09 Linfocitos
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Linfocitos B y T
LINFOCITOS B Y T
Dra. C.M. Mayra Masjuán del Pino.
Los linfocitos son las células centrales de la respuesta
inmune.
La mayoría de los linfocitos en la sangre son linfocitos
pequeños (10 μ o menos), aunque las formas más grandes
son comunes. Algunos de estos linfocitos grandes son
conocidos como linfocitos granulares grandes porque ellos
contienen gránulos azurófilos en su citoplasma. A menudo, la
distribución de diámetros de los linfocitos no se comporta
normalmente con estas tres crestas (pequeño, medio, y
grande) porque las dimensiones de las células varían según el
método de preparación
Figura 1
Los linfocitos consisten en poblaciones heterogéneas de
células que difieren grandemente entre ellas, en términos de
origen, tiempo de vida, áreas preferidas de ubicación dentro
284
Linfocitos B y T
de los órganos linfoides, estructura de la superficie, y función.
Aunque algunas características morfológicas como tamaño,
granularidad, y relación núcleo-citoplasma distinguen
poblaciones de linfocitos entre sí, ellas no proporcionan
ningún elemento de su linaje y función. El método más
importante, preciso, y cuantitativo, en uso actualmente en
laboratorios clínicos, es la identificación basada en ciertas
glicoproteínas desplegadas en la membrana de los linfocitos,
y colectivamente llamadas marcadores. Dos descubrimientos
notables han ayudado en la diseminación de la aplicación
rutinaria de análisis de marcadores en medicina clínica: el
desarrollo de anticuerpos monoclonales y el desarrollo de la
citometría de flujo. De esta forma, los linfocitos se dividen en
dos principales poblaciones: linfocitos B, células centrales de
la inmunidad humoral, y linfocitos T, células centrales de la
inmunidad celular.
Las células B son las únicas células capaces de sintetizar
moléculas de inmunoglobulinas (Ig) que, en los linfocitos en
reposo, permanecen ancladas a la membrana de la célula
285
Linfocitos B y T
(mIg). La detección de mIg es un marcador normalmente
usado. Se ha estimado que una célula B lleva 50,000 a
150,000 moléculas de Ig en su superficie, pero la expresión de
Ig varía con la fase de diferenciación y no siempre es
accesible para unir al anticuerpo anti-Ig.
Células T se identifican T prontamente por medio de los
anticuerpos monoclonales contra los antígenos asociados
específicamente a las células T. Estos antígenos, o
marcadores, distinguen a estos linfocitos T en dos
subpoblaciones funcionalmente diferentes. Algunos de estos
anticuerpos monoclonales detectan antígenos, como CD3, que
están presentes en todas las células T, mientras que otros
interactúan con subpoblaciones diferentes de linfocitos T. Los
marcadores ampliamente usados son CD4 que identifica una
subpoblación con función inductora (auxiliar), y CD8 que
identifica una subpoblación con funciones citotóxicas.
Como todas las células sanguíneas, los linfocitos comienzan
su diferenciación en la médula ósea, el órgano
hematopoyético principal en humanos pero la terminan en los
286
Linfocitos B y T
agregados tisulares del sistema inmune. Células germinales
pluripotenciales dan lugar a todos los linajes
hematopoyéticos, incluyendo los linfocitos B y T.
Los agregados tisulares del sistema inmune se dividen en
órganos linfoides primarios y secundarios. En humanos, los
órganos linfoides primarios son la médula ósea y el timo. Los
órganos linfoides secundarios son el bazo, nódulos linfáticos,
las placas de Peyer del intestino, y el anillo de Waldeyer
(amígdalas y adenoide). Esta división, aunque algo arbitraria,
mantiene una base anatómica para las dos fases
fundamentales de diferenciación del linfocito: la fase
antígeno-independiente y la fase antígeno-dependiente. Los
órganos linfoides primarios se desarrollan antes que los
órganos secundarios en la ontogenia y mantienen el
microambiente apropiado para la diferenciación antígeno-
independiente de los linfocitos a partir de los precursores
inmaduros. Al final de esta fase temprana de diferenciación de
los linfocitos, se liberan linfocitos inmunocompetentes y
pueblan áreas específicas de los órganos linfoides
287
Linfocitos B y T
secundarios. Los órganos linfoides secundarios mantienen un
microambiente óptimo, atrayendo linfocitos antígeno-
específicos, dirigiendo las fases terminales de diferenciación
de los linfocitos, y distribuyendo las células efectoras
totalmente diferenciadas o sus productos a otras partes del
cuerpo.
