervo de los santos
días de antaño.
que Poe pretende revelar el mé
todo que siguió para componer
The Raven, no se ha tomado tan
en serio en Inglaterra o Nortea
mérica como en Francia. Es difí
cil que leamos el ensayo sin ha
cernos la reflexión de que si Poe
preparó su poema con tanto cál
culo, podía haberse tomado un
poco más de trabajo en su eje
cución; el resultado no acredita
demasiado al método. Así , lo
probable es que saquemos la
conclusión de que Poe, al anali
zar su poema, o gastaba una
broma o se engañaba a sí mis
mo, pues exponía la manera en
que le gustaba pensar que lo ha
bía escrito. De aquí que el ensa
yo no se haya tomado tan en
serio como merece.
Hay otros ensayos de Poe
sobre estética poética que tam
bién vale la pena considerar.
Ningún poeta, al escribir sobre
su art poétique, debe esperar
conseguir mucho más que expli
car, racionalizar, defender o pre
parar el camino para lo que hace
en la práctica . Tal vez piense
que está promulgando leyes
para toda la poesía; pero lo que
tiene que decir y merece que se
diga, guarda una relación inme
diata con la manera en que es-
cribe o quiere escribir; aunque
ello conserve también validez
para los poetas que les siguen
inmediatamente en el tiempo y
les resulte sumamente útil. Sólo
nos sentimos seguros de encon
trar, entre lo que escribió sobre
poesía, principios válidos para
toda poesía, en tanto podamos
corroborar lo que dice con la cIa
se de versos que escribe. Es de
señalar un pasaje de Poe que
habla de la imposibilidad de es
cribir un poema largo, porque un
poema largo -aduce- es, en el
mejor de los casos , una serie de
poemas cortos hilvanados. Lo
que hemos de tener presente es
que él era incapaz de escribir un
poema largo. Sólo podía conce
bir un poema con un simple
efecto único: para él , la totalidad
de un poema debe responder a
un estado anímico. Sin embar
go, lo cierto es que en un poema
de cierta extensión caben diver
sas modalidades emotivas, por
que una diversidad de ellas exi
ge un cierto número de temas o
asuntos distintos , los cuales
pueden estar relacionados entre
sí o pueden guardar relación en
la imaginación del poeta . Esas
partes pueden formar un todo,
que es algo más que la suma de
7
Biblioteca de México
MEN'rlilERe
magistrales escritos ya clási
cos que sobre el autor escri
bieron el mismo Baudelaire,
Stephane Mallarmé, Paul Va
léry, Herman Hesse, D. H.
Lawrence, etc., como los de
Julio Cortázar (que tradujo su
obra narrativa entera) o el ho
menaje poético de Jorge Luis
Borges, lo mismo que la no
menos maestra versión caste-
llana de El cuervo, que por se-
gunda vez consumó nuestro
grande Enrique González Mar-
tínez.
Acaso nos quedamos cor-
tos en esta ocasión, porque
debimos incluir aquí lo que
Salvador Elizondo escribió so-
bre Poe en su estupenda edi-
ción de El cuervo (El Colegio
Nacional y Tucán de Virginia,
1998), en la que rendía asi-
mismo pleitesía a las versio-
nes magníficas de su tío
abuelo el Hombre del Búho, y
además se ocupó de traducir
íntegramente el texto de la Fi-
losofía de la composición.
Repararemos esta falla,
acontecida por falta de espa-
cio, en números posteriores,
para rendir también a Elizondo
otro homenaje.
E.L.
las partes; de manera que el de
leite que nos produce leer una
cu~lquiera de las partes se in
tensifica al abarcar la totalidad.
Se sigue también de ello que en
un poema largo tal vez se haya
proyectado deliberadamente que
unas partes sean menos "poéti
cas" que otras: esos pasajes tal
vez no resplandezcan al extraer
los de su contexto, pero pueden
tener como fin poner de relieve,
por contraste, la significación de
otras partes y amalgamarlas en
un conjunto con mayor significa
do que cualquiera de las partes.
Un poema largo puede ganar
mediante las más amplias varia
ciones posibles de intensidad.