Para los linfocitos B, la médula ósea es el órgano linfoide
primario, es decir, la localización donde ocurre su
diferenciación hasta célula B madura. No se almacenan
linfocitos B en la médula ósea, salvo por períodos breves
antes de su liberación en la circulación. El órgano linfoide
primario de los linfocitos T es el timo.
Cuando linfocitos B y T terminan su maduración en la
médula ósea y el timo, respectivamente (órganos linfoides
primarios), ellos todavía son nativos; es decir, no han
encontrado estímulo antigénico. Los modelos de migración de
linfocitos nativos difieren de los linfocitos activados (o de
memoria). Los linfocitos nativos entran en los órganos
linfoides secundarios y se establecen en compartimientos
288
Linfocitos B y T
específicos (T dependiente y T independiente). Seguidamente,
ellos usan la sangre y la circulación linfática como rutas de
tráfico y migran entre los órganos linfoides secundarios, sin
preferencia específica (recirculación). En contraste, los
linfocitos antígeno-activados o los linfocitos de memoria
migran específicamente a los sitios donde ellos han
encontrado antígeno. Así, los linfocitos T de memoria tienden
a aumentar en tejidos extranodales donde han sido
previamente antigénicamente estimulados. Estas
acumulaciones linfoides a veces se llaman tejidos linfoides
terciarios y están asociadas con superficies epiteliales, como
el intestino, tracto respiratorio, y sitios de inflamación en piel
y sinovia. En algunas de estas acumulaciones, sin embargo,
hay también números pequeños de linfocitos nativos.
LINFOCITOS B
La respuesta inmune humoral refleja las diferentes
inmunoglobulinas que son sintetizadas por las células B
estimuladas por antígenos. La población total de anticuerpos
que un individuo puede producir, llamado el repertorio de
289
Linfocitos B y T
anticuerpos (estimado > 109), es un reflejo de todos los clones
de células B capaces de sintetizar y segregar Ig, en respuesta
a una estimulación antigénica primaria con diferentes
antígenos.
Estructura de las Inmunoglobulinas.
Todas las Igs tienen una estructura común, dada por dos
cadenas pesadas (H) idénticas y dos cadenas ligeras (L),
también idénticas entre sí. Cada cadena L está unida a una
cadena H y las cadenas H están unidas entre sí, en todos los
casos por puentes disulfuro. Tanto las cadenas H como las
cadenas L contienen una serie de unidades homólogas
repetidas cada una, de aproximadamente 110 residuos de
aminoácidos y definidas por un puente disulfuro
intracatenario, que se pliegan independientemente en
motivos globulares comunes llamados dominios de las Igs.
A pesar de estas similitudes, las moléculas de anticuerpos
pueden ser divididas en clases y subclases, basado en
diferencias en características físico-químicas tales como
tamaño, carga y solubilidad, y en su comportamiento como
290
Linfocitos B y T
antígenos. Las clases de moléculas de Igs están determinadas
por la cadena H. Estas clases son: IgA, IgD, IgE, IgG, IgM; los
miembros de una misma clase tienen el mismo isotipo. Estas
cadenas son nombradas con las letras del alfabeto griego:
α,δ,ε,γ,μ.Los isotipos IgA e IgG pueden ser subdivididos en
subclases: IgA1, IgA2 e IgG1, IgG2, IgG3, IgG4, respectivamente.
IgG e IgE circulan como monómeros mientras que las formas
segregadas de IgA e IgM son dímeros y pentámeros,
respectivamente, estabilizadas por la cadena J (Fig. 2). Las
funciones efectoras de las inmunoglobulinas difieren en los
distintos isotipos de cadena pesada. Hay dos isotipos de
cadenas L: kappa (κ) y lambda (λ).
Figura 2
Hay probablemente en un individuo más de 109 moléculas
de anticuerpos estructuralmente diferentes, con una única
secuencia de aminoácidos en el sitio de combinación con el
antígeno. A esta gran diversidad de estructuras se le atribuye
la extraordinaria especificidad de los anticuerpos para los
antígenos, ya que cada diferencia de aminoácidos puede
291
Linfocitos B y T
producir una diferencia en la unión al antígeno. Sin embargo,
la diversidad de secuencias está confinada a tres pequeños
segmentos en el dominio N-terminal de las cadenas H y L. La
secuencia de aminoácidos de este dominio N-terminal es
llamada la región variable (V), para distinguirla del resto de
la cadena (desde C-terminal hasta el segmento V) que
presenta una secuencia de aminoácidos conservada por lo
que se le nombra región constante (C). Los tres pequeños
segmentos de la región V, que presentan alta diversidad se
conocen como regiones hipervariables. En una Ig intacta,
las tres regiones hipervariables de la cadena L y las tres
regiones hipervariables de la cadena H se presentan juntas en
una estructura tridimensional que forma la superficie de unión
al antígeno. Esta estructura o determinante de las Igs, que
distingue a una Ig de otra, incluso del mismo isotipo, es
llamada idiotipo y caracteriza a un clon específico de células
B
Figura 3
292
Linfocitos B y T
Así, la familia de las inmunoglobulinas ha desarrollado esta
estructura basada en la presencia de dominios moleculares en
función de sus misiones fundamentales: reconocimiento de un
número prácticamente ilimitado de antígenos, y eliminación
de estos, gracias a una serie de diferentes mecanismos
efectores que implica su interacción con componentes del
sistema de complemento o membranas celulares. Esta
multiplicidad de misiones –llevada a cabo por diferentes
dominios moleculares- condiciona la configuración general de
la molécula, en la cual se presentan los extremos N-
terminales de las cuatro cadenas (dos pares H-L), que forman
las regiones variables de la misma y en la cual reside la
capacidad de unión con el antígeno (región Fab), y los
extremos C terminales de las cadenas H, donde reside la
totalidad de las funciones efectoras de la molécula (región
Fc). Estos fragmentos pueden originarse mediante hidrólisis
con papaína o pepsina (Fig. 4).
Figura 4
293
Linfocitos B y T
La unión de la molécula de Ig a la membrana de la célula
depende de la presencia de un segmento hidrófobo en el
extremo C-terminal de la cadena pesada de las Igs. La
mayoría de las células B expresan mIgM y/o mIgD. La IgM
unida a membrana (mIgM) está en la forma monomérica,
mientras que IgM secretada está en forma pentamérica. Un
número más pequeño de células B despliega IgG o IgA.
El receptor antigénico de los linfocitos B son Igs de
superficie (mIg) que presentan el mismo idiotipo de las Igs
que serán segregadas por estas células. Las Igs de superficie
forman un complejo con varios componentes: una estructura
de reconocimiento (mIg), y una estructura transductora (un
heterodímero de dos cadenas polipeptídicas (Ig α/β). Las mIgs
dan la especificidad para el reconocimiento antigénico a
través de sus sitios de unión al antígeno (idiotipo).
Figura 5
Aproximadamente dos terceras partes de las células B
expresa las cadenas L kappa; el resto expresa cadenas L
lambda. Las mIg son distribuidas a lo largo de la membrana
294
Linfocitos B y T
en pequeños clusters, En los linfocitos B humanos, los clusters
están separados entre sí por unos pocos miles de Angstroms
de membrana desnuda, indicando restricción en la
distribución libre de mIg.
Puesto que sólo las células B sintetizan Ig, la presencia de
Igs citoplasmática, constituye en estas células el marcador
más característico de diferenciación celular en las fases
avanzadas.
Diferenciación de los linfocitos B. Heterogeneidad.
Durante su vida cada linfocito B y su progenie clonal sufren
una serie de estadíos bien definidos de maduración o
diferenciación, cada uno de los cuales tiene un patrón
característico de producción de Igs. Como lo plantea la
hipótesis de selección clonal, la especificidad de los linfocitos
para diferentes antígenos se desarrolla antes de la
introducción de los antígenos; la información necesaria para
generar el repertorio enormemente diverso de anticuerpos
está en el ADN de cada individuo. Los linfocitos B han
desarrollado mecanismos genéticos marcadamente efectivos
295
Linfocitos B y T
para la generación de este diverso repertorio, a partir de un
pool de genes de Igs de tamaño limitado (recombinación
somática).
Los linfocitos B se forman en médula ósea, a partir de una
célula germinal que no sintetiza Ig. Las células progenitoras,
estimuladas por contactos directos con las células del estroma
de la médula ósea, y por citoquinas secretadas por ellas,
comienzan su diferenciación, realizando reestructuraciones de
sus genes de Ig y expresión de antígenos linaje-específicos.
Esta fase de diferenciación es antígeno-independiente y en
ella los linfocitos desarrollan su repertorio específico
(recombinaciones de los genes VDJ).
El primer tipo celular que sintetiza una cantidad detectable
de productos génicos de Igs, contiene sólo cadenas H μ; esta
célula es llamada linfocito pre-B y es encontrada sólo en
tejido hematopoyético (médula ósea, hígado fetal); no
expresa Ig funcional ya que para esto se requiere la síntesis
también de cadena L, lo cual no ocurre en este estadío de
296
Linfocitos B y T
maduración. Es por esto que los linfocitos pre-B no pueden
reconocer ni responder a los antígenos.