Pero Poe quería que un poema
tuviera la máxima intensidad del
principio al fin; es dudoso que
pudiera apreciar las partes más
filosóficas del Purgatorio del Dan
te. Lo que Poe dijo sirvió de gran
consuelo en el pasado para
una opinión que me gustaría la n- realización de un sueño: signifi
zar para ver qué suerte corre. Mi cativamente, las mujeres de sus
tesis puede incluso explicar por poemas y sus cuentos son siem
qué la obra de Poe ha atraído a pre damas extraviadas o que se
muchos lectores en una fase con- desvanecen antes de que se las
creta de su desarrollo: en la eta- pueda abrazar. Incluso en The
pa de su vida en que acababan Haunted Palace, donde el tema
de salir de la niñez. Que Poe po- parece ser su propia debilidad del
seía un poderoso intelecto es in- alcoholismo, el desastre no tiene
negable; pero, a mi juicio, era el significación moral; lo trata imper
intelecto de un muchacho super- sonalmente, como fenómeno ais
dotado antes de llegar a la puber- lado; no tiene como fondo esa
tad. Las formas que adoptaba su fuerza aterradora de aquellos
vívida curiosidad son precisamen- versos de Fran~ois Villon cuando
te aquellas en que se recrea una habla de su propia caída.
mentalidad pre-adolescente: las
ma'ravillas de la naturaleza y de Dicho todo lo que precede sobre
la mecánica, lo sobrenatural, crip- Poe, tengo que ponerme a ana
togramas y claves, rompecabe- lizar lo que los tres grandes poe
zas y laberintos, jugadores mecá- tas franceses citados descubrie
nicos de ajedrez y vuelos espe- ron de admirable en su obra, y
culativos desenfrenados. La que nosotros no hemos encon
variedad y ardor de su curiosidad trado. Hemos de tener en cuen
complace y deslumbra; pero, a la ta primeramente que ninguno de
postre, cansa esa excentricidad yesos poetas conocía muy bien el
falta de coherencia de sus cen- idioma inglés. Baudelaire debió
otros poetas igualmente incapa- tros de interés. Precisamente lo leer una cierta cantidad de poe
ces de escribir un poema largo; que le falta es aquello que da dig- sía inglesa y norteamericana; sin
y hemos de reconocer que la nidad al hombre maduro: una opi- duda, algo se apropia de Gray y
cuestión de la posibilidad de es- nión consistente de la vida. Una también de Emerson. Pero nun-
cribir un largo poema no es sim- actitud puede ser madura y con
plemente cuestión de vigor y sistente, y a pesar de ello suma-
perseverancia de cada poeta,
sino que tiene algo que ver tam
bién con las condiciones de la
edad en que se encuentra. Y lo
que Poe hubo de decir sobre
este aspecto es esclarecedor,
porque nos ayuda a comprender
el punto de vista de los poetas a
quienes resulta imposible escri
bir un poema largo.
El hecho de que para Poe un
poema haya de ser la expresión
de un estado anímico único -sig
nificaría una larga digresión in
tentar demostrar ahora que The
Bel/s, a pesar de ser un ejercicio
deliberado de diferentes estados
anímicos es un poema de un solo
estado anímico, tanto como cual
quiera otro de Poe -puede enten
derse como manifestación de
una debilidad más fundamental.
Lo que voy a decir a este respec
to es sólo una conjetura, pero es
mente escéptica; pero Poe no era
escéptico. Parece entregarse por
completo a la idea del momento;
el efecto que produce es que to
das sus ideas las sustenta, pero
que no cree en ellas. Lo que le
falta no es vigor cerebral, sino
esa madurez de intelecto que
sólo se alcanza cuando el hom
bre madura en su totalidad, con
el desarrollo y coordinación de
sus diversas emociones. No me
interesa ahora ninguna posible
explicación psicológica o patoló
gica; para el fin que persigo es
suficiente hacer constar que la
obra de Poe es la obra que uno
esperaría de un hombre con inte
ligencia y sensibilidad muy ex
cepcionales, pero cuyo desarrollo
emotivo, en algún aspecto, ha
quedado detenido a una edad
temprana; sus más vívidas e ima
ginativas realizaciones son la
8 Biblioteca de México
ca llegó a estar familiarizado con
el inglés, y no hay razón alguna
para creer que lo hablara bien.
Por lo que a Mallarmé se refiere,
ciertamente enseñó inglés, pero
hay pruebas convincentes de que
lo conocía imperfectamente por
que se dedicó a escribir una es
pecia de guía para el uso del
idioma. El mero examen de ese
curioso tratado -donde se rese
ñan extrañas frases como si se
tratara de dichos corrientes en
inglés- debería disipar cualquier
rumor sobre la erudición de Ma
lIarmé en lengua inglesa. En
cuanto a Valéry, nunca le oí ha
blar una sola palabra en inglés,
ni siquiera en Inglaterra. No sé lo
que habría leído en nuestro idio
ma; el segundo idioma de Valé
ry, cuya influencia es perceptible
en algunos de sus versos, era el
italiano.
Resulta ciertamente posible
que, al leer algo en un idioma que