En el próximo estadío de maduración identificable, se
producen también cadenas L de tipo λ o κ, que se asocian
entonces a las cadenas H μy dan lugar a moléculas de IgM
funcionales. El ensamblaje completo de IgM con los
heterodímeros Igalfa/Igbeta es un requisito para la expresión
de IgM de superficie. Pueden funcionar como receptores
antigénicos pero estas células no tienen la madurez necesaria
para proliferar y diferenciarse en respuesta al antígeno; por
esta razón son llamadas células B inmaduras. En este
estadío, la interacción con antígenos propios origina muerte
celular o anergia más que activación, por lo que esta
propiedad es importante para la aparición de tolerancia a los
antígenos propios que las células B desarrollan durante su
maduración en médula ósea.
Ya adquirida una Ig completa y, por tanto, una
especificidad, las células B migran fuera de la médula ósea y
pueden ser encontradas en la circulación periférica y órganos
297
Linfocitos B y T
linfoides secundarios, donde continúan su maduración en
ausencia de estimulación antigénica, originándose las células
B maduras. En estas células maduras coexisten cadenas H
y en asociación con las cadenas L y y, por tanto,
presentan en su superficie, tanto IgM como IgD. Ambas clases
de Igs tienen la misma región V y, de ahí, la misma
especificidad antigénica. Tales células responden a
estimulación antigénica; si no interactúan con antígenos,
viven pocos días.
Cuando las células B maduras son estimuladas por
antígenos (y otras señales), se convierten en linfocitos B
activados; estas células pueden proliferar y diferenciarse,
produciendo una proporción incrementada de Ig
citoplasmática que será segregada y, progresivamente,
menos mIg. Algunos miembros de la progenie de células B
activadas experimentan un cambio de clase (switching) en la
cadena pesada (isotipo) y comienzan a expresar otras clases
de cadenas H diferentes a y , es decir pero
manteniendo el idiotipo.
298
Linfocitos B y T
Otros linfocitos B activados no segregan anticuerpos sino
que persisten como células de memoria expresando mIg.
Estas células de memoria sobreviven por semanas o meses,
sin estimulación antigénica posterior y recirculan activamente
entre sangre, linfa y órganos linfoides. La estimulación de las
células B de memoria por antígenos, conduce a la respuesta
secundaria.
La diferenciación antígeno-inducida de las células B
maduras o de los linfocitos B de memoria, culminan en el
desarrollo de células secretorias de anticuerpos, las cuales
pueden ser identificadas morfológicamente como células
plasmáticas (Fig. 6).
Figura 6
La especificidad de las regiones V de cada célula y su
progenie permanece, esencialmente, sin alteración, pero,
después de estimulación antigénica aparecen pequeños
cambios, más marcados en la respuesta secundaria que en la
primaria, que aumentan la afinidad al antígeno, tanto de las
299
Linfocitos B y T
Igs de membrana como de las segregadas, lo que se conoce
como maduración de la afinidad.
Además del receptor antigénico (RCB) expresado en la
superficie de los linfocitos B, durante su diferenciación se
producen variaciones de su inmunofenotipo (Cuadro 1).
Cuadro 1
LINFOCITOS T.
Los linfocitos T reconocen fragmentos peptídicos derivados
de proteínas antigénicas, unidos a proteínas de superficie
codificadas por los genes del Complejo Mayor de
Histocompatibilidad (MHC).
Una parte de los linfocitos de sangre periférica humana
forma rosetas con eritrocitos de carnero. Durante muchos
años, las rosetas eran el marcador principal de linfocitos T,
pero han sido reemplazadas por anticuerpos monoclonales.
Se han identificado enzimas en la membrana plasmática, el
citoplasma, y el núcleo de células de T. El marcador de célula
T más fiable es la alfa naftil acecetato esterasa (ANAE), una
enzima lisosómica. Purina nucleósido fosforilasa (PNP) y
300
Linfocitos B y T
adenosin deaminasa (ADA) son enzimas que caracterizan
fases diferentes de diferenciación de linfocitos T. Los timocitos
inmaduros contienen niveles altos de ADA y niveles bajos de
PNP, mientras que los linfocitos T maduros muestran el
modelo opuesto de distribución de las enzimas. Su ausencia
da lugar a la acumulación de deoxynucleótidos que son muy
tóxicos para los linfocitos. El marcador enzimático más
ampliamente usado, con aplicaciones en el estudio de la
diferenciación de los linfocitos y las enfermedades
hematopoyéticas malignas, es la enzima terminal
deoxinucleotidil transferasa (TdT). TdT se encuentra en el
núcleo y citoplasma y agrega deoxinucleósidos trifosfatados
al extremo 3`-OH de polideoxinucleótidos sin la necesidad de
un molde.
Las dos subpoblaciones fundamentales de los linfocitos T
son los linfocitos T CD4+ y los linfocitos T CD8+. Estos últimos
reconocen péptidos unidos a moléculas MHC de clase I y
proporcionan el principal mecanismo de defensa del huésped
contra los microorganismos intracelulares (inmunidad celular).
301
Linfocitos B y T
Los péptidos derivados de proteínas del medio extracelular
son presentados en asociación con moléculas MHC clase II y
son reconocidos por linfocitos T CD4+, los cuales,
esencialmente, son células auxiliares (linfocitos Th). Los
linfocitos Th son requeridos para la inducción de respuesta
inmune humoral y celular.
Estructura del receptor de células T.
El receptor antigénico de las células T (RCT), es un
heterodímero constituido por dos cadenas polipeptídicas,
designadas como alfa () y beta (); hay una pequeña
población que presenta, en su lugar, cadenas gamma () y
delta (). Existen grandes semejanzas entre estas cadenas y
las cadenas de las Igs (RCT pertenece a la superfamilia de las
inmunoglobulinas). Ambas cadenas y tienen una región
constante (C) y otra variable (V); la estructura terciaria de la
región V del RCT es semejante al dominio V de las Igs. Las
respectivas regiones C de las cadenas y contienen cuatro
dominios funcionales cada una. A diferencia de las Igs, las
cadenas y del RCT no experimentan cambios en la
302
Linfocitos B y T
expresión de la región C durante la diferenciación celular
(cambio isotípico) y la región C no participa en funciones
efectoras, como ocurre en las Igs. Hay tres regiones
hipervariables en ambas cadenas que, presumiblemente, son
las regiones que reconocen al antígeno extraño y la molécula
MHC propia.
Tanto la expresión del RCT en la superficie celular como su
función en las células activadas, depende de otras proteínas
que no están covalentemente unidas al heterodímero. Juntas
estas proteínas forman el complejo RCT funcional. Tres
miembros de este complejo son llamados proteínas CD3 e
incluyen a las cadenas ; además, presentan o un
homodímero de cadenas theta ( o un heterodímero de
cadenas theta-nu ()
Figura 7
Los péptidos resultantes del procesamiento antigénico se
unen a la molécula MHC clase I (o clase II) (Fig. 8A). El RCT se
une tanto a la molécula MHC como al péptido(Fig. 8B)
Figura 8
303
Linfocitos B y T
Diferenciación de los linfocitos T. Heterogeneidad.
El timo es continuamente colonizado por progenitores
hematopoyéticos que tienen genes para el RCT. Los
precursores de células T originados en la médula ósea son
CD34+. Las células CD34+ son funcionalmente heterogéneas.
La mayoría de estas células CD34+ son negativas para CD3,
CD4 y CD8 (triple negativas, o TP). Los progenitores de células
T migran al timo bajo la influencia de agentes quimiotácticos.
Uno de estos factores es la beta2 microglobulina. Las células
se localizan inicialmente en la unión corticomedular o
subcapsular, pero el punto exacto de entrada todavía es
polémico. Porque hay una barrera hemato-tímica, las células
precursoras pueden usar el paso transcapsular como lo hacen
las macromoléculas . Para pasar la pared vascular, las células
germinales usan moléculas de adhesión como CD44 e
integrinas alfa6. El estroma tímico es muy heterogéneo.
Consiste en células epiteliales, macrófagos, y células
dendríticas interdigitales. La importancia del microambiente
304
Linfocitos B y T
tímico dirigiendo la diferenciación de células T ha sido
reconocida desde hace mucho tiempo.
Las interacciones entre las células del estroma y los
timocitos son mediadas por comunicación directa (moléculas
de adhesión) y mediadores (citoquinas y hormonas tímicas).
La adhesión de timocitos a las células epiteliales es mediada
por CD2 y la molécula de función linfocitaria-3 (LFA-3, CD58),
ICAM y LFA-1. De las citoquinas que se han implicado en la
diferenciación de células T, IL-7 es esencial. Es producida
constitutivamente por células epiteliales e induce proliferación
de timocitos TN. Otras citoquinas, como IL-1, IL-2, y IL-4
participan en diferenciación de los timocitos. Las hormonas
tímicas son producidas por células epiteliales y pueden inducir
in vitro funciones asociadas con células T maduras, tales
células auxiliares en la producción de anticuerpos. Algunas
de las hormonas se han aislado en forma pura. Las timosinas
son una familia de péptidos presentes en extractos tímicos.
Timulina es un péptido de nueve aminoácidos con homología
305
Linfocitos B y T
con las timosinas. Timopoyetina induce expresión de
marcadores de células T en células de médula ósea.
Durante la maduración, los eventos intratímicos que ocurren
llevan a la expresión coordinada de RCT para el antígeno y co-
receptores, receptores de factor de crecimiento, y moléculas
de adhesión. La maduración procede a través de las
interacciones con células del microambiente tímico. Aquí
ocurre su completa diferenciación hasta células T
funcionalmente maduras y con tolerancia a lo propio. Los
eventos más cruciales de la diferenciación son el
reordenamiento de los genes del RCT y la selección del
repertorio de células T. Existen tres estadíos de la
diferenciación tímica: ausencia de expresión de CD4 y CD8
(dobles negativos, o DN), coexpresión de CD4 y CD8 (dobles
positivos, o DP), y expresión de o CD4 o CD8 (simple positivo,
o SP). La diferenciación procede en una forma ordenada de
DN a DP a SP.
En el primer estadío de maduración (DN) sólo se expresa el
antígeno CD2 entre los marcadores específicos de los
306
Linfocitos B y T
linfocitos T; estas células están localizadas en la región
subcapsular del timo y constituyen, aproximadamente, 3–
10% de la población tímica total. Las células presentan una
morfología blástica.
En el segundo estadío, los timocitos expresan los
marcadores CD4, CD8 y CD1. La característica distintiva en
esta etapa es la co-expresión de los marcadores CD4 y CD8
por la misma célula (DP). Estos timocitos aún no son capaces
de responder a estímulos antigénicos. Están localizados,
esencialmente, en la zona cortical del timo y constituyen,
aproximadamente, 70 – 80% de la población tímica.
En la tercera etapa, los timocitos pierden la expresión del
antígeno CD1, se establece la disociación de la expresión de
los antígenos CD4 y CD8 (SP), y se adquiere el complejo
molecular TCR. Estos linfocitos se consideran fenotípica y
funcionalmente como linfocitos T inmunocompetentes o
maduros, es decir, susceptibles de reaccionar frente a
estímulos antigénicos y de adquirir funciones efectoras.
Representan 15–20% de la población total y se localizan,
307
Linfocitos B y T
principalmente, en la región medular del timo, de donde
migran al torrente sanguíneo y pueblan los órganos linfoides
secundarios.
La población CD3+ CD4+ CD8- posee capacidad
inmunopotenciadora y reguladora de las interacciones de los
linfocitos T con otros linfocitos T, con linfocitos B y con
macrófagos, mientras que la subpoblación CD3+ CD4- CD8+
ejerce la función efectora citotóxica.
PARTICIPACIÓN DE LOS LINFOCITOS EN LA RESPUESTA
INMUNE.
Respuesta inmune humoral.
Las propiedades más importantes de la respuesta inmune
humoral son las siguientes:
1. Antígenos proteicos no inducen respuesta de anticuerpos
en ausencia de linfocitos Th. Por esta razón las proteínas
son clasificadas como antígenos timo-dependientes/T-
dependientes). La demostración del papel de los linfocitos
308
Linfocitos B y T
Th es la base del concepto de que las células B en reposo
requieren de dos tipos de señales o estímulos para su
proliferación y diferenciación. Una señal es dada por el
antígeno, el cual interactúa con las moléculas de Igs de
membrana (mIg) y, en general, con el receptor de linfocitos
B (RCB) de células específicas. La segunda señal la proveen
los linfocitos T y sus productos segregados.
2. Antígenos no proteicos, como los polisacáridos y lípidos,
inducen respuesta inmune sin participación de los linfocitos
Th; por eso, estos antígenos son llamados timo-
independientes.
3. La respuesta inmune humoral primaria y secundaria se
diferencian cuanti- y cualitativamente en muchos aspectos.
Primeramente, la respuesta inmune secundaria se
desarrolla más rápidamente que la primaria y mayor
cantidad de anticuerpos es producida en esta respuesta.
Esto es un claro ejemplo de la memoria inmunológica. La
respuesta inmune primaria es resultante de la activación
de células B no estimuladas previamente, mientras que la
309
Linfocitos B y T
secundaria es debida a la estimulación de células de
memoria. En segundo lugar, la clase dominante de Igs
segregadas en la respuesta primaria es, usualmente, IgM
porque las células B en reposo expresan esta clase de Ig (e
IgD, la cual es raramente segregada). Por el contrario,
otros isotipos de Igs, tales como igA, IgG, IgE, están
relativamente incrementados en la respuesta secundaria,
como resultado del cambio isotípico (switching). En tercer
lugar, la afinidad de los anticuerpos producidos por la
respuesta secundaria es más alta que la de los anticuerpos
de la respuesta primaria (maduración de la afinidad); esto
hace al individuo más apto para combatir microorganismos
que causan infecciones recurrentes. La maduración de la
afinidad de las Igs de membrana explica por qué la dosis
óptima de antígenos requerida para la estimulación de la
respuesta secundaria, es más baja que en la respuesta
primaria.
4. La generación de células de memoria, cambio isotípico y
maduración de la afinidad, son característicos de la
310
Linfocitos B y T
respuesta inmune humoral a proteínas pero, generalmente,
no ocurren por estimulación de antígenos timo-
independientes.
La unión de un antígeno al receptor de células B (RCB) es lo
que inicia los eventos de activación de estos linfocitos. Los
antígenos T-dependientes provocan el inicio de dos tipos de
respuesta en las células B. Primeramente, estos antígenos
estimulan la formación de segundos mensajeros intracelulares
que inducen la transcripción de determinados genes; esto
conduce a que las células B en reposo, que se encuentran en
la etapa Go del ciclo celular pasen a la etapa G1. Así, las
células están preparadas para proliferar si reciben señales
adicionales. Células B activadas también expresan niveles
incrementados de moléculas MHC clase II, co-estimuladores
tales como B7 y receptores para citoquinas derivadas de
linfocitos Th. Tales cambios preparan a las células B para
interactuar con y responder a linfocitos Th y sus mediadores
químicos.
311
Linfocitos B y T
Cuando se une el antígeno a la célula B, el complejo
formado por el ligando unido al RCB es internalizado por
endocitosis mediada por receptor.
Si el ligando es una proteína, esta es procesada como
ocurre en otras células presentadoras de antígenos (APC), lo
que resulta en la generación de fragmentos peptídicos que
son re-expresados sobre la superficie celular unidos no
covalentemente a las moléculas MHC clase II. Estos complejos
péptido-molécula MHC clase II pueden ser reconocidos por los
linfocitos Th antígeno-específicos MHC restringidos, lo que
provoca la activación de los mismos (Fig. 9).
Figura 9
Las células B antígeno-específicas son extremadamente
eficientes en la presentación del antígeno a los linfocitos Th,
porque las mIgs funcionan como receptores de alta afinidad
que hacen a las células capaces de unir, internalizar y
presentar concentraciones bajas de antígenos. Aunque está
claro que para que las células B funcionen como APCs se
312
Linfocitos B y T
necesita que ocurran interacciones restringidas por MHC entre
las células B y T, es posible que otras APCs sean requeridas
para iniciar la activación de los linfocitos Th en la respuesta
humoral primaria. Por lo tanto, cuando u individuo es
expuesto a un antígeno proteico por primera vez, APCs, tales
como macrófagos y células dendríticas, pueden procesar y
presentar el antígeno a estas células Th en reposo; estas
células son activadas, y entonces interactúan con células B
que también presentan el antígeno. Es por esto que la
depleción de macrófagos reduce o puede abolir la respuesta
humoral primaria pero no afecta la producción de anticuerpos
en linfocitos previamente estimulados. Células accesorias
pueden tener también otras funciones en la respuesta
humoral.
Los antígenos timo-independientes también pueden ser
endocitados después de unirse a las Igs de superficie de las
células B, pero estos antígenos no pueden ser procesados y
asociados con moléculas MHC y, por tanto, no pueden ser
reconocidos por linfocitos Th.
313
Linfocitos B y T
La segunda señal para la activación de los linfocitos B está
dada por el contacto con células Th activadas y por citoquinas
segregadas por estas células.
Las células B expresan moléculas de superficie que se unen
a receptores complementarios sobre los linfocitos T activados
y esta interacción provee el estímulo que inicia la respuesta
de células B. Las principales moléculas involucradas en la
estimulación de las células B mediada por contacto con
células Th son las moléculas CD40 sobre los linfocitos B y su
ligando complementario gp39 en las células Th activadas.
Las citoquinas segregadas por los linfocitos Th activados
cumplen dos funciones principales en la respuesta humoral:
determinar los anticuerpos segregados por promover
selectivamente cambio isotípico (switching) y favorecen
mecanismos de amplificación que aumentan la proliferación y
diferenciación de células B.
Respuesta inmune celular.
314
Linfocitos B y T
Las células T sólo reconocen antígenos si se presentan
sobre la superficie de células accesorias en asociación con el
producto de un gen MHC propio. Los linfocitos T CD4+
reconocen los antígenos en asociación con las moléculas MHC
clase II y los linfocitos T citotóxicos (LTC) CD8+ lo hacen en
asociación con moléculas MHC clase I.
Como fue analizado en la respuesta inmune humoral,
proteínas exógenas son endocitadas y procesadas por APCs;
muchos tipos celulares tienen la capacidad de presentar
antígenos a las células Th. Este procesamiento lleva a que los
péptidos inmunodominantes resultantes se unan a moléculas
MHC clase II y formen complejos inmunogénicos, que son
expresados sobre la superficie de las APCs donde son
reconocidos por los linfocitos Th CD4+ .
Los antígenos blanco para los LTC CD8+ son proteínas
sintetizadas endógenamente, tales como proteínas virales, las
cuales son procesadas y asociadas con moléculas MHC clase I.
315
Linfocitos B y T
La diferenciación de linfocitos T CD8+ en linfocitos T
citotóxicos requiere de, al menos dos tipos de señales. La
primera señal es el reconocimiento específico del antígeno
sobre la célula diana, dado por las moléculas clase I unidas a
los antígenos foráneos (por ejemplo, célula infectada por
virus); esta primera señal induce receptores para IL-2 (Fig 10).
La segunda señal depende de la acción de citoquinas
derivadas de células T. La IL-2, liberada por una célula Th
activada es el principal factor de crecimiento autocrino de las
células T( Fig. 11).
Figura 10
Figura 11
El mecanismo de lisis de la célula diana es independiente de
anticuerpo o complemento. La lisis de la célula diana por CTL
ocurre en tres fases. En la primera fase, que es Mg++ -
dependiente, la l CTL establece contacto con la célula diana
con la participación del RCT (reconocimiento) y se adhiere al
blanco a través de la participación de varias moléculas de
316
Linfocitos B y T
adhesión, la más importante de las cuales es LFA-1. El
ligando para LFA-1 es la molécula de adherencia intercelular-1
(ICAM-1) que se expresa ampliamente en células de orígenes
diversos. Otro sistema de adherencia es el complejo CD2/LFA-
3. Estos sistemas de adherencia antígeno-independientes
fortalecen la formación de conjugados LTC/diana y el RCT
contribuye a la especificidad y funciones del efector. Las
interacciones entre las moléculas de adhesión pueden
preceder a la unión del RCT con el antígeno. Examen al
microscopio electrónico de los conjugados LTC/célula diana
revela interdigitaciones íntimas de la membrana en una gran
superficie. Sin embargo, aún en las áreas de contacto, un
estrecho espacio extracelular separa las dos células que sólo
están unidas por uniones en hendidura (gap). Las uniones en
hendidura normalmente existen entre las células en los
tejidos y probablemente intervienen en la comunicación
celular.
Cuando los LTC contactan la célula blanco a través del
borde de ataque, el núcleo se retira y los gránulos toman
317
Linfocitos B y T
posición al lado del área de adhesión con el blanco y se
funden con la membrana, normalmente a los 4 minutos de
contacto con el blanco esta fusión marca el inicio de la
segunda fase Ca++ dependiente, caracterizada por marcados
cambios intracelulares.
La lisis celular es unidireccional, y cuando la diana para un
LTC es otro LTC (específico para un blanco no relacionado),
sólo el LTC diana es eliminado, lo que sugiere que la
participación del RCT activa el mecanismo lítico. En el estadío
3 se realiza el llamado golpe letal. La lisis mediada por LTC
involucra dos mecanismos principales que pueden distinguirse
como perforina-dependiente (formadora de canales) y
perforina-independiente. También se ha sugerido que la
redistribución, bajo la membrana de LTC en el área del
contacto, de la talina, proteína del citoesqueleto, le conceda
protección a la célula. Aproximadamente 20 moléculas de
perforina forman una estructura tubular la cual conduce a la
pérdida de proteínas intracelulares e iones y a la lisis por
318
Linfocitos B y T
efecto osmñotico. Estos canales son similares a la estructuras
tubulares formada por el complemento.
Las células pueden ser lisadas en la ausencia de perforina.
Además, la muerte de la célula diana involucra cambios
nucleares, es decir, la condensación de cromatina y
fragmentación de ADN que son sellos morfológicos de muerte
de la célula programada o apoptosis. Apoptosis depende de la
expresión de moléculas Fas funcionales y, cuando se
presentan en células diana, media la citotoxicidad de los
linfocitos T. Los mecanismos de citotixicidad perforina-
mediados y Fas-mediados son los únicos dos mecanismos
citotóxicos usados por los LTC TL y ellos actúan para toda la
citotixicidad mediada por células.
319
Linfocitos B y T
